El harén de papá Elefante III (Final).
Sigue la experiencia en la piscina y una visita inesperada de otra damita..
Le dije a la mayor que fuera corriendo y le diga que espere un poco, que me estoy bañando.
Nos metemos al pequeño baño los 4 y les digo que se laven bien sus partes e insisten que yo lo haga y ellas lavan el baboso pene mío.
Me cambió rápido con otra pantoneta sin interior y un suéter esqueleto como lo llaman por acá. Pensando que era alguna vendedora o pidegueña de siempre, abro la puerta, y resulta ser por su condición y aspecto y pequeño equipaje, la empleada que estábamos esperando para la colaboración en la casa.
Es una chica de cara redonda y cachetuda con cabellos lacios castaño claro. Boca grande, senos medianos y firmes y un cuerpo relleno sin ser gorda, más bien firme. Mide 1.65 y dice tener 14 años.
Me saluda y dice que es la recomendada de mi cuñada, la mamá de Caro. Que vino del pueblo ese mismo día. Le digo que mi esposa es la que pone las reglas y yo me limito simplemente a recibirla.
Ya las niñas están a mi lado con sus toallas, y les ordenó que se cambien para almorzar, son las 12:30 pm. La mayor desea seguir con el juego como las otras. Entonces recuerdo que hay una pequeña piscina de esas plásticas para 5 personas que está llena desde hace días. Y les sugiero que se pongan en pantis y se metan un rato. Ellas acceden y se van corriendo al patio.
Continuó con la chica de nombre Mariela, hizo hasta quinto de primaria y su mamá la mandó a trabajar para ayudar en su casa como casi siempre hacen las matronas de los pueblos.
Yo tengo las piernas abiertas detrás de la mesita vidrio de centro de sala, que muevo abriendo y cerrando como una manía. Ella mira mis movimientos y yo miro que tiene una blusa sin sostén y usa un short de dril color blanco.
-Con mi mujer te vas a entender eso espero. Te voy a mostrar la casa y tu habitación.
Es así, que miramos los cuartos y los otros lugares básicos de la casa hasta llegar a la que será su recámara, y hay un visible desorden en la cama y las señales claras de mi semen en la cama y el piso, que procedo a recoger quitando todo el tendido, en el baño las pijamas de las niñas y mi pantaloneta.
Ella mira todo con gran curiosidad. Voy corriendo y le traigo nuevo tendido y jabón y pasta dental. Ella me dice que se quiere cambiar. La dejo y voy a ver a las hijas y sobrina en la piscina portátil.
«- Métete papi.»
«-Si, tio!». Dice Caro.
-No les duele nada, no sienten nada en sus partes?
Mi niña mayor refiere que sintia un ardor en el interior de su vagina pero que ya no. Y muestra como está cerrado su sexo. Mi otra hija señala que tubo un dolor en el trasero pero se le quitó hace rato, y Caro, que no se podía sentar pero ya con el agua está bien.
Les digo: -cuidado con comentar este juego que ustedes inventaron. Nadie puede saber eso porque no jugamos más.
Ellas dicen que no lo dirán a nadie, pero repiten que me meta al agua un ratico.
Entonces me meto y me siento con los largos pies que casi llegan al otro extremo. Pongo mis manos lado a lado, y mi verga empieza a nadar dentro de colgado pantalón.
Mi hija mayor se a puesto recostada a mi pecho y su mano derecha en mi bajo abdomen. La menor se ha montado sobre mis muslos y Caro parece buscar el mejor puesto. A ella la halo con mi mano derecha y la arrodilló para poder meter mi mano entre sus bellas y blancas nalgas que me he comido. La beso y ella me besa con su pasión de enamorada.
Al ver mi pene atorado en la fina tela de la pantaloneta. Mi hija lo libera y mueve con sus manos una suave paja.
-«Papi, tu pipi me gusta.»
Ahogo sus palabras y jadeos con un beso chupado que parece querer sacarle el espíritu de lujuria que encarna. Mi pene está de nuevo dispuesto a sus demandas y mis deseos.
La niña chica se ha quitado su pequeño biquini y puedo ver el cambio de color entre sus nalgas y el cuerpo de gacela dorado por el sol. Ella llega a envestirme con su sexo mi cara que mi larga lengua recibe absorbiendo sus gordos labios. Caro, a metido su mano y masajea mis bolas, y se atreve hundir su cabeza buscando con su boca mi glade, que siento chupar, para luego emerger sonreida en busca de aire y yo la abrazo y beso su boca y su cuello y sus pechos gorditos.
Mi hija y Caro han seguido la idea de desnudarse y quedan todas a mi lado tal vineron al mundo. Estoy a su merced; las invito que me besen y llegan todas en busca de la cabeza roja de mi pene; una por una van lamiendo mi abultado e hinchado miembro que está por reventar.
