El Cristal de la Lujuria (Parte 3)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por luxuscrystal.
Estaba en las vacaciones de medio año, durante verano. La situación en mi casa y con mi madre era un poco tensa, pero empezaba a normalizarse en especial por las constantes visitas del novio de mi madre, Raúl.
Una noche, durante una cena en mi casa con algunos de mis familiares, había habido discusiones entre mi madre, Raúl y mi abuelo, así que decidí retirarme a mi habitación, yo simplemente no tenía cabeza para peleas sin sentido. Paso un rato y yo ya estaba adormecida en mi cama, usando mi computadora, cuando se escucharon gritos muy fuertes desde abajo, a lo que salí corriendo de mi cama. Mi madre estaba llorando con mi abuela, parecía que el altercado se había puesto intenso y mi abuelo y mis tíos habían sacado a Raúl de la casa, obviamente la fiesta se había terminado. Mi abuela se ofreció a quedarse en nuestra casa esa noche, pero mi madre estaba furiosa y no acepto. Con gritos les dijo a todos que solo me tenía a mí, que yo le amaba realmente. Yo no sabía que pensar, sabía que lo que pasaba era realmente malo, pero tampoco sabía qué hacer.
Era casi las 2 am y ya todos habían abandonado nuestra casa. Pensé que lo único que haría mi madre era encerrase en su habitación. Otro de sus romances había fracasado y yo lo lamentaba. En vez de salir de ahí, se sentó y lloro un momento, yo regrese a mi cuarto pero más tarde regrese, sabía que tenía que estar con mi mamá, sabía que tenía que consolarle, decirle cualquier cosa. Ella miraba televisión, tenía dos botellas de licor junto a ella y por la manera en que me miro parecía que se las había bebido de un sorbo. Me llamo y me acerque junto a ella, le dije que lo sentía mucho, pero que todo estaría bien y que me tenía a mí. Ella me sonrió, tenía la cara más triste que haya visto, pero eso no la hacía menos hermosa, el exceso de alcohol habían enrojecido sus mejillas, sus movientes eran torpes pero me abrazo cariñosamente como ese día dentro de la ducha. "Elena, hija. Puedes hacer lo que tu quiera, hija, puedes estar desnuda aquí, en la calle, puedes tener lo que quieras, pero siempre piensa en todo el que he hecho por ti y en cuanto te amo" fue lo que me dijo en voz alta pero después se detuvo, dejo de hablar por un momento, como si hubiera olvidado lo que habada a decir.
Yo no sabía cuánto de lo que había dicho era real, mi madre estaba totalmente ebria y yo no sabía qué hacer, nunca antes habíamos sido parte de una situación similar así que solo dije "Esta bien, ma. Deberías subir y descansar" pero ella se negó, dijo que quería quedarse en la sala, sonrió torpemente y dijo "podemos celebrar… juntas, eso es lo que quiero" Después se quitó los zapatos he intento levantarse, sus movimientos eran lentos, y su rostro reflejaba pura confusión. Camino un poco, se apoyaba en los muebles para moverse y parecía buscar algo. Me levante tras de ella y la abrace muy fuerte, pensé un centenar de cosas, sobre lo que había pasado los últimos meses, sobre que esos deseos nunca habías cesado, en todo el tiempo que la mire escondida, diestras de la puerta de su recamara o del baño, en silencio y luego pensé en lo perdida que estaba en ese momento mi madre, en su mal estado y que se había embriagado a propósito para que al amanecer no recordara nada de esta noche, pensé en eso, lo pensé y analice por unos segundos como si fueran largas horas. Yo la quería hacer sentir bien y podía y tal vez no lo recordaría o si lo haría, pero no importaba.
La solté, deje que se recostara sobre el sofá y me di la vuelta, camina unos cuantos pasos y gire para mirarla. Ella estaba totalmente perdida, se sobaba el brazo, se confortaba ella misma en su mente. "Mamá", le llame y ella me miro y sonrió.
