Elenita
Mis inicios en el placer.
ELENITA
MIS INICIOS
¿Cómo comenzó todo? No lo sé, la sexualidad y el erotismo es algo nato en todos nosotros y solo se necesita una chispa, el estímulo adecuado para encenderla y que no pare, porque una vez probado ese delicioso manjar, es imposible dejarlo sin probar todas sus versiones.
Soy una mujer a mediados de mis 30, recién divorciada de un patán, ya me decía mi madre que ese hombre era un “infeliz” (es su palabra favorita), pero una enamorada y caliente solo escucha a la concha.
Vengo de una familia tradicional, en un pueblo a orillas de la ciudad en el norte de México, mi padre es mucho mayor que mi mamá, le lleva casi 18 años, cuando ellos se casaron, mi mamá tenía 17 y él 35. Papá siempre ha sido un hombre duro, nada cariñoso, quizás por eso mis parejas han sido mucho más grandes que yo.
Creo que como la mayoría de las familias tradicionales mexicanas, la mía también tiene un tío pervertido; él es el hermano más chico de papá, y hasta ya muy grande fue que se “juntó” con una señora, antes calmaba sus ganas con mis primitos, claro, todos menos yo.
Su preferida era mi prima Ana, no sé qué le veía de especial si es una gorda fea, se veía que ella le rehuía, pero él siempre se las ingeniaba para obligarla, recuerdo la primera vez que los vi, estaban en la habitación de él, me parece increíble que en una casa siempre llena de gente nadie se haya dado cuenta de las perversiones de mi tío, igual y todos se hacían pendejos ante sus perversiones. Tenía a mi prima recostada sobre la cama, eran de esas individuales que llaman camas gemelas, ya que compartía cuarto con mi otro tío, también soltero, pero a diferencia de mi tío Juan, el tío Javi es un pan de Dios. Bueno, ya me desvié mucho, el caso es que vi a mi tío sospechoso que se fue a seguir a mi prima, y como a ella yo no la toleraba (tolero) para nada, fui a ver que se tramaban, afortunadamente no hice ruido y me topé con esa escena que me dejó el shock. Ahí sobre la cama estaba mi prima, entonces tenía 9 años, su falda del uniforme arremangada en la cintura y su playera también arremangada pero en el cuello, mi tío estaba en medio de sus piernas, pensé que la estaba besando hasta que distinguí su lengua, como la movía casi desde su cola hasta la parte de arriba de la vagina, mientras que con sus manos masajeaba el pecho de mi prima, el cual solo era apenas una protuberancia, pero se notaban unos piquitos debajo de los dedos del tío.
Any tenía su cabeza de lado, mirando por la ventana como si no quisiera ver lo que le hacían, y con sus puños apretaba el edredón que cubría la cama mientras que tío Juan le decía “relájate muñeca, sé que te gusta, si no fuera así, no te saldrían estas babitas tan sabrosas” él alternaba entre su lengua y sus manos, la cara de mi prima debía estar roja como el tomate porque así se le veía su cuello, de pronto mi tío bajo sus manos para desabotonar su pantalón, el cual bajó hasta sus tobillos, no llevaba ropa interior, casi pego un grito cuando lo vi desnudo. Es un hombre feo, mide casi el 1.90 metros, flaco como la pantera rosa, de hecho ese es su apodo, pantera, sus piernas escuálidas parecían dos tubos de los blancos que usan para el agua, pero lo que más me sorprendió fue su pene, era demasiado pequeño para un hombre de 30 años; mi hermanito de 4 años lo tenía casi de ese tamaño, era un pitito, que más bien parecía un dedo, por el largo y el grosor, cuando se puso de pie apenas distinguías que lo tuviera parado, mi prima comenzó a sollozar cuando se dio cuenta que se le iba a subir encima.
