El harén de papá Elefante II
La continuación de un fin de semana candente con hijas y sobrina….
Llegó la tarde y desperté de la siesta, había soñado; hace mucho tiempo no soñaba con nada: «con un elefante que monta a su hembra, la penetrar con su enorme masa de carne el extrecho conducto y la hace barritar de dolor al sentir como va rompiendo su joven sexo y veo salir de su vagina sangre a chorros, y la enorme y pesada verga está pegada a ella que se mueve desesperada, como herida; el elefante saca su pene y no derrama su semen, sino chorros de sangre que salen de su glande y del hueco vaginal». Y me despierto de golpe, esa pesadilla me trajo más confusión que asocie a esas relaciones incestuosas con las niñas.
Mi mujer y las niñas estaban listas para salir; se veían hermosas con sus moños de cintas en sus cabelleras. Caro, estaba radiante con su largo cabello castaño recogido en una verdadera cola de caballo.
Caro, llegó hasta mi cuarto y me dijo un secreto al oído ante su tía. La tía movió un brazo con la señal de «Qué quiere?». Le dije a la niña: «Ve mi amor, estás bonita y viniste fue a pasear, salir y ver esta parte de la ciudad», entonces fui a mi cartera y le di dinero adicional para unos regalos. Mi mujer insistió en saber que quería la niña, yo le dije que ella quería quedarse en la casa. Pero lo que en verdad me había dicho despacito fue: «Tío, yo te amo».
Ido el personal en el carro de la familia me dispuse escuchar un poco de música suave en mi sala. Destape una vieja botella de Whisky, no tomo casi por los consejos que me diera mi difunto abuelo: «El ron no sirve para nada, el mejor vicio son las mujeres: sean las que sean!».
Ese señor tenía sus cosas y me había adiestrado desde niño en las arte del sexo y la seducción y lo más importante, el poder que representa una buena verga.
El hizo todo lo posible para que mi pene creciera como la porroca de él, de unos 25 centímetros, que ufanado llamaba: «herramienta de trabajo», era realmente un pene impresionante. La mía pudo lograr por sus liquidos, brebajes y ejercicios suministrados por él, el tamaño de 18 cm de pura masa y poder con una seductora punta de en forma de flecha.
Escuché música hasta que acabe la botella y mareado me acosté, eran apenas las nueve de la noche. Casi a las 10 llegó mi mujer con las niñas que cansadas, se durmieron.
Mi mujer se desvistio y con esas ganas acumuladas todo el día me propuse darle otra noche inolvidable hasta entrada la madrugada, nos dormimos agotados.
Como a las tres de la mañana, con un poco de jaqueca y ganas de orinar, me levanté y caminé la corta penumbra hasta el baño, no prendí el foco, solo se escuchaba el chorro que caía. Oí la voz de Caro que decía: «Tío, eres tu?» Prendí el foco, y ella llegó impaciente con ganas de orinar, le dije que habían dos basinillas bajo las camas. «Ay, Tío, me orino!!» La hice entrar y yo traslade mi pito para el lavabo, ella se sentó de lado viendome orinar. Me lave el cuerpo del pene lleno de los secos orgasmos dejados por mi mujer.
Estaba con ganas de volver a mi cama, cuando ella me dice: «Voy hacer popo».
-Está bien mi amor, no hables duro.
Y la siento pujar: «Ay, está durooo, aaay… » y pear, me dice: «Ya terminé, limpiame tío?».
Veo que el mojón es largo y grueso como mi falo, digo: -Quítate el panti. Ella lo hace, sus ojos grandes no dejan de ver las venas azules que cruzan y se bifurcan en el ancho lomo hasta la cabeza fina de mi masa sexual.
-Ven para limpiarte.
Ella se apoya en mi pierna y yo me inclino hasta su trasero blanco y gordo y lo abro para pasar el papel y miro que lo tiene abierto por el duro excremento. Eso me empieza a calentar de nuevo por enésima vez en ese largo día. Recojo el panti del piso y apago el foco.
«Tio, ya te vas acostar?»
-Si, mi amor, mañana es tu último día y hay pasarlo bien, no crees?.
Me inclino y le muerdo los labios. Ella se queja: «Hueles a Ron!».
-Zeeeetooo, no-ha-bles-du-rooo»l.
