El poder de los narcos (Parte 3)
Tucho, su historia, la verdadera historia.
Le gustaba sentarse solo mirando a la nada, ya las cosas que antes parecían importantes no lo eran tanto, porque todo tenia que ser tan complicado?, lo tenia todo, dinero a raudales, mansiones, autos, yates, lujos, oro, joyas….. ya tenia todo, pero no tenia nada, el solo quería a la Amancia a su lado, sonreía por lo bajo e imaginaba el grito de sus hijos jugando a su alrededor,……. «mírame papi, mira como pateo, mira el gol que hago, gooooolllll, jajajajaj ….viste papi, juego bien?»….. pero el nunca pudo ver ese gol, el nunca pudo sentir el mas dulces de los llamados, el nunca escucho que lo llamen «papi»,…….. no hacia falta dinero para ser feliz, ahora lo entendía,…. porque no había niños jugando en su patio?,…… porque cuando desde pequeño falta tanto, uno se confunde, el hambre y los deseos se vuelven peligrosos, te atacan sin piedad, se te llena el corazón de maldad y la cabeza de planes sin sentimientos.
La calle no enseña solo verdades, la calle también miente y engaña, en la calle, de una vereda esta Dios y enfrente su enemigo rojo y siniestro riendo con malicia, tanto enseña uno como el otro, eso que el que nada tiene nada pierde, es mentira, es una maldita mentira, que susurra el maligno en nuestros oídos.
Cuanto vale la vida de un amigo? cuanto valió la vida mi hermano El Burro? lo extraño, su sonrisa franca, su voz de aliento, nuestras charlas, nuestras risas, era mi confidente, era su confidente, aun recuerdo el día que me contó que iba a ser padre, sus ojos estaban llenos de luz y vida, estaba contento, y yo estaba contento por el, hacia ya mucho rato que había aceptado que la mujer que amaba no era mía y no me pertenecía, era suya, que ruin el destino no?, mi hermano, mi sangre, y yo, y mi sangre misma, enamorados de la misma mujer, nunca lo hablamos, nunca me atreví a hacerlo, el nunca lo supo, era la felicidad de mi amigo esa mujer, la miraba de lejos y con eso me conformaba, hasta me sentía con culpa por amarla, era casi como traicionar a mi amigo, si, yo sufrí muchos años ese amor, pensaba que el tiempo borraría ese sentimiento de mi alma, pero cada hora que pasaba era peor, cada día era mas fuerte ese sentimiento, no se ama con el corazón, se ama con las tripas y con la vida misma, la noticia del embarazo me hizo doler el corazón, ahora si, la había perdido para siempre, cuando yo seria padre?, lo seria alguna vez?, deseaba ser padre sin la Amancia a mi lado?. No, claro que no.
Como brillaban sus ojos ese día.
-Te felicito hermano, tu felicidad es la mía…
-Quiero pedirte algo, sabes que nunca te pedí nada, no?…
-Mi vida es tuya hermano, pedime lo que quieras…
-Quiero que seas el padrino del niño, que seguro sera un machito jajajaja, ….. aceptas?
-……..cla…claro, sera un honor….
-Si algo me pasara lo cuidaras por mi?
-Deja de decir pavadas, que nada nos pasara, somos indestructibles , vayamos a beber para celebrar…..
Sentía un poco de celos, un poco de enfado, sentía dolor, ya mi vida no era igual, El Burro estaba cambiando, ahora ya miraba el reloj continuamente, como esperando para escaparse de la compañía de los muchachos y de mi, a el le gustaba pasar tiempo con su mujer, ni siquiera los dados o los naipes lo mantenían a nuestro lado, casi no bebía, ella había logrado lo que nadie nunca logro, con sus maneras de niña rica había domesticado a mi amigo, cuando se lo reclame tuvimos una discusión bastante fuerte, yo estaba ebrio ese día.
-Jajajaja maricón, vete a casa que tu mujercita te va a regañar sino jajajajajaj…..
El me miro como solo el se atrevía a hacerlo, sostuvo su mirada en la mía, hasta hacerme bajar mis ojos y obligarme a ver el piso y su mugre, sabia que había hablado de mas, el también, solo se giro y se fue, nadie se atrevió a cruzarse en su camino, lo respetaban demasiado.
Pasaron tres días hasta que volvimos a verlo, se me vino encima y como un tigre acorralado me mostró sus dientes. Ninguno de mis soldados se atrevió a enfrentarlo, todos sabían de lo que el era capaz…
-Si me vuelves a faltar el respeto tendrás que enfrentarte conmigo en la mesa de piedra…..