Mi corazón latía muy rápido, mis manos y mi frente sudaban, sentía mucho calor y una sensación extraña en mi “cosita”, sabía lo que iba a pasar, había escuchado pláticas de mis primas sobre cómo se hacían los bebés, pero en mi mente de niña eso solo lo hacían los papás con las mamás, no un hombre con una niña.
“Ahí te voy chiquitita”
“No tío, por favor no lo hagas no está bien”
“Estas bien sabrosa mamacita”
“Déjame tío que me duele”
Yo pensaba que como le podía doler con esa cosita chiquita que tenía el tío
“Cállate mentirosa, tus juguitos dicen que te gusta la verga, que estas lista para mi” sin pensarlo, abrió con fuerza las piernas de Any y se colocó en medio de ellas, apuntando con su pene al centro de la vagina.
Mis ojos se abrieron como platos mientras veía como se enterraba en mi prima, la escena era extraña, ella era chaparrita y el muy alto, así que sobraba tío por todos lados, quería besarla pero no alcanzaba, yo creo que no era muy bueno haciendo eso, porque su pene se salía a cada rato y él se enojaba, como frustrado, de golpe se rodó sobre la cama y casi se caen al piso, quedando mi prima sobre él como jugando al caballito, ahí si pude ver bien su cara, roja y sudada, se veían lagrimas correr por sus cachetes, pero también se mordía su labio, ahora de grande creo que su cuerpo disfrutaba de las atenciones del tío, pero su cerebro le decía que eso no era correcto.
Tío Juan la tomaba de la cintura y la obligaba a subir y bajar, pero como su pene era chiquito se salía con cualquier subida de Any, así que mejor la movía hacia adelante y atrás y en círculos, no tardó mucho en apretarla muy fuerte, “aaahhhh me vengo, aaaahhhh aprieta princesa” temblaba de placer mientras soltaba gruñidos roncos. Su respiración se fue normalizando, yo estaba paralizada, el encuentro no duró mucho aunque a mí me pareció lo contrario y probablemente a Any también, lo más extraño fue, que en mi puchita sentía las babitas de las que le hablaba el tio a Any.
A partir de ese día me la pasaba recordando lo que vi, sentía en mi interior un calor inexplicable y mi entrepierna empezaba a mojarse, un día, estando en la escuela, pedí permiso para ir al baño, pero el grupo estaba castigado debido a otro compañero, así que no me quedó de otra más que aguantarme; junte mucho mis piernas y me empecé a mover en mi silla, para mi sorpresa, empecé a sentir unas cosquillitas ricas en mi vagina, olvidándome de donde estaba, cerré mis ojitos y mordí mi labio hasta que sentí que todo mi cuerpo se relajaba.
Al ser mi apellido de los últimos del abecedario, mi asiento era casi al final del salón, por lo que no creo que mis compañeros me hayan visto, pero el que sí estuvo en primera fila fue mi profesor Fidel.
Cuando abrí mis ojos, ahí estaba frente a mí, con una mirada que me inquietaba pero no me asustaba, solo me dijo “Villanueva, puede ir al sanitario”
Me puse de pie de inmediato y con la mirada en el piso salí lo más rápido que pude del salón.
A partir de ese día, descubrí dos cosas; que si apretaba mis piernitas podía sentir un placer inmenso, y dos, que me gustaba como me miraba mi profesor.
Hasta ese entonces, nunca había reparado en pensar en la vida privada de mis maestros, suponía que sería casado, padre de familia, era muy alto, los compañeros le decíamos Herman, por el personaje Herman Munster, ya que su figura era muy parecida, moreno, con abundantes cejas y bigote, su corte de pelo se parecía al de Los Beatles.
Ese día llegue corriendo a mi casa, quería volver a experimentar lo mismo que sentí en la escuela, para mi desgracia no pasó. No sé si sería por el tipo de silla que tenía en mi dormitorio, si faltaba la adrenalina de ser descubierta o que tuviera ganas de orinar, el caso es que no pude complacerme, frustrada, decidí salirme de la casa e ir a buscar a mis primos. Debo de señalar, que todos vivimos alrededor de la casa de los abuelos, a excepción de mi prima Any, ellos viven en otra colonia.
