El complejo de Electra
Novela larga que cuenta la historia de Rogelio, Paulina, su amante, Estrella y Minerva. «Incesto», infidelidad y muchos momentos sexuales y eróticos..
Todas las familias guardan secretos, algunas tiene secretos más oscuros, tal es el caso de la familia de Rogelio, un banquero de 36 años, sociable, bueno para los números, pero torpe, torpeza que Paulina su esposa de 38 y su amante han sabido aprovechar desde hace años, muchos años.
El amante es un tipo mal encarado, avispado para los negocios turbios pero sin mucho futuro, su única gracia es ser buen amante, tener un buen físico y ser atractivo, eso le ha valido para tener a Paulina a sus pies por años, desde que la desvirgó.
Estrella de 16 y Mirna de 12 son las hijas de Rogelio y Paulina, hermosas, inteligentes, mucho más que el promedio, ambas comparten más que la inteligencia y belleza, también aman a su padre con locura desmedida, no es un amor de hijas, es un amor carnal, ambas desean a ese hombre, bueno, cariñoso, atento, les parece un hombre atractivo, las chicas tienen el complejo de electra, pero no es todo, las chicas comparten la verdad, el deseo de venganza y un plan desde hace 3 años, un plan fraguado entre las dos.
Un tiempo antes de ese evento en el que las chicas hablaron del tema, Estrella aprendía a revisar las finanzas familiares, a sus 12 años su padre le dió las nociones y ella sola se aplicó los conocimientos, en el proceso descubrió el salario de su padre, los excelentes bonos y jugosas comisiones de su padre, los números no le cuadran, su madre gasta más de lo que las cuentas dicen, SPA, gimnasio, café con las amigas, no había día que su madre no saliera mientras ellas están en la escuela y su padre trabajando, intentó hablar con su padre, pero la respuesta fue un beso acompañado de un «para eso trabajo, para consentir a mi familia sin limitaciones».
Desde ese día Estrella observó con más atención a su madre, se percató del olor de su ropa, el perfume masculino, los recibos de retiro de efectivo en cajeros, para Estrella era evidente, su madre engaña a su padre.
Minerva era otra cosa, Estrella era idéntica a su madre, pero ella, su madre insistía que su parecido proviene de un tío lejano que ya falleció, algunas fotos del susodicho son la prueba, pero el único idiota que se cree todo es Rogelio, desde muy chica ella sabe la verdad, tenía 5 añitos cuando acompaño a su madre a desayunar, ahí, de reojo, conoció a su padre, ese fue el propósito, que su amante viera a su hija, idéntica a él, la pequeña no olvidó el rostro del tipo, si madre no contaba con el cerebro de su hija, su capacidad de recordar ese incidente que desencadenó un deseo en la pequeña, al no ser hija de Rogelio, la niña comenzó a desarrollar un amor impuro por su «padre».
Pero volvamos atrás, poca más de 3 años atrás, el día que su madre regresó apestando a un olor desagradable, mientras la hermosa mujer se da un baño, Estrella entró para encontrar su ropa interior empapada de semen, si bien en ese momento no supo que era, una búsqueda rápida en Google «líquido blanco en ropa interior femenina» y encontró la respuesta.
A partir de ese día Estrella le guardó un odio inmenso a su madre, la pobre fue al psicólogo y al médico, el enojo le hizo daño ¿Cómo era posible que su madre buscará otro hombre teniendo a su padre?, en ese momento la niña inició un investigación que la llevó a encontrar cosas en el celular de su madre, mensajes, vídeos, fotografías, así conoció a ese hombre, idéntico a su hermana.
El tiempo pasó hasta que la niña no pudo más y explotó contra su pequeña hermana de 9 años en medio de una de las tantas peleas que se dieron a partir de su descubrimiento «tú no eres su hija» le gritó a la pequeña Minerva que respondió con un simple «Lo sé… Y muy probablemente tú tampoco».
Esa tarde las niñas hablaron largo y tendido, llegaron a un entendimiento y sentimientos en común ‘amo a mi padre, odio a mi madre’.
Entre las dos inteligentes niñas que mes a mes salen en el cuadro de honor, tienen un muro de la casa llena de reconocimientos, han ganado múltiples eventos, fraguan una forma de apartar a su madre de su vida y quedarse con su padre.
Rogelio es ignorante de todo, perdido en su propio mundo de números, las finanzas son lo suyo, pero Rogelio tiene un secreto oscuro, uno que ha sabido controlar por años, un secreto que servirá a las pequeñas a completar su plan, Rogelio ama a sus hijas, pero no es un amor paternal, las desea, son hermosas, las quiere para él. Fantasea con ser su primer hombre, ha soñado con ellas, se ha masturbado pensando en ellas, sufre en silencio, llora por el sentimiento de culpa, se siente sucio, el peor hombre del planeta, sabe que está mal, lo que piensa, desea y sueña es inmoral, pecaminoso y socialmente incorrecto, lucha contra eso, su fuerte moral le impide hacer cualquier movimiento, resignado, se satisface con su esposa, 3 o 4 veces por semana, es un buen sexo, lo disfruta, aunque a veces puede ser incómodo e inplacentero para él, en todo caso, Paulina a sabido mantener las apariencias acostándose con su esposo con regularidad, para ella es solo sexo, no del que le gusta, pero sexo, incluso alguna vez a tenido un orgasmo con este hombre.
Durante 3 años las niñas han estado recolectando información, «desviando fondos», pacientes, aguardando el momento, usando el celular de su madre para extraer información, llegado el momento, con la prueba de paternidad en sus manos, iniciaron su jugada.
Paulina acude al lugar de siempre, un gimnasio de mediana clase, el dueño es su amante, años de «aportaciones» sirvieron para montar este lugar, aquí ella es la reina, aquí tiene sexo con su amante encerrados en su oficina.
Ahí llegó un mensajero que le hizo llegar un sobre con una memoria para su celular y una nota «te va a interesar el contenido».
Paulina no es estúpida, sabe de qué va el asunto, está temblando, abandonó el lugar dejando a su amante sin darle explicaciones, manejo a un centro comercial con estacionamiento subterráneo, a esas horas está vacío. Detuvo el carro en el fondo, la parte más apartada y oscura, puso seguro al vehículo, insertó la memoria, se le bajó la presión, palideció, no podía creer lo que veía, cientos de fotos de ella con su amante, vídeos de ellos teniendo sexo, revisó uno por uno, se dió cuenta que son reales, no son de una sola vez, son de tiempo, reconoció un vídeo en particular, esos lentes los compró hace 3 años aproximadamente, al final se le helo la sangre, un archivo PDF «prueba paternidad», en el documento se propone el material genético de Rogelio como padre, el resultado es negativo, peor aún, las chicas son hermanas de sangre, hijas del mismo padre y madre.
En lo primero que pensó Paulina fue en su amante, el maldito quiere más dinero, pero lo descartó, si ella está casada con Rogelio es porque salió embarazada de su amante, él rechazó la paternidad, se rehusó a hacerse cargo de la menor e incluso el le.dijo que se casara con su novio, cuando nació Minerva él no quería conocerla, fue Paulina quién insistió y él no mostró interés.
Temblando en su vehículo la aterrorizada mujer piensa, no quiere perder su vida de lujos, si Rogelio se entera estará acabada, perderá todo, podrá demostrar que no es el padre, no habrá pensión, su amante no la recibirá, se lo ha dicho muchas veces, se quedará sola con sus hijas, tendrá que trabajar o buscarse otro tonto, pero los tontos con dinero escasean, tendrá que buscarse uno con cerebro y esos no son fáciles de controlar, primero tendrán que aceptarla con dos hijas, después la tendrán vigilada, se sabrá que le fue infiel por años a su esposo, que sus hijas no son de él, ella no está para lidiar con eso, sobre todo la parte económica, está acostumbrada a gastar, mucho, sin cuestionar.
En casa las hermanas esperan a su madre, hacen la tarea y estudian, les gusta estudiar, su padre las colma de alagos, elogios y cariños por sus logros, alimenta su autoestima sin saber que nutre el deseo de las niñas por él.
Paulina llega a casa alterada, mucho más temprano qué de costumbre, huele a sudor, va al baño de inmediato a asearse, regresó a la cocina y comenzó a cocinar, hacía años que no lo hacía, asustada y bajo presión de cortó, furiosa llamó a sus hijas que atendieron al llamado sin protestar o cuestionar, entre las 3 hacen la comida.
La mujer de 38 años no es tonta, es astuta, su coartada era perfecta, no había errores, no era posible que la descubrieran, se trata de algo que la desborda, alguien muy cercano, observa a sus hijas, no hablan con ella, nunca, eso inició hace poco más de 3 años, antes de eso al menos Estrella la saludaba al llegar a casa, su cabeza da vueltas, «son mis propias hijas, ¿Pero qué ganan ellas?» También pierden todo, descubrir que Rogelio no es su padre las destrozaría, ella reconoce que es un excelente padre, como pocos.
Suda frío, «¿Rogelio?» ¿Será posible que su esposo ya lo sepa todo? La presión la está destrozando, tiembla, eso es lo que sus hijas quieren, llevarla a una crisis de ansiedad, que cometa errores, undirla, así tendrán el camino libre con su padre.
«Mamá, ¡Mama! ¿Estás bien?» La voz de Estrella la regresó a la realidad, el dulce rostro de su hija mayor, a su lado Minerva, ambas chicas con una mirada consternada y preocupada, falsa, digna de un Oscar. Paulina encuentra alivió en sus hijas, las descarta del problema, es la primera vez en años que le muestran un rostro de preocupación y le dirigen la palabra, «No me siento bien, estoy cansada, pero es todo».
El ingenuo Rogelio regresa a casa, desea ver a sus hijas y esposa, al abrir la puerta Paulina puede ver cómo sus hijas la abandonan como siempre al escuchar la puerta, siempre que llega su padre dejan todo lo que están haciendo y corren a su encuentro.
Algo característico de ambas chicas es que le siguen llamando papi delante de todos, lo besan con amor y se dejan besar por él en medio de un abrazo, hoy no es la diferencia, al abrir la puerta Rogelio lo primero que ve son sus dos hermosos ángeles.
Estrella y Minerva saltan a los brazos de su padre para colmarlo de besos, Estrella recoge el maletín de su padre, Minerva lo toma de la mano y lo lleva al sillón donde cambia los cansados zapatos de oficina por unos cómodos tenis ayudado por su hija menor.
Detrás de ellas aparece Paulina, sonrisas fingida, nerviosa, saluda a su esposo con especial cariño midiendo la situación, esperaba rechazó si él ya lo sabe, pero no, aceptó el beso subido de tono delante de sus hijas que «avergonzadas» giraron el rostro hacia otro lado.
La familia comió como una familia normal, Rogelio complacido de probar la comida de su esposa después de años sonríe ignorante de todo.
Por la noche Paulina le hace el amor a su esposo, al haberse quedado con las ganas el día de hoy está particularmente activa.
Hagamos un paréntesis, Rogelio es un tipo normal, atractivo normal, pene normal, igual que el amante, la diferencia es el desempeño, Rogelio tiene un pobre desempeño, es una tabla en la cama, sus movimientos son torpes, no sabe que hacer con sus manos, cuando ella se pone a 4 el embistes sin ritmo ni gracia, en silencio, siempre en silencio.
Paulina se come el pene de su esposo de la punta a la base, 16 centímetros de un grosor más que aceptable desaparecen en la boca de la caliente mujer consiguiendo suspiros de placer de su esposo. Si esto se lo hiciera a su amante ya le estaría diciendo groserías, llamaría puta, perra, zorra, traga vergas y demás sarta de insultos que prenden a esta mujer a la que le gusta el sexo sucio y rudo, así la acostumbró su amante, desede el día que la engatuso y logró acostarse con ella, la primera vez de Paulina no fue dulce y cariñosa, al contrario, fue violenta y salvaje.
Desde entonces el sexo a sido un acto de entrega violento en el que su amante la toma con furia, le insulta y se sigue el ritmo que él marca. Cosa que le frustra del sexo con su esposo, es demasiado lento y cariñoso.
El sexo oral de hoy es ruidoso, exagerado, Paulina se quedó con las ganas, el miedo que le produce saber que puede perder su estilo de vida la tiene tensa, le urge un orgasmo para liberar presión.
Está siendo tan violenta como cuando está con su amante, hace sonidos no solo de saliva siendo agitada, chupa el excedente, mete todo hasta el fondo creando un efecto vacío y el sonido que este produce. Rogelio está tentado a detenerla, pero hay dos motivos que lo frenan, uno es que le está gustando, el otro es que cuando Paulina está así, resulta contraproducente detenerla.
La mujer ya se cansó, 10 minutos de oral y su esposo no se viene, eso es lo único interesante de Rogelio, su resistencia, si no se concentra, puede durar con una firme erección hasta 40 minutos, tiempo que Paulina a sabido aprovechar en algunas ocasiones en que debido a la menstruación está sensible y desea el afecto y atención de este hombre.
Montada sobre él Paulina cabalga salvaje a su esposo, le causa dolor, pero el hombre soporta esperando que esto acabe pronto. Los gemidos de Paulina son fuertes, imagina que está con su amante, imagina que la insultan, abofetean, escupen y usar para su propio beneficio, se siente sucia, eso es lo que la prende, no le sirven las caricias de su esposo, no necesita los dulces besos, le molesta que sea suave y atento, ella desea que se la cogan con furia y energía.
A Rogelio le duele la entrepierna, 20 minutos de soportar esto, sabe que su esposa se ha venido una vez, otro orgasmo y será suficiente, él se quedará con la erección y el dolor, pero no importa, detesta cuando su esposa se pone así, violenta, salvaje, gimiendo a todo pulmón sin importarle si sus hijas escuchan, y vaya que lo hacen, ambas chicas furiosas en sus camas escuchan a su madre disfrutar con su hombre, les arde la sangre, “Maldita mujer ¿Cómo se atreve a contaminar algo tan puro?” Para ambas chicas su padre es el mejor hombre del planeta, cariñoso, responsable, atento, guapo, inteligente, gracioso, excelente proveedor, fiel, hogareño. En alguna ocasión una de las amigas de Estrella le comentó que ella y su hermana tienen una relación muy estrecha con su padre, incluso más estrecha que la relación de sus padres. Lo cual es verdad, Estrella y Minerva tienen una relación muy estrecha con su padre, más estrecha que la relación de Rogelio y Paulina, por eso les molesta escuchar a esa mujer darse placer con algo que sienten no les corresponde.
En la habitación Paulina pasó de los gemidos a los gritos e insultos, “cógeme cabrón, hijo de la gran puta cógeme, soy tu puta, ah dios son una perra, una guarra”, el sonido de plap plap plap son los tambores de guerra de Paulina, sus gritos el canto de batalla, cualquier hombre que disfrute del sexo duro estaría mas que complacido con esta mujer que se conserva tan bien y con una excelente condición, pero no Rogelio, se siente avergonzado con sus hijas, antes de eso con sus padres, el hombre carga sus propios traumas de la infancia, ser hijo de una pareja swinger le afectó, por su casa vío desfilar una gran cantidad de hombres, mujeres y parejas, escucho a sus padres tener sexo salvaje con muchas personas, al final, sus padres contrajeron una ETS, con el tiempo, ambos sucumbieron a las enfermedades, la combinación de sus padres siendo unos libertinos, su muerte repentina debido a su enfermedad, su poca educación en temas sexuales y un fuerte sentido de la moral transformarón a Rogelio en un hombre con muchos problemas y morbos.
El pobre hombre no logra alcanzar un orgasmo, su erección ya no es firme, mantiene suficiente sangre en su interior para permitir que Paulina brinque hasta alcanzar el orgasmo y caer rendida sobre el pecho de su esposo unos momentos. Sin bañarse, sin importarle su esposo, la mujer se bajó y se giró para dormir.