Ella se cuelga de mi cuello, en esa penumbra que no nos vemos ni los ojos juntos. Y yo tomo mi pene y se lo brocho en su virginal sexo abierto y ese culo en posición perfecta para una penetración de pie y la punteo y entra fácil, siento en mi otra mano el poder de su duras nalgas.
Ella comienza a sofocarse y gemir suave, «Aaah…aahh…eehh.»
Camino con ella punteada hasta la cocina y la paro en el mesón, abro y le paso la lengua por su rayita que ya está húmeda por mi pre cum y su lubricación.
«Tío, te acuerdas lo que te dije?»
Pero hay mucho que arriesgar esa noche: Vuelvo a caminar con ella hasta su habitación y la depósito despacio en la cama que usa con mi hija menor.
-Reina descansa, mañana nos vemos.
«Tiiiiooo…»
-Si-yo-también-te-amo…
Llegó, me acuesto, y me percato que tengo apretado en la mano su pantalón y lo escondo debajo de mi almohada. Mi mujer navega en un sueño profundo.
Mi mujer ese día domingo debía asistir a una reunión urgente con unos clientes extranjeros de su empresa inmobiliaria de la que es socia con la mamá de Caro.
Por lo tanto, a la hora de regresar debía venir con ella, una o dos de la tarde.
La sentí vestirse para la reunión a las nueve y se despide con un beso indicando que lea la nota que ha dejado en la cocina. La cabeza me pesa y tengo todavía sueño.
Sueño que la empleada morena de mi casa materna me ha tomado el pene con la boca a los siete años y lo ha chupado, yo le veo que saca de su blusa su negro y bello seno y me lo ha dado a chupar. Ella me muestra su vagina y tocó sus hirsutos negros pendejos, siento el olor de sale de su cuerpo a sol, cobre y sudor. Algo me aprieta la cabeza de mi pene y se escapa el sueño, y me doy cuenta que en realidad es mi hija menor, acostada junto a mi que ha metido su mano bajo la sabana y Seria me aprieta con descaro. Le digo: -Qué pasa, porqué haces eso?. No dice nada sino se acurruca más a mi lado. Ya estoy nuevamente caliente, con ganas de culiar!!
Ella se prende de mi boca, y yo le beso los labios: -Ya hija está bueno… No dice nada. Se monta sobre mí y veo con asombro como goza sentada sobre mi verga. -Parate un momento. Me descubrí completamente y le digo: -Quítate el bikini, ahora siéntate y date gusto. Veo ese chocho de gordo abrir sus labios en el tallo ancho y comienza deslizarse como sobre un riel: abajo-arriba-abajo, mientras frunce el seño, los labios, los ojos de placer: «Ahh ahh ehh ahh». Estoy como enajenado, ido de toda racionalidad, cuando entran Caro y mi otra hija, alegres al cuarto.
Caro, desde la cabecera de mis pies se alza su pijama para mostrar que no usa panti, mi hija mayor sin entender, se quita suavemente el de ella.
Las digo: -Su mamá salió y regresa a las dos, hoy no voy a cocinar, a la una, pido comida al restaurante. Ellas se alegran.
Me he incorporado, sacando mi hija menor de su trance. -Voy a orinar!. Me meto y cierro el baño. Ellas tocan como locas. Me doy un baño y pienso, qué seguirá ahora?
Salgo desnudo y ellas detrás. -Bañense rápido para ver televisión. He traído varios DVD de animados esperando este día. Ellas se desnudan y se van al baño. Me coloco una pantaloneta de esas anchas de básquet sin interior y una ramera con el número 28.
Como algo, tomó una cerveza para el pequeño guayabo que padezco. Salen del baño y se van a su cuarto. Yo estoy tirado en el sofá de mi sala. Llega la mayor con la idea de «jugar» como se lo había prometido, que ya ha hablado con las otras… Le pregunto: -A qué? Ella dice: -Al médico no porque tu eres doctor; ya están las otras dos con sus pequeños trajes de estar en casa, batas de tirantes, y no usan ninguna interior. -Y por qué no tienen pantalones?. Dice: «Caro, yo les dije que a ti te gusta así!!». «Dios, qué es esto??!!!».Me digo.
-«Papi, juguemos al matrimonio?».
-Y cómo se juega eso?
-«Tu te casas con las tres y nos haces los bebés y vivimos felices cada una en su casa.
«-Siii Papiiii?». Pero se me viene a la mente la sangre del sueño que me hace dudar.