Fui a casa de mi tía Martha, ella era enfermera y trabajaba todo el día, le tocaba mantener al flojo de su marido y a sus hijos, mis tíos se quejaban de porque su hermana no dejaba a ese hombre, alguna vez escuché a mamá decir que quizás le hacía “buen jale”.
Entré al cuarto, estaba mi primo boca abajo, con su cabeza recargada en sus manos, codos apoyando en el colchón, viendo caricaturas, así que decidí recostarme a su lado. Mi primo Teto (Héctor), era un niño extraño, muy distraído, a veces parecía ausente, era 3 años mayor que yo y apenas y me miró. Durante un rato seguimos viendo la televisión, cabe señalar, que les hablo de los años 90’s, la televisión y los nintendos eran nuestra diversión, el internet todavía tardaría en llegar.
Le pregunté si podía poner un videojuego y solo se encogió de hombros y dijo “como quieras”
Me levanté y para cuando busque el videojuego, vi que en eso entró el tío Juan; con algo de desconfianza me fui a sentar junto a Teto, el no quiso jugar y yo empecé a moverle al control.
Unos momentos después vio como Teto empezaba a sudar y ponerse algo rojo, pero no cambiaba de posición ni dejaba de ver la tele, voltee un poco, ya que mi tío estaba sentado detrás de Teto, no vi nada anormal, pero Teto seguía cada vez más inquieto, así que decidí moverme un poco más, y mi sorpresa fue ver que mientras con una mano sobaba la pierna de Teto, la otra estaba dentro del short de mi primo.
Mis ojos se abrieron como platos y mi tío vio mi reacción, lejos de asustarse, me guiñó el ojo, saco la mano de dentro del short y llevo el dedo medio a su boca y lo chupó. A mí me dio mucho asco así que decidí regresarme a casa, no sé qué más pasaría en esa habitación, pero me di cuenta que el tío no hacía distinción de sexo, siempre y cuando fueras niño.
Con miles de preguntas y sin nadie a quien acudir, decidí que al otro día, comería mi lonche en el aula e intentaría satisfacerme de nuevo.
Al llegarse la hora del recreo, espere a que salieran mis compañeros, no era muy popular así que no tenía amigas que me esperaran para almorzar juntas, me entretuve buscando cosas en mi mochila y cuando no hubo nadie en el aula procedí a sentarme. Estaba nerviosa, no sabía cómo empezar y tenía miedo de que alguien entrara de repente, apretaba mis piernas y me movía adelante y atrás en mi pupitre, pero no se me venía lo rico, trate de calmarme y comencé a recordar lo que el tío les hacía a mis primitos pero por más que lo intentaba no sentía igual.
De nuevo, fue el profesor en el que me encontró en la misma situación, solo que ahora mi cara no era de placer, sino de frustración.
“¿Te pasa algo Elenita?”
Por primera vez se refería a mí de esa forma, a todos siempre nos llamaba por nuestros apellidos, el rubor subió a mi cara y no sabía que contestarle, solo acerté a negar con la cabeza
“Sabes que nosotros como maestros estamos para apoyarlos en lo que podamos, explicarles lo que no entiendan” mientras decía eso, su mano masajeaba mi hombro, sentí un calor recorrer mi cuello y espalda
“Gra… gracias” suspiré
“Sabes” dijo mientras continuaba su masaje, ahora ya ocupaba ambas manos sobre mi cuello, “las niñas conforme van creciendo, van sintiendo cambios en su cuerpo” el mío comenzaba a relajarse, y de pronto noté que mi conchita empezaba a sentirse relajada y con algo de cosquillas.
