el hermano de mi padre me cogió
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos. Soy Rebeca (ficticio) y quiero contarles lo más caliente que ha pasado en mi vida. Debo decirles que fui la más grande de las sobrinas de lado de mi padre y sus hermanos. En ese entonces era la más alta de las primas, casi 1.65 mts, tengo bonitas piernas y bonita cara, por eso tuve varios pretendientes, mi busto era todavía pequeño, pero estaba en crecimiento y siempre supe que tendría un buen par de senos dentro de algunos años; mi trasero no es ancho pero si es finito y paradito.
Resulta que mi padre tiene un hermano que llamaremos Alberto, el tío casi siempre fue catalogado como un vividor por sus hermanos, que vive a costas de su esposa que es de buena familia, el tío casi no trabaja y le gusta la parranda. Sin embargo, a decir verdad, es el más guapo de la familia, es trigueño, de pelo en pecho, buenas piernas musculosas y una barba en forma de candado que lo hace ver bello. Todas las primas nos peleabamos por estar con el tío y abrazarnos con él. El tío también era bien picaro, ya que a veces se pasaba de abrazos y terminaba tocándonos el trasero o nuestras pequeñas bubis, pero de alguna forma eso nos gustaba, ya que estabamos en plena pubertad y queríamos experimentar.
Cuando cumpli mis quince años, ya había pasado la misa y estabamos en la fiesta en la casa de mis padres, estaba yo sola en mi habitación viendo la cantidad de regalos que había recibido, solo por un momento, no me podía tardar porque habían todavía invitados que atender, cuando de pronto entra mi tío Alberto, me saluda, me dice que estoy bella con ese vestido, me tomó por la cintura, yo me pongo un poco nerviosa, de pronto me besa, siento su lengua intentando meterse en mi boca, yo trato de retirarlo pero con poca convicción, me rindo y también comienzo a frotar mi lengua con la suya, -que rico se siente-, pensé, yo ya había tenido novio y a pesar de eso, sentía la experiencia de mi tío. Nos quedamos besando unos diez minutos por lo menos, yo tragaba su saliva y él la mía. Sus manos comenzaron a manosear mis nalgas sobre el vestido, de pronto levanta mi traje y sus manos se posan sobre mis braguitas y mis nalgas, la toma, las amasa con deseo. Siento que mi cuquita se moja un poco. De pronto tal y como entró, me suelta y se va. Me deja mojadita e impresionada. -Mis primas no me van a creer esto- pensé.
Pasaron los días, volví a ver al tío y él se hacía el desentendido conmigo. Pasé varias semanas deseándo una repetición de aquel evento, pero nada!.
Pasó un poco más de un año y la esposa del tío Alberto compró una casa en un pueblo cercano a donde víviamos. Como la esposa del tío era muy fina con nosostras, yo fui la primera a quien invitó a quedarse en su casa. Asi que me fui el fin de semana a pasarla con ellos.
La primera noche, estaba yo en el jardín leyendo una revista, de esas que sacan solo chismes de la farándula, cuando de repente veo venir al tío Alberto, se sienta a mi par y me pregunta que leo, le contesté, luego hay un silencio, el me pasa el brazo sobre el hombro opuesto y me jala hacia él, volteo la cara y el me recibe con sus labios, nuevamente vuelvo a vivir ese delicioso beso prohibido, en pocos segundos nuestras lenguas estan enrolladas como serpientes en celo, solo que ahora el tiempo es menos, ya que la tía está en la cocina y podría sorprendernos. Asi que el tío me suelta y se aleja de nuevo como la primera vez. Yo me quedo con las ganas de seguir.
Después de la cena, la tía o la esposa de mi tío Alberto, me dice que quiere ir a ver a una su amiga que está enferma y que la acaban de operar en el Hospital, ella me invita a ir, yo le digo que estoy un poco cansada y que mejor me quedo.
Me quedé viendo Tv en el living, allí hay un sofa muy comodo y grande, el tío estaba en su habitación. Para estar más cómoda me fui a mi habitación y me puse mi traje de dormir, como las noches son muy calurosas, era solo un vestidito flojo de tirantes y mis braguitas. Me veía deliciosita, -ojala me viera asi el tío Alberto- estaba pensado cuando de repente oigo un –hola!!- era el tío!!. Estaba allí parado con solo un boxer y unas pantuflas, podía verle todo el torso peludo (lo cual me encanta) y sus desarrollados muslos.
