En el Asilo “Acto de aprendizaje”
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando era pequeño iba casi todos los fines de semanas a ver a mi abuelo (en ese tiempo de 80 años) al asilo.
Soy hijo único y en ese tiempo tenía entre 13 a 14 años y estaba recién formándome, ya que estaba desarrollando más musculatura y me estaba creciendo vello en el cuerpo, además mi pene y mis huevos habían crecido bastante los últimos años (Pene: 10cm lacio – 17cm erecto, de unos 2-3 cm de grosor; Huevos: rosados y grandes). Medía unos 1.65 metros, estaba un poco marcado por practicar fútbol y pesaba unos 60-65 kilos.
Uno de los fines de semanas que fui a ver a mi abuelo, mis padres me dejaron con él ya que tenían que ir a hacer unos trámites y se iban a demorar, a lo que yo pedí quedarme con el abuelo.
Él empezó con su típica historia de sus vivencias pasadas (las que me divertían mucho), pero se detuvo ya que necesitaba ir al baño. Se levantó y me dijo:
– Juanito, ¿me acompañas?
– Si, si claro – Llegamos al baño y él se fue al cubículo del fondo, mientras yo me quedé al lado de la puerta. Luego de un rato me llamó
– Ey Juanito, ven a echarme una mano que no puedo levantarme – Él tenía un problema con los huesos, creo que era artritis.
– Ya voy abuelo – Me dirigí al cubículo y abrí la puerta, él estaba sentado con los pantalones en los tobillos, al igual que sus calzoncillos blancos, con la camisa a cuadros tapándole su miembro
– Ayúdame chico, que no puedo – Decía intentando ponerse de pie, yo lo tomé de las manos y lo tiré para que pudiera levantarse
– Ya está – Dije con voz de victoria
– Gracias Juanito, en verdad que no podía levantarme – Se limpió y luego se dobló para alcanzar sus pantalones pero se detuvo – Uy, el esfuerzo anterior no me deja llegar, ¿Podrías subirme tu los pantalones?
– Si claro abuelo, para que estamos los nietos – Dije riéndome mientras me agachaba para alcanzar sus pantalones y sus calzoncillos a la vez, cuando los tuve en mis manos empecé a subírselos, pero cuando iba por la mitad del muslo se me soltaron los pantalones, a lo que tuve que agacharme otra vez
– Que torpe soy – Dije mientras los tomaba y empezaba a subir de nuevo
– No te preocupes, a cualquiera le pasa – Me dijo cariñosamente, mientras se subía los calzoncillos, pero cuando llegó a su miembro, este quedó fuera de los calzoncillos, dejándome ver su herramienta, yo me detuve y me quede mirando
– ¿Que sucede? – Me preguntó
– No nada – Dije con vergüenza
– Te pasa algo, te conozco, me puedes contar
– Es que nunca había visto uno tan grande
– ¿Te refieres a mi pene? – Preguntó con una sonrisa en su rostro
– Si, es que antes había visto el de papá en el baño cuando se bañaba al igual que el de mi tío, pero no lo tienen tan grande como tú abuelo
– Si, si lo sabía, después de todo son mis hijos – Dijo riéndose
– Abuelo ¿Yo también lo voy a tener como mi papá y mi tío, o como tú?
– Pues no lo se, quizás lo tengas como yo, ya que los genes se saltan una generación – Dijo soltando una carcajada
– Que bien – Dije con una gran sonrisa en mi cara, mientras terminaba de subirle los pantalones
Salimos del baño y terminó de contarme la historia. Nos dirigimos a su cuarto y él se sentó en su cama
– Ven, siéntate a mi lado – Dijo, dándole una palmada al colchón de la cama
– ¿Qué pasa abuelo? – Pregunté
– Creo que ya es tiempo de que hablemos de algo más serio tu y yo, más serio que mis viejas historias
– ¿De que se trata abuelo?
– De lo que me preguntaste en el baño – Me sonrojé – No, no te pongas nervioso, es natural preguntar esas cosas, estás creciendo, debes de sentirte extraño, te han estado saliendo pelos en partes que no tenías ¿cierto? Y te están creciendo partes del cuerpo, ¿No es así?
– Si, me siento raro, como que no mido cuanto miden mis extremidades, y…
– ¿Y…?
– Y me han estado creciendo… algunas partes de mi cuerpo
– ¿Y que partes sería esas? – Sólo me preguntaba para que yo lo dijera – Vamos que debes quitarte la vergüenza
– Es que nunca he hablado esto con nadie, ni siquiera con papá
– Juan – Al decirme así me sentí mucho más grande – Soy tu abuelo, yo tuve esta misma conversación con tu padre a tu edad, puedes contarme lo que sea, tenme confianza
– OK abuelo – Dije con un poco más de seguridad
– Entonces, ¿Qué te está creciendo?
– Pues, mis partes nobles
– Pues tus partes nobles tienen un nombre, no te debes avergonzar por tu cuerpo, Juan
– Pues, mi pene y mis testículos me están creciendo… y mucho estos últimos años Dije de una vez quitándome la vergüenza
– Muy bien, hasta que te quitaste la vergüenza. Pues eso es normal, tu cuerpo esta creciendo, al igual que tu. Entonces, ya que terminamos este punto, debo preguntarte otra cosa, ¿Has tenido algún incidente en la noche?
– ¿Orinarme en la noche?
– No exactamente – Me miró como si supiera de que ya había tenido mi primera polución nocturna
– Ya OK, te cuento. Hace unos días me desperté en la madrugada, tenía el pene parado y mis boxers estaban pegajosos
– Pues eso se llama polución nocturna y pasa cuando tus huevos, así se le llaman también a los testículos, están llenos de semen, ¿Sabes lo que es el semen, no?
– Si, me lo explicaron el la clase de biología
– Bien; bueno, sigamos. Cuando tus huevos están llenos de semen, deben descargarse, y una de las tantas formas es con las poluciones nocturnas. Cuando esto pasó ¿Tuviste algún tipo de sueño?
– Si, uno en el que veía a muchas mujeres desnudas
– Eso suele pasar – Se empezó a reír – Otra forma de vaciar tus huevos es con la masturbación, ¿Sabes lo que es?
– No, no en realidad
– Pues es estimular tu pene para que pase algo, que es bastante rico. Se llama Orgasmo. ¿Quieres que te enseñe a masturbarte?
– Mmm……. ya, enséñame
– Ya, entonces debes bajarte los pantalones y tu ropa interior
– Me da vergüenza, nadie me lo ha visto antes más que mis padres, pero cuando era pequeño
– Pues, ¿Te pondría más cómodo si yo también lo hago?
– Pues creo que si – Al decir esto se bajó su pantalón y su calzoncillo blanco hasta los tobillos, y se desabotonó los tres últimos botones de su camisa
– Muy bien, te toca – Yo me bajé mis pantalones cortos y mis boxers azules, y me subí la remera
– Primero debes hacer que tu pene se pare, así – Empezó a masajearse los huevos, yo le imité
– Se siente rico – Dije con voz de excitado
– Muy bien, sigamos. Cuando se pare, debes agarrar el prepucio del pene y debes moverlo de arriba abajo – Lo hice
– Ohhhhhhhh, se siente espectacular
– Es mejor cuando otra persona te lo hace – Me dijo con voz picarona – Si quieres te lo hago yo y tu a mi – Asentí
Me agarro el pene con delicadeza y empezó el movimiento, yo empecé a hacer lo mismo. Estuvimos así un rato y mi abuelo se detuvo.
– No te pongas nervioso, voy a hacer algo que te va a gustar mucho más- Se agachó y me empezó a mamar el pene
– Ohhhhhhhhhhh!!! Por dios!!!!!!!!! Eso es espectacularmente rico!!!! – Se sacó mi pene de su boca
– Pues tu házmelo a mi – Me agaché y me metí su pene a la boca, era enorme, de unos 23-24 cms y de unos 3-4 cm de grueso, estaba lleno de venas. Su huevos eran enormes y le colgaban, eran un poco marrones y estaban llenos de pelos
Luego de un rato me dijo
– No me puedo aguantar, ven párate, que esto te va a gustar más, mucho más que lo anterior – Me puse de pie y el se puso detrás de mi, y me empezó a mamar el culo. Yo moría en éxtasis
– Bien, ahora esto te va a doler al principio, pero luego te va a gustar – Me tomó de la cintura y me dirigió hasta su pene, y empezó a meterme su enorme cabeza
– Abuelo me duele, sácamela por favor! – Le imploraba
– Tranquilo, que ya se te va a pasar – Se quedó quieto por un rato, y luego empezó otra vez. Seguimos así y me la metía a ciertos intervalos de tiempo. Cuando ya estuvo toda dentro de mi se empezó a mover
– Si te gusta, después tu lo haces conmigo
– Ohhhhh abuelo, me encanta, sigue sigue, no pares – Se empezó a mover rápido, luego lento. Pasaron unos 2 minutos y yo empecé a eyacular como un caballo. Eran muchos chorros
– Wow, te hice acabar sin tocarte
– Abuelo eso fue increíble
– Espera, que falta que acabe yo – Y al decir esto me puso en cuatro patas y empezó su vaivén frenético, luego de un rato empezó a gemir
– Me vengo, me vengo, ohhhh por dioooooooos!!!! Me vengo!!!!!!!!!!!!!!! – Y empezó a soltar su miel dentro de mí. Se apretó el espacio entre los huevos y el ano y sacó su pene de mi culo – Abre la boquita Juanito, que te voy a dar mi leche – Yo obedientemente abrí mi boca, el dejó de presionarse y dos chorros de leche cayeron en mi lengua – Trágatelo, que es rico
– Mmm… Tiene un sabor extraño, pero no es malo
– Bueno, ahora te toca a ti penetrarme. Solo pon tu pene en mi ano y empuja – Me dio una pequeña mamada para lubricarme y se dio vuelta, dejándome ver todo su culito anciano
– Aquí voy abuelo – Empecé a metérsela, pero cuando metí la cabeza pegó un grito – ¿Qué, que pasó, te hice daño abuelo?
– No, continua que me encanta
– OK, aquí voy de nuevo – Empecé otra vez lento, pero el me agarró de la cintura y me acercó a él, haciendo que todo mi pene entrara en su culo
– Ohhhhhh!!! Juanito, que buena verga tienes, dame con fuerza – Empecé mi vaivén con brutalidad y, sin darme cuenta, empecé a eyacular enseguida
Cuando nos separamos, nos desplomamos en la cama y nos quedamos mirando. Luego fuimos a la ducha de su cuarto y nos bañamos. En la ducha nos bañamos juntos, y él me hizo una mamada, haciéndome acabar en su boca. Cuando salimos nos íbamos a vestir cuando escuchamos un ruido en el closet
– ¿Quién está ahí? – Preguntó mi abuelo con autoridad
– Discúlpame Raúl, no pude evitarlo
Era un viejito de unos 90-95 años que estaba con el pene fuera del pantalón, estaba erecto y era de unos 13 cms, me di cuenta que tenía algo metido en el culo
– Cristián, no me digas que lo viste todo
– Si, y lo lamento, pero tu sabes que no tengo con quien descargarme, tu eres el único que me da mi ración 2 veces al mes
– Pues estás de suerte, si quieres puedes probar a un semental joven – Dijo mirándome – Siempre y cuando Juan quiera
– Por favor chico, siempre he querido dos vergas en el culo – Empecé a pensar, pero mi pene ya había decidido por mi, estaba a mil, y Cristián se dio cuenta, ya que se lanzó a mamarme como loco
– Pues si eso quieres Cristián, eso tendrás – Mi abuelo se le acercó por detrás, le sacó el dildo que tenía en el culo, y le escupió, y sin pensarlo dos veces se lo metió hasta el fondo de una sola vez
– Dame el tuyo chico, que es lo que siempre he deseado – Dijo Cristián – Yo me acomodé debajo de él y empecé a metérselo, su culo no me dio resistencia, supongo que ya estaba entrenado, así que empujé y llegue hasta el fondo
– Cuando estén a punto de terminar me lo sacan, que quiero tomarme la leche de los tres – Dijo tomando un vaso de vidrio de la mesita de noche
Empezamos el movimiento con mi abuelo, el roce de sus huevos en los míos me excitaba enormemente. Estuvimos en el asunto unos 8 minutos cuando sentimos que íbamos a acabar, le sacamos los penes a Cristián, y mi abuelo y yo dejamos descargar nuestro semen dentro del vaso. Cristián se empezó a masturbar frenéticamente y también soltó su fluido vital dentro del vaso. Luego se lo tomó todo, un coctel de la leche de tres hombres.
Nos vestimos y mi abuelo despidió a Cristián. Cuando este se retiró del cuarto mi abuelo me miró
– ¿Sabes que no debes contar a nadie sobre lo que hicimos, cierto?
– Claro, mis labios están cerrados
– Muy bien, cuando quieras lo volvemos a repetir
– Me encantaría abuelo
Nos pusimos a conversar sobre el tema y descubrí que mi abuelo era el semental que penetraba a un tercio de los abuelitos del asilo, y que el era penetrado por la mitad de esos abuelitos. Después de un rato mis padres llegaron y me tuve que ir, pero con mi abuelo seguimos repitiendo nuestro “Acto de aprendizaje” hasta el día de hoy, que tengo 23 y él va casi bordeando los 90. Cristián murió cuando yo tenía 17, a los 96 años.
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