“Van sintiendo cosas nuevas que a veces no pueden explicar, pero que las hacen sentir bien” el masaje seguía “su cuerpo va cambiando y les va pidiendo cosas que a veces no saben que son” ya para entonces todo lo que hablaba lo decía directamente en mi oído, la piel de mi cuello y de mis brazos se me enchinó al sentir el aliento tibio del profesor Fidel, sin darme cuenta me estaba moviendo sobre la silla, y oh sorpresa, la humedad en mi vagina se empezó a hacer presente.
“Si tú quieres” habló aún más bajo “yo te puede enseñar varias cosas…”
Inmediatamente salí de mi estupor “¿cómo cuáles?” Dije un poco alterada.
Él se alejó un poco de mí, y tomó una postura más formal antes de voltear a la puerta para revisar que nadie nos estuviera espiando, solo quedaban unos minutos del receso y mis compañeros no tardarían en regresar al aula.
“Necesitamos estar solos, sin interrupciones” esto último lo dijo mientras volteaba nuevamente a la entrada “qué tal si te quedas después de clase”
Me sentí un poco decepcionada, ya que mis padres eran muy estrictos con los horarios.
“Imposible, mamá se dará cuenta y vendrá de inmediato a buscarme, además de que le dirá a papá y mínimo me voy a ganar unas nalgadas” cuando dije lo de las nalgadas su mirada se volvió aún más perversa.
“Y que tal… si ¿te castigo por no saber las tablas de multiplicar?”
Me asusté, las matemáticas eran mi punto débil y hacía que me ganara constantes regaños por parte de papá, nunca podía ser tan perfecta como la estúpida de Ana.
“¡No por favor!” sería peor, igual me voy a ganar un castigo aparte de mis nalgadas.
El profe Fidel se quedó pensando, y ya no pudo decirme nada más, pues en eso sonó el timbre y las clases se debían reanudar.
El resto de la mañana pasó lento y yo sin poder concentrarme, sabía bien lo que el profesor Fidel quería hacer conmigo, y aunque sabía que no era correcto, mi conchita mandaba sobre mi cerebro y mi sentido común. Lanzaba miradas furtivas hacia el escritorio donde estaba el profesor, y en una de esas, nuestras miradas se cruzaron y me lanzó una sonrisa de satisfacción.
A la 1 pm, nos levantamos todos para irnos a nuestros hogares, cuando iba a pasar junto al escritorio el maestro me llamó “Villanueva, entregue este reporte a su madre”
Sentí un escalofrío, el profesor se había molestado y ahora me acusaría con mamá, quien después le informaría a papá y hola palizas.
Leí el citatorio y solo señalaba que requería la presencia de uno de los padres al día siguiente en el horario de receso. Mamá tendría que venir, ya que el horario de trabajo de papá era de 7 am a 3 pm, descansando los domingos.
La tarde fue horrible, mis padres pensaron lo peor y me castigaron aún son delito, la mañana siguiente en la escuela fue igual de mala, pero el regreso del recreo me tenía una sorpresa.
El maestro y el director me mandaron llamar, querían informarme sobre lo acontecido en la reunión con mi madre.
“Señorita Villanueva, tome asiento por favor”
Así se dirigió a mí el director Rafael, a pesar de tener solo 7 años.
“El maestro Fidel nos ha comentado de su dificultad con las matemáticas”
Yo no levantaba la mirada del suelo
“Así que ha tenido una maravillosa idea, queremos iniciar un plan piloto y su madre ha aceptado que hagamos la prueba con usted”
Me sobresalté extrañada y mire a mi madre, quien se veía orgullosa por primera vez de mi, después el profesor Fidel y el director Rafael sonreían complacidos.
“Tres días por semana, el profesor Fidel practicará con usted una nueva técnica de aprendizaje, y si esta muestra buenos resultados, se aplicará con más estudiantes que tengan el mismo problema”
Yo seguía un poco confundida, el maestro al ver mi desconcierto me dijo “se quedará a la salida, un par de horas en la biblioteca conmigo para tratar los temas que más se le complican”
Todo comenzaba a tener sentido, ya tenía justificación para quedarme a solas, bien dicen que la necesidad es la madre de la creatividad. El pervertido de mi profesor estaba dispuesto a todo por darme y sobre todo obtener placer.
