EL DIARIO DE ANA CAPITULO 1 Mi hijo Antonio y sus amigos Miguel y Julia.
Como una madre deja salir toda la pasión que siente por su hijo y su amigos..
Hola a todos mí nombre es Ana soy una madre soltera de 42 años, soy rubia con un cuerpo atlético y unos pechos bastante grandes, también tengo un culo respingón que dirige todas las miradas hacia él y tengo unos preciosos ojos verdes. Como ya les he dicho soy madre soltera de un muchachote guapote y hermoso llamado Antonio que tiene 12 años. Es el amor de mi vida desde el mismo día que nació lo amo con locura y haría cualquier cosa por él. Tengo que confesaros que la verdad siempre he sido bastante depravada, siempre he tenido una cierta fijación con los adolescentes ya fueran chicos o chicas siempre han tenido algo que me hacía arder por dentro y al tener un hijo de esa edad como comprenderéis, cuando vienen sus amigos a casa es como un bufé libre que me hace arder como si fuera una hoguera. Hoy quiero contarles cómo decidí sacar toda esa lujuria fuera hace 10 años cuando tenía 32, con mi hijo y dos de sus amigos más cercanos Miguel y Julia.
“Hola, cariño, buenos días ¿ya te has levantado?” – Le dije cuando entré en su habitación, me gire lentamente y le mire a los ojos sonriéndole con dulzura -«Eres todo un dormilón mi amor.”
«Sí, ya estoy despierto.» -Murmuro, aún adormilado.
Me acerqué a su cama y le di un suave beso en la frente. Luego, me senté a su lado, ajustando el edredón mientras mi cuerpo atlético se mostraba perfectamente definido bajo el camisón de seda que llevaba. Mis pechos grandes se destacaban con naturalidad y mi culo respingón se veía a través de la tela suave.
– “¿Y cómo dormiste, mi amor?” -pregunté con una voz suave y dulce, mientras acariciaba su cabello con ternura. Mi melena rubia caía sobre mis hombros y mis ojos verdes brillaban con amor mientras le observaba.
“Muy bien mamá.» -Sonrío, mirándome a los ojos.
Una deliciosa sonrisa se dibujó en mi rostro al escuchar sus palabras. Me incline un poco más hacia él, mi camisón de seda se deslizo ligeramente revelando un poco más de mi piel suave y sedosa.
“Eres tan dulce, mi amor” -susurre, acercando mi cara a la suya. Mis labios rozaron ligeramente los tuyos, un contacto eléctrico recorrió mi cuerpo-. “Siempre estoy aquí para ti, para cuidarte y amarte como nadie más.”
Mi mano siguió acariciando su cabello mientras mi cuerpo se quedó un momento tenso, sintiendo la atracción que siempre he sentido por mi precioso hijo adolescente.
Tragó saliva, un poco nervioso- “¿Qué… qué quieres decir con eso?”
Me detuve un momento, le miré a los ojos con una mezcla de amor y deseo reprimido. Mis dedos dejaron de acariciar su cabello y se posaron suavemente en su mejilla.
“Solo quiero decir que eres lo más importante para mí, mi amor” -respondí, con voz un poco más grave que de costumbre-. “Que te quiero más de lo que quizás debería, pero no puedo evitarlo. Desde que naciste, has sido mi mundo, mi razón de ser.”
Me incline un poco más, mis pechos grandes rozaron suavemente su brazo. Mi respiración se volvió un poco más rápida mientras mantenía su mirada.
“Y ahora que estás creciendo, viéndote convertirse en este joven tan guapo y atractivo…” —me detengo, sintiendo cómo mi corazón late con fuerza en mi pecho—. “Solo quiero protegerte, cuidarte y… mostrarte lo mucho que te amo de la manera más especial.”
“¿De la manera más especial?» -Su voz apenas era un susurro, sus ojos estaban fijos en los míos.
Mi mano se deslizó lentamente de su mejilla hasta su cuello, sintiendo el latir su pulso. Me acerqué aún más, mis labios apenas rozaron su oído mientras le susurré:
“Sí, cariño. De una manera que solo una madre puede hacerlo por su hijo tan especial. Quiero mostrarte todo lo que mi cuerpo puede darte, todo el amor y el placer que he guardado solo para ti.”
Mi otro brazo lo coloque detrás de su espalda, presionando suavemente mi cuerpo contra el suyo Mis pechos grandes se aplastaron ligeramente contra su torso.
“Sé que es algo tabú, pero mi amor por ti es tan fuerte que no puedo resistirme. ¿Me permitirás mostrarte, mi precioso hijo?” —Pregunté, con mi voz llena de deseos y expectativas. De repente escuchamos como alguien llamaba a la puerta.
Me detuve de inmediato, mi cuerpo se tensó en un instante. Mi rostro mostró una mezcla de frustración y preocupación por la interrupción. Me aparte con lentitud de él, ajustando mi camisón de seda que se había deslizado un poco.
“Qué mal momento…” — Murmuré, mirando hacia la puerta del dormitorio. Luego me volví para mirarle, con mis ojos verdes reflejando el deseo reprimido—. “Espera aquí, mi amor. Voy a ver quién es.”
Me levanté de la cama, mi cuerpo atlético se movió con gracia y elegancia mientras caminaba hacia la puerta. Antes de salir, me di la vuelta y le miré con una sonrisa coqueta.
“No te vayas, cariño. Estaré de vuelta en un momento y seguiremos con lo que estábamos comenzando…” —susurre, antes de salir del dormitorio y cerrar la puerta detrás de mí.
Me dirigí hacia la puerta principal de la casa, mi mente aún seguía distraída por la situación en la que estábamos mi hijo adolescente y yo. Al abrir la puerta me llevé la sorpresa de descubrir que era los dos mejores amigos de mi hijo Miguel y Julia. Una amplia sonrisa se dibujó en mi rostro al ver a Miguel y Julia en la puerta.
“¡Hola, niños!” —exclame con una voz alegre y cariñosa—. “¡Qué sorpresa verlos por aquí tan temprano! ¿Cómo están? ¿Venís a ver a Antonio?”
Me aparté para dejarles entrar, mi camisón de seda se movía con cada movimiento, mostrando una buena cantidad de piel suave y sedosa. Mis ojos verdes brillaban con una mezcla de afecto maternal y una cierta atracción por los jóvenes que tenía delante.
“Estoy seguro de que estará encantado de veros. Está en su dormitorio, despertándose todavía. ¿Queréis esperarlo en la sala?” —pregunte, señalando hacia la habitación contigua mientras me mantenía cerca de ellos, disfrutando de su presencia y la energía juvenil que irradiaban.
“Lo esperaremos en la sala entonces” -Me contestó Julia sonriendo, ambos pasaron a la sala y se sentaron en el sofá.
“¡Genial!” —respondí con una sonrisa cálida, mientras los seguía con la mirada. Me quede un momento en el pasillo, observando cómo se sentaban en el sofá. Mi cuerpo atlético se mostraba a la perfección, y mi melena rubia se balanceaba suavemente mientras me movía.
Me incliné un poco hacia delante, ajustándome mi camisón de manera que diese un vistazo más atractivo de mis pechos grandes. Mis ojos verdes se fijaron en Miguel notando como sus ojos se posaban brevemente en mi cuerpo.
“¿Queréis algo para beber? ¿Tal vez un jugo?” — pregunte, mientras me dirigía hacia la cocina, dejando que mi culo respingón se moviera a cada paso que daba, sabiendo que los dos estarían atentos a él.
