El sabor de mi bebé.
Ella estaba con su pelvis en el aire y me decía de no detenerme. .
¡Hola!, soy Carolina, poseo un hermoso y longilíneo cuerpo, con senos 36D y un coño siempre caliente en busca de tener algo que lo llene. También tengo un hijo adolescente que tiene novia, a veces más de una y encuentro condones usados en su cuarto. Exprimo la lechita en mi coño y me froto hasta chillar de goce y placer. Es una gran estimulación para mi panocha.
Yo tengo treinta y seis, mi hijo Mauro dieciséis y su novia Tamara quince, con pequeños senos todavía en desarrollo y un culo redondo y firme. Hace algunos días lo escuché follando enérgicamente a la muchacha, miré por la abertura de la puerta, ella lo estaba montando y saltaba como una loca sobre su polla:
—Dámelo todo bebé … llena mi coño tesoro … dámelo … ¡Ha! … ¡Ha! … ¡Ha! …
Él jadea diciendo:
—Tómalo pequeña puta … haz que me corra en tu apretado coño … ¡Hmmmm! … ¡Ooohhh! …
La tira de sus senos y se corre violentamente dentro de la chica. La muchacha se recompone luego de unos momentos, le saca el condón lleno de semen y lo tira sobre la cama, después chupa la polla todavía dura. Cuando veo que comienzan a vestirse, me alejo y bajo las escaleras. Cuando los escucho bajar, finjo de subir a mi cuarto y los encuentro en las escaleras, mi hijo tiene su rostro enrojecido y la chica esta con el cabello un poco en desorden, pero se ven bien:
—Mami … vamos al cine … volveré temprano …
—Hasta luego señora …
Me saludan y se van. Antes de que estén fuera, recojo el condón lleno de semen. Lo tomo con cuidado porque no quiero perder ni una sola gota de ese precioso tesoro:
—¡Hmmmm! … esperma fresco …
Me recosté en la cama de mi hijo con las piernas bien abiertas; metí mis dedos en el preservativo de color piel y los saqué embadurnados de esperma, parecía todavía tibio. Me metí los cinco dedos en mi panocha y la estiré al máximo:
—¡Aaaahhhh! … ¡Qué bien se siente esto! …
Tengo todos mis dedos en mi coño, exprimo toda la lechita en mis labios calientes, me unto la concha hasta la última gota; con dulzura froto mi clítoris con un dedos. Con mi otra mano aplasto mis tetas y en segundos un orgasmo bestial sacude todo mi cuerpo. Me revuelco sobre la cama de mi hijo y exhausta me quedo dormida. Tres horas después me despierto con el ruido de los chicos que regresan, rápidamente recojo mi ropa y me escondo debajo de la cama, ellos entran al cuarto, Mauro deja caer sus jeans y boxers al suelo, pero están discutiendo:
—¡Acaso estás loco! … ¡No podemos hacerlo sin condón! … ¡no tomo la píldora!, ¿entiendes eso? …
—¡A la mierda con la píldora! … ¡Quiero follarte sin condón! … ¡Es así como debe ser! …
—¡Eso no va a suceder! … ¡Con, está bien! … ¡Sin, nada que hacer! … ¡Ni lo sueñes! …
—Entonces ándate con tu puto coño a otra parte … vuelve cuando quieras hacerlo sin condón …
—¡Mauro! … ¡Eres un estúpido! …
—¿Ah? … ¡Follar con condón es estúpido! …
—¡No! …
La escucho salir de la habitación en sollozos y se va.