Aprovecho para tocar la espesura de sus chocho y noto si bien han sido profanados, se presentan cerrados y naturales.
Les he dando de comer a una por una; no contenta la menor Estela se quiere montar, así que aprieto el tallo solo dejando la cabeza libre y la froto suavemente entre su cuquita y su ano, la cabeza parece engarzar pero la evitó con mi puño para que pase más, ella se mueve sola y se lamenta cuando le digo que le toca a Estefanía mi hija mayor, un poco más larga se abraza a mi y mi pene queda a lo largo de mi vientre y ella comienza a deslizarse de un modo rápido y frenético con la vista ida y los labios abiertos, ya complacida, le digo que le toca a Caro.
Ella se da vuelta y se sienta de espaldas sobre mi pene que sostengo para no hendir más sus ya abiertos huecos. Es una sensación insuperable de placer, la tengo abraza a sus pechos y su cabeza descansa en mi hombro, y beso su cuello y barba y boca. Es una niña espectacular en su goce sexual, parece concentrada en ese momento. Ya estoy a reventar y la retiro con calma:»-Ay, Tío, otro ratico…!»
-No mi amor, ya está bueno, hay que descansar.
Volviendo mi pene a su celda de tela, y viendo sus tres chuchita paradas a mi lado; me incorporo saliendo de la piscina y les digo:
-Hoy ya no vamos a jugar más con nuestras partes. Ya está bueno de eso porqué se pueden enfermar con dolores y cólicos que pueden provocar ser hospitalizadas. Yo también tengo dolor y quiero terminar mostrando lo que sale de mi pene y sirve para que las niñas crezcan y tengan cuando grandes bebés
«Papi, entonces, está mañana no nos echaste nada…»
-«A mi sí!!!.» Dice Caro, contenta.
Les miento diciendo que su mamá en la noche lo había sacado todo, pero con las horas han sido llenados los depósitos que son mis bolas, que les muestro.
Miro buscando un sitio en ese estrecho patio, y encuentro que hay una pared de maderos que cubren la puerta del patio y el cuarto de Mariela. Voy y la acomodo de tal forma que me pueda masturbar controlando la visibilidad de tres lados, menos mi espalda.
Las llamo y las pongo de rodillas delante de mi así desnudas como están, y sacó mi pene más grande que nunca, y comienzo a moverlo lentamente, ellas no pierden de vista y se chupan el labio inferior y bajan hasta sus cuquitas con sus dedos. Voy dándole y quieren tocar pero no las dejo. Ya siento que me voy a venir y les suelto varios grandes corros que caen en sus cabezas rostros y pechos y bocas… Ahh ahh, una gran contención de leche a sido expulsada con éxito, les digo prueben la leche de tío y de papá para que crezcan grandes y fuertes.
Ellas lamen la que a caído acerca de sus labio y toman las de su pecho y yo les hago chupar el resto de mi hinchado glande.
-Eso se llama, lluvia dorada, espero que les haya gustado. Ahora vayan al baño de la casa y bañence bien todos los lados, especialmente tu Caro, que tu mami no tarda en regresar.
Dicen que si, y se van corriendo desnudas para la casa, me subo el pantalón, y al salir de ese muro de tablas, veo que sobre la pared sacando su cabeza, está la cara de mi pequeña vecina negra, de unos 6 años como testigo de todo el acto. Más que apenado la saludo, con una sonrisa la digo:
-María, aquí jugando con las hijas…
Ella se sonríe y su mirada denota complicidad. Yo pongo mi dedo índice sobre mi boca, ella mueve la cabeza en forma de si, se baja y desaparece de la pared.
Veo que Mariela sale al patio desde su cuarto y mojado me voy acercando hasta ella y la casa.
Mariela se ha puesto un traje largo que le llegan a los pies y se ha soltado el cabello largo que baja por sus hombros. Es una princesa Guajira, me digo. «Que bella chica.»
«-Y qué jugaban las niñas?». Me pregunta.
-Estábamos jugando a la casita.
Ella sonríe, su risa es fina y delicada, de su boca brillan sus blanco y parejos dientes.
«Usted no está muy viejo para jugar a eso con esas niñas tan chicas?»
-Mayor sí, viejo no. Ellas querían saber en el juego como se hacen los hijos.
«-Y usted les enseñó?.»
Mientras la conversación sigue veo como crecen y se duermen sus puntiagudos pezones tras la manta de seda guajira.
Me he sentado al lado de ella en el borde de la batea de lavar ropa. Y mi pene toma de nuevo fuerza. Ella, entonces se cruza de brazos para no dejarme ver su excitación.
