El culo de Paula
Historia de un padre y su hija culona..
Vimos como nuestra hija crecía, y al mismo tiempo nuestra preocupación surgió, ya que Paula a su temprana edad, comenzó con sus periodos menstruales, y su médico pediatra lo llamo “síndrome de pubertad temprana”, una enfermedad algo extraña. El medico nos explicó que nuestra hija no crecería demasiado en estatura, pero que el desarrollo de su cuerpo sería acelerado, o probablemente exagerado. Al principio no le tomamos importancia pero cuando Paula comenzó a desarrollarse, mi esposa empezó a preocuparse, por el importante desarrollo de mi hija para su corta edad.
Al principio mi esposa me decía que le preocupaba Paula, pues su cuerpo ya despertaba inquietud en muchos hombres del barrio, y de todas las edades, a lo que yo respondía:
- Seguramente los desgraciados te miran a ti y no a nuestra hija, pues ella apenas es una niña.
Yo no quería hacer caso de las cosas que me decía mi mujer, pues la verdad es que nunca en la vida había visto a mi hija con morbo.
Conforme fue pasando el tiempo la preocupación de mi mujer fue más importante y sus comentarios que ella me hacía eran los siguientes:
- Paulo me preocupa nuestra hija, es muy pequeña para tener ese trasero, los hombres en vez de verme a mí voltean impresionados a ver a Paula, es increíble que no te preocupe la situación de nuestra hija.
Seguía sin hacer caso a los comentarios de mi esposa, tal vez creía que ella exageraba pues no creía que mi hija despertara tanta inquietud. Yo creo que mi esposa quería que yo viera por mis ojos lo que pasaba, y así que un día me dijo:
- Paulo mañana no voy a poder ir por la niña la escuela, ve tú, por favor, ella ya sabe venirse sola pero me preocupa que algo le pueda pasar.
Yo no puse objeción alguna. Y dije que sí, que yo iría a recogerla a su escuela. Al llegar a la escuela oí un grito de euforia que decía.
- Amigo, ¿no me digas que Paulita también viene a esta escuela?
Era mi viejo amigo de la facultad, sentí su palma en mi espalda.
- Que amigo vienes por Paulita, ¿cómo esta ella? Dijo en cuanto palmeo mi espalda.
- Si hermano vengo a llevarla a casa, y tú qué haces por aquí no me digas que también tienes una hija.
- Ha ha! no hermano vengo por Valeria mi sobrina, hija de mi hermana la mayor, Alicia la recuerdas. Dijo el rápidamente, claro que la recordaba pues desde la secundaria había sido una mujer muy bonita y con una tetas demasiado deliciosas.
- No me digas que Alicia ya tiene una hija. Le pregunte impresionado.
- Es un año mayor que tu hija, si no mal recuerdo, pero mira ahí viene. Contesto mi amigo, mientras vi llegar a una niña flaquita, de piel muy clara, con dos trenzas en su pelo rubio, no era más alta que Paula, ni tampoco más bajita, tenía unos ojos brillantes y bonitos de color verde iguales a los de su madre, llevaba el mismo uniforme que mi hija pero sus piernitas se le veían un poco más torneadas. A mí me pareció una niña muy bonita y tierna, pues en cuanto llegó abrazó amorosamente a su tío, y este a su vez le dijo:
- Mira Valeria, él es un amigo de tu mama y mío. Se llama Paulo, y también tiene una hija estudiando aquí, se llama Paula.
En el momento que acabo de decir eso, Paula había llegado diciendo.
- Hola papi, hola señor buenas tardes.
- Hola princesita, buenos días, me llamo Raúl. Le iba a comprar un helado a Valeria, ¿te apetecería tomarte otro a ti pequeña? Y así vamos los cuatro y se conocen ustedes dos.
Dijo rápidamente mi amigo antes de que me diera tiempo de saludar a mi hija.
- Si por favor papá, me apetece comer helado.
- Vale Paula iremos a tomar helado.
Nos dirigimos para el parque y las niñas rápidamente se hicieron amigas, entre mucha charla de los recuerdos de la Facultad y otras cosas, mi amigo me pregunto algo que me dejo helado.
- ¿Dime Pau ya has nalgueado alguna vez a tu hija?
Tal vez, la pregunta era solo con la intención de hablar de algo, pues la verdad es que no llevaba nada de morbo, hasta parecía una pregunta normal. Pero la cara de mi amigo le delataba el morbo que llevaba oculto.
- Nunca le he pegado, pero hace poco se portó muy mal y tuve que darle unas buenas nalgadas.
Te haré una pregunta algo indiscreta pues somos verdaderos amigos desde la facultad y quiero que me la contestes con toda sinceridad. Mi amigo tardo unos segundos en preguntar, pero al final la hizo.