—¡Maldición! … ¡Estúpidos condones! …
Le escucho decir en voz alta. Me quedo en silencio con mi coño bañado con su semilla. Conmigo podría depositar todo el semen que quisiera, tengo un dispositivo en mi coño. Se sorprende al verme salir desnuda de debajo de su cama. Me acuesto sobre su cama con las piernas abiertas:
—¡Conmigo no tienes que ponerte un condón, bebé! …
Le digo mirándolo a los ojos. Me mira con los ojos muy abiertos. Nos hemos visto muchas veces desnudos, pero esta es la primera vez que me ve desnuda sobre su cama y ganosa, veo como su pene se inflama y crece a sus diecinueve centímetros fabulosos. Se sube sobre la cama y yo tomo su erección:
—¿Mama? …
Lo tiro sobre mí y pongo su obelisco de carne en contacto con mí hendidura empapada; está un poco desconcertado, pero las pulsaciones de su pene me dicen que está caliente:
—Solo empuja, hijo … estoy totalmente bañada por ti …
—¡Mmmmm! … ¡Mamá! … ¿Es eso posible? …
Me mira y siento la presión de su glande separando mi labia vaginal ardiente:
—Sí, bebé … bombea a tu madre … yo tengo un dispositivo intrauterino …
Me posesiono de sus nalgas y lo empujo dentro de mí:
—¡Hmmmm, bebé! … ¡Eres más grande que tu padre! … ¡Ummmm! …
Empuja hasta que su pelvis choca contra la mía, su pija entera está dentro de mí:
—¡Ummmm! … ¡Maamaaa! …
Mauro comienza a follar y yo abro más mis piernas para recibir todo lo que me puede dar. Me mira y se agacha a chuparme un pezón. Me parece de sentir su boquita de bebito cuando lo alimentaba con mi leche, ahora me chupa las tetas y me entierra su pene con gallardía y potencia.
—¡Ah! … ¡Ah! … ¡Ah! … ¡Lo estás haciendo divinamente bien, bebito! … ¡Ah! … ¡Ah! … ¡Ummmm …
Mauro gime y siento su pene grueso y caliente que ensancha mi coño, continua a comerse mis tetas con asombrosa agilidad, sus movimientos de caderas son enérgicos, me folla como un macho folla a su hembra, me posee.
Me mira directamente a los ojos con una increíble ternura mientras entra y sale de mi coño, en su mirada hay más que amor:
—¡Oooohhhh! … ¡Maamaaa! …
Me dice jadeando y besándome el cuello y el lóbulo de mi oreja izquierda, entonces lo animo:
—¡Lléname! … ¡Lléname toda! … ¡Lléname con tu semen, bebé! …
Me mira con ojos desesperadamente abiertos y siento pulsar su polla que se engrosa dentro de mí. Estoy esperando su semilla. Empujo sus nalgas con mis manos y lo amarro firmemente con mis piernas:
—¡Ooohhh! … ¡Mamá! … ¡No puedo! … ¡No! … ¡Oh, no! … ¡Aaaahhhh! …
Pero no podía detenerse, la natura lo venció y se corrió dentro de mí. Lo mantuve aprisionado con brazos y piernas mientras mi propio orgasmo me hacía convulsionar bajo su peso sintiendo los chorros de esperma que bañaban mis paredes vaginales. Continué follándolo y cada vez que disparaba un chorro de lefa en lo profundo de mi coño, más me abrazaba a él y lo retenía dentro de mí:
—¡Mamá! … ¡Mamá! … ¡Yo! … ¡Yo! … ¡No! … ¡No puedo, mamá! …
Su pene se vació completamente dentro de mí y luego lacio y blando escapó de mi coño, pero mi chocho rebosaba con su esperma juvenil y fresco, yo me sentía en el paraíso y quería que volviera a hacerlo. Jadeamos juntos y abrazados, entonces se lo pido:
—¡Bebé … lo has hecho bien! … ¡Tenemos que volver a hacerlo! …
No dice nada, pero siento su cálida respiración contra mis senos. Tímidamente me lame mi pezón y luego comienza a chupar mi teta, acaricio sus cabellos sudados apretando su cabeza contra mi cuerpo caliente:
—Está bien mamá … pero ahora estoy vacío …
Se produce un ruido y los dos nos volteamos a mirar hacia la puerta:
—¡Tamara! …
Exclama mi hijo al ver a su novia que nos mira con los ojos desorbitados. Me levanto de golpe y la traigo a la cama, ella está asustada y estupefacta, no reacciona cuando comienzo a desnudarla, la recuesto sobre la cama y abro sus delgadas piernas, sus vellos sobre su pubis son escasos. Su vulva está entreabierta, hinchada y rojiza. Me zambullo sobre su sexo y comienzo a chupar sus fluidos que rápidamente se hacen abundantes. Comienza a jadear mientras mi hijo chupa sus pequeñas tetas. Me levanto y corro a mi cuarto en busca de mi consolador rojo de dieciocho centímetros. Cuando regreso ella me mira y yo vuelvo a lamer sus labia vaginal excitada, luego la hago girar y comienzo a frotar sus nalgas y rozar su coño con mi consolador que zumba y vibra entre sus piernas. La penetro y mi hijo acerca su verga a su rostro, ella rápidamente comienza a chuparlo animosamente.