Vi como todos callaron, se podía oír el silencio, mi hermano me estaba retando a un duelo a muerte, en el desierto iban dos y solo volvía uno, así era nuestra ley, era la ley de los olvidados, me gire y yo mismo serví en su vaso la cerveza que le ofrecí a beber…
-No te tengo miedo y lo sabes, y se muy bien que tu a nada le temes, pero jamas levantaría un dedo contra mi hermano, si te ofendí te pido me perdones…
Se me acerco y se paro justo frente a mis narices, su rostro era serio y fiero, en el fondo de sus ojos vi a mi amigo, el estaba como siempre allí, tomo con sus dos manos mi cabeza y me abrazo con el calor que solo puede abrazar un amigo verdadero, esa noche bebimos y nos emborrachamos entre risas y una genuina alegría.
En medio de las celebraciones y cuando la noche hacia todo invisible, El Burro me pregunto……
-Hasta cuando?
-Hasta cuando , que?
-Tucho, ya es hora….
En el fondo yo ya sabia lo que mi hermano me estaba preguntando, pero el era mas valiente, yo aun tenia dudas, y no estaba realmente seguro de querer dar ese paso, a el ahora ya no le sobraba el tiempo, la panza de su mujer crecía y pronto nacería su hijo, la calle nos había enseñado que nadie regalaba nada, lo que uno quisiese tenia que tomarlo, por las buenas o por las malas.
Nuestro encargado de zona era un decrepito sanguinario sin honor ni códigos, dos noches atrás, había enviado a dos soldados inexpertos a secuestrar un cargamento de una banda rival, el sabia que los estaba enviando a una trampa mortal, no le importo, por supuesto fueron atrapados, al menos uno de ellos estaba aun con vida, nada hizo por protegerlo luego diría que el accionar de esos rateros (así llamo a nuestros colegas) nada tenia que ver con el, y los dejo a su suerte, ante el reclamo del otro jefe, se lavo las manos siendo el, el único responsable, si salia bien se adueñaba de una pequeña fortuna, y si salia mal los abandonaba, eso en nuestra ley se pagaba muy caro, y mi hermano me estaba exigiendo que vayamos a cobrar esa deuda.
De repente la noche y el silencio se hicieron amigos, solo la neblina del humo de los cigarros y las miradas ansiosas de nuestra gente, ellos esperaban mi decisión, y no me quedo mas remedio mas que tomarla, juro que no quería hacerlo, pero si no lo hacia yo mismo me vería degradado y hasta tal vez ser dejado de lado, no me quedo otro camino.
-Bien vamos a hacerlo, sea cara o cruz, prefiero morir al lado de mis amigos que vivir escondiéndome…..
El Burro me abrazo aun mas fuerte. Sentí como muchas armas se cargaban, los muchachos estaban ansiosos, hacia ya rato no teníamos una buena pelea. Rápidamente hicimos planes, eran la 1.45 hs, teníamos tiempo, nos dividimos en tres grupos, el primer grupo iría a rescatar a nuestro colega, lo tenían en la fabrica abandonada, ese no debía ser un problema lo custodiaban tres o cuatro gordos que al escuchar los primeros disparos escaparían corriendo con la cola entre las patas, el segundo grupo a cargo mio, se enfrentaría a los capos de la banda rival, y yo mismo los dirigiría en lo que seria una lucha sin cuartel y con mucha sangre, dirigiría al tercer batallón mi hermano y mano derecha, El Burro, que haría de las calles del barrio la Montela nuestro hogar, ellos tenían soldados en todas las esquinas su trabajo era acabarlos, eran muchos y algunos de ellos eran muy bravos, si hacíamos las cosas bien, tal vez en unos minutos acabaríamos con esto, cara o cruz, Dios de una lado de la vereda, el maldito coludo enfrente, y nosotros en el medio con nuestras armas cargadas con hambre de muerte.
Al primero de los grupos le resulto sencillo acabar en menos de un minuto con la resistencia de los gordos, en cuanto sintieron un par de tiros se rindieron sin oponer resistencia, nuestro colega estaba desfigurado por el castigo recibido, pero estaba vivo, el Doc lo arreglaría.
