El pequeño semental 10 (Dos leones en la manada) Capitulo Final
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por adalberto1979.
Eran las 5 de la madrugada y sentí algo en mi pene, abrí los ojos y vi a Jazmín chupándomelo, volteo cuando sintió mi movimiento y me sonrió
– Buenos días amor— y siguió chupando— te quería despertar, pero “este” se despertó primero, así que le quise dar los buenos días— decía mientras lo lengüeteaba, todavía no despertaba yo bien cuando Jazmín sin preguntar se levantó, se lo metió en la vagina y empezó a moverse— aaaaahhh—fue el quejido que lanzó cuando se auto penetró— aaaahhhhhhh aaaaaaaahhhhh— movía sus caderas de atrás hacia adelante— ¿te gusta hermanito, te gusta cómo me muevo?— pregunto mirándome a los ojos con la escaza luz que daba su lámpara del buró.
– Si hermanita me encanta
– ¿Me muevo bien?
– Si, riquísimo
– ¿cómo quieres que me mueva? Dime, haré todo lo que tú quieras
– ¿Todo?
– Sí, todo, aaahhhh aaaaahhhh aaaahhhhhhhh— gemía a boca abierta mientras se movía
– Quiero encularte, pero ahora tu arriba— rio con mi petición
– ¿Nada mas eso? Ahahhhh aaaaahhhh
– Después quiero que me limpies la verga con tu boca
– Eres un cochino aaahhhhhhh aaaaaaaahhhhhhhhh—- gimió más cuando con mi mano le estimule el clítoris mientras me cabalgaba
– Tu dijiste que lo que yo quisiera
– Si, haré todo lo que tú quieras aaaahhhhhhhh aaaaahhhhhhhhhhh— así estuvo como 5 minutos, después sola se zafó y se volteó dándome la espalada, intentó meterla en su culo pero no podía estaba muy seco—- aayyy aaayyy, no puedo Roberto no puedo
– Necesitas echarle saliva
– ¿Saliva?
– Si, escupe en tu mano y úntala en tu culo
Jazmín escupió en su mano y se lo embarro en el culo, tomo mi verga y se la fue ensartando, quedo totalmente empalada
– huy duele, no te muevas Roberto deja que me acostumbre— ya estaba dilatado por la reciente cogida, no le hice caso y me moví— aaayyy aaayyyy, espera
– aguántate, ya esta dilatado— pase mi mano hacia adelante y le acaricié el clítoris y meti un dedo en su raja, eso la relajo y se comenzó a mover de atrás hacia adelante
– aaahhh ahhhhh ahhh ahhhhh—- gemía mientras se enculaba solita, yo la solte de la vagina y la sostenía por sus caderas, le sobaba las tetas, en eso sentí mi eyaculación
– Me vengo Jazmín— grite quedito y ese fue el detonante para que ella aumentara los movimientos y abriera su boca, sentía las contracciones de su culo en mi verga, estaba teniendo su orgasmo al sentir mi eyaculada en su culo, en eso se abre la puerta y entra el abuelo, encendió la luz principal y Jazmín estaba a punto de saltar y zafarse pero la tome fuerte y no la deje, aún necesitaba liberas una gotas de semen, me valía madre que mi abuelo lo presenciara— aaahhhhhhhh si aaaaahhhhh estoy acabando— el abuelo nos miraba en silencio, serio. Solté a Jazmín y ella brincó fuera de mí, vi la cara de risa del abuelo cuando ve que a Jazmín se le salió el semen de su culo y caminaba rápido para el baño
– Tu sí que no pierdes el tiempo, tiene razón Luisa, sacaste lo cabrón de mi— dijo sonriendo satisfecho, casi con orgullo, yo no supe cómo reaccionar, al parecer no nos íbamos a llevar del todo mal— anda cabroncito, ya cámbiate que la chamba nos espera… pero primero báñate, ha en tu cuarto por favor— dijo riendo sarcástico.
Me había acabado de poner ropa, me peinaba rápido, al terminar salí a buscar al abuelo, no lo vi, me asome a la sala tampoco lo vi.
