El dia que jodí con mí madre.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Espineta.
El día que jodí con mí madre.
–
Me llamo Juan y para no dar su nombre verdadero diré que mi madre se llama Carmen.
Actualmente vivimos en una gran ciudad .
Yo tengo cerca de 40 años y ella pasa de 60.
Mí madre es de altura regular, rubia, no muy gorda aunque algo rellena, todavía luce unas tetas bastante aceptables aunque algo caidas, un culo respingon y unas piernas y muslos bastante bonitos para la edad que tiene.
La historia comenzó cuando yo tenía 24 años y ella 42.
Se había quedado viuda hacia unos años, yo tenia un hermano mayor que se había independizado y estaba en otra ciudad aunque ha veces venia a visitarnos.
Así que los dos solos vivíamos en nuestro piso de la ciudad.
La rutina diaria era que yo me iba a trabajar y ella se quedaba de ama de casa, haciendo las comidas, limpiando, arreglando la casa etc.
Cuando venia yo por la tarde aprovechábamos para hablar de cómo me había ido el trabajo, ver la tele, leer alguna revista y así esperar para la hora de la cena y después ver un poco la tele y a la cama a prepararse para la rutina del día siguiente.
En verano, con las puertas de nuestras habitaciones abiertas debido al calor, una vez en la cama algunas veces desde el la habitación donde yo dormía llegaba desde la habitación de mí madre hasta mis oidos unos sollozos, que si agudizaba un poco el oido mas que sollozos eran gemidos, si, si, gemidos de placer.
Como es lógico, yo a mis 24 años sabía que mí madre se estaba masturbando.
Algunas veces aunque lo evitaba para que yo no lo oyera se le escapaba algun gritito de placer y algunas veces las sesiones eran largas y yo deducía que tenia varios orgasmos y se corría varias veces hasta quedarse totalmente satisfecha.
Yo sabía que por su edad 42 años necesitaba un hombre que la satisficiera.
Otras veces, sigilosamente yo salía al pasillo y me ponía al lado de la puerta de su habitación donde la oia perfectamente de suspirar y jadear masturbandose.
Esto me excitaba muchísimo, mí poya se ponía tiesa y dura como un palo y después de la sesión, me iba a mi habitación a masturbarme y tenía unas corridas sensacionales pensando en las pajas que se hacía mi madre.
Algunas veces, cuando volvía de trabajar, ella me decía : .
– anoche tuviste pelea cinco contra uno, hay que ver como estaba la sabana y yo le decía : .
-mamá pues tu también la tuviste.
Al decirle yo eso ella me sonreía maliciosamente.
Así iban pasando los días de ese verano y cada vez miraba mas a mí madre, le miraba el culito respingon, las bonitas y torneadas nalgas, los carnosos muslos, las protuberantes y hermosas tetas.
Incluso durante el trabajo no podía dejar de pensar en estas cosas y creo que ya estaba deseandola, de poseerla.
Todos los días, al terminar de cenar, y una vez recogida la mesa, mi madre se iba a duchar, dejaba la puerta a medio cerrar y yo desde fuera la espiaba ansioso.
La veía enjabonarse todo su cuerpo con el gel favorito dandose frotes en las tetas, en el culo, en el sexo, lavandose bien su rajita.
Antes de que saliera me iba al comedor.
Al poco tiempo salía ella con el pijama puesto y se sentaba a mí lado en el sofá a mí lado, donde veiamos algun programa de la tele ó charlabamos ó leiamos alguna cosa hasta la hora de irnos a dormir.
Una noche, bastante calurosa, después de ducharse salió como siempre, pero esta vez no llevaba el pijama de pantalón corto como siempre.
Se había puesto un camisón blanco, muy cortito, que le tapaba escasamente la el culo y dejaba sus muslos totalmente al aire.
Como era muy transparente se le veía perfectamente las tetas, los sonrosados pezones y sobre todo su hermosa rajita.
Sonriendo me dijo: .
– te gusta el modelito que me he comprado ?.
Yo le dije que si, que me encantaba y que se diera unas pasos hacia detrás para que pudiera verla bien.
Ella sonriente me miraba provocadoramente, mientras yo tambien sonriente, le miraba los turgentes pechos y los enormes pezones que ya tenía duros y tiesos.
Ante esta vision me fui hacia ella y sin mediar palabra la abracé y juntando nuestras bocas comenzamos a besarnos desesperadamente.
Nuestras lenguas se juntaban una y otra vez mientras en el sofá le quité el mini camisón mientras ella me quitaba el slip y los dos desnudos nos seguimos frotando y acariciando.
Ella me tenía cogida la verga masajeandola mientras yo le besaba las tetas y le comía y le chupaba con placer los pezones duros y sonrosados mientras mí madre jadeaba de gusto.
Después bajando la mano le busqué el sexo que, ella bien abierta de piernas, me ofrecía con placer.
Con los dedos le abrí los labios del chocho que ya estaba ardiente y supermojado, le empecé a masajear el clítoris mientras ella se retorcia y gemía de placer como todas las noches y me susurraba al oido: .
-sigue, sigue por favor, no pares cariño hasta que me haya corrido.
Al poco tuvo su primer orgasmo gimiendo y disfrutando como nunca lo había hecho.
Después acariciandole la espalda y bajando la cabeza lamiendole todo el cuerpo me ofreció su coño mojado para que se lo comiera y acto seguido con mí lengua masajeando el clítoris se volvió a correr regando mí boca con sus sabrosos y calentitos jugos vaginales.
Viendo ella que ya no podía aguantarme mas, con cara lujuriosa de hembra ardiente me rogó que la follará sin parar, que le metiera mi verga dura y tiesa hasta lo mas profundo diciéndome: .
– fóllame, fóllame cariño mío, métemela toda, quiero que me la metas hasta dentro, hasta los huevos y lléname de tu leche calentita.
Y así en un alocado mete y saca con un bombeo suave que duró una eternidad y estallamos al unísono en el orgasmo mas maravilloso que hemos tenido.
Después de descansar un rato nos metimos en la ducha donde nos enjabonamos y envueltos en la espuma del gel de baño volvimos a follar durante un buen rato mientras jadeabamos de placer y volvimos a corrernos abrazados.
Desde ese momento hasta ahora mismo hace de eso casi 20 años, todos los días follamos por la mañana y por la noche.
Ambos disfrutamos muchísimo Ella , Carmen es mí madre, pero tambien es mí amante, mí querida, mí esposa, algunas veces me encanta que sea mí putita viciosa y sobre todo nos realizamos sexualmente a diario Así somos felices, muy felices.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!