A la misma hora, a las 2.55 hs, atacamos la casa del capo, como imaginamos, la cosa no fue sencilla, si bien no duro mucho, tan solo un par de minutos, llovían balas de todos lados, cayeron tres de los nuestros, y muchos mas de los de enfrente, el ultimo fue su capo, con con gran dignidad peleo junto a sus hombres y cayo abatido junto a ellos, el hombre murió con honor, y eso valía y mucho, no habíamos derrotado a un cobarde, habíamos derrotado a un buen soldado.
El Burro desplegó toda su astucia en las calles y se batió a duelo en cada esquina ganando terreno sin retroceder ni una sola vez, para las 4.15 hs, ya no había mas escaramuzas en las calles, los habíamos derrotado, perdimos a tres buenos hombres y teníamos media docena de heridos, trabajo para el doctor.
Con las primeras horas de la mañana un grupo de hombres se dirigió a la casa de nuestro capo, Julio Maceros nos recibió medio dormido y en pijamas, estaba preocupado, el mantenía un delicado equilibrio y orden entre las bandas, nos odiábamos pero también había respeto, y con gran temor al principio y con una sonrisa luego, escucho como habíamos derrotado a nuestros rivales, el ahora era prácticamente el nuevo dueño de toda la zona sur de la ciudad, eso lo transformaría en uno de los capos mas importantes del país, no podía ocultar su alegría, solo notaba que había algo que nosotros todavía no le habíamos dicho, y cando escucho nuestras peticiones, se alarmo, pero accedió de inmediato, nuestro antiguo encargado de zona, era un viejo colega suyo, pero en este negocio, las alianzas no son eternas y el conocía de las agachadas de su antiguo colega, nos dio vía libre, y eliminamos ese estorbo y dos de sus leales esa misma mañana, a muy corta edad eramos la banda mas joven en controlar una de las regiones mas productivas del negocio.
La amistad continuo afianzándose entre Tucho y El Burro, ahora ya tenían una zona para ellos, y compartían todo, bueno en realidad no todo, la Amancia tenia un solo dueño, El Burro nunca se dio cuenta que su compadre jamas visitaba su hogar, era algo raro, pero el no le daba importancia, ademas era un hombre muy ocupado, mucho mas ahora que se corría el rumor que una banda de rateros conocidos como Los Zorros quería usurpar su zona, su familia creció y con los años los hijos de la pareja eran tres, el mayor era el ahijado de Tucho, Betito ya contaba con 10 años, 8 su hermano y apenas 1 añito la niña.
El mensaje recibido era claro, «Los Zorros atacaran hoy, cuidado, alguien los protege»…….. el mensaje era enviado por el encargado del barrio Bacacay, un amigo y fiel compañero, Tucho lo sabia pero nada dijo y a nadie le advirtió.
Noto que en la vereda de enfrente se habían reunido unos muchachos con sus motocicletas, los cascos los protegían y no podían ver quienes eran, su gente jugaba al billar o a los naipes mas allá, estaban desprevenidos, cuando vio como encaraban hacia el bar, se levanto y dijo que iría a mear, ni bien traspaso la puerta comenzaron los disparos, sus hombres no tenían la menor oportunidad, algunos de ellos ni siquiera pudieron desfundar sus armas, la metralla sonaba como el aleteo de la muerte sobre su cabeza, cuando decidió salir, con su arma en mano, corriendo llego su hermano, que le pedía que se atrincheren, ellos eran muchos, fue allí cuando voló la puerta en mil pedazos, estaba aturdido pero llego a trepar por la ventana para huir, giro y vio a su hermano como con desesperación veía como Tucho huía del combate dejándolo solo y a su suerte, y su suerte era de la mala, en cuestión de segundos su cuerpo se lleno de plomo y pronto una luz negra cegó su ojos y se llevo el ultimo latido de su corazón, en su ultimo pensamiento no fue para su familia, fue para el traidor que lo abandono en el combate. El Burro había caído, pronto se convertiría en leyenda, el nunca lo supo, Tucho jamas lo imagino, pero su sangre intentaría vengarlo años después, tarde o temprano aquel que se sienta en la vereda de enfrente y todo lo ve, con una sonrisa llena de maldad, llenaría aquellos oídos con palabras de venganza y odio.