No pude ocultar mi sonrisa, por primera vez era especial para alguien, tanto como para tomarse las molestias para estar conmigo, y yo lo iba a aprovechar al máximo.
“¿Cuándo iniciaremos?”
“Mañana mismo, la señora Lety y yo estaremos cerca para cualquier cosa que se ofrezca y para cuidar de ti”
¡Qué maravilloso era ser tan importante! Solo esperaba que ni el director ni la señora de limpieza nos molestaran cuando estuviera ‘aprendiendo’
Las horas no pasaban lo suficientemente rápido para que fuera mañana.
La señora Lety era presidenta de la sociedad de padres de familia, no sabía cuáles eran sus funciones, pero se la pasaba la mayor parte de la mañana en la escuela. Era una señora un poco mayor que mamá, tenía 5 hijos, todos mayores que yo, las malas lenguas decían era una mujer de cascos ligeros, a mi lo único que me importaba era que no interfiriera en mi ‘aprendizaje’.
Una vez que todos mis compañeros salieron del aula, el profe Fidel me preguntó si quería comer algo antes de comenzar nuestro curso. La verdad es que estaba tan excitada, desesperada por volver a sentir esas caricias que ni hambre sentía, le dije que no, la sonrisa que me lanzó fue todo lo que necesitaba.
Se puso de pie y me tomo de la mano “vamos a la biblioteca, allá tengo todo preparado”
Tomé mi mochila y salimos agarrados de la mano, la escuela estaba desierta, solo a lo lejos vi como el profe asintió a la señora Lety, quien iba entrando a dirección.
La biblioteca se encontraba en el sótano del teatro al aire libre, en el que se celebraban los festivales escolares. Era un lugar amplio, las ventanas estaban a la altura del techo y cubiertas por cortinas, rara vez era usada; todo el perímetro estaba cubierto por estantes con libros, solo al frente había un escritorio y esa pared cubierta con mapas y litografías. Al centro había mesas cada una con 4 sillas y su respectiva lámpara, en una de las esquinas, los estantes eran más pequeños al igual que las mesas, incluso había unas colchonetas, para cuando los alumnos de primer año acudían a leer.
El profesor Fidel decidió que usáramos una de las mesas, solo que tomo una de las sillas y se sentó a mi lado.
“Sabes Elenita” dijo cerca de mi oído, mientras su mano derecha comenzaba a subir y bajar a través de mi brazo, “creo que parte del problema del aprendizaje, es la rigidez del sistema” su aliento cálido empezaba a ponerme la piel de gallina “el miedo y el aburrimiento” su mano seguía acariciando mi brazo y de vez en cuando, rozaba mi cuello. “creo que los alumnos no se concentran porque tienen muchas cosas en su cabeza, muchas cosas que pasan en su cuerpo, sobre todo en niñas tan bonitas como tú” para eso, mis ojos ya estaban cerrados, mi respiración cada vez más agitada y solo me concentraba en las divinas sensaciones que me provocaba mi maestro.
“Dime Elenita ¿Qué te preocupa?”
Yo solo me ruborizaba
“Debes ser completamente honesta conmigo, porque de lo contrario, si no resolvemos tus problemas, no vas a poder aprender”
El profesor debió notar mi titubeo, así que me amenazó “de lo contrario voy a tener que decirle a tu mamá…”
“¡No por favor!” Suplique “solo que me da mucha vergüenza”
“No debes tenerla, soy tu maestro, estoy para ayudarte, además, probablemente yo pasé por lo mismo”
Eso me relajó, aparte que no tenía otra opción, así que relate el encuentro de mi tío con mi prima Any, así como la vez que me masturbe en el aula y como no había podido satisfacerme yo sola.