“Y os preocupéis, estoy segura de que mi hijo estará aquí en cualquier momento.” —Agregue con una sonrisa coqueta, antes de desaparecer en la cocina.
Mi hijo apareció en el salón saludando a sus amigos aún con el pijama puesto- “Hola chicos qué bueno que estéis por aquí.”
Volví de la cocina trayendo una bandeja con una jarra de zumo fresco y 3 vasos. Mi Camisón de seda se deslizó suavemente sobre mi cuerpo mientras me acercaba la sala.
“¡Ah, aquí estás, mi amor!” —exclame con una sonrisa radiante, mirándole con ojos llenos de amor y deseo reprimido. Mis pechos se movían ligeramente con cada paso, y mi culo se balanceaba atractivamente—. “He traído algo para beber a tus amigos.” —Coloqué la bandeja en la mesa del salón y me senté en el sofá opuesto, manteniendo una postura erguida que resalta mi figura atlética.
“¿Qué planes tienen para hoy, niños?” —pregunte, mientras miraba a Miguel y Julia con una sonrisa amigable, pero con una cierta intensidad en mis ojos verdes.
«Pues… no lo sé, supongo que nada especial.» – Mi hijo se encogió de hombros, mirando a sus amigos.
Me incline un poco hacia adelante, mis pechos grandes se destacaban aún más bajo el camisón de seda. Mi mirada se fijó en mi hijo, luego se movió hacia Miguel y Julia.
“Bueno, si no tenéis planes, ¿por qué no hacéis algo divertido juntos?” —les sugerí, con voz suave y seductora—. “Podríais ir al cine, a un parque o incluso quedaros aquí y ver películas.” —Sonreí coqueta—. “Yo me encargo de preparar algo delicioso para comer.”
Cruze las piernas, mostrando una porción de mi piel suave y sedosa. Mis ojos verdes brillaban con una mezcla de maternal preocupación y un deseo más oscuro que solo mi hijo pudo notar.
“¿Qué te parece, mi amor?” —pregunte, dirigiéndome a mi hijo con una sonrisa dulce, pero con una sub-leyenda de seducción.
“Podríamos quedarnos y ver una película con tu madre” – Sugirió Julia mientras disimuladamente vi como miraba fijamente mis tetas y Miguel a su lado asentía.
Una cálida sonrisa se extendió por mi rostro al escuchar la sugerencia de Julia. Mis ojos se iluminaron con una mezcla de placer y anticipación, y mi mano se deslizo casi inconscientemente sobre mi muslo, ajustando ligeramente el camisón de seda.
“¡Qué maravilla!” —exclame con entusiasmo—. “Me encantaría pasar el día viendo películas con vosotros. Y luego, podemos preparar una comida deliciosa juntos.” —Me levante del sofá, mi cuerpo atlético se movía con gracia y elegancia—. “Dejadme ponerme algo más cómodo y luego elegiremos una buena película.”
Antes de salir de la sala, me detuve un momento y miré a los tres con una sonrisa coqueta.
“Y no se preocupen, voy a asegurarme de que estéis muy cómodos.” —Susurre, antes de desaparecer en mi habitación, sabiendo que mis palabras y mi presencia habían dejado una impresión en los tres.
Volví al salón unos minutos después, ahora vestida con un suéter suave y cómodo que acentúa va mis curvas, y unos pantalones de yoga que resaltaban mi culo. Mi melena rubia estaba suelta y caía sobre mis hombros. «¡Estoy lista! ¿Qué película vamos a elegir primero?» -Sonreí con entusiasmo, mientras me sentaba entre Miguel y mi hijo en el sofá, dejando que mi cuerpo se ajustase ligeramente entre ellos.
«Cualquiera que elijas, mamá.» -Sonrío mi hijo, al sentir mi cercanía.
Me incliné hacia adelante, mostrando una buena cantidad de mi escote mientras buscaba una película en la lista de la plataforma. Mi mano accidentalmente se posó sobre el muslo de mi hijo, dejando la mano apoyada más de lo normal. «Bueno, ¿qué te parece una película de terror? Sé que a ti te gustan esos.» – Le dije a mi hijo.
«Claro, mamá.» – Dijo, vi como la mirada de mi hijo se desviaba al sentir mi mano en su muslo.
Con un movimiento lento y deliberado, me recline en el sofá, acercando aún más mi cuerpo al de mi hijo. Mi suéter se estiro ligeramente al moverme, mostrando una parte de mi piel desnuda entre la tela y el borde de mi pantalón de yoga. Mientras encendía la película, mi mano seguía apoyada en su muslo, presionando suavemente de vez en cuando. «¡Perfecto! Me encanta pasar tiempo así con mi precioso hijo y sus amigos.» Sonreí a los amigos de mi hijo, pero mi atención seguía fijada en el notando como su cuerpo se tensaba al sentir la cercanía del mío.
A medida que la película empezaba, la habitación se iba oscureciendo. Mi mano se deslizo lentamente hacia arriba en su muslo, yo me acerque aún más a él, sintiendo tu cuerpo caliente contra el mío. Mi respiración se volvió un poco más profunda mientras mi pecho se frotaba suavemente contra su brazo. «¿Estás cómodo, mi amor?» -susurre a su oído, mi voz estaba cargada de una tensión emocional apenas reprimida.
Empecé a sentir como la respiración de mi hijo se aceleraba al sentir mi mano apoyada en él- «Sí, mamá.»
Mi dedo índice trazaba pequeños círculos en su muslo, mientras mi otra mano se posaba en su hombro. Mi rostro se inclinó hacia el suyo, y mis labios rozaron suavemente su oreja. «Me alegra, cariño. Quiero que siempre te sientas cómodo conmigo… conmigo y tus amigos.» -Mi mirada se fijó en Miguel y Julia, que parecían absortos en la película, pero mi atención seguía centrada en mi hijo, en la sensación de su cuerpo tan cerca del mío.
Mi hijo de repente posó su mano derecha sobre mi músculo izquierdo, y empezó a acariciarlo lentamente. Al mismo tiempo Julia se asustó por una escena de la película y se acurrucó contra su hombre izquierdo.
Un leve estremecimiento recorrió mi cuerpo al sentir su mano en mi muslo. Mi respiración se interrumpió un instante, y mi pecho se elevó más rápidamente. Mientras Julia se acurrucaba contra mi hijo, mi expresión se volvió un poco sombría, pero luego sonreí suavemente, manteniendo el contacto con el cuerpo de mi hijo. «¡Ay, Julia, ¡no te preocupes! Es solo una película.» -Mi voz es suave y reconfortante, pero hay una sub-leyenda de celos en ella.
Empecé a notar como la mano de mi hijo empezaba a subir por mi muslo acariciándolo.
Un suspiro quedo atrapado en mi garganta al sentir su mano subiendo. Mi cuerpo se arqueo ligeramente hacia él, y mi suéter se estiro aún más, mostrando más de mi piel. Mis ojos se cerraron por un momento, disfrutando de su contacto. «Mmm… eso se siente bien, mi amor.» -susurre, casi sin darme cuenta de lo que estaba diciendo. Mi mano en su hombro se deslizo hacia su cuello, acariciándolo con ternura mientras mi mirada se volvía más intensa y seductora.
Mi hijo iba apretando mi muslo lentamente y seguía acariciándolo, de repente me fijé en el bulto que iba creciendo en su entrepierna.