En ese momento me desnude totalmente frente a ella, solo lo hice, lo hice sin dudarlo demasiado, solo me desprendí de mi pantalón y mis bragas, me quite la playera y mis pechos quedaron al aire, el aire frio por las ventanas abiertas. "Mamá, quisiera volver y ser tu bebe y ser tuya… y que me apreciaras así" Pero a ella no parecía importarle en lo más mínimo mi desnudes y mis palabras. Alzo sus brazos como llamándome y yo me senté sobre sus piernas, me recosté en su hombro y con mi mano rodee uno de sus pechos. "Quisiera probar tu leche" le dije. Ella no respondió nada, solo parecía como si no le importara, de alguna manera ese instante podía ser real o no en su mente así que baje el escote de su vestido hasta descubrir sus brasier lo levante sobre su pecho. Mis rodillas empezaron a temblar, mis tomillos, los dedos de mis pies se habían adormecido por el nerviosismo y el frio que había levantado mis pezones no lo sentía mas, pero yo no notaba conscientemente todo eso, yo miraba los pezones de mi madre, ocurso, contrastaban demasiado con su piel un tanto lechosa, acerque mi rostro hasta ellos y pasa mi lengua sutilmente casi sin tocarlos, pero después tome su pezón completo con mi boca y succione sin pensarlo, como queriendo arrancarlo, como creyendo que realmente podría sacar algo de ahí, imaginaba su leche fresca que me había alimentado hace casi 20 años y poco a poco mi boca abarcaba más de su seno, no la mordía, pero apretaba fuertemente su piel con mis labios y succionaba, acariciaba con mi lengua su pezón, esa bolita de carne café. Hubo silencio 30 segundo, "Hija…" solo dijo eso, no se quejó, no intento impedirlo, ella no comprendía del todo lo que pasaba o quizás lo hacía pero el alcohol hacia que no le importara, pero en ese momento acaricio mi mejilla, como una madre a su recién nacida. Entonces supe que podía hacerlo, que no tenía por qué detenerme, que lo que tanto había deseado por poco más de un año ya estaba sucediendo en ese momento.
Baje el resto de su escote hasta descubrir su otro seno, de igual manera levante totalmente su brasier para que los dos pechos quedaran descubiertos. Me senté con las piernas abiertas sobre ella, acaricie su cuello y baje mis manos hasta sus senos y los apretaba con fuerza, como exprimiendo algo. En eso se levantó agresivamente pero no con tanta fuerza como para tirarme de encima de ella, se habría dado cuanto, intentaría detenerme, pero se detuvo y se llevó sus manos a su rostro, yo las retire de ahí y en ese momento… la bese, la bese con tanta fuerza y no me importaba el profundo sabor a alcohol que tenía, la bese y la abrace rodeándola por el cuello y entonces como si ya todo fuera posible, ese beso que parecía no tener sentido pues solo era yo entrando en su boca, se volvió mutuo, mi madre me respondió y empezó a besarme, a besarme torpemente, llenándome de saliva la barbilla y por en sima de los labios, pero finalmente ese era el beso de una amante. Me tomo débilmente por la cintura presionando un poco mi cuerpo con el suyo, los senos de madre e hija se acariciaban. Ella balbuceo un par de palabras y yo estaba demasiado distraída para querer descifrarlas. Me hinque frente a ella, con sus rodillas en mi rostro y alce un poco su vestido pretendiendo quitárselo, pero me distraje una vez más, como la primera vez en el probador de damas… con sus pies, siempre tan llamativos para mí, como la peor de las invitaciones a la perversión o como el mar hermoso de los trofeos… sus pies. Así que en vez de desprenderla de su ropa, primero tome sus pies y los acaricie, no mire hacia arriba, hacia el rostro de mi madre, solo acerque sus pies a mi boca y empecé a lamerlos, a chupar cada uno de sus dedos, no importaban sus plantas sucias, yo realmente sentía que quería comerlos, mordisqueaba un poco sus talones y los besaba y los lamia otra vez y en ese momento levante la mirada hacia su rostro, con los ojos cerrados, la boca un poco abierta, exhalando, ese sonido de la nariz cuando tienes una respiración cortada y con sus manos jalaba la tela de su vestido hacia su abdomen, descubriendo aún más sus rodillas, mostrándome sus piernas ligeramente abiertas ante mí y como si de una invitación se tratara sumergí mi rostro ahí, abriendo más sus piernas como mi cabeza y lamia por encima de su ropa interior húmeda, ese olor, el de la vagina de mi madre mojada hacia que los dedos meñiques de mis manos temblaran, igual que los muslos de mi madre muestras enterraba mi lengua en su entrepierna.