Estaba terminando de contarle cuando de un solo movimiento me tomó en sus brazos y me sentó sobre su regazo. Sentí una gran protuberancia, yo iba con mi falda del uniforme y con el movimiento, solo mi calzoncito y su pantalón separaban nuestras partes íntimas.
“Eso que te pasa, se llama excitación, y es porque estas creciendo y tu cuerpecito va a cambiar al de una mujercita que va a satisfacer a los hombre” explicó mientras besaba mi cuello y mi nuca, “si te la pasas pensando en eso, sin atender la necesidad, será imposible que aprendas, además de que toda tu energía y tu sangrita se concentran aquí” puso su mano en mi vulva, frotándola de forma muy suave y sensual “parece que aparte de matemáticas, vamos a aprender anatomía”
Mis ojos se cerraban, trataba de concentrarme en las sensaciones que esa mano mágica me proporcionaba
“¿Te parece si comenzamos?”
Solo atiné a asentir, me sentó en la orilla de la mesa, viendo hacia donde estaba él, subió mi falda hasta mi cintura, con una mano sobaba mis piernas
“levántate poquito, para quitarte tu calzoncito”
No me cuestionaba nada, yo solo quería sentir, rápidamente bajo mis pantaletas y entonces comenzó a besar los interiores de mis muslos, casi me desmayo de la emoción, esto era más de lo que esperaba, unas sensaciones exquisitas, cuando vi que el tío Juan hacía eso a Any, pensé que era algo desagradable si no, no entendía porque lloraba, si cuando el profesor pasó su lengua por mi puchita lampiña, quería agarrarle su cabeza para dejarlo ahí por siempre.
Su lengua primero pasó toda ancha, cubriendo mi vagina, mis ojos se abrieron más grandes de lo que ya los tengo, ¡Dios santo! Era lo mejor que me había pasado, me sostuve en mis manos para evitar irme de espaldas sobre la mesa.
“¿Te gusta preciosa?” me preguntó mientras veía su rostro con esa mirada de satisfacción
“Oh, esto es delicioso”
“Sabía que te iba a gustar”, pasó la punta de su lengua por los alrededores “se ve que vas a ser una hembra muy apasionada y yo te voy a entrenar para que conozcas todo tu cuerpo” ahora su lengua recorría mi rajita desde mi cola hasta arriba “y también para que aprendas a dar placer a tu macho”, en eso, se posó en una bolita que no sabía que tenía, paso su lengua alrededor “o también disfrutes de una mujer” y entonces chupó por primera vez mi clítoris. Me olvidé de todo y pegué un grito tan fuerte que ni yo sabía que tenía esos pulmones.
Por instinto cerré mis piernas, era una sensación muy agradable pero también extraña, demasiado intensa, fue entre dolor y placer.
“Creo que fui demasiado rápido mamacita” se dedicó a darme besitos en mis piernas, pero ya no directamente en mi vagina “es que estas bien rica, no hay nada más delicioso que probar una vaginita virgen y sin pelitos, ¿no te gustaría probar una?”
“No sé, creo que me daría asco, por ahí hacemos pipí”
Ahora besaba mi cuellito, mis orejas y de pronto puso su boca sobre la mía “abre tu boquita mi cielo”, yo obedecí y comenzó un morreo delicioso, sentí como su lengua invadió mi boca y los siglos de evolución de mi adn le dieron vida a mi instinto de hembra reproductora, imitando los movimientos que mi profesor hacía.
“¿Te gustó mi beso?”
Asentí
“¿Es tu primero beso?”
Volví a asentir
“¿Te acordaste que mi boca había estado en tu vaginita por donde hiciste pipí?”
Si mi piel hubiera aceptado un tono más de rojo, seguro lo habría notado, pero entre la excitación y la vergüenza, un tomate se quedaba corto, incapaz de articular palabra solo negué con mi cabeza
“Eso pasa cuando estamos excitados, no importa para que sirva cada parte del cuerpo, si nos da placer, tenemos que estimularlo”
“¿Co… cómo se llama la bolita que me chupó?”