«-A mi me gusta ese». -dice la menor.
«-A mi también Tio».-añade Caro.»
Pienso, pienso y pienso… Y decido que juguaremos un rato, ya van a ser las once de la mañana y la mamá debe regresar a las dos.
-Voy a complacelas como marido a cada una por diez minutos, y si se pueden repetir será por otros diez, entendido. Dicen: «Síiiii». – felices, y se alzan los vestido que dejan ver la fina bellaza de sus nalgas y cucas.
Hay tres habitaciones: La mayor escoge la matrimonial; la segunda, la de ellas y Caro la mandan a la dispuesta para la empleada de servicio. A Caro esa no le gusta. Le digo:-Quédate en la sala y yo te recojo y te llevo a nuestra casa. Ya buscan, los juguetes y muñecas y cada una va adecuando su lugar. Ahora debemos casarnos.
Ellas se ponen unas telas que hacen ver como velos y trapos para figurar que es un vestido matrimonial. Yo igual, oficio de Cura y de novio. Beso a la mayor y las demás. Miren el reloj, 10 minutos. Y me meto en el cuarto con la mayor.
Ella sigue con su velo. Se lo quito. Le quito todo los trapos y queda en su vestidito. Ella me abraza y me dice: «Papi, quiero que me ames como yo te amo». -Mi amor este es un juego, y quisiera saber qué tienes, qué te sucede. Tienes un enamorado, alguien te acosa o ha tocado o violentado?. Y me mira con esos ojos llenos de pasión
que sólo se ven en las niñas poseidas por el enamoramiento:
-Mira mi amor, no quiero que sufras ni hacerte ningún mal ni daño en tu mente ni tu cuerpo.
«-No me vas hacer daño. Yo sólo quiero sentir tu amor como yo lo siento por ti», y se abraza a mi.
Pienso, está niña desea el amor sexual. Le digo: -Está es nuestra casa mi amor, te gusta? Ella sonríe, es su risa tierna e inocente. -Ven dame un beso esposa mía. Y algo se enciende ella diferente, la tomo en brazo y la llevo a mi cama.
-Ahora que somos esposos vamos hacer lo que ellos hacen en su Luna de Miel.
«Si Papi- dice- hacen a los bebés».
-Si mi amor y otras cosas más».
Bajo la pantaloneta y me lo quito. Han pasado tres minutos… Pienso. Le quito su traje. Y veo su cuerpo invicto, tierno, puro. La belleza de su dos puntas en su pecho, su vulva con pelillos incipiente como vellos en esos gordos labios, bajo hasta ella con mi lengua, tiene un sabor a sal y almíbar, ella se estremece. Chupo todo de ella, esos circulitos y subo hasta su boca, ella se retuerce y tira la cabeza hacia atrás. -Te gusta?. Y responde: «Si mi amor, ven acuestatate». Yo me acuesto y le digo: -Bésame el pipi. Ella mete solo el glande rosa en su pequeña boca y yo le voy con el dedo medio liberando más su Conchita.
«Rica, grande tu cosa Papá».
-Si mi amor, es para ti y se llama «El Hombre» como le puso tu bisabuelo.
Veo que se han ido cinco minutos. Le digo: -Voy a intentar hacerte un hijo ya mi amor. Entonces cojo del nochero un frasco de lubricante sexual que usamos con mi mujer eternamente estrecha. Le hunto bastante y yo también. Me arrodilló en el piso y pongo sus piernas abiertas casi en mis hombros. Y agarró mi boa y sobo la húmeda cabeza sobre la fina abertura y el pequeño y escondido clítoris. Se ve que es estrecha, de esas vaginas que mantienen sus labios interiores siempre adentro. El toque la haces brincar, y sobo y sobo, ella tensa soporta en silencio. Voy metiendo la punta y ya veo como ese estira y abre su cuquita, ella gime y se queja que le duele.
