Encontré a mi nena en el pub
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por JAYDEE.
Llegamos a la puerta del Pub al que me habían arrastrado Agustín y Sergio.
Todavía tenia dudas.
¿Que iba a hacer un tipo como yo en un after office? Mi lugar era mas bien el sillón de casa con un whiskicito en la mano.
Pero bueno, ya estábamos ahí.
Aunque debo admitir que mis compañeros sabían elegir.
Ni bien entramos, note que estaba lleno de hermosas chicas, y por la manera en que estaban vestidas se notaba que buscaban mucho mas que bailar un rato.
Nos fuimos abriendo paso entre la masa de gente hasta la barra.
En ese pequeño trayecto roce varias colas y pechos.
Era imposible no hacerlo, y las chicas parecían estar perfectamente contentas con eso.
Ya no me molestaba tanto la idea de haber ido a ese lugar.
Una vez que nos hicimos un lugarcito en la barra, pedimos cervezas para bajar el calor.
-Y Oscar? que me decís?- me preguntaba Agustín con una enorme sonrisa cómplice
-La verdad que esta lindo.
Estuvieron bien en elegirlo.
–
-Lindo?! dejate de joder.
Lo que importa es que esta lleno de pendejas.
Una mas puta que la otra.
La onda es que vienen a este lugar porque saben que se llena de tipos con billeteras abultadas como nosotros.
O como vos en realidad.
yo ando medio seco.
jajajaaja- me trataba de educar Sergio riéndose
-Yo soy casado che! eso de las chicas se lo dejo a ustedes.
–
-No nos jodas Oscar.
De acá salís con una pendeja.
Te va a venir bien.
–
-Agustín tiene razón- dijo Sergio – Mira.
Acá a la vuelta hay un telo.
Ni bien veas que hay onda con alguna.
Decile de ir.
Ellas vienen a eso.
–
-Bueno, bueno.
Anotado.
– dije como para que no me sigan hostigando con el tema
Pasaron unos minutos.
Tomábamos lentamente las cervezas mientras mirábamos como desfilaban las chicas por el bar.
Era un buen culo tras otro, y ni hablar de los escotes, había tetas para todos los gustos.
Sin embargo en un momento apareció una chica que destacaba entre todas las demás.
Un leve codazo de Sergio, seguido de un movimiento de cejas me hizo dar cuenta de que mis compañeros también la habían notado.
Y no era para menos.
La chica en cuestión era una pelirroja infernal, cada centímetro de su cuerpo transmitía erotismo y sensualidad.
Unos pechos turgentes tapados con un top negro que dejaba una hermosa espalda y ombligo al aire.
Movía su cinturita al ritmo de la musica haciendo alarde de su diminuta minifalda que marcaba un culito rendondo y parado.
Unas poderosas piernas completaban el cuadro.
Lo que se dice vulgarmente, era un camión.
No se porque pero la cara se me hacia familiar.
Esas pecas, labios carnosos, ojos verdes.
Estaba seguro que la conocía de algún lado.
¿Pero de donde iba a conocer yo a semejante hembra?
-Vamos!-dijo Sergio
-Que?!-conteste sin entender
-Vamos, Vamos!- y diciendo eso se dirigieron hacia la chica que se robaba todas las miradas
Terminamos los 3 en un semicírculo frente a la dama en cuestión.
Esto la tomo un poco por sorpresa, pero note que después de mirarnos un par de segundos cambio su actitud y volvió a su estado seductor natural.
Sergio fue el primero que hablo.
-Hola! te presento a mis amigos.
El caballero sofisticado es Oscar.
El otro sátrapa es Agustín.
Y el espectacular espécimen masculino que te habla, Sergio.
– me pareció bastante idiota lo que decía mi compañero, pero por lo menos hablaba.
Hay que darle eso.
-Hola chicos! Yo soy soy Flor.
En que andan?- nos daba conversación nuestra nueva amiga, note que dirigía bastantes miradas hacia mi lado.
Le parecería raro un hombre de mi edad en ese lugar? probablemente.
-Cerramos un buen negocio en el trabajo y bueno.
queríamos salir a festejar.
Vos que haces? estas sola?-
-Estoy con una amiga.
Ahora debe estar por volver.
Vinimos a divertirnos simplemente.
Nos comentaron que haba muchos chicos lindos por acá.
– dijo con una sonrisa matadora
-Y tu amiga es tan linda como vos?- le tiro Agustín
-Eso lo van a tener que decidir ustedes.
Miren, justo ahí viene.
–
Mire emocionado en busca de su amiga, esperando encontrarme con un minon tan precioso como ella.
Me quede blanco.
La amiga era nada mas y nada menos que mi hija, Meli.
No lo podía creer.
Ahí me cayo la ficha de porque se me hacia familiar la cara de Flor, la había visto varias veces en casa, solo que nunca tan producida como ahora.
Quería que la tierra me trague, iba a quedar como un viejo verde frente a mi hijita y como un boludo frente a mis compañeros de trabajo.
Opte por seguir como si nada estuviese pasando.
-Flor! veo que encontraste linda compañía.
– escuche decir a Meli al acercarse al grupo
-Hola chicos! yo soy Mel.
– mientras mi hija se presentaba, registró mi cara y para mi sorpresa, en vez de sentirse incomoda, me sonrió y siguió hablando de lo mas efusiva.
Eso fue un alivio, por lo menos me había salvado del papelón con mis compañeros de trabajo.
Aunque ahora me empezaba a precupar la forma en que estaban mirando a mi hija.
Se la comían con la mirada.
Y no era para menos, estaba vestida para el infarto, mostrando todos sus mejores atributos.