- ¿Te has dado cuenta que Paula tiene el culito muy grande, ninguna niña a su edad tiene semejante culo?
- Si amigo lo sé, pues ella tiene un problema médico, que se llama síndrome de pubertad temprana o prematura.
- ¿Nunca la has visto con algo de morbo?, yo te seré sincero a veces me encantaría poder manosear a Valeria, pues aunque es delgadita y no tiene el cuerpo de tu hija, tiene unas piernitas y una cinturita maravillosas.
Yo no podía creer lo que estaba oyendo, pues mi amigo de la facultad, me estaba confesando que se le antojaba su sobrina, yo le pregunte.
- Y alguna vez la has manoseado.
Realmente no sé porque le pregunte eso, en vez de tomar a mi hija y llevármela lejos de un pedófilo en potencia, pero me pudo la curiosidad, pues empezaba a sentir mucho morbo.
- Ja ja amigo me he inventado todo un arsenal de cosas y ocasiones para poder hacerlo, cada pretexto lo utilizo para manosearla, incluso me ha ocasionado correrme en mis pantalones, por lo roces tan intensos que hemos tenido.
Yo me quedé sorprendido, pero le pregunte:
- ¿Y cómo logras hacer eso sin que ella se dé cuenta?
Él se me acerca al oído y me dice:
- Ella es muy ingenua, y se cree que es todo un juego, le digo que juguemos a conducir un auto, y me la siento encima, y le restriego mi bulto por su culito. Mientras ella da botecitos con movimientos circulares muy buenos.
Me quede callado, alucinado por lo que había escuchado, gire la cabeza y mire a las niñas, Valeria no tenía el cuerpo de Paula, pero era muy femenina y bonita. Mi amigo se levanta me mira y me dice.
- Vamos, te acerco a tu casa, y si quieres, ves como conduzco con mi sobrina, y quien sabe, a lo mejor aprendes, y lo usas con Paula.
El morbo se me subió a la cabeza, y me nubló por completo, no dije nada, el llamo a las niñas y fuimos hacia su auto. Yo me subí de copiloto y las niñas en la parte trasera, pero cuando íbamos de camino a mi casa él dijo.
- ¿Oye Vale le quieres enseñar a Paula como manejas?
Valeria grito, ¡sí! emocionada y dio un brinco de atrás hacia adelante para pasarse con nosotros. Mi amigo hecho su asiento para atrás para dejar que Valeria se sentara en sus piernas, ella manejaba obviamente con la ayuda de él, Valeria se sentó en sus piernas, y mi amigo la acomodo justo en su verga, no sin antes haber acomodado su pantalón, quitando el cinturón y los botones, quedando solo tapado por sus calzones.
A Valeria le puso su faldita de tal forma, que dejaba su pene rozando únicamente con el calzoncito blanco de la niña, que se veía muy bien a los lados, por la posición en que ahora estaba la falda, estaba chocando la verga de mi amigo con el culito de Valeria, solo cubiertos por sendos calzones. En los ojos de mi amigo se veía el goce que él estaba teniendo, pues a cada rato daba acelerones o frenazos, para que Valeria le restregara su culito.
Valeria de vez en cuando daba saltitos, dejando caer su culito en la verga de mi amigo, él mientras tanto tenía una de sus manos en el volante, pero la otra la tenía en la pequeña cintura de Valeria, y a cada frenazo que mi amigo daba intencionadamente, a Valeria se le subía aún más la falda, y parecía tener un pañal en vez de falda.
Yo desde el ángulo donde estaba veía a mi amigo con el pantalón desabrochado, tener el culito de una niña muy bonita en su verga, mientras él comenzaba a acariciar con la mano derecha, las piernitas de su sobrina que tanto le gustaban, comenzó al mismo tiempo a darle unas embestidas cada vez más fuertes al culito de Valeria, que lo movía para acomodarse mejor el bulto en su rajita que se le marcaba en su calzoncito, y al mismo tiempo brincaba de gusto, yo llegue por un momento a pensar que Valeria era consciente de lo que pasaba, y que además le gustaba pues cuando mi amigo subía su cintura hundiéndole todo su bulto, ella entrecerraba los ojos y se apretaba con su culito contra él, pues estaba sintiéndola en su cosita.
Mi amigo me mira, yo estaba empalmadísimo por el espectáculo, y no tenía reacción mental sobre lo que ocurría. Pues solo veía esta situación tan morbosa. Pero una pregunta me sacó de mi letargo mental:
- ¿Quieres manejar tu ahora Paula?
Yo me quede parado y confuso, pues ella con la cabeza dijo que si, por mi cabeza solo pasaba la idea, de ver a un hombre calentándose con las frotadas que el culote de mi hija le pudiera ofrecer, yo iba a decirle a Paula que se detuviera, cuando mi amigo dijo.