“Esa ‘bolita’” besó nuevamente mi cuello, tomó mi mano y la puso sobre mi vagina “se llama clítoris, y su única función es darles placer a ustedes las mujercitas”
“Dame tu dedito” tomo nuevamente mi mano “si quieres sentir rico, pásalo lentamente por tu rajita, así lentamente, para que vayas descubriendo que partes te gustan más, donde sientes más rico, hasta que llegues a tu clítoris, esa es la parte más sensible, algunas mujeres no toleran el contacto directo, así como te pasó a ti, necesitan estar más relajadas, jugar otro poquito, igual como es tu primera vez, también eso influye”
“¿Y estas babitas que me salen?”
“Eso mi cielo, indica que te gusta lo que te hago, que tu vaginita se prepara para que entre un pene rico como el mío y te haga sentir aún mejor de lo que ya has sentido”
“¿Por qué Any lloraba cuando mi tío le metía su pene? A mí me gusto lo que me hacía y creo que me gustaría cuando me metiera su pene, ¿me lo va a meter?”
Casi brinca de la emoción, al parecer era más puta y más fácil de lo que se imaginó “claro que si bonita, pero eso será para otra ocasión, veras que nos vamos a divertir mucho tu y yo juntos, de tu tío, quizás era la primera vez que se lo hacía y no tuvo cuidado ¿viste si salió sangre?”
“No creo que fuera la primera vez, ¿Qué tiene que ver la sangre?”
“Cuando las mujercitas son penetradas por primera vez, se rompe adentro una telita que se llama himen, que indica que son virgencitas, y muchas veces cuando se rompe sale algo de sangrita”
“¡Ay! ¿Me va a doler?”
“No te voy a mentir, a algunas les duele, pero es porque no las prepararon bien, porque algunos son inexpertos o egoístas y no les importa el placer de su pareja, yo, tengo mucha experiencia con mujercitas como tú, verás cómo te hago gozar cuando te lo meta”
“Te voy a enseñar las partecitas que dan más placer, desabróchate tu blusa”
Me quite la blusa del uniforme, y una interior que llevaba, aún no usaba brassiere, pero mama me obligaba a usar una interior en lo que me creía el pecho para ponerme el bra.
“Que rica, estas toda planita” paso sus manos calientes por mi pecho, durante toda la ‘práctica’ nunca quitó sus manos de encima, acariciaba mis piernas, mis hombros, besaba mi cuello, pasaba su lengua por mis orejas, me tenía en un estado de constante excitación, pero sin llegar al final que tanto esperaba.
“Yo ya quiero que me crezcan mis chiches como a mi prima Ericka, ella las tiene grandotas y se le ven sus blusas muy bonitas”
“No te preocupes, que te voy a masajear y dar unos chupetones, que te van a ayudar a que te crezcan unas chichotas para que me alimentes como a un bebé”
Pasó su lengua por mi areola, donde sin pensarlo, al primer contacto una protuberancia creció, donde pronto estaría un pezón.
“Mira nada más, que belleza tenemos por aquí, no me equivoque contigo, estás en tu punto, tu cuerpo responde delicioso a mis caricias”
No se por qué me enorgullecía, pero era la primera vez que alguien me alababa, era importante, era deseada y sobre todo, me sentía genial.
Con muchos ánimos besaba y chupaba mis pechos, mientras uno era atendido por su boca, el otro era masajeado por su mano, de pronto la otra se posaba en mi vaginita y recorría un dedo mi raja, aún sin penetrar mi interior, yo cada vez estaba más arrecha, mi cuerpo más descontrolado.
“Ahora, vamos a darte el placer que tanto buscas, ya vi que te gusta frotarte tu vaginita ¿verdad?”
