El sabor del semen
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Al leer algunos relatos me he acordado de cuando era pequeño… que también tuve alguna experiencia, y que voy a contar ahora (no es gran cosa, pero, por lo menos, es verdad).
Primero, antes de escribir la experiencia, voy a contar cuando vi las primeras veces unos penes que no eran los míos. Con 10 años, acompañaba con mis padres a mis hermanos que hacían atletismo. Mis hermanos eran mayores (15 y 18 años)… El caso es que quería hacer pis y beber agua… pero no sabía dónde. Me acompañó mi hermano al vestuario, donde estaban los lavabos… Allí bebí agua… y vi un chaval desnudo que salía de la ducha o iba a ella. Me impactó ver tan peludo a aquel chaval, con tantos pelos en su entrepierna, su pene tan grande y sus grandes huevos. Me puse nervioso, pero disimule como si no pasara nada… pero era la primera vez que veía un hombre desnudo tan cerca. Yo había visto desnudos a mis hermanos, pero de refilón… no les había visto bien. Pero a este chico en el vestuario, le vi de frente con su gran pene.
Durante el verano siguiente pasó lo que voy a contar: ya dije que a mis hermanos no les veía bien desnudos (o sea su entrepierna)… ni ellos a mi, claro. Se cambiaban en la habitación… pero yo no les veía el pene… Bueno, un día mi hermano Javier (el de 15 años), con un amigo estaban de charla picante… y me dijeron que si nos enseñábamos el pene, o que ellos lo enseñaban si yo hacía lo mismo. Yo me resistí porque me daba vergüenza…, pero me convencieron. Lo enseñé un poquito y luego me lo tapé. Ellos también lo enseñaron… Me dijeron que lo tenía pequeñito…, claro, bastante pequeño comparándolo con el de ellos, que me recordaron el que vi en el vestuario: peludos, pene ancho y con grandes huevos.
En fin… que ya había visto el pene grueso de mi hermano Javier… Pero la cosa fue mejor varias semanas después: estábamos un grupito de chicos de mi edad hablando de penes (eramos 4, dos chicos y dos chicas, todos de mi curso, o sea, con 10 años), en plan gracioso… y uno del grupito le pregunto a mi hermano Javier, que estaba cerca, si nos hacía el favor de enseñarnos su pene para que lo viésemos los cuatro. Sabíamos que Javier, con 15 años, era todo un hombre para nosotros, con pelos en las piernas, en el pecho, que se afeitaba… y era la persona más cercana que nos podría enseñar cómo era “su entrepierna”. Se negó Javier al principio, pero le hacía gracia esa petición de mi amigo y del grupo (que esperábamos la respuesta). Como insistimos los cuatro, y tampoco Javier nos echó a patadas sino que se seguía riendo… pues al final le convencimos. Nos dijo que lo enseñaba si se la tocábamos los cuatro. ¡Vale!, dijimos los cuatro a la vez. Nos cambiamos de habitación siguiendo a Javier, a un sitio más discreto. “¿Estáis preparados?”, nos dijo Javier. “Siii”, contestamos los cuatro (tanto los dos chicos que eramos como las dos chicas, teníamos unas risitas nerviosas). Zas, Javier se bajó el bañador (o el bóxer, que no se que llevaba puesto. Eran pantalones cortos, pero no me acuerdo si era el bañador. Estabamos en verano, claro). Vimos su espectacular pene grueso, con la zona genital peluda, y colgando dos grandes huevos. “Halaaa”, exclamamos los cuatro. “Que grande!” dijo alguno de nosotros. Yo lo vi hacía unas semanas, y lo volvía a ver ahora: pene anchote, con sus huevazos, tan distinto al mío, todavía infantil. Dijo Javier: “Os lo enseñaba, pero me lo tenéis que tocar ahora. Quien empieza?… Empieza tu, Sonia”. Sonia era una de las chicas… y, quería tocar… pero no sabía muy bien como hacerlo. “Agarralo”, y Sonia agarró el pene de Javier… que empezó a crecer a lo bestia, asomando la puntita de su glande por debajo del pellejo.