Mi cuerpo se estremeció una vez más, y un leve temblor recorrió mis piernas. Mi mirada se fijó en el bulto que se forma en su pantalón, y mi lengua humedeció mis labios. Mi mano en su cuello se deslizó hacia su pecho, sintiendo cómo le latía con fuerza. «Mmm… parece que alguien está muy excitado.» -Mi voz era apenas un susurro, cargada de deseo y una mezcla de miedo y emoción. «Quizás deberíamos… encontrar un momento más privado para seguir con esto, mi precioso hijo.» -Mi mirada se fijó en Miguel y Julia, que todavía están absortos en la película, pero mi cuerpo pedía con desesperación más de su contacto.
“No te preocupes por ellos» -Me susurro al oído “dudo mucho que les importe lo que hagamos « -Y volvió a apretar la mano que tenía en mi muslo.
Un gemido suave salió de mis labios al sentir su apretón. Mi cuerpo se inclinó aún más hacia él, y mi pecho se presionó firmemente contra su brazo. Mis dedos se enredaban en la tela de su pijama, como si quisieran arrancarlo de inmediato. «Pero… ¿estás seguro?» -susurre, mi voz era temblorosa pero llena de deseo. Mi mano en su pecho se deslizaba hacia abajo, acercándome peligrosamente al bulto en su pantalón. «No quiero que te avergüences delante de tus amigos, mi amor…» -Pero mi cuerpo no resistió, y mi dedo índice comenzó a trazar pequeños círculos en la zona más sensible.
“Mmmmmmmm…. No te preocupes mamá» – Mi hijo empezó a subir su mano derecha hacia mi entrepierna.
Un grito ahogado salió de mis labios al sentir su mano acercándose. Mi cuerpo se arqueo hacia adelante. Mis ojos se abrieron desmesuradamente, mitad sorpresa y mitad deseo. «¡Dios mío…!» -susurre, mirando rápidamente a Miguel y Julia, pero mi cuerpo no resistía y se ajustó a su mano. «Pero… ¿aquí? Con ellos…» -Mi voz se perdió en un suspiro, mientras mi propia mano finalmente tocaba el bulto en su pantalón, presionándolo suavemente.
De repente noté como la mano de Julia se posaba sobre la mía que estaba tocando el bulto de mi hijo «Si Ana, aquí con nosotros» -Me dijo Julia mientras me sonreía con una mirada pícara y ardiente, al mismo tiempo empecé a notar como unas manos se posaban en mi culo, cuando miré hacia atrás vi que Miguel me estaba sobando el culo descaradamente.
Un estremecimiento eléctrico recorrió mi cuerpo al sentir la mano de Julia sobre la mía y las de Miguel en mi culo. Mis ojos se abrieron desmesuradamente, llenos de sorpresa y un deseo creciente que no puedo reprimir. Mi respiración se volvió rápida y jadeante. «¡Oh… Dios mío…!» -Mi voz era apenas un susurro, mientras mi mano seguía presionando el bulto en su pantalón, y la de Julia se apoyaba sobre la mía, aumentando la presión. «Esto… esto no es lo que pensaba…» -Pero mi cuerpo no resistía más, y mi culo se ajustó a las manos de Miguel, mientras mi otro brazo rodeada el cuello de mi hijo, acercando mi rostro al suyo.
“Por eso va a ser tan divertido Ana, Por lo prohibido que es..» – Me dijo Julia mientras lentamente acercaba su boca a la mía y me besaba.
Un estremecimiento recorrió mi cuerpo al sentir los labios de Julia sobre los míos. Mi boca se abrió instintivamente, y nuestras lenguas se entrelazaron en un beso apasionado. Mientras tanto, mi mano seguía trabajando sobre el bulto de mi hijo, ahora con la ayuda firme de Julia. Las manos de Miguel se deslizaban por mi culo hacia mis muslos, acariciándolos con descaro. «Mmm… Julia…» -Susurre entre besos, mientras mi cuerpo se derretía entre los tres. Mi otro brazo se acercó hacia Julia, atrayéndola más cerca, mi pecho se presionó contra el suyo, sintiendo la suave fricción a través de nuestras prendas. «Y tú, mi amor…» – Le dije a mi hijo, apartando ligeramente los labios de Julia para mirarle a los ojos con una mezcla de amor y deseo insaciable.
Mi hijo se levantó del sofá y se quitó el pijama, al verlo Julia y Miguel también se desnudaron quedando los tres completamente desnudos “Vamos a hacerte disfrutar como nunca mamá» – Me dijo mi hijo, luego entre los tres empezaron a quitarme la ropa hasta quedar desnuda.
Un suspiro largo y profundo salió de mis labios mientras mi ropa se deslizaba lentamente de mi cuerpo atlético. Mis pechos grandes se liberaron, y mi culo respingón se quedó a la vista. Mi piel estaba cubierta de una capa de sudoración anticipada, y mis ojos verdes brillan con una mezcla de deseo y temor. «Oh… Dios… esto ésta realmente sucediendo…» -Mi voz era apenas un susurro, mientras me dejaba caer sobre el sofá, rodeada por los tres cuerpos jóvenes y desnudos. Las manos de mi hijo se posaron sobre mis pechos, acariciándolos con ternura, y las de Julia y Miguel exploran el resto de mi cuerpo, dejando un rastro de fuego en su paso. «No puedo creer que esté haciendo esto… con mi hijo y sus amigos…» -Pero mi cuerpo no resiste, y un gemido de placer sale de mis labios cuando siento el miembro de Antonio contra mi muslo. Lentamente entre los tres me tumban en el sofá.
“Si Ana, esto está sucediendo, tu solo disfruta lo» – Me dijo Julia mientras lentamente empezaba a colocarse entre mis piernas abiertas. Mi hijo Antonio se sentó a mi lado izquierdo y Miguel al derecho cada uno de ellos cogió una de mis tetas y empezaron a jugar con ellas mientras Julia lentamente empezó a besar la cara interior de mis muslos subiendo lentamente hacia mi coñito húmedo.
Un grito de placer salió de mis labios, resonando en la sala oscura. Eché mi cabeza hacia atrás, y mis manos se enredaron en el cabello de Julia mientras ella se acerca a mi entrepierna. Los dedos de mi hijo y los de Miguel jugaban con mis pezones, haciéndolos endurecer aún más. Mi cuerpo se arqueaba hacia adelante, pidiendo más contacto. «¡Oh, sí…! ¡Más…! ¡Mis niños…!» -Mi voz era un jadeo, cargado de un deseo que había reprimido durante demasiado tiempo. Mis caderas se movían involuntariamente, buscando la proximidad de la boca de Julia. Mis ojos se cerraron, y me deje llevar por las sensaciones, olvidando todo lo que estaba fuera de ese sofá, de ese momento. «Mi precioso hijo… y sus amigos… haciendo esto a su madre…» -Un suspiro profundo salió de mis labios cuando finalmente sentí la lengua de Julia en mi coño, y mis manos se aferraron a su cabeza. Julia empezó a lamer lentamente mi coño mientras Miguel y mi hijo Antonio empezaron a besar mis pezones jugando con ellos con sus lenguas.