- Valeria ahora siéntate en las piernas de Paulo, y simula que también estas manejando, mientras yo enseño a Paula.
Me pilló de sorpresa la petición que mi amigo le había hecho a su sobrina, me quede totalmente petrificado, pero de momento me quede pensando que mi amigo era un aprovechado pues el culote de Paula le iba a dar más placer que a mí el culito de Valeria. Mi amigo noto mi enojo, nerviosismo, calentura, todas esas emociones que nunca en mi vida había sentido y me dijo.
- Déjame solo por hoy, tú tienes toda la vida para disfrutar de sus nalguitas, venga amigo que es solo un juego, ponte cómodo y desabróchate ese pantalón, pues la hebilla de tu cinturón puede lastimar a Valeria.
Al decir eso, Valeria se levantó de la verga de mi amigo, y tomando su falda de los lados dejándola en la misma forma de pañal, dio un brinco de lado a lado, y se colocó en mis piernas, ella me lanzo una miradita coqueta y me dijo.
- Señor, su hebilla me lastima.
Yo sin pensarlo, me desabroche el pantalón dejando solo mi calzón, pero sin que mi amigo se diera cuenta, me saque la verga que estaba completamente durísima, y así el culito de Valeria rozaría con mi verga. Yo pienso que ella sintió lo duro de mi verga, pues volvió su cabeza para echarme una mirada picarona, pero no dijo nada.
Yo solo veía a una niña muy linda sentada en mi verga, su cinturita era muy pequeña, aunque sus caderas apenas empezaban a ensancharse, se veía muy rica, o probablemente la veía así por la calentura que traía conmigo, puse mis manos en cada una de sus suaves piernitas, y cuando las toque comprendí porque a mi amigo le encantaban tanto, pues estaban muy tornaditas y suavecitas.
De pronto ella sentada en mí, juntó sus piernas hecho su culito para atrás y yo sentí como mi verga se deslizaba por la rajita de sus nalguitas. Ahora mi verga estaba más abajo casi tocando su vaginita, ese desliz que me hizo, se sintió como un viaje al cielo.
Después de deslizar el culito por toda mi verga, ella solita empezó lentamente a moverse un poco hacia el frente y luego hacia atrás, de ese modo mi verga estaba viajando en el canal de sus nalgas, comenzó a dar saltitos muy suaves, cuando notaba la cabeza de mi verga chocar con su culito.
Por un momento, perdí la noción mental y le agarré fuerte de su cinturita, y a cada saltito que daba, yo le hundía fuertemente mi verga en su culito levantándola hasta el techo del auto y empujándosela lo más hondo que podía por unos segundos, dejándosela bien incrustada. Incremente el ritmo, y la niña correspondía a cada embestida que le pegaba, ella con un movimiento de cadera haciendo círculos se la clavaba en su raja.
De repente me acorde que mi hija debería estar haciendo lo mismo con mi amigo, cosa que extrañamente no me importo, al contrario me calentó, al voltear a ver, note como mi hija teniendo la falda de la misma forma que Valeria, estaba sentada en la verga de mi amigo, pero ella cínicamente hacia formas circulares con sus enormes nalgas, hacia arriba y hacia abajo, mientas mi amigo totalmente perdido, no podía ni manejar, por como lo estaba poniendo el trasero de mi hija.
No pudo más y se detuvo en un callejón sin gente, al parecía conocer muy bien, para así poder disfrutar mejor del masaje que el enorme culo de mi hija le estaba brindando a su ya jugosa verga.
- ¿Ya no vamos a manejar más?
Dijo Paula al sentir que mi amigo estacionó el vehículo, Paula dejo de moverse sobre la verga de mi amigo, él quería que parara de mover el culo. Yo lo miré, y tenía cara dé que si Paula le seguía moviendo el culo así, le echaría su leche en el calzón, y él se veía que lo que quería, era disfrutar al máximo de ese enorme culo. Valeria seguía moviendo su pequeño culito en mi verga, y pude notar la humedad que ella tenía en su calzón, pues al tener mi verga tocando su braguita se le notaba muy mojada, de verdad parecía que ella lo estaba disfrutando al máximo, a mí también me estaba dando el placer más rico que había sentido en mucho tiempo.
Paula no se movía y estaba en la verga visiblemente parada de mi amigo, que la levantó y liberó de su calzoncillo dejándola libre. Ahora el culote de mi hija estaba en la verga desnuda y a punto de estallar de mi amigo. Esto ya iba más allá del morbo, más allá de lo correcto, estaba viendo como una verga se rozaba en el culote de mi hija, y en vez de parar eso, al contrario quería que continuara, me sentía excitadísimo.
