EMMA Y SU HIJO ALEX parte 1
Es la historia de una mujer valiente pero femenina que no duda por sacrificarse sin pedir recompensa. Obtiene la felicidad en base a su belleza y su inteligencia..
Soy una mujer que estoy entre los treinta y los cuarenta, y aunque soy todavía joven de edad me considero vieja — casi diría una anciana por las penurias que he pasado y lo que tenido que luchar en mi vida para sobrevivir — yo y mi hijo Alex, hoy un joven bien parecido, blanco ojos verdes, delgado, cabello negro que fue creciendo sano y sin complicaciones de salud.
Desde mi más tierna infancia hay tres cosas que he sufrido en carne propia y no se lo deseo ni a mi peor enemigo, y son el hambre, el no tener para comer ni un mísero mendrugo trozo de pan para saciar el hambre que te taladra las entrañas, el frío y la lluvia helada a la intemperie que te moja, penetra y te hace temblar convulsivamente hasta que en un momento te vuelves insensible al dolor y solo quieres dormir a sabiendas que no despertarás más, y lo último es, el no tener una cuenta bancaria, no tener siquiera monedas para comprar lo indispensable, lo que te hace dependiente y esclava total de quien te acerque unos míseros denarios.
Nací en un pueblo de una provincia del norte de la República Argentina donde la temperatura en verano es 40º a la sombra, donde desde principios del siglo XX de instalaron máquinas para procesar caña de azúcar y otros frutos de la tierra, calderas, moledoras y vino el ferrocarril para trasportar el azúcar, vagones, etc. por lo que vinieron multitud de migrantes europeos cuyos descendientes aún conservan piel blanca, cabello rojizo, las mujeres espigadas de estatura de arriba de 1, 70 en general proporcionadas y de rasgos delicados en contraste con los naturales, más morochos, más bajos y ojos oscuros y las mujeres baja estatura, más bien largo por ancho, pero duras, trabajadoras y sufridas. A medida que la producción de caña se consolidaba más hombres y mujeres eran necesarios para trabajar en el campo muchas veces en condiciones muy duras. Y mi madre fue una de esas mujeres por lo que mi niñez fue de muchísimas privaciones pero aprendió a tener un corazón y una piel duras y a luchar por lo que creía era su derecho, aunque muchas veces tuvo que callar ante la amenaza de recibir una golpiza. Hoy yo su hija estoy colaborando en un grupo que ayuda a las mujeres víctimas de malos tratos, vejámenes y de mal nacidos que se aprovechan de estar indefensas.
Mi madre una descendiente de migrantes peleaba contra la pobreza haciendo las típicas labores para mujeres pobres que le permitían ganar uno míseros denarios, lavar y planchar ropa para afuera, limpiar, barrer, a veces cocinar para eventos, por lo que salía a trabajar de madrugada y volvía a la noche a veces a medianoche con unos pesos (moneda argentina) producto de quemar su salud y su vida. Como era normal en esa zona y esa época los hombres eran “golondrina” es decir no siempre se quedaban en un lugar para mantener sus familias y ese fue el caso de mi padre, tanto mi madre ni siquiera pudo contarme cual era su aspecto físico, pero al parecer era uno o un hijo de migrante europeo y de allí mi piel blanca, mis rasgos y mi alta estatura. Por esa época mis dos medios hermanos comenzaron a trabajar y mi madre tuvo algo de desahogo y dejamos de tener el hambre que nos taladraba el estómago. Y en la casa ruinosa donde vivíamos pudo por lo menos arreglar las goteras. Yo como todas las niñas pobres del interior suspirábamos por ir a trabajar a Buenos Aires, la gran ciudad donde ingenuamente creíamos, todo era oro, tanto que en poco tiempo nos volveríamos a nuestras casas nadando en dinero y con vestidos, perfumes, joyas, etc. ¡¡Pobres ingenuas!!
En mi ciudad natal había una oficina que periódicamente recibía pedidos de personal doméstico para las grandes urbes como Córdoba y Buenos Aires y publicitaba en radio y TV e invitaba a las jóvenes solteras de buena presencia y de inteligencia mediana a presentarse. El día indicado recuerdo me vestí con mis mejores pero modestas galas, pantalón jean azul algodón, camisa algodón abrochada adelante, zapatillas suela goma azules, todo lo único que tenía, y el pelo estirado atado atrás con lazo, pero mis rasgos dulces, pelo y piel claras, mirada ingenua y anhelante convencieron a los seleccionadores a elegirme y así un grupo de cinco jóvenes fuimos seleccionadas para viajar. Nos dieron unas clases cómo comportarnos, como servir la mesa, como hablar a los patrones y otras recomendaciones más. Para mí todas las enseñanzas fueron fáciles de asimilar aunque tuve solo la escuela elemental, sabía leer, escribir y me desempeñaba con fluidez. Así que un día de setiembre cuando el frío ya amainó nos dieron una ropa nueva, una mochila y un boleto para Buenos Aires para cada una, para un viaje sin retorno, en bus de unas 20 horas hasta la estación Retiro, con instrucciones precisas y el teléfono de nuestro guía que nos esperaría en Retiro, allí tendría un cartel que diría “Agencia doméstica”
Cuando íbamos llegando mirando por la ventanilla me maravilló la extensión de Buenos Aires, un hormiguero humano interminable con automóviles, camiones, buses y sobre todo gente, gente y gente por todos lados. Al llegar a Retiro todas muy asustadas nos juntamos aferradas a nuestras maletas, temiendo perdernos y perderlas si dejábamos el grupo, pero afortunadamente vimos un gran cartel que portaba un hombre, nos reunimos a su alrededor. Se presentó, dijo era de la agencia iríamos a un hotel a bañarnos, dormir y a día siguiente nos llevaría a cada una a su empleador. .
