EL SALON DE MASAJES
Me acosté en la camilla y le pedí que se subiera a horcadas sobre mí. Cuando estábamos listos le indique subir un poco su cadera y mi verga penetro su concha. Ella subía y bajaba su cuerpo tratando que mi verga la penetrara al límite y después de un .
Mi historia comienza cuando terminé mis estudios básicos, quise entrar a la facultad de medicina, presente los exámenes los pasé, pero cuando llego el momento de la matricula la situación económica de la familia, conformada por mis padres, mi hermana y yo, no dio para pagar el alto costo de mis estudios. Por eso esperando el momento futuro de los recursos empecé a estudiar auxiliar de fisioterapia, tenía un costo económico y duraba dos años. Pensé que ahorrando lograría más adelante mi meta.
Cuando pasaron los dos años de estudio, un amigo que tenia dinero me propuso organizar un salón de masajes en algún lugar de la ciudad donde no existiera competencia, y así fue que en dos meses conseguimos el local, los elementos necesarios y lo organizamos con excelente presentación. Un lugar que reflejaba elegancia complementado con buena atención.
Mientras progresábamos económicamente para conseguir una asistente, mi amigo inició atendiendo la recepción mientras yo me dedicaba a los masajes. La sala de masajes quedaba separada de la recepción, contaba con una camilla muy moderna y todos los elementos de bioseguridad necesarios, donde primaba el color blanco, de manera que reflejaba mucha frescura. Desde un comienzo nos propusimos atender preferiblemente mujeres y el servicio fue creciendo gracias a la buena propaganda de ellas con sus amigas y familiares. El servicio era total, por lo cual las clientas al llegar al salón de masajes pasaban al vestier, dejaban su ropa y al salir totalmente desnudas se acostaban boca abajo en la camilla, mientras tanto yo alistaba los aceites relajantes, al igual que mi vestuario acompañado de un estricto lavado de manos, elemento fundamental de mi trabajo.
Con el tiempo se construyendo alguna confianza con las clientas y mientras yo desarrollaba mi trabajo ellas comentaban ciertas confidencias de sus vidas intimas, además por la forma como se desarrollaba el masaje total de su cuerpo, algunas de ellas generaban cierta excitación y eso hacía que trataran de prolongar el servicio, preguntando hasta que hora atendíamos, si había una clienta a continuación y otras cosas, con las que uno entendía que deseaban permanecer más tiempo en el masaje.
Todo se desenvolvía en esos términos hasta que un día, una de ellas se excito mas de la cuenta y deslizo su mano hasta mi pantalón y soltando el cordón del mismo, este cayó al piso y ella comenzó a masajear mi verga, desde luego que no soy de piedra y la erección fue mayúscula. Entonces viendo la situación, mi mano se dirigió a su concha y comencé a darle masajes introduciendo mis dedos en su sexo y ella principió a insinuarme que me corriera a la cabecera de la camilla y cuando estuve allí llevo mi miembro a su boca para comenzar una sesión de sexo oral maravillosa, mientras tanto yo no paraba de acariciar su concha y sus senos deslizando mis manos con facilidad gracias a los aceites que le había aplicado durante el masaje normal.
La situación se calentó y ella me invito a subir a la camilla y con su colaboración mi verga erecta pronto la estaba penetrando una y otra vez y sus gemidos controlados me excitaron al punto de estar tan calientes que antes de tres minutos ella alcanzo su orgasmo y yo me corrí dentro de ella.
Esta cliente, a quien llamare Patricia, quedo muy satisfecha con el servicio y prometió regresar a la semana siguiente, escogiendo que fuera el ultimo turno del día. Y entendí perfectamente su intención.
Jamás imaginé que esta situación se fuera a repetir durante las semanas siguientes con otras clientas y entendí claramente lo que esperaban algunas clientas cuando me decían… Patricia me recomendó venir aquí, espero me atiendas muy bien. En algunos casos solo fue masturbación hasta que disfrutaban su orgasmo, y en otras como Patricia, esperaban sexo oral y luego penetración.
