EL PASEO MI SOBRINO Y YO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, me llamo Fanny, tengo 46 años, estoy casada hace 22 años y confieso que hace poco viví la experiencia más loca de mi vida; le fui infiel a mi esposo.
Él y yo tenemos un matrimonio normal, el tiene 52 años, formamos una familia con dos hijos: un varón y una mujer.
Las cosas en el último año no iban bien conmigo, estaba un poco aburrida por la rutina de la vida y de la relación con mi pareja.
Él había dejado de ser cariñoso, estaba muy metido en su empresa y sus cosas personales, la intimidad había desaparecido casi por completo entre nosotros y mis deseos de sexo crecían con el tiempo.
A final del año pasado la familia organizó un paseo a una finca ubicada en un pueblo cercano, de clima cálido, no muy distante de la ciudad donde vivimos, al paseo fueron mis tres hermanas con sus familias y obviamente, nosotros.
Para no extenderme demasiado, el protagonista de mi historia es el hijo mayor de una de mis hermanas.
Su nombre es Sebastián, lo conocí cuando era un niño de 2 años y después sus padres se fueron a otro país y de vez en cuando regresaban a encontrarse con sus familias y amigos, por lo que lo veía muy de vez en cuando, la última vez fue hace 5 años, tiempo durante el cual creció y se desarrollo, incluso su altura me supero en al menos 10 o 15 centímetros.
La relación con él en el pasado fue normal, me saludaba con mucho afecto y todo era normal de tía y sobrino.
El día que todos llegamos a la finca, desempacamos y escogimos las habitaciones.
Para cada pareja una habitación y en las otras dos habitaciones en una los chicos en la otra las niñas.
Todo trascurrió sin novedad en el día y en la noche todos nos fuimos a descansar.
Al tercer día yo estaba totalmente desnuda en el baño poniéndome el vestido para ir a la piscina, pero olvide poner seguro y estando allí entró mi sobrino Sebastián, el no noto inicialmente mi presencia y saco su miembro para orinar y yo lo vi todo a través del espejo, su miembro bastante grande, mayor que el de mi esposo, yo me había quedado inmóvil esperando que él no me viera y saliera pronto, pero al darse vuelta quedamos frente a frente y él se me quedo mirando y me dijo… Huyyy tía, que cuerpo más hermoso tienes, mejor que el muchas amigas mías.
Yo no sabía qué hacer y sin darme tiempo a reaccionar se sacó el pene, se acercó a mí y me abrazo y su pene quedo entre mis piernas rozando mi vagina.
Yo estaba muy confundida y cuando él me beso yo me sentí transportada al infinito, teniendo en cuenta los deseos que traía acumulados.
Después de esto el guardo su pene y salió del baño.
Mientras tanto yo quede en shock, el corazón se me quería salir del pecho, no sabía aún qué era lo que había pasado exactamente, su imagen no se me borraba de la cabeza.
Cuando nos volvimos a encontrar desee no tener que mencionar lo ocurrido.
Lo vi y el apenas me miraba a la cara, lo note un poco apenado y no me dirigía palabra.
Decidí tratar esto con la mayor seriedad, así que me le acerqué más tarde y fijándome que no hubiera nadie le dije que no se preocupara, que había sido un simple incidente y ya, pero él me dijo que tenía vergüenza, le respondí que no recordaba nada, pero era mentira, lo recordaba todo y con mucho detalle, en especial su pene que me tenía desconcertada.
Ese día, antes de almorzar todos íbamos a ir al pueblo pero a última hora me quede para supervisar el almuerzo y el tampoco fue y estando solo nosotros y las empleadas del servicio, cuando iba camino a la cocina él se encontraba en el pasillo, se me quedó mirando fijamente y cuando yo intenté pasar rápido él se me atravesó, tropezamos y nos fuimos contra la pared, me quedé unos momentos mirándolo y él a mí, e inmediatamente después el siendo más alto me tomo por la cabeza y me empezó a besar, trate de zafarme pero mis deseos reprimidos afloraron y no hice nada por conseguirlo, dejando que pasara lo que fuera.
El me dijo que no podía olvidar mi maravilloso cuerpo y yo en mi interior quería decirle que no podía olvidar su maravilloso pene.
