El culazo de mi prima Sofía
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Era un sábado por la tarde.
Mis padres habían salido de la ciudad y no volverían hasta dentro de una semana, por lo que mi prima y yo nos quedamos totalmente solos.
Ese día yo llegue cansadísimo de mi practica de futbol, iba a ver un poco de televisión, pero al llegar encontré a mi prima durmiendo en el sofá.
Estaba boca abajo, abrazando el cojín.
Se veía riquísima ahí dormida, con su trasero totalmente expuesto en esos jeans súper ajustados.
A mí, de pronto se me quito todo el cansancio y note como mi verga se paraba.
Ella estaba dormida, así que tenía mucho tiempo para contemplar esas nalgotas.
Yo llevaba todavía el uniforme del equipo y mi erección se veía a través de mis shorts.
Mi respiración se comenzó a agitar, me estaba poniendo muy caliente con esa vista que tenía.
Ya no aguantaba las ganas de jalármela, pero en eso mi prima se despierta, voltea su cabeza y me ve ahí parado mirándola.
Sofía: ¿Qué haces?
Yo: Nada, vengo entrando
Sofía: Si, ya me di cuenta
En eso, ella se levantó y se fue a la cocina.
Comenzó a prepararse un sándwich.
Yo aún con la calentura, decidí seguirla a la cocina.
Y mientras estaba de espaldas, yo no hacía más que verle su enorme trasero.
Tenía las nalgas bien grandes y paradas.
Esos jeans ajustados se le veían riquísimos.
Yo no sé cómo hace para meterse en esos pantalones.
En eso, Sofía voltea y me cacha viéndole el trasero.
Sofía: ¿Qué ves? ¿Quieres un sándwich?
Yo: No, solo venía por algo de beber
Sofía: ¡Jajá! Si claro
Yo: Vengo de entrenar
Sofía: Si, Ajá
Saqué un refresco del refrí y me tire en el sofá.
En eso, mi prima se sentó en uno de los banquillos de la barra dándome la espalda.
Era delicioso ver como se le desparramaba ese enorme culo, que ocupaba todo el asiento.
Yo prendí el televisor, solo para disimular, pero la vista que tenía era riquísima.
Por la orilla del pantalón, se veía su calzón.
Y decidí acercarme con algún pretexto, solo para verla más de cerca.
Llegue por atrás, me quede muy pegadito a ella, casi tocándola y le pregunté:
Yo: ¿Hoy no piensas ir a tus clases de inglés?
Mientras, yo le veía de reojo como se le asomaba ese rico calzón rosa, por donde se le abría el pantalón.
Yo de verdad, la traía bien parada.
Sofía: No, hoy me da flojera
Yo: Eres una huevona
Sofía: Eres un menso.
Huevón tú.
Bueno, aunque no creo que mucho.
Jaja
Yo: Si vieras que sí
Sofía: Uy sí.
No me digas
En eso se levanta a dejar su plato y me roza con su cadera mi pene erecto.
Eso se sintió riquísimo.
A ella no pareció importarle y me dijo:
Sofía: Oye, ¿Mis tíos todavía tienen tequila?
Yo: Si, han de tener ¿Por qué?
Sofía: Es que se me antojo un poquito, digo aprovechando que no están.
Yo: ¿Me lo traigo?
Sofía: Si, no creo que se den cuenta si falta.
Yo saque la botella, ella lleno un plato con papitas y en una cazuela chica trajo crema de especies.
Nos fuimos al sofá y comenzamos a tomar.
La verdad no tomamos mucho, era más bien el antojo.
Cuando ella tomaba una papa y la mojaba en la crema, no podía evitar imaginarme otra cosa.
Al estar ya en ambiente, ella me pregunta:
Sofía: Oye Juan ¿Te pregunto algo y me dices la verdad?
Yo: Ah, eso depende.
Sofía: ¿Cuando me desperté que estabas haciendo?
Yo: Pues venia entrando primita.