Así fueron pasando los meses, la clientela fue creciendo y los ingresos también, por lo cual yo estaba feliz ya que asi lograría reunir el dinero necesario para mis estudios de medicina.
Pero una tarde, cuando llego el turno de la última clienta, yo estaba un poco cansado y quizás la costumbre de la rutina, al sentirla llegar, me encontraba de espaldas a la puerta alistando los elementos para el masaje, sin darme vuelta le dije… pase al vestier, deje su ropa, y al regreso acuéstese boca abajo en la camilla.
Yo me ocupé en dejar todo organizado para el día siguiente, la cliente siguió mis instrucciones y al acercarme a la camilla vi un cuerpo muy cuidado y hermoso y le dije, es tu primera vez aquí, ¿verdad? Y ella respondió con un lacónico… Si.
Yo comencé el masaje como siempre pero después de veinte minutos ella me dijo…Me lo recomendó Patricia. Entendí el mensaje y comencé a deslizar mis manos en sus nalgas y en su sexo, y vino al momento la respiración agitada de ella. Antes que se diera vuelta boca arriba deslizo su mano a mi pantalón, soltó el cordón y mi verga quedo al aire, ella la tomo con su mano y empezó a masajearla. Como sabía lo que estaría esperando entendí su jalón hacia la cabecera de la camilla y al estar mi miembro al lado de su cabeza, se dio vuelta ligeramente y su boca empezó a mamar mi verga.
Yo me quedé petrificado cuando vi que quien estaba mamando mi verga y a la mujer que había estado masturbando era mi madre. Y como no musite palabra, ella siguió succionando deliciosamente mi verga logrando que la sorpresa inicial se transformara en placer. Cuando finalmente ella se dio vuelta hacia arriba, me identifico y ahora la sorprendida fue ella.
Tratando de pasar el susto me dijo… No tenía ni idea que este negocio fuera tuyo.
Le respondí… y no sabia que mi padre te tenía tan mal atendida que tuviste que buscar este servicio.
¿Tú eres amiga de Patricia? No, no, yo conozco a la amiga de ella quien fue la que me recomendó venir aquí.
¿Y de antemano te enteraste, de que se trataba todo el servicio? Si, ella me lo conto todo agregando que eran muy discretos y eso me motivo a venir.
Te quiero aclarar que mi socio no sabe lo que me piden las clientas por eso de esto solo tu y yo estaremos enterados así que ya que has venido te daré el servicio completo y con más esmero tratándose de ti y tomando el intercomunicador le avise a mi socio que si deseaba se podía marchar, que yo me encargaría de cerrar. El lo acepto muy agradecido y yo regrese a la camilla donde me esperaba mi madre, derrochando su hermoso cuerpo.
Nunca antes ni por casualidad la vi desnuda, y ahora yo la observaba más como mujer que como mi madre. Me acerqué a la cabecera de la camilla y ella volvió a tomar mi verga y empezó a mamarla con efusividad, mientras yo volví a acariciar su concha dejando deslizar uno, y a veces dos, dedos dentro de ella. Por momentos mi mano subía a sus senos, que a pesar de su edad se mantenían en forma, a fin de cuentas, tenía cuarenta y cinco años.
Yo deseaba prestarle el mejor servicio, por eso acerque una silla a la parte de debajo de la camilla y jale de las piernas para acercar su concha a mi boca y empecé una sesión de sexo oral que la llevo a experimentar un maravilloso orgasmo, del cual me dijo… hacia mucho tiempo no disfrutaba algo así, pues tu padre es tan ortodoxo que no acepta el sexo oral, solo misionero.
Pero la atención tenía que ser espectacular. Ya no volví a saber de mi madre, solo veía frente a mí una mujer con un cuerpo maravilloso que estaba deseosa de placer y yo me encontraba dispuesto a dárselo. Después de esperar que se recuperara de su orgasmo, me levanté de la silla al tiempo que puse sus piernas en mis hombros, así que al estar de pie mi verga quedo frente a su preciosa concha depilada, acerque la punta de mi miembro y al tocar su concha me dijo… No se si esta bien que me penetres tu eres mi hijo.