Apartar de ahí empecé a actuar rápidamente, estaba totalmente consumida en la lujuria que sentía, todo lo acumulado esos meses estallo en medio minuto, cuando mi madre me beso. Le quite el vestido, cuando lo levante sobre su cabeza, me miro unos segundos fijamente, como intentando entender o como finalmente entendiendo. Le arrebate su ropa interior y su cuerpo estaba tan caliente y tembloroso como el mío. Accidentalmente moví el sofá unos centímetros y regrese a mi posición enzima de mi madre, finalmente me lleve su mano a mi vagina. Le rogué “tócame, mamá, por favor tócame" y empezó a mover sus dedeos dentro de mí, como probablemente lo hacía con ella misma, sus uñas no me lastimaban, podía sentir como entro un dedo más dentro de y mi madre no pronunciaba una palabra, solo me miraba, pero sus ojos ya no eran torpes, era más con confusión y enojo, con el ceño fruncido. Pensé que quizás comprendía lo que estaba pasando pero ya no le importaba, estábamos desnudas y yo sobre ella y ella tenía su mano dentro de mí y yo buscaba besarla pero ella agachaba la mirada y se negaba, o movía su rostro evitándome, pero a la vez introducía su mano con más fuerza en mí y la agitaba y sus dedos bailaban dentro de mí. Entonces llegue a ese momento en donde toda mi vagina es demasiado sensible para soportarlo, me retire, me levante un momento y me sostuve del sofá con el brazo, dentro de mi todo temblaba, podía sentir espasmos irracionales que iban desde el dedo gordo de mis pies hasta los pezones de mis pechos.
Me tomo unos segundos pero regrese a ella, pero se levando como queriendo alejarse, sabía que no lo haría que no iba a abandonarme ahora, y así fue, regreso he intento sentarse de nuevo pero yo la tome, la empuje y la jale tomándola de la por sus hombros, poniéndola de espaldas hacia mí, mostrándome su figura fina, sus huesos sobresalientes, la abertura de sus nalgas y yo me agache, hinque y puse mi rostro sobre esa fisura, abrí las nalgas de mi madre y lamí esa diminuta abertura anal, pase mi lengua una y otro vez, y de su vagina escurría por sus muslos ese líquido espeso que igual deleite, en ese momento ella hacia esos sonidos característicos del placer, los pequeños ruiditos, los géminos más pronunciados y los gritos débiles. Lamia de arriba abajo, desde su ya descubierto clítoris hasta arriba de los pliegues de su ano y con mi mano apretaba su pantorrilla, y con la otra acariciaba sus nalgas. Pensé que esa vagina, la vagina de mi madre ya ha sido de más de un hombre, pensé en que incluso yo misma la había usado al nacer, pero su ano era mío en ese momento y podía tomarle por primera vez, así que metí uno de mis dedos sin dudarlo, sin considerar nada, metí otro y la voz débil de mi madre, "no, no… aaah, Elena" pero no me detuve, tenía dos dedos dentro del ano de mi madre y con mi lengua acariciaba su vagina y sus fluidos quedaban en mí, en mi nariz, en mi boca y los bebía desesperadamente. Finalmente ella saco mi mano de su ano, mis dedos estaban sucios, pero no me importo en lo más mínimo incluso en la absurda excitación pensé en chuparlos, pero mi madre se fue sobre mí, empujándome bruscamente hacia atrás, poniendo sus pies sobre mis rodillas, movimos la mesita del centro de golpe y se escuchó ere largo rechinido. Mi madre sonrió tontamente, y de pues regreso a su actitud seria y yo la mire, la mire mientras me acariciaba el muslo y le hable, le exigí "Cógeme, Teresa, quiero que me cojas" ya no era su hija quien hablaba y enseguida introdujo de nuevo su mano dentro de mí, pero diferente, con fuerza incluso parecía que quería lastimarme. Mi madre tenía sus cinco dedos dentro de mí, y yo pasaba mis pies por sus rostro acariciaba su cuello con ellos y deseaba de que los besara y chupara, pero pensé otras cosas.