A pulso, mi pene tiene una erección máxima, está a reventar. Le digo: -Si logró meterte la cabeza, considera por ahora que te he preñado. Preocupada me dice: «No papi, yo quiero sentir amor». -Te estoy dando todo lo que poseo. Hago un gran esfuerzo para no fracasar en el intento, sigo empujando milímetro a milímetro, ella llora y se muerde los labios. -Relajate, afloja el cuerpo y las piernas? Y eso logra que sea introducida la cabeza triangular de mi pene. Lo sacó y queda el hueco y meto suavemente mi dedo y puedo papal aún la tela de su virtud. Oigo a mi hija menor: «Ya pasaron los diez minutos!!» Le meto con mayor facilidad la cabeza hasta forzar de un sólo golpe su himen que sede sin dolor ni sangre hasta casi el fondo toda mi sexualidad, ella pone los ojos de espanto al sentir su cavidad invadida por mi gordo trozo de carne. -Relajate.» Le pido mientras lentamente vuelvo a meter y sacar, cinco, seis, siete suaves y medias embestidas sin eyacular y siento el calor de sus orgasmos, entra en espasmos y tensiones, sudada y atravesada impunemente por mi falo paternal: «Dale Papiiii, me gusta aahh aaahhh!» La beso y ella me dice: «Te amo Papi, esto es rico.» Yo le digo: -Esposa por ahora estas preñada, lo sentiste bien?. Y se incorpora y le da un beso al «hombre». Le pregunto: -Cuantos hijos quieres? Ella piensa feliz y sudada: «Cinco!» — Oye, me vas a matar mujer!!. Le digo. Le doy un beso con todo mi amor y voy a cumplir el otro matrimonio.
Mi hija menor es más tremenda. Me pone una cantaleta que porque me he demorado, que ella esperando y esperando, y hasta ahora es que llegó. Esta desnuda, al verme entrar a su cuarto, se tira en su cama. -Aja mi amor, ya voy a darte un bebé. Ella esta con las piernas cerradas y veo ese cuerpo de cinco años, primera vez como un objeto sexual. Tierno y hermoso. Tiene el cabello suelto que le dan una sensación de mayor edad, y finge mejor que su hermana la condición de mujer y de pareja. No sé si esto sea natural o adquirido, pues no le hemos dado ningún ejemplo antes de morbosidad.
Me quito toda la ropa y me hago a un lado en su camita y nos besamos con lengua. Veo qué ese es su dulce, su sentido sexual. -Mira me puedes decir donde aprendiste tanto? .
«Yo, viendo besarte con mi mamá».
-Y esto del sexo y el matrimonio?»
«En la televisión».
-Y qué vas hacer ahora?
«Ahora nos vamos a comer!!!».
-Y cómo?
«Yo me acuesto y tu metes tu palito aquí en mi chocho y me das un hijo».
-Dónde aprendiste eso?
«Ay, papá, ya te dije, estamos es jugando!!!»
Me saca la risa esa muchacha -Lengua de trapo! La digo y nos reímos.
-Ven haste aquí a mi lado. Se abraza pone una pierna sobre la mía y agarra el maso de mi verga con su manita que no puede cerrar.
«Pesa papá».
-Dale arriba y abajo. Y comienza con su ritmo a suspirar. Yo le tocó el ano y su ya mojada vagina. Lubrica más que la mayor. La beso y le digo se ponga como está mañana y se trepa sobre el tallo largo duro como un guayacan y siento una gran satisfacción con ese refregar de su pequeña cuca y visible y erecto clítoris. «Eeezz Eeezz Eeezz…». La hale hasta mi cara y le bese y lami su jugoso sexo. Puede notar la diferencia de órganos, aquella labios finos y estrecho conducto. Ésta de labios gruesos y de orgasmos múltiples.
Ya bien mojada y excita al 100% pude comprobar el ímpetu de cada una de las hermanas, está niña si sabía disfrutar del placer, y dar también, cuando le dije que lo chupada como un helado eso hizo con lujo de sabores y leguas y nombres: «Me sabe a fresa frambuesa vainilla melocotón…!!!» Me sacaba la risa cada ocurrencia original de su atractivo libido.
-Ven posate un poquito aquí. Ya con buen gel lubricante ambos.
Y ella se abrió debajo de la roma punta de flecha de mi verga. Y lo engarzo ella misma a su chuchita virgen. Le dije: -baja con cuidado que esto te destrozara toda. Ella bordeo y brocho como una esperta en clavarse un huevo. Y pude ver como mi glande arrugaba y friccionaba su labios superiores buscando abrirse a esa pequeña vagina. -Te duele?.
«No…»
-Te gusta?»
«Está rico, siento cosquillas…» Y se va sentando y veo que la cabeza a entrado toda en su interior con esa fuerte presión y una gran excitación me producen sus contracciones pelvicas, está recibiendo un orgasmo y sentí como se moja y resbala otro poco.