En momentos como estos es cuando Rogelio atraviesa por sus crisis y conflictos existenciales, se levanta de la cama, se pone un short y sale a revisar que sus hijas sigan dormidas. Al inicio sus intenciones eran buenas, es decir, no es la primera vez que pasa, desde que Estrella era una pequeña nena, antes del nacimiento de Minerva, el hombre avergonzado va a revisar a sus hijas, revisar que sigan dormidas, que no se hayan enterado de lo ocurrido.
Esas revisiones nocturnas son clave en la historia de la familia, es en esas excursiones de su padre que las niñas descubrieron el olor a sexo, sin darse cuenta, Rogelio les permitió a sus hijas identificar el aroma con el que su madre regresa a casa con frecuencia, por su parte Rogelio despertó su interés en sus hijas, hermosas, puras, castas, a diferencia de su madre, una mujer dos años mayor que él con un alto kilometraje recorrido antes de acostarse con ella, el joven Rogelio se dejó llevar por la pasión y se acostó con una mujer que lo engatuso y después le encasqueto una hija que sin saberlo no es suya. Al hombre no le importó sufrir la batalla de trabajar, estudiar y ser un padre de familia, a sus 19 años, becado, encontró un trabajo en un banco donde rápidamente creció debido a sus capacidades.
Los traumas de la infancia despertaron el Rogelio un morbo desmesurado por sus hijas, su aroma le resulta exquisito, lo asocia con pureza, pureza que algún maldito bastardo robará en cualquier momento, ese miedo despertó en él un deseo impuro por poseer esa pureza antes que nadie, robar la virginidad de sus hijas, como cada noche desde hace 8 años aproximadamente, el pene de Rogelio se pone rígido, la idea de robarle a su amada Estrella su virginidad y asegurarse que sea sólo suya para siempre es una erección garantizada, no importa si hizo el amor con su esposa, no importa si eyaculó o no, su pene se pone firme y no se baja hasta que lo frote con amor imaginando que desflora a su hija.
Pero Rogelio no es un monstruo, aún con su pene rabioso por sus deseos y fantasías, sentado en la cama de su hija actúa como un padre amoroso, acaricia el rostro y cabello de su hija sabiendo que no tiene el valor para hacerle daño, todo será siempre un momento platónico e idílico. El amoroso padre deja a su hija mayor para ir a revisar a la niña de sus ojos, su más valioso tesoro, su amor materializado en carne y hueso, Minerva.
No es que Rogelio quiera más a una, no es que tenga una favorita, tampoco se trata que desee más a una hija que a la otra, todo gira alrededor de la conducta de su pequeña, juguetona, audaz, inocente, es su bebé, su hija menor, tierna, pura, pero alguna manera, pícara. Si bien es en Estrella quien Rogelio piensa cuando se masturba, Minerva es la que le ha dado momentos sublimes que le han ayudado a alcanzar los orgasmos más deliciosos cuando se masturba.
Madura y morbosa para su edad, Minerva aprovecha cualquier momento para abusando de su apariencia inocente, restregar su culito sobre el miembro de su padre protegido por el pantalón, despertando a la bestia debajo. La chiquilla finge no saber qué pasa, ríe y se mueve como si nada pasara, pero la pequeña siente el pene de su “padre” y se moja. Al inicio no sabía el por qué, pero una búsqueda rápida en Google «vagina mojada» y todo un nuevo mundo se abrió ante la pequeña.
La primera vez que se masturbo fue a los 8 años, pensaba en Rogelio, como lo llama en su cabeza o cuando está sola, alcanzó su primer orgasmo metiendo sus dedos como vió en los vídeos de internet imaginando que era el pene del hombre que ama. Minerva es especial, en ese aspecto es mucho más despierta que su hermana, saber que ese hombre no es su padre por años la ha permitido crear una fantasía en dónde se entrega a él, le abre sus piernas y permite que el hermoso pene de Rogelio entre en su inmadura vagina derramando su caliente semilla en el interior.
Hace poco dejaron de bañarse juntos, su padre consideró que ya no era correcto, lo mismo pasó con Estrella, ambas niñas conocen el pene de su «padre» porque se bañaron con él hasta cumplir 7 años.
Pobre Rogelio, esa noche que su esposa lo usó para darse placer escandaloso le tocó ir al cuarto de Minerva dejando a Estrella en su cuarto después de cerciorarse que estaba «dormida», pero no lo estaba. Cuándo el hombre salió de la recámara de la chica de 16 años, comenzó a llorar de coraje. Para ella todo es diferente, ella si ve a Rogelio como su amado padre, le duele la idea de perder su amor y cuidado, la tortura el miedo de que Rogelio deje de llamarla hija, siente la misma culpa que él, porque Estrella desea a su padre como hombre, le excita la idea del incesto, se masturba con toda la culpa del mundo apretando fuerte los ojos sintiendo el cálido roce de su padre en su mejilla y cabello, furiosa juega con su vagina pellizcando su clítoris, explorando su interior, imagina que es el pene de su padre tomando su virginidad, llenando su interior, derramando esa semilla incestuosa , en su cabeza grita “si papi, hazme tuya, lléname, quiero tener tus hijos” cuando llega al orgasmo.
Mientras una hija se masturba pensando en su padre llegando en minutos al orgasmo, la otra ya se recupera. Debajo de las sábanas la entrepierna de la preadolescente de 12 años está empapada, finge dormir, espera a su padre, sabe que vendrá, humecta su cara con sus jugos para que su padre se moje las manos pensando que es sudor. Rogelio abre la puerta del cuarto para revisar a su pequeña de 12 años, la “inocente” niña “duerme” plácidamente en su cama, tiene la parte superior de su cuerpo descubierta, sus nacientes senos pujan contra la playera de algodón que usa para dormir, todos los signos de excitación desaparecieron, al entrar Rogelio la pequeña respira tranquila, el hombre que ama se sienta al filo de la cama con una visible erección, acaricia el rostro de su amada hija sin saber que la pequeña disfruta del tacto de su mano como hombre.
Rogelio retira el “sudor” del rostro de la pequeña, una pequeña gota en su frente es retirada con un beso, la niña gruñe un poco y se gira, una mera actuación para encubrir su ruborizado rostro, el hombre que ama acaba de probar sus fluidos. Lo siguiente es una nalgada de amor paternal y retirarse del cuarto dejando a su “hija” descansar.
Figura paterna e hija bastarda se masturban furiosos, Rogelio es demasiado ingenuo para darse cuenta, lo que pensó era sudor y le dio un gusto salado era lubricante de la vagina de su pequeña bastarda de 12 años, el pobre hombre se masturba con culpa imaginando que es eso, eyacula un torrente de semen gigante, suficiente para rellenar ambas vaginas y dejarlas embarazadas en su primera vez.
En el baño de Minerva, la chica usa el chorro de agua de su regadera para estimularse, siente el agua entrar y salir, llegando su interior en un flujo constante, cierra los ojos imaginando que es el semen de su padre llenando su interior, tiene un orgasmo con esas caricias acuáticas que la dejan saciada por el momento y regresa a su cama a dormir.
Saciados los 4, duermen plácidamente en sus camas, cada uno soñando y pensando en sus propios asuntos.
Paulina tiene pesadillas, en ellas se queda sin nada, sin esposo, amante, hijas, dinero, casa, le da vueltas entre sueños buscando al desgraciado que tiene entre sus manos, está dispuesta a entregar su cuerpo a quién sea las veces que sea necesario, mas sexo no está mal, pero si le piden dinero, la situación será mas complicada.
Rogelio sueña con sus hijas, la culpa lo atormenta, no tiene el descanso deseado, se despierta en varias ocasiones llorando por la culpa pensando que es un monstruo.
Estrella y Minerva no sueñan, están saciadas por el orgasmo y duermen profundamente sabiendo que su plan está en marcha y en cualquier momento su madre cometería errores.
Los días pasan, el amante de Paulina le exige su cuota, sexo y dinero, pero la mujer esta evasiva, no tiene cabeza para pensar, desea a su amante, ha tenido que hacer el amor con su esposo como último recurso desde que recibió esa maldita memoria. Quien quiera que sea ha mantenido silencio, lejos de darle paz la mantiene tensa y alerta, es una batalla de desgaste la guerra que juegan sus hijas.
Al cuarto día el amante de Paulina la toma del brazo y la forza a entrar a su oficina privada, doblegada por el aroma a macho aplica una violenta sesión de sexo oral al hombre que la ha usado por años y que la ha fecundado en dos ocasiones. Entregada a la violencia con que este hombre la toma, se deja hacer. Su boca y garganta están siendo violadas, pero acostumbrada a estas acciones, simplemente relaja permitiendo al hombre disfrutar.
Paulina cae de bruces contra el sillón, sus leggins son retirados con violencia, la diminuta tanga se va con ellos, está empapada, “¿Quién te crees que eres pendeja?, eres mi puta, yo soy tu macho, existes para darme dinero y placer, te voy a mandar llena de leche, zorra de mierda, puta asquerosa” y un número repetitivo de esas palabras en diferente orden mezclados con escupitajos, bofetadas y la fuerza que le aplican empaparon su vagina, le urge sentir el pene de este hombre destrozar su vagina, afortunadamente no tuvo que esperar mucho tiempo, el pene entró con violencia en su interior arrancando alaridos de placer.
El hombre está particularmente agresivo hoy, sobrepasó varias líneas que tenía prohibido pasar, además de las marcas dejadas en su brazo por sus dedos, regresará a casa con las nalgas rojas, el cuello con moretones y un par de chupetes visibles a simple vista. Normalmente ella se impondría, pero hoy no, está tan necesitada de violencia que se olvida de todo, incluso de que alguien ya la tiene en la mira.
25 minutos de sexo violento fueron suficientes para darle 3 fuertes orgasmos que la dejaron saciada y rellena de semen. Regresó a su casa cogida y magreada, la sonrisa se le borró del rostro cuando cayó en cuenta de lo que había hecho. Maneja con velocidad esperando llegar antes de sus hijas, pobre Paulina, dos cabezas piensan mejor que una, por eso, una cámara escondida en el baño de sus padres se activa cuando hay movimiento, toma fotos y vídeo, silenciosa, incluso transmite en vivo, todo por la ridícula cantidad de $30 dólares.
Apurada estacionó el vehículo y salió corriendo al baño, desnudo su cuerpo, arrojó la ropa interior empapada de semen y jugos, llenó la tina del baño y sacó todo el hielo que su refrigerador es capaz de producir. Desesperada metió su cuerpo en el agua helada hasta el cuello, llora en silencio por la estupidez que acaba de hacer, su vagina expulsa el semen del hombre que se disuelve en el agua helada, se siente acorralada, sabe que no puede resistirse, es una viciosa sexual, necesita esa violencia en su vida para poder tener orgasmo que la dejen saciada, puede alejarse un tiempo, algunos días, pero sabe que volverá por su ración de sexo salvaje.
Reflexionando llegó a la conclusión de que toda la culpa es de su amante, el desagraciado que la violó y la moldeo para que aceptara este tipo de sexo al grado de no poder vivir sin él. La usó para conseguir sus propios propósitos, adicta al trato que le da este hombre, ella misma planeó todo, llora de impotencia al saber que ninguno de los dos hombres la necesita o la ama al menos, 38 años, 2 hijas, buen cuerpo y guapa, pero con gustos demasiado específicos como para encontrar un hombre que le de el estilo de vida le gusta y la sacie sexualmente.
Mil veces maldito, mil veces estúpida, su cabeza comienza a maquilar, no tiene pruebas, pero debe haber alguna forma de quitarle el gimnasio a su amante, de esa forma al menos tendrá un ingreso adicional, el único problema será convencerlo de firmar cualquier documento.
Las hijas regresaron a la hora de siempre, llevan tiempo reuniendo evidencia del estado de su madre al regresar de la calle, fotos de su cuerpo maltrecho, algunas prendas con semen sexo, el material de hoy vale oro, solo necesitan que su madre salga del cuarto para conseguir esa tanga, también es momento de continuar con el asedio.
Una foto llegó al celular de Paulina, el sonido la sacó del trance, número desconocido, ella y su amante, besándose, desnudos, sus senos rojos por los duros apretones que le dió, la leyenda «¿Te acuerdas de ese día?».
El placer del orgasmo de hace unas horas desapareció, se encuentra totalmente tensa, nerviosa, el remitente aparece ‘en línea’, osada le envía un mensaje «¿Quién eres y qué demonios quieres?».
Visto… Semen escurre por su entrepierna, de pie aguarda la respuesta, pero nada, un sticker de ella y su amante besándose, minutos después un audio.
Paulina se imagina que es la voz de la persona que la extorsiona, pero no, es la voz de ella, le da las gracias a su amante por «la rica cogida del día, si pudiera tener hijos, le daría el tercero».
«¿Quién demonios eres y qué putas quieres?», las niñas se ríen con el mensaje de voz, su madre está iracunda, pero detrás de esa ira hay terror.
«A tu esposo» y un sticker del rostro de Rogelio, es el recorte se una foto donde sonríe feliz abrazando a sus hijas.
Las niñas pusieron el celular modo avión, ansían llegar a casa para preguntarle por esas marcas en cuello, su plan tiene efecto, error tras error, Paulina olvida lavarse bien, se puso una falda que permite ver el semen seco en su entrepierna, la playera no cubre las marcas del cuello, su rostro está ido, funciona en automático, al llegar sus hijas todo funciona igual, la madre ignora a sus hijas y las hijas a la madre, saben que no se aman, ni se quieren, las tuvo por compromiso, para amarrar a Rogelio, la primera fue accidente, algo que pasaría tarde o temprano, el resultado de las arduas jornadas sexuales con su amante y el motivo por el cual se casó con Rogelio con quién tenía una relación meramente sexual con el objetivo secreto de «salir embarazada», usaba condón hasta que supo que estaba embarazada, entonces el condón se rompió y acusó a Rogelio de ser el padre, la segunda fue un capricho, Rogelio quería otro hijo, entonces dejó de tomar los anticonceptivos y dejó que su amante la embarazara.
Destrozada física, emocional y mental, Paulina salió de su cuarto con la idea de hacer de comer, sus hijas aguardan en la sala, su lugar favorito para hacer tareas mientras esperan a su padre, pero está vez es diferente, son unas perras guardianas, acechan a su madre, aguardan pacientemente a que salga para continuar con su movimiento.
«Pero mamá ¿Qué te pasó en el cuello, qué es esa costra seca en tu pierna?» para cuándo Paulina reaccionó sus hijas ya le habían tomado fotos, espantada regresó a su habitación, el tiempo en el agua no fue suficiente, tiene moretones y marcas, sus hijas vieron el semen seco de su amante y padre, la presión es mucha, se está hiperventilando, su esposo se dará cuenta, se desnudó para ver la gravedad, su cuerpo está llenó de marcas, otro error, está en el baño, la pobre mujer se tiró en el suelo acongojada, maldice a su amante, maldice al imbécil que la extorsiona, maldice a Rogelio por no darle lo que necesita, maldice a sus hijas por atarla a este hombre, todo grabado por sus hijas que sonríen.
Paulina no salió de su cuarto, le mandó un mensaje a su esposo «me siento enferma, dormiré», se acostó en su cama y se arropó.
En la sala sus hijas esperan al padre, al llegar el susodicho se lo comen a besos, le dicen cuánto lo aman, alargan el tiempo con ellas, se sientan en el descansabrazos del sillón de su padre, conversan con él, ambas chicas con el uniforme de la escuela le muestran las faldas mostrando sus piernas, osada como siempre, mueve sus piernas mostrando sus diminutas panties blancas que cubren su vulva con apenas vello.
