El Incubo del Internado 33
Jay ahora ah logrado conseguir lo que tanto deseaba, fue difícil pero va darse un gusto erótico con un par de lolitas calientes….
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…
Capitulo 33
Una vez que eso terminó me vi en la necesidad de volver a la escuela, estaba molido a golpes, pero salí caminando, era algo noche, si acaso llevé conmigo a Sheila, quien apenas tenía su traje, el vestido negro ajustado y ligero, ya adentro, la amarré a mi cama, no quería mostrarle compasión, pues ignoraba al igual que con las familias que pasaba con la secta, como hasta ahora lo había hecho, actuaba con cautela, ella casi convertida en mi esclava estaba abriendo sus piernas para dejarme usarla, se veía deseosa de continuar nuestro encuentro, pero una llamada me detuvo de continuar mi placer, era el viejo Búho, quien me buscaba afuera de la escuela, casi lo maldije, pero fui a verlo, aparte que dejar a Sheila así sería algo divertido, por lo que me reuní con el viejo, y este en buen plan me invitó una hamburguesa, y ya frente al puesto hablamos:
Me llevaron a las niñas, son preciosas, tienes planes con ellas, porque lo confirmamos, el tipo era un traficante, un problema que solucionamos – dijo el viejo.
No sé, la verdad les traigo ganas, se ven ricas, al menos una vez – dije cansado y adolorido.
Bien, me encargaré de ellas entonces, nuevas sirvientas exclusivas – se reía el Búho.
Te lo encargo viejo – le dije más calmado, pero el viejo agregó.
Oí que conseguiste una perrita nueva – se burló el anciano.
Si, viejo, de hecho estaba por entrenarla –le seguí el juego.
Sabes que de esas son peligrosas ¿no? – cuestionó el viejo.
Por eso tengo que ser muy severo – dije confiado.
Eso espero, porque tuvimos suerte de encontrarte muchacho, no imaginamos que había 2 bestias, puede que haya más, supongo que tendremos que ir a revisar, como sea, la casa de las Tarántulas está contenta, 2 cabezas de trofeo, como dice la bruja esa, puedes tomar a sus pequeñas bastardas – dijo el viejo celebrando.
Sí, pero no sé ni quienes son – aclaré cansando.
Jejeje, las conoces bien, ahora sólo tienes que reclamarlas, hazlo de una vez, o será muy tarde, alguien más podría adelantársete, los coños vírgenes escasean aquí – se siguió burlando el viejo.
La verdad tenía mis dudas, pero casi por instinto me llegaba una idea de quienes eran, aparte que el tono de voz del viejo se me hacía sospechoso, pero no sentía que debía desconfiar, a fin de cuentas estaba de mi lado, o eso aparentaba, no tenía porque traicionarme, pues este desgraciado sacaba más teniéndome de su parte que en contra, a fin de cuentas, había quedado bien con las tarántulas, los cuervos, y aunque no tenía buena relación con carneros o lobos, eso poco importaba, después de la cena cada quien se fue por su lado, yo volví a mi celda donde me encontré con Sheila aún atada desesperada por un poco de “amor”, así que sintiéndome algo recuperado tras comer, comencé a jugar con ella, sería una larga noche:
Empecé por inmovilizarla, de sus manos, atándola por detrás, mientras sus piernas las mantenía abiertas, dejándola indefensa para poder juguetear con sus pechos, los cuales fui chupando, lamiendo, mientras manoseaba rudo su intimidad, quería que sufriera tanto como gozara, algo había en ella que me hacía querer ser más dominante, amase su cuerpo, logrando que no sólo gimiera, sino que llegara a dar unos gritillos de placer, incluso di unas ligeras mordidas, pues aunque deseaba verla sufrir un poco, no quería dejarle marcas, y es que su piel tan clara me calentaba, Sheila se dejaba someter, aunque su mirada mantenía cierta fiereza, que me excitaba, por eso la volteé para nalguearla, hasta dejarle su culo rojo, pero una vez que quedó así, nuevamente le masajeé su vulva, le metía un dedo en su culo, logrando atraparla en un intenso éxtasis, ella se quejaba, mientras un olor extraño invadía el lugar al tiempo que se escuchaban una risa, el incubo, incitándome a seguir, la preparé para embestirla, la tiré en la cama, abriendo su intimidad, despedía un aroma de hembra en celo, miraba con la poca luz su vulva sonrosada, aunque algo enrojecida por tanto juego, brillando por sus fluidos, pero en ese momento estaba completamente prendido, así que se la encaje de un solo embate, logrando que se quejara, así fui gozándola, mientras ella me miraba sorprendida sin saber que estaba pasando, en verdad me sentía como si no tuviera nada, antes me dolía el golpe del maldito monstruo ese, pero ahora estaba vuelto un animal mientras se la iba metiendo a esta bruja, disfrutando cada centímetro de ese hermoso cuerpo, en un vaivén rudo que la agitaba completamente, pues sus tetas se frotaban en una forma excitante, sus caderas me recibían con total soltura, sus piernas trataban de atraparme, mientras su sudor se mezclaba con el mío, estaba perdida en las sensaciones que le provocaba, un vaivén sin límites, dejando que nuestros cuerpos se frotaran, así me mantuve poseso follandola toda la noche, hasta que casi de madrugada termine de usarla a mi antojo, cuando ambos caímos rendidos, no despertando hasta casi mediodía, más que nada por el molesto sol que nos llegaba, después de eso me vestí, ella me miraba ahora con una cara de sorpresa, y antes de irse me dio un candente beso en los labios:
Siempre tuya – dijo mientras se iba.
Así es – y la sobe el culo casi enterrándole los dedos.
Algo había pasado sin que me diera cuenta, pero poco me importaba, ya que eso me favorecía, y desde ese día me daría cuenta que Sheila se hizo más cercana a mí, sin duda la tenía en mis manos a diferencia de Brandy que se había esfumado, ahora sólo quedaba un detalle, averiguar ¿Quiénes eran las hijas de la vieja araña? Para divertirme con ellas, la verdad tenía una idea, aunque no pude evitar curiosear con miss Sage o Holly, a quienes prácticamente había domado hasta hacerlas mías, ya no les importaban sus ideas de antes, siempre que quería les podía meter la verga sacándoles fuertes gemido, incluso me daba gusto ver como Elisa me miraba cogerlas, un poco celosa, deseando entrar para reclamar su tiempo conmigo, pero me desvió con el tema, las pequeñas tarántulas, por lo que tenía entendido eran gemelas, y la escuela no contaba con muchos de estos casos, en realidad sólo eran 5, y 2 estaban descartados, porque uno era de unos gemelos algo afeminados de cómo 17 años, mientras que otros era de chico y chica de 15, dejando a 3, así que tendría que revisarlos, sólo para confirmar, porque tenía vista la mira en unas, que cuando note su relación me quedé sorprendido, en serio, eso parecía un mal chiste que me escupía en la cara como si fuera un gran imbécil, pero cuando estas atrapado entre tanta porquería no puedes abrir la boca sin cuidado, así que me fui a vigilar a las otras 2 antes, la primera era un par de lindas gemelas de casi 8 años, rubias de ojitos azules, tan hermosas que llamaban la atención, curiosamente no las veía mucho en las actividades escolares, pronto me di cuenta porque, sus padres eran muy celosos de ambas, cuidándolas como fueran posible, de hecho me di cuenta de ello, cuando un mocoso, buscando llamar su atención les quito una muñeca que llevaban para dejarla sobre un árbol, momento que aproveché para acercarme, porque su padre, un hombre de 1.60m no alcanzaba, pero con más de 1.90m para mi fue fácil, sin duda esos 2 angelitos no eran, pues ya conocía a la madre de mis trofeos, por otra parte otras eran un par de gemelas de 17 años, las cuales en lo personal deseaba que no fueran, porque de verdad, aunque se notaban que eran gemelas, una distaba de otra, una gótica y una fresa, gorda con flaca, aparte que ninguna de las 2 era particularmente agraciada, con estas tuve mis dudas, porque me enteré que vivían con un tío, sin embargo gracias a la linda Angie (mi prima) supe que eran sus vecinas, miembros de los lobos, o algo así, quedando fuera por completo, eso sin duda me dejaba a cierto par que ignoraba que fueran hermanas, en serio no me lo esperaba, aunque siempre las veía juntas, haciendo sus travesuras, que en veces me calentaban tanto, pero más importante pensé que eran amigas porque no eran gemelas idénticas, sin embargo debo admitir que ambas eran muy lindas, con sus pequeños cuerpos abrumadoramente desarrollados para su edad, jugando de manera coqueta todo este tiempo, era algo inesperado que fueran tan cercanas como la sangre indicaba, pero con esto ya tenía la oportunidad y camino libre para desquitarme de tantas veces que me habían calentado, mostrando sus pantis supuestamente de sorpresa, rosándome sus culitos por cualquier motivo, hasta dándome algún besito casi en los labios, mientras me perdía en sus perfumes naturales, deseando pasar al ataque, sin nunca lograr nada, pues a pesar que me gustaban, siempre quedaban de lado ante la situación, pero con gusto veía que ahora no se me podían escapar, pese a que apenas estaban por cumplir sus 10 años, detalle que me daba la oportunidad perfecta para tenerlas a ambas, pues como ya había notado, eran hechas a un lado por su misma madre, quien les tenía cierto desprecio por su nacimiento, ahora me las entregaba en bandeja de plata, que gusto para mí, de hecho hubieran sido celebradas el jueves, pero como de costumbre la mujer paso de largo la fecha, ni siquiera el viernes se apareció, y lo peor es que ambas niñas lo miraban como algo común, lo cual daba pena, incluso nadie se dio cuenta de su festejo, y por mi parte me llegué a sentir responsable, pues llamaba más la atención yo porque hubo una nota en el periódico donde me pusieron de héroe local por cazar a un par de osos cebados, que mataron a unos “campistas”, ¿en verdad? Como escondían las cosas en la ciudad, en realidad era el monstruo local que se comió a unos infelices, pero eso me hizo recibir algunas recompensas que iba aprovechar con mis nuevas adquisiciones, así que arreglé algunas cosas y el sábado, el único día que realmente tengo libre para hacer lo que quiera, me arreglé, como se había vuelto costumbre, mi tía se llevó a mis hermanas, así que fui con las 2 chiquillas estaban abandonadas en el internado como otras veces y al verme no dejaron de jugar coquetas:
¿Qué hacen? Niñas –preguntaba al verlas frente a la computadora.
Estudiando – dijeron al unisonó.
Me fije en la pantalla, que cosa, estaban viendo una página de pornografía bastante pesada, un video donde ataban a una chica para jugar con el cuerpo de esta, una joven de piel clara y cabello castaño oscuro, era sometida, vestida como esclava con latex negro, dejando al descubierto sus partes intimas, teniendo en pezones al igual que la vulva unas arracadas, mientras una maquina le metía un dildo enorme, por su ano, logrando sacarle tremendos gritos, aunque no se oían porque no tenía bocinas, sólo se podía ver su gesto roto de placer mientras se entregaba al placer, pero si eso no fuera todo, un sujeto encapotado llegaba con un vibrador para colocarlo con fuerza sobre el clítoris, mientras lo masajeaba de tal forma que lograba sacarle fuertes quejidos, logrando, no sé bien, correrse u orinarse, incluso ambos, al tiempo que pegaba un grito, después de eso la muchacha terminaría inconsciente.
No lo podía creer, me retracto, de ambas si podía creerlo, eran ese tipo de criaturas precoces, aunque ignoraba hasta donde llegarían, sin más las invité a salir, cosa que les sorprendió, sus ojitos se llenaron de alegría, más cuando les dije que las festejaría por sus cumpleaños, así que estaban por irse pero me dijeron que no tenían ropa realmente bonita para lucir, eso me fastidio un poco, ¿tanto era el desprecio de esa mujer por ambas? No le di importancia, les dije:
No se preocupen, las voy a festejar, pónganse lo que quieran, que al cabo les comprare un poco de ropa para después – fueron mis palabras.
No puedo darle crédito a sus sonrisas, fueron cautivadoras, ambas se pusieron unas faldas cortas con mallas y sudaderas para seguirme, por suerte el calor ya empezaba a sentirse, así que no había tanto problema, fuimos a la plaza comercial de siempre, en serio pobres, no recordaban la última vez que salieron del internado, la madre las tenia olvidadas, veían con asombro todo, al parecer esta vieja sólo se encargaba de ambas cuando era muy necesario, pero de lo contrario eran su ultima preocupación, así tanto Tamy y Sary miraban por todas partes jugando, aunque parecían ser atraídas por el pasillo oscuro del centro comercial, ese que tiene locales especializados, pero de la más dudosa procedencia.
Tienda de Dulces: como era de esperarse, llegaron a una tienda de golosinas, donde sin perder tiempo las miraban, tratando de decidirse, yo la verdad fui arreglado, pero no para una cita romántica, más bien para la batalla, con ropa de combate, por decirlo así, traía mi mochila, listo para todo, así que mientras ellas escogían, o al menos intentaban decidirse, fui a pedir unas de bolsas donde compré una selección de chocolates variados, todos finos (al menos unas 6), mientras podía notar como estas jugaban sin cuidado, y en más de una ocasión me fije en sus culitos asomándose bajo las faldas, aparte que las mayas eran algo finas, así que incluso se les notaban sus calzones, que parecían tangas, metiéndoseles entre los glúteos, por desgracia no era el único ahí, un chavo no mayor de 15 años atendía, y no les quitaba el ojo de encima, en su momento la más descuidada era Tamy, quien se puso a gatas tratando de ver un anaquel algo oculto, dejando ver su panti blanca de fresitas abultada sobre su vulva, el chico casi se corre en seco, pero yo le hice una mala pasada quedándome justo en medio cuando mas babeaba, y le dije que le diera 100gr de los chocolates que quería, unos rellenos de jalea de fresa, el gesto de coraje me divirtió, en ese momento a mi lado se coloco Sary para pedirme unos dulces de cocoa rellenos de crema sabor menta, justo al lado de los que quería su hermana, y luego se puso en tal posición que me dejo verle bajo la falda también, pero de frente, así pudo notar como su ropa interior se amoldaba perfectamente a su vulvita, sin duda esa 2 eran más diestras en la seducción que muchas mujeres adultas, al terminar las compras, ahí, el joven se puso de hablador, y al enterarse que festejaban su cumpleaños, les regaló a ambas unas paletas de caramelo, por desgracia no nos quedamos, porque lo que siguió sería una escena por demás erótica, pues mañosamente el chavo les dio un par que parecían falos, y ambas chiquillas lamian, chupaban, disfrutaban el dulce como si estuvieran dando una mamada, con sus leguitas jugaban con la punta, como si desearan ser bañadas por leche, luego se pasaban a lamer lo demás de forma tan seductora, que los pocos que las vieron, uno que otro empleado y algún viejo rabo verde no quitaron la vista de ambas, todo eso lo hacían con una inocencia que parecía fingida, pero era muy real, demasiado.
Tienda de Ropa: sólo fuimos a una, la verdad no quería ir a esa, pero por consejo de Giby, no tenía otra opción, “Conejitas”, como de costumbre tenía mucha variedad de ropa, propia para una niña normal, pero sólo al frente, escogieron un par de faldas cortas, top en descuento porque se acercaba el calor, un par de suéteres ajustados, que suerte que tenía algunas pequeñas recompensas, porque de lo contrario no podría haber pagado eso, incluso al verme el “dueño” no dudó en hablarme, aunque mantenía oculto su poco aprecio a mí:
Oh, esas son tus hermanas – dijo con cierta malicia.
No, me las dieron como recompensa – respondí con soberbia.
Oh, ya veo, solo porque mataste a un par de bestias del bosque, no te creas mucho, yo llegué a matar 3 y hubieran sido 4 pero una se me escapo – dijo el viejo.
Pues yo apenas estoy comenzando – le advertí confiado.
En eso notamos que ambas chiquillas ya se habían metido en la sección oculta, ignoraba que tanto harían ahí, o casi, seguramente nada que debiera ser visto, por desgracia pude notar como detrás del viejo había cámaras de vigilancia, tomando escena, ahí se veían las 2 mirando las cosas ilusionadas, y el viejo les grito:
Por ser clientas tan lindas les haré un gran descuento, escojan lo que quieran, Ja – se burló el viejo.
Las niñas que lo escucharon sonrieron agradecidas, o así las dejo ver el monitor y comenzaron a tomar algunas cosas un poco más decididas, este me miró como si fuera su victoria, pero en eso le quite la sonrisa con un:
No importa, la cuenta va para las tarántulas – al decir eso el color se le fue de la cara al viejo.
Puede que no estuviera en buenos términos con muchas familias, que hasta le temieran, pero con esa casa en especial era diferente, por suerte no estaban interesados en las cosas de la secta, para esas arañas eran más importantes los negocios, sin embargo el dueño como comerciante se veía involucrado forzosamente con estos, sin querer había dado un golpe muy duro al orgullo del viejo así como a su bolsillo, aunque también le dejaría un buen “regalo”.
Las niñas ya habían tomado muchas cosas, desde perfumes, lociones, algunas joyas de fantasía, eso era lo más normal, pero mientras más se adentraban encontraban mercancías más sugestivas, faldas más escandalosas, vestidos muy coquetos, incluso ropa interior que no parecía para niña, aunque por la talla se notaba lo contrario; lencería, medias, zapatos de tacón un poco alto, juguetes que escondían usos distintos a su apariencia, pues un elefante de goma que parecía para bañarse también podía ser usado como dildo, cuerdas de juego hechas de tal forma que se usarían para atarlas, en un juego bondage, al igual que unas esposas con peluche, todo ahí era confuso, se veía para una cosa, pero se notaba un uso oculto, y esas niñas lo entendían de alguna manera, una golosina dentro de un tubo, Tamy estaba mirando ropa cuando Sary con este le pico en las nalguitas, era fácil confundirlo con un consolador, tomaron 2 cada una, llegaron a una zona donde había muchas prendas intimas, ahí me llamaron, diciendo que necesitaban unos cambios, yo no me acerqué mucho, pues quería dejarles cierta libertad y les indique con tranquilidad que al menos tomaran 5 juegos cada una, ellas se pusieron felices al oírme, rápido comenzando a elegir, yo volví con el viejo, quien miraba sus pantallas, las niñas estaban viendo prendas al menos un par cada una bastante normales, pero después siguieron otras más que lujuriosas, lencería de encaje, baby doll, hasta ligueros con medias, no pudiendo evitar imaginarlas con cada cosa que elegían, y como sus cuerpos a pesar de su edad, eran desarrollados, pues ya tenían tetitas como limones grandes o naranjas pequeñas era difícil no fantasear, además que por sus actitudes tampoco era imposible, de hecho esas niñas llamaban mucho la atención, aunque sus compañeros de grado apenas entendían que eran bonitas, igual que los de grados superiores, pero los de 12 en adelante ya comenzaban a notarlas, de hecho no les faltaban quienes quisieran “jugar” con ambas, si las vieran ahora, probándose sujetadores a mitad de una tienda, sacándose sus playeras para medirse, de seguro muchos se correrían en seco, para mí era difícil mantener la calma, mientras el viejo ya tenían una erección que le calaba, y no sé porque pero antes de que acabaran, fui a ver la ropa, les elegí unas faldas de mezclilla, eran algo ajustadas, unas finas mallas nuevas, unos tenis y blusas de tela muy ligera, aunque añadí unos chalecos a juego, después fui con ellas y les dije que se pusieran eso, aunque cabe decir que las encontré midiéndose las tetillas con sus propias manos, peleando un poco por ver quién las tenía más grandes, de hecho me las enseñaron para que decidiera, y sólo pude decirles:
Creo que las tienen igual de grandes, pero con diferente forma – acerté a decir, antes de entregarles la ropa nueva – ahora pónganse esto, para que sigamos con nuestro paseo, es malo no estrenar estando afuera.
Ellas seguro se sintieron soñadas, tanto que sin importarles que estuviera ahí se comenzaron a cambiar, que suerte que la tienda es poco frecuentada, estábamos solos, que de lo contrario seguro mi suerte se habría terminado ahí, volví con las compas ya elegidas para ver al viejo babeando, mientras miraba en sus pantallas a las niñas que se medían la ropa, como eran tan sensuales de forma inocente, hacían movimientos tan naturales que al mismo tiempo resultaban eróticos, al final agregaron un par de pantis y unas calcetas que les llegaban hasta medio muslo terminando así sus conjuntos, saliendo finalmente, se veían tan bien ambas que muchos se las hubieran violado ahí mismo, una parte de esas cosas las pagué, mientras otra mandé la cuenta a su madre, después de ello estábamos casi libres:
Cine: como no aprovechar para ir a ver una película, quise consentirlas, así que fuimos a la que ellas eligieran, por suerte no creí que quisieran ver una de caricaturas, y no lo hicieron, antes bien apuntaron a ver una de terror, que siendo franco deseaba ver otra vez, al estreno más bien fui con Tea, pero no me importaba, pues ambas ya habían elegido y la verdad no estuvo tan mal, y es que estando ahí me pude relajar, cabe decir la sala estaba algo sola, si acaso algún tipo desorientado o un freak del terror que seguro miró la película como 20 veces antes, nos fuimos a un rincón, ellas no perdían tiempo, se quedaban hipnotizadas mirando la pantalla, y no sé porque pero mis manos que estaban al principio sobre sus hombros recorrieron sus espaldas para llegar a sus muslos, esas niñas eran demasiado eróticas, e iba a ver qué tanto, alcancé los bordes de sus faldas, sintiendo su piel, tersa y suave, las acaricie con cuidado, ignoraba su reacción, pero ellas seguían distraídas en la película, aproveché para acariciarles, llegando a meterles mano debajo, alcanzando a tocarles el elásticos de sus calzones, logrando que dieran un leve quejido, pero no hicieron nada, me dejaban actuar libre, estaba en una pose un poco incomoda, pues iba manoseando a ambas, por suerte era algo alto y sólo tuve que hacer como si me relajara, mientras alcanzaba mejor sus conchitas, que tocaba con sumo cuidado, consiguiendo que se humedecieran, en el silencio de la sala, iba acariciándolas hasta que sus calzoncitos se empaparan, aun tenía el cuidado de ver a todas partes, esperando no ser descubierto, y que suerte que lo hice porque pude notar a un encargado llegar, en ese momento vi que la película ya iba muy adelantada, un par de escenas y terminaría, mientras yo seguía sobando a ambas, era algo realmente delicioso, pues inocentemente esas niñas estaban arqueando su espalda al tiempo que suspiraban, por suerte logre que las 2 se corrieran dando un gemido sonoro, que casi me para el corazón, cuando una actriz en la película daba un sonoro grito de terror que casi rompe los vidrios, después de eso me reacomode, mientras revisaba alrededor, el encargado se había tapado los oídos, creo que ya estaba algo arto de esa escena, después de ello, la película continuo teniendo un final abierto, por mi parte no podía creer lo que hice, pero los jugos de ambas chiquillas estaban en mis dedos, y estas parecían ajenas, como si ni siquiera se hubieran dado cuenta, después de ello salimos a comer.
Ni que decir que la comida fue algo de lo más tranquilo, no pasaría nada interesante, o algo así, como de costumbre las formas de ambas llamaban la atención, pues eligieron comer Hot-dogs, logrando que eso pareciera que deseaban dar una mamada, de hecho un viejo gordo sentado cercas las miró y se le tiró su gaseosa por un descuido, de mi parte estaba algo contento, aunque eran bastante eróticas ambas, no dejaban de ser niñas, un par que necesitaba atención, más de lo que parecía, después de todo eso seguimos paseando un poco, y si acaso les pedí un minuto mientras iba a un lado, quedándose Tamy y Sary en un local de videojuegos, como antes dije: hice algunos arreglos, había mandado preparar un pastel para ellas en una repostería del pasaje oscuro, fui a recogerlo, por suerte lo tuvieron listo y bien empaquetado, el tipo al verme me reconoció, antes me vio con las niñas, con una sonrisilla enferma me decía que si deseaba algún ingrediente especial tendría un costo extra, yo me negué, buena idea ese tipo era de los ocultistas, pero no lo sabría hasta después gracias a Sheila, rápido volví al local, a buena hora porque un tipo de los encargados ya estaba abordándolas, y con gracia le arruine su “conquista”, pasamos poco tiempo mas, ya estaba entrada la tarde, así que debíamos volver antes que se pusiera el sol, reglas del internado, ellas se pusieron tristes, pero les prometí que después volveríamos a salir, eso las consoló. Regresamos en camión, en menos de una hora estábamos en el internado, donde todo se veía tan triste y sólo, hasta Blacky bostezaba aburrido, los chicos que quedaban ya estaban en su debate de que película iban a ver, pues los fines de semana hacían maratón de cine, apenas y nos notaron al llegar, y mayor fue la sorpresa cuando Tamy y Sary les mostré su pastel de cumpleaños, incluso ellos ignoraban esa fiesta, después de todo la pasaron bien, pero estaba seguro, las cosas no terminarían todavía, antes había dejado mi mochila en la zona, una vez que acabaron el postre yo me retiré, dejándolas ser ellas mismas, un poco de diversión normal, pero imaginaba lo que seguiría, así lo tenía planeado, pues algo tarde, tocaron mi reja para llamarme, eran las 2 niñas, quienes deseaban tomar sus cosas para guardarlas, ahí empezaría mi fiesta:
Les abrí la puerta dejándoles pasar, y cerré con llave en cuanto entraron, ellas parecían cómplices de mis deseos, pues no dijeron nada, siguieron, pero en vez de hacerlas entrar a mi celda, las metí en el cuarto de al lado que servía como bodega, ahí había acomodado unas cosas para divertirnos, ellas aun eran algo inconscientes de lo que estaba por suceder, pero miraban sus nuevas ropas, las había revuelto un poco sin querer, así que las iban separando cuando saqué por separados unos conjuntos de lencería bastante eróticos hechos a su medida, o casi tenían más pecho que muchas de su edad, y les dije con cierta malicia:
Muy bien niñas, díganme ¿Por qué eligieron esto? –les decía enseñando las prendas
Nos veremos muy lindas y atractivas – dijo Tamy picara.
Si ya somos señoritas listas para seducir – agregó Sary coqueta.
En serio, pruébenlo, quiero ver que lo intenten conmigo, las dejare prepararse y cuando estén listas me llaman –les dije contento de poder hacerlas mías finalmente.
Si – dijeron al unísono.
Ambas se quedaron algo rojas, pero de inmediato se comenzaron a secretear mientras me salía, ellas empezaron a ver la ropa para cambiarse, ya afuera me quedé tranquilo, dejándoles ponerse de acuerdo, no sé cuánto tiempo duré, solo podía recordar las veces que jugaron conmigo, dejándose ver tan sensuales, pese a su tierna edad, mostrándome más de la cuenta, pero huyendo antes de reclamarlas como mías, oliendo su perfume embriagador, y saboreando con la vista sus bonitas formas, no sé cuantas veces fantaseé con cogerlas, incluso antes de Elisa, me fijaba que ellas parecían estar vigilándole, viendo como tenía acercamientos con las maestras, como me las cogía, incluso debo reconocer que muchas veces las encontré cerca cuando estuve con Kim, aunque era algo de lo que no me di cuenta hasta ahora. De repente me dijeron que podía pasar, era el momento de la verdad, reclamaría mi premio, un par de lilitas deliciosas, pero al entrar estaba sólo a la vista Tamy, con un top negro y una falda de mezclilla, calcetas hasta las rodillas y tenis, ella siempre fue un poco más casual, me lo esperaba, seguramente estaría escondida Sary viendo todo, de hecho notaba unas cajas haciendo una pared, ahí se ocultaba, me acerque a la pequeña castaña y esta me dijo:
Hola guapo, que haces tan solo – se notaba que intentaba hacer algún juego.
No, eso no te queda Tamy – le dije con gracia.
Oh, vamos estoy tratando de coquetearte – decía la niña un poco molesta.
Fue muy cliché, entiendo tu juego pero no me convence – le señale divertido.
Mm, no es justo – replicó la niña haciendo un gesto adorable.
Mira, que te vez como una pequeña niña inocente, o algo, porque ese top enseña tu ombligo, y la falda casi no cubre nada, si quieres jugar deberías intentar ser más dulce, y esperar que alguien te vaya enseñando – le indique jugando con el ambiente.
En ese momento la atraje a mí, besándola de forma dominante, ella apenas supo que hacía, será muy coqueta y erótica, pero no dejaba de ser una niña virgen, así que sólo se dejaba hacer, mientras mis manos acariciaban su espalda alcanzando su hombros, pero pasaban de estos a sus nalguitas, sobándolas sobre la ropa, pero solo de momento, pues pronto fui bajando para llegar al borde y subirle la prenda, tocándola casi directamente, acariciándole las piernas hasta toparme con una tanga que se le metía entre su gordo culito, ella se quedo perdida en el beso, era algo torpe, tenía que enseñarle cómo hacerlo, mi lengua jugó con la suya, logrando que se pusiera roja, así junto a mis toques, pronto se puso caliente, unos leves gemidos lo indicaban, no debía parar, así que deje la mano izquierda para seguirle palpando abajo, pero con la derecha fui subiendo buscando tocar sus pequeños pechos, así me abrí paso entre su top, alcanzándolos, en verdad su piel era tan suave, en cuanto los toque se puso china, y suspiró, con más ganas me lancé a saborearlos, casi le arranco la ropa, era tan excitante, las tetas de una niña precoz de 10 años se me entregaban, eran algo redondos, de color rosado, no muy grandes, su forma era exquisita, los masajeaba al igual que los lamí, luego los chupe como si deseara sacarles leche, jugué con mi lengua, logrando que la pobre chiquilla supiera lo que en verdad era el placer, a todo eso mi otra mano, la que tenía en su parte baja seguía acariciándole, ya le había sacado su tanga, por lo que sobaba directamente su culito, poniendo presión en su ano, pero no le metía nada. Seguía mis caricias para que alcanzaran su vulva, logrando que soltara muchos de sus jugos, estaba algo cansado de esa pose, es que tenía que agacharme, pues ella es algo bajita, y como deseando seguir con el sometimiento, la alcé, era muy ligera, ni me costó trabajo, en cambio, esto la obligó a aferrarse a mí, haciendo que se me abrazara, mientras yo seguía estimulando todo su pequeño cuerpo, la besuqueaba, jugaba con sus nalgas, le masajeaba su vulva, lograba que chorrera, tanto que mi vientre se mojo, era el momento, o casi, en eso pude notar, como lo esperaba, Sally estaba mirando oculta, así que mientras manipulaba a su amiga y hermana, la saqué de su escondite, carajo, estaba con un conjunto de lencería, rosita claro, cuya panti se veía mojada, pues se había estado tocando todo el rato, ahí le dije:
Mira bien, que tú sigues – y la senté en una silla.
En ese momento como pude aliste todo, apunté mi estaca justo a su entrada, haciendo toda la ropa a un lado, seguí besándola al tiempo que preparaba el movimiento, apunté bien, rosando con su vulva, la cual casi parecía orinarse sobre mí, pues sus jugos escurrían, recordaba como se la metí a mi hermana por primera vez, fui cuidadoso, después de esa pequeña pasarela, pero no sería así con Tamy, me tenía bien caliente desde hace tiempo, con sus juegos, siempre viéndola exponerse ante mí, rozarme con su lindo culito redondo, o abrazarme sintiendo sus nacientes tetitas, esto era como una venganza, pues siempre era así, deseaba poseerla, a ambas, era mi oportunidad, presioné un poco, pero era bastante estrecha, ella se quejó un poco mientras Sary parecía hipnotizada viéndonos, volví a presionar, ahora con más fuerza, pero seguía sin poder, de hecho se quejó un poco, y con unas cuantas lagrimas en sus ojos me dijo:
Jay, no más – suplicó con un gesto que me puso más caliente.
Pero no le hice caso, quería violarla, volví a presionar, pero esta vez con más fuerza, incluso la fui bajando con mis manos aferradas a su culito, logrando finalmente metérsela, que sensación, me apretaba como ninguna antes, y estaba tan caliente, incluso sentí como si se estuviera orinando, pero fue su primera corrida con una verga en su interior, que delicia, ella gritó hasta quedarse sin aliento, que suerte que estábamos lejos de cualquier curioso, así comencé a cabalgarla con toda libertad, incluso noté como la sangre de sus destrozada virginidad caía como gotas, facilitando las envestidas, la fui gozándola, aunque por lo estrecho no podía hacerlo más rápido, ella me encajaba los deditos, como queriendo mantener un control que le resultaba imposible de tener, la tenía dominada por completo, la estaba gozando, con cada embestida, entraba un poco más, disfrutando cada centímetro de su interior, es que aparte era tan pequeña, pero pronto le halló el gusto, gimiendo como una putilla, mientras seguía acariciando su cuerpo, que decir el placer me duró lo suficiente, pues al menos ella se correría antes, y sólo cuando lo hizo, su vulva me daría el tacto necesario para llenarle su interior hasta que goteara, una mezcla de fluidos, sangre y mi leche, realmente no podía ser tan salvaje como con otras, ella era más pequeña, pero me iba a desquitar con Sary, pues la primera hermana en su orgasmo termino fuera de sí, ahora debía continuar con la pequeña rubia, quien ignoro cuantas corridas había tenido, pero olía a sexo, tenía su manita metida en sus interiores, una fina pieza de ropa, que sobresalía dejando ver parte de sus toque íntimos. Por ello acosté a Tamy en una colchoneta que había puesto y fui por su hermana, le saqué la tanga y comencé a comerle su conchita, disfrutando de su suave piel, pues sus carnosos muslos me acariciaban y hacia lo mismo con ellos, al tiempo que casi estaba penetrándola con mi lengua, esto la enloquecía bastante, su gesto casi hipnotizado por ver a su compañera de vida ser follada, se rompía ante el placer que le estaba dando, sus gemidos fueron sonoros, respiraba con ansia logrando que sus nacientes tetitas se vieran más grandes, dando la tentación de alcanzarlas, además esta pequeña picara estaba tan mojada al punto que sus muslos incluso tenían su olor intimo, arqueó la espalda mientras abría sus piernitas, y con sus manos trataba de aprisionarme más, como si fuera a dejarla ir, pero ella lo ignoraba, pues ya se encontraba muy caliente, y yo sólo necesitaba recuperarme, tomar mi segundo aire, no quería aceptarlo pero Tamy me resultó bastante dura, o sería que tenía muchas ganas de hacerle todo lo que le hice y mucho más, ahora Sary seguía, pronto se corrió en mi boca, mientras gemía pidiendo que no me detuviera, así que bebí sus jugos, ella desfallecía ante eso, y le dije:
Llegó tu turno pequeña zorra – le decía antes de darle una ultimas lamidas.
Después de eso me levanté para apuntarle mi estaca, por suerte está ya estaba algo lista, en verdad ambas me tenían prendido, fui gozando una vez más del contacto previo con su pequeña vulva, recorriendo la entrada rosándole con fuerza, mientras ella gemía quedamente, seguía casi dormida por sus múltiples corridas previas, pero pronto eso acabaría, sin darle oportunidad de reaccionar se la dejé entrar de una vez, le faltó el aire para gritar, eso deseaba, y sólo pude meterle parte de mi herramienta, como con su hermana la sangre de su virgo destrozado salió, mientras me acostumbraba a tenerla dentro, deseando que su vagina tomara la forma de mi verga, como demostrando que ella era mía, apenas fueron unos minutos, pero una vez listo comencé a embestirla, logrando finalmente que la pequeña gimiera como hembra en celo, era mía, así fui gozándola, y le saqué la poca ropa que traía, el sujetador, que aunque pequeño cubría sus preciosas tetitas, que tenían una forma muy agradable, seguro cuando crecieran ambas sería mujeres muy bellas, y desde ahora serían mías. Así comencé a bombear con fuerza, logrando que se quejara la chiquilla, no supe cuanto tiempo estuve con esto, ella se agitaba recibiendo mis embestidas, el cuarto se lleno del sonido del sexo además de su olor, y que decir que la diferencia entre ambos era considerable, pues la niña apenas alcanzaba el 1.30m, aún así estaba recibiendo mi verga en cada empuje, Sary se aferraba a la mesa donde estaba por lo fuerte que se la metía, tras un largo rato empecé a ir con más fuerza, estaba por terminar, y a diferencia de su hermana nos venimos juntos, con ella había sido más brusco, y en su orgasmo le llené toda su cuevita, estaba por sacársela pero me dijo:
Mas, Jay, quiero más – dijo Sary suplicante.
En eso sentí una mano en mi cintura, era Tamy, levantándose y diciendo:
Yo también quiero más – añadió Tamy perdida.
No me iba a dar de rogar, veía esos pequeños cuerpos que más a niñas eran como de mujeres en miniaturas, así que me senté en una silla y las atraje para besarlas, mientras me apropiaba una vez más de ambas sobando sus lampiños sexos, que escurrían mieles del deseo, gimiendo un poco, esa sería una larga noche…
Excitante más excitante