Pero Paula seguía sin moverse, mi amigo se percató de eso, y le dijo a Valeria.
- ¿Por qué no enseñas a Paula como se echa una carrera, para ver quién conduce mejor? ya sabes cómo usar el acelerador cuando el auto está detenido.
Él me miro y sonrió, a la vez que me guiñaba el ojo, como buscando mi aprobación. Asentí con mi cabeza imaginando que era lo que le había dicho a su sobrina.
- Bien Paula mírame lo que hago, porque cuando el auto está detenido, para acelerar hay que hacer estos movimientos.
La niña me empezó a hacer unos movimientos de caderas que hacían rozar toda su raja por mi verga. Yo abrí mis piernas y ella comenzó más rápido, me estaba haciendo una paja con su culito. Miró a mi hija y le dijo.
- Esto es acelerar.
Y sus manos simulaban como si cogiera un volante, y así siguieron jugando las niñas. Mi hija sonriente y divertida dijo ¡sí!, pero a mí me pareció que Valeria sabía mucho más sobre cómo calentar una polla de lo que aparentaba, pues ella se empezó a mover sobre mi verga con fuerza simulando manejar, y yo ya la tenía sujetada de las caderas y deslizándola con fuerza, tallándosela por todo el canal.
Paula no comprendió lo que pasaba pero empezó a deslizarse de la misma forma que Valeria, a mí se me puso más dura y gruesa la verga, al ver a Paula deslizándose con fuerza en la verga de mi amigo, mientras yo agarraba a su sobrina de las piernas y le decía:
- Si chiquita muévete más bebé, así mi amor gánale a Paula, muévete, mmm que bien bebé muévete más.
Mi amigo al oír mis palabras se tuvo que excitar, pues le pegaba cada tallón al culo de mi hija que la levantaba de sus piernas, pero ella no paraba el ritmo. Tras unos minutos mi hija paró de golpe el movimiento de su culo, Raúl dijo.
- Que ocurre princesa, por qué paras de manejar, mira que Valeria te va a ganar.
- Es que estoy muy cansada de moverme así, me duelen las piernas, y ese bulto me hace daño en mi culo.
Valeria en cambio, no paraba de moverse, yo ya estaba a punto de correrme si seguía moviéndose así le estallaría la verga en las bragas llenándola de leche, entonces ella levantó su culo y lo despegó de mi verga, giro su cabeza y dijo con una mirada de cachonda.
- Deme ahora usted acelerones que también estoy cansada y me duelen las piernas.
La niña puso su pequeño culito empinado, y colocó sus manos sobre el salpicadero, yo me agarré la verga, la coloqué con el tronco de ésta en su raja y empecé a pajearme con su culo, solté la verga y la agarré de su culito por ambos lados, abriéndolos lo más que podía, para que así le entrara todo mi grosor en su rajita que dibujaba el calzón blanco que llevaba.
Mi amigo intentó lo mismo, pero mi hija decía que estaba muy cansada, y solo se sentó sobre la verga parada de mi amigo. Este comenzó a sobarle sus nalgotas y a movérselas de atrás hacia delante, intentado que mi hija colaborar.
Tras varias embestidas mortales que le di a Valeria no aguanté más y me corrí, llené todo el calzón de la niña, que viendo eso apretó su culito contra mi verga a cada lechazo que le daba hasta que acabé empapándola toda.
Mi amigo al ver esto comenzó como si se follara a mi hija, dándole con muchas ganas. Era espectacular ver el culote de Paula brincar sobre la verga de Raúl, este comenzó a alentar a mi hija, diciéndole, vamos Paulita muévete como antes en círculos. Esta lo movía solo un poco, pero no hacía falta pues él ya se encargaba de moverle el culo con sus manos que lo tenía cogido.
Mi amigo ya no pudo contenerse más y empezó a lanzar chorros de semen en las bragas que separaban el enorme culo de mi hija de su verga, dejándole el calzón totalmente lleno de leche, ella se levantó y se veía cómo le goteaba la leche.
Terminados, limpiamos a las niñas, y comenzó un pensamiento de culpa que me hizo no hablar en todo ese rato que duró el trayecto hasta mi casa.
Historia tomada de: Alt Sex Stories Text Repository
Este relato se llama originalmente «Las nalgotas de paula» y es del autor Shevishev.
Aquí encontraran los 14 capítulos que se han publicado hasta ahora: https://fantasy-erotica.blogspot.com/p/indice.html
Por favor, no le cambien los nombres a las historias.
Ya lo eliminaron sabés de otro lugar
Donde puedo leer los demás relatos?? :/
que rico relatos, de algo se aprende para practicar verdad.
Genial relato