Desde el cuarto Paulina puede escuchar las risas, siente una presión en el pecho, Rogelio no a ido a preguntarle cómo se siente, no le contestó el mensaje, se da cuenta lo jodidamente jodida que está, a su esposo no le importa, no la ama, tiene sexo con ella por el mismo motivo que ella tiene sexo con él, compromiso, no tiene nada.
Tres largas horas después las risas pararon, las chicas incluso cocinaron para su “padre” que se olvidó de su esposa, comieron, siguieron riendo, Estrella se envalentonó e imitando a su hermana inclinó su cuerpo recargando sus senos contra el brazo de su padre dejándolo sentir por primera vez lo firme de su busto jamás tocado por nadie. Rogelio mantiene la calma, pero no puede evitar el cúmulo de emociones y sensaciones en su interior, ve a sus hijas con dos caras, la paternal y la del deseo, su corazón palpita, tiene una erección que intenta disimular, sus hijas lo saben, pero la ignoran dándole un respiro a su padre que está avergonzado, no puede evitar ambas cosas, la vergüenza y la erección.
Rogelio reacciona, mira el reloj y usa el tiempo de pretexto para dejar a sus hijas e ir a ver a su amada y convaleciente esposa que acalorada soporta la temperatura debajo de la sábana, tiembla de miedo al escuchar los pasos, suda frío, está aterrada, tiene motivos para estarlo, su cuerpo tiene marcas propias de actividad sexual, tiene un rayo de esperanza, su esposo es torpe, podría convencerlo de que no la destape, intenta pensar, pero no puede, la puerta se abre, Rogelio se aproxima, se sienta al borde de la cama, finge dormir, una mano sobre su cabello, siente un escalofrío recorrer su cuerpo, tiembla, su esposo percibe eso como síntomas de la enfermedad, toca su frente sudada, va por un paño y la seca, la cabeza de Paulina va a explotar, tiene reseca la garganta, le cuesta respirar, si Rogelio la destapa todo estará acabado para ella, al menos la infidelidad, maldice su vida, maldice todo, algo recorre su cuerpo por sobre la sábana, es Rogelio que intenta darle confort, mueve los ojos, sin querer los entreabre, ya no puede fingir sueño, mira a su esposo sonriendo falsamente, intenta saludarlo pero la voz no le sale, la mandan callar con una mano, aprieta fuerte la sabana hasta el mentón, Rogelio le dice que todo está bien, el se hará cargo, le pide que descanse.
Las chicas afuera de la habitación sonríen, saben que su madre la está pasando mal, no es buena para trabajar bajo presión, la tienen dónde la quieren, solo falta empujarla, Estrella le cede el honor a su hermana menor, “oye papi, creo que mi madre tiene alguna reacción alérgica, le salieron unas marcas en el cuello”, maldita mocosa pensó Paulina, te voy a matar cuando me libre de esta, Rogelio atendió a las palabras de su hija y le insistió a su esposa que lo deje ver.
Todo se puso en blanco en ese momento, la cabeza de Paulina explotó, la cabeza de Rogelio explotó, la cabeza de las chicas explotó, cada una por motivos diferentes…
Paulina sabe que todo está acabado, las marcas son dedos, visibles, alguien la ahorcó, por su historial, es evidente que fue durante un encuentro sexual, su esposo es tonto, no estúpido, su vida está acabada.
Rogelio tiene el corazón roto, si bien no está enamorado de esta mujer, es la madre de sus hijas a quienes ama con locura, deseaba poder darles una familia normal y feliz, pero tiene frente a él evidencia que no puede dejar pasar.
Las chicas saben que se viene una tormenta, sus padres se van a divorciar, se van a quitar a su madre de encima de golpe y porrazo, ambas van a pedir quedarse con su padre, las tres lo saben.
El teléfono de Rogelio no deja de sonar, decepcionado y triste se aleja de Paulina que implora perdón, ella sabe lo que hizo, se arrojó a los pies de Rogelio, grita, llora, patalea, Rogelio revisa su celular, fotos y videos comprometedoras de Paulina con un hombre que es idéntico a Minerva, no solo descubre que la infidelidad, también descubre que al menos su hija menor no es su hija.
Destrozado se dejó caer al piso, una presión en su pecho, las chicas escucharon a su padre caer, prestas entraron a la habitación, Rogelio se aprieta el pecho, le cuesta trabajo respirar, Estrella llama una ambulancia, Minerva masajea su pecho haciendo presión, Paulina reacciona, si se muere, se queda con todo, furiosa aparta a Minerva de un golpe, Estrella cuelga tras pedir la ambulancia e impacta a su madre con su caja de maquillaje de madera en la cabeza.
Ambas chicas atienden a Rogelio, Estrella masajea el pecho, Minerva toma su mano con fuerza, la ambulancia llega y se lleva a los padres al hospital, las chicas piden transporte aparte.
Horas después Paulina despierta en un hospital público, sola, pregunta por su familia, no hay nadie, la transfirieron de otro hospital.
Tiene una conmoción, le duele la cabeza, está desorientada, apenas recuerda lo que pasó. El médico le pregunta por las marcas en su cuerpo, de pronto recordó todo y vió una salida, la mujer declaró que fue su esposo.
En el otro extremo de la ciudad Rogelio despierta acompañado de Estrella y Minerva lo acompañan, el pobre hombre se echó a llorar en el confort de sus ángeles que lo abrazan. Afortunadamente todo está bien para él, goza de buena salud, lo que le pasó fue una reacción a un gran dolor emocional.
Rogelio recuerda todo, trata de mirar a sus hijas pero no puede, en el fondo sabe que ellas también son víctimas, ignora que ellas lo saben todo, ignora que ellas fraguaron todo.
Al día siguiente Rogelio es dado de alta, sale del hospital con sus hijas rumbo a casa, el hombre va tenso, nunca ha sido violento, pero desea matar a Paulina. Estrella rompe el silencio, le pide a su padre no ir a casa, su madre le ha enviado mensajes, salió del hospital, está en casa esperándolos, la chica teme lo peor, le implora a su padre ir a un hotel y hablar, los tres. Minerva no habla, no se atreve, es consciente de la situación, el hombre que ama descubrió que no es su hija, no tiene lazos que los unan, solo el cariño y los recuerdos, recuerdos morbosos de ella restregando su culito contra su pene.
Desorientado Rogelio acepta el consejo de sus «hijas», deja a Estrella al mando, le da su cartera, celular, cierra los ojos y guarda silencio.
Estrella tenía razón, en casa Paulina los espera con su amante y otro sujeto, tienen planeado terminarlo todo, pero se quedaron esperando.
En el cuarto de hotel Rogelio acostado escucha a sus hijas, presta atención a toda la historia, Minerva confiesa que ella sabía todo desde hace años, le entregan toda la evidencia acumulada, suficiente para un divorcio limpio, sin pensión, libertad absoluta, le entregan entre lágrimas el documento original con el resultado de la prueba de paternidad, las chicas lloran a ambos costados de la cama.
Las consuela sobando sus cabezas, les dice que siempre serán sus hijas, las ama con locura y está dispuesto a pelear la paternidad si ellas así lo desean. Al unísono las chicas se arrojan al pecho de su padre, «papiiii» y los tres lloran de alegría y dolor.
En dos puntos diferentes de la ciudad, pasan cosas distintas, en el domicilio Paulina es tomada salvajemente por su amante, no lo hace como siempre, lo hace con furia, la golpea, la estrangula, sangra, el hombre está furioso, intentaron saquear las cuentas de banco, pero no pudieron, Estrella había movido todo, canceló las cuentas de su madre, lo único que obtuvieron son las joyas de ella. Paulina no sabe qué está pasando, los golpes que le propinó su amante la dejaron aletargada, confundida, «te gusta con violencia perra, toma tu violencia», al final su vagina y ano fueron violados por su amante de toda la vida, tomó las joyas, vendió el gimnasio que ya tenía comprometido y huyó, en menos de 26 horas la pobre mujer lo perdió todo, ahora yace golpeada en medio de su sala, inconsciente, herida, violada, derrotada.
Al mismo tiempo, en un cuarto de hotel, Rogelio duerme abrazado a sus dos hijas. Minerva está inquieta, es la primera vez que tiene así de cerca a su padre, acaricia su abdomen, su rodilla descansa en la entrepierna, puede sentir el pene debajo de la ropa interior, suspira abrazada al hombre que ama, le pica su entrepierna, desea masturbarse.
Silenciosa se levanta de la cama, va al baño, hay una tina con una llave de chorro, se muerde el labio, desnuda su cuerpo, cierra la puerta, abre la llave y espera a que salga agua tibia, una vez conseguida la temperatura deseada apaga la luz del baño, se mete a la tina, avanza sigilosa hasta el punto correcto y deja el placer fluir.
Rogelio se despertó en la madrugada, confundido se levantó y fue al baño, Estrella duerme a su lado, como puede se dirige al baño, enciende la luz y lo primero que ve es a Minerva abierta de piernas debajo del chorro de agua, «papi!» la chica se incorpora rápidamente, cubre su cuerpo avergonzada, algo que nunca había sentido antes con este hombre.
El pene despierta, avergonzado Rogelio disimula su erección, ese pequeño momento y gesto desatan todo el deseo de Minerva que deja de cubrirse, su rostro cambió, ya no hay pena o vergüenza, solo deseo. Desnuda y mojada salió de la tina, el hombre se siente en una película de terror, como si el asesino avanzara hacía una de sus víctimas que no puede reaccionar.
Minerva pasó de largo a su padre y le puso seguro a la puerta, en su cabeza hay varias opciones, escoge la que le parece más sensata.
«Rogelio, ignoro lo que piense, sienta o deseé mi hermana, pero yo a tí te amo, lamento todo esto, lamento lo enfermo de la situación, pero te confieso que no es un amor fraternal… Te deseo, deseo sentirte dentro de mí, me he masturbado cientos de veces fantaseando con eso, deseo tu semen dentro de mí, anhelo que seas mi primera vez… Lo siento por mi hermana, pero aquí y ahora, vamos a hacer el amor»
El pobre hombre sigue petrificado, no cae en cuenta de lo que acaba de escuchar, intenta reprimirse, pero su erección está al máximo, siente culpa, desea a esta chica que se le ofrece, pero la a cuidado desde que nació, ha fantaseando cientos de veces, pero no pasaría esa línea jamás, se ha masturbado pensando en ella, y ahora no importa, ahora es ella quién habiendo liberado el pene masturba lentamente el falo de sus deseos.
Rogelio suspira, las delicadas, suaves y pequeñas manos además de darle placer hacen ver su pene más grande, en su interior la culpa y el deseo entablan una batalla encarnizada, «es tu hija, no deberías hacer esto», «la criaste desde bebé sin ser tuya, mereces esto», con los ojos cerrados el hombre lucha por tomar la decisión correcta, pero todo se fue al diablo quedando totalmente desarmado cuando sintió la dulce boca de «su hija» envolver la punta de su pene y comerlo hasta poco menos de la mitad.
«Minerva, mi amor, mi niña, lo siento, soy un monstruo, un pésimo padre, te deseo»
Música celestial para los oídos de la niña que inició con su primero y experto sexo oral producto de practicar con plátanos.
Rogelio de pie suspira, resopla, no es el violento sexo oral de Paulina, es un dulce, tierno y amoroso sexo oral, lo que siempre soñó e idilizó está sucediendo.
5 minutos de amor oral, un amor puro, casto, virginal, Minerva está lista para lo que sigue, desea sentir a Rogelio en su interior. Terminó de desnudar a su hombre, quitó el seguro de la puerta, lo tomó de la mano y lo guió al segundo cuarto, el que se supone usarían ella y Estrella.
«Acuéstate, quiero hacerla yo misma», Rogelio se dejó guiar por la chica de 12 años, acostado en la cama, desnudo, con el pene erecto, lubricado por la saliva de la chica, aguardó.
Minerva se montó en la cama, está temblando de la emoción, por fin podrá tener a este hombre que ama dentro, recogiendo su interior, depositará su esperma dentro, serán uno.
Minerva no es como su madre, aprendió de su padre a ser amorosa, cariñosa, a buscar el afecto, es por eso que sentada sobre su hombre se inclinó para regalarle su primer beso.
«Rogelio… No eres mi padre, te amo como hombre, deseo darte todo, seré tuya siempre, hasta el final, te daré hijos, los criaremos con amor… Bésame, te regalo la pureza de mis labios, nadie la merece más que tú».
Fundidos en un torpe primer beso «padre e hija» se unen desnudos sobre una cama, a segundos de pasar una línea de la que no hay marcha atrás. La joven Minerva mete la lengua dentro de Rogelio, para él es la primera vez que besa a alguien que realmente ama y desea, lo hace lento, guía a la inexperta niña que acepta ceder el ritmo al hombre que ama.
Suspiran, el sonido de sus labios resuena en la habitación, en el cuarto de al lado Estrella despierta, aguarda en silencio con una apacible sonrisa y los ojos cerrados imaginando la escena, siente una paz y felicidad difícil de explicar.
Minerva ha tenido suficiente con el beso, ahora desea pasar al plato principal. De cuclillas sobre el desnudo y erecto pene que la vió crecer, la chica intenta acomodar el pene en el lugar correcto sin mucho éxito.
Rogelio acudió al auxilio sujetando su pene por la base para mantenerlo firme, la chica busco la entrada moviendo su cadera, al encontrar el lugar correcto miro a los ojos del hombre al que le entregará su virginidad, excitados y presa del deseo sonríen, «Ve lento, no hay prisa, si te duele paras, si necesitas ayuda, me avisas, papá te va a cuidar».
Motivada por el pequeño discurso la chica inició la presión, para sorpresa de Rogelio su pene entró sin problemas hasta el fondo, años de masturbarse y jugar con la regadera sumados al deseo de la chica le enseñaron a relajar la vagina y disfrutar.
«Te juro que era virgen, solo me he tocado mucho, espero no te decepcione»
«Te creo, no estoy decepcionado, estoy felíz »
Mirna está feliz, más feliz que nunca, en su tierno interior alberga el pene del hombre que ama, su interior es estrecho, muy estrecho, Rogelio puede dar fe de eso, se ajusta firme a la circunferencia del cilindro de carne, caliente, jugoso, flexible, entrenado desde los 9 años con sus dedos y el chorro de agua que le mostró las bondades de tener algo dentro de ella moviéndose.
La chica disfruta de las manos de «su padre» que amasan sus senos tiernamente, sus pequeños pezones duros como piedra, tan grandes cómo chícharos se deleitan con los suaves pellizcos.
El hombre experimenta algo que nunca vivió con Paulina, el deseo de ser proactivo en el coito, la dulce Minerva disfruta de las atenciones llevándola a flotar entre nubes, empujada por un ligero, suave y rítmico oleaje.
Todos los seres humanos nacemos con instintos, el instinto de supervivencia y de la conservación de la especie, es ese instinto impulsan a la niña de 12 años a mecer su cuerpo liberando maremotos de placer que destruyen el oleaje antes vívido.
Gemidos, quejidos, suspiros, lágrimas, respiración descompuesto… Lo que inició como una hermosa tarde de verano flotando entre nubes empujada por un delicioso oleaje y una fresca brisa, se transformó en una violenta tormenta, una vorágine de sensaciones y un cúmulo de sentimientos que explotan en su vientre llevándola en minutos al orgasmo más violento y placentero que le cortó de golpe sus cuerdas vocales.
Una fuerte descarga eléctrica que tensa su existencia recorre el cuerpo de la niña, Rogelio asustado se sienta para abrazarla. El movimiento clavo más su pene al caer la chica por su propio peso lanzando una segunda ola que destruye todo descomponiendola liberando su garganta que profirió los más dulces sonidos guturales de placer que ninguno de los dos había escuchado jamás.