– ¡Abuelo!—grite suave a ver dónde estaba, el muy cabrón salió del cuarto de Jazmín abrochándose la bragueta
– ¿Ya cabroncito? Que rápido te bañaste, no das chance de nada— dijo con su típica sonrisa guiñándome el ojo, imaginé lo que le estaría haciendo a mi hermanita
– Sí, siempre me baño rápido
– Bueno vámonos que ya hay que estar en la fábrica— nos dirigimos a la puerta y ahí estaba el horrible caprice, no sé qué le veía a ese pinche carro, era su adoración— hoy vas a empezar a aprender cómo se lleva un negocio— me decía mientras conducía hacia la fábrica; llegamos al lugar, era una nave grande, tenía 40 trabajadores a su cargo; por ser tan temprano no había ni un alma, sólo el guardia que en cuanto lo vio, abrió la puerta para el área de oficinas. Ya había ido antes a la fábrica, me era familiar, pero el día de hoy sabía distinta la visita, ahora iba en plan de patrón y no de familiar del dueño como solía hacerlo.
Entramos al lugar, lo veía enorme, nos dirigimos a la envasadora y mi abuelo dijo
– mira esta es la madre que fallo, casualmente es la parte más importante de la fábrica, aquí es donde se envasa; acá de este lado lo mezclamos, para este producto utilizamos creosota, resina en polvo, lejía de sosa, agua hirviendo, alcohol metílico y melaza negra. En éste contenedor se funde la resina y se le agrega la creosota, después la lejía, a continuación el agua con el alcohol y finalmente la melaza. A veces utilizamos la ozonatina en la cantidad según el aroma que le queramos dar, ya que es un preparado aromático
El abuelo se sabía de memoria cada uno de los procesos, cantidades exactas y tiempos, etc. Por primera vez lo vi con admiración, ponía atención a cada cosa que me explicaba trataba de memorizarla, no quería parecer un tonto
– yo digo que fallo la tarjeta madre, porque por más que la quisieron configurar no quedó, enviaba los envases con la etiquetas chuecas y saltaba el ciclo de sellado, pero hay que esperar a los técnicos, estos wueyes son lo que le saben mejor a la madre esta. Ven vamos a la oficina
Entramos a su oficina, encendió las luces, se sentó en su computadora y la encendió, yo miraba las paredes, hacía mucho que no lo visitaba, estaban llenas de poster de chicas en trajes de baño y algunas desnudas.
– ¿Qué? ¿Te gusta el paisaje?– ´preguntaba mi abuelo con su risa sarcástica y burlona
– Si—reí yo al verme sorprendido
– Apréndete algo, en la vida te toparás con muchas cosas, pero ninguna se compara a un coño joven, eso es el cielo, si lo tienes no lo cambies por nada jajaja— rio para sus adentros, me estaba aconsejando como lo haría un padre con un hijo y pensándolo bien si se había cogido a mi madre durante tanto tiempo capaz que era hijo de el— esta es mi computadora personal, tiene contraseña para evitar husmeos de la gente, aquí llevo las fianzas con el contador y tengo mis archivos personales, ven échales un vistazo— tenía todo ordenado por carpetas, decían nombre congruentes, finanzas, pedidos, presupuestos, y le pregunte
– ¿Abuelo? ¿Por qué la contraseña?
– Jejeje, pensé que no lo notarias pero lo hiciste, apréndete esto “en la vida confiar es bueno, pero no confiar es mejor”, aquí tengo gente de confianza, pero nunca les confió demás, lo principal, lo más importante de la empresa lo tengo yo, le entrego a cada quien lo que debe saber, pero nunca le entro todo a una sola persona, así es más difícil que te traicionen o te hagan espionaje
– Guau, abuelo eres inteligente
– No, solo soy cabrón y tú lo serás más, por eso te voy a dar un puesto en esta empresa que algún día será tuya
– ¿Mia?
– Claro, será tuya
– ¿Y mi mamá y mis hermanas?
– Ellas también serán tuyas
– No me refiero a eso, me refiero a si ellas quieren parte de la empresa
– Jajajaja, ellas son tuyas junto con la empresa y la que se quiera irse es porque tiene un wey que la mantiene, tu mantendrás solo a la que te cojas, ¿oíste?
– Si abuelo—conteste yo algo desconcertado, el abuelo me quería como su único heredero, sobre su propia hija y mis hermanas, para él las hembras eran solo eso… hembras a su disposición y ahora disponía heredarlas como una posesión más de él; no sé si yo podría tratar a mi hermanas o hijos igual que él, pero así era, nadie podía cambiarlo.