Sofía: Aja si, ¿Qué me crees tonta o qué?
Yo: Pues te veía a ti.
Sofía: ¡Ah mira! ¿Y qué veías exactamente?
Yo: Pues nada, solo te veía.
Llegue muy cansado de entrenar y me iba tirar en el sofá pero ya estabas tú.
Ni modo de levantarte.
Sofía: La verdad no creo que me hubieras podido eh.
Yo: Claro que sí.
Y te lo pruebo cuando quieras.
Sofía: A ver.
Intenta levantarme.
Es más, te voy a dar ventaja.
Ella se puso de pie y abrió sus brazos.
Yo nada más me quede mirando esas curvas deliciosas.
Sus nalgas eran lo más rico de este mundo.
Me puse detrás de ella, la tome por la cintura y le di un jalón para levantarla.
Mientras lo hacía, mi pene erecto quedo pegado a sus nalgotas.
Se sentía riquísimo.
Ella no dijo nada al sentirlo y me dijo:
Sofía: No, pero no me jalonees, despacio, levántame despacio.
Yo la volví a levantar despacio.
Era riquísimo como mi verga bien parada estaba pegada a sus nalgotas.
Era delicioso como se sentía de caliente ese culote pegado a mí.
Ella seguía sin decirme nada.
Yo: Estas pesadita, y más con esas nalgotas que tienes.
Sofía: Aja, ¡Lo sabía!
Yo: ¿Que sabías?
Sofía: ¿Cuando estaba dormida me veías las nalgas?
Yo: Todo mundo te las ve.
Es imposible no verlas.
Sofía: Eres un puerco Juan.
Y te gustaría verlas sin pantalón.
Yo: ¿Lo harías?
Sofía: Sí, pero quiero algo a cambio
Yo: ¿Qué cosa?
Sofía: Que me dejes ver tu pene.
Yo: Ok.
Va.
Pero tu primero.
Sofía: Esta bien, pero siéntate.
Ella se pone de espaldas y se comienza a bajar su pantalón hasta medio muslo.
Casi ni podía bajarlo de lo apretado que estaba.
Se lo bajo poco a poco poniendo al descubierto el delicioso calzón rosa que traía.
Mi verga estaba muy parada, sentía que me iba a estallar.
Se veía riquísimo como sus nalgas estaban marcadas por lo ajustado de sus jeans.
La orilla del calzón se le enterraba en esas tremendas nalgas.
Yo no soporte más y le agarre las nalgas.
Mis manos se sentían chiquitas en comparación con su trasero.
Sofía: ¡Hey! ¡¿Qué te pasa?! ¡Solo puedes mirar!
Yo: ¡Es que las tienes riquísimas!
Sofía: Te estás pasando.
Yo: ¡¡¡Es que me tienes bien caliente!!!
Sofía: Ya lo había notado, créeme.
Yo: Pues te aguantas, al fin que ya te las agarre.
Sofía: Pues ya que andas agarrando, me las voy a tener que cobrar.
De inmediato me baje los shorts.
Ella se me quedo viendo con una pícara sonrisa.
Sofía: Ay Juan, que guardadito te lo tenías.
Mira nada más que rico se te ve.
Yo: A tus órdenes.
Sofía comenzó a acariciar mi pene de una manera exquisita.
Sofía: ¡¡Ay cabrón!! ¡Está bien caliente!
Y comenzó a jalármela muy suavemente.
Yo: ¿Te gusta primita? ¿No se te antoja tenerla en otro lado? Se lo dije mientras le acariciaba las ricas caderas que tiene.
Sofía: ¿Por ejemplo en dónde? Me pregunto con la respiración muy agitada
.
La comencé a besar de una manera riquísima, manoseándola por todos lados.
Le agarraba las piernas, las tetas y le daba tremendas nalgadas en ese culote.
Ahí parados, beso y beso le fui abriendo sus nalgas y le comencé a acariciar en círculos su ano.
