El día que mi nieta me regaló su virginidad – parte 3
Luego de que mi nieta Ema trajo a Giuliana para que disfrutara de una buena cogida, ambas niñas se complotaron y hoy ya no tengo día sin sexo.
Ema y Giuliana, ambas niñas exquisitamente formadas han llegado a un acuerdo entre ellas para disfrutarme a pleno. Pero obviamente propio de la juventud es muy difícil que mantengan un secreto, al menos no por mucho tiempo. Y estas dos niñas estaban encantadas con mi pija. Y no duró mucho el secreto, tuvieron que contarle a otras dos de sus compañeras del colegio. Pasaron un par de días y esperaba a Ema, mi nieta para su sesión de sexo, suena el portero, voy a abrir y veo a Ema con otras dos compañeras del colegio. Ambas bien formadas, y a esa edad no hay niña fea. Mi nieta me las presenta, son Jorgelina y Graciela. Ambas de 11 años, al igual que mi nieta.
Nos acomodamos en el living, preparé unos refrescos, de paso traje el gel lubricante y me tomé una pastillita celeste para ayudar un poco a mi muñeco. Las niñas hablaban entre ellas en voz baja, pero me miraban de reojo y sonreían. Habrían pasado unos 15 minutos y mi nieta se me acerca y me pide si puedo sacarme la roa, ya que sus amigas quieren verme desnudo. Les intrigaba mi pene. No me hice rogar, ya mi verga comenzaba a dar muestras de crecer, estaba ya morcillona. Al bajarme el sleep, las niñas murmuraban algo asombradas. Y siento que Graciela le dice a Ema, que mi pija es mucho mas grande y gorda que la de su papá. Jorgelina no decía nada, pero de pronto se acerca a mi, yo sentado en el sillón a pierna abierta, con mi sable apuntando al cielo ya totalmente erecto, la niña se desviste totalmente dejándome ver un hermoso cuerpo, sus pechos ya rellenos, y su pubis bien poblado de pelambre. Se arrodilla entre mis piernas y tomando mi pija por el tronco se la mete a la boca sin dudar. De entrada se tragó media verga, y comenzó a darme una mamada impresionante. Chupaba, succionaba, lamía, lo hacía con fruicción. Al ver lo que pasaba las otras dos niñas también se desnudaron y se acercaron a participar de la función. Graciela es de las tres la más tímida, medio como que le costaba arrancar, mi nieta Ema la abrazó y comenzó a besarla y a correrle mano por todos lados, pronto se encendió el motor de Gracielita y se puso muy ardiente. De echo fue la primera en acercarse para ser penetrad. Se subió a caballito de mis piernas, acomodando su conchita bien montada sobre la verga y comenzó a moverse, pronto estaba a mil, la alcé por las caderas, ella solita tomó la verga y se la colocó en la entrada de su conchita y se fue sentando hasta tragarse tres cuartas partes de la poronga. Lo notable es que la niña ni se quejó. Eso dejaba claro que ya cogía seguido. Se pegaba unas tremendas sentadas, enseguida tomó ritmo y disfrutaba de la pija en todo su tamaño. Se la clavaba hasta el fondo sin miramientos, y así llegó a lograr su primer orgasmo, yo prácticamente no hice nada. Habiendo acabado Graciela se salió de encima mío dejándole el lugar a Jorgelina. También se puso a caballito de mi tripa, pero fue un poco mas medida, una vez acomodada la punta d mi palo entre los labios de su vagina, suavemente se fue acomodando la tripa en su interior. Su concha es mucho más estrecha que la de Graciela, mientras le iba entrando se quejaba suavecito hasta que la cabeza de mi verga chocó contra su útero. Obvio que quedaba un buen pedazo afuera. Jorgelina no atinaba a moverse. La tomé por las nalgas, me levanté sin sacarle la pija de la conchita, me di vuelta y la puse de espaldas al sillón, y así la comencé a pegar una gran