Yo caí a la casa del señor Tono X, un dueño de varias empresas con acciones en negocios varios, él era alto medio, peso 70 a 80 kilos y 1 70, piel blanca con pelo negro con canas, en general con el aspecto del hombre de buena posición, sin el rictus ni el aspecto del hombre sufrido avejentado por el duro trabajar y trajinar. Y su esposa doña Mara X mujer opulenta, rubicunda y orgullosa de su apellido y su posición y acostumbrada a mandar y ser obedecida, la soberana del hogar. La pareja tenía dos hijas mujeres de unos diez años que eran muy parecidas a su madre, bastante caprichosas, mandonas y despectivas con el personal doméstico.
Llegué a la casa precedida por el agente de la agencia, vestida con sencillez, sin hablar, temerosa pues podía decir algo impropio, la mirada de la señora fue de desdén y solo me recriminó diciendo – Tendrás que trabajar, estar a disposición las 24 horas, tendrás que aprender rápido a cocinar, manejar el lavarropas, salir a comprar las provisiones y elegirlas, y en fin todo lo relacionado al personal doméstico, en principio ayudarás a la cocinera, la planchadora y la lavandera –
Se dirigió al agente, lo saludó, lo despidió y volvió junto a mí. Llamó a otra mucama de nombre Nara y le dijo – Llévate a ésta y ubícala entre ustedes – que se bañe, dale un uniforme y desinfecta su ropa. No puedo decir me odió de entrada pero quizás le incomodó mi juventud, mi belleza natural, mi habilidad para trabajar y adaptarme a las circunstancias. El dueño de casa señor Tono X fue bastante condescendiente, me trató afablemente, no me daba órdenes extravagantes ni incumplibles, aunque lamentablemente lo veía poco pues estaba ausente o desayunaba y salía temprano siempre por reuniones de trabajo y sociales. Mis tropiezos fueron innumerables igual que las reprimendas que me hacían sentir como trapo sucio, pero de a poco fui aprendiendo a ser una excelente doméstica como mucama, planchadora, cocinera o cualquier otro puesto, de la especialidad servicio doméstico.
Me acomodé como pude en el pequeño cuarto destinado a las tres mucamas, Nara, de unos 35 años algo rolliza, no demasiado sociable y Neta unos años mayor que yo, alegre dicharachera, y no demasiado seria en lo que hace cumplir con las tareas, pero con la risa a flor de labios. La paga no era demasiada, pero me servía muy bien, tuve que sacar cuenta en el Banco para enviar dinero a mi madre, y guardar lo que me sobraba, a decir verdad gastaba poco, no me gustaba ir a bailes o bailantas, ni ser manoseada por hombres desconocidos, babosos y olorosos que aprovechaban la aglomeración de parejas, la música atronadora y el baile pretexto para apretar su pene contra mi vientre o mis nalgas, así más de una vez los dejé plantados en medio de la pista después de decirles –¡¡Creo estás muy equivocado si crees puedes manosearme impunemente!!. .
Un tiempo después y gracias a la agencia me enteré teníamos sindicato, y teníamos derecho a defensa legal en caso de disputa con el empleador. Yo no entendía demasiado que significaba eso pero tiempo después cuando tuve un conflicto importante comprendí su significado, pero no me quiero adelantar. Lo cierto que recibía periódicamente a una procesión de abogados que me regalaban su tarjeta profesional y los recordara. ”Por las dudas”. Y bien que me sirvieron cuando tuve necesidad imperiosa de consultarlos.
Mi día libre era el domingo, tenía obligación de irme de la casa del empleador pero ¿Adónde hacerlo? Yo no conocía a nadie en Buenos Aires y además sabía que había barriadas pobres donde las mujeres llevaban la peor parte, siempre preñadas con niños llorado prendidos a sus faldas, semidesnudas, con hambre y con la carga familiar que no les dejaba moverse, mientras los hombres iban y venían a su antojo, y si ellas trabajaban les sacaban los pocos pesos (moneda argentina) que ganaban. Ya conocía en carne propia por mi madre, esa historia – y no quería repetirla. Por ello trataba de no involucrarme en situaciones conflictivas ni exponerme a quedar preñada sin dinero. Fui adoptando normas de cortesía, modo, lenguaje y manera de hablar y escribir, para despegarme de mi infancia miserable, tanto en poco tiempo nadie creería era había sido una joven casi analfabeta.
A medida me asentaba en mi puesto, mi sexualidad, mi libido, fueron despertando y comencé a tener deseo de masturbarme, de estar siendo acariciada y además acariciar a un hombre, pero con el miedo de echar a perder mis modestos logros, pues sabía me llevaría a mi expulsión inmediata de mi trabajo y la casa de mi empleadora, acorde a las severas y continuas advertencias de doña Mara X que me decía “ Si estás preñada te largo a la calle inmediatamente, te indemnizaré pero te irás y no me interesa donde recalarás”. O sea estaba entre dos fuegos, por un lado mi control para evitar ser preñada y mi libido que pedía sexo, pene, pija de inmediato y la satisfacción de mis impulsos sexuales. La solución parecía debía ser salomónica, estaba ganando buen dinero, tenía un capital y de esa forma podría buscar un hombre para que me penetre sin compromisos, ni depender de alguien cosa que me aterrorizaba, rechazaba de plano recordando al vía crucis de mi madre. .