Su joven coño está muy apretado, empujo mi consolador enorme y poco a poco se lo voy metiendo en su ajustado canal. Voy cada vez más profundo. Ella reacciona moviendo su culito y veo que le gusta ser follada, me siento detrás de ella y la follo. Gime y se retuerce con mi consolador profundamente enterrado en su delicioso coño jugoso. Mi hijo se acerca por detrás, yo saco el consolador y él la penetra sin condón. Parece no darse cuenta de que Mauro la está follando sin preservativo. Le hablo suavemente al oído mientras paso una mano bajo su pecho para acariciar sus duritas tetas jóvenes, le hablo constantemente y la acaricio, empieza a gemir más rápido y afanosamente grita:
—¡Ya! … ¡Me voy a correr! … ¡Ummmm! … ¡Ssiii! … ¡Me corro! … ¡Hmmmm! …
Veo que mi hijo también respira dificultosamente empujando su polla enérgicamente contra ella, me doy cuenta de que él también se está corriendo. Se quedan los dos inmóviles y ella parece darse cuenta de que mi hijo la ha follado sin preservativo. Me mira con la boca entreabierta y yo la beso en los labios acallando cualquier protesta:
—¡Eres una buena chica! …
Le digo acariciando sus nalgas, el pene de Mauro descansa flácido sobre sus nalgas descargando todavía algunas gotas de semen. Él se aleja de ella y yo voy con mi mano directamente a su coño, sin dudarlo penetro su panocha con mis dedos y los saco mojados con la tibia esperma de mi hijo, me los llevo a la boca mientras ella se gira en la cama y me mira con curiosidad. Una vez que se ha girado, abro sus piernas y me voy de cabeza a probar esa semilla deliciosa que rezuma de su coño adolescente, es el sabor de mi hijo y sabe de maravillas mezclando con los fluidos de Tamara.
Lamo vigorosamente y voy más profundo con mi lengua que no cesa de moverse dentro de su cálida cavidad empapada. Tamara comienza a vibrar y empuja su pelvis contra mi boca:
—¡Me voy a correr! … ¡Uhmmmm! … ¡Hmmmm! … ¡Ah! … ¡Ah! … ¡Umpf! … ¡Umpf! … ¡Aaahhh! …
Toda mi boca estaba llena con los jugos de su coño y yo seguí tragando y chupando todo. Ella estaba con su pelvis en el aire y me decía de no detenerme. En eso sentí como Mauro abría mis nalgas y empujaba su polla dentro de mi comenzando a follarme desesperadamente. Tamara gime y se contorsiona con mi boca pegada a su coño. Mi panocha se contrae apretando la poderosa erección de Mauro que me folla con fuerza, lo dejo y disfruto el momento.
—¡Mami! … ¡No apretes tu coño así! … ¡Me voy a correr! …
—¡No! … ¡No lo hagas, bebé! … ¡Tienes que correrte en mi boca! … ¡Te quiero en mi boca! …
Tamara estaba temblando como loca y mi boca apenas podía tragar sus abundantes jugos, se había corrido más de una vez. Yo seguí con mi culo en alto recibiendo los maravillosos embistes de mi hijo y sintiendo su respiración afanosa le digo:
—¡En mi boca, bebé! … ¡En mi boca! …
—¡Mami! … ¡Ahora! … ¡No puedo esperar más! …
Rápidamente me volteo y me dejo caer de espalda sobre la cama, Mauro viene sobre mi pecho, aferro sus caderas y lo tiro hacia mí, con sus característicos gemidos él empuja su polla caliente en mi boca, solo después de tres chupadas comienza a inundar mi boca con su exquisita y deliciosa semilla agrio-dulzona.
—¡Ummmm! … ¡Qué delicia! …
Chupé hasta la última gota de su esperma, luego se dejó caer agotado al lado de Tamara que frotaba delicadamente su cansado coño. Finalmente pude deleitarme con el sabor de mi hijo directamente de su polla. ¡Que gran día! ¡Y vinieron muchos más! ¡Hasta una nieta!
FIN
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El regalo más preciado de quien escribe es saber que alguien está leyendo sus historias. Un correo electrónico, a favor o en contra, ¡Tiene la magia de alegrar el día de quien construye con palabras, una sensación y un placer!
Espectacular tu relato
Giro inesperado xD estuvo rico y no son muy chicos tampoco pero si son menores al fin 😋
Uf lo que habría dado por una mamá así