Motivado por la reacción, Rogelio utilizó sus brazos para subirla y bajarla lentamente prolongando más el orgasmo de la niña, coaccionando al inmaduro cuerpo a explotar en múltiples orgamos, uno tras otro hasta mojar la pelvis de su amante y caer rendida en su pecho, respirando con dificultad, abrazando con sus bracitos al hombre que tomó su virginidad y tanto placer le dió.
Rogelio entendió lo que pasaba, su pequeña amante obtuvo un placer intenso y necesita recuperarse antes de seguir, beso la frente de la niña una y otra vez recogiendo gotas de sudor, su pene sigue erecto, caliente, disfruta de los últimos espasmos apretado por el interior de la imberbe vagina de 12 años que fue capaz de albergar toda su longitud en su interior. El hombre está más que satisfecho, piensa en los años por venir y lo mucho que disfrutará con esta niña.
«Te amo… p-papá»
«Papi, llámame Papi»
«Sí, Papi»
Rogelio giró con cuidado para recostar a su hija, sin sacar su pene, la nena abraza a su padre mientras se besan apasionadamente, Minerva aprende rápido, corresponde a los besos de su padre con propiedad. La pareja unida por sus genitales y el vínculo afectivo padre-hija se entrega a los placeres del incesto.
«Estrella también te ama, me le adelanté, pero también será tuya si se lo pides»
El pene de Rogelio saltó de la emoción en el interior de su hija, la idea de tener la virginidad y pureza de su hija mayor lo puso en condiciones de eyacular. Minerva gimió con el movimiento, ambos entendieron que estaba lista para continuar.
Apoyado sobre su brazo y pierna izquierda soporta su peso para no aplastar a su hija, su mano derecha sujeta la estrecha cintura de la niña que abre sus piernas de par en par para su padre.
El hombre experimenta una pose que nunca pudo probar con Paulina, se siente agradecido de vivir está experiencia con su amada hija. Vista a vista, la niña recibe los dulces y rítmicos embistes de su padre, poco más de la mitad del pene entra y sale, la cantidad exacta para tocar todos sus puntos de placer sin lastimarla, Rogelio siente desde su pecho alguno nunca antes experimentado, su corazón bombea sangre por todo su cuerpo, su pene palpita, los testigos se contraen, su hija debajo de él gime delicioso ante cada empuje, en sus ojos puede ver el inmenso placer que la niña siente en ese momento y el amor que profesa por su padre.
«Me voy a venir, me voy a venir hija»
«¡Dentro Papi! ¡Dentro!»
La niña se colgó del cuello de su padre alzando su rostro para besarlo, entre gemidos la pareja incestuosa dominada por Elektra alcanzan un nuevo clímax, uno tan intenso que alcanzó a Estrella, la hermana mayor que se masturba detrás de la puerta cerrada escuchando a su padre y hermana menor haciendo el amor, ella pudo sentir la descarga liberada por ambos amantes, alcanzó su propio orgasmo que pudieron escuchar los amantes dentro de la habitación.
Rogelio y Minerva saben que Estrella es testigo y cómplice de todo, pero eso no es relevante en ese momento, Rogelio disfruta del orgasmo más intenso y placentero de su vida, descarga grandes cantidades de semen en el interior de su hija de 12 años entre suspiros y gemidos silenciados por el beso de su hija.
El interior de Minerva arde, el tierno y virginal útero es bañado por su primera descarga de semen de su vida, momento que nunca podrá olvidar, la marcará por el resto de su vida, el mágico momento en que tras su primera entrega, concibió el primer hijo biológico para su padre, sin ninguno de los planearlo, desearlo o pensarlo.
Saciados por su entrega, padre e hija se besan sobre la cama del hotel, la pequeña vagina retiene en su interior todo el esperma de su padre, aún flácido, el miembro es lo suficientemente grueso y largo para sellar los labios.
Del otro lado de la puerta Estrella llora de felicidad, su hermana consumó su más profundo deseo, abrió las puertas del futuro que desean y pronto será su turno. La bella adolescente de 16 años regresó a la cama conciliando el sueño casi de inmediato.
Rogelio cayó en cuenta de su peso y de Estrella, intentó incorporarse pero Minerva se lo impidió, «ella está bien con esto, lo planeamos así, llevo años esperando esto, mucho más que ella, hoy eres solo mío Papi». Crédulo a su hija se acomodó en la cama sacando el pene del interior de la tierna vagina consumando así la pérdida de su pureza. El hombre que la crío, cambió sus pañales, la vió crecer desde que se gestaba en el vientre de su madre, tomó toda la pureza de la niña que aspiraba a ser mujer a sus tiernos 12 años.
El semen brota de su interior, moja todo con el calor y pegajosa sensación, cambia el aroma del cuarto, completa el olor a sexo con el último aroma faltante. Se acomodó sobre el pecho de su padre y en 3 minutos se quedó profundamente dormida.
Rogelio llora, si moral ya no es problema, llora de felicidad, sabe que su vida va a cambiar, le preocupa Paulina, la sociedad y las leyes, pero en ese momento es felíz. Acariciando la cabeza de su hija cómo cientos de veces lo ha hecho arrullandola para dormir, el hombre se quedó dormido con su hija acostada sobre él.
Unos labios besan a Rogelio, abre lentamente los ojos para toparse con Paulina, confundido parpadea, talla sus ojos, enfoca y vuelve a ver.
«Buenos días Papi»
Los carnosos labios de Estrella buscan los de su padre, la chica busca su primer beso, pero Rogelio la detiene, besa la frente de la hermosa chica de 16 años, le da los buenos días y cierra la escena diciéndo «Así no voy a beber la pureza de tus labios, más tarde arreglamos esto».
El aroma a desayuno despierta el apetito de Rogelio, sus hijas ordenaron servicio a la habitación, la pequeña Minerva escucha las noticias y prepara la mesa envuelta en una bata. Su padre y hermana vienen del cuarto, Rogelio rodea la cintura de Estrella y la pega a él con fuerza, la chica está sonrojada, no es un abrazo paternal normal, es uno pícaro, la mano soba desde el monte de venus, pasando por la ingle y su pierna, siente el amor de su padre, pero también el deseo, respira agitada sabiendo que hoy, más tarde, su amado padre tomará su pureza.
Rogelio odia el desayuno, todo lo que no le gusta está en su plato, cede a la presión de sus ángeles y se come lo que le dan. Observa a sus hijas, conversan como si nada hubiera ocurrido durante la madrugada, se siente incómodo ante el regreso de su moral ¿Pero qué demonios estoy haciendo con mis hijas?, esa pregunta agobia al hombre que recuerda el estrecho interior de Minerva y todo el placer que le proporcionó.
Intento hablar del tema, quería de alguna manera arreglar las cosas, inició su conversación, «hijas, sobre anoche», no obtuvo el efecto deseado, las chicas entusiasmadas lo tomaron de la mano, Minerva tomó la batuta de la conversación, Rogelio escucha a su hija de 12 años hablar de temas que en su corazón anhela, 5 largos años de espera, pero no importa, a como iban las cosas, si no hacían algo, se quedaría esperando toda la vida el día en que se pudiera entregar a su padre como lo hizo anoche.
Estrella, totalmente ruborizada escucha a su hermana, sujeta la mano de su padre y juega con uno de sus pies con el pie de su padre, «está noche te espero en el cuarto… Papi». Rogelio siente incomodidad en su entrepierna, el boxer le lastima, tiene una erección al máximo, discretamente se acomoda frente a sus dos hijas, ellas saben lo que pasa, interpretan esto como una luz verde para seguir.
La mayor toma el control ahora, antes de seguir con todo esto, se debe establecer orden, ellas son dos chicas jóvenes, él es un solo hombre de 36 años que acaba de pasar por una complicación cardíaca.
«Sexo a libre demanda, tú demanda, confiamos en que distribuiras tu deseo de manera equitativa, sabemos no habrá preferencias, dormirás en tu cuarto y nosotras en el nuestro, vendrás a buscarnos cuando desees algo, debes descansar 2 a 3 días por semana, comer sano y dejarnos las responsabilidades domésticas y administrativas a nosotras, la vida es bella, disfrutemos de ella».
Rogelio se siente presionado, es mayor, su energía sexual pronto acabará, ellas son jóvenes, no desea encadenarlas a un viejo, espera que algún día abran sus alas y vuelen para vivir sus vidas, pero sus hijas tienen otros planes, desean tener hijos de su padre, quedarse con él hasta el final, después de eso, con tiempo, decidirán qué hacer.
El día recién comenzó, Paulina despierta con un terrible dolor de cabeza, está en su casa, pero ella no lo sabe, está desorientada, no recuerda qué pasó, le duele el cuerpo, su entrepierna sangra, rostro inflamado. Cómo puede camina agarrada de las paredes apenas reconoce el lugar, está vacío, muebles, electrodomésticos, aparatos tecnológicos, todo se fué.
Desde la recámara del matrimonio se puede ver la cochera, su camioneta no está, del botiquín toma medicamentos y se tira a dormir en el colchón, una de las pocas cosas que dejaron.
En el centro de la ciudad pasean el padre y sus dos hijas, de compras, Rogelio lo sabe todo, los vecinos le avisaron que ayer su esposa llegó con dos hombres y por la madrugada subieron todo a un camión, al parecer su esposa se fue con ellos en su camioneta.
Lejos de enojarse respira aliviado, no habrá juicio, abandonó a sus hijas, paz y tranquilidad para disfrutar de su tiempo como familia y pareja.
En la casa Paulina despertó por la noche, se llenó de pastillas y fue por comida a la cocina, sin refrigerador muchas cosas se descompusieron, igual se las ingenió para comer algo.
En el cuarto de hotel Minerva se dispone a dormir, es temprano, pero le dará cancha libre a su hermana con su padre.
Nerviosa al ser más conservadora que su hermana, Estrella aguarda que su padre se bañe. El producto de su deseo sale envuelto en una toalla de cintura para abajo, sonrojada se sonríe con su padre, él sabe lo que pasará en un momento, también sabe que Estrella es pura de mente, ella se ha masturbado pensando en él, pero nunca ha usado sus dedos, su vagina es inmaculada. Sin reparo alguno Rogelio dejó caer la toalla, erecto, el pene se presenta ante su hija que aparta un poco el rostro, pero no la mirada.
«Necesito darme un baño, espérame en el cuarto… Papi».
Al pasar a lado de él Rogelio tomó a su hija por la cintura, la rodeó por su pecho y beso la mejilla de su hija como tantas otras veces, salvó que hoy está desnudo y erecto.
«Tómate tu tiempo mi amor»
Empapada, así sintió su entrepierna Estrella, su padre la soltó para darle un beso de buenas noches a Minerva y se retiró al cuarto. Desnuda en el baño la chica toca su vulva, caliente, húmeda por fuera, mojada en su interior, sus dedos juegan con sus sensibles senos, la llave de la regadera corre hasta conseguir la temperatura deseada, con jabón la chica limpia todas las partes se su cuerpo que pudiesen oler mal, evita su vagina, demasiado sensible, el roce de sus jabonosos dedos la hace gemir. El agua purifica su cuerpo, seca su cabello y se envuelve en una bata.
Sale del baño con la resolución de entregarse a su padre, contempla a su hermana quien ya consumó la entrega una noche antes, duerme plácidamente, es hermosa, parece un ángel, le da un beso de buenas noches y avanza a su destino.
Con una erección digna de una chica de 16 años, Rogelio espera por su segunda ofrenda, su amada Estrella, el lucero de la mañana. La chica de 16 años nació con los primeros rayos del sol, Rogelio tenía pensado llamarla Lucila, pero a través de la ventana sintió los rayos del sol en su rostro al mismo tiempo que la pequeña bebé lloró por primera vez al inhalar aire e inflar sus pequeños pulmones, en ese momento decidió cambiar el nombre a Estrella.
La chica entro al cuarto y se encontró con su padre desnudo, erecto, hermoso, todo eso la intimido, roja por la vergüenza apartó la vista del cuerpo de su padre, ella no es la pequeña atrevida y avispada Minerva, ella es la tímida y pudorosa Estrella.
“P-papá, ¿Ahora qué hago?”
El excitado hombre tomó el control de la situación, se levantó para cubrir su cuerpo con una bata, caminó hasta donde su hija lo espera. Rogelio es un hombre romántico, siempre lo ha sido, Paulina disfruto de cientos de muestras de afecto y de momentos especiales donde su esposo le hacía el amor dulcemente, nunca le hizo sentir absolutamente nada, fingía felicidad y placer, pero nada.
Por otra parte Estrella siempre vió a su padre ser cariñoso, atento y detallista con su madre, la chica anhela lo mismo, quiere sentir a ese hombre, afortunadamente, tiene a ese hombre frente a ella, dispuesto a tomar todo lo que tiene comenzando con su primer beso. Una mano en la cintura, otra en su mejilla, asustada y nerviosa se deja hacer, el calor de su padre la invade a través de sus manos, cintura y mejilla arden emanando entusiasmo a todo su cuerpo, la virgen vagina llora a raudales preparándose para recibir el pene que la transformará en adulto, palpita inflamandose con el flujo sanguíneo que en corazón bombea, los juveniles, hermosos y grandes senos, firmes por la edad y la sangre, lanzan pequeñas descargas eléctricas cada vez que la tela de la bata se mueve, los pezones duros como roca, suaves como bombón, reaccionan punzando, deseando que los besen, todos los poros de la piel de la chica están excitados, listos para recibir placer al tacto de la mano de este hombre que la tiene enamorada.
El aliento de ambos se cruza, Rogelio puede ver a Paulina en Estrella, en el fondo le da las gracias a esa mujer por haber hecho a esta niña idéntica a ella, muy a su pesar, reconoce que en algún momento amo a esa mujer, ahora tiene la oportunidad de amarla una vez más a través de su pequeña.
A paso firme los rostros están cada vez más cerca, la chica cierra los ojos, levanta sus labios y se para en las puntas de sus pies de manera instintiva, el primer contacto derritió a Estrella, esa primera sensación fue demasiado fuerte para su inexperto cuerpo, las piernas le tiemblan, recurre a sus brazos, se aferran al cuerpo de su padre para no desfallecer, el dulce beso de labios se transformó en un beso profundo, en el interior las lenguas de los amantes tienen un encuentro amistoso, se saludan por primera vez. La vergüenza, timidez y pudor se fueron perdiendo en ese beso, la fuerza regresó al cuerpo de la chica, asida del cuello de su padre corresponde con pasión y entrega, la virgen vagina está llena de sangre, húmeda y caliente para recibirlo, su padre detuvo el beso sutilmente, sabe que es momento, pero se va a saborear el momento.
La bata cae del cuerpo de Estrella, el hermoso cuerpo de 16 años heredado de su madre se muestra desnudo frente al hombre que la crió. Su figura paterna, al único hombre que llama o llamará papá contempla su cuerpo con visibles marcas de excitación, senos, labios, y vagina inflamados, pupilas dilatadas, respiración agitada. Orgullosa exhibe su cuerpo frente a su padre, ella sabe que es hermosa, senos grandes y firmes, cintura estrecha, vientre plano, glúteos formados, parados, firmes, piernas torneadas, la edad, herencia genética y ejercicios de la escuela de paga que su padre financía. Estrella se sabe hermosa como pocas, por primera vez en su vida muestra su sonrisa real, apacible, honesta, sincera, toma la mano de su padre y la estrecha en su mejilla, talla su rostro en ella, eso es algo que ha hecho desde bebé.