–Me puedo sentar?- preguntó
-Claro tío!- contesté
-Que ves?- volvió a preguntar
-solo estoy dando vuelta a los canales- le contesté
Mi tío me veía de arriba para abajo, ya que mi combinación era muy sexy. Se pegó un poco a mi, yo ya estaba nerviosa y caliente, ya que estabamos solos los dos, como nunca habiamos estado. De pronto él me toma la cara con su mano, le da vuelta a mi rostro para quede frente al de él, y nuestros labios se vuelven a juntar con mucha pasión y deseo, los besos suenan como chicle, el intercambio de saliva es intenso. Sus manos empiezan a recorrer mi piernas, mi estomago y estrujan mis senos sobre el vestido, mi sexo comienza a estimularse, siento que me estoy mojando, sus labios se separan de los mios, solo para besarme el cuello y los hombros, es delicioso lo que me hace, siento cosquillas en mi espalda y mi estomago. Siguen los besos y las caricias por un buen rato.
De pronto que me pide que me ponga de pie, yo no quisiera separarme de él, pero le hago caso, me pide también que me quite el vestido, yo sé que no traigo sujetador por debajo, pero casi no lo pienso mucho, me quito el vestido y quedo solamente en bragas, mis senos juveniles como dos naranjitas quedan libres al aire. El permanece sentado en el sofa, estira su mano y toma la mía, quiere que me suba sobre sus muslos con las piernas extendidas a sus lados de frente a él, lo hago lentamente con su ayuda, luego me vuelve a besar intensamente, nuestras lenguas vuelven a ataque, enrolladas y mojadas de saliva. Ahora sus manos me acarician mis senos y mis pezones, me siento muy excitada por esas caricias, mi tanguita ya debe tener algun resto de mis eyaculaciones vaginales.
El tío quita su boca de mi boca y comienza a lamer mi cuello y sigue bajando hasta atrapar uno de mis senos, lo chupa, lo recorre con la punta de su lengua y le hace circulitos a mis pezones, -que ricas tus tetitas!!- me dice. Yo estoy que no puedo más, mi respiración sube continuamente, solo atino a acariciarle su cabeza y su espalda, ahora se traslada a mi otro seno y le da el mismo tratamiento, mientras lo hace sus manos se han metido atrás de mi y me acaricia las nalgas metiendo sus manos en mis braguitas y aprieta mis carnes como lo había hecho en la fiesta de mis quince años.
-Que linda estas Rebeca!- me dijo y siguió mamando mis senos, de uno se pasaba al otro y los mamaba. Yo ya tenía mi sexo completamente mojado, comencé a gemir cuando los dedos de sus manos se metían entre la rayita entre mis nalgas, tocó mi sexo húmedo. –Ya estas mojadita!, que rico- me dijo. –Siii tío- atiné a decir solamente.
Me volvió a pedir que me pusiera de pie, esta vez el mismo me fue quitando mi braguita, hasta que la sacó por mis pies. –Qué lindo tu coñito, es precioso!- me dijo, mientras su mano tocaba mi vulvita.
El se puso de pie un momento solo para sacarse el boxer que tenía puesto, ante mi emergió una gran pija erecta, debió ser el doble que la de mi novio actual, además que era gruesa, con grandes venas y una gran cabeza casi color morado. Nuevamente el tio Alberto se sentó en el sofa, abrió sus piernas y me dijo que quería que se la chupara. Yo ya le había hecho sexo oral a mis dos últimos novios, asi que sabía como hacerlo, me fui hincando en el suelo, entre sus piernas. El mantenía tomado su pija con una mano, primero lamí su glande, luego la metí entre mis labios, estaba durisima, la chupé por dentro, el tío hacía gestos de placer en su rostro. Me tomó por la cabeza y casi me obligó a meterlo más profundamente en mi boca. Nunca había mamado una pija tan gruesa como la del tío, apenas cabía entre mis labios, sentí el sabor de unas gotas que le salían del glande, era semen, lo degusté. En mi cabeza regresaron todos aquellos momentos en donde me masturbé pensando en el tío e imaginando su miembro viril. Ahora lo tenía entre mis labios chupándolo y mamándolo.
