El culo de mi hijastra (8) Final
Fueron quince preciosos minutos en los que al estar por acabar reducía el ritmo y sentía como ella explotaba en violentos orgasmos.
-Más..
Que más podía dar?
-Querés estar completamente poseída (pregunté) Querés estar completa? Sentir que experimentaste todo y aún así pedir más?
-quiero más, se que hay más y quiero experimentarlo (dijo) me enseñaste a besar, a chuparla, a gozar… quiero subir un escalón y sentirme la reina total. Te olvidas que soy escorpio?
Me sentía realmente mareado, el deseo y mis fantasías me carcomían
-de verdad querés cruzar ese último escalón (Pregunté) puedo enseñarte, pero no hay vuelta atrás.
-Si papi, acabo de descubrir algo que ni con la mejor de las pajas sentí (me gritó en la cara) ahora quiero todo, quiero más y si podes enseñarme… quiero aprender.
Me retiré de la habitación y fui a mi cuarto de herramientas. Regrese con una valija plateada que hacía años no tocaba.
-ponete boca abajo en la cama(le ordené) a partir de ahora sos mía (le dije)
-Si Papito, yo confío en vos (dijo y no sabía lo que hacia)
Abrí la valija y saqué cuatro cuerdas que asegure en sus tobillos a la cama y en sus muñecas al respaldar.
– Papi, tengo miedo. Que vas a hacer (pregunto con casi terror en su voz)
– -vos pediste (le dije) ahora prepárate a gozar como una buena puta.
Tomé de la valija ese látigo que había usado con su madre varias veces y un dilatador anal… el mas grande. Cuando se lo clave en seco en su ojete lanzo un pequeño grito, pero no me interesó. Coloque en su vagina un gran pene negro que era mucho más grande que el mío y su reacción se notó al instante.
Sus brazos y sus piernas intentaron liberarse.
En mis tiempos era bueno haciendo nudos, no se iba a soltar así nomás.
Comencé a flagelar sus nalgas explicándole que al principio le causaría dolor pero con el tiempo eso sería placer.
“Estoy seguro que no me creyó porque acto seguido gritaba como un marrano suplicando su libertad”
Tapé su nariz con el pulgar y el índice mientras golpeaba sus nalgas con el látigo, su culo cruzado por marcas rojas me exitaba más que de costumbre, la tome del cabello y le pregunté al oído
– Todavía querés todo?
No respondió así que continúe con la rutina, quité el dilatador anal y le chupe el culo hasta que acabó por primera vez.
No hubo suavidad, no hubo ternura… aún con el pene negro un su vagina apoyé la cabeza de mi verga en la puerta de su culo dilatado y de un solo empujón se la ensarté hasta la mitad. Su cuerpo acusó la violenta entrada con pequeños estertores y de su boca se escapó un leve sollozo.
-du-ee-lee!!!
-no te preocupes princesa (le susurre) este es el principio.
Empujé lentamente hasta perderme en su interior por completo, con una mano movía el gran pene negro haciendo lo entrar y salir un par de veces al tiempo copiaba el movimiento en su ano. Su respiración se hizo entrecortada y su cuerpo sufrió un espasmo de dolor placer.
Quite el pene negro de su vagina y comencé a frotar su clítoris de manera frenética. Empecé a imprimir velocidad entrando y saliendo de su culo y cada tanto aflojaba todo su cuerpo como si perdiera el conocimiento pero al segundo siguiente se tensaba nuevamente.
-ay dios (gritó) no se si duele o no pero me empieza a gustar. Dame más fuerte.
Y así lo hice, duplique la velocidad tratando de cada vez ir más profundo, su interior recién apretado y seco era ahora un tramo húmedo y pegajoso. Ya le había ampliado su culo y algo de sangre asomó junto a mi verga que se puso más gruesa y dura al ver eso.
