El Rancho 218: «Cinta #01»
Buscando entre las antigüedades de mi abuelo ya fallecido, encontré una colección de cintas de VHS bien guardadas. Puse Play en la cinta #01 titulada: «Intercambio».
La filmación era tipo casera, la cinta estaba en modo SP lo cual era de la máxima calidad. Una mujer llevaba de la mano a una niña pequeña, ambas usaban vestidos de época muy antigua, un tercero era el que grababa desde atrás. La niña llevaba puesto un vestidito blanco, con sus zapatitos del mismo color, en su abundante y ondulado cabello castaño tenía puesto un par de moños grises, la nena iba muy contenta y saltando, le calculo unos 7 años por ahí, en cambio la mujer vestía de color oscuro. Caminaban por una especie de pasillo con paredes decoradas de colores vivos, llegando así a una doble puerta de madera que al abrirse un mayordomo de avanzada edad los recibió.
Con un gesto les señaló el interior del recinto, todo de madera, con lámparas en sus paredes. Habían dos camas de doble plaza cada una, casi juntas, y en una de ellas estaban sentados supongo una familia, papá, mamá y su nena. También vestían prendas antiguas y la niña parecía de la misma edad que la primera. El que grababa entregó la filmadora al mayordomo que sería quién se encargaría de filmar todo. Así se unió con la mujer y la niña del vestido blanco. Había sido también otra familia al parecer. Se saludaron entre parejas, e intercambiaron a sus niñas, yo ya imaginaba a dónde llevaba todo eso.
Los adultos empezaron a desnudarse, yo me quedé atónito al ver tal escena, cuando ya estaban los 4 totalmente desnudos, me sorprendió la belleza que tenían todos, hombres guapos y bien fornidos, con grandes penes carnosos. Y las mujeres ni qué decir, de gran belleza tanto en rostro como en cuerpo, bien proporcionadas, una de cabello castaño, de pechos grandes y buenas caderas; y la otra de cabello azabache de pechos pequeños pero con un enorme culo. Acto seguido cada pareja empezó a tocar a la niña que tenía a cargo, la manoseaban por todos lados, la verga se me puso dura al ver cómo uno de los hombres besaba con lengua a una de las niñas, el audio era muy bajo pero pude escuchar las risitas divertidas de las niñas mientras eran desvestidas.
Sus tiernos cuerpos relucían de entre los cuerpos adultos, el mayordomo hablaba en un idioma extraño, pero parecía que él daba las órdenes pues inmediatamente los dos hombres se sentaron y abrieron las piernas dejando ver sus enormes falos erectos. Las mujeres pusieron a las niñas recostadas de estómago sobre la cama con sus caritas cerca a las vergas de los hombres. Como la cosa más natural y normal, las pequeñas empezaron a practicar el sexo oral como toda unas putitas, joder eso era sorprendente, se podía apreciar como jugaban con sus bocas en tales piezas de carne, una de ellas era muy buena succionando las bolas, era una escena tan cachonda, y se puso mejor cuando las mujeres enterraron el rostro en el culo de las niñas, una de ellas volteó a ver y la mujer con su mano la dirigió nuevamente a que siga chupando la pija.
Habrán estado así unos 5 min, el mayordomo recorría cada trío acercando y alejando la filmadora. Lo que yo hubiera dado por sentir esas boquitas de niñas u olerles el culito también, aunque las mujeres no estaban nada mal para ser folladas.
El mayordomo ordenó algo, y cambiaron de posición. Los hombres se recostaron y nuevamente las mujeres llevaron a las niñas a sentarse encima del rostro de los hombres dando la espalda a la filmación, estaban degustando sus infantiles chochitos, pero la niña que chupaba bien las bolas se movía de manera sensual, esa era más experta que la otra, ya tenía más práctica. Yo no dejaba de masturbarme, que cosas tan sucias que tenía mi abuelo.
Las mujeres se arrodillaron delante de las niñas, la de la cama izquierda tenía el coño velludo delante de la carita de la niña más experta, en cambio la de la otra cama, le daba el culo a la carita de la otra niña, el mayordomo dió las órdenes para que las mujeres tomaran las cabezas de las niñas para forzarlas a hacerles oral. ¡Jolines! Eran muy ardientes aquellas escenas. Los hombres succionándoles los chochos a las niñas, y estás chupándoles el coño a una mujer y el culo a la otra.