– Hola señor Rentería— los dos volteamos a la puerta y una mujer de unos 35 años estaba parada en la puerta, vestía con un conjunto sastre, muy arreglada un escote no generoso, pero tampoco muy conservador, olía a limpio a recién bañada, era bajita, no alta como mi madre, sus caderas eran pronunciadas, lo mismo que sus tetas, su piel aperlada y sus facciones delgadas, su cabello castaño claro, con pequeñas ondulaciones con largo hasta los hombros, era muy atractiva, tenía una mirada felina que invitaba a hacerle algo
– Hola primor, mira Robertico, ella es Martha, mi secretaria particular; Martha él es mi nieto y casi hijo Roberto
– Hola mucho gusto—dije yo extendiendo mi mano para saludarla—Roberto Hernández Rentería
– Mucho gusto, Martha Figueroa a sus órdenes—contesto ella estrechando mi mano
– No Roberto, ya quítate ese pinche apellido que de nada te sirve, si vas a estar en mi negocio como mi heredero, de ahora en adelante serás Roberto Rentería—dijo el abuelo
– Está bien abuelo— conteste yo sonriendo con orgullo— siempre me ha gustado más el Rentería.
– Primor ¿Y tu marido?—le pregunto mi abuelo a su secretaria
– Fue al banco por una chequera nueva, como usted va a tener que realizar cheques para la reparación y ya no había fue a canjear el talón de cheques
– Pero abren hasta las 9:30 y apenas son las 7:00
– El insistió, dijo que era mejor ir temprano y ser el primero y no hacer tanta fila después de las 9:30
– Ah que bien, este contador mío siempre tan anticipado, jejeje— dijo mi abuelo mientras se acercaba a Martha, ella volteo a verme y regreso la mirada a mi abuelo alarmada, adivinando sus intenciones, mi abuelo no le importo, se acercó más a ella y la tomo por la cintura, trayendo hacia él y besándola en la boca, ella poca resistencia ponía, parecía incomoda por mi presencia, más cuando mi abuelo acariciaba sus nalgas por encima de la falda y bajaba hasta el borde la misma y la levantaba para acaricia sus nalgas ahora por encima de su sexy ropa interior
– Cenón, no estamos solos, ya basta– decía ella intentando separase de él, pero mi abuelo seguía en su faena; yo estaba ahí mirando la escena, no sabía si salirme o quedarme, el abuelo ni me volteaba a ver, el seguía en su tarea de besar y manosear a Martha, de repente toma la falda con ambas manos y la levanta, me mira y me pregunta
– Haber cabroncito ¿dime si estas nalgas no son dignas de manosear?—mostrándome el trasero de Martha y no contento con ello estiro su ropa interior de tal forma que esta quedo incrustada entre las nalgas—mira que chulada, ven a tocarlas— Martha abrió los ojos como platos hacia el pero no protesto– anda no seas chiviado y vena tocar esto— yo sin más me acerque por atrás de Martha y le acaricie con las dos manos sus respectivas nalgas, en verdad que estaban firmes, como decía el dignas de manosearse, mi pito empezaba a crecer en mi pantalón; el abuelo hábilmente le sostenía con una mano el vestido y con otra le manoseaba las tetas mientras la besaba con verdadera pasión, ella ya solo se dejó hacer cerrando los ojos, soltó la falda y comenzó a mansearle la raja
– Mmmmmmmmggggg— fue solo el quejido que Martha dio, y el abuelo aprovechó para meter la mano por dentro de la pantaleta, yo hice lo mismo desde atrás, nuestras manos chocaron cerca de su raja, el abuelo volteo a verme y se rio
– Yo primero cabroncito— y desplazando mi mano, metió sus dedos en la raja, empezó a moverlos
– Mmmmmgggg aaahhhhhh mmmmgggggg—guturaba Martha con la intromisión del abuelo— aaaahhhhh siii mas mas masssss— y así estuvo como por 15 minutos, el abuelo me miró y dijo