En su huida recibió un par de disparos, sus hombres llegaron a recogerlo y con lo justo pudieron salvarlo, convenientemente hacia ya tres días que dejaba un auto en la parte posterior del bar con algunos hombres armados, lo llevaron a una casa de seguridad, donde el Doc curo sus heridas, había perdido la primer batalla, pero en su mente eso era algo que se sabia, el iría a por todo ahora, su plan estaba saliendo a la perfección, pero porque le dolía tanto, el pensó que con la muerte de su hermano todo se aligeraría en su corazón, pero no, el sentía dolor, y cuando le confirmaron que su hermano había caído lloro con angustia, lloro por su perdida y por saberse un vil traidor, El Burro ya no entraba en sus planes, estaba demasiado pendiente de sus hijos y de su mujer, el había cambiado, ya era casi un estorbo, o tal vez si el desaparecía tendría el camino libre con la Amancia, no quería pensar en ella ahora, era mejor pensar que la muerte de su amigo era el precio a pagar por el poder que ahora estaba mucho mas cerca, el lo sabia y no les aviso, el sabia que venia un ataque, en su plan de poder, era necesario perder esa batalla, eso le permitiría pedir todo, y cuando digo todo, es que el pensaba quedarse con todo, ahora sus hombres ya no dudarían, fueron atacados y su gran hombre había caído peleando valientemente, ahora ellos tenían un motivo para pelear, la venganza era una poderosa arma para estos hombres que amaban y respetaban al Burro y el tenia una excelente escusa para aglutinar a los encargados de los diferentes barrios e iniciar una revuelta, Don Julio hacia ya muchos años era el capo, ahora era su hora, la hora del Señor Salvatierra.
Le dolió la muerte de su hermano, pero también sintió alivio al no tenerlo, ya era una sombra muy grande en sus espaldas, los soldados lo respetaban mas que a el mismo, y eso no podía permitirlo, el era el verdadero artífice de todo esto, el era el único que tenia la inteligencia para llevar el negocio hacia adelante, su futuro era brillante, y no lo perdería por los cojones de un hombre para blandir su arma, un hombre que solo le hacia sombras.
Ante los suyos actuo con pena y un falso dolor, era muy importante que sus hombres no pensaran mal de el, debía convencerlos que estaba realmente apenado por la muerte de su hermano, así que como parte del plan pidió lo lleven al desierto, y allí en la gran Mesa de piedra jugo sus cartas, realmente fue a pedir ayuda, pero no para la venganza, sino para obtener el poder que el deseaba, y el de enfrente lo escucho, su sonrisa le heló la sangre, aun isa le otorgo su petición y le recordo que mas tarde o mas temprano el debería pagar.
Le resulto mucho mas sencillo de lo que imagino hacerse con el poder, en un par de horas esa noche se erigió como el capo mas joven de todo el país, casi no corrió sangre en la revuelta, claro Don Julio y Julito su hijo fueron ajusticiados, también el gatillero que disparo contra El Burro, pero poco mas, fue un golpe limpio, y todos los encargados de zona respetaron al hombre que vengo la muerte de su hermano y que de forma mas que merecida reclamo el trono, solo quedaban pequeños detalles, el conocía a sus hombres y sus fidelidades, y aquellos que eran leales al Burro los distribuyo en forma separada, alejándolos entre ellos y manejando de esa manera todo con mayor tranquilidad.
Cuando visito la que fue la casa de hermano donde vivían su viuda y sus hijos, se sintió mal, un mareo incesante lo atosigaba, hizo las cosas de manera formal, entrego dinero y coloco protección a la familia, sus hombres debían notar que el cuidaba de los suyos, le fue difícil no tirarse encima de la mujer, ella estaba tan hermosa que le costo mucho alejarse de ella, ya con su bondad y sus obsequios la conquistaría, solo debía darle tiempo, y debía tomarse el mismo, el tiempo necesario para no arruinarlo todo, en su ley estaba muy mal visto abusar de la viuda de un soldado caído, y mucho mas si ese soldado era El Burro, maldito y malparido Burro, su nombre y su memoria era cada día mas pesado en las calles, arrodillado en su tumba frente a sus hombres lo lloro con lagrimas falsas, y hasta en un gesto lleno de demagogia se corto la mano y echo su sangre sobre la tumba, sus hombres creían en esas cosas.