“Soy Estrella, tu hija, el lucero de la mañana que ilumina tus días, yo… te reconozco como mi padre, te amo como hija, pero te deseo como mujer”
Rogelio dejó caer su bata, tomó a su hija por sus glúteos cargándola, por instinto la chica rodeó la cintura y cuello de su padre, podía sentir el caliente pene entre sus labios vaginales y ano, sus jugos escurren mojando el pene, paso a paso, entre besos, la incestuosa pareja caminó a la cama.
Con toda la suavidad que su cuerpo le permitió recostó el cuerpo de su hija en la cama, el vello genital de ambos se pega gracias a los jugos de ella, Rogelio piensa en el vello vaginal de su pequeña Minerva, apenas puja por aflorar formando una ligera capa de fino “césped” al contrario de Estrella, su felpuda entrepierna esconde el hermoso canal vaginal. Recostado sobre ella se besan apasionadamente, el erecto pene presiona el canal vaginal, el movimiento de ambos mueve el pene, los labios mayores engullen el pene, los labios abrazan el glande, el vestíbulo besa la uretra y el orificio vaginal se expande permitiendo la entrada permitiendo el ingreso del falo.
Estrella gimió de sorpresa en medio de los besos, Rogelio se detuvo, no quiere ir hasta el fondo de un solo movimiento, quiere disfrutar de este momento. Palpa los senos de su hija, disfruta lo estrecho de su interior, glande y escasos 3 centímetros de falo ingresaron, suficientes para darle placer, dejarse sentir mutuamente conectados en el preámbulo del ingreso del pene que le pondrá fin a su virginidad.
“Te amo Papi”
“Yo también te amo mi niña”
Sin despegarse del beso incestuso Rogelió tomó las piernas de su hija acomodando su centro de gravedad, la flexible chica ubica y sostiene sus piernas en lo alto, le facilita la vida a su padre que ahora se da un festín con sus senos, gemidos de placer se escapan de su garganta, gime como nunca en su vida, no contiene en absoluto, por fin, sin su madre cerca y con la complicidad de su hermana, Estrella puede liberar el placer que siente igual que la noche anterior mientras se masturbaba, gemidos, suspiros y gruñidos, lo está disfrutando, nunca en su vida sintió tanto placer, sus dedos están lejos de igualar lo que siente en ese momento “papá, por dios, termina lo que iniciaste, te deseo completo”.
Rogelio cumplió el deseo de su hija, empujó su pelvis penetrando lentamente hasta la base, las manos de su hija lo abrazan con fuerza, el hombre reptó hasta alcanzar los labios de su hija que bebió hasta dejar secos. Unidos por sus genitales padre e hija disfrutan de su primera entrega, “papá, papi, te amo” “yo a ti hija, yo a tí”.
Apoyado en sus rodillas y codos, Rogelio entra y sale de su hija, arranca toda clase de sonidos de placer de su garganta, besa los pechos, cuello, hombros, rostro, oídos, su hija no alcanza a reaccionar, siente tanto placer que sus brazos y piernas no le responden, se deja hacer, la humedad de su interior forma gruesas costras, envuelve el pene que la posee, es diferente a su hermana, más espacioso, sí, pero también más terso, brindan la presión exacta para que en prepucio se recorra acariciando como suave terciopelo.
Otra diferencia marcada es la cantidad de orgasmos que puede alcanzar en menor tiempo, en esa posición tan cómoda para ambos, Estrella tiene los espasmos del primer orgasmo de su vida provocado por algo en su interior, explosivos como los de su madre, reacciona por primera vez en el coito empujando su vagina al encuentro del pene en su interior.
Si Minerva es agua, Estrella es fuego, una gigante luminosa que explotando en una supernova arrasando todo a su paso, caliente, intensa, regresa a la vida como un agujero negro que abserve todo en su interior. Despierta por el placer la chica se vuelve proactiva, busca los labios de su padre, sus piernas se afianzan a su espalda, sus manos sujetan el rostro del hombre que ama y la hace suya, explosión tras explosión su interior libera ondas expansivas de placer que la vuelven loca, su madre es igual, vive los orgasmos de la misma manera, la diferencia está en que necesita la violencia para alcanzarlos, su hija está aprendiendo a recibir placer mediante el amor, caricias y un ambiente seguro donde su integridad física y emocional están garantizados.
En intervalos de 3 minutos, nuevos orgasmos explotan en su interior, algo que su madre nunca pudo alcanzar aún con el potencial para eso. Rogelio no puede con tanto calor, con tanta humedad, con tanta pasión, está cerca de terminar, está en trance, abrasado vivo por el calor que su hija emana, con ambas manos sujetó el rostro de Estrella e impuso su autoridad, sin dejar de entrar y salir de su existencia, besó apasionadamente a su hija y concentró su mirada en sus ojos, de tal palo tal astilla, sentirse dominada y controlada estímulo su cuerpo, los orgasmos se fueron espaciando, el cosquilleo en su interior se alargó, el ritmo de su padre marcó el tiempo, 11 minutos de intenso cosquilleo, un total de 26 minutos de coito, un orgasmo final intenso para ella al sentir a su padre vertir su semilla en su interior mientras se ven fijamente a los ojos, sin parpadear, solo una lágrima rueda por su sien, feliz con lo que acaba de suceder.
Montado sobre su hija, Rogelio la besa con amor después de lo que acaba de suceder, toda la pureza e inocencia de su hija fue sepultada por su pene que sigue alojado en el interior, ninguno de los dos está dispuesto a romper el momento, pero todo tiene un final.
Agotado por la posición Rogelio se bajó, Estrella siguió a su padre hasta quedar acostada en su pecho, “te amo papá”, eso fue lo último que dijo la chica antes de quedarse dormida, exhausta en su primera noche de amor.
El hombre de 36 años piensa, sabe que las cosas no serán tan fácil, sabe que Paulina dará batalla, no es una mujer que se rinda fácil, pero, la realidad es distinta, el amante le robó joyas, se llevó de la casa todo lo vendible, su celular y camioneta, intentó marcar desde el teléfono de casa, pero tiene apagado el celular, utilizó una vieja tableta para ubicarlo por redes sociales, ya no existe, marcó al gimnasio donde le informaron que el anterior dueño vendió y desapareció dejando una deuda enorme a nombre de Paulina. Desconsolada le marcó a sus hijas pero la tienen bloqueada, intentó comunicarse con su esposo, pero su celular está apagado, la mujer está sola frente al mundo.
Por la mañana Minerva despierta a su padre con mimos, Rogelio abre los ojos lentamente, se estira y abraza con fuerza a su hija que acepta el afecto de su padre, “Ya hay desayuno, dejamos la habitación a las 12 e iremos a casa… Te compartiré mi tocino muack”.
Sentados en la mesa del cuarto de hotel Rogelio cae en cuenta de algo “¿Cómo han pagado todo esto?”, en ese momento descubre la independencia y madurez de sus hijas, movieron todo su dinero para que su madre no pudiera robarlo, han pagado todo, desde el hospital, hotel y alimentos, avisaron al trabajo de su padre, avisaron a su escuela, avisaron a su abogado, todo está listo si desea volver a casa, una patrulla los va a acompañar, y así fue.
Una patrulla los acompañó al domicilio, Paulina abrió la puerta y se hecho a los brazos de Rogelio pero Estrella se lo impidió, su estatura es similar, la fuerza física de su madre es superior, pero está golpeada, su cuerpo le duele, no podría apartar a su hija. La patrulla levantó la declaración, Paulina pensaba culpar a Rogelio, pero a estado todo este tiempo con sus hijas, la van a desmentir, la versión es que unos hombres vinieron a su casa, la golpearon y se llevaron todos los objetos de valor, Rogelio cambió la versión, Paulina llegó a su casa con su amante, lo esperaban a él y sus hijas, al no presentarse y no poder sacarle dinero de sus cuentas, su amante la traicionó, la golpeó y se llevó todos los objetos de valor. Los oficiales preguntaron si era necesario que se quedaran o preferían que la mujer se retirara, pero Rogelio tiene otros planes.
En la alacena hay café de la isla de sumatra, el favorito de Rogelio, su cafetera francesa sigue ahí, madre e hijas sentadas en la cocina esperan al hombre, regresa con 3 tazas, con leche para la pequeña Minerva, negro con azúcar para Estrella, negro solo para él. Paulina puede ver las sonrisas en el rostro de ellos, sabe que sus hijas la van a dejar sola, eso la pone furiosa, su padre biológico la usó por años y ahora la traiciona, “¡SON UNAS HIJAS BASTARDAS, ESTE IMBÉCIL NO ES SU PADRE!”, sorprendidas las chicas se ríen, “Ya lo sabíamos” dijo Estrella.
“En lo que a mi respecta, estas niñas son mis hijas, tienen mi apellido”, el rostro de Paulina está desfigurado, sus hijas le confiesan que ellas son quienes le han mandado mensajes, ellas son quienes hicieron la prueba de paternidad, estos días le confesaron todo a su padre, estos días los 3 decidieron seguir viviendo juntos como familia, es implica divorcio. Estrella menciona cárcel, tiene pruebas que por años a estado robando dinero de su padre, dinero que le ha entregado a su amante, pero la chica fue más allá, usando al abogado y mejor amigo de su padre investigó a su padre biológico, endeudado por el juego, el dinero del gimnasio lo tenía comprometido, usando documentos de su madre la usó para adquirir deudas que requieren su pago, listos para usar la vía legal, la inteligente chica falsificó firmas de su padre y le ofreció una cantidad razonable a su padre biológico hace tiempo, oferta que rechazó en primera instancia, pero que aceptó de inmediato cuando el plan de su amante falló.
“Obtuve el gimnasio para recuperar algo de lo mucho le robaste a mi padre, para asegurarme que no pudieras quedarte con nada”, Paulina mira furiosa a sus hijas, pero Rogelio está presente. La llegada del abogado fue una sorpresa para ambos adultos, de su maletín sacó los papeles de divorcio, en ellos Paulina acepta renunciar a todo, se irá de la vida de su esposo e hijas a cambio de $50,000 pesos, suficiente para vivir modestamente una buena temporada, la mujer está deshecha, pero no acepta el trato, le pide a la familia hablarlo.
El abogado se retiró dejando el contrato, en caso de aceptarlo, solo tienen que llamarlo o hacérselo llegar. Una vez solos los 4 Paulina jugó su carta final, “Si creen que no me doy cuenta de lo que pasa, están mal… Puedo ver sus miradas, puedo ver su trato… ¿Dime, mis hijas aún son vírgenes?” Rogelio comenzó a carcajearse, confesó todo y le preguntó por las evidencias, la invitó a denunciarlo, las chicas van a negarlo todo, al final el juicio será por quedarse la patria potestad de las chicas, de Minerva en realidad, Estrella tiene la edad, inteligencia y respaldo económico para pedir su emancipación sin problemas, respecto a Minerva, quedarse con la patria postestad será fácil, ella no tiene dinero ni trabajo, el tiene casa, empleo y mucho dinero, será como quitarle un dulce a un niño.
«Aquí la cuestión es ¿Tienes dinero para el juicio que vas a perder?»
Paulina comenzó a gritarle e insultarlo, lo llamó monstruo, le dijo de lo que iba a morir, intentó levantarle la mano pero una bofetada la mandó sentar. Su cabeza da vueltas, desorientada perdió el conocimiento en la silla. Varias horas después Paulina despertó con dolor de cabeza agudo, sola, sentada en el comedor. En la cocina Rogelio y sus hijas comen comida china, Paulina muere de hambre, nadie le ofrece un bocado.
En ese momento de total vulnerabilidad se da cuenta que no está para imponer, recargada en la puerta les pide negociar, «no tengo nada, no tengo a dónde ir, no tengo hijas, no tengo esposo, no tengo amante, por favor, te vas a quedar con mis hijas, al menos merezco algo digno por eso».
Rogelio le ofreció comida y tomar asiento, la mujer come con dificultad, ve a su aún esposo hablar en voz baja con Minerva, la chica atiende y comienza a redactar en su celular.
La comida china le supo a gloria, esto es relevante porque ella odia la comida china, la primera parte de su derrota. Rogelio le pide que coma tranquila y piensa que quiere, no da garantías, pero quizá algo puedan hacer.
Casa, dinero y protección, lo más básico, en eso pensó Paulina, ella quiere más, pero no sé atreve a pedirlo, Rogelio le ofrece un pequeño departamento de un solo cuarto, ese cuarto humilde es donde vivieron los primeros años, eso cubre la casa, dinero, le concede $5000 mensuales, con eso cubre sus necesidades alimenticias, el agua, gas y luz van por su cuenta, protección, tendrás que cuidarte tú sola, no soy tu niñero.
A cambio, no se van a divorciar, pero, tendrá que firmar una confesión, una dónde dice que aceptó el departamento y la «pensión» a cambio de permitir que el tenga relaciones sexuales con sus hijas, es decir, ella acepta ser cómplice, si habla, o alguien más habla, ella caerá con él.
«Tómalo o divorcio más juicio por la patria potestad».
Resignada aceptó la oferta, esa noche dormirá en el cuarto de una de las chicas y ellos dormirán encerrados en la recámara principal.
La noche torturó a Paulina, entre el dolor físico, lo amargo de la derrota y el sentimiento de culpa por todos esos años desperdiciados, se levantó de la cama decidida a escuchar por la puerta del cuarto.
Dentro los tres ocupantes descansan, ninguno de ellos se siente con ánimos de copular, pese a la victoria, optaron por dormir abrazados, aunque pasaron más de una hora dándose mimos.
Sorprendida por el silencio Paulina regreso a su cuarto, en el pasillo vió una foto familiar, Minerva tiene 6 añitos, sentada sobre las piernas de Rogelio, sonríe mostrando sus dientitos, de pie abrazada a él, Estrella muestra una sonrisa conservadora, los tres se ven felices a diferencia de ella, su sonrisa es fingida, recuerda que ese día llegó tarde al estudio, su vagina rellena de esperma de su amante, orgullosa de las hijas que procreó con su macho y los cuernos de Rogelio, se quedó con ganas de un tercer hijo, pero se ligo las trompas después del rechazo de su amante por su hija idéntica a él.
Paulina llora en el pasillo, tenía todo, pero fue más su deseo sexual, dinero, estatus social, Rogelio no es feo, más jóven que ella, hace el amor con dulzura, no supo valorar nada de eso, cegada por el trato le dió su amante, la violencia se volvió parte de su vida, recuerda que alguna vez fue como Estrella, inteligente, hermosa, noble, se dejó llevar por las palabras de un malenante que tenía sus propios planes para ella.
Un taxi vino a recoger a Paulina, había firmado su confesión, en los días siguientes recibió distintas visitas, camiones repartidores de mueblerías, muebles sensillos y baratos, pero tenía todo lo necesario.
Deseosa de sexo de le ofreció muchas veces a Rogelio, «sexo pacífico y de buena voluntad, para demostrarle que puede confiar en ella», Rogelio siempre se negó.
Rogelio vendió la casa y compró una más grande, 6 habitaciones, una para él, una para Estrella, otra para Minerva y 2 para los hijos que espera concebir con ellas. Nadie se esperaba que fuera necesario tan rápido.
4 semanas del primer encuentro de Minerva y 8 encuentros sexuales intensos después, la chica se despertó con náuseas y vómitos.
La noche anterior su padre le hizo el amor, culito en pompa el pene de su padre entra y sale rítmicamente, su flujo es inholoro, abundante, gime poseída, presa de todo lo que su cuerpo siente, su padre expulsa todo el contenido de sus testículos en el interior de la útero. Pasaron la noche entera juntos, era un día seguro, pero tiene 4 semanas que todos los días son seguros.