– te toca— saco su mano y entro la mía, el tomo la cabeza de Martha, con ambas manos y la bajo hasta su entrepierna, ella como toda una experta, le desabrocho la bragueta y saco su pito, para luego llevárselo a la boca, el abuelo tenía una cara de felicidad, como estaba doblada sobre sus caderas, levante nuevamente la falda hasta su espalda, para que no callera de nuevo y baje su pantaleta, escupí en su culo y extendí la saliva entre este y la raja, metía mis dedos y sobaba el culo, ella ya comenzaba a mover sus caderas con mi manoseada, el abuelo me miro, vio mi bulto en mi entrepierna y dijo—- date gusto— yo entendí, saque mi verga, la acomodé en la entrada de su concha y la introduje, ya estaba muy mojada por lo que la penetración no fue ningún problema
– aaaaahhhhhhhhh— fue el quejido de placer que ella dio al sentir mi verga deslizándose en su concha— aaaahhhhh que rico, que grande aaaaahhhh aaaaahhhhh ooohhhhhhh, se parece mucho a ti Senón, aaaahhhhhh si, más mas aaaaahhhhh ohhhhhh uhhhhhhh— yo la tomaba con ambas manos de sus caderas para penetrarla fuerte y profundo, el abuelo me miraba y sacándole la verga de la boca me dijo
– Haber cabroncito, enséñame lo que has aprendido—
Glup! Pensé para mis adentros, una cosa era cogerme a las dóciles de mi hembras y otra era cogerme a una desconocida, no sabía hasta donde podía llegar o que debía hacer con ella, por lo pronto la levante jalándola del cabello y así ensartada la lleve hasta un escritorio, la recargue en él y mientras la penetraba buscaba los malditos botones para quitarle todo el vestido; cuando por fin los halle, suspiré aliviado, no quería quedar mal ante el abuelo, la fui desabotonando como pude y le saque el vestido sin ningún problema, con el sostén fue más fácil, ella gemía se quejaba de gusto, apretaba los dientes, porque en ningún momento dejaba de mover mi cadera. Tenía dos días cogiendo a dientra y siniestra por lo que podía aguantar mucho; Pero y ¿ahora?, ahí estaba yo como en una especie de examen, el abuelo como un sinodal y Martha como el examen en sí, recordé un video que veíamos mucho mis amigos y yo llamado “casting” con el actor porno del momento “Pierre Goodman”, este si un verdadero cabrón con las viejas, les hacía llaves y candados mientras se las cogía por todos los agujeros posibles, y pues que más que a poner lo aprendido en la teoría sobre la práctica…
Una hora después tenía a Martha empinada sobre una silla, yo la sometía con una mano de sus dos manos por atrás en su espalda, como si estuviera esposada, con la otra la nalgueaba fuerte, mientras le metía el pito con fuerza en su culo, Martha tenía los ojos en blanco, la boca abierta, en la silla había baba donde había estado babeando mientras jadeaba y yo ni cerca de acabar
– Aaahhhhhh aaaaahhhhhh oooohhhhhhh aaaaahhhhhh aaaaaahhhhhhhh— solo era lo que decía Martha con mis estocadas
– Toma como la puta que eres—le decía yo, penetrándola cual profundo podía— toma puta, toma
– Aaahhhh aaaahhhh si, mas… ¿qué me haces?—pregunto Martha al sentir que la soltaba y la sostenía del cuello, como lo había hecho con Paola— cállate puta, en este momento el que manda soy yo— el abuelo reía divertido con la escena, lo voltee a ver— ¿quieres ver como se trata una yegua abuelo?
– Si, muéstrame— más sonrió
Pase mi mano por el cuello, como ya lo había hecho, ya estaba teniendo práctica en como humillar más a las hembras y por lo visto era lo que el abuelo quería ver. La sujete fuerte, ella se dejó hacer, al parecer el abuelo la tenía acostumbrada a ser dócil, aumente mis estocadas y mi presión sobre el cuello
– Aaahhh aaahhh sii ssiii mmmmmgggg—
Yo ahorcándola, Martha bufando, con la cara roja, el abuelo mirando divertido y sorprendido, mi verga me ardía ya la había usado de más, el culo de Martha se secaba a ratos
– Chúpalo puta—le dije al sacárselo para mojarlo un poco, ella lo hiso, la volví a voltear y se lo volví a meter
– Aaaaahhhhh aaaaaaahhhhhhh si, ya está mojado otra vez, aaahhhhhhhh— Martha abría la boca con mi metidas fuerte
– Eres una yegua puta
– Si, lo soy aaaahhh aaaaaahhhhhh
– Si eres yegua has como yegua
– ¿Cómo yegua?