Eso me llamó mucho la atención. Si me parecía un pene grande en estado flácido, ahora que estaba hinchándose, me pareció una superpolla. Se le bajó el pellejo y asomó su glande gigante, sonrosado, hinchado y brillante. Nos explicó Javier que su pene se le había puesto duro cuando Sonia se lo tocó… y no se como eso tan gordo le podía salir de ahí, jeje. Entonces, Javier cogió la mano de Sonia y con su mano encima, subia y bajaba por su pene durante un rato. Sonia estaba entusiasmada… pero al rato, el resto también queríamos tocar ese pene que tanto nos absorbía. El segundo fue mi amigo Juan, que también alucinaba con ver un pene tan distinto al suyo. Agarró el pene de mi hermano y le empezó a pajear… Después me tocó el turno a mi… que estaba nerviosito. Le dije a Javier que su pene estaba muy distinto ahora… se lo agarré y le pajeé como hizo mi amigo Juan. Noté la dureza del pene, lo tieso que estaba y lo caliente al agarrarlo. Luego, la última, Lucía, también agarró el pene a mi hermano.
En fin… Javier nos explicó un poco como funcionaba su pene y sus huevos: allí estaba la leche, que salía por la punta de su pene. Vale. Como tenía unos huevos gordos (o así me lo parecía) yo pensé que ahí habría mucha leche. Dijo Javier que si alguien quería chuparle la polla y probar la leche… No nos atrevimos a decir nada ninguno de los cuatro… porque nos daba un poco asco chupar una polla que ya hubiera chupado otro (jejeje, la polla no daba asco, sino la saliva de otro). Lo entendió Javier, y dijo que hoy la chupase solo uno de nosotros, y me dijo que si la chupaba yo. Vale, sí (la verdad es que ahí yo era uno más del grupo, aunque fuera su hermano). Mire la punta de su polla, que me hipnotizaba… y… me dijo Javier: “venga, chupa la punta, dale un lametón con la lengua, o con los labios…”, y yo… saqué mi lengua y lamí la punta un momento… No me sabía a nada (olía a polla, pero no sabía a nada)…, así que abri mi boca y metí su gran glande dentro de ella. Me dijo Javier como chupar mejor y así estuve un rato, glande dentro, glande fuera. El resto me miraba como hipnotizados, bastante excitados.
Al cabo de unos minutos me dijo Javier que iba a echar la leche, y que si me la bebía… Yo dije que sí (ya antes me dijo que la leche tenía vitaminas, proteínas, etc…, jejeje). Y empezó a escupir esa polla unos buenos chorros de leche, algunos de ellos me salieron de la boca. Yo lo saboreé un poco y me los tragué cuando comprobé que no sabían mal (realmente, el semen no sabía a mucho). Eso sí, el hecho de tener semen en mi boca y en mi mano me excitaba mentalmente, y me gustaba, aunque el sabor no fuera mucho. El resto del grupo estaba también excitado y nervioso… Yo había tenido el honor de tragarme el semen de mi hermano.
Tras aquella experiencia, esa misma noche mi hermano Javier me preguntó si me había gustado su pene y aquel sucedido. Yo dije que sí, que me gustaba su pene, lo gordo y grande que era cuando estaba tieso. Me dijo Javier que si alguna vez me pedía que yo le hiciera una paja, si iba a querer yo. Yo le dije que sí. Me dio las gracias y… a los 10 segundos me preguntó si podía hacerle una en ese momento. “Pues claro”, le dije, otra vez con risa nerviosa. Aquella noche otra vez le toque el pene… pero esa vez yo solo. Al final me dijo, “me voy a correr, ¿quieres la leche?”. Y, la verdad es que es incómodo que me manche con leche viscosa y pegajosa… pero me daba morbo… así que dije que si. Abrí mi boca y él metió el glande dentro, eyaculando. Me volví a manchar, volvió a salir leche de mi boca, aunque trague algunos chorros. Pero me excitó mucho.
Durante ese verano, se la toque a mi hermano varias veces más… Mas de 10 y menos de 20 (por ahí…, jeje). Normalmente en casa…, aunque algunas veces en sitios un poco raros, como dentro del mar (ahí fue poco tiempo. Me preguntó que si se la tocaba en el mar. Se bajo el bañador y me llevó mi mano a su pene. Teníamos el agua a la altura del pecho para que no se viera que se la estaba tocando, y se la agarre un rato. Pero no estuvimos mucho tiempo porque allí había gente, jeje). Otra vez fue en el campo, yendo del apartamento donde estábamos de vacaciones al pueblo, que había un descampado en medio. Me dijo si podía yo tocárselo… y yo siempre decía que si. Pues ahí en el medio del descampado, le pajeaba yo…
Tras ese verano, ya no me ha vuelto a preguntar, ni yo tampoco a él… así que no le he vuelto a tocar su pene. Han pasado ya muchos años… pero todavía me acuerdo de aquel verano y me calienta recordarlo. Yo soy heterosexual, pero me gusta ver penes… me imagino que todo debe ser por aquellos recuerdos.
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