Le respondí… sin saber que era yo, ¿acaso no venias dispuestas a que te penetrara tu masajista? Si, eso es verdad.
Entonces olvídate que soy tu hijo, que yo ya me olvidé que eres mi madre. Y aprovechando la lubricación de su concha deslicé mi verga a todo lo largo de su sexo para luego dejarla a la entrada y con mucha suavidad la fui penetrando hasta que ella soltó un quejido. ¿Qué paso? ¿te duele?
Me respondió… Creo que tu verga es mas grande que la de tu padre y ha tocado fondo. Entonces empecé un mete y saca con lentitud, pero a continuación fui acelerando los movimientos de cadera y los gemidos de ella no se hicieron esperar, además me pidió que la follara a fondo, le dije… te puede causar dolor.
No, no, quiero toda tu verga dentro de mi y por favor córrete en mi interior, quiero sentir tu semen inundando mis entrañas y pronto los dos estábamos volando en los placeres del sexo.
Creí que todo terminaría allí, pero en realidad mi madre estaba sedienta de sexo de varios años atrás y a continuación me pregunto… Que es lo que Patricia le dijo a mi amigo que tu les das un servicio especial. Entendí que se trataba de lo único que faltaba y era sexo anal. Le dije… ¿no se si estarás dispuesta a todo?
Ella me respondió… Claro por eso vine, a disfrutar de todas las posibilidades del sexo que tu padre no ha querido disfrutar conmigo.
Entonces, como eres la ultima clienta de este día me tomare la libertad de ofrecerte una copa de tequila para que estés muy relajada. Y enseguida me dijo… ¿Y eso es lo especial?
No, no, lo especial vendrá después cuando estés muy relajada, por ahora bebe tu copa y ya verás lo que viene.
Ella no tardo en beber su copa apenas se la entregue y se quedo a la expectativa de lo que seguiría.
Me acosté en la camilla y le pedí que se subiera a horcadas sobre mí. Cuando estábamos listos le indique subir un poco su cadera y mi verga penetro su concha. Ella subía y bajaba su cuerpo tratando que mi verga la penetrara al límite y después de un par de minutos le dije… Ahora viene lo especial saqué mi verga de su concha y la puse a la entrada de su culo. Ella me miro sorprendida, pero le respondí… esto es lo especial vamos a disfrutar del sexo anal.
Nunca lo he hecho y seguro me va a doler.
No, no te preocupes iremos despacio y ya veras como te va a gustar. Y sin afán mi verga se fue perdiendo poco a poco dentro del culo de mi madre, entraba un par de centímetros y volvía a salir tratando que su cuerpo aceptara mi verga y antes de lo esperado mi verga estaba toda adentro, entonces le pregunte… ¿Te dolió?
Nada, todo bien. Bueno pues ahora te vas a mover al ritmo que quieras y me vas a cabalgar, como toda una amazona. Y dicho esto ella se emocionó por la nueva forma de disfrutar del sexo y empezó suave pero luego trato de tragarse mi verga hasta la raíz al tiempo que gemía como una loca. Mis manos apretaban las puntas de sus senos y ella me decía… Hazlo mas duro, aprieta mis tetas como quieras y fueron minutos de locura. Para rematar, mientras ella subía y bajaba sobre mi verga, mi mano empezó a frotar su clítoris y esto la llevo al clímax total.
Al terminar la sesión estaba bañada en sudor y pasaron varios minutos antes que su respiración se desacelerara. Después de este día, no ha faltado en su visita una vez a la semana siempre pidiendo el último turno del día y cuando ella lo hace busco que en esa fecha no venga ninguna clienta recomendada por Patricia, para poder estar en forma para ella. Es increíble el sexo con ella, no se porque mi padre lo desperdicia, allá el.
entretenido relado