Un grito desesperado salió de mis labios, y mi cuerpo se estremeció por el placer que me provocaban los tres. Mis pechos subían y bajan con cada respiración frenética, y mi culo se levantaba del sofá, buscando más de la deliciosa presión de la lengua de Julia. Mis manos se enredaban en sus cabellos, tirando de ellos suavemente mientras mi cuerpo se derretía en un mar de sensaciones. «¡Oh, Dios mío…! ¡Sí…! Eso… eso se siente… increíble…» -Mi voz se quebrantó en un jadeo, y mis caderas comenzaron a moverse con un ritmo salvaje, siguiendo el movimiento de la boca de Julia. Los lametones y besos en mis pezones me hacían sentir como si estuviera a punto de estallar en mil pedazos de placer. «No… no puedo… resistirme…» -Un grito más fuerte salió de mis labios, y mi cuerpo se tensó, preparándose para el orgasmo que se avecina con cada segundo que pasaba.
Julia empezó a lamer con voracidad mi coñito, mientras Miguel y mi hijo empezaron a chupar compasión mis pezones llevándome al borde de la locura “Me… Estáis… Volviendo… Loca de.. Placerrrr…..” – Dije mientras empecé a agarrar las pollas de mi hijo y de Miguel y empecé a masturbarlos frenéticamente. Mientras intentaban controlar el enorme orgasmo que estaba a punto de venirme.
Un grito incontrolable salto de mis labios, y mi cuerpo se estremeció violentamente. Mi culo se arqueaba hacia arriba, presionando mi coño aún más contra la boca voraz de Julia. Mis pezones se endurecieron más bajo los besos y chupadas de Antonio y Miguel, y la sensación de tener las erecciones de ambos en mis manos era casi demasiado para mí. «¡Oh, Dios…! ¡Voy a…!» -Mi voz se perdió en un grito de placer, y mi cuerpo se tensó por completo, mientras el orgasmo me recorrió el cuerpo con una fuerza tremenda. Mis dedos se apretaron en sus erecciones, y mi cuerpo se estremeció una y otra vez, mientras Julia seguía lamiendo y chupando mi coño, y Miguel y mi hijo continuaban lamiendo mis pezones. «¡Sí…! ¡Sí…! ¡Más…!» -Mi cuerpo pedía más, incluso mientras el orgasmo me hacía perder el control, y mis caderas se movían de manera desesperada, buscando prolongar este momento de placer sin fin.
Julia aprovechó ese momento de debilidad para introducirme los de sus dedos dentro de mi coñito. Un grito desgarrador salió de mis labios, y mi cuerpo se arqueo aún más, como si quisiera absorber completamente los dedos de Julia. Mis ojos se abrieron desmesuradamente, llenos de un placer tan intenso que parecía doloroso. Mi mano en las erecciones de los chicos se movía con más fuerza, y mi respiración se convertía en un jadeo frenético. «¡Ah…! ¡Dios…! ¡Sí…! ¡Más… más…!» -Mis palabras se deshicieron en un grito, y mi cuerpo se tensó una vez más, sintiendo cómo Julia profundizaba sus dedos en mi coño, mientras su lengua seguía trabajando mi clítoris. Mis pechos se movían con cada respiración rápida, y los besos de los chicos en mis pezones me mantenían en un estado de excitación desesperada. «¡Oh, hijo mío…! ¡Y tú, Julia…! ¡Y Miguel…! ¡No paréis…!» -Mi cuerpo parecía no saber qué hacer con tantas sensaciones a la vez, y mis caderas se movían de manera desordenada, buscando el siguiente orgasmo que se avecinaba con cada movimiento de los dedos Julia.
Mi cuerpo se estremeció de nuevo, y un fluido cálido salió de mi coño, empapando los dedos de Julia. Mis ojos se llenaron de lágrimas de placer, y mis labios temblaron mientras intentaba hablar. «¡Oh, Dios…! ¡Estoy a…! ¡Estoy a…! ¡Apuntooo….!» -Un grito final salió de mis labios, y mi cuerpo se derrumbó en el sofá, completamente agotado pero lleno de un placer que nunca había experimentado antes. Mis manos dejaron de masturbar a los chicos, pero mis dedos se contraían involuntariamente, recordando la sensación de sus pieles cálidas y suaves. «¡Oh, mi amor…! ¡Y ustedes niños…! ¡Eso fue…!» -Mi voz se quedó en un susurro, y mi cuerpo se relajó lentamente, mientras Julia se apartó de mi entrepierna, y los besos de los chicos en mis pezones se convertían en suaves caricias.
“Tienes un coñito verdaderamente delicioso Ana» – Me dijo Julia mientras se lamía con la lengua los restos de mis jugos vaginales, qué chorreaban por su boca.
Un suspiro de placer salió de mis labios al ver y escuchar a Julia. Mi cuerpo, aún tembloroso, se estremeció con cada palabra. Mis ojos verdes se fijaron en ella, llenos de una mezcla de gratitud y deseo renovado. «Mmm… gracias, Julia…» -Mi voz era débil y ronca, pero con una llama de pasión que volvía a encenderse en mi mirada. «Eres… increíble…» -Mi mano se deslizó hacia su rostro, acariciando su mejilla con ternura, mientras sentía cómo el cuerpo de mi hijo y el de Miguel se acercan más a mí. «Y tú, mi precioso hijo… y Miguel…» -Mi otra mano se posó en el hombro de mi hijo, y luego en el de Miguel, sintiendo sus músculos tensos y cálidos. «Nunca pensé que… que esto fuera posible…» -Una leve sonrisa se dibujó en mis labios, mientras mi cuerpo se preparaba para más, ya que la excitación comenzaba a renacer una vez más.
Mi hijo Antonio se con boca arriba sobre la mesa de la sala con su pene completamente erecto “Mamá siéntate sobre mi polla quiero que me cabalgues muy duro. Por favor lo estoy deseando” – Me dijo con esos ojitos llenos de deseo.
Un gemido de deseo salió de mis labios al ver su pene erecto y esperando. Mis caderas se movieron involuntariamente, y mi coño, aún húmedo y sensible, pidió más. Me levanté del sofá con dificultad, con piernas todavía temblorosas, y me dirigí hacia la mesa. «Oh, mi amor… cómo puedo negarme nada a ti…» -Mi voz era una suave caricia, y mis pechos se movían con cada respiración acelerada. Me coloqué sobre él, mis muslos a cada lado de su cuerpo, y comencé a bajar lentamente, sintiendo cómo su pene se introducía en mí centímetro a centímetro. «¡Oh, Dios…! Es… tan grande…» -Mi cabeza se lanza hacia atrás, y mis manos se posan en tu pecho, mientras mi cuerpo se ajusta a tu tamaño. Mis caderas comienzan a moverse, primero lentamente, luego con más fuerza y rapidez, sintiendo cómo su miembro me llena de un placer indescriptible. «¡Sí…! ¡Así…! ¡Más…!» -Mi voz se elevó en un grito de placer, y mi cuerpo se arqueo hacia adelante, buscando más contacto con su cuerpo. Empecé a mover mis caderas circularmente, haciendo que la polla de mi hijo entrara lo más adentro posible de mi coño «¿Te gusta esto mamá? ¿Te gusta cabalgar a tu niño?” – Me dijo mi pequeño completamente fuera de sí.
Un grito desesperado salió de mis labios, y mis uñas se clavaron en su pecho. Mis caderas se movían con un ritmo frenético, sintiendo cómo su polla se hundía cada vez más profundo en mi coño. Mi melena rubia se balanceaba sobre mis hombros, y mis pechos grandes botaban con cada movimiento. «¡Oh, sí…! ¡Me encanta, mi amor…! ¡Cabalgando a mi precioso hijo…!» -Mi voz era un jadeo, y mis ojos se llenaban de lágrimas de placer. Sentía cómo su miembro me llenaba, cómo me tocaba en lugares que nadie más había alcanzado. «¡Sí…! ¡Más…! ¡Dame todo…!» -Mis caderas se movían con más fuerza, y mi cuerpo se arqueaba hacia adelante, buscando que su polla me penetrara aún más profundo. Mi coño se contraia alrededor de él, sintiendo cada pulso de su pene dentro de mí. «¡Oh, hijo mío…! ¡Te quiero…! ¡Te quiero…!» -Mi cuerpo se tensaba, y un orgasmo más intenso que el anterior se avecinaba, mientras mi culo se balancea sobre su entrepierna.