La manera tan natural en como cooperaban las niñas, me hacían pensar que éstas habían ya recibido un buen entrenamiento en tales cosas. Luego las mujeres se bajaron de las camas para salir de escena un momento. Mientras tanto los hombres besaban con lengua a las dos niñas. Nuevamente lo que más me excitaba y volvía loco, era cómo esas niñas cooperaban y permitían todo eso de lo más natural.
Las mujeres volvieron a las camas pero con unas botellas, entendí luego para que eran eso, ya que empezaron a frotarlos por encima de las pequeñas vaginas de las niñas, era una especie de lubricante supongo. Una vez ya bien lubricadas, después de recibir las órdenes, las mujeres pusieron en posición de misionero a las niñas al filo de la cama, iban a ser folladas ahora, el corazón se me salía del pecho de la excitación y emoción por ver por 1era vez aquel morbo y fetiche tan prohibido.
No sé qué diablos de idioma hablaba el viejo del smoking, pero todos le obedecían sin refutar. Apuntando sus enormes lonjas carnosas en los coños de las niñas, estos empujaron lentamente penetrando esas apretadas cavidades. Esta vez la niña más experta (por no decir la más putita) puso cara de dolor y molestia, mientras la otra solo abría la boca resistiendo estoicamente. Estaba hecho, esos tipos se las habían metido hasta que sus bolas estén bien pegadas a esas pequeñas vulvas de niñas. Y empezaron la faena. ¡NO ME JODAS! Grité, sin piedad empezaron a follarlas como si fueran mujeres adultas, era increíble como aquellas niñas podían soportar tales embistes en sus diminutos sexos.
Los gemidos se escuchaban de los hombres en vez que de las niñas, seguro el ajuste brutal de esos chochitos los hacían delirar de placer. Con solo recordar la forma en que se movían esos tiernos cuerpecitos por los fuertes empujes de los hombres es para flipar. Las mujeres acariciaban a las niñas como dándoles ánimos de resistir. Uno de ellos levantó las piernas de la niña más experta, hasta tener sus pies a la altura de su cabeza para seguir follándola sin piedad. Fueron menos de 5 minutos que le dieron duro en misionero. Para luego por órdenes del viejo retirar sus vergas al mismo tiempo. Las niñas estaban temblando, eso como que me asustó un poco pues parecía que algo malo les había pasado, pero al poco rato se calmaron, y todo volvió a la tranquilidad.
Ahora las pusieron a cuatro patas, lubricando nuevamente sus chochitos. Al filo de la cama para que estando de pie las penetraran los hombres otra vez. Y empezaron a introducir sus pijas, con las caritas sonrojadas, las niñas soportaban mordiéndose los labios. Casi con un grito el mayordomo exclamó algo. Y entonces al mismo tiempo… ¡PLAF! ¡PLAF! Hacían sonar las tiernas nalgas de las niñas al ser folladas como las perritas que eran. Esta vez sí gemían fuerte, parece que en esa pose sentían con más fuerza aquellas enormes vergas.
El rebote de esos culitos blancos y rosados, me llevaron al clímax haciéndome correr en mi propia mano. Aún así no dejé de ver la cinta, quería ver el final de todo. Estaban en esa faceta de darles castigo cuando uno de ellos gritó de placer, se estaba corriendo dentro de la niña menos experta. Pero no se separó de su coño aún, tenía que esperar a que el otro termine también. Duró un par de minutos más hasta que al fin eyaculó dentro del coño de la niña más putita. ¡Qué rica sensación debe ser llenar el coño de una niña así! ¿Podrían quedar embarazadas? Pensaba, cuando de pronto ambos hombres retiraron su verga de las niñas para apreciar el semen saliendo de esos chochos rojitos y apretaditos. El viejo acercaba la filmadora para una mejor toma del semen saliendo de ellas.
Los hombres cargaron a las niñas para de nuevo intercambiarla con la niña de la otra pareja. Las mujeres (sus madres) se encargaban de revisarlas y limpiarlas. Una morena entró en escena, vestía de sirvienta y traía unas copas de licor, brindaron los hombres entre ellos y mientras degustaban del licor, la cinta llegó a su final.
¿Pero qué coño fue todo eso? ¿Acaso las demás cintas son del mismo tipo de perversidades? Fuí a guardar la cinta, y empecé a contarlas. ¡Jolines! Conté 39 cintas en total…
Continuará…
Ey, qué tal??
Me encanto el relato espero poder ver el final de esta historia pronto.
Si quieres me escribes por Gmail
[email protected]