El me condujo hasta mi habitación, yo no hice nada por impedírselo, entramos, el puso cerrojo a la puerta y comenzamos a besarnos y acariciarnos y teniendo en cuenta que estábamos en clima cálido, nuestra ropa era escaza y fácilmente quedamos desnudos.
El me recostó en la cama y se subió sobre mí, sentí su sexo contra el mio y un deseo inmenso de qué me penetrara de inmediato, lo cual no le costó mucho trabajo ya que mi vagina estaba bastante lubricada producto de mi excitación, no obstante siendo más grueso que el pene de mi marido me pareció sentir como si fuera un explorador que se abre camino a través de la selva virgen.
El acariciaba mis senos, me besaba y pronto comenzó a meter y sacar su pene y yo a sentir que me elevaba al espacio.
Hacia tanto tiempo que mi cuerpo no disfrutaba de un orgasmo que no fue necesario que él se esforzara demasiado para que yo gozara de uno y muy placentero.
Cada vez que su pene perforaba mi vagina era una sensación extraordinaria, y más cuando empecé a sentir que tocaba el fondo de mi ser, gracias a su formidable tamaño.
No puedo negar que disfrute al límite la cogida que me acababa de dar Sebastián y fueron momentos tan espectaculares que el tiempo se paso volando y pronto escuche que llegaban los autos que habían ido al pueblo y Sebastián no tuvo más opción que salir por la ventana del baño que daba hacia la parte de atrás de la casa, entretanto yo me vestí apuradamente tratando de contener todo el semen que Sebas me había dejado dentro de mi vagina, de manera que me puse mi tanga y enseguida ya estaba totalmente empapada, pero no había tiempo para detalles, debía salir y aparecer como que todo estaba muy normal.
Afortunadamente las empleadas del servicio habían hecho su trabajo y espere que no hubieran escuchado mis gemidos cuando alcance el orgasmo.
A la hora del almuerzo cuando todos estaban sentados y se comenzó a servir me retire a mi habitación para cambiar mi tanga para evitar que me pudiera chorrear por la pierna el regalito que me había dejado Sebastián.
El haber tenido este encuentro con mi sobrino fue como destapar el manantial del deseo, durante los días siguientes no pare de desear tener y disfrutar su pene dentro de mí vagina y esperar a que me cogiera como él quisiera y cuantas veces lo deseara.
Afortunadamente como el chico tenia intacto todo su potencial de querer coger, en cada momento que tuvimos oportunidad lo hicimos.
El mejor momento fue cuando mi esposo se emborracho y se fue a dormir temprano lo mismo que mi hermana, la mama de Sebastián, oportunidad que aprovechamos para ir a caminar en medio de la noche y acompañados por la luz de la luna, llegamos a un paraje que creímos discreto y Sebastián me cogió de todas las formas posibles, pienso que antes debió haber visto muchos videos para adultos, porque hicimos primero sexo oral, luego sexo normal y finalmente me pidió que me dejara coger por el culo.
Aunque temí que me pudiera doler demasiado, la excitación que tenia, la novedad y la suavidad como él lo hizo, me permitió disfrutar, como nunca antes lo hice con mi marido.
Cuando regresamos del paseo, ellos estuvieron una semana más en el país y Sebastián les pidió a sus padres que lo dejaran quedar en nuestra casa para compartir con sus primos y como nadie sabía lo nuestro le dieron permiso y desde el lunes en que mis hijos se fueron para el colegio y mi marido para su empresa no descansamos de coger en todas las formas, el arriba o al contrario, sexo oral en el que le permití que me metiera su pene hasta la garganta, fue una experiencia única para los dos, pero lo que más le gustaba a él era cogerme por el culo.
Al final de la semana ya tenía mi culito muy adolorido de tanto coger, pero creo que eso calmo mis deseos por varios meses mientras continuaba la sequia con mi esposo.
Pasando el tiempo, en busca de satisfacer mis deseos empecé a insinuarme a mi esposo en todas las formas imaginables, compre lencería muy sugerente y no pude lograr nada, por eso habiendo perdido el miedo a ser infiel a mi esposo he decido explorar otras opciones, que ya les contare.
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