Desnuda la chica salió del baño buscando a su padre, los otros dos habitantes se alistan para irse a trabajar y la escuela, preocupados porque Minerva no baja, su hermana y padre la ven llegar a la cocina, desnuda, semen seco entre sus piernas, haciendo pucheros, ojos rojos, «Paaaaaaapiii… Creo que estoy embarazada».
Padre y hermana acuden a su auxilio, la abrazan y miman preocupados, no es el embarazo lo que les preocupa, es la integridad física de la chica de 12 años, su cuerpo apunta a ser tan voluptuoso como el de su hermana, aún no termina de desarrollarse y ahora está probablemente ocupado con la gestación de una nueva vida.
Esas son las ideas de Estrella y Rogelio, albergan la teoría que puede ser una infección, pero Minerva está en lo correcto, está embarazada.
Dejaron a la chica en casa, al regresar su hermana de inmediato fue a atenderla, la encontró leyendo sobre los riesgos y cuidados de una pre-adolescente embarazada, su hermana volvió con 2 pruebas de embarazo de diferentes marcas, un poco de orina y dos resultados positivos.
La chica de 12 años sonríe con preocupación, la hermana la abraza preocupada por la integridad física de su hermanita, «todo va a estar bien, cuando llegué papá veremos qué hacer».
Ninguno de los tres piensa en aborto, el único pensamiento es la coartada. Minerva será madre soltera, un chico de 15 años la engatuso, embarazó y huyó. Extremaron precauciones en Estrella, no tendrá hijos hasta terminar de estudiar. Rogelio se siente culpable, no pensó en cuidar a sus hijas, confío en el conteo, pero falló.
El médico confirmó, 4 semanas de embarazo, eso los lleva a la conclusión que quedó en cinta en su primera vez. La niña es aún jóven, muy joven, su cuerpo no está listo, sugieren al padre un aborto.
Sentados en la cama del hospital Rogelio conversa con sus hijas, ninguno de los tres lo desea, pero la desición es obvia.
«Aún hay mucho que quiero hacer, sexo anal, sexo oral» Minerva trata de mantener el ánimo, Rogelio a sido conservador en el sexo con sus hijas, el trío ríe entre lágrimas, pero saben que no es el momento, si fuera Estrella el embarazo seguiría adelante, pero es Minerva, la niña de sus ojos, la única y mejor amiga de Estrella.
El aborto se llevó acabo con las secuelas propias del mismo, algunos días de reposo y abstinencia después la chica inicia su método anticonceptivo, DIU sin hormonas igual que su hermana.
Pasado el sobresalto en el que ninguno de los tres tuvo sexo, la actividad amorosa regresó a la familia. Rogelio estableció su propio orden, esa noche le tocó visita a Estrella, acurrucada en su cama, desnuda, aguarda por su padre, el sonido de la puerta y algunos pasos, un beso paternal en la frente, un beso de amante en el cuello.
El apasionado corazón de la chica arde rápido, bombea sangre a todo su cuerpo preparándose para la noche de amor que tendrá.
Cuál becerro hambriento, Estrella baja a mamar del pene de su padre, sin mucha experiencia pero muchas ganas, la chica hace lo que su corazón le dicta, y el corazón de una mujer enamorada nunca se equivoca. Rogelio suspira a ojos cerrados, el inocente sexo oral de Minerva es lindo, pero Estrella, Estrella podría pasar por una profesional.
La tímida y conservadora chica ha despertado desde la primera vez que hizo el amor con su padre. Se deja llevar por el calor que nace en su entrepierna y actúa como una hembra en celo, solo para su padre, hombre agradecido que devuelve el favor. Jalando las piernas de su hija expuso la hermosa vagina que es solo para él, mete su áspera lengua de adulto en la fresca pero caliente vagina que ya escurre deseosa de ser comida por primera vez.
Cualquier chica inexperta sentiría sobresalto ante la maniobra, pero no Estrella, ella se entrega en cuerpo, mente y alma a su padre, sin dejar de complacerlo con la boca se deja manipular, coopera relajando su cuerpo, el contacto con la lengua de su padre eriza toda su piel, el asalto al clítoris fue tan placentero que la chica detuvo su maniobras orales para gemir con el pene de su padre en su boca.
Paulina en su nueva casa se masturba lento con un dildo, se concentra en lo que siente, busca luchar contra sus impulsos y aprender a disfrutar de sexo normal, el dildo es una especie de terapia para intentar tener una vida normal. Cansada y sin haber conseguido nada llora recordando lo único que le gustaba de Rogelio, su sexo oral. La boca de Rogelio hace magia, de los orgasmos que alcanzó alguna vez con él, más de la mitad fueron propiciados por su boca.
Su hija Estrella se beneficia de esa boca en estos momentos, con el pene en su boca la chica se aferra a las sábanas con fuerza, empuja sus caderas contra la boca de su padre con fuerza, desde que iniciaron con su nueva vida, es la primera vez que su padre le da sexo oral a ella, se guardaba esta carta para cuando tuviera la certeza que todo funcionaría bien, y así es como se siente Rogelio en este momento, seguro de lo que hace.
Minerva se despertó con los gritos de placer de su hermana, curiosa fue a ver lo que pasaba, se emocionó con lo que veía, deseaba tener lo mismo, pero no era su turno, se limitó a observar.
Lo mismo de siempre, la forma de experimentar los orgasmos es diferente entre las hermanas, para Minerva son olas pequeñas, una tsunami, el ojo del huracán y finalmente la tormenta perfecta, algo tan devastador como un huracán nivel 5.
Estrella es diferente, su nombre le queda como anillo al dedo, es fuego puro, cuando alcanza su primer orgasmo viene un segundo, tercero, cuarto, quinto y puede seguir y seguir como pequeñas ondas gravitacionales producidas por el centro de su vagina hasta que su padre la ayuda a estabilizarse para llegar a esa exploción final que evapora el agujero negro.
En ese momento Estrella es el agujero negro, orgamos con intervalos de 2 a 2 minutos y medio, comienza a coger el ritmo, retoma el sexo oral a su padre, su pene gotea, a ella le encanta ese jugo, se lo mete a la boca succionando con amor, los testículos peludos de su padre cuelgan frente a sus ojos, hermosos, la hipnotizan, sus manos se apoderan de ellos, el perineo es rozado por las uñas, Rogelio salta de sorpresa, nunca le habían tocado ahí, de pronto se sintió vulnerable.
Minerva que lo ve todo decide intervenir, arrodillada detrás de su padre acarició sus glúteos, su hermana le ofrece los testículos y la osada chica no pierde la oportunidad. Rogelio se ríe con la lengua dentro de Estrella, sin detenerse con su labor oral sigue llevando a Estrella de orgasmo a orgasmo.
Tristemente para Rogelio, Minerva no está ahí para darle placer, la chica es osada, curiosa, atrevida y ha visto demasiada pornogragrían con “fines educativos”. Su boca atiende los testículos, su nariz se frota en el perineo, Rogelio puede sentir la respiración de su hija, su lengua… Sus dedos.
Dando “pasitos” con sus dedos, la chica se pasea por las nalgas de su padre, tiene un objetivo, antes de darle su virginidad anal, ella quiere tomar la suya, esta determinada, se lo hizo saber a su padre hace un par de días, el hombre sabe que su hija hablaba en serio, sabe que esa noche su ano está en peligro, pero Rogelio calcula las posibilidades, la virginidad de su hija de 12 años a cambio de dejarla meterle su dedo, la condición es simple, no hay sexo anal hasta no obtener lo que quiere. Mientras degusta la exquisita vagina de su hija mayor valora la situación, el tiempo se le acaba, Minerva se acerca a su ano, el hombre se arrepiente de no haberla probado antes, es exquisita, suave, esponjosa, carnosa, su lengua es aprisionada por los labios, piensa en los dedos de su hija menor, tiene 12 años, aún no son dedos muy largos o gruesos, son visiblemente más delgados que los de su hija mayor o los de su ex esposa, “¿Qué demonios? Al mal paso, !darle prisa¡”.
Dejándose llevar continuó bebiendo de la jugosa vagina de su hija mayor, jugos espesos, sentía que se tomaba uno de esos licuados de nopal y sábila que le hacen sus hijas, los odia, pero en este momento se los bebé ávido, le saben al más dulce néctar, aún mejor.
Pícara, jugando, malvada, un ángel, así es Minerva que empuja su dedo medio contra el ano de su padre, un nudillo, hace una pausa para girar, pero no espera demasiado, ella sabe que cuando el pene adulto de su padre entre en su ano de preadolescente de 12 años le dolerá, por eso empujo todo el dedo hasta el fondo con malicia y una sonrisa juguetona.
Su pobre padre gime de sorpresa por la invasión, es un dedo delgado, corto, le causa incomodidad y cosquillas, pero no dolor. Malvada y traviesa, gira y saca el dedo del ano de su padre mientras su hermana se viene abajo de ellos con el servicio oral de su padre, apenas si atiende el pene.
“Ya obtuve lo que quise, ya me voy”, el delgado dedo salió bruscamente el ano causándole cosquillas a Rogelio, Estrella yace agitada, empapada en sudor de su padre y hermana, se siente maravillosamente bien, su vagina empapada palpita lista para recibir su dosis de semen caliente, una nalgada y la niña de 12 años sale del cuarto oliendose el dedo “huele a cola” le grita a su padre, Estrella se ríe, unas palmaditas en sus glúteos le indican que levante las pomis, una almohada debajo y listo, en la altura y posición perfecta.
“Papi… Me gusta esto… Me gustan estos juegos… Pero prefiero hacer el amor”, Rogelio sonríe “Yo también hija, tu madre siempre me recriminó eso, pero ella no me incitaba, es demasiado violenta”, el pene de Rogelio entró por onceava vez en el interior de su hija, Estrella lo espera con los brazos abiertos, sabe que su padre la montará y se besaran todo el coito y mucho tiempo más “Ven aquí, !ámame¡”.
Para ellos este es el momento más especial, besos jugosos, ruidosos, calientes, Estrella afianzada a su padre, menos de la mitad del pene estimula su genitalea, pero es es más que suficiente, se siente unida a él, su papi le hace el amor, aprisionada contra el colchón, atada a él por las extremidades de ambos, en esa pose, la mejor para procurar la fecundación, Estrella se siente sometida a su padre, pero no es el sometimiento violento que su madre gusta, es un sometimiento de entrega en el que su padre tiene acceso a todo el cuerpo de su hija y esta se lo da con ahínco.
Suaves movimientos de cadera, gemidos de ambos, palabras lindas, caricias, si el mundo los viera podrían decir sin miedo a equivocarse que en esa pareja hay amor, “Con esta pose, cuando estés lista, te voy a embarazar”, “Aaaaah, sí, papi”, ninguno de los dos durará mucho, el ritual ha comenzado, padre e hija se miran fijamente a los ojos, sienten que sus almas se conectan cuando hacen eso, la respiración es intensa, agitada, breve, los testículos de Rogelio se contraen, el útero de Estrella se tensa, ese cálido y húmedo terciopelo estimula al hermoso cilindro de carne animándole a verter su semilla en el interior en un simulacro de lo que será la creación de un nuevo ser humano.
Ojos y boca abiertos, pupilas dilatadas, espasmos, el calor del semen impactando en el fondo de la chica, una mujer recatada y conservadora en su forma de vestir y actuar ante todos, robando la atención de cuanto hombre cruza en su camino, despampanante, exuberante, hermosa, inteligente, enamorada profundamente del hombre que identifica como su único padre, abierta de piernas, abrazada a él, recibe en su interior el semen que algún día la hará madre.
Su orgasmo es intenso, el impulso se sacudirse como animal salvaje enjaulado pujando por su libertad la invade, pero su padre la tiene bien atrapada, no solo física, también emocional y psicológicamente, toda esa energía se canaliza a un solo punto, la Estrella gigante explota en una hypernova, un orgasmo intenso, como siempre.
Estrella no se cansa de besar a su padre, nunca es demasiado, podría vivir pegada a sus labios, se rehúsa a dejarlo ir, su padre lo sabe, ella siempre busca prolongar ese momento, apenas llevan un puñado de encuentros y ya se conocen muchos detalles. El sexo anal con ella es un tabu, aún así se lo permitirá, si su padre realmente lo desea, ella está dispuesta a entregarselo, es un placer que Rogelio se reserva para despúes. Los besos son la espina vertebral de su relación, sus encuentros inician y terminan en besos. Los senos de Estrella son sensibles, no toleran el dolor, su padre los besa, lame y acaricia siempre con delicadeza, algún suave pellizco esporádico, pero nada más. Las nalgadas son parte del menú, Estrella ronronea como gatita cuando su padre la nalguea, nada muy violento, una palmada con la yema de los dedos es suficiente para hacerla parar su trasero al aire y morderse los labios diciendo que ha sido una niña mala.
Llaves y técnicas de sumisión son la delicia de Estrella, cuando su cuerpo es sujetado con fuerza quedando inmovil siente que todos sus sentidos se concentran en un único punto, su padre descubrió eso desde el segundo encuentro y explota este recurso en cada encuentro.
El encuentro termina oficialmente con un parpadeo acompañado de un “Te amo papi…”, “Yo a tí mi niña…”, con eso el pene de Rogelio abandona por completo el interior de su hija para fundirse en un abrazo.
Minerva… Minerva es otra historia, la chica de 12 años tiene un potencial ilimitado, no vive el sexo de una forma tan intesa como su hermana, lo suyo es la exploración y la experimentación, los juegos, lo que tiene de hermosa lo lo tiene de traviesa, no tiene reparos ni tapujos, despúes del aborto y del DIU se volvió mas intrépida, se prometió probar todo lo probable con su padre antes de su siguiente embarazo. Hostiga a su padre para comprar juguetes que usarán en su habitación, la chica ha crecido desde muy chica leyendo y viendo material para adultos, su imaginación a volado desde muy chica, su único límite es la fidelidad y devoción a su padre, no se imagina a otra persona que no sea Rogelio, como lo llama en su cabeza, quien la toca o posea.
Su apretada vagina alberga el pene de su padre sin problema desde el primer encuentro, la chica es diferente físicamente a su hermana, no solo el color de piel o rostro, también el color de los ojos, cabello, los únicos rasgos que comparten son la forma de la boca, dientes y labios, nariz y tono de voz, de ahí en fuera, son diferentes.
A diferencia de su hermana, ella se masturba frenéticamente entre encuentros, a veces escuchando a su hermana y padre, otras veces, cuando la casa está en silencio, se masturba pensando en todo lo que su padre la hace sentir, mariposas en el estómago, protegida, amada, respetada, apoyada, amor puro y duro, siente el calor que su padre le transmite en cada acción.
Ambas chicas son fieles a su padre por diferentes motivos, mientras lo de Estrella es amor incondicional, Minerva es fiel porque es conoce la historia de su madre y Rogelio, su padre biológico la rechazó, su madre la rechazó, la única persona que siempre le ha dado amor, atención y reconocimiento por sus logros sinceros ha sido al hombre que reconoce como padre, no imagina su vida a lado de otra persona, solo Rogelio y su hermana.
Todos los días sueña con él, se imagina ser suya de todas las formas posibles e imposibles, no es una romántica empedernida como su hermana o padre, ella es del tipo activo, le gusta hacer, experimentar, todo apunta que será investigadora de campo, herencia paterna, su padre biológico es así, lleno de energía, de su madre heredó la inteligencia, bastante, pero todos saben que Estrella es el cerebro de la familia, sin mencionar que emocionalmente es mucho, pero mucho más abierta y madura, se lleva de calle a su hermana mayor cuando se trata de elocuencia o expresar sus sentimientos.