Entre mis propios gemidos le pronunciaba, "no… no, tu pie, méteme tu pie" mi madre se recostó sobre el piso y levantó su cabeza, dirigió su pie hasta su destino en mi interior, el dedo gordo de su pie aun brillando por mi saliva tocaba mi clítoris, me estremecía, su pie acariciaba mi pubis y bajaba de nuevo y se introdujo, solo entro hasta a la mitad y chorros débiles brotaban de mí mojando sus pantorrillas, mojados mis muslos y su pie y yo me estremecía en el suelo como si de convulsiones se trataran. Entonces el silencio de mi madre se interrumpió, "Esto es lo que querías, Elena" no me lo estaba preguntando, parecía que me estaba reclamando, yo no conteste nada, incoherente solo le repetía, "por favor, mamá… cógeme", y ella siguió, por un momento parecía que ella abusaba de mí, me jalaba contra ella y dejaba mascadas sus manos en mis muslos, pero yo pensé que yo era la que abusaba de ella, ebria y dolida, pero finalmente despierta. Me encajaba sus manos con placer, se arrodillada y me mordisqueaba los pechos, los besaba y lamia, prestaba especial atención en mi ombligo, introducía su lengua en el y después lo succionaba, me susurraba "Entonces tu puedes ser la mami ahora" como con hipocresía, se levantaba del suelo y me introducía sus pies en la boca, después tomaba los míos y los restregaba por su cuerpo para finalmente chuparlos, me ofrecía su vagina y yo la aceptaba. Quiso hacer lo mismo que yo le había hecho, levantó mis piernas como hacía para cambiarme el pañal hace 20 años y enterró sus dedos de golpe dentro de mi ano, solté un grito y apreté mis dientes pero no se detenía, mi madre peta sus dedos por mi culo y me encantaba.
Entonces se recostó frente a mí se tocó a ella misma unos segundo, para mí ya no estaba ebria sino muy despierta y cogiéndose a su propia hija. Puso su rostro frente al mío y nos besamos una vez más y nos acariciamos y nos perdimos y me tomo una vez más y la tome yo otra vez, y bebí de ella e hice de ella una mujer sucia y ella hiso de mi la mujer más sucia, por hacerme de desear a una mujer y por hacerme desear a mi madre y por querer postrarme ante sus pies y besarlos y querer gustar de su leche y hasta querer volver a entrar en su vagina y pedirle con todas mis fuerzas que me tomara cual mujerzuela, pidiéndole entre gemidos que me cogiera y pidiéndoselo por su nombre e introduciendo mis dedos en ella y mi lengua y chupándola, mordiéndola, besándola y oliéndola. Como si la violara por un momento y como si le hiciera el amor más dulce a la vez. Ella me había hecho hacerle eso e inéditamente me lo regresaba con más fuerza y me tomaba en sus brazos como su hija y me besaba como su mujer y me cogía como su puta, solo para después hacerme el amor más tierno otra vez.
Todo cambio a partir de esa noche, quizás para bien, pero en realidad más para mal. No hay más que contar a partir del último suspiro orgásmico que ella soltó en el suelo y frente a mí. Ahora casi dos años después esa casa, donde le pedí desesperadamente a mi madre que me cogiera, esta vacía. Y esa madre que se unió sexualmente y de la manera más sucia a su hija ahora vive su propia vida un tanto lejos de mí. He soñado con que nos volvemos a unir y ella me toma con la misma fuerza, pero todo eso está un poco distante. De igual manera sigo amándola, por darme la vida y después entregarse ella misma a mi cristal de lujuria.
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