Una tarde, cuando fue a visitar a la familia, noto que Amancia estaba maquillada, y lucia un vestido corto y vaporoso, los muslos de esa mujer lo enloquecían, todo en ella era perfecto, una hembra hermosa delicada y con un cuerpo tallado por los dioses de la lujuria y el pecado, les entrego dinero a los niños y los envió a jugar al patio, estaba muy nervioso, ella cuando salio el ultimo de sus hijos al patio, cerro la puerta y puso la tranca, giro y se apoyo en la puerta, con una leve sonrisa invito al hombre a atacarla, Salvatierra no era un gran conocedor de las artes del amor, ni siquiera era un buen amante, solo acostumbraba pagar para tener sexo con prostitutas, las que no hablaban de sus deficientes producciónes amatorias por temor a ser castigadas, pero el hombre era un fiasco, Amancia no tenia otra opción, ella había intentado conseguir los amores de uno de sus guardias, quien se negó en rotundo y le explico sin tapujos que ella era una hembra sagrada, había sido elegida por el patrón, y aquel que se atreviera solo a mirarla seria ejecutado, al principio se negaba a aceptarlo, sentía un verdadero repudio hacia el, pero los días pasaban y ella necesitaba un hombre en su cama, hacia ya mucho tiempo que guardaba luto por su marido, era hora de ser mujer nuevamente, así se lo hacían saber sus deseos y los jugos que con mas frecuencia manaba su vagina, ya no se conformaba con una paja, ella necesitaba el calor de un macho, y si ese macho debía ser Salvatierra que así sea, a ella no le gustaba, pero sus hijos serian protegidos de por vida, a ella misma le convenía, el le daba todo lo que necesitaba para vivir cómodamente, y con el tiempo seguro se enamoraría de el.
Cuando tomo su mano, el hombre temblaba, realmente sintió pena por el, parecía un niño, igualmente lo beso con dulzura en sus labios y el tímidamente respondió, le costaba entrar en clima, el hombre no la ayudaba en nada, era casi una momia, se notaba que temía, ella pensó que era por el recuerdo de su difunto marido, pero para ella esa pagina de su vida ya había concluido, no dejaría que esos pensamiento estropeen lo que ella con tanto esmero había planeado, hoy sentiría una pija, tal vez seria una de buen tamaño, no se podía imaginar como un hombre tan poderoso no tuviese una buena herramienta, en su imaginación el poder venia acompañado de una verga grande y jugosa, pronto se daría cuenta de lo equivocada que estaba, Salvatierra era un hombre absolutamente normal y su herramienta siendo generosos era pequeña, la realidad era que su pene era ridículo, pero es solo echo de ver un pene erecto la hizo excitar sobremanera, se arrodillo frente a el y le chupo la verga con el hambre de quien desea algo por mucho tiempo y al fin lo consigue, a los pocos minuto sin nada de aviso previo el se corrió en su boca, un chorro de semen fue escupido por se pene y luego dos o tres gotas espesas salieron de el, ella se sintió realmente decepcionada, pero la calentura la llevo a seguir mamando, así consiguió que el pene del hombre al menos se mantuviera duro, lo empujo sobre el sofá del comedor y subiendo su falda se lo introdujo en su interior, sentía el calor del cuerpo del hombre pero solo eso, su pene ni cosquillas le hacia, el estaba acalorado y transpiraba profusamente, sentía a su gran amor por primera vez y era tal vez lo mas maravilloso que le había pasado en toda su vida, la tomo de la cintura y atrayendola hacia su cuerpo se dejo ir, por primera vez en su vida había acabado dos veces, ahora dentro del cuerpo de su amada, se sintio feliz y como un niño le pregunto a la mujer si le habia gustado
-Te gusto Amancia?……….
-Si fue muy rico….te deseaba (mintio la mujer)
-Te amo.
-……………
-Con en tiempo tu tambien me amaras, estoy seguro, por favor dame ese tiempo…..lo haras?
-Claro que si……pero para mi es muy raro todo esto, soy mujer de un solo hombre y me resulto raro acostarme contigo, aunque lo deseaba, me resulto un poco raro, por favor tenme paciencia, si?
-Esperare todo lo que sea necesario, toda mi vida se es necesario….