Luego, me pidió que me pusiera de pie y que acostara en el sofa, reclinando mi cabeza en uno de los brazos laterales del sofa, el se acomodó sobre el sofa, me fue abriendo las piernas para dejarle libre mi cuquita, el tio empezó por besarme desde las rodillas, mi entrepierna, yo sentía unas cosquillas deliciosas que seguían mojando mi bollito por dentro. Su lengua recorría toda mi piel, finalmente llegó a tocar mi vulvita, le pasó toda la lengua, después separó con sus manos mis labios vaginales e introdujo su lengua en medio, yo me retorcí en el sofa y posiblemente tuve mi primer orgasmo, entre gemidos y quejidos. En nada se igualaba el sexo oral que mis novios de turno me habían dado, comparado con la experiencia de muchos años y mujeres de mi tío. Quise pedirle que me la metiera de una vez, pero sabía que tenía que esperar.
Su boca jugó con todas las partes de mi vulva, chupó mis labios vaginales, los estiró y lamió, me introdujó la punta de su lengua dentro de mi vagina al igual que uno de sus dedos, apretó con delicadeza y chupó mi clítoris; toda mi eyaculación vaginal fue tragada por su abida boca. De nuevo me corrí entre sus labios mientras le daba toquecitos a m clítoris. El tío me llevó y me trajo del cielo literalmente. Toda la mamada que me hizo fue observada por mi, ya que como estaba reclinada sobre el brazo del sofa, pude ver todita su técnica.
Finalmente, se subió sobre mis piernas abiertas y colocó la cabeza de su pijota entre mi bollito, empujó y debido a la saliva y mis lubricantes, su glande abrió de par en par las paredes de mi vagina, la cual de paso no era virgen, me sentí llena, no había sentido esa sensación con mis novios, crei que no cabría dentro mi su pija, pero poco a poco la fue insertando en mi interior, entre mis gemidos y sus quejidos de placer. A los pocos minutos de estar bombeandome su glande, me entró el tronco y no paró hasta que toda estuvo adentro. Por fin me había tomado mi tío. Luego, me pistoneo su verga con fuerza, cada vez que me la metía, movía todo mi cuerpo y también el sofa. Su miembro me llenaba lugares que antes nadie había explorado en mi vagina. El se sujetaba de los brazos del sofa para arriconarme y penetrarme hasta el utero. Yo gemía descontroladamente con cada vaiven, emití un gran chillido cuando me vino mi tercer orgasmo de la noche, fue deliciosamente fantástico.
Luego, me pidió que nuevamene me sentara sobre sus piernas, como cuando empezamos a tocarnos, siempre de frente a él, esta vez sentada sobre su gran pija parada. El se sentó primero y me recibió colocándome su pija en la entrada de mi bollito, me fui sentando poco a poco, nuevamente su glande abrió mi vagina y se perdió en su interior, esta vez me entró todo lo largo y grueso de su virilidad. Luego me moví hacia arriba y abajo y de lado a lado, como queriendole extirpar su pija, él era quien gemía ahora, al rato yo también le acompañaba con lo gemidos que inundaban toda la casa.
Por fin no venimos los dos casi al unísono, yo empecé a chillar y luego el me acompaño con quejidos y un gran chorro de semen que llenó mi cuquita. El semen se derramaba por mis muslos cuando me puse de pie un poco asustada, -no usamos condon!- le dije a mi tío, quien un poco preocupado me constestó –cuando te viene la regla!-, yo me quede haciendo cuentas y le dije – entre cuatro o cinco días!-, el tío volvío a tranquilizarse, -no hay problema preciosa, no estas en tus días!- me volvió a contestar.
Asi pasó ese fin de semana. Después era común que yo fuera a pasar fines de semana y vacaciones del colegio con mi tío Alberto. Me volví su pequeña amante. Cuando se esposa tenía reuniones con sus amigas en su casa o fuera de ella, le decía que me iba a llevar al cine, eran mentiras, me llevaba a un motelito para pasar dos o tres horas de rico sexo. Mi tío se quedó con la virginidad de mi culito, era adicto al sexo anal e hizo que también a mi me gustara. También me cogía en mi cama y en su cama.
Cuando el quería sexo yo estaba atenta a servirlo. La historia también tiene su lado triste ya que me llegué a enamorar del tío, quien como dije era el hermano menor de mi padre.
Cuando terminamos nuestro idilio de tres años y medio, yo era toda una señorita ya, me dolió mucho, ahora estoy casada y aún pienso en él. Nadie me ha hecho el amor como él. Si el tío Alberto me propone acostarme con él otra vez, no lo dudaría.
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