Me perturbo un poco quedarme mirando el culo de mi propia hijita, pero era tan turgente y parado, que no pude evitarlo.
Al verla fuera del contexto cotidiano, pude apreciar como mi nena se había convertido en toda una mujer.
-Porque no vamos a un lugar mas cómodo? -sugirió Meli
Todos estuvimos de acuerdo y nos metimos en un reservado en forma de "U".
Quedamos intercalados de modo que Meli quedo entre mis dos compañeros y yo al lado de Flor.
No se de quien fue la idea, pero empezaron a llegar tragos y la mesa comenzó a llenarse de vasos vacíos.
Las chicas estaban bastante entonadas.
Agustin y Sergio enteramente dedicados a Meli, le hacían chistes y aprovechaban cualquier excusa para tocarla y juguetear.
Mi hija se prestaba contenta para todo.
Por mi parte, estaba recibiendo mucha atención de Flor.
Me preguntaba sobre mis cosas, se reia con mis chistes, me hacia sentir 30 años mas joven.
Debo admitir que me perdía en esos hermosos ojos verdes y en su escote regado de pecas que sentía cada vez mas cerca.
Me calentaba saber que era una amiga de mi hija, de su misma edad.
En un determinado momento, los demás se levantaron de la mesa con la excusa de ir a la pista para bailar un rato, dejándonos a Flor y a mi solos.
La verdad que para ese entonces, ya no me importaba mucho mi hija, simplemente me alegre de quedarme solo con su amiguita.
La charla siguió, cada vez mas intima, notaba como se iba pegando contra mi.
Finalmente, durante alguna frase medio cortada, nuestras miradas se cruzaron y nos fundimos en un mojado beso.
Solamente el contacto de esos dulces labios hizo que mi verga se ponga dura.
Flor lo notó y comenzó a acariciarme por encima del pantalón.
-Mmmm.
me encantan los hombre bien viriles y maduros como vos Oscar.
No sabes lo mucho que me calentas.
– me decía entre beso y beso.
Yo estaba en el paraíso, nunca pensé que una jovencita asi podria calentar con un tipo como yo.
-Me volves loco nena.
Me encanta tu cuerpo.
– le decía mientras acariciaba sus tetas, cintura y cola.
-Me gusta como me tocas con esas manos bien recias.
Estoy toda mojada.
–
Con cada una de sus frases me ponía aun mas caliente.
Supongo que se dio cuenta de mi situación porque cuando ya mi verga estaba por explotar contra el pantalón, sus habilidosas manos la liberaron.
Sin decir palabras, se deslizo debajo de la mesa, y, siempre con esos preciosos ojos clavados en mi, comenzó a darme una mamada de película.
El placer era extremo al ver desaparecer mi inflamada verga entre esos virginales labios.
La situación de estar rodeado de gente me excitaba particularmente, era algo nuevo para mi, y probablemente a ella también la calentaba mucho.
Su cabellera rojiza subía y bajaba sobre mi pelvis dándome una imagen exquisita de la joven amiga de mi hija.
Ya casi llegando al climax, veo que se acerca un mesero y se para en el extremo de la mesa.
-Puedo ir retirando los vasos, señor?- me pregunta, claramente sin darse cuenta de lo que estaba sucediendo bajo la mesa.
-Sisi.
claro.
Vaya vaya.
– logre decirle para que me deje tranquilo
-Muy bien.
– y se retiro con los vasos vacíos de la mesa
Segundos después comencé a acabar como nunca agarrando a Flor de la nunca.
Sentía su pera en mis huevos y su nariz en mi pelvis.
Asombrosamente no se atragantó y logró tragarse hasta la ultima gota de mi espesa leche.
Se incorporó a mi lado con un placentera sonrisa, y mientras se relamía me dijo:
-Mas relajado ahora Osqui?-
-No sabes.
Hacia años que no acababa así.
Sos perfecta.
–
-Y eso que todavía no probaste lo mejor, quiero una segunda dosis de tu leche.
Que te parece si vamos a un lugar mas cómodo?-
Ni lo pensé.
Nos levantamos y fuimos hacia la puerta.
Debía ser una imagen muy interesante para la gente del lugar.
Era el típico viejo verde que se iba con una pendejita.
No me importaba, yo iba agarrándola de la cintura.
Probando ese cuerpo que en minutos estaría saboreando.
El empleado del telo se comió a Flor con la mirada.
Y a mi me miro con una fuerte envidia por el caramelito que me estaba por comer.
Todo eso solo servía para ponerme mas caliente.
Llegamos a la habitación.
Volvimos a los besos y manoseos.
Me encantaba sentir ese cuerpo tan joven entre mis manos.
Quería sentir cada curva.
-Tirate en la cama.
-me dijo casi en todo de orden Flor.
Yo le obedecí y quede en la cama solo con mis boxers.
Comenzó a hacer un baile erótico.
Meneaba su hermosa figura para mi.
Cuando quedo solo en tanga y corpiño creí que me infartaba.
Ese culo era de otro mundo, una manzanita perfecta.
Daba ganas de morderlo, besarlo.
Se dio vuelta y con mucha habilidad se saco el corpiño.
Necesitaba verla de frente.
Volvió a darse vuelta y puede apreciar perfectamente esas dos montañas de carne con unos pesones que apuntaban al techo.
Estaba bien duros y listos para ser chupados.
-Veni bebe.
Quiero probarte.
– le dije casi suplicando
Me hizo caso y vino gateando.
Me besó desde la ingle hasta llegar a mi boca, quedándonos fundidos en un beso apasionado.
Me encantaba sentir esas tetas presionadas contra mi pecho.
Su culito en mis dos manos, duro, una piel extremadamente suave.
-Vamos al piso mi amor.
– le dije
Quede parