EL MENOR (DOS EXTRAÑOS, SU AMIGO Y MI HERMANO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por XCITANTDLC.
Los primeros días fueron tranquilos, tratamos de convivir lo mejor posible.
Al cuarto día en el que habíamos regresado del viaje junté toda la ropa sucia y la llevé a la lavadora, mientras separaba las prendas, me di cuenta que una de mis tangas estaba sucia de un líquido blanco, al principio no me di cuenta pero luego de olerla me di cuenta que mi hermano se había masturbado y se limpió con mi tanga.
Por dentro pensaba, porque el tonto no usó papel higiénico, en vez de echarlos en mi tanga.
Mientras seguí separando las prendas vi que todas mis tangas estaban sucias con el semen de mi hermano, y lo peor de todo era que el cesto de la ropa que estaba en el baño estaba lleno de prendas, pero solo usó mis tangas.
Analizando mejor la situación entendí que no las usaba para limpiarse, si no que eyaculaba sobre mis tangas.
En ese momento solo pensaba que chaquetero es mi hermano, aunque me resultaba extraño que eyaculase sobre las tangas de su hermana, pues tal vez no se sentía tan seguro para poseer este cuerpo como lo había hecho.
No le dije nada y seguí como siempre con él aunque empecé a prestar más atención.
Noté que me miraba mucho, en realidad siempre lo hizo, pero no quería que me mirara de esa forma, pues en realidad podría ser peligroso al estar mis demás hermanos.
Por ejemplo después de cenar mirábamos la televisión en un sillón, cuando me levantaba a buscar algo podía ver por el reflejo de la TV que me miraba el culo, o como aprovechaba para abrazarme cada vez que podía o apoyar su cabeza en mis muslos mientras mirábamos una película, entendí que mi hermano estaba caliente conmigo.
Esa misma noche, escuche a Juan hiendo al baño, estuvo un buen rato y salió sin tocar el botón de descarga del inodoro.
Cuando salió, esperé unos cuantos minutos y fui al baño, busque en el cesto de ropa sucia y agarré una de las tangas y estaba limpia, la segunda que saqué estaba llena del semen de mi hermano.
No sé cómo explicarlo pero me produjo mucho morbo ver su leche fresca sobre mi tanga en ese momento, hasta el olor me parecía delicioso.
Mi cabeza estaba muy confundida, pero por algún motivo estaba muy excitada con la situación.
Me senté en el inodoro, pase los dedos del medio y el índice de mi mano derecha y saque la lechita de Martín y me penetre con mis dedos llenos de semen en mi conchita, en mi mano izquierda sostenía mi tanga sucia y me la acerqué a mi boca y lamí los restos de semen que mi hermano había dejado, el olor me enloquecía, el morbo era más fuerte, me penetraba muy fuerte con mis dedos, sin parar, me metí la tanga en mi boca para atenuar mis gemidos.
Finalmente tuve uno de mis mejores orgasmos, me limpié y me recosté.
A la mañana siguiente tenía que viajar al pueblo de mi madre, no era época de vacaciones ni tampoco era fin de semana y en la terminal compré mi boleto de autobús, era un día equis como cualquier otro, muy caluroso.
Como ese mismo día me iba a regresar no me llevé más que una pequeña maleta de mano.
Al abordar noté que estaba semivacío.
Mi asiento estaba pasando la mitad del autobús y adelante venía una pareja de señores ya grandes, luego un señor de mediana edad y yo.
Llevaba un vestido floreado de una pieza no muy ajustado arriba de la rodilla y zapatos de tacón no muy altos.
El vestido tenía un escote muy discreto.
Al pasar el ayudante del chofer a mi lugar le hice notar que el aire acondicionado no servía y se acercó para examinarlo.
Cuando se acercó el ayudante del chofer pude ver como miraba mis piernas lascivamente y se acomodó de tal manera que su sexo quedaba casi frente a mi cara y continuó moviendo la calefacción y me dijo espérame un momento y se alejó.
Mientras el tipo de mediana edad echaba miradas discretas a mi lugar y en más de una ocasión lo vi tocándose un bulto que sobresalía por entre sus piernas.
El autobús avanzó lentamente y enfiló por las calles de la ciudad.
Llegó el ayudante y se colocó muy cerca de mí y arreglaba con un ojo arreglaba la calefacción y con el otro me devoraba.
Finalmente me dijo si quieres te puedes cambiar de lugar y me dijo si quieres allá atrás está más fresco y accedí por que el calor se intensificaba.
Al salir de mi asiento el tipo de mediana edad se deleitó viéndome el trasero y el ayudante del chofer me acompañó a la parte de atrás y se sentó conmigo, empezando a hacerme la plática ¿De dónde eres? ¿Dónde vives? ¿Cómo te llamas? ¿Por qué viajas sola? y yo respondía con monosílabos alegando cansancio.
El tipo jugaba con algo entre sus manos y no sé si fue intencional o su torpeza el caso es que se le cayó de entre sus manos lo que tenía y se agachó para buscarlo y rozó mis piernas con sus brazos y cerré las piernas automáticamente haciéndome un poco de lado mientras veía que el tipo de mediana edad volteaba y veía la escena, mientras el otro metía la mano bajo mi asiento y acercaba su rostro a mis piernas, llegando a rozarlas y pude sentir su aliento que no era fétido ni me dio repulsión ni nada.
Me sentía incómoda por la situación, de que se acercara tanto y el otro observándome desvistiéndome con la mirada y aquel al levantarse acarició mi pierna y de inmediato un vértigo recorrió mi piel y mi sexo se humedeció.
¿Qué me estaba pasando? Sin darme cuenta abrí las piernas un poco para que el otro observara más allá de mis muslos y tal vez se percatara de la tanga que llevaba.
El ayudante de chofer se disculpó por su torpeza y pude ver como crecía su nerviosismo e intencionalmente se pasó la mano por entre sus piernas y pude ver su erección a través de la tela de su pantalón.
El tipo era feo a decir verdad pero no pude evitar fingir mi sorpresa al verlo y él lo notó.
Con su pierna me estaba frotando la mía muy discretamente y ese contacto me enloquecía.
Se tomó su bulto muy discreto mientras hablaba y lo sobaba mientras me distraía con su plática que, a decir verdad, era amena.
En un momento de silencio, mientras el autobús avanzaba por la carretera y una suave música se dejaba oír y mis oídos empezaban a taparse por el viaje, el sol inquisidor que se filtraba por las cortinas nuestras miradas se cruzaron y pude notar claramente su deseo por mí y le dije oops creo que tienes una erección y me dijo tú me excitas y le dije ¿sí? me contestó que sí y le dije por qué y me dijo estás muy buena y sin pedirme permiso empezó a acariciar mis piernas y quedé sorprendida por su osadía y no le dije nada.
Recorría mis muslos cada centímetro y sentí como mi vagina se dilataba y como cuando se abre una llave y se cierra, me empecé a mojar y a excitar.
El tipo ya me había arrinconado y me metía mano sin piedad y me apretaba las nalgas y recorría la tanga con sus dedos y haciéndola a un lado hábilmente, sus dedos se introdujeron por debajo de la falda y se hundieron en mi húmeda cueva y no pude evitar dar un gritito de dolor cuando me desabrochó la blusa y tomó mis senos con sus manos y mordió mis pezones.
Yo me hallaba totalmente entregada a ese extraño pero no participaba en su juego.
Al abrir los ojos el tipo del asiento de adelante estaba masturbándose lentamente con su pene totalmente erecto fuera del pantalón mientras el otro me metía mano por todo el cuerpo y yo veía la estaca del otro que tenía una cabeza morada y le escurrían hilillos de baba.
Al observar el tipo que le miraba su estaca me hizo una seña con la cabeza y tambaleante por el vaivén del autobús se acercó a nosotros y me ofreció su sexo y por instinto lo tragué de un bocado y empecé a mamarlo.
El ayudante se sorprendió un poco cuando alzó la mirada pero siguió hundiendo sus dedos en mí acariciando mi culo y después de ser manoseada un rato por los dos tipos me recostaron en los asientos de hasta atrás y se agachó el ayudante y me alzó la falda y recorría mis piernas, mi tanga desapareció entre sus dedos y su lengua se hundió en mi sexo, atrapando mi clítoris jugando con él, mientras el otro disfrutaba de verdad la tremenda mamada que le estaba dando.
Luego que me hubieran manoseado intercambiaron lugares y el ayudante sacó su verga y me la ofreció.
Estaba muy dura y era corta, de color oscuro.
De pronto, abrí los ojos de golpe al sentir como se hundía la estaca en mi cuerpo y me retorcí de placer y empecé a mamar con prisa sobándole los huevos mientras el vaivén del autobús me mecía muy rico junto al tipo de mediana edad.
Luego que se quitó de encima el tipo empezó a besarme el culo y empezó a agarrarme las tetas apretándolas y masajeándolas mientras el otro se acomodaba y muy despacio me hundía su verga haciéndome gritar de placer.
El tipo de mediana edad se masturbaba enfrente de mí y con una seña me dijo que abriera la boca pero el chorro de semen salió de golpe y me bañó la cara, se me metió en el ojo.
Me estaba limpiando con el dorso de la mano y el otro me tomó de las muñecas y me hundió su sexo en la boca y seguí mamando succionando suavemente y por momentos lo apretaba con mis labios y la lengua lo saboreaba y en verdad ese trozo de carne estaba delicioso.
Mientras el otro seguía meciéndose y sus movimientos me frotaban y tuve un orgasmo que me inundó de pies a cabeza recorriéndome y aquél se salió de repente y tomándome por los cabellos se vino en mi boca, lanzando chorros que resbalaban por mis cabellos y aquellos embarraban la leche sobre mis pechos masajeándolos con deseo y lujuria.
De pronto fue como si despertara de un sueño y el autobús entero olía a deseo, a sexo.
El tipo de mediana edad no dejaba de besarme en la boca metiéndome sus dedos en mi ano haciéndome arquear la espalda de placer y el otro me metía los dedos en mi vagina en un mete y saca veloz que me hizo venir una vez más y mis fluidos mojaron sus dedos, el asiento.
No pararon de manosearme en todo el camino hasta que se cansaron y nadie dijo nada, ni una palabra, ni unas gracias, ni un cuánto te debo, ni nada.
Finalmente bajé del autobús despeinada, acomodándome el vestido, sin ropa interior y las piernas me temblaban haciéndome casi imposible sostenerme en pie.
Y mientras caminaba por la central, esbozando una sonrisa que aún conservo- no podía dejar de pensar en la situación que había salido sin premeditarlo y pensé que mi ascendente zodiacal tendría algo que ver, será el karma o simplemente tendré que aceptarlo y decir dios mío, ¿por qué seré tan puta?
Al regresar a casa no quitaba de mi mente lo que tan solo había vivido, una extraña sensación al saber que lo que hacia mi hermano me calentaba, lo de aquellos desconocidos, ese día tuve que masturbarme dos veces pensando en Juan Carlos, no veía la hora de estar con él.
Eran cerca de las 16.00 hrs.
cuando volví a casa, mi hermano estaba en mi cuarto escuchando música.
Le dije si me dejaba sola que quería ponerme cómoda y salió en seguida.
Me desvestí toda y busqué mi ropa interior más pequeña, me la puse.
Pobre Juan pensaba por dentro, me quedaba muy apretada, no tanto el corpiño, pero la tanga, la tenía bien adentro de mis nalgas y la parte de adelante parecía que mis labios vaginales estaban por explotar, y parte de ellos se asomaba fuera de la tanguita.
Cuando salí de mi cuarto mi hermano no pudo disimularlo.
Me miró de arriba abajo y no podía sacarme la vista de encima, realmente lo superaba la situación.
Su vista se centraba en mi concha, en culo y tetas, solo eso veía de mí y yo lo disfrutaba mucho, me daba mucho morbo lo que pasaba.
Mi hermano vivía con erecciones constantes, no veía la hora de ver su pito.
En esos días las chaquetas se habían multiplicado, no solo mis tangas estaban con semen, si no corpiños, o los mallones, cada vez que metía la mano en el cesto todo estaba pegajoso.
Pronto empezó a tomar confianza y se metía a mi cuarto a la mitad de la madrugada, y me destapaba y se masturbaba a mi lado viendo mi cuerpo completamente desnudo.
Deseaba tanto que tomase el coraje y metiese su verga, pero los días pasaban y no pasaba más que de una chaqueta.
Una de las noches, mi hermano se puso a mi lado a masturbarse como hacía todas la noches, miré de reojo y lo vi masturbándose con todo y mirando fijo mi conchita.
No pude contenerme más y me acomodé, quedó paralizado, con la poca luz que entraba por la ventaba lo vi con una cara de espanto como si hubiese visto al diablo.
Ni siquiera pudo hablar.
No perdí el tiempo y sin salir de la cama me acomodé de costado y agarré su verga con mi mano derecha, del susto estaba perdiendo su erección, me la puse en la boca y empecé a mamarle su verga, me metí su pene hasta mi garganta, lo más profundo que pude y lo metía y sacaba una y otra vez, cada tanto me daba arcadas, solo pasaron unos minutos hasta que acabó en mi boca, largo un chorro muy espeso y abundante dentro de mi boca que me hizo atragantar comencé a toser mientras él caí de rodillas al piso, aun gritando de placer.
Cuando pude recuperarme le extendí mi mano y lo hice subirse a la cama, le saqué el bóxer que tenía en sus tobillos y le saqué su remera, lo recosté en la cama boca arriba y me subí sobre él, sentándome sobre su cuerpo desnudo y comencé a besarle su pecho, cuello y finalmente su boca, nos besamos con la lengua muy apasionadamente.
Sin parar de besarlo, tomé su pija que ya estaba a full nuevamente y me la metí en mi conchita que estaba muy mojada, gritó de placer apenas su cabeza me penetró y me la metí toda hasta el fondo, temblaba del placer al sentir la pija de mi hermano, era demasiado morbo estaba completamente excitada como nunca en mi vida, empecé a saltar sobre él, una y otra vez, su verga entraba y salía una y otra vez tuve dos orgasmos en esa posición, juan no paraba de eyacular, si bien eyaculaba muy rápido, se reponía enseguida y ya tenía su verga dura.
Me descargó varias veces en mi vagina, amaba el olor a sexo que había, no sé qué pasó por mi cabeza pero me puse en cuatro sobre la cama, y le dije que me la meta por la cola, por la cara de mi hermano me di cuenta que le gustó la idea y en segundos ya estaba tratando de meter su cabeza a través de mi ano, me daba con todo, , le estaba entregando mi culito bien estrechito y el me lo estaba reventando, gritaba más de dolor que de placer, no quiero ni pensar que dirán mis vecinos de mí o mis hermanos, grité como nunca, me ardía tanto por dentro, pero sus manos fuertes apretando mis caderas hundiendo mi cola contra su cuerpo me calentaba mucho, sentir sus huevos golpear contra mis nalgas era muy excitante.
Fueron pocos minutos, pero fueron intensos, sentí que empezó a gemir más fuerte y finalmente estalló adentro, me dejé caer sobre el colchón bocabajo y mi hermano cayó sobre mí, sin sacar la pija de mi culito bien roto para ese entonces.
No nos hablábamos, la verdad era que no sabía que decir y creo que él tampoco.
Por dentro pensaba lo puta que había sido, estaba ahí con la cola llena de la leche de mi hermano, algo me decía que lado jamás había sentido tanto placer.
El sexo con mi hermano siguió y siguió, cogíamos en todas las ocasiones que podíamos, cuando nos levantábamos, antes de acostarnos y si se daba durante el día también.
Con los días fui notando que mi hermano fue perdiendo el respeto hacia mí, me trataba con más violencia, le gustaba denigrarme sexualmente, pero no sé cómo explicarlo, me encantaba que me trate como una perra, y realmente lo hacía muy bien.
En una de nuestras conversaciones luego de coger una noche, me dijo que le encantaría verme siendo cogida por otro tipo.
Pasaron un par de semanas del comentario que me hizo.
Todo seguía igual.
Un día llegue más pronto de lo normal, y veo a mi hermano y a su mejor amigo sentado en la sala, los saludé a ambos, después de cruzar unas palabras, con su amigo, me despedí y me dirigía a mi habitación a ponerme cómoda, cuando mi hermano me dice: ¿no te gustaría comerte dos vergas? Me hice la que no escuché y me metí en mi cuarto dando un portazo.
Lo quería matar, me sentí acalorada, vergonzosa, pensaba que le habrá contado, le contó nuestra locura.
Lo odié tanto en ese momento a mi hermano.
Me recosté en la cama y pensaba que sabría aquel hombre.
Pasó más de media hora y me fui calmando, fui reflexionando y pensando que era una tonta, si ya lo había contado, no había nada que pudiera hacer además no era la primera vez que lo hacía, quizás lo mejor sería ir al living y gozar con ellos.
La idea me hacía mojar toda.
Me saqué el saco, y el sweater, quedando vestida con un jean negro bien ajustado, unas botas largas hasta las rodillas de color marrón y una musculosa, obviamente sin corpiño, como me gusta.
Me miré en el espejo de mi cuarto y se me re marcaban los pezones a través de la musculosa blanca, me daba un poco de vergüenza que su amigo me viera así, ya caliente, pero solo quería gozar.
Salí de mi cuarto y fui al living, ellos seguían frente a la TV sentados en el sillón, cuando me vieron se quedaron mudos, ¿Que me quisiste decir con lo de comerme dos vergas? le dije a mi hermano.
Su amigo se puso morado de la vergüenza, mi hermano se empezó a reír a carcajadas.
Sabes bien que te quiero decir, me dijo.
Me saqué la musculosa, lentamente en forma provocativa, y me arrodillé frente a su amigo.
Él estaba sentado con las piernas abiertas y un bulto parado a más no poder, metí mi mano derecha por debajo, de su pantalón deportivo y de su bóxer y agarré su verga y la saqué afuera del pantalón.
Tenía una verga hermosa, era un poco más corta que la de mi hermano, pero era gorda y venosa con una cabeza inmensa.
Se le veía deliciosa, la agarré bien con mi mano, y era tan gorda que no pude cerrar mi puño.
Empecé a masturbarlo lentamente, arqueo su espalda hacia atrás y apoyó su cabeza bien atrás del respaldo del sillón.
Lo masturbé unos minutos, con mi mano, cuando sentí a mi hermano que se arrodillaba detrás mío y empezó a apoyarme contra mi cola.
Me desabrochó el pantalón, bajo mi cierre del jean y me bajó el pantalón junto con mi tanga hasta las rodillas, acercó su cara a mi culo y empezó a darme un hermoso beso negro, pasaba su lengua por mi anito, haciendo círculos con esta alrededor de mi ano y a la vez me penetraba con su lengua por detrás.
Su amigo tomó la iniciativa y me agarró de la nuca con sus manos y me hundió contra su verga, abrí mi boca lo más grande que pude y me fui metiendo su cabezota de a poco en mi boca, nunca había tragado algo tan gordo en mi vida, me encantaba lo putita que me sentía, de a poco me iba metiendo su verga más adentro, si bien no me la pude tragar toda, me la metí prácticamente toda, me daban arcadas pero seguía, empecé a masturbarlo con mi boca, lo más rápido que podía, realmente me costaba tragarme esa verga, pero lo hice lo mejor que pude.
Mientras me comía la verga del amigo de mi hermano siento la cabeza de la pija de mi hermano haciéndose paso a través de mi ano, la metió como un animal, me penetró de una hasta el fondo, me hizo doler y por culpa de eso, mordí sin querer la pija de su amigo.
Mi hermano me sujetó de las caderas y empezó a bombearme en el culo como un caballo, me daba y me daba, yo seguía concentrada en la pija que tenía en mi boca, tratando de darle la mejor mamada de su vida.
En una de esas embestidas violentas de mi hermano me aprieta con muchas fuerzas mis caderas, lastimándome, hundió su pija hasta lo más adentro que pudo y con un grito de desahogo me largó toda su leche dentro de mi culo.
Su amigo seguía tomándome de mi nuca y me hundía contra su pija, dándome el, el ritmo a seguir para la mamada.
Mi hermano saco su verga casi flácida de mi cola, y sentí como empezó a chorrear el semen de mi ano, pasando por la raya de mi cola y bajando por mis muslos, hasta caer a mi pantalón que aún lo tenía puesto, mi hermano se retiró por unos instantes, fue al baño, no se a que, cuando su amigo sujetándome del pelo, saca mi cabeza de su verga y me hace parar, me saca las botas, el pantalón, la tanga, dejándome completamente desnuda, me da vuelta y me hace sentar sobre su verga, quedé dándole la espalda mientras él seguía sentando y yo sobre su verga gorda, no puedo explicar cómo me destrozó la cola esa verga, era demasiado para mi culo, pero me tomo con sus manos firmemente de mis caderas y me empezó a hundir contra mi ano, sentía como mi recto se abría lentamente pero constantemente, me dolía mucho, me doblaba del dolor, pero estaba muy caliente, sentía lo mojada que estaba.
Una vez que su verga estaba completamente dentro de mi cola, sacó sus manos de mis caderas y empezó a apretarme mis pechos, me encantaban sus manos grandes y seguras, realmente era un cogedor excelente y con experiencia.
Luego de unos minutos volvió a sujetar mis caderas y empezó a subir y a bajar mi cuerpo, fue un mete saca brutal, su pija entraba y salía de mi cola una y otra vez, si bien el dolor me mataba, tuve los mejores orgasmos de mi vida en esos momentos, estaba toda corrida.
Juan salió del baño y empezó a masturbarse, una vez que su pija estaba erecta, se puso enfrente de mí y metió su pija en mi vagina.
Estaba siendo doblemente penetrada, me sentía tan sucia y tan excitada, me cogían los dos a la vez, era incomoda la posición y se les dificultaba a los chicos penetrarme bien, pero yo estaba explotando orgasmo tras orgasmo.
En un momento mi hermano saca su verga y empieza a masturbarse delante de mi cara, hasta que siento su leche tibia contra mi nariz y mentón principalmente, la sentía caer por mi mentón hacia mis pechos.
Su amigo ahora que estaba solo, para cogerme, tomo velocidad y taladró mi cola unas 6 o 7 embestidas violentas hasta el fondo, finalmente acabó en mi ano.
Nos quedamos en la misma posición por unos minutos, me paré y me arrodillé delante de su amigo, le chupé hasta la última gota de semen, le limpié hasta los huevos con mi lengua.
Nos quedamos los tres sentados en el sillón exhaustos, prácticamente sin hablar, tratando de recuperar el aire.
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