“Siiiiii” dije en un susurro
“Pues ahora voy a frotarte con mi pedazo de carne, así los dos vamos a disfrutar de este encuentro”
Escuché como bajaba el cierre de su pantalón, lo dejó caer junto con sus trusas, eran de esas blancas como las que usaba mi papá, y entonces vi por primera vez su pene; absolutamente nada que ver con el del tío Juan. Ya de grade pude comprobar que no era realmente grande, pero para una niña de mi edad, y sobre todo comparándolo con el único que había visto, sí que lo era. Debía medir unos 14 centímetros, pero era muy gorda, parecía un salchichón, estaba curveada hacia arriba, cosa que después iba a averiguar que era de mucha utilidad.
Me colocó sobre la mesa con mis piernas colgando, se puso sobre mí, apoyándose en sus manos, y comenzó a pasar su pene a lo largo de mi vaginita.
La lubricación que tenía por nuestro manoseo previo hacía que resbalara muy bien su pene, empezó despacio, probando sensaciones, cuando por fin encontró el ritmo a su gusto, fue que aumentó su velocidad, mi instinto hacia que mi cadera subiera a su encuentro, quería sentir mas de esa carne, ese placer, ese calor que se estaba formando en mi vientre.
Cuando bajo su boca para prenderse de mi inexistente pecho, fue el detonante de mi primer orgasmo provocado por un hombre, puse mis piernas sobre su espalda mientras mi cuerpo que tenía vida propia convulsionaba y al mismo tiempo quería fundirse con el ser que le daba placer.
Él no paraba de frotarse, “ahhh si que rico, estas deliciosa mamacita, tienes un cuerpecito que sabe a gloria” aumento su ritmo, las venas de su rostro y cuello se marcaron como nunca lo había visto, “siento que ya me viene, me vas a hacer terminar bien rico” empezó a gruñir y de pronto, un líquido caliente baño mi cuquita.
Sus gruñidos se convirtieron en quejidos, los movimientos descendieron de velocidad hasta que se dejó caer sobre la silla, su pene escurría los restos de su corrida mezclados con los jugos, tomó un pañuelo y secó el sudor de su frente, acomodó su ropa, yo aún seguía en un estado de relajación total, como muñeca de trapo sobre la mesa.
Una vez que estuvo listo, usó el mismo pañuelo con el que seco el sudor para limpiar mi puchita, yo solo atiné a sonreír a sus atenciones, no tenía ganas de levantarme ni de dejar ese lugar.
“Vamos preciosa, que es hora de que vayas a casa”
Apenas alcancé a arreglarme la ropa cuando de pronto entró el director Rafael a la biblioteca, mi pulso se aceleró nuevamente y el rubor cubrió mi cara, seguramente sabría lo que hicimos, voltee a ver al maestro Fidel pero él estaba completamente relajado y no mostró preocupación alguna.
“Veo que ya terminaron”
“Así es”
“¿Fue satisfactorio?”
“Yo diría que bastante”
“¿Te gustaron tus… clases pequeña?”
“Sssss…iii mucho”
“¡Excelente! Espero que pronto podamos ver los avances que llevas” eso ultimo lo dijo con un guiño a mi profesor.
Muy excitante
Gracias por tu comentario.
Que rico relato, cada detalle bien escrito!
Delicioso seria ver que el examen final lo haga el rector y el profesor, y como esto es una prueba piloto deberian de grabar todo y cada detalle incluso que la pequeña elenita diga su nombre y edad para el registro y otros aprendan de ese metodo
Hola Eliza, que bueno que te gustó, en las próximas entregas habrá mas participantes, no había pensado en lo de la grabación pero igual lo puedo incluir, parte de estos relatos son reales, así como los nombres de algunos participantes, pero no veo porque no alterarlos un poco.
Que delicioso relato
Gracias!!
¡Excelente! ¿Cuando la continuación?
Amaría ser ella … Así fui de niña