cogida. A los pocos minutos la niña buscaba aire, mi verga la perforaba y machacaba sin piedad, hasta que en medio de un largo gemido logró acabar, y no una si no dos veces seguidas. Aprovechando su calentura la di vuelta y la puse boca abajo, a lo perrito, y acometí su concha desde atrás, ella no lo esperaba y gritó un poquito pero se la enterré toda. La pistoneaba sin dejarla respirar, es que su concha es muy estrecha y me gustaba mucho su apriete. Y así le saqué un tercer orgasmo en menos de diez minutos. Ema esperaba tranquila, metiéndose los dedos en la concha y masturbándose. Al salir de dentro de Jorgelina inmediatamente mi nieta se acomodó a pierna abierta en el sillón, me arrodillé frente a ella y poniendo sus piernas en mis hombros procedí a penetrarla. Ya nos conocíamos bien, nuestros ritmos estaban acompasados, y pronto mi niña esta apara acabar. Logré que lo hiciera, y mientras le tenía la verga dentro, aproveché a poner mucho gel lubricante en el agujero de su culito. Es amante del sexo anal. Luego de dilatarla con tres dedos cambie mi pija de agujero y se la metí lentamente en el culo. Ella resistió estoicamente mientras mi trozo entero se perdía en su aterciopelado y estrecho túnel trasero. Duró unos cinco minutos y logró acabar con mi poronga en el culo. Para esto las otras dos niñas observaban con ojos bien abiertos. Sin preguntar, tomé de la mano a Graciela, haciendo que ocupe el lugar de Ema en el sillón, a lo perrito, lubriqué y estiré el aro de su culo, cuando los tres dedos jugaban sueltos en su esfínter, apoyé la cabeza de la verga y procedí a enterrársela toda en el mismo empuje. Gritó y gimió, pero cuando quiso reaccionar la tenía toda adentro, hasta los testículos. Me quedé quietecito un ratito, hasta que se relajó, y luego de eso tras pegarle unas cuantas cachetadas en sus nalgas, comencé a pistonear ese culo. Era obvio que ya se la habían metido por atrás, ya que pronto se estaba divirtiendo con la poronga en el culo. Seguí machacando y luego ya era ella quien salía al encuentro del topetazo, y así acabó en medio de sonrisas y gemidos. Me quedaba Jorgelina, pero se la veía reticente, además mi verga parecía cada vez estar más larga y más gorda. La cabeza morada daba impresión. La invité a colocarse en posición y no se animaba. Sus amigas la tomaron de los brazos y la colocaron de prepo. Yo unté mucho gel en su agujero trasero, la penetré primero por la vagina logrando que se relaje un poco, mientras con los dedos le estiraba su culito, costó pero al final tenía los tres dedos bailando en su ano, sin pedirle permiso y sin contemplación, simplemente salí de su conchita y sin aviso apoyé la cabeza de mi verga en su ojete y se lo perforé hasta el fondo. Pegó tremendo aullido, comenzó a llorar y quería salirse de abajo, pero mi peso la mantenía en su lugar, pasado unos minutos se relajó un poco y aflojó el apriete de su culo. Recién ahí pude moverme libremente sin lastimarla. Pero lloraba mucho, gemía como loca. Eso me excitó mucho más y acelerando las embestidas, metiéndole casi los testículos dentro de su vagina y mi poronga en su culo comencé a acabar con potentes y calientes chorros de semen inundando su canal trasero con mis fluidos. Y así terminó nuestra sesión de sexo. Lo que si tengo que ver con el cardiólogo, me parece que tomar una celeste de 100 todos los días me va a partir el bobo. Pero quien me quita lo bailado. Se acaban de ir la tres niñas. Tengo que hablar con Ema para que solo venga ella y una amiga. Es mucho esfuerzo cogerse a tres ninfas en un par de horas.
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