Así y todo decidí aceptar una tarde de domingo la invitación de Neta, ya entrada la primavera, a la casa de unos parientes en los suburbios. Salimos después de comer, tomamos dos buses y llegamos a la modesta casa donde nos recibieron afablemente, dos mujeres, tres niños pequeños y dos hombres robustos, morochos de piel curtida por el sol, de unos 30 a 40 años con aspecto de “laburantes”, manos rústicas y piel áspera de albañiles o mecánicos, Nos sentamos alrededor de la mesa tomamos algunas bebidas, mate, té, confituras y fuimos pasando la tarde.
En un momento Neta y uno de los hombres se levantaron y entre risas pasaron a una habitación lateral, cerraron la puerta y comenzamos a escuchar las risas, los quejidos y gemidos de ambos que indudablemente estaban teniendo sexo, en forma ruidosa y sabiendo lo caliente era Neta y su falta de hombre durante la semana, era evidente se descargaba su libido con la furia que daba su juventud, comencé a excitarme con tanto ruido y risas, aunque los otros no parecían atender, seguían conversando sin problemas, después de un rato Neta y el hombre abrieron la puerta, salieron despeinados, con la ropa desordenada, y pasaron al baño, en ese momento la dueña de casa me preguntó — ¿Qué te parece tendrías ganas de follar?, Aquí está uno con muchas ganas de entrarte y supongo que tú estando enclaustrada la semana, tendrás ganas – La propuesta me tomó de sorpresa, miré al hombre morocho que me contemplaba con mirada ávida, y deseo a duras penas reprimido, y aunque mi corazón comenzó a latir desordenadamente debido a que mis hormonas entraron en mi sangre, me contuve ¿Adónde me llevaría eso? – Quizás a quedar preñada y engrosar el número de mujeres pobres abandonadas y con niños chicos llorosos que mantener, sin más entrada que la dádiva de los demás. Ahora por lo menos tenía casa y comida y un techo seguro – y no lo iba a arriesgar por una calentura que podía significar un salto al vacío y un desastre completo. Por lo tanto le dije no, no puedo tengo un problema vaginal (mentira, solo para que me deje en paz sin ofenderlo). Y seguimos departiendo hasta que volvimos.
Es una muestra que ya desde mi juventud, tuve que desarrollar mi instinto de supervivencia para lograr salir a flote en esta selva de cemento que es Buenos Aires, infinitamente distinta la realidad a la fantasía de mis sueños provinciales infantiles. Y así fui endureciendo mi piel curtiendo mi corazón poniendo mis intereses, antes que mis sentimientos ingenuos, de encontrar un futuro venturoso. Me di cuenta además que mi persona despertaba la lujuria de los hombres por lo que pensé, si quieren poseerme y entrarme ¡¡Que paguen y nada de rifarme!! Veré en cuánto fijo mi precio
Yo seguía como doméstica comencé a notar el señor Tono X empezaba a mirarme con interés aunque con disimulo, cuando le servía la cena o el desayuno, e ideé un plan para conseguir unos denarios extra además de mi sueldo de doméstica. Comencé a usar delantal uniforme más corto, el escote más abierto, y algunas poses sugerentes, al servir o levantar la mesa, agacharme cuando algo caía al piso y a veces yo mostraba fugazmente mi bombacha bikini celeste o gris. Las niñas y la señora Mara X ni se daban cuenta, ellas vivían en su limbo de poder y de dinero sin interesarles las marionetas que manejaban gracias a su dinero. A veces al servir la cena mi brazo lo hacía a propósito rozar ligeramente al del señor, y sonreía para mis adentros a sentir la corriente eléctrica que le provocaba, tanto detectaba en él un temblor muestra de su calentura por mí. En un momento que en la casa no había nadie a la vista, me dio una pequeña caja y me dijo – Es un teléfono celular a tu nombre así que podemos comunicarnos sin que se enteren otros y nos podemos mandar mensajes, con sonido o mudo y ya iremos puliendo nuestra relación – Veremos cuando lo estrenamos,, yo espero sea pronto. Por favor debes estar atenta, estoy muy caliente por ti — . Una tarde cuando la señora y las dos niñas salieron a un cumpleaños infantil quedamos solos el señor Tono X y yo, ya que a las dos otras domésticas les dieron día franco. Eran las tres de la tarde, yo estaba después de almorzar, descansando en mi cuarto, y él me llamó por celular, me dijo – Vístete para salir, en media hora baja y camina dos cuadras por la avenida y me esperas en la esquina – Y agregó algo anhelante — ¿Te parece bien? – Yo evalué la situación, era evidente yo le gustaba, me iba a penetrar, quizás en un hotel o en algún departamento, que tenía dispuesto para sus queridas. No me interesaba mucho, solo enloquecerlo de placer, no entregarme totalmente sino a cuentagotas, así llegar a hacerme indispensable, lo único que deberíamos acordar era el precio. Al respecto tenía que ser cautelosa, si lo rechazaba podía enojarse y echarme a la calle, y al revés si me entregaba toda él perdería interés y me dejaría pronto como un mueble inservible e inútil.