– Si, como yegua, relincha!—le meti la verga mas profundo y aumente la velocidad, la jale del cabello— has como yegua!!
– Aaaahhhhh aaaaaahhhhh si como yegua
– Relincha
– YYYYIIIIIIIIIJJJJJ ÑÑÑÑIIIIII— eran los sonidos raros que hacia la pobre y humillada Martha con el hijo del patrón
– Mas
– ÑÑÑIIIIIIIIIIIHHHHHJJJJ
– Mas
– ññññiiiiiihjhjhjhjh
Mi verga parecía pistón en su culo, la solté del cabello y la sujete con ambas manos para jalarla hacia atrás mientras la penetraba. Junte sus manos atrás como esposándola, y las sostuve con mi mano izquierda y con la derecha la nalgueaba.
– Toma perra, toma— la insultaba, pues me había dado cuenta que le podía hacer lo que sea y no se opondría, imagino no quería perder su trabajo y al contrario ganar un “extra”— perra eres una perra
– Si, lo soy aaaahhh aaaaahhhhh
– Pues ahora ladra como perra
– Aaaahhhh aaaahhh si dame mas
– Ladra
– Aaaahhhh aaaaahhhhhh wooffff wwofff
– Jajaja mas perra mas
– Wof wof wof wof— la humillada Martha seguía haciendo sonidos de ladridos mientras yo la enculaba, total ya que ya estaba ahí—wof wof wof
Se veía ridícula la escena pero ya me valía madre, sentí mi leche querer brotar y me descargue por completo en su culo
– Aaaahhhhhhhh oooohhhhhhhhhh— fue mi quejido al sentir mi leche salir Martha toda sudada y colorada con el rímel chorreando por las lágrimas y teniendo el orgasmo de su vida
– puffff—- bufo — aaahhhhh aaahhhhh— jadeaba recuperando el aire y terminando su orgasmo, movía su cadera exprimiendo aún más la poca leche que le quedaba a mi pito, ella misma se desabotono y se hincó limpiando mi verga con su boca, me daba chupaditas suaves y como que me mordía, volteo a verme y vi el brillo en sus ojos, realmente me la había cogido como un desgraciado, pero de eso se trataba mi examen. Su mirada era de lujuria de satisfacción, seguía chupando y yo le di una cachetadita suave
– Aaaahhhhh aaaahhhhhh aaaayyyyyyyy— fue el grito que dio Marthita al sentir salir mi leche de su culo—aaaahhhhh aaaaahhhhhh
Estaba yo exhausto, todo sudado, me temblaban las piernas y me senté, recuperado el aire. El abuelo rio satisfecho, Martha aún seguía en cuclillas, con los ojos cerrados y la leche brotando de su culo se levantó y esta escurrió por sus muslos. Mi abuelo se le acercó traía la verga de fuera, jalo a Martha de los cabellos y le metió la verga en la boca, fueron pocas las estocadas que necesito para acabar
– Aaaahhhhhhh aaaahhhhhh, trágalos puta, todos aaaahhhhhh— acabo en su boca y Martha hiso lo que el le pidió, tragó todo el semen, sin desperdiciar una sola gota
– Mmmmmmmmm, que rico Cenón— decía Martha mientras con una mano exprimía las últimas gotas del abuelo para luego chuparlas— ya teníamos mucho sin “esto”, y ¿ahora por qué?—pregunto ella poniéndose de pie y ubicando su ropa para ponérsela
– Jajaja si te contara te infartas, anda cámbiate— se acercó a mí y se agacho a levantar su ropa
– Gracias Martha—dije yo sujetándola del mentón
– Gracias a ti— dijo mirándome coqueta— de verdad que se parece tanto a ti Cenón, pero este huerco sabe más mañas que tu— volteando a verme con una sonrisa
– Jajaja parece que sí. Primor vete a cambiar y a arreglar al baño que ya son las 8:30 y en media hora entra el personal, arréglate mujer
– Si Cenón— dijo Martha tomando su ropa y dirigiéndose al baño, mientras me mira con mirada diferente, entre deseo y atracción
– Jajajaja, pues sí que eres un cabrón, ya me lo había dicho Luisa, pero lo tenía que confirmar, en verdad que te pareces a mí, pero haber ¿dónde aprendiste eso?
– ¿Qué abuelo?
– No te hagas wey, todo eso que le hiciste a mi pobre secretaria, yo la más atrevido que le hacía era nalguearla y culearla, pero tú no solo te la cogiste, te la ¡supercogiste¡ aparte de hacerla relinchar y ladrar jajaja
– Jajaja luego te enseño el video donde aprendí esto, la verdad solo era pura teoría, nunca lo había puesto en
práctica
– Pues si me lo tienes que enseñar, jajaja, eres un digno heredero, pero sábete bien, el macho alfa soy yo, las hembras aún son mías, la fábrica también, las decisiones las tomo yo, tu tendrás que ser paciente y leal a mí y todo esto será tuyo algún día, mientras tanto el que manda soy yo, ya te vi queriendo competir conmigo por tu madre, pero así no funciona, las hembras son mías y ellas me obedecen, igual que tú, ¿te queda claro?— dijo el abuelo ya en tono serio y autoritario, con su estatura y mirada sí que imponía autoridad
– ¿Y si las hembras me piden caña?
– Pues se las das, por coños y culos no vamos a pelear, pero si te digo que yo voy primero, pues entonces voy yo primero ¿De acuerdo?
– Ok abuelo, pero ¿Entonces qué quieres que haga aquí?
– Pues después de la escuela te vendrás aquí conmigo, aquí harás tus tareas y aprenderás del negocio familiar hasta que puedas hacerte cargo de el— en eso sale Martha del baño arreglada y perfumada, se había maquillado de nuevo
– Sr. Rentería ¿Quiere café?
– Si, ya sabes que sí, ah y prepárale uno al cachorro, pero con mucha azúcar que falta le hace. Martha ¿aún quiere tu hija Alejandra el trabajo de medio tiempo?
– Sí, pero que tiene en mente Sr. Rentería— pregunto Martha mirándome
– Pues que aquí Robertito se va a involucrar más en el negocio y quiero que tenga su propia secretaria asistente, tendrá que cumplir con sus deberes escolares y con los de la empresa y necesito una asistente personal para él, sería medio tiempo porque el por las mañanas iría a la escuela, seria trabajo solo por las tardes, ¿te interesa?
– Pues… este… sí señor, pero solo habría que preguntarle a Alejandra si ella acepta
– Pues pregúntale hoy mismo y que venga a entrevistarse con su futuro jefe, sino que diga y buscamos a otra.
– Si yo le hablo hoy, para que venga, igual está de vacaciones
– Perfecto, anda primor ve por los cafés—Martha salió de la oficina—Vas a ver que chulada de asistente te consiguió tu abuelo—dijo con su cara burlona mientras me guiñaba un ojo.
Eran cerca de las 12 del día, ya traía hambre, el café y un pan que había comido no eran suficiente para todas las energías que había quemado, el abuelo aún estaba negociando la reparación de la envasadora en el área de la planta, en eso entró Martha a la oficina
– Joven Roberto, llego mi hija, ¿la va querer entrevistar usted o lo hará el Sr. Rentería?
– Mmm pues si va a trabajar conmigo, mejor la entrevisto yo, ¿No crees?
– Si claro, la hago pasar
Entro Alejandra y pareció como si saliera el sol, era una criatura hermosa, tenía los ojos cafés, más hermosos que yo hubiera visto hasta ese momento, su nariz respingada y ni hablar de sus labios, eran un encanto. Me quede congelado al verla, mi boca se secó, mis manos temblaron. La veía de arriba abajo, traía una blusa color azul claro que hacía ver su piel más clara, una falda a medio muslo que dejaba ver sus torneadas piernas, estaba enfrente de mi parada, seria, expectante con sus manos atrás, esperando alguna indicación; algo me despertó de mi trance
– Hola buenos días, soy Alejandra, mi madre me dijo que viniera para una entrevista para trabajo de medio tiempo y aquí estoy— guau, su voz era hermosa, podía pasármela toda la vida escuchándola
– Si claro disculpa, soy Roberto Rentería— dije poniéndome de pie y extendiendo mi mano, ella se acerca y educadamente la estrecha, siento su piel suave delicada, no la quería soltar— por favor siéntate
– Gracias
FIN
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