-Un poco, pero cuando llegaste iba a mostrarles el pene y pues. Heme aquí.
Ella pela con asombro los grandes ojos y mira mi entrepierna. Ruborizada.
Entonces le pregunto:- Hasta que edad jugaste con muñecas, si ya no eres una niña?
Ella parece cavilar para responder un poco turbada e insegura:»creo que hasta los doce».
-Y jugaste a la casita?.
«-Si, con unos primos y primas. Cada uno con una. A mi me tocaba el más bonito.»
«-Y que te hacía el más bonito?».
-Mi primo Ricardo, era moreno con el pelo indio y tenía como 15 años y yo 5. Nos metíamos en un baño y me bajaba el panti y metía su cosa en mis nalgas y se sentía rico. Eso era hacer los hijos. Mis primas mayores y menores le gusta él porque era cariñoso y sabía jugar al esposo».
-Y tu has hecho el amor con alguien sin ser un juego?
«-No». Bajo ahora sus manos cerradas sobre sus piernas y pude ver que esos senos estaban a estallar.
Y cuando dio vuelta para verme a los ojos pudo notar que estaba bien erecto «mi hombre».
«-Ay, señor, usted si es, con ese trozo parado?».
-La conversación caliente trae todo esto, Mariela. Apuesto que tu estas mojada?.
«-Yo, no».
-Cuanto quieres perder?.
«-Yo no quiero perder nada. Me voy a mi habitación y espero a la señora.»
-Entonces, ante ella, le dije: Estas segura que no quieres ver esto.
Ella corre el corto trayecto a su cuarto y yo me voy al mío dentro de la casa. Ordenó y recojo los juguetes y cambio las camas y escondo en una caja secreta el panti de Caro, arriba de mi closet.
Le digo a Caro, vamos alistarlas para la llegada inminente de su mamá y su tía. Ella obedece y todas están tranquilas y las visto para la tarde del domingo con ropa fresca y alegre.
Llegó a la cocina y veo en la nevera la tan recordada nota de mi esposa, que dice:
«Mi amor te deseo que pases un día feliz con tus hijas y tu sobrina Caro, que te aman. Anoche no dejaban de hablar de lo bello y buen padre y tío que eres, que las complaces en todo como si fueras de su edad. Que van a estar triste cuando salgas de viaje pero que ellas te van a esperar todo el tirmpo, porque eres el amor de sus vida. Eso me emocionó tanto y me ha hecho evaluar si yo estoy pendiente de ti como ellas lo están. Me dicen que quieren que no cambies nunca y la acompañes en sus juegos como padre que eres amoroso y responsable. Yo te pido mi amor hoy, que no le dediques el tiempo a tus documentales ni a tus libros o música, y le entregues todo el tiempo, amor y compañía que ellas necesitan, te aman, como te amo yo.
PD: La muchacha del servicio llega hoy, la atiendes como tu sabes. Te amo».
Con esta nota pude saber que el día no era perdido, les había dado todo mi amor y energías a mis hijas y sobrina.
Mariela no ha salido más. A las niñas pongo en la terraza del frente en sus mecedoras con helados y galletas, y me escapó a ver que pasa con la empleada.
Abro la puerta y está dormida con la ropa arriba que deja ver sus blancas y gruesas piernas. Entro hasta el baño para revisar si se ha quedado algo y aprovechar y darme el que creo será mi último baño. En eso, ella despierta.
«-Ya llegó la señora, señor Esteban?». Sentada en la camita.
-No, es raro que no esté aquí ya. Tu perdona vine a recoger la ropa que las niñas dejaron aquí y voy aprovechar darme una ducha, si no te importa?
«-Esa ropa mojada está en un balde cerca del lavadero para lavarlas mañana.»
«-Y usted se cambió?». Repone.
-No, me mojé en la piscina, hoy ha sido un día muy agitado, ya me he bañado 4 veces. Si deseas puedes quedarte o salir mientras me baño, tu perdona.
«- No, no hay problema, yo no estoy mirando.
Pero sí, me imagino su día patrón. Dice ella risueña.»
-Y qué te imaginas?.
«-Usted haciendo de esposo de esas niñas.»
Ella puede ver mi espalda desnuda que mira de reojo, me enjabono bien y dejó caer el agua sin que ella pueda ver más que mis glúteos.
-Nada más?, más bien, no es esto lo que te tiene imaginando desde esta tarde?. Y saco mi pene erecto y se lo pongo ante su rostro.
«-Uyyy, patrón que pene tan grande tiene usted.»
-Abre la boca y prueba nena.
«-No quiero y si viene la señora?»
-Si no quieres ahora no querrás nunca, pues no te voy a dar verga después.