Empecé a pensar en como comportarme, yo no había tenido hasta entonces una vida sexual activa, menos en Buenos Aires, salvo los escarceos de adolescencia, no había tenido realmente sexo, el señor Tono iba a comer un jugoso caramelo virgen, era posible me iba a doler pero mi deseo y mi afán de complacerlo, mi deseo de ganar dinero extra me hicieron anhelar el encuentro. Me maquillé y pinté cuidadosamente, con bikini rojo sin sujetador, medias negras finas panty, pollera gris a la rodilla y camisa con saco ligero gris. El pelo recogido con cola y zapato aguja tacón medio, anteojos negros, bien perfumada con crema todo el cuerpo y dos enemas para evitar olor desagradable si hay sexo anal. Como era la primera vez debía descubrir sus puntos eróticos y sensibles. Una vez lista me miré al espejo, nadie creería era doméstica o prostituta, podía ser más “señora” que la misma Mara X a la que no tenía nada que envidiar. Abrí la puerta del departamento, bajé por el ascensor y salí caminando mezclada con la gente de la calle, al llegar a la esquina indicada llamé al celular, dije — Habla Ame (un diminutivo de Emma que se me ocurrió en ese momento). ¿Tono X? , ¿Todo bien?, ya estoy en la esquina y espero —
Entonces esperé hasta que apareció el lujoso carro o auto de Tono X, fue la primera vez de muchas que subí en ese carro. Estaba nerviosa, la verdad era la primera vez tendría sexo en mi vida, también tenía miedo, yo sabía iba a dolerme. No pegunté nada, el me miró con aprobación, me dijo vamos y emprendió viaje por un laberinto de calles que después al repetir varias veces, descifré era un hotel donde Tono llevaba a sus mujeres para entrarlas por primera vez, y si le gustaban y repetía el juego y después las llevaba a un departamento estratégico que ni siquiera su esposa conocía. En principio fuimos al hotel, dejamos el auto en la semioscuridad en el garaje, pagó el turno y subimos a la habitación que nos indicó el conserje. Al llegar abrió la puerta, y se comenzó a escuchar una melodía tenue e incitante, todo bañado en una luz rosada, tirando naranja, mientras un TV mostraba una película porno, cosa que me pareció medio de mal gusto y la apagué, Fui al baño, oriné me pasé desodorante perfumado en aerosol en todo el cuerpo especialmente en la vagina y la cola, así estar perfumada cuando me chupe la vagina y me haga cosquillas con la lengua en el ano. Yo estaba asustada tenía temor porque era virgen nunca me habían entrado y sabía allí estaba a merced del hombre, así que sentía una mezcla de respeto, curiosidad, deseo y temor todo junto,
Mientras Tono X me miraba, me comencé a desnudar, lentamente, para incitar su deseo, me saqué primero la pollera y quedó al descubierto mi vientre y mis caderas perfectas no demasiado anchas y mis largas piernas, me saqué los zapatos y las medias pantys de lycra lo que le comenzó a enloquecer y me di cuenta era un hombre muy sexual, pero delicado y educado. Ya desnuda me senté en el costado de la cama, levanté los brazos, abrí las piernas y le invité a lamerme y besarme la vagina o coño, él no se hizo esperar, se desnudó, apareció su enorme pene o polla, que miré sorprendida, era largo y grueso y pensé — ¿Tengo que comer todo esto? – Le dije en un susurro – Soy virgen, por favor ten cuidado no me hagas doler – No contestó pero vi en su rostro una sonrisa de satisfacción libidinosa, se arrodilló en el piso y enterró sus labios y su lengua en mi intimidad mientras lloraba y gemía quedamente, era claro, tenía una fuerte fijación maternal, complejo de Edipo, que yo había leído las mujeres deben aprender a explotar a los varones que dependen sentimentalmente de sus madres. Me siguió besando las piernas, el vientre mientras yo le acariciaba el pelo, las mejillas, las tetillas, se invirtieron los papeles yo era la dueña y él mi esclavo por unas breves horas, pero lo que yo quería era llegar a serle necesaria, y así asegurarme un sustento a largo plazo, una vez lograda mi meta ya vería como seguía la historieta. Así pensaba era complicado tanto que fui a baño para ganar tiempo y ordenar mis ideas. .
.Al volver yo al cuarto, Tono X estaba sentado en la cama con su enorme pene parado, listo para entrarme por adelante y romperme la vagina, me tiré en la cama boca arriba, se colocó sobre mí y puse su pene muy erecto en la punta de mi vagina y empujó para abajo con fuerza sin contemplaciones y lo hizo entrar hasta el fondo y me besó violentamente en la boca. Di un alarido, lo agarré tan fuerte de los brazos que lo rasguñé, él comenzó a bombear y me dijo – ¡¡Ay, Ay me enloqueces, eres una yegua caliente!! – Voy a explotar — Y largó dentro de mi vagina un chorro de leche caliente tan fuerte que sentí el golpe dentro mío que me estremeció y me hizo explotar en un orgasmo interminable, tanto que recién después que acabamos o corrimos sentí un dolor enorme dentro de mi vientre producido por mis tejidos desgarrados por el impulso varonil, tanto que el pene se retiró con hilos de sangre que mojaron de rojo la sábana. Después, agotados física y mentalmente, quedamos en la cama tumbados boca arriba, yo con mi vagina abierta y él con su pene colgando fláccido e informe, tanto me hizo sonreír su orfandad. Le comencé a mamar suavemente y llevando su cabeza dentro de mi boca y succionando firmemente tanto que pronto se endureció mientras él boca arriba me acariciaba la cabeza y ensortijaba mi cabellera dulcemente. Cuando estaba bien dura y exudando líquido seminal me subí sobre él arrodillada con mis piernas abiertas, mirando hacia el frente, tomé su pene con mi mano y puse su cabeza a la entrada de mi vagina o coño e hice fuerza bajando mi culo lentamente e iba sintiendo como su pija iba entrando dulce y profundamente dentro de mi conducto vaginal, cuando estuvo todo adentro, moví enérgicamente mis caderas e instantáneamente un chorro líquido, violento y viscoso penetró dentro de mí. Y grité de placer ¡¡Ay amor que delicioso, como te siento!! Y después que acabamos o corrimos, me bajé y acosté a su lado apretando fuerte su mano. Quedamos exhaustos por largos minutos hasta que recobramos fuerzas. .