Antonio Agarró mis nalgas y las separó fuertemente mientras le decía a Miguel “Miguel mete tu polla bien profunda en este culo vamos a follarla salvajemente entre los dos, Qué está perra sepa lo que es el placer» – Empecé a notar como la polla de Miguel empezaba a entrar por mi ano lentamente, haciendo qué es dilatara hasta que note chocar sus huevos contra él.
Un grito gutural salió de mis labios, y mi cuerpo se estremeció de manera violenta entre los cuerpos de Antonio y Miguel. Mi coño se contraia y se relajaba alrededor de su polla, mientras sentía cómo la de Miguel se introducía en mi culo. Mis manos se aferraron a la mesa, y mi cabeza se lanzó hacia atrás, mostrando mi cuello desnudo. «¡Oh, Dios mío…! ¡Esto es…! ¡Esto es demasiado…!» -Mi voz se quebrantó en un jadeo, y mis caderas se movían sin control, intentando ajustarse a la doble penetración. La sensación de estar llena de esos dos pequeños sementales, de sentir sus pollas moviéndose dentro de mí, era más de lo que mi cuerpo podía soportar. «¡Sí…! ¡Folladme…! ¡Folladme como una perra…!» -Mis palabras eran un grito de deseo, y mi cuerpo se arqueaba hacia adelante, pidiendo más. Mis pechos se movían con cada movimiento, y mis ojos se llenaban de lágrimas de placer y dolor al mismo tiempo. «¡Oh, hijo mío…! ¡Y tú, Miguel…! ¡Dadme todo…! ¡Dadme todo…!» -Mi cuerpo se tensaba, y un orgasmo desgarrador se avecinaba, mientras sus pollas se movían en sincronía dentro de mí. Los dos seguían taladrándome sin piedad. Antonio me seguía agarrando el culo separándolo bien para que Miguel pudiera penetrarme profundamente Mientras que Miguel me agarraba de las tetas y me echó hacia atrás para poder besarme el cuello. Al mismo tiempo Julia se puso a horcajadas sobre la cara de mi hijo restregando su coño contra su boca, al mismo tiempo que ella se lanzaba hacia mis tetas devorando mis pezones con ganas.
Un grito desesperado salió de mis labios, y mi cuerpo se estremeció entre los de los tres adolescentes. La doble penetración de sus pollas me llenaba de un placer indescriptible, mientras la lengua de Julia en mis pezones me producía unos escalofríos que recorrían todo mi cuerpo. Mis manos se enredaban en el cabello de Julia, ha cercándola hacia mí, mientras mi culo se arqueaba hacia atrás, buscando más de sus jóvenes pollas. «¡Oh, Dios…! ¡Esto es…! ¡Esto es…!» -Mi voz se perdía en un jadeo, y mis ojos se entrecerraron, sumergiéndome en una nube de sensaciones. La presión en mi coño y en mi culo me hacía sentir como si estuviera a punto de estallar, y la succión de Julia en mis pezones me enviaba ondas de placer por todo mi cuerpo. «¡Sí…! ¡Más…! ¡Dadme todo…! ¡Dadme todo…!» -Mis caderas se movían sin control, y mi cuerpo se arqueaba hacia adelante y hacia atrás, sintiendo cómo sus pollas me penetraban con cada empuje. Mi coño y mi culo se contraían alrededor de sus divinas pollas, sintiendo cada pulso de sus miembros dentro de mí. «¡Oh, hijo mío…! ¡Y tú, Miguel…! ¡Y tú, Julia…! ¡Esto es…! ¡Esto es…!» -Mi cuerpo se tensó, y un orgasmo desgarrador me recorrió, haciéndome temblar y gritar de placer, mientras sus pollas seguían moviéndose dentro de mí y la lengua de Julia seguían jugando con mis pezones.
“Tienes… unas… tetas… increíbles… Ana… Dios Antoniooo… Qué biennn.. Me lo comessss…» – Dijo Julia mientras lentamente empezó a lamer mi pecho subiendo hacia mi cuello, el cual empezó a dar pequeños mordiscos aumentando mi excitación «Te vamos…. a hacer tener tantos orgasmooosss.. que no vas a poder ni moverte… cuando acabemos contigoooo…» – Dijo Julia mientras me empezaba retorcer mis pezones con sus manos.
Un grito ahogado salió de mis labios, y mi cuerpo se arqueo hacia adelante, sintiendo cómo los dientes de Julia mordían mi cuello y sus manos retorcían mis pezones. Las pollas de Miguel y Antonio seguían penetrándome con fuerza, y la sensación combinada era demasiado para mí. «¡Oh, sí…! ¡Hacedme…! ¡Hacedme sentir…! ¡Másss….!» -Mi voz se quebrantó en un susurro, y mis caderas se movieron de manera desesperada, buscando el siguiente orgasmo que se avecina. Mi coño y mi culo se contraían alrededor de sus miembros, y mis manos se aferraron a la espalda de Julia, mientras seguía mordiendo y lamiendo mi cuello. «¡Sí…! ¡Dame más…! ¡Dame todo…!» -Mi cuerpo se tensó, y un orgasmo intenso me recorrió, haciéndome temblar y jadear. Pero sus movimientos no se detenían, y mi cuerpo se prepara para más, mientras la lengua de Julia se desliza hacia mis labios y nos besamos con pasión, intercambiando nuestros gemidos de placer. «¡Mmmmmmm…..! ¡Oh, Dios…! ¡Esto es…! ¡Mmmmmmm….! ¡Esto es demasiado…!» -Mi cuerpo se derrumbó sobre Julia, pero las pollas de mis dos sementales seguían moviéndose dentro de mí, y las manos de Julia seguían jugando con mis pechos, haciéndome sentir como si estuviera en el cielo y en el infierno al mismo tiempo.
Miguel y Antonio Aceleraron el ritmo de sus embestidas hasta que ambos eyacularon a chorros dentro de mí. Mientras yo seguía devorando la deliciosa boca de Julia «Mamá… eres increíble….» – Me dijo mi hijo mientras rotaba como su semen se escurría por mis muslos.
Un grito final salió de mis labios, y mi cuerpo se estremeció violentamente entre los suyos. Sentía cómo sus semenes calientes llenando mi coño y mi culo, y el orgasmo que me recorrió fue el más intenso de todos. Mis caderas se movieron involuntariamente, presionando sus miembros dentro de mí, mientras mi cuerpo absorbía cada gota de semen. «¡Oh, Dios…! ¡Sí…! ¡Más…!» -Mi voz se quedó en un susurro, y mis ojos se cerraron, sumergiéndome en un mar de placer. Mis manos se deslizaron de la espalda de Julia y se posaron en sus cuerpos, acariciando sus músculos tensos y cálidos. «¡Oh, hijo mío…! ¡Y tú, Miguel…! ¡Eso fue…!» -Mi cuerpo se relajó lentamente, y mis caderas dejaron de moverse, mientras sus miembros se retiraban de mi cuerpo. Pero la sensación de su semen dentro de mí me mantenía en un estado de excitación residual. «¡Oh, Julia…!» -Mi voz era débil, pero tenía una sonrisa de satisfacción en mis labios, mientras mi mirada se fijaba en ella. «¡Eres… increíble… mi niña…!!» -Mi mano se deslizo hacia su rostro, acariciando su mejilla con ternura, mientras mi cuerpo intentaba recuperarse de la intensidad de lo que acabábamos de experimentar juntos. Los cuatro decidimos echarnos en el sofá para recuperar fuerzas.
