Encontrando mi propósito
Posible parte 1 de mi historia, de como desde siempre supe que quería ser, y como mis padres siempre me acompañaron..
Me llamo Joana, aunque ese no es mi nombre real, tengo 32 años, soy casada y tengo dos hijas de 4 y 8 años.
A los ojos del mundo somos una familia normal, sin destacar y sin mucho que decir de nosotros más que el hecho de que jamas nos separamos.
Detrás de nuestras puertas sin embargo todo es distinto.
Vinimos en la casa donde vivían ya mis abuelos, donde vivieron mis padres y seguramente donde van a vivir mis hijas.
Mi madre se casó muy joven, en un matrimonio arreglado por mis padres con un hombre mucho mayor. En su noche de bodas, además de los novios, mis abuelos estuvieron ahí observando a su hija convertirse en mujer. Ese suceso se repitió al menos cada semana, al punto de que mis abuelos estuvieron presentes cuando yo fui concebida.
Mis abuelos fallecieron en un accidente en coche un tiempo antes de nacer yo, mientras iban de compras por ropa para mí.
Mi madre cuenta en su diario que siempre se preguntó si había algo mal en ella, porque desde que fallecieron jamás fue lo mismo con su esposo.
No importa que hicieran, si ella le chupaba el pene, se lo metía en la garganta y dejaba hacerse de todo en todos los agujeros. Nunca fue lo mismo sin mis abuelos mirando.
Todo cambio sin embargo cuando yo nací…
El primer recuerdo que tengo es a los 4 años, y es un niño de quizás la edad de mi hija mayor (8), tocando mis partes mientras mis padres tenían sexo desenfrenado.
Nunca tuve una infancia normal. Desde que tengo uso de razón fui una prostituta.
Mi primer «cliente» luego del niño, que luego supe era solo un vecino, fue un hombre mayor de unos 50 años.
El me hizo que se la chupe, y aunque mi boca era pequeña igualmente lo hice, ya estaba acostumbrada gracias a mis padres. He de admitir la verdad… siempre me gustó.
Mi primera vez fue con otro hombre, un joven apuesto de unos 20 años.
El día que llegó, mi madre me dijo que me duchara y me preparase porque me traían un regalo. Yo sabía que era ese regalo.
El hombre llegó, y sin mediar palabra mis padres lo llevaron a mi habitación, se desnudaron y me pidieron que me acueste en la cama.
Mis padres primero me quitaron todo y empezaron a tocarme y hacerme que se la chupe a ambos hombres mientras mi madre «preparaba» mi vagina lamiendola. Nunca voy a olvidar esa sensación, era el paraíso.
Luego de un rato ellos pararon, mi madre me puso boca abajo y me dijo que abra las piernas, el hombre se acercó a mi y me dijo «estás lista? Esto te va a doler pero luego te va a gustar», yo dije que si, ya sabía como era, mis padres lo hacían siempre entre ellos.
Recuerdo sentir un dolor agudo, pero luego sentirme caliente y llena, el hombre arremetió en mi interior y empezó a resoplar como perro viejo, mientras a un lado se óia a mi madre gemir como nunca la había oido. Ella estaba en la misma posición que yo, casi como imitando lo que estaba haciendo.
El hombre continúo metiendo su pene dentro mío, y con cada arremetida la sensación pasaba de ser dolor a placer.
El miembro de ese desconocido se abría paso en mis adentros, cada vez mas y mas profundo hasta que en un momento… pum.
Sentí una sensación extraña, como si un líquido hirviendo se volcara dentro de mi, pero no era doloroso. Me sentía llena, casi como luego de una gran cena.
El hombre salió de mi y se paró, mientras mis padres, ya vestidos, sonreían y reían. El hombre les pago lo que parecía mucho dinero y jamás lo volví a ver.
Esa fue la primera de muchas experiencias que tuve, pero quizás las cuente en otro momento.
Está muy bueno…, me has dejado con ganas de mas
Hola preciosa espero que no sea la primera y la última historia que cuentas me gustaría saber todo de ti seguro que te contaron algo de cuando eras más bebé espero que sigáis escribiendo porque me lo has puesto como un tronco
Parece un buen inicio para una saga… Me gustaría que siga la historia