El incidente que consoló a mi verga
Que tal colegas perves, continuó con esta saga de cuentos cortos, en esta ocasión con uno basado en un video que vi..
Hola me llamo Fabricio, tengo 28 años, tez blanca, 1.80 de estatura, 80 kg; gracias a que práctico deportes extremos conservo un buen cuerpo, y una verga respetable de 21 cm. Estoy casado desde hace 4 años con una doctora de nombre Verónica. Ella es fabulosa, la conocí en mis distintas escaladas, le gusta el deporte y mantiene un cuerpazo cuyo mayor atractivo es su culote. Somos muy cachondos, cogimos desde la primera cita, y casi siempre que podemos, pero no estamos aquí para hablar de ella.
Nuestras cogidas dieron un hermoso fruto, nuestro hijo Froylan, un hermoso nene que heredó de su madre su cabello rubio, sus ojos azules y en general su cuerpo. A pesar de que amamos a nuestro hijo, jamás pensamos en renunciar a nuestra privacidad, así que siempre lo mantuvimos en su cuarto, porque lo nuestro era coger siempre por las noches. Antes de cumplir tres años ya era un niño muy independiente, se bajaba de su cama solo, corría por los pasillos, entraba y salía del cuarto, incluso de noche, por lo que siempre dormíamos con la puerta abierta para vigilarlo o que pudiera entrar a nuestro cuarto.
Un día, cuidando que estuviera bien dormido, mi mujer y yo nos pusimos a coger; una de mis posiciones favoritas es ponerme de rodillas inclinado hacia atrás, mientras mi mujer también en cuclillas se clavaba a sentones sobre mi verga, que dado su tamaño y el de las nalgas de mi mujer, daba un espectáculo caliente verla entrar y salir. En medio de la oscuridad entró nuestro pequeño, sin llorar, de hecho algo alegre pero confundido por la poca luz con la que se guiaba. A pesar de que nos sacamos de onda verlo entrar, ninguno de los dos se dejó de mover, quisimos aprovechar la oscuridad, porque la calentura era demasiada para detenernos, solo bajamos al mínimo los quejidos; además no era la primera vez que nos veía coger, la verdad nunca le vimos problema que nos viera a una edad tan pequeña.
Seguimos cogiendo mientras el niño jugaba con sus juguetes en el cuarto, tratando de no prestar atención, pero algo nos pasó a mí y a ella, pues empezamos a hablar de lo que estaba pasando.
Fabricio: ¿Qué crees que piense al vernos así?
Verónica: ¿Qué le pegas a su mamá jaja?
Fabricio: (dirigiéndome al niño) ¿Le pego a tu mami? Es que se portó mal
Verónica: (también hacia el niño)No le creas mi vida, es que te quiero dar hermanitos jaja
Fabricio: ¿Quieres los hermanitos de Froylan, mi amor? Jaja
El niño solo reía y nos balbuceaba sin sentido; juntos recordamos cuando cogíamos frente a él de recién nacido o cuando yo mamaba las tetas de mi mujer al tiempo que lo amamantaba. Inconscientemente esos comentarios nos hicieron acelerar el ritmo de nuestra cogida. De repente en medio de la lujuria no nos percatamos que el niño subió a la cama y, recordando la posición en la que estábamos, se sentó justo entre su madre y yo, para ser exactos sobre mis muslos y sí, mi pene, que estaba entrando y saliendo de su mamá, y mi mujer me sorprendió…
Verónica: No te detengas
Fabricio: ¿Qué? ¿Pero y el niño?
Verónica: No va a sentir, anda ya estoy muy caliente
Obedecí por morbo o por querer terminar, no sé, pero continué. Era una imagen súper pervertida, pero satisfactoria; estaba cogiéndome a mi mujer teniendo entre su culo y mi pelvis a nuestro pequeño hijo. El solo reía e instintivamente comenzó a repetir el movimiento que yo hacía, es decir, empujar hacia adelante a su mamá. Al principio me dio risa, pero luego me entró más morbo y tome de sus manos al niño y le hice simular una nalgada y un arrimón a su mamá. Después lo abracé y lo besé levemente en su cuello.
Pero nuestro momento morboso se arruinó, sonó el teléfono de mi mujer, y no era cualquier llamada por el tono que sonó; se trataba de una paciente (mi mujer es ginecóloga) con embarazo de riesgo, a la que mi mujer se comprometió a atender 24/7, por lo que debía contestar sí o sí. En efecto, la mujer iba a dar a luz y mi esposa debía partir, dejándome con una erección al 100 y apunto de deslecharme, se fue prometiéndome recompensarme al doble.