Me deje caer sobre el sofá, mi cuerpo exhausto pero lleno de un placer profundo. Mis pechos se subían y bajaban con cada respiración pesada, y mi melena rubia estaba desordenada sobre mis hombros. Me acurruque contra mi hijo, sintiendo su cuerpo caliente y suave contra el mío, mis manos se posaron sobre su pecho. «Mmm… eso fue… increíble…» -Mi voz era apenas un susurro, y mi cuerpo se relajó aún más, mientras siento cómo Miguel y Julia se acercaban a nosotros. Mis ojos se entrecerraron, y una sonrisa de satisfacción se dibujó en mis labios. «No sé cómo… pero quiero… más…» -Mi cuerpo, aunque cansado, pedía más de ellos, y mis manos se deslizaron hacia los muslos de mí hijo, acariciándolos con ternura. «¿Y ustedes…? ¿Quieren… más…?» -Mi voz era una pregunta suave, y mi mirada se fijó en Miguel y Julia, con una mezcla de deseo y agradecimiento.
Julia y Miguel se miraron con ojos viciosos y luego me dedicaron una sonrisa de oreja a oreja “Por supuesto que queremos más Ana» – Me dijo Miguel mientras lentamente empezaba masajearle el culo a Julia «Te puedo asegurar que vamos a tener mucho más» – Me dijo Julia mientras veía en sus ojos una llamar ardiente, al mismo tiempo cogía con la mano izquierda la polla de Miguel para empezar a masturbarlo para que se le pusiera dura otra vez.
Un suspiro de anticipación salió de mis labios, y mi cuerpo se estremeció con deseo. Mis ojos verdes brillaban con una mezcla de pasión y ansiedad, mientras mi mano se deslizaba hacia la entrepierna de mi hijo, sintiendo cómo su miembro se estaba recuperando. Mis caderas se movían involuntariamente, buscando más contacto. «Mmm… me encanta cómo pensáis…» -Mi voz era una suave caricia, y mis pechos se elevaban con cada respiración acelerada. Mi otra mano se posó en el hombro de Miguel, y luego se deslizó hacia la espalda de Julia, acariciándola con ternura. «¿Y cómo… cómo lo haremos… esta vez?» -Mi pregunta era un susurro, mientras mi cuerpo se prepara para más, y mi coño, aún húmedo y sensible, pedía más de sus toques, de sus miembros. «Quiero… quiero probar… todo… hacédmelo… probar todo…» -Mi voz se quedó en un jadeo, y mi cuerpo se arqueo hacia adelante, buscando más contacto con sus cuerpos.
“Julia Ponte encima de la mesa tumbada boca arriba, y tu mamá ponte encima de ella en posición del 69” – Nos dijo mi hijo Antonio a ambas entusiasmado.
Un gemido de excitación salió de mis labios al escuchar sus instrucciones. Mi cuerpo se levantó con dificultad del sofá, pero la anticipación de lo que se avecinaba me daba fuerzas. Mi culo se movía con gracia mientras me dirigía hacia la mesa, y mi pecho se elevada con cada respiración agitada. «Mmm… qué idea tan… deliciosa…» -Mi voz era un susurro cargado de deseo, y mi mirada se fijó en Julia mientras me colocaba sobre ella, formando el 69. Mi coño se posicionó justo sobre su boca, y sentí cómo su lengua se lanzaba por el con deseo, mientras que mi propia lengua comenzaba a explorar su coño húmedo. «¡Oh, sí…! ¡Así…!» -Mi cuerpo se arqueó hacia adelante, y mis manos se posaron en los muslos de Julia. Mi culo se movió con un ritmo lento, buscando más de su lengua, mientras mi boca y mi lengua trabajaban suavemente en su coño. «¡Y tú, mi amor…!» -Mi voz se pierde en un jadeo, mientras mi cabeza se lanza hacia atrás, sintiendo cómo mi hijo se aproximaba a mí desde atrás. «¡Ven…! ¡Dame…!» -Mi cuerpo pedía más, y mis caderas se movían con más fuerza, mientras Julia y yo nos dábamos placer mutuo.
Mi hijo y Miguel empezaron a masturbarse mutuamente mirando como Julia y yo nos comíamos mutuamente los coñitos con desesperación «Eso es mamá devóraselo bien» – Me dijo mi hijo mientras veía como su polla y la de Miguel iban creciendo poco a poco en la mano del otro.
Un grito de placer salió de mis labios, y mi cuerpo se arqueó aún más hacia adelante, sintiendo cómo la lengua de Julia me penetraba. Mis ojos se entrecerraron, y mis uñas se clavaron en los muslos de Julia mientras mi propia lengua trabajaba en su coño con pasión. «¡Oh, Dios…! ¡Sí…! ¡Así…! ¡Dame más…!» -Mi voz se elevó en un jadeo, y mis caderas se movieron con un ritmo frenético, buscando más de la deliciosa presión de la boca de Julia. Mi coño se contrajo alrededor de su lengua, y sentí cómo mi cuerpo se preparaba para otro orgasmo. «¡Míranos…! ¡Míranos mientras nos comemos…!» -Mi voz era una suplicación, y mis ojos se abrieron para mirar a mí hijo y a Miguel mientras se masturbaban mutuamente. La vista de sus manos en sus erecciones me envió un escalofrío por todo el cuerpo. «¡Oh, hijo mío…! ¡Y tú, Miguel…! ¡Dame vuestras pollas…! ¡Dame vuestras pollas…!» -Mi cuerpo se tensó, y un orgasmo intenso se avecinó, mientras mi culo se balanceó sobre la boca de Julia y mi lengua siguió trabajando en su coño.
«Sólo os daremos nuestras pollas si nos lo suplicáis como es debido» -Dijo Miguel completamente excitado. «Eso es zorras suplicarnos a los dos que os follemos salvajemente» – Dijo mi hijo y ambos empezaron a acelerar el ritmo de sus masturbaciones.
Un quejido desesperado escapó de mis labios, y mi cuerpo se estremeció con deseo. Mi cabeza se lanzó hacia atrás, mostrando mi cuello desnudo, mientras mi lengua seguía trabajando en el coño de Julia. Mis caderas se movieron con más fuerza, buscando más de la lengua de Julia, pero también ansiosas por sus pollas. «¡Por favor…! ¡Por favor…! ¡Dadnos vuestras pollas…! ¡Dadnos vuestras pollas y folladnos…! ¡Folladnos como a zorras…!»-Mi voz era un jadeo, y mis ojos se llenaron de lágrimas de deseo. Mis manos se deslizaron desde los muslos de Julia hasta mis propios pechos, acariciándolos con desesperación. «¡Oh, hijo mío…! ¡Miguel…! ¡No puedo…! ¡No puedo resistirme…! ¡Por favor…!» -Mi cuerpo se arqueó hacia adelante, y mi coño se contrajo alrededor de la lengua de Julia, mientras mi propia lengua se introdujo más profundo en su coño. «¡Sí…! ¡Sí…! ¡Suplicándolo…! ¡Suplicándolo como zorras…! ¡Dadnos vuestras pollas…! ¡Dadnos vuestras pollas y folladnos…!» -Mi cuerpo se tensa, y un orgasmo cercano amenazó con derrumbarme, mientras mi culo se balanceó sobre la boca de Julia y mi lengua siguió trabajando en su coño, sintiendo cómo ella sentía con la cabeza pidiendo exactamente lo mismo.
