En las piernas de mi tío
A mis 9 años de edad ya era una niña caliente que buscaba algo que sirviera para refregarlo en mi entrepierna y que más aquello que sobresalía de los pantalones de ellos.
Tenía nueve años y era muy traviesa, me gustaba ir de allá para acá aunque usará vestido. Me gustaba sentarme con las piernas abiertas, levantar mi vestido y ver cómo los hombres de la familia me veían de vez en cuando al hacer eso y las mujeres me retaban.
No voy a mentir que a esa edad ya no era una niña caliente. Me encantaba refregarme en cosas duras como los caños de las sillas en mis nalgas, las puertas, las almohadas y una muñeca de trapo grande que fingia estar cogiendo con ella. Todo me encendia.
Pero lo que más hacia era sentarme en las piernas de algunos hombres de la familia. Mis tíos y mi padrastro mientras jugaba en un celular y sentir sus bultos en mis nalgitas.
Dónde más me gustaba estar era el de mi tío mas joven, un chico alto de 25 años de edad, que le gustaba cuidarte y usar pantalones sueltos de jogging que le marcaba todo su miembro, y que me dejaba ser. Y yo contenta en poner ahí mi culito, grande para la edad de una niña, sintiendo contenta el bulto que se volvía rígido una vez que mis nalgitas que acomodaban ahí, ya que las bombachitas se me metían mucho entre ellas y entonces hacían función de tanga, se podía sentir mucho mejor lo que había allá abajo que me sacaba suspiro.
Mi tío «favorito» era complaciente conmigo, le gustaba que yo me moviera de adelante hacia atrás, que hiciera círculos con mis caderas y diera pequeños saltitos, todo con un límite de velocidad y si se encubria con el juego que estaba jugando. Pero a mí me gustaba más el roce de aquello duro en mi vaginita que me hacía sentir rico. A mi tío no parecía preocuparle, solo me acomodaba cuando me iba mucho, me apretaba a el en un abrazo y lograba sentir aquello duro ahí abajo. Pero a la vista de las demás personas esto era un juego.
Un día fui a más, en una reunión estuve en las piernas de otro tío y me sentía extraña, era como si quisiera sacarme un calor de adentro mío, quizás fue porque un rato atrás ví a escondidas como mis primos veían grupalmente un vídeo en una habitación y se masturbaban. Pero ninguno de mis tíos me dejaba por mucho tiempo en sus piernas, sabiendo que podría meterme en líos. Hasta que llegó mi tío favorito con una sonrisa y pantalones cortos sueltos, mi mirada se mantuvo en aquel lugar donde estaba su pija, sabiendo que queria montarme ahí rápido.
Recuerdo que mi tío decidio ir al sillón, que separaba la sala del comedor por una habitación, estaba enojado con mis abuelos. Desde la mesa no se podía ver los sillones y milagrosamente todas las personas sentadas en el sector donde no se podía ver. Así que ahí fui con todo el coraje mientras iba a abrazarle con dulzura viendo que su rostro se transformaba en una sonrisa.
Me senté en sus piernas frente a el y mi vestido de flores se alzó un poco, pero solo comencé a preguntarle cómo fue su día, y cosas que el me respondía cuando hablaba con una niña pequeña. Pero yo no era pequeña, yo solo pensaba en sentir su bulto sobre mi vaginita. Y lo comencé a sentir, aunque estaba sentada más atrás podía sentir aquel bulto sin despertar y comencé a inquietarme.
— Tío, préstame tu celular, quiero jugar.
Al ver que hacía casi me di vuelta pero mi vestido quedó arriba y mi nalgitas desnudas tocaron el pantalón, sintiéndome temblar, si no fuera por esas telas estaría arriba de eso que tanto quería que me diera placer. Pero iba a ser paciente, tome el celular y me acomode sin vergüenza en ese lugar sintiendo como mis nalgitas atrapaban todo ese rico bulto.