Sus visitas se hicieron una costumbre, el necesitaba amar a esa mujer, ella lo aguantaba pensando en sus hijos y en su propio bienestar, pero ya casi sentía asco cada vez que se dejaba coger por el, cerraba los ojos e imaginaba la verga de su difunto esposo, esa era realmente una verga potente, gruesa y larga, dura y venosa, a Salvatierra no lograba sentirlo dentro suyo, su hombría no la llenaba ni la calmaba, luego de sus visitas terminaba metiéndose un plátano o un pepino para calmarse y lograr acabar, con Salvatierra nunca logro hacerla acabar, el hablaba de amor y de planes de formar una gran familia, ella sin embargo notaba que a sus hijos los trataba con desdén, incluso a Beto que era el mayor lo miraba con cierto desprecio, Beto siempre le recordaba a su padre, ya sea por su físico o porque el niño siempre hablaba de el y le hacia notar lo valiente que fue su padre y como le salvo la vida, esto lo ponía de mal humor, el trataba de disimularlo pero no podía, cierta tarde mientras me estaba cogiendo al darme vuelta vi como mi hijo nos espiaba, note como en su mano tenia un badajo impresionante, aun mas grande tal vez que el de su padre, no pude evitar sonreír, al notar lo mucho que se parecía a su papa, el se asusto y salio corriendo, casi de inmediato eche de mi cama a Salvatierra, y le conté lo sucedido, el me dijo que ya era hora de que sepan de nuestro amor, y yo solo le pedi mas tiempo tiempo, se ofusco y se fue enojado sin saludarme, que Salvatierra y todo su gran ego se vallan al carajo, ni sombra le hacia ese hombre a mi Betito.
Cuando estuvieron solos intento acercarse a su hijo, este estaba furioso con su madre, por entender que le estaba faltando el respeto a la memoria de su padre, sus palabras fueron directas y fuertes, la lastimo como nunca antes nadie la lastimo, su hijo la trato de puta, y de sucia ramera, no aguanto tanto dolor y lo abofeteo con dureza, el hombrecito aguanto a pie firme el castigo, luego de insultarla nuevamente se encerró en su pieza, desesperado intento de todas las maneras posibles convencerlo para que lo deje hablar con el, ella podría explicarle, el era un muchacho muy inteligente y seguramente la entendería, pero era tan terco como lo era su padre, y por mas que suplico y lloro en la puerta de su dormitorio no consiguió que le abra la puerta, y para peor no le hablaba, ya ni siquiera la insultaba, eso era lo mas doloroso, su hijo, su amado hijo la ignoraba, abatida decidió esperar que su hijo abra la puerta para poder hablar con tranquilidad, se acurruco en su cama y lloro al sentirse sucia, tal vez su hijo tuviera razón, tal vez ella estaba vendiendo su cuerpo, lloro hasta que el cansancio la venció, cuando despertó era muy temprano, recién estaba amaneciendo, algo en su corazón la alarmo, se levanto de un salto y su hijo ya no estaba, faltaba algo de su ropa, y la alcancía donde el guardaba sus ahorros estaba abierta y vacía, un dolor inimaginable lleno su alma, su amado hijo, su hombrecillo, el que peleo a su lado cuando perdieron a su padre, el que siempre la consolaba cuando el llanto llegaba, el que valla a saber como, conseguía dinero para ella y sus hermanos cuando nadie la ayudaba, ya no estaba, se había ido de su lado, lloraba y gritaba, asusto a sus hijos que se levantaron y al ver a su madre así corrieron a pedir ayuda, su custodio se había quedado dormido en el auto, cuando sintió los gritos arma en mano corrió hacia la casa, en diez minutos llegaba el Sr Salvatierra, delante de todos lo abofeteo y hizo sangrar sus labios, el debía cuidar a la familia y en su guardia el mocoso se había escapado, ahora estaba todo patas para arriba la mujer gritaba y maldecía al Sr Salvatierra, culpándolo de su dolor, y de sus penurias, el prometió encontrar al muchacho, miro con fiereza y odio al custodio y le dio la orden de que hasta que no lo encuentre no vuelva a aparecer, había sido desterrado, el era el primero en pagar por ese error, en su furia sin control culpo y castigo a muchos otros, algunos soldados leales al Burro, comenzaron a sentirse incómodos con el hombre que los comandaba y sus arrebatos de locuras, el muchacho tardo años en aparecer, la mujer jamas perdono al jefe, y lo culpaba por su desgracia y su dolor, nunca mas le permitió ingresar en su casa, jamas vimos al Sr Salvatierra tan abatido.
Esa noche tomo una foto de su difunto marido, predio velas rojas y lo invoco, le pidió por favor que la escuche, cuando eran las doce de la noche las velas que iluminaban el retrato del fallecido se apagaron, entonces ella rezo, no con palabras, sino que lo hizo con el alma y todo su corazón, pidió que protejan a su hijo, ella pagaría con su vida de ser necesario, pero pidió que protejan a su hijo y se lo traigan de nuevo a su lado, por un instante le pareció oler el perfume que usaba su marido, y se sintió muy tranquila, durmió en paz esa noche.
CONTINUARA.
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