Pensé masturbarme para sacar la leche, pero la calentura ya se había bajado cuando fui al baño, al regresar de este vi a mi hijo dormido, no quise molestarlo y me acosté junto a él, yo aún desnudo, el solo con su calzoncito entrenador; sabía que mi esposa no volvería en la noche, así que me dispuse a solo dormir, aunque pensando en la cogidota que perdí.
Pasados unos minutos comencé a tener una sensación agradable sobre mi pito, era como algo acercándose a él tratando de empujarlo, creí que era un sueño húmedo; pero al abrir los ojos, era mi hijo, que entre sus movimientos durmiendo termino justo de espaldas hacia mí, es decir como cucharita, teniendo su trasero directamente sobre mi verga, que estaba flácida aun. De momento no le di importancia, pero después el niño retrocedió más, y una perversa y candente fuerza morbosa se apoderó de mí, lo acerque más, tomándolo de su cinturita, presionando su trasero contra mi verga, que comenzaba a hincharse. Si algo heredó de mi mujer fueron sus prominentes nalgas, así que la situación era familiar.
Empecé a acariciarlo y a recordar lo rico que fue tenerlo sobre mi pelvis cuando me cogía su madre. Le bajé su calzoncito entrenador y acomodé mi verga hinchada sobre sus dos nalguitas esponjadas, como si metieras una salchicha en un pan para formar un hotdog. Contoneé su culo sobre mi verga para acomodarlo mejor; esto ya era una puta y cachonda locura, le estaba dando llegues de verga a mi hijo de tres años; después inicié una autentica chaqueta con sus nalguitas, simulando que eran las tetas de su mamá.
Los bruscos movimientos de mi verga paseándose por su rajita, lo despertó levemente, así que somnoliento lo llevé a hacia mi abdomen dejando sus huevitos y pitito sobre los míos, y para restregar nuestras vergas lo moví de arriba hacia abajo, tratando de lograr una erección en él. Terminó por despertar, me sonrió y en ese momento se le paró, lo besé primero tímidamente y luego de forma decidida jugando con su lengua. Continúe alternando las dos maravillosas poses que descubrí con él, es decir, restregar nuestras vergas y hacerme una rusa con sus nalgas.
Quise dar los pasos finales, que me la mame y se la meta. Para hacer las cosas fáciles, me puse un poco de chocolate en el pito y gustoso la succionó, sus labios tiernos y gruesos con su saliva tibia, me estremecieron al punto de gritar de placer.
Sabía que era complicado meterle mi enorme verga a su culito, así que quise prepararlo, lamiendo su culo, dilatándolo con los dedos y punteándolo con la cabeza llena de precum. Cuando sentí que lo tenía lo suficientemente dilatado metí primero la cabecita, haciendo una resistencia cabrona su culito apretado aun, la acción de su agujero y la cabeza de mi verga entrando, de repente provocaron el efecto de una succión, como la de un vacío, yo sentía que me comía el pito ese culo.
Fabricio: ¡Oh sí, mi vida, si mi bebé, comete la verga de tu papi, siente el tronco que te creó!
Apenas pudiendo meter la mitad de la verga, decidí que era suficiente para darle las embestidas necesarias para preñarlo y no lastimarlo. Y, aun con el niño llorando, aceleré las cogidas, metiéndole el dedo en la boca para que lo mordiera, que por cierto me encendió, y dando movimientos circulares en su culo para más placer de ambos.
Fabricio: ¡Si, si, si, ay, ahhh, ahh, puta madre, que pinche rico estas cabrón, ufff aggg!
Me vine dentro de él, pero guarde un poco para dárselo en la boca y batirlo sobre su pecho, al parecer el sabor le gusto, porque dejó de llorar al probar a sus hermanitos.
Espero que hayan disfrutado esta historia, los invito a pasar al archivo de mis relatos para que los vean y se desestresen con una o varias jaladas. Soy de Celaya México, mi telegram es faraon902, si te interesa morbosear sobre los temas que toco en mis relatos o intercambiar material, adelante.
Me gustan tus relatos. Este me trajo mucho morbo y bellos recuerdos.
Que rico.
Me encantó, súper rico