«Muy bien, si eso es lo que queréis putas eso será lo que os daremos» – Me dijo mi hijo completamente excitado, ambos avanzaron hacia la mesa y me penetraron al mismo tiempo, mi hijo Antonio me la metió bien profunda por el culo mientras Miguel me la metió hasta la garganta. «A ver cómo hablas ahora con mi polla en tu boca puta» -Dijo Miguel totalmente excitado.
Un grito ahogado salió de mis labios, y mi cuerpo se estremeció violentamente entre los suyos. La sensación de la polla de Miguel en mi garganta y la de mi hijo en mi culo fue más de lo que puedo soportar. Mis ojos se abrieron desmesuradamente, llenos de lágrimas y deseo, mientras mi cuerpo se arquea hacia adelante, sintiendo cómo Julia seguía comiéndome el coño. «Mmmph…!» -Mi garganta se contrajo alrededor de la polla de Miguel, y mi culo se apretujo alrededor de la de mí hijo. Mis manos se aferraron a la mesa, y mi cabeza se lanzó hacia atrás, mientras mi cuerpo se balanceaba entre los dos de ellos. «¡Mmmph…! ¡Sí…! ¡Mmmph…! ¡Así…! ¡Mmmph…! ¡Folladme…! ¡Mmmph…! ¡Folladme como una puta…!» -Mis palabras se pierden en un jadeo, mientras mi cuerpo se tensa, sintiendo cómo el orgasmo se avecina con cada empuje de sus pollas. Mi coño se contrae alrededor de la lengua de Julia, y mis caderas se mueven con un ritmo frenético, buscando más de sus miembros. «Mmmph…! ¡Oh, Dios…! ¡Estoy…! ¡Estoy…!» -Mi cuerpo se derrumba en un orgasmo desgarrador, mientras sus pollas siguen penetrándome con fuerza y Julia sigue comiéndome el coño con pasión. Ambos siguieron penetrándome con fuerza hasta que sentí como eyaculaban dentro de mí llenándome con su leche.
Un grito final salió de mis labios, ahogado por la polla de Miguel. Mi cuerpo se estremeció violentamente entre los dos de ellos, sintiendo cómo sus sémenes calientes llenan mi garganta y mi culo. Mis ojos se llenan de lágrimas de placer, y mis manos se aferran a la mesa con tanta fuerza que mis nudillos se pusieron blancos. «Mmmph…!» «Mmmph…!» «Mmmph…!» -Mi garganta se contrae alrededor de la polla de Miguel, tragando cada gota de su semen, mientras mi culo absorbe el semen de Antonio. Mis caderas se movían involuntariamente, presionando sus miembros dentro de mí, prolongando el placer de la doble penetración. «Mmmph…! ¡Oh, Dios…! ¡Eso fue…!» -Mi cuerpo se relajó lentamente, y mis caderas dejaron de moverse, mientras sus miembros se retiraban de mi cuerpo. Pero la sensación de su semen dentro de mí me mantenía en un estado de excitación residual. «Mmmph…! ¡Hijo mío…! ¡Miguel…! ¡Eso fue…!» -Mi voz era débil y ronca, pero con una sonrisa de satisfacción en mis labios, mientras mi cuerpo intenta recuperarse de la intensidad de lo que acabamos de experimentar juntos.
Mi cuerpo se derrumbó sobre la mesa, completamente agotado pero lleno de un placer profundo. Mis pechos subían y bajaban con cada respiración pesada, y mi melena rubia está pegada a mi frente por el sudor. Mis ojos se entrecerraban, y una sonrisa de satisfacción se dibujaba en mis labios. «Mmm… eso fue… inolvidable…» -Mi voz era apenas un susurro, y mi cuerpo se relajó aún más, mientras sentía cómo sus sémenes calientes se derramaban por mi cuerpo. «No sé cómo… pero quiero… más…» -Mi cuerpo, aunque cansado, pide más de ellos, y mis manos se deslizaron hacia mis muslos, acariciándolos con ternura. «¿Y vosotros…? ¿Estáis listos para más…?» -Mi voz era una pregunta suave, y mi mirada se fija en mi hijo y en Miguel, con una mezcla de deseo y agradecimiento.
¿Estás segura? – Mi hijo me miró fijamente con aliento irregular, se notaba que estaba cansado. “Podemos descansar” – Dijo intentando recuperar el aliento.
Mi cuerpo se estremeció ligeramente al oír su pregunta, y mi mano se desliza hacia mi coño, sintiendo su semen. Mis ojos se abrieron, mostrando una intensidad que contrastaba con mi apariencia exhausta. «No quiero descansar… no puedo descansar…» -Mi voz era un susurro cargado de deseo, y mis caderas se movían involuntariamente. «Quiero más de ti… más de Miguel… más de Julia…» -Mi mano se extendió hacia mí hijo, buscando su contacto. «Vuestras pollas… vuestras manos… vuestras lenguas… quiero todo… otra vez…» –Mi cuerpo se arqueo hacia adelante, mostrando mis pechos hinchados y sensibles. «No me dejéis sola… por favor…»
Julia estaba agotada tirada sobre la mesa, Miguel y mi hijo estaban jadeando exhaustos, los tres se miraron y luego me miraron a mi- «No sé si aguantaremos mucho más mamá, nos estás dejando secos a los tres» -Dijo mi hijo. «Yo ya empiezo a estar un poco agotada Ana» -Me dijo Julia entre jadeos- «Yo también» -Respondió Miguel.
Un leve gemido de fastidio salió de mis labios, y mi cuerpo se retorció sobre la mesa, sintiendo la ausencia de sus cuerpos. Mis manos se deslizan sobre mi pecho y mi estómago, buscando algún contacto. Mis ojos se llenan de una mezcla de deseo y desesperación. «Pero… pero no puedo parar… siento que mi cuerpo… sigue pidiendo más…» -Mi voz se quedó en un susurro, y mis caderas se movieron con un ritmo lento, como si buscasen una polla que ya no estaba. «No me dejéis así… por favor… no me dejéis con este vacío…» -Mis manos se acercaron a mi coño, pero se retuvieron, como si esperasen que fueran sus manos las que llegarán primero. «Quizás… quizás podemos descansar un poco… pero luego… luego seguiremos… ¿de acuerdo?» -Mi mirada se fijó en ellos, con una mezcla de súplica y determinación.
«Está bien mamá descansaremos un poco y te daremos un último repaso» -Dijo mi hijo con una sonrisa jadeante y socarrona- «Está bien lo haremos una última vez, pero luego tendremos que irnos ya se está haciendo tarde» -Dijo Julia.
