El primo Salvador
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Leonel.
No puedo decir que tuve una niñez dolorosa o aburrida, si bien, desde niño, algunas personas se dieron placer con mi cuerpo, no puedo decir tampoco que estuvo tan mal, por lo menos puedo agradecer que nadie me violó, jaja, en fin, les voy a contar como comenzó mi vida sexual con uno de mis primos 13 años mayor que yo.
Voy a decir su nombre, porque si me llega a leer, que se enteren que fue él, jaja.
Desde joven mi papá trató a varios de sus sobrinos como sus propios hijos, algunos de ellos educados por él, la mayoría crecidos a su imagen y semejanza, mi papá es una persona del norte de la Republica, por lo que le encantaba, aun en la ciudad, vestir de vaqueros, botas y sombrero, se dice que en su juventud era muy atractivo, quien sabe, el caso es que cuando yo nací, él ya había practicado su rol de padre, se sentía contento con sus sobrinos y ellos con él, algunos, los que quisieron estudiar entraron a excelentes universidades patrocinadas por mi papa, los que no, se dedicaban todo el día a trabajar para él, entre ellos estaba mi primo Salvador.
De joven Salvador era muy atractivo, las mujeres siempre lo preferían sobre mis otros primos, de piel blanca, cabello castaño claro y ojos marrón, tenía un cuerpo sino musculoso, firme, un trasero exquisito que después de un tiempo se convirtió en mi fetiche y una verga que, bueno, me divertí mucho con ella, aunque no me agradaba mucho la idea de que la prestara a toda mujer que le ofrecía las nalgas, jaja.
El caso es que algunos de los primos vivían en mi casa, así que tuve trato del hermano menor, los primeros años transcurrieron normales, a la edad de 6 años tuve mi primer contacto sexual con un hermano de mi mama, pero esa es otra historia, no fue sino hasta los 10 años que Salvador se puso más cariñoso conmigo, Salvador no vivía en mi casa pero se quedaba a dormir algunas veces, y cuando lo hacía se quedaba a dormir en mi recamara, esa noche recuerdo perfecto que mirábamos la televisión sentados en la cama que se deslizaba bajo la mía cuando me abrazo y me sentó quedando abrazado de sus piernas, yo no le veía nada extraño, después de un rato comenzó a hacerme cosquillas y jugar bajo cualquier pretexto, y así, de la nada, me pellizcaba y sobaba la verga, la cual, por la edad no era muy grande, yo, en consecuencia, repetía la acción con la de él, no recuerdo si note que la tenía parada o no, el caso es que después del juego y ya cansado me acosté en mi cama y me dormí, no creo que hayan pasado muchas horas cuando sentí que un mano acariciaba mi espalda, mis nalgas y mis piernas, seguramente me estremecí, pero no recuerdo porque no hice nada, me quede quieto, disfrutando las caricias que me hacia mi primo, su mano grande, tibia y dura contrastaba con la piel suave que tenía en ese entonces, comenzó a bajar el calzón, su dedo empezó a rozar la división de mis nalgas, y así, poco a poco ya estaba trabajando mi ano, de vez en cuando sacaba la mano, me imagino que para ensalivar sus dedos y seguir trabajando mi culito, no sé que hacia el mientras me acariciaba, pero después de un rato me jalo hacia su cama, yo seguía haciéndome el dormido, su mano acarició todo mi cuerpo, desde mi cara, el cuello, el pecho, las tetillas, entonces sentí como levanto mi pierna y acomodo algo entre ellas, no me penetró, solo acomodó su verga para que mis piernas hicieran algo de presión, empezó a moverse lentamente, sentía su respiración, sus latidos, me daba algunos besos en la cabeza, lamia mi cuello, me gustaba la sensación de su cuerpo caliente cerca del mío, después de un rato de masturbarse con mi cuerpo sentí un líquido tibio en mi trasero, yo estaba a mil, tuve una sensación en mi verga que me al principio me produjo placer y después una sensación de asco, me daba asco ser tocado por él, “fingí” que despertaba, me subí a mi cama, espere unos minutos y me fui al baño, no puedo decir que me sentía el niño más sucio del mundo pero si me sentía incómodo, de verdad no quería que Salvador me siguiera tocando, me acosté y después de un rato volvió a meter su mano para acariciarme, la sensación de asco continuaba por lo que me envolví en mi cobertor en forma de taquito y solo así detuvo la acción, al día siguiente no dijo nada, ni me intentó tocar.
Así fue como comenzó una relación de más de 10 años con mi primito, al cual el tiempo no perdonó y le quito el atractivo que me gustaba tanto, jaja.
Luego les contare más, ya que ahí no paró la actividad, ni con él, ni con otras personas que llegaron a mi vida.
Leonel.
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