“Papi… Hoy me vas a sentir…” manos libres pero ojos vendados, Rogelio disfruta de las travesuras de su pequeña hija, mordidas, besos, pellizcos,quejidos de él, risa de ella, risas de ambos. El padre se deja hacer, siempre excitado, su pene erecto listo para cuando la pequeña decida montarlo, es la primera vez que hacen el amor desde el aborto, no se sentía con ánimos, pero esa noche tiene ganas de jugar.
Su padre alterna entre ellas con un día de descanso entre sesiones, hace 2 noches le metió el dedo a su padre por el ano, hoy lo tiene con los ojos vendados acostado en la cama, su tierna vagina se talla en las extremidades de su padre, le gusta sentir el vello masculino, le causa cosquillas y placer, aunque su parte favorita es el dedo gordo, se sienta sobre la mano de su padre metiendo el dedo gordo en su vulva, hoy Rogelio pretende adelantar a su promesa, su dedo medio juega en su oscuro ano, rojo, estrecho, virgen, “hey, hey, hey, eso es privado” dijo la chica jugando sin apartar su ano del dedo.
“Te amo Rogelio…”, dijo Minerva removiendo las vendas de su padre de los ojos con el dedo gordo incrustado en la pequeña vagina con apenas vello. Es hermosa, ambos padres son hermosos, Rogelio celebra eso en silencio, “Yo también te amo Minerva”, el corazón de la chica se aceleró, desea a su padre dentro, quiere sentir el caliente esperma en su interior, pero Rogelio quiere beber de sus otros labios, “!ME VOY A SENTAR EN TU CARA¡”, más tardó en decirlo que en hacerlo, “Esto lo he visto mucho en FB”, dijo la chica que emocionada deja caer su vulva en las abiertas fauces de su padre, un jadeo sale de su boca cuando la lengua entra profundo en su interior.
La chica de 12 años disfruta de la nueva experiencia, no entiende como una boca puede dar tanto placer, es una golosa, pretende disfrutar de esta nueva experiencia todo el tiempo que pueda, tiene su propia agenda, no tiene paciencia, tampoco es cautelosa, es más bien del tipo acelerada, atrabancada, pretende comerse el pene de su padre por el ano, tiene días practicando con sus dedos.
Rogelio tiene más de 25 minutos pegado a la vagina de su hija, su rostro está empapado en sudor y fluidos, no le gusta comparar, pero los jugos de Minerva son deliciosos, quizá por inmaduros, tienen un dejo dulce. La lengua a tallando tanto el punto G de la niña que ya le arde, 4 orgasmos es el límite, su agotado cuerpo es sostenido por su padre, sus piernas no le responden, es su padre quien la tiene que ayudar a bajar “Parece que es todo por hoy, pequeña viciosilla”, somnolienta la niña sonríe a su padre, “Me gustó mucho papá, perdón… Pero no te voy a dejar así, dame un momento”.
Como padre amoroso Rogelio acaricia la frente de su hija, juega con sus mechones castaños, sopla su frente para refrescarla, “Eres la niña de mis ojos, mi bebé”, con los ojos cerrados, dejándose mimar, en esos momentos Rogelio no es su amante, es ese padre amoroso que muchas veces se desveló cuidandola cuando enfermaba de niña, es el hombre que la enseñó a leer, con paciencia le enseñó matemáticas, fomentó su curiosidad con libros, documentales, fue un padre ejemplar, amoroso, “Te amo papá”, bendita juventud, lista para todo en momentos. Su padre acostado boca arriba recibe un sexo oral de campeonato, ambas hijas son increibles usando la boca, si bien Estrella se deja llevar por lo que su corazón le dice, Minerva sabe lo que está haciendo, videos, cientros de vídeos como material de estudio y plátanos como instrumento de prueba.
La chica se mete el pene entero y hace maravillas con su lengua, cero reflejos guturales, abundante saliva, masaje de testículos, todo en uno, Rogelio está en la gloria, tiene dos jovencitas dispuestas a darle placer con todo su cuerpo, se entregan a él, piensa en todos los años con su esposa, el sexo era desagradable, una obligación, despúes de acostarse con ella se sentía mas cansado y tenso de lo que estaba.
En el departamento Paulina llora frustrada, es hermosa, pero ningún hombre se atreve a nada con ella, todos conocen su historia, desde que ella vivía ahí con su esposo a la fecha las cosas han cambiado, familias decentes que le dan la media vuelta, hombres que la miran con deseo, pero les da asco, todos conocen su historia, el único tonto era Rogelio.
Pesadillas recurrentes, imagina a sus hijas disfrutando a Rogelio, sexo desenfrenado, sucio, las chicas se entregan de las formas mas turbias al hombre que las crio, en sus pesadillas se burlan de ella, despierta sudando, anhela sentir a Rogelio.
Boca abajo con su colita parada, Minerva se aferra a las sábanas, es una sensación extraña, morbosa, prohibida, sucia, le encanta, su padre le «come el culo» a petición de ella, la lengua raspa el exterior, intenta entrar en tan pequeño y estrecho lugar, el esfínter rechaza al invasor, pero la lengua es el músculo más fuerte del cuerpo, tanto raspar e insistir vencieron la resistencia, el una vez diminuto asterisco comienza a tomar forma circular, se expande ante el invasor, saliva invade el interior, la chica jadea y puja de placer, «cómeme, bien comida, te quiero sentir dentro, ábreme bien con tu lengua».
Rogelio nunca a tenido sexo anal, el sabor es diferente, tolerable, se saborea lo que va a sentir si logra penetrar tan pequeño hueco, piensa en su esposa ¿Alguna vez lo habrá hecho anal? se pregunta sorprendido que el dedo meñique entra sin tocar las paredes del dilatado orificio.
«Creo que ya estás lista», un miedo emocionante recorrió el cuerpo de Minerva, sus glándulas suprarrenales liberan epinefrina, acelerada, curva su cuerpo como en las películas pornográficas, separa sus nalgas mostrando el dilatado y relleno de saliva ano. Su padre acepta la invitación.
Pocos momentos te marcan en la vida, para Paulina, el día en que perdió la virginidad a manos de su ex amante, un tipo mayor que ella, guapo y musculoso, la chica de 19 años cayó rendida ante su carisma y belleza, a los 3 meses de conocerla se la llevó a la cama.
Se resistió, le gustaba, pero no sabía si quería algo con él, solo era un «faje», toqueteos, besos, algo de oral, no muy convencida y forzada, el hombre tomó su virginidad en su propia casa. Las manos de ese hombre, ásperas, fuertes, sus besos, la violencia con que la penetró, esa noche Paulina no obtuvo placer, solo vergüenza y dolor.
Fue con su madre a pedirle ayuda «eso te pasa por puta», ¿Soy puta?, Pensó la chica, ¿Ayuda del padre? ¿Qué padre? Paulina fue criada a medias por su madre soltera, una mujer corrupta que acabó mal, drogada, se ahogó con su propio vómito el mismo día que su hija fue violada.
Rogelio también es un hombre marcado, él sabía, pero se mantenía al margen, su padre nunca le pareció cercano, era un hombre extraño, por momentos afeminado, otras veces severo y cruel. Su madre era una mujer liberal, constantemente le tocaba llegar a casa en los días de verano para encontrar a su madre desnuda «hace calor», muchas veces vió marcas en su cuerpo, pero él no decía nada.
Muchas veces escuchó a sus padres decir «ese chico es muy tímido, deberíamos traerle unas putas», cosa que le llenaba de terror, no solo era tímido, también inseguro, en esos días era un chico de 12 años, acomplejado por su madre y su desnudez, además de su padre y su bifocalidad.
El evento trágico sucedió cuando tenía 14 años, libre de exámenes por su brillantez y dedicación el chico volvió a casa temprano para encontrar a su Padre de rodillas chupando el descomunal pene de un hombre y a su madre ocupada con otros 3.
Ninguno de los dos dió explicación, lo enviaron a su cuarto, desde ahí escuchó la orgía que sucedía en su sala. Al final de los eventos no hubo plática, justificación, disculpas, solo hubo un «Ya lo sabes» y a partir de ese día sus padres no ocultaron nada.
Rogelio creció con el miedo de ser homosexual, enamorado de su madre, acomplejado con el sexo.
Acudió a terapia en secreto, luchó por años con esos sentimientos, el miedo a la homosexualidad siempre estuvo presente hasta los 17 años. En su lecho de muerte su madre habló con él, se disculpó y le ofreció la verdad cuando el chico asustado le confesó a su madre su miedo «él no es tu padre».
El alma le volvió al cuerpo, volvió a nacer, quedó huérfano a los 18 años, lo único que le quedó fue una pequeña casa y algo de dinero, suficiente para pagar sus estudios sin trabajar, financiado con algunas becas. Tenía un futuro brillante y un deseo, tener una familia amorosa.
Volvamos a la noche donde nos quedamos, el glande de Rogelio besa el dilatado y empapado ano de Minerva. La dilatación es suficiente para que medio glande entre sin problema, esa es la parte delgada, el resto del glande es grueso, tan grueso como el tronco, pero lo que realmente le preocupa a Rogelio es el frenillo, más grueso que el resto, sobresale como una corona.
Sujeta por la diminuta cintura, Minerva jadea a cada milímetro que invade su recto, su padre maravillado por el placer continúa con el asalto, presa del momento, apenas si guarda un poco de sobriedad para escuchar a su hija, en el momento que el jadeo sea un sonido de dolor, se detendrá.
El glande expande el ano, la chica con las pupilas dilatas enfoca sus sentidos en esa parte, su padre está tomando su virginidad anal, se siente una puta, no hay dolor, solo emoción, entregada al hombre que ama aguanta la penetración anal por amor.
Llegamos al frenillo, la parte más gruesa, para sorpresa de Rogelio, entró con apenas resistencia. Minerva siente como el pene de su padre va raspando su interior, «aaahg» gemidos mezclado con jadeos, todo se siente natural, orgánico, la incestuosa pareja desea esto, «aaaahy», «uuuuugff», la chica se queja dulcemente, Rogelio comienza a gemir también «aaaaagh» escapan de su boca, Minerva sonríe, puja con malicia, saborea el momento, apenas si hay dolor, arderá cuando pasé el efecto de la epinefrina, pero por ahora, el morbo los domina a ambos.
Rogelio no es un animal salvaje, es un amante que disfruta dar placer y amor, con una mano acaricia la espalda de su hija «delicioso mi amor», dice mientras retrocede unos centímetros, roncos gemidos anuncian el regreso invadiendo un poco más el ajustado ano, su hija gruñe, cada vez que sale el ano se expande hacia afuera, al volver se contrae, no logran mucho avance, pero la resistencia y elasticidad del ano de 12 años comienza a entender el juego.
«Ooooooooh» ronco y ahogado, así celebró Rogelio la conquista del ducto anal, «yyyyhaaaaa» a forma de pujido de Minerva.
Rogelio necesita darle amor a su hija, el sacrificio que está haciendo lo tiene mas que complacido, subió sobre ella, la chica estiró sus piernas por el peso, boca abajo con su cuerpo estirado siente a su padre cubrir su humanidad al completo.
Besos, caricias, los brazos estirados por sobre su cabeza, las manos unidas a la de su padre, la otra mano aprieta su hombro. Rogelio se toma su tiempo, saborea la presión, se pregunta por qué a su hija menor no le duelen las penetraciones, tiene la certeza de su virginidad, ¿Por qué le fue tan fácil tomar ambas virginidades?, la respuesta radica en la propia personalidad de Minerva, no tiene miedo de probar cosas nuevas, le gustan las emociones fuertes, su cerebro inunda el torrente sanguíneo de la chica con adrenalina, dispuesta a todo, expone su cuerpo para que su padre haga su voluntad, no le importa su propio placer, es una mártir cuando de complacer a su padre se trata.
Rogelio da inicio oficial al coito anal, un raudal de nuevas experiencias invade a la pareja incestuosa. Una presión distinta a la vagina, un canal con una profundidad diferente, superior al útero, no hay lubricación, solo la saliva y sudor, ese aroma a recto que lo embriaga, es como ver a una serpiente devorar a su presa repetidas veces. La elasticidad del recto es diferente, mientras que la vagina se adapta y envuelve con suavidad, el ano se estrecha y lucha por expulsar.
Los gemidos de su padre avivan el deseo de la chica, “le estoy dando el culo a mi papi”, mordiendo sus labios comenzó un coqueteo movimiento de caderas, sus nalguitas rebotan contra el pelvis de su padre, las gira tímidamente revolviendo su interior, pone atención a los suspiros de placer de su padre, sabe que le está gustando y que está cerca de llenarle el recto con caliente esperma. Minerva lo anuncia, desea sentir a su padre escupir leche caliente en su interior.
Vigorosa y profunda, así fue la estocada final de Rogelio, estocada que le valió eyacular como pocas veces en su vida, estocada que le causó sorpresa a la chica. Satisfacción, cálida satisfacción, a sus 12 años Minerva ya le entregó todas sus virginidades a su padre, y tuvo un aborto.
Minerva es menos empalagosa que su hermana, ella disfruta de los mimos, pero no es dada a darlos, se deja consentir por su padre que la colma de atenciones después de la entrega, tampoco es demandante como su hermana, permite que su padre sea quién decida en qué momento detenerse. Su anito sigue albergando el pene adulto de su amante, recibe besos y caricias, palabras morbosas, cumplidos, todo lo necesario para hacerle saber lo bien que se la pasó.
Extraído el pene se da por consumado el desvirgamiento, elástico, propio de la edad, el ano de 12 años se contrae sin alcanzar a cerrarse en su totalidad. Normalmente les gusta dormir oliendo a sexo, pero esta noche amerita un baño. En la regadera Rogelio no se quiso quedar con las ganas, contra la pared penetra con fuerza a su hija que gime aferrada a la espalda de su padre, el agua fresca recorre sus cuerpos, gemidos acompasados a los embates del hombre, el ligero cuerpo de la chica le permite hacer lo que se le dé la gana con ella, cargarla firme o subirla y bajarla, no durarán mucho, no es sexo salvaje, es hacer el amor intensamente, en minutos el resto del esperma caliente brota impregnando el interior de la chica.
Por la mañana Minerva paga las consecuencias, adolorida sufre en el baño cuando trata de defecar, habla al respecto con su padre en la mesa ante la atenta mirada de su hermana “lo volveremos a hacer” dice orgullosa la niña de 12 años que le ha entregado a su padre todo lo que tiene para darle.
Todo es amor y felicidad para esta familia poliamorosa, se cuidan entre ellos, se ayudan entre ellos, no existe tal cosa como los celos o la envidia, el padre reparte su amor de manera equitativa de la forma que más le gusta a cada chica.
Paulina en cambio busca desesperada afecto, sus hijas heredaron eso de ella, no pueden estar solas, son mujeres con una fuerte codependencia. La fortuna, el destino o capricho de la vida puso a sus hijas en manos de un hombre que sabe corresponder esa necesidad, pero ella, como ya sabemos, Paulina no tuvo una buena vida.
Deambula en la colonia donde vivía con su esposo e hijas, a pesar que le responden los mensajes, los tres, no le han dicho donde viven, no quieren que los visite, no les interesa. Rogelio se dedica a hacer dinero y sus hijas a administrarlo, en los meses después del incidente pudo notar como sus cuentas de banco se inflan, saneadas y organizadas, Estrella aprendió de él a manejar los números, ella quiere estudiar lo mismo que su padre.
El amante de Paulina tuvo un final a la altura, se metió con la mujer equivocada, pensó que podría hacer lo mismo, y en principio si era posible, pero esta vez le tocó la mala suerte de escoger a la mujer de un hombre más violento que él y mucho menos tonto que Rogelio. Su nueva amante y él descansan en un barranco, sus cuerpos irreconocibles son un festín para los gusanos.