Fueron quince preciosos minutos en los que al estar por acabar reducía el ritmo y sentía como ella explotaba en violentos orgasmos, al contar el tercero ya no pude aguantar y le inunde sus intestinos de una cantidad de semen nunca antes imaginada. Deje la pija adentro para sentir como su esfínter seguía acusando micro orgasmos agarrando mi tronco como si nunca lo fuera a dejar salir.
Con el culo ya abierto y chorreando leche y sangre tome el pene negro y se lo comencé a enterrar lentamente.
-pará (dijo asustada) eso duele, me estás rompiendo el culo.
-tranquila (le dije a sus espaldas) todavía faltan 20 centímetros.
Undió la cabeza entre las sábanas y soltó un grito ahogado. Cuando faltaban escasos centimetros, se desmayó.
La desaté, la di vuelta y empecé a cogerla por la vagina con las piernas sobre mis hombros. De pronto abrió los ojos y empezó a gemir y gritar como una fiera. Se quitó ella misma el intruso anal y acabó de una manera descomunal, segundos después terminé yo y me derrumbé junto a ella que al relajar todo su cuerpo emitió un sonido bajo como si se estuviera desinflado.
-(un largo) ahhh!! (y un balbuceo) gra-ciass, esto fue in-cre-i-bleee!!!
Le limpie la sangre y el semen y en brazos la llevé a la ducha. Parecía un trapo mojado, no tenía control de su cuerpo. La dejé en la bañera y fui a recoger y ordenar las cosas de mi valija. La guarde bajo la cama y fui al cuarto de baño a ducharme con ella.
El baño fue suave, nos besamos como amantes en celo y traté de poseerla otra vez.
-no amor (me detuvo) estoy destruida, ni fuerzas para respirar tengo. Nunca hubiera pensado que todo eso que me hiciste pudiera ser terriblemente placentero. (Y dándome un beso en la puna de la nariz dijo) gracias!!!
Nos vestimos, fuimos a la sala y allí nos quedamos dándonos besos, caricias y mimos en el sillón de tres cuerpos. Algunas horas después mi esposa trataba de despertarnos.
-vamos chicos ya llegué y así me reciben dúo de vagos. (Decía mientras nos empujaba) pensé que ya tendrían la cena preparada!!!
-ho-hola amor (completamente sorprendido, había olvidado que regresaba hoy) ya estas aquí? Nos dormimos esperándote.(mentí)
-esperándome? (Preguntó) vengo con un hambre de mil demonios y no hay nada para cenar.
-Si mi vida (dije mintiendo otra vez) nos cambiamos y nos sentamos a esperarte para salir a cenar. Habré calculado mal el tiempo?
-Que va (respondió risueña) me voy a dar una ducha y me preparo para una salida nocturna familiar. (Nos besó en la frente a ambos y se alejo rumbo a la habitación.)
Por suerte había ordenado las cosas y cambiado las sábanas.
Mire a mi niña y le pregunté
-como estás?
-Me duele hasta el último poro del cuerpo, pero nunca estuve mejor.(me dedicó una amplia sonrisa, me besó los labios y se fue a la cocina a tomar un energizante.) Se veía fatal
Algunos meses despues su madre y yo nos separamos por distintos motivos, uno de ellos fue mi valija plateada bajo la cama. Había imaginado que en su ausencia traía a otras mujeres.
Nunca me creyó que pensaba usar mis juguetes con ella.
Mi hijastra se mudó con ella y las veces que venía de visitas no quería saber nada de repetir nuestra experiencia.
-papi, no creas que no me gustó… en realidad me fascinó y yo te había pedido que me enseñaras y ya aprendí y no te imaginas lo bien que utilizo tus enseñanzas. (Me dijo con una sonrisa de lado en sus labios) vos tuviste mi virginidad y mi culito, tu objeto del deseo…tu fantasía.
Yo obtuve experiencias buenísimas que siempre pongo en practica. Y hablando de todo un poco, si no usas tu valijita…
no me la regalas?
Fin
Por ahora
No estuvo mal el final peto esperaba más sexo.