En un momento me mostró una especie de cama de madera acolchada que estaba, al lado de la cama principal, yo miré intrigada sin saber que era, él sonrió y sin decir nada me tomó las manos, me colocó boca abajo en ella y con unas sogas me ató las muñecas y los tobillos a cada pata del armazón de tal forma que mi culo quedaba abierto y yo no podía moverme salvo subir y bajarlo; acto seguido se colocó detrás mío, y con sus manos fue recorriendo mi espalda y mis nalgas lenta y sensualmente, me puso un chorro de lubricante desodorante en mi ano y me introdujo su lengua en mi agujero con mucha delicadeza, mis gemidos fueron clara muestra de su placer y el mío, cuando descubría un punto erótico sus gemidos se hacían más sonoros, yo sonreía y anotaba en mi memoria para la próxima vez. Me abrió las piernas, y subí un poco la cola, tenía el pene lleno de leche viscosa y gel y me embocó de improviso la cabeza en mi agujero anal virgen, y con lujuria empujó y puso todo su cuerpo sobre mi cola, mi esfínter resistió y protestó, el dolor fue intenso lo sentí tan fuerte que grité y me brotaron lágrimas, pero luego cedió a la presión y la enorme cabeza entró en mi intestino haciéndome doler tanto que di un alarido, él quedó quieto un momento, le dije — ¡¡Me duele mucho!! – Me moví desesperada tratando inútilmente de liberarme Sollozando y soltando lágrimas pero no me hizo caso, al contrario lo estimulaba para seguir entrando, emitiendo sonidos sordos traté de salir pero al estar atada fue imposible, hasta que se calmó cuando su pene estuvo todo dentro mío, me dolía horriblemente pero no me soltó, de pronto sentí que su cuerpo sobre el mío se contrajo, como epiléptico y un chorro de leche entró en mi intestino y como estaba ocupado por su pene trató de salir y me mojó las piernas y las suyas, Tono X quedó un momento quieto, se levantó con una gran sonrisa, me desató y respiré aliviada, todavía boca abajo miré mi culo en el espejo del techo, me toqué y por primera vez y vi el ano ¡tenía un enorme agujero oscuro! .
Vi lo dilatado que estaba, mi agujero anal, estaba enorme,¡¡No lo podía creer, estaba grande gracias a la pija de Tono X!! De pronto Me agarraron ganas incontenibles de defecar (cagar), fui apresurada al baño y defequé brutalmente con mi culo ardiendo doliéndome horriblemente, quedé sentada en el inodoro mientras trataba de recomponer mi vientre. Tardé una eternidad y aproveché para enjuagar mis lágrimas. Y esa fue mi primera experiencia de coito anal. Y la verdad no me gustó aunque descubrí su poder sobre los hombres
Una vez que terminamos mi dolor ventral decreció y pude moverme aunque con dificultad, nos duchamos juntos, yo lo jaboné suavemente los testículos, la cola la glándula seminal próstata y lo iba besando suavemente en las tetillas, en el cuello y finalmente nos vestimos y salimos, yo caminando dolorida, entramos en el auto, viajamos cinco minutos, con los vidrios polarizados, al bajar caminando lento por el dolor pude darle un beso en los labios, me pagó el taxi hasta la casa y volví de nuevo a mi papel de doméstica y a representar mi rol de mosquita muerta frente a doña Mara X, sus hijas y el mismo señor Tono X en su papel de dueño de casa. Y así la vida fue pasando y fui intimando con el señor Tono llegando casi a convertirme en su querida, en su segunda mujer y teníamos encuentros muy apasionados casi feroces, cuando iba a convenciones en el interior y el exterior que duraban uno dos días, me llevaba con él y conocí a cantidad de personas hombres y mujeres por lo que pude ir mejorando mis modales, mi educación y mi roce social, que unida a mis orígenes humildes me hicieron ver mi realidad personal, por la cual debía en algún momento salir de ser una simple mucama, a buscar ganarme la vida por mí misma.
Una vez que comenzamos la relación Tono X me recompensaba generosamente mis “servicios” es decir los momentos de placer infinito que yo le dispensaba para tenerlo enganchado, y compraba dólares, única forma de ahorrar en Argentina, pues el dinero local no vale nada. Tanto empecé a pensar dejar mi empleo de doméstica sin decidirme, lo cierto es que acompañaba al señor Tono X como “secretaria” en algunas reuniones en el interior y el exterior, en hoteles y restaurantes de lujo, y además con muy buena propina. Recibía buena pija caliente y mucha leche que satisfacía mi libido. Pero sentía era vía muerta, ¿Cuál sería mi porvenir? Vivir en las sombras, como una querida o amante, o dejarlo y trabajar de “escort” o sea puta más o menos independiente, cosa que no era mi objetivo en la vida, ¿Y si no resultaba?, entonces terminaría volviendo a mi provincia o en alguna villa humilde suburbana en la provincia, en el lodo y la mugre y parásitos, piojos y pulgas, quizás llena de hijos llorosos. Por lo tanto debía siempre estar alerta y pendiente de mi futuro, estaba sola y alerta ante las vicisitudes de la vida.
Estaba llegando primavera y verano en Buenos Aires, y con la mayor temperatura ambiente también subía mi temperatura vaginal – anal y mi válvula de escape era la pija del señor Toño. Y yo debía aferrarme a él de cualquier manera, cambiando mis artes amatorias para no perderlo, se me ocurrió ponerme un “piercing” o adorno en el pezón y en el clítoris, para ello fui a negocio donde vendían y colocaban, elegí uno para cada zona y me puso desinfectante abundante, con aguja descartable me taladró el pezón y acto seguido hizo lo mismo con el clítoris. Elegí dos dijes pequeños que no me producían incomodidad, y el pezón no dificultaba mamar mi teta, cuando terminó, me miré al gran espejo y quedé muy complacida, y después apreciaría el efecto erótico que producían en los hombres.
Esa mañana de lunes cuando la señora Mara X iba al colegio con las dos niñas me llamó por teléfono y me dijo, — El domingo tengo una convención de negocios en el hotel Pilar – Está a media hora de la Capital y si quieres vamos juntos. Tomas a la mañana a un taxi y vienes al departamento, abres con tu llave te pones hermosa y te busco con un taxi a 9 30 horas y vamos juntos y llegaremos en una hora. Tomamos un cuarto y después del evento tenemos la tarde para nosotros, besos — Le contesté yo estaba muy de acuerdo. Y pensé para mis adentros, mi libido está subiendo mucho por lo que el domingo lo voy a estrujar tanto que sus testículos van a quedar secos como pasas de uva secadas al sol. Voy a pasar un día interesante y a descargar mi energía sexual que siento me hincha las tetas exudando gotas lechosas, y hace tenga que usar bombachas con rellenos descartables porque se humedecen continuamente la zona vaginal y debo usar mucho desodorante para evitar oler al exterior como perra en celo El domingo, mi día libre me levanté temprano, tomé un taxi, llegué al departamento secreto del señor Tono X, subí abrí con mi llave, me desnudé y comencé a prepararme para el día, me duché froté con agua caliente primero y fría después, me puse crema todo el cuerpo y quedé tendida desnuda en la cama, y después comencé a vestirme, bikini mínima, sin sujetador, medias negras transparentes, zapatos aguja tacón medio, camisa abotonada al frente con escote generoso, y pollera gris a medio muslo y saco ligero y cartera para los accesorios y desodorante para evitar oler como perra en celo A la hora acordada Tono X pasó a buscarme, me dio un beso y me dijo – Estás magnífica – lo que me predispuso muy bien, la convención terminaba a 14 horas y tendrían para mí, mi vagina y mi culo entonces a Tono X hasta la vuelta a casa para después volver a ser la cenicienta pero con el deseo sexual completamente satisfecho. Una vez que llegamos al hotel, él me dio un beso en los labios y me dijo – Puedes ir a la pileta a tomar sol, con las otras mujeres, mientras nosotros vamos a la reunión, calculo a 12 30 será el almuerzo, yo te buscaré y después seré todo tuyo. Y yo le dije en su oído – Hoy estoy tan caliente que te sacaré hasta la última gota de leche – Él sonrió y se mezcló con los otros asistentes. Yo fui a la recepción donde me asignaron habitación. Subí a la misma y allí me cambié de ropa, me puse mi mini bikini “cuatro triángulos” color rojo, tomé mi bolsa, con mis cosas, calcé chinelas cómodas, también rojas, anteojos negros y quedé lista para pasar la mañana.
Pasé a la pileta, mi alta figura, mis anchas caderas, mis pequeñas tetas y mi cabellera rojiza llamaban inmediatamente la atención de los presentes, yo movía sensualmente mis caderas y de inmediato las miradas caían sobre mí, me senté en una reposera a la sombra y pedí jugo frío de naranja. El tiempo fue pasando cerca del mediodía subí al cuarto y allí me lavé refresque, hidraté repinté y bajé para el almuerzo, Me miré al espejo, muy perfumada, vestida con blusa con breteles con mi pollera gris a medio muslo, marcando las caderas, y me senté en el bar esperando al señor Tono X que al salir del salón al verme me saludó efusivo, me levanté fui hacia él quien me presentó a los otros como “mi secretaria” Fuimos al restaurante, nos sentamos en la mesa asignada y comimos con buen apetito, departiendo con los demás. Finalmente todos se fueron despidiendo, y aprovechamos para subir nuestro cuarto. No sabía si era la primavera o algún cambio hormonal en mí, pero lo cierto fue, al cerrar la puerta, de pie me desnudé mostrando los piercing orgullosamente, lo abracé lo besé ferozmente y lo lancé sobre la cama, le bajé el pantalón y el calzoncillo le agarré de su pene duro como piedra y lo comencé a succionar como una máquina de vacío mientras él gritaba desesperado apretando mi cabeza contra su ingle, mientras yo me corría o acababa dejando mis jugos en el piso y recibiendo en mi cara el chorro de su leche que me mojó hasta los cabellos. Eso me enardeció y lo pajeé o masturbé violentamente tanto que se quejó diciendo — Ay, me duele Ay no me aprietes demasiado ¡¡Ten cuidado, me duele el pito!! Hace mucho que no tengo sexo tan violento —
Y así los chorros de .leche los sentí golpeándome la pared vaginal haciéndome tocar el cielo con las manos (o la concha), esa tarde quizás fue el comienzo de mi nueva vida que culminó o culminará años después cuando las Diosas y Dioses, o mi Destino tomó cartas en el asunto y dio un giro de 360º a mi vida haciendo tuviera que superar nuevas y desconocidas pruebas. .
A la vuelta de la aventura de la convención de Pilar, siempre trabajando de doméstica sufriendo el odio y la envidia de doña Mara X quien era evidente intuía mi relación con su marido pero sin pruebas, aprovechaba cualquier pretexto para vejarme haciendo inútil mi mejor esfuerzo para complacerla. Esa mañana amanecí con fuerte dolor de cabeza, vómitos y dolor espantoso del vientre, tanto que cuando Neta vino a verme alarmada al baño me encontró doblada sentada en el inodoro pálida y desencajada y le dije – ¡¡Por favor me duele muchísimo el vientre, por favor avisa a la señora que llame a un médico!! La señora Mara X alarmada llamó por teléfono al sindicato de domésticas, y enviaron a una ambulancia con enfermeras, al llegar me ayudaron a bajar el ascensor, a subir al vehículo, y al llegar al hospital me llevaron al consultorio donde me recibió y me auscultó una médica, yo para entonces me sentía mejor, más tranquila sentada en la camilla veía como me miraba el vientre, mis ojos y me tomaba la presión. Finalmente, guardó sus instrumentos, me tomó de la mano y me dijo – Felicitaciones, está preñada quizás de dos o tres meses, y ahora debería cuidarse, reposo y compre algunas vitaminas, tranquilizantes aspirina y nada más por ahora. .
Salí del consultorio con una mezcla de sensaciones y pensamientos que me iba costar mucho tiempo digerir y resolver. Cuando se enteró por Neta, la señora Mara X, dijo — ¡¡Ésta se metió algún pito roñoso adentro de su vientre!! Era claro me iba a despedir, pero no sabía el semen venía de su esposo Tono X el millonario, con quien tenía que arreglar mi despido, mientras tanto ella dio instrucción arreglara mis petates y saliera de la casa, echada como un perro. Sin embargo yo no le dije su esposo era el dueño del “pito roñoso” y el semen que me preñó. Por dos días estuve en mi habitación, empaque mis cosas y en la mañana temprano me despedí de Neta y la otra doméstica, salí, bajé el ascensor, en la calle tomé un taxi y di la dirección de un hotel familiar, al llegar, entré al mostrador, el portero me dio habitación, me ayudó a entrar la maleta y así completé mi traslado.
Ya en la habitación suspiré profundo, Me tiré en la cama y dormité casi hasta medio día. Ya más descansada llamé por teléfono al señor Tono X y le comenté la situación, que llevaba en mi vientre una semilla suya gracias a los litros de leche que introdujo en mi vagina, que lo extraño era no haberme preñado antes y por supuesto debíamos arreglar mi situación económica y financiera, teniendo en cuenta los gastos que se avecinaban tanto para mí como con el feto que llevaba dentro mío. Me contestó debía consultar con sus abogados y me pedía no iniciara una acción precipitada, y quede tranquila todo se iba a arreglar satisfactoriamente. En un momento recobró la calma y me dijo quedamente “Te quiero estoy loco por tí” – Y me suplicó me quedara tranquila, no me iba a abandonar. Aunque era neófita respecto al dinero, acorde a mis conversaciones con las otras domésticas, creía saber yo debía recibir cuota para pagar renta, cuota para comer y vestir mi hijo y yo, también los gastos médico, pediatra y otros que irían viniendo. La verdad Tono fue generoso, me asignó una renta para vivir en un pequeño departamento, una cuota alimentaria, obra social médica y niñera, etc. o sea Tono X quería seguir manteniendo la relación conmigo, por lo menos mientras estaba preñada y yo no tenía problemas en seguir viéndolo y me penetre. Y yo no diría nada a la señora Mara X sobre nosotros.
Ese sábado fuimos a un hotel, mientras lo esperaba pase a buscarme, en la calle en una esquina, comencé a pensar, debía exprimirle en semen y en dinero, ordeñarle al máximo, pues no sabía que pasaría en el futuro. Ya en el hotel tuvimos como siempre sexo furioso y me dejó toda absolutamente toda su leche por atrás, adelante, abajo y arriba, cuando terminamos quedamos largo tiempo tendidos en la cama, entonces me dijo — Pasa el jueves por la tarde por la oficina de mis abogados en el centro y haremos un convenio contigo respecto al dinero y los bienes que recibirás y algunas condiciones más — (No me dijo nada más pero en esencia acordamos yo no le reclamaría parte de su fortuna y además le dije él no estaría obligado a otorgar su apellido a mi hijo) pero no me importó, para mí en ese momento lo importante era tener un techo y no tener hambre ni frío y no mojarme en la lluvia. Lo demás era secundario ¿Amaba al señor Tono X? Podía decir, lo amaba mucho, me trató bien, decentemente y pude tener con él gustos lujosos y placenteros, pero no estaba enamorada ni iba a vivir en la sombra pendiente de su voluntad y él no iba a ir más allá de tenerme como su querida por lo menos hasta que se aburriera de mí.
Esa tarde me llamaron de la inmobiliaria, el señor Tono X había rentado a mi nombre un departamento de un ambiente con cocinita y baño, relativamente cómodo con dos camas una plaza, una mesa, cuatro sillas y sofá con TV y cocina con utensilios y el baño sin bañera pero aceptable. Una vez resuelta mi situación económica comencé a pensar que hacer para satisfacer mi libido, yo en esa época en mi veintena, yo era muy caliente o cachonda, necesitaba una pija o pene dentro mío, por adelante y por atrás, por arriba y por abajo, Consulté a mi ginecóloga que o trataba mi embarazo, y me dijo, yo parecía por mi edad, y era ese tipo de mujer que necesitaba activar mis hormonas por lo menos una vez por semana y no podía recomendarme donde encontrar un hombre, pero sería buena idea ser cautelosa y cuidarme mucho de las enfermedades, por lo menos cuando estuviera preñada debía consumir alimentos ricos en calcio, hierro y evitar las venéreas, hacerme exámenes de rutina y en general cuidarme pues ahora tenía un hijo a cargo. Acepté sus consejos pero pensé para dentro mío, es cierto me enloquece el sexo pero no con cualquiera, por un pene o polla no perdería mi libertad ni mi autoestima, no me degradaría, no aceptaría de nuevo sucios ni ordinarios ni grasientos. En el fondo de mi corazón seguía soñando con “alguien” a quien amar, solo que estaba blindado y solo lo abriría al elegido. Sabía salvo un milagro de Dios (a quien le pedía todo) sería difícil encontrar mi hombre, a quien yo le abriría mi corazón, además de mis piernas, mi vagina y mis tetas. Por ahora solo quería activar mis hormonas, y para ello una buena idea era, yo podía trabajar de prostituta fina a las que llaman escort, no necesitaba tener ni antecedentes ni graduación, solo inteligencia, mucha inteligencia para sortear las trampas del camino. Mientras estaba preñada no podía buscar otro hombre, además el señor Tono X parecía alucinado por mis tetas y mi vagina, ahora que el flujo de sangre los iba coloreando de rosado intenso y se agrandaban notablemente por la próxima parición. Lo mismo pensó el señor Tono X que casi todos los días me llamaba para ir a su departamento para echarme un polvo, aunque con el tiempo comenzó a espaciar su interés por mí, tanto que a mis cuatro meses de preñez ya dejó de llamarme. Los hombres poderosos confunden lujuria con amor y no aman a sus mujeres, continuamente buscan sensaciones nuevas¡¡Vaya que amor eterno que realmente tuvo para conmigo!!
Más tranquila vigilaba como mi vientre crecía, notaba me iba volviendo más indefensa, de la agencia mandaron una mucama doméstica que me acompañaba las 24 horas, turnándose para para poder tener días francos, solo tuve que preocuparme de vigilar mi salud y descansar sin quemar mis energías por lo que finalmente resuelta mi situación económica decidí organizarme y programar mis actividades. No necesitaba demasiado dinero, solo para mis gustos, para pagar el plan de salud y para atender y mejorar la educación futura de mi hijo y para tener un plan de salud mejor. En mis largos días de estar sola, las únicas visitas fueron las de Neta que parecía haber desarrollado mucho afecto por mí, quizás por estar en la misma orfandad que yo, lo cierto fue apoyo y compañía en ese duro trance de parir.
En mis horas libres que a veces eran muchas y en la madrugada en Internet leía y hasta devoraba todo tema que me parecía interesante, historia, literatura, arte, política y así sucesivamente, satisfacía mi hambre de saber que me permitió ir puliendo mis conocimientos adquiridos en la escuela elemental a la que asistí y dejar de ser solo una montaña de carne con dos agujeros que para lo único que servía era para dar placer y “se usa y se tira” a los hombres, hasta que me di cuenta ellos eran lo mismo para mí — Quizás me estaba convirtiendo en una Violeta de la Dama de las Camelias, pero no quería pensar en eso, tenía que sobrevivir y salir de allí, era mi siguiente escalón y para ello acechaba todas las oportunidades posibles, en tanto mi decidí firmemente subir mi cotización, iba a ser una prostituta de esas que se anuncian en las páginas como “escort” o sea una puta pero qué le iba a hacer, era mi realidad, desde niña aprendí enfrentar la realidad y evitar las fantasías que no llevan a ninguna parte.
En la oscuridad de la noche antes de ir a dormir a veces pensaba, recordaba como los hombres me miraban y como me tocaban la vagina, metían los dedos en mi ano hasta hacerme doler y entonces hacía una mueca de asco y ¡¡Odiaba a los hombres!! Tenía los labios de mi vagina o coño totalmente dilatados al igual que el agujero del culo y eran el recordatorio de mi profesión y mi condición miserable de paria social. En esos momentos odiaba todo, odiaba a mi madre que me parió y a mi padre que dio su semilla, odiaba a los hombres que me miraban con lascivia y me usaban como trapo de piso, odiaba a Dios que era el causante de mis penurias y a mí misma que tenía sentimientos de amor, piedad, humildad, decencia y sacrificio, pero no podía exteriorizarlos, ni tampoco mis sentidos, tenía que seguir construyendo la barrera para blindar mi corazón frente al mundo.
FIN de EMMA Y SU HIJO ALEX parte 1
Excelente introducción!!! Muy Erótica y explícita, felicidades!