“Por favor, dame una oportunidad, al menos, ven a verme y escúchame”, las hijas de Paulina se ríen de lo desesperada que suena su madre, apuestan, Estrella cree que quiere mas dinero, Minerva dice que necesita sexo, Rogelio va por que quiere volver a vivir con ellos.
La ganadora es Minerva, su madre está desesperada por sentir afecto, nunca había durado tanto tiempo sin la caricia o bofetada de alguién, existe el dicho entre los adictos de ‘si duras 6 meses en libertad sin recacer, estás fuera’, eso fue más o menos lo que le pasa a Paulina, 7 meses sin su amante o esposo, sufre de una crisis de abstinencia, su cuerpo está listo para recibir lo que sea, podría ir a buscarse algún jovencito, sigue siendo atractiva, no obstante insiste con Rogelio, no se quiere arriesgar con ningún otro hombre, de alguna forma, aprendió la lección.
Las chicas saben que su padre tiene un corazón de pollo, no es mala persona, es ingenuo, maleable, crédulo, saben que en algún momento va a ceder a la insistencia de su madre, por eso la citaron en un café.
Paulina se vé mal, decaída, agotada, delgada, mala alimentación, dificultad para dormir, deshidratada, come o intenta comer, conversa con sus hijas ¿Cómo les va? ¿La escuela? ¿Su padre?, sus hijas le responden con calma, pero Minerva no tiene paciencia, increpa a su madre ¿Qué quieres?, no tiene tiempo para lidiar con su vida. alguna vez Paulina se daba a respetar con sus hijas, le tenían miedo, ahora no representa una amenaza o figura de autoridad, es más una piedra en el zapato, algo con lo que deben lidiar.
“Si son como yo, saben lo que quiero, extraño a su padre… No tengo a nadie, quiero un poco de afecto”
“Si extrañas a nuestro padre ¿Por qué no lo buscas? A Rogelio déjalo en paz”
Es la primera vez que Paulina escucha a alguna de sus hijas hablar así, recuerda que ellas saben la verdad, saben que Rogelio no es su padre, hay un delito, pero no hay presión social, apenas cumplan 18 años, será totalmente legal lo que hacen y cómo viven.
Paulina suplica su perdón, sabe que Rogelio es la parte sencilla, sus vástagos son lo complicado, lamentablemente para ella ninguna de las dos está interesada en tenerla de vuelta, no están dispuestas a compartir a su padre, Minerva hace énfasis en el plano sexual ante la mirada atónita de su madre ¿Desde cuánto se volvió tan directa y agresiva?. No la necesitan, Rogelio no la necesita ¿Qué tiene para ofrecer además de problemas y recuerdos amargos? “Serás una carga para papá, ya tiene dos jóvenes y hermosas mujeres que atender, una vieja viciosa lo dejaría seco.”
Los golpes bajos cargados de veneno duelen más que ninguna otra cosa, ella es vieja, sus hijas jóvenes, ella es atractiva, sus hijas son hermosas, físicamente tiene las proporciones de Estrella, pronto Minerva gozará de los mismos atributos, sexualmente es demandante, sus hijas complacientes, económicamente ella es una derrochadora, sus hijas eficientes y ahorradoras, utilizó por años la ingenuidad de su esposo, sus hijas están ahí para protegerlo.
“Les pido piedad, soy su madre, denme una sola oportunidad… Una sola”.
Dejaron a su madre sola, le ofrecieron la promesa de pensarlo “un hombre no puede valer más que tu madre”, la decisión es de Rogelio.
A las 2 de la tarde, 8 meses después del incidente, el teléfono de Paulina suena, su esposo conversa con ella, jovial, educada, amable, una combinación que Rogelio nunca había visto en ella. La idea de la llamada es concretar una visita, conversar, se siente comprometido, pudo cruzar esa línea moral gracias que no son sus hijas biológicas, en su conciencia carga el peso de tener a dos hermosas mujeres, hijas de esa mujer, que se desviven por él.
Paulina se arregla, la comida está hecha, espera llegar a algo, lo más mínimo, Rogelio es un buen amante, aguarda nerviosa, el reloj se mueve lentamente, nunca ha sido impuntual, 6 PM, sentados a la mesa, conversan.
Avergonzada Paulina acepta todos sus errores, desde la infidelidad, el desfalco, el intento de homicidio y el intento de emboscada que salió mal. Desde esos días su cabeza no funciona bien, sufre de dolores de cabeza, se siente diferente, tranquila, jura haber aprendido humildad, no le guarda rencor, fueron muchos años en que se dio una buena vida, pero siente que le debe algo, le está entregando dos hermosas chicas, devotas, educadas, inteligentes, que lo aman y están dispuestas a darle hijos.
“Todo lo que pido a cambio es un poco de atención”
Rogelio contra argumenta diciendo que él nunca le ha dado lo que ella quiere y necesita, la violencia no es algo que se le dé, lo suyo es ser cariñoso, tal vez intenso, pero nada más, pero dime ¿Qué tanto eres capaz de hacer por sexo?…
Hincada Paulina le da su mejor trabajo oral, nada salvaje o violento, sensible, considerado, como aquella persona que degusta el más fino de los manjares, la mas exquisitas de las golosinas, recuerda el sabor y forma de este miembro, el aroma le llega hasta loas profundo de su alma, cuál drogadicto recibiendo su dosis, siente que sus sentidos se estabilizan, la paz regresa a su ser, es como salir de un bosque oscuro a un claro despejado.
Rogelio tiene el control, está probando a Paulina, al primer impulso violento se acaba. Hay animales salvajes imposible de domesticar, la mayoría son depredadores, pero existen las presas, esas que van buscando comida evitando ser la comida de alguien más, la gran mayoría de estas bestias pueden ser domesticadas, alimento, refugio, protección, una vez las necesidades básicas son cubiertas muestran la disponibilidad para aprender nuevos trucos, se vuelven dóciles, obedientes, en algunos casos, cariñosos.
Ojos cerrados, así es la mamada de Paulina, enfoca todos sus sentidos en darle placer al pene que tiene en su boca, ese pene que pudo haber sido solo suyo y ahora comparte con sus hijas, o eso quiere creer, en el fondo sabe que es todo lo contrario, sus hijas lo comparten con ella.
Suspiros con la boca llena, la mujer abrió los ojos a petición de su esposo para hacer contacto visual, si bien su amante era un hombre atractivo, reconoce que Rogelio también lo es.
Ambos saben que no se aman, lo descubren a través de sus miradas, el le da sexo por compasión, ella lo acepta agradecida. Acostada boca abajo vestido arremangado hasta la cintura, hilo dental a un lado, montado sobre ella como vaquero Rogelio disfruta de la vagina que por años «disfrutó». No tiene la magia de sus hijas, pero no está mal.
El amante y Rogelio compartían las mismas dimensiones, Paulina recuerda los violentos encuentros con ese hombre y siente asco, olía a colonia, sudor, tabaco y café. En esos días no le importaba, pero el aroma a limpio y fresco de Rogelio, perfume fino, aliento sabor menta, su pene impecable, circuncidado, vello limpio, siempre fue un galante caballero.
Rogelio llamó a su esposa a montarlo, decepcionada le colocó el condón, la mujer se mece dulcemente, respira con calma, se concentra en su placer.
El condón complica las cosas, está segura que si fuera piel con piel podría llegar al orgasmo sin problema, pero es lo que hay. Las manos de su esposo hacen su magia, grandes, algo caídos, más claros que el resto de la piel, los senos de Paulina se tambaleaban libremente hasta que Rogelio intervino.
Siempre le gustaron, suaves, pesados, calientes, algo flácidos, en su momento adoraba eso, sacrificó su firmeza y elasticidad para amamantar a sus hijas. Eso es lo que tiene a Rogelio en esa situación, la gratitud que siente por esta mujer.
«Quiero besarte»
Rogelio atendió el llamado, hacía años que no hacían «el amor» de esta forma activos, entregados, ¿Quién diría que el sexo por compasión sería tan placentero para ambas partes?.
La abstinencia, ejercicios de autocontrol y el buen desempeño de Rogelio como amante permitieron que Paulina alcanzará un orgasmo distinto a todos los que había sentido. Su útero le dolía por el placer, como reclamándole algo que nunca le había dado, sexo limpio, sano y de calidad.
Todas las sesiones con su amante terminaban con sus ovarios y cuello uterino inflamado, el día de hoy su cuerpo está relajado, libera endorfinas, el dolor se va, la alegría y satisfacción llegan, el pene en su interior comienza a desinflarse sin haber eyaculado.
Eso último bajó la moral de la mujer, falló como hembra, no pudo darle placer a su esposo, Rogelio la abraza y se disculpa, no se siente cómodo, no es ella, son sus hijas.
Lo esperan en casa, tendrá que confesarles «su infidelidad» aunque ellas ya lo sabían de antemano, odian a su madre, pero aman demasiado a ese hombre como para enojarse con él, devoción total y absoluta, ya quisieran muchas iglesias que sus feligreses fueran la mitad de entregadas que estás chicas a su padre.
«Tal vez más adelante, por ahora, esto es lo que te puedo ofrecer»
«Lo tomo»
«Vendré cuando pueda, por favor, no me cites, no me esperes, dejá que pase y ya».
Vestidos, sentados en la mesa la pareja aún casa conversa sobre su nueva vida, Paulina tiene dinero ahorrado, a aprendido a vivir con poco, curiosa pregunta por el «despeño» de sus hijas, «ellas no me cuentan nada», sonríe cuando escucha de la boca de su esposo lo «bien portadas» que son las chicas, obedientes, demandantes, entregadas, ella sabe que en algún momento Rogelio tendrá lo que desea, una familia cariñosa, tendrá sus hijos propios, espera poder sumarse a las interacciones, quiere conocer a sus nietos en el futuro.
Rogelio está de vuelta en casa, sus hijas lo esperan despiertas y hambrientas, comida, noticias y en el caso de Estrella, sexo, espera que su padre se pase por su cuarto y aún tenga energía para ella.
Respiran aliviadas al escuchar a su padre, comen desesperadas, comida de su madre, para variar, Estrella lanza miradas descaradas a su padre, él sabe lo que significan, tiene las barbas en remojo, pretende pedirle algo muy especial y estrecho a su hija está noche.
Estrella recostada en su cama espera a su padre, la espera es corta, la puerta se abre, cierra y unos minutos después ya lo tiene detrás de ella, rodeándola con sus brazos, besando su cuello, encendiendo la máquina del amor, ni que hiciera falta, Estrella está que arde.
«Hoy le hice el amor a tu madre, sexo por compasión… Sabes, ella nunca me permitió el sexo anal»
Estrella se revuelve en su lugar, empuja su voluptuoso y firme trasero contra el pene de su padre, abra sus glúteos con puro control muscular «cuando quieras puedes tomarlo papi».
Desnudos, Rogelio aplica saliva en la punta de su pene, Estrella lubrica la entrada de su ano, no es la mejor pose, pero es la que escogió su padre para tomar su última virginidad.
Una mano separa su glúteo izquierdo exponiendo su ano, con la otra se sujeta de su padre que la rodea por el cuello, inhala y exhala relajando su esfínter, sabe que muy probablemente dolerá. Rogelio usa su mano libre para guiar su pene, apunta en la parte mojada de saliva, ambos ponen de su parte, Rogelio el empuje, pausado, paciente, ella la relajación, concentrada en lo que sucede.
No es el estrecho ano de 12 años de Minerva, pero vaya que aprieta. El glande entró completo, Estrella inhala y exhala con gemidos, lucha para relajarse, desea permitir el acceso hasta el fondo con el mínimo de resistencia.
«Tu madre nunca me lo dió, es delicioso»
Un discurso breve pero efectivo, la moral de Estrella se fue hasta lo más alto, cambió los gemidos por pujidos coquetos, «aaaay, haaaaa, paaaaapi,e rompes la colita, aaaaaay, fui mala, castigame papi» excitado, incapaz de mantener la compostura, soltó su pene, tomó a su hija de la cintura, jaló hacia ella hasta el fondo «ay, ah, aaaaaay Paaaaaaapiii».
El coito no durará mucho, la actuación de Estrella es excelsa, entre los pucheros, pujidos y lo estrecho del año, Rogelio lucha contra el orgasmo.
Todos los seres humanos somos diferentes, lo intrépida y aventada de Minerva gracias a su cerebro que la llena de adrenalina, lo caliente y devota que es Estrella por su padre, el ano de 12 años es estrecho como nada, pero los movimientos y sonidos tienen un potente efecto en la libido del padre que en minutos lo hacen acabar mezclando su semen con la saliva de ambos y algo de heces.
Aliviado por el dolor de sus testículos por no haber eyaculado en la tarde, Rogelio abraza con fuerza a su hija, a ella le arde el ano, pero joder, que erótico, sucio y obseno fue.
Ambas chicas van cogiendo su propio ritmo, descubren que hay muchas formas de hacer el amor, cada una a su manera, pero ninguna dudaría ni un instante en complacer a su padre.
Rogelio se disculpa, está agotado, fue corto y ella no disfruto nada.
«Estás en un error padre, mi disfrute está en tu placer, si tú lo pasaste bien, para mí eso es suficiente»
Pero su padre es un hombre complaciente también, lleva a su hija al baño, en la ducha, como hizo con Minerva, Rogelio aprovecha su semi erecto pene para darle dos orgasmos contra el muro del baño, breve, pero efectivo.
El tiempo es un recurso que se agota a medida que avanza, 5 años han pasado, las cosas han cambiado, Paulina consiguió el indulto, tiene un cuarto fuera de la casa, Rogelio la visita esporádicamente y se da placer con su cuerpo. La mujer de 43 años se mantiene en forma, apetecible, cambiada. Aprendió a controlar se apetito sexual, acepta lo que le ofrecen, con el tiempo dejó ser sexo por compasión, ahora es sexo por conveniencia.
Su relación con sus hijas cambio, conviven más «es su madre» les repite Rogelio constantemente, la mujer se enteró de todo, aborto, actividad sexual, planes, Rogelio no le pertenece, lo dejó ir, o algo así.
El sexo entre ellos es placentero, el sexo anal llegó al menú, satisfactorio, pero nada memorable.
Estella a sus 21 años estudia el último semestre de finanzas y negocios, brillante, despampanante, allá dónde pasa atrapa la vista de todos, alta, esbelta, voluptuosa, hermosa, su larga cabellera castaña se revuelve al viento, dejó de ser un ángel, es una maldita diosa. Es feliz, se siente plena, en su vientre carga el hijo de su padre de 41 años, 2 meses de embarazo, todo cuadrado, el embarazo se notará cuando terminé la carrera y haya pasado la fiesta de graduación.
Minerva tiene 16 años, estudia la prepa, además de hacer ejercicio con su hermana y sorpresivamente su madre, Judo, Tae Kwon Do y Krav Magá completan sus actividades físicas. Su cuerpo es definido, atlético, más alta que su hermana, más fuerte que su madre, tiene el rostro de su padre, es hermosa y lo sabe, orgullosa, determinada, inteligente. Tiene pensado estudiar, para sorpresa de todos, cardiología, igual que su hermana, pretende quedar en cinta a los 21, a media carrera, con la promesa de su madre de apoyarla.
El complejo de Elektra, cuando una niña entre 4 y 6 años desarrolla una obsesión amorosa por su padre. Minerva y después Estrella, descubrieron su amor y deseo sexual por el hombre que las crío, por azares del destino e intervención de su madre, los males congénitos no son una preocupación para las chicas, lo único que esperan es que sean parecidos a su padre.
Fin.
Excitante historia que da para más. Ojalá se pueda dar una segunda parte, dónde se de un trío con las niñas, y porque no, una sesión con la madre, solo un cuarteto de sexo. También, al estar embarazadas, sesiones de sexo encinta. El campo es amplio. Espero se lo pueda considerar.