Nada de llanto ni dolor y avanza el cuerpo más delgado de mi miembro es una especie de cuello, ella dice «Ufff ahh eeazz…» Suda a cantaros su delgado cuerpo que pena con esa estaca que se abre paso a sus entraña. «Ay ayyy ahora si Papi!!, siento un ardor». Y ya no pasa, esa niña se ha metido 5 centímetros de mi grueso pene. -Ven descansa. Y se la sacó. Y ella se acuesta porque ha perdido fuerza en las piernas. -Vamos de nuevo, te voy a dar el hijo.
Y de lado y por detrás la penetro hasta el tope de su elástico himen y empiezo a presionar, ya no hay vuelta atras y siento como se desgarra la suave tela interior por fin y comienza ella y yo disfrutar este suplicio de juego en el que he caído.
Es una niña caliente, se mueve sola. Veo que sólo faltan dos minutos para llegar donde Caro. Sacó y está vez la babosidad viene con sanguasa y se la enfiló al trasero ya lubricado, no se opone, alza la pierna para observar como forzó su entrada fina cabeza de lanza, «Ayyy Ayyy espera papiii!!!» y otro poquito, relaja las piernas, y entra cabeza y ella comienza estoicamente a resistir sin llorar.
Le doy un beso en la boca y le digo eres una mujer arestada, y sacó el pene que la hace gozar. «Ricooo papi!!!» Me chupa la cabeza y no dice nada del sabor y olor. «Este juguete es mío mi amor», me dice:
-Nos vemos mi amor, y salgo en busca del chocho de Caro.
Caro, ha esperado pacientemente que la busque. Tiene su cartera y su velo puesto. Le doy un beso. No tiene panti. Y la cargo para nuestra casa en el cuarto de atrás.
Llegamos a la cama sencilla y le quito todo dejándola desnuda.
Puedo comprobar que es la niña más completa, sino en cara, en cabello y cuerpo, una pequeña yegua de siete años.
«Desvistete mi amor», me ordena. Yo me desnudo todo por tercera vez, sudado y fatigado, con gran presión en mi mente y mis huevos.
La tomo y la acuesto en mi pecho. -Y porque te gusta este juego?
«Me gusta eres tu?»
-Si y desde cuando?
«Desde que una noche hace como dos meses escuché en una video llamada a mi mamá hablar de ti, tío»
-Y qué decía?.
«Hablaba pensando que yo dormía, que tenía mucho tiempo de no culiar… Y andaba desesperada con ese calor.» Entonces, la otra voz, le dijo: «-Buscate un puyon fácil con ese cuerpo y cara que te gastas?» «No, no puedo», le decía, «Nadie me satisfaceria». «-Por qué, tu no sabes?» «Si, yo sé que el único que me puede dar, es un imposible». Le digo: -Verdad!. Mientras le doy piquitos, está acostada en todo el largo de mi pene que le llega al pechito y juego hurgo con las dos manos sus nalgas. Qué delicia!!. Ella muy calmada, como una vieja sigue hablando. «Si, así dijo».
«-Y quien es?»
«Es mi amado cuñado Esteban, el hombre con la mejor monda que yo conozco», «Me lo dice mi hermana» termina la mamá de Caro.
«-Cometelo!!!» dice Caro que grita risueña desde del otro lado. «No mi amor, ese es cangrejo de un sólo hueco.» Y se ríen, concluye.
Y yo me río y ya mi pene está a 1000. «Tío a ti te gusta mi mamá?»
-No, mi amor.
«Tu le meterias esto a mi mamá?»
-Dios que niña, ya te dije que no.
-Ven, mejor para cumplirte con las funciones de marido en esta Luna de Miel. La levanto hasta mi cara, veo su pequeña vulva, que cosa tan chiquita que no le cabría mi dedo meñique en esa rayita. -Mami no tienes nada de chuchita mi amor?
«Eso es malo?»
-No, pero mira el palo de tu marido?. Entonces, entiende: «Pero soy una mujer completa?» Con que clase de niñas estoy jugando? Pienso.
-Eres una reina que voy a preñar».