Dicho eso ella abrió la boca y inició una felación suave y tomandolo del tallo bien apretado como una experta.
«-Es grande, eso imaginaba con sus hijas, comiendo esta rica verga que observé desde que llegué.»
-Ya te rompieron?
«-Si, por detrás mi primo Ricardo hace un año».
-Chupas rico, él te enseñó?
«-Sí, el me enseñó todo lo que sé.»
-Desde que edad?
«-A los 5 él me comenzó a tocar, y me dio a probar su verga?»
-Qué edad tiene tu primo?
«-Así como usted, unos 25 o 30 años»
«-Y este chocho para quien es?»
«-Nadie sabe para quien trabaja, dice el refrán».
-Y, al que le van a dar, le guardan?.Le respondí.
-No usas pantalón?.
«-Con esta ropa no, es así la costumbre.»
Nos sonreimos, bajé hasta su boca y la besé con ternura, saboreando nuestros labios y salibas; no sabía besar, y mis besos la hacían suspirar, buscar aire; me entretuve hincado ante ella, en los largos pezones que parecían chupos plásticos de teteros, rosados que con mi fruición se tornaron rojos como la piel de sus tetas: agarrando mi cabeza y sobando mi cara jadeaba en susurró:
«Sabes hacerle sus cosas a la mujer».
Su joven sexo era como el de las niñas, de gordo lomo y la gruta de una corta linia de apretados labios, no tenia vellos su vagina, era lampiña como algunas mujeres de raza india y siendo ella blanca. Y la besé allí. Ella se abrió y relajó mientras gemia con el lento paso de mi legua, sacaba todo lo que podía de ese oloroso y virgen seco, le hice venir en varios orgasmos que chorreo mi boca y fluyó hasta su ano de pardo esfínter que le había besado y dedeado también.
La lamí y la hice probar el sabor de su sexo con mis dedos y boca, era otra chica virgen habida de atención y de conocimiento abierta a sus impulsos y a mi morbosidad en éste ya largo día de sexo.
-Eres una mujer hermosa desde que te vi, Mariela. Pero no pensé que fuera hoy el día de mi suerte.
«-Usted también me gustó desde que lo vi agitado y sudoroso está mañana. Su cuerpo y todo me gusta de usted.»
-Cuando te vino la regla?
«-No me ha venido todavía tengo dos meses que cumplí 14».
-Aquí vamos… Era una mujer hecha y derecha en edad de domar. Y enfile bordeando sus enjutos labios vaginales, cálida y humeda, mi grande se abrió paso en su estrecha cueva. Saqué y volví a penetrar y encontré el obstáculo de su virginidad. Force un poquito y ella arrugó el seño con una mueca de ansiedad y dolor de labios apretados, le mordí los labios y pulsé con mayor fuerza mi pene en su interior que la hizo soltar un grito Ahhayyy! Y la penetré hasta más allá de la mitad, sostuve unos minutos.
Ella se retorcía sobre mi mástil; miré sus ojos asustados y ansiosos, tragaba saliva y aspiraba aire… y fue entonces que se la introdujé de golpe hasta mis huevos, y su cuerpo se estiró y aflojo varias veces, metí mi mano para sostener sus nalgas que no las podía cubrir; y ahí comencé a darle una lección de fino concierto de verga por un largo tiempo, ella se vino en ese lapso de varias veces con un clímax ferros, lleno de espasmos y gritos que yo ahogaba con mis besos.
Y me tomé mi tiempo para gozar esa estrecha grupa y todo su bello y oloroso cuerpo. Al terminar saqué y le eche mi semen en su cara y abdomen, que ella recibió con regocijo y lamio mi pene.
-Está es tu primera lluvia dorada. Le dije.
«-Vea patrón -recogiendo con sus dedos el semen de sus pechitos hasta su boca-, cómo se aprende algo todos los días».
-Vas a ser una gran alumna mía.
Al incorporarnos pudimos notar en la puerta abierta de la pieza, a mis hijas y la bella Caro; no sabría por cuanto tiempo esperaron que terminará mi «función de esposo» con la nueva empleada.
-Papá, y ella está jugando con nosotras!!!??
Fin.
Agradezco sus comentarios.
My buen relato, espero que tenga continuación.
Gracias por comentar, este relato ha terminado pero la historia mía que es la de Esteban va a continuar en otras historias. Espero que leas lo que he publicado por aquí como Yatekuri.
@Kuripi.
que buenos relatos, espero que tengan continuación!!!
Gracias por leerme y comentar, aquí tengo unas 7 historias y espero que sean igual de excitantes.
Impecable, sublime morbo👍
La historia daba para mas relatos, es excitante y con mucho morbo.