En la sala había música, personas charlando y bebiendo, así que aproveche a hacer lo mismo que solía hacer pero un poco más notorio. Comencé a moverme hacia adelante y atrás, dando algunos saltitos, y círculos, todos juntos sintiendo como el bulto de abajo se iba agrandando, y mientras suspiraba cómo estaba comenzando a hacer presión en mis nalgitas no deje de jugar y moverme, y más cuando mi tío me dejaba ser como siempre.
Pero está vez algo distinto sucedio, las manos de mi tío se metieron bajo mi falda, en mis nalgitas y apretaron hacia abajo sintiendo todo aquel bulto, después tiro de mi bombachita sintiendo como se adentraban más a mi culito haciéndome escapar un quejido.
— Eres bien traviesa Maya, si no fuera por el lugar haría más— dijo mi tío a mi oido— Pero solo te daré lo que quieres, un buen palo para frotarte.
Emocionada y llena de sentimientos sentí como mi primo me levantaba un poco y se movía, moviendo algunas almohadas como barrera, entonces un poco después me sentó y sentí algo caliente en mi entrepierna, duro y que intentaba levantarse.
— Muevete Maya, Muevete como hace rato. Muéstrame cuando deseabas esto.
Era la primera vez que hacía eso, que no era algún objeto o mi muñeca, o solo el bulto en el pantalón. Ahora mismo tenía aquella cosa rígida entre mis piernas, así comencé a hacerlo, a moverme de arriba hacia adelante sintiendo como mi bombachita se mojaba mucho mientras iba de adelante hacia atrás, mi tío metio manos para alejarlo y sentir mi piel con la suya, y intercambiaba los movimientos con saltitos sintiendo como su cabeza chocaba con la entrada de mi vagina haciéndome temblar.
Detrás de mi, mi tío suspiraba y movía también su entrepierna al punto de que nuestros movimientos podían llamar la atención. Pero mi tío solo siguió moviéndose cada vez más rápido mientras me dedeaba ahora sin cuidado, haciéndome sentir perdida. Entonces ví un trapo ponerse en mi entrepierna y un suspiro largo de mi tío mientras me tiraba hacia atrás exhausta por los cosquilleos que sentía en mi estómago.
— Dios Maya, por un momento me olvidé dónde estabamos— susurra a mi oido respirando pesadamente— que traviesa eres. Serás deliciosa cuando seas grande.
— Mn…
— Ahora ve a limpiarte y refrescarte. Antes de que alguien venga.
Asintiendo y sintiendo mi entrepierna mojada comencé a caminar pero senti antes una mano agarrando una de mis nalga. Al ver hacia atrás mi tío me miraba con una sonrisa como si le hubiese echo un gran trabajo. Me sentí mejor que antes al ver que me había deshecho de mi calentura pero también el de mi tío.
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Hola, otro relato rico para entretenerse. Esto de sentarme en las piernas de los hombres de la familia sucedió, me encantaba y pude hacerlo hasta los 14. Pero la masturbación solo fue fantasía mía que hubiese querido que pasará. Así que espero que lo disfruten como yo al escribirlo.
¡Qué lindo relato! ¡Gracias, Mayalugares! ¡Ya me animé a más…! Mañana no quiero dejar lazos sueltos.
Hola, disfrutable tu relato. buen aporte, por un momento uno desea estar en el lugar de esas personas que tuvieron la suerte de que te sentarás en ellos.
Genial, muy erotico!
MUY BUEN RELATO. ESPERO QUE SIGAS CON LA CONTINUACION DE ESTE Y EL DEL PAPA DE TU PADRASTRO
Quiero una sobrina asi
Yo nunca tuve con un familiar pero a los 9 me abrieron la cola y me encantó el novio de mi madre y a los 10 el Toto me volví adicta a la polla y buscaba hombres mayores túbe una infancia bin putica jihijiji y mi madre nunca se enteró!!
Hola Wendy ya escribiste así te leo