Comienzo a morder sus grandes labios, su barbilla, el pecho plano que asoma unos pezones rosados y pico con mi boca, ella parece convulsionar y está abierta de piernas, bajo por su vientre, su palido y casi seco monte de Venus y llegó a su estrecha rayita con mi legua que la cubre de succiones y lámidas el clítoris que ha surgido por fuera de sus estrechos labios, alzó sus piernas, está en extasis y sus ojos se blanquean a momentos y ya sudamos copiosamente.
Me entretengo en su ano protegido por dos masas de carne. Ya mi verga tiembla y bota lubricante a montones… Se lo brocho y lubrico con el gel, y me dispongo hacerle un misionero a mi pequeña Caro. Punteo la entrada y resbala, no hay manera, no le cabe ni la punta fina de mi verga.
Esta abierta y pujo un poco y se alcanza acomodar en la entrada y se va abriendo esa línea cerrada ante el ímpetu de mi deseo. Ella se mueve e intenta safarse. -Te gusta Caro?.
Con voz tensa me dice que entre un poco más… Ya el glande le ha entrado y lo sacó presuroso para saber si tiene sangre. Pero está llena de sus fluidos. -Caro, ya es suficiente?.
«Un poco más aaahh».
«Me gusta tu cosa tío como a mi mamá». Y la Puyo con más decisión y logró llegar a su tela virginal.
-Ya mi amor?. Suplico. Tiene un buen trozo y me puedo mover. Y me muevo en esos 5 cm de placer y ella se altera a mi cuello y a mi beso con sus labios apretados como reptil y deslizó y rompo su doncellez: «AAAYYY!!» y sigo con 10, 12 y 14 y dice: «Aaah ahh para Tío, ya entró todo?»
-No mi amor». Y suavemente hago el trabajo de su placer, moviendo lento un mete y saca de 14 no me atrevo pentrarla más. Ella está en estasis se mueve para enterarse esa gorda estaca sola.
-Quieres más?
«Está rico Tío». Yo la sacó y ella se desvanece. «Ya terminaste?» Con cara de inconforme: «No han pasado mis 10 minutos?». Y de verdad faltan 3 todavía para terminar.
-Ven date vuelta. Y sonriente pone su trasero. Le digo: -Espera que te voy a lublicar bien ese culo, mi amor. Y primero se lo lamo muchas veces y ella se derrite de gemidos, me hunto el gel bien recordando la ayuda del mojón grande y grueso que boto anoche, mucho nos va ayudar. Y pruebo con el dedo. «Ay ay ay Tio, qué haces?!!!».
-Te va ha gustar.
«Y tu se la metiste a las primas ahí?»
-No, pero en un rato sí. Y ya está bastante dilatado con dedo mío del medio que ha entrado fácil. Y la punteo, y voy abriendo esa carne roja que esconde su trasero: «Aaaayyyy tiito, me duele mucho!!!».
-Espera un poco. Y hecho gel en el lomo de mi pene y su ano. Y se hunde hasta la mitad. –
-Te duele Caro?».
«Un poquito, pero quiero ir al baño.»
-Espera un poquito.
Y sacó tres y undo cuatro y comienzo suavemente a gozar hasta los 10 cm y sigo avanzando. La tengo empalada en mi rabo largo la felicidad que me ha dado Caro. Y sigo dándole suaves embestidas por siete minutos hasta que en la profundidad de los casi 18 cm, eyaculo tres o cuatro raciones del simiente en su bello orto, toda la tensión, toda la adrenalina se ha esfumado en gozo y la felicidad que trae ese duro y dilatado orgasmo.
Los huevos me duelen. Ella temblorosa y fatigada se estremece pero no hace por dejarse caer a la cama y liberarse, su espalda y su cabello suelto sudan como una pequeña Elefante, pegado por completo a sus ancas sedosas que no he soltado todavía, en el aire la sostengo y sus rodillas no tocan el borde de la camita, brilla todo el arrojo de su entrega y el sudor core por sus piernas y brazos como a mí, disfruto como nunca está experiencia que quiero y no quiero que termine; mi bella Carolina espera paciente que me despegue, quizá imagina que somos perros abotonados y sólo soy un Elefante viejo, que observa saliendo flacido y caer su enorme y pesada verga que escurre todavía semen, y del hueco visible de ese carnudo culo, el chorro blanco de mi leche.
Jadiantes y abrazados nos encuentran mis hijas cada una con una muñeca debajo del vestido.
«Papi, papi, hay una mujer llamando en la puerta!!!.»
Continuará…
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