Era delicioso aquello.
Sentir mi mano perderse entre esas dos masas de carne suavecitas.
Al sentir mi dedo dijo en voz baja y dando unos pequeños gemidos.
Sofía: ¿Qué haces Juan?
Yo: Te va gustar.
En eso, yo le metí todo el dedo y le comencé a darle vueltas dentro de su culo.
Mientras le picaba el culo, la fui llevando al sofá.
La recosté boca abajo en la orilla del sofá.
Aun no se bajaba el pantalón completamente por lo que sus piernas quedaron juntas.
Sus pies tocaban el suelo y su trasero quedaba totalmente parado, en espera de mi verga.
Entonces me agache un poco y comencé a lamerle las nalgas.
La llenaba de saliva y se la embarraba por todo el culo.
Le comencé a meter los dos dedos y ella no decía nada.
Solo daba pequeños gemidos.
Yo: ¿Estas lista?
Sofía: Hazlo por favor.
Solo hazlo.
Puse la punta de mi verga en su agujero y la comencé a meter.
Se le resbalaba de una manera deliciosa.
Se la empujaba muy lentamente.
Para ir abriendo ese agujero de ensueño.
Comencé a moverme muy despacio hasta que se le fue yendo toda completita.
Sofía: ¡¡¡Ay Juan!!! ¡Está muy gruesa!
Yo: Apenas para rellenarte todo ese culo que tienes
Yo movía mi cadera en forma circular pero muy delicadamente.
Así lo hice durante un rato hasta que fui agarrando más velocidad.
Sofía gemía cada vez más fuerte y agarraba con fuerza uno de los cojines del sofá.
Conforme fui moviéndome más rápido, sus nalgotas comenzaron a moverse golpeando mi cuerpo.
Y yo sentía que mi verga se estaba derritiendo dentro de ese culote que parecía estar hirviendo por dentro.
Ella también comenzó a moverse al ritmo de mi cadera.
Yo empujaba y ella parecía comerse mi verga con esas nalgonas.
La vista era increíble.
Su culo en esa posición se le veía todavía más grande que cuando estaba en pie.
Yo me movía y trataba de metérsela lo más profundo posible.
Sofía gemía como un animal salvaje.
Lo estaba disfrutando tanto como yo.
Me la estaba cogiendo por el culo de una manera riquísima.
La velocidad ya era mucha.
Mi verga entraba y salía de su culo con una facilidad que me estaba excitando aún más.
Entraba y salía de una manera deliciosa.
Mi verga se perdía entre sus enormes nalgas así que yo le abría con las manos para poder ver como entraba toda la verga en su agujero.
Llego el momento que ya no soportaba más.
Sentía que los chorros de semen estaban a punto de hacerme estallar la verga.
Yo le seguí dando con más intensidad.
Yo pensaba echarle los chorros en todas las nalgas pero la verdad es que no me podía despegar de ese tremendo culote.
Le daba y le daba hasta que no soporte y me comencé a venir dentro de su culo.
Le eche hasta la última gota de semen dentro de ese culo caliente y suavecito.
Pero aun así no le paraba de dar.
Quería que ese momento no se acabara.
Hasta que me tuve que quitar.
Se la saque y su culo estaba dilatado y rojizo.
Lo tenía completamente abierto.
Me levante y me subí la ropa.
Ella se quedó un momento ahí en el sofá empinada.
Hasta que se comenzó a mover muy despacio.
Estaba toda sudada y su cara bien roja.
Sofía: Delicioso Juan.
Lo decía sonriendo y mientras tomaba aire.
Se comenzó a subir el pantalón y vi que casi ni lo podía subir por el tamaño de sus nalgotas.
Le daba jalones hasta que al fin lo subió.
Desde ese día, cada vez que puedo, le doy su cogidita.
Tengo que aprovechar todo lo que pueda porque no sé cuánto me vaya durar el gusto de estar saboreando esas ricas nalgotas de mi prima.
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