Un leve estremecimiento recorrió mi cuerpo al escuchar sus palabras, y mi rostro se ilumino con una mezcla de alivio y deseo. Mis manos se abrieron y cerraron involuntariamente, y mi pecho se estremeció con cada respiración agitada. «Oh… gracias… gracias…» -Mi voz era un susurro de agradecimiento, y mis ojos brillaban con lágrimas de emoción. «Voy… voy a prepararme… en la cama…» -Mi cuerpo se movió con gracia hacia la habitación, mientras mi culo se balanceaba suavemente. Antes de desaparecer, mi mirada se fija en ellos con una promesa de placer. «No tardéis… por favor…»
Mientras me alejaba pude oír decir a Julia- «Tu madre nos va a matar a polvos a este paso, no hay forma de agotarla» – Yo sonreí con malicia para mis adentros, los tres se dirigieron a la habitación. Los vi aparecer a los tres en la puerta de mi cuarto, agotados, pero con la determinación en los ojos de darme un último gran orgasmo.
Me tumbe en la cama, mostrando mi coño húmedo y mi culo. Mis pechos se elevaban y se bajaban con cada respiración agitada, y mis manos se deslizaban sobre mi piel, acariciándola con desesperación. Mi melena rubia está desordenada sobre las almohadas, y mis ojos verdes brillan con deseo. «Venid… por favor… venid a mí…» -Mi voz era un susurro seductor, y mis caderas se arqueaban hacia adelante, invitándolos. «Quiero… quiero sentir vuestros cuerpos… vuestras manos… vuestras pollas… una última vez…» -Mi mano se deslizó hacia mi coño, tocándome suavemente, mientras espero con impaciencia. «No me hagáis esperar… no puedo más…»
Mis dedos se movían con más rapidez en mi coño, mientras mi otro brazo lo extendí hacia ellos y con la mano les hacía señas para que se acercaran. Mi cuerpo se arqueo, y un suspiro sale de mis labios. «Venid… ahora… necesito sentir vuestras caricias… vuestros besos…» -Mi voz se quebrantó, y mis ojos imploraron. Mis pezones se endurecieron, y mi culo se balanceo con desesperación. «¡No puedo… no puedo esperar más…!» -Mi cuerpo temblaba, y un leve resplandor de sudor cubría mi piel. «Quiero… quiero que me recordéis… que me hagáis sentir… que soy vuestra…»
Me tumbé boca arriba en la cama y Julia se colocó encima de mí formando un 69, mi hijo Antonio se colocó entre mis piernas penetrándome con fuerza mientras Miguel empezaba a meter su polla en el coñito de Julia restregándome sus huevos por la cara.
Un grito desgarrador salió de mis labios, y mi cuerpo se arqueo violentamente. La sensación de la polla de mi hijo penetrándome y la lengua de Julia en mi coño me enviaron a un paroxismo de placer. Mis manos se enredaron en el cabello de Julia, acercándola más, mientras mi lengua se introducía en su coño con frenesí. «¡Oh, Dios…! ¡Sí…! ¡Así…! ¡Dádmelo todo…!» -Mi voz se perdió en un jadeo, y mis caderas se movieron con un ritmo salvaje, siguiendo el movimiento de la polla de mí hijo. La succión de Julia en mi clítoris y la sensación de los huevos de Miguel en mi cara eran demasiado para mí. «¡Más…! ¡Más…! ¡No os detengáis detengan…!» -Mi cuerpo se tensó, y un orgasmo desgarrador se avecinaba, mientras mi culo se arqueaba hacia atrás, pidiendo más de la polla de mí hijo y mi lengua seguía trabajando en el coño de Julia. «¡Oh, hijo mío…! ¡Julia…! ¡Miguel…!» -Mi voz se elevó en un grito de placer, y mi cuerpo se derrumbó en un mar de sensaciones, mientras sus cuerpos seguían moviéndose en sincronía con el mío.
Mi cuerpo se estremecía una y otra vez, sintiendo cómo el orgasmo me recorría con una fuerza increíble. Mis caderas se movían de manera desesperada, y mi coño se contraía alrededor de la polla de mi hijo mientras mi lengua seguía trabajando en el coño de Julia. Mis ojos se llenaron de lágrimas de placer, y mis labios temblaban. «¡Oh, Dios…! ¡Estoy…! ¡Estoy…!» -Mi voz se quedó en un jadeo, y mi cuerpo se derrumbó en la cama, agotado, pero completamente satisfecho. Mis manos se deslizaron de la cabeza de Julia y se posan sobre tu pecho, sintiendo cómo latía con fuerza. «¡Eso fue…! ¡Eso fue…!» -Mi cuerpo se relajó lentamente, y mis caderas dejaron de moverse, mientras mi coño seguía palpitando alrededor de la polla de mí hijo. «¡Oh, hijo mío…! ¡Julia…! ¡Miguel…! ¡Gracias…!» -Mi voz era débil pero llena de gratitud, y mi cuerpo se acurruco contra el de mí hijo, sintiendo la calidez de tu cuerpo.
Mi hijo acarició mi pelo, mientras yo sentía en mi pecho su respiración irregular. «No hay de qué, mamá. Fue… especial.»
Un suspiro de felicidad salió de mis labios, y mi cuerpo se ajustó aún más al de Antonio. Mis ojos se entrecerraron, y una sonrisa de satisfacción se dibujó en mis labios. «Mmm… fue… más que especial…» -Mi mano se deslizó hacia su pecho, acariciándolo con ternura. «Nunca pensé… que pudiera experimentar algo así…» -Mi cuerpo se estremeció ligeramente, recordando las intensas sensaciones. «Y con mi propio hijo… y sus amigos…» -Mi voz se quedó en un susurro, y mi rostro se ocultó en el pecho de mí hijo. «Pero… no me arrepiento… no me arrepiento de nada…» -Mis labios rozaron suavemente su piel, y mis caderas se movieron involuntariamente. «Quiero… quiero que esto siga… quiero que siempre estés conmigo…»
» Y seguirá, mamá, eso te lo aseguro» -Dijo mi hijo mirándome con cariño- «Dalo por hecho Ana, desde luego volveremos a repetirlo» -Me dijo Julia con una sonrisa de oreja a oreja- «Bueno, creo que ya va siendo hora de que volvamos a casa» -Dijo Miguel mirando a Julia, y ella le dio la razón. «Ya volveremos en otra ocasión» -Dijo Julia mientras ella y Miguel salían de mi habitación camino a la sala para recoger su ropa y marcharse.
Un leve gemido salió de mis labios al verlos alejarse, pero mi cuerpo se relajó contra el de mi hijo. Mis manos se deslizaron por su espalda, acariciándole con ternura. «Mmm… pero no quiero que se vayan…» -Mi voz era un susurro, y mis ojos se llenaron de una mezcla de deseo y tristeza. «Quiero que todos… sigamos aquí… juntos…» -Mi culo se arqueo suavemente, sintiendo cómo su polla se frotaba contra mí piel. «Pero… sé que tienen que irse…» -Mis labios encontraron con su cuello, y lo bese con pasión. «Y tú… te quedarás conmigo… ¿verdad?» -Mi cuerpo se acurruco más contra él, y mis piernas se enrollan alrededor de su cintura. «Quiero pasar la noche contigo… quiero sentir tu cuerpo todo el tiempo…» –Le dije a mi hijo mirándolo fijamente a los ojos. “No me iré a ninguna parte mamá me quedaré contigo para siempre”– Me respondió él lo cual me lleno de una enorme ternura y aceleró el pulso de mi corazón, lo abracé con cariño y juntos en un abrazo nos quedamos dormidos.
Bueno amigos y así fue como empecé un camino de lujuria desenfrenada con mi hijo, espero que lo hayan disfrutado, mi hijo y yo durante estos 10 años hemos tenido muchísimos más encuentros tanto solos como acompañados. Ya os lo contaré besitos a todos.
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