En la playa
Me puse detrás de ella y le saqué una teta enseñándosela al tipo que nos miraba. Se estaba pajeando por el movimiento de su brazo..
El calor…la adolescencia…factores que ambos, combinados en su justa medida, son un cóctel explosivo. Fue hace años cuando íbamos a veranear a Granada y nos juntábamos con mis tíos y mis primos. Para aquel entonces María, mi prima, ya estaba en edad de meterle un buen pollazo y ella lo sabía. No dejaba de admirar su esbelta figura, su pelo largo y moreno y esas tetas que sobresalían de un bikini que parecía ser de dos tallas menos. Ella lo sabía, se percataba de mi incestuosa mirada mientras sonreía pícaramente y hacía poses casi eróticas al tumbarse en la arena, poniéndose a cuatro patas sobre la toalla y dejando caer su cuerpo suavemente sobre ella. Las gotas de agua resbalaban por sus muslos y las envidiaba. El bikini se le metía casi entero por la raja del culo dejando al descubierto parte de sus carnosos y morenos glúteos. Después se daba la vuelta dejando entreabiertas sus piernas. Sus pezones querían salir del sujetador del bikini. Luego se sentaba, cogía el protector solar y se echaba por los brazos, por los muslos, masajeándoselos, sus dedos pasaban muy cerca de su pubis, casi metiéndolos dentro del bikini y tocándoselo. Después me decía que le echara crema por la espalda. Se desabrochaba el bikini dejando su espalda totalmente al descubierto mientras se tumbaba boca abajo y yo le extendía una buena cantidad frotándosela por toda la espalda. Bajaba hasta su cintura, subía por el costado hasta tocarle parte de las tetas y ella no decía nada. Luego se la echaba por la parte de atrás de las piernas, subía desde los tobillos hasta sus muslos, muy cerca de su coñito, pero sin tocarlo. Seguro que no le hubiera importado pues a medida que mis manos iban subiendo, ella abría un poco las piernas para que pudiera meterlas mejor. Luego nos íbamos al agua mientras nuestros padres hablaban de sus cosas y comenzaron los juegos. Se ponía detrás mía y subía a mi espalda. Podía sentir sus tiernas tetas aplastándose contra mi espalda. Luego yo la cogía por detrás para tirarla hacia atrás, momento que aprovechaba para colocarle mi polla en su culo y frotarme contra él. En una de esas veces ella se dio cuenta de que estaba totalmente empalmado al sentirla sobre su culo, me miró sonriente sin decir nada me cogió la cabeza hundiéndome hasta casi ponerme la boca sobre su coño, cuando emergí aproveché para cogerla de la cintura y voltearla, momento que aproveché para pasar mi mano sobre todo su culo metiendo parte de mis dedos por dentro del bikini. Sus pezones estaban durísimos al igual que mi polla. Luego le hice la ahogadilla a ella y mientras bajaba su mano tocó mi polla, la posó suavemente unos instantes sobre mi abultado pene, sin palpar, solo la mano apoyada, por un momento pensé que me la iba sacar y me la chuparía bajo el agua, pero no. Saltó fuera del agua y me volvió a mirar sonriente.
-Si quieres te puedo ayudar, primo.
Yo me quedé sin palabras, no sabía a qué se refería, o tal vez sí. Balbuceé un «Cómo dices…» y ella se acercó a mí, puso la palma de su mano sobre mi polla y dijo:
-Con esto… Debe de doler… ufff.
Y sin mediar palabra metió su mano dentro del bañador y me la agarró. Nos metimos un poco más adentro, aunque no muy lejos había un tipo que no dejaba de mirarnos. Ella comenzó a pajearme mientras me decía que la tenía durísima y que eso la ponía muy cachonda. Mis manos comenzaron a pellizcar sus pezones mientras ella gemía tímidamente. Una de mis manos se metió hasta dentro de su bikini buscando la raja de su coño y comencé a frotárselo también. Me puse detrás de ella y le saqué una teta enseñándosela al tipo que nos miraba. Se estaba pajeando por el movimiento de su brazo. Le metí por detrás los dedos dentro del coño y se lo follé mientras ella me follaba con su mano con movimientos duros y rápidos.
-Joder qué morbo el tío ese que nos mira…- Dijo mientras le sonreía y se relamía los labios.
-Seguro que no es la primera vez que pones cachondo a más de uno…qué puta eres…me pones a mil. ¡Zorra!
Y mis dedos se deslizaron por su clítoris frotándoselo salvajemente hasta que se corrió mirando al tío y poco después me corrí yo también.
Cuando terminamos me confesó que hacía tiempo que se masturbaba teniendo esta fantasía conmigo y que al final pudo cumplir. Yo le confesé que me masturbaba a veces pensando en cómo follarla de todas las maneras.
-Quién sabe…a lo mejor algún día se cumple tu fantasía, primo.
Los dos salimos del agua y nos reunimos con el resto de la familia manteniendo en secreto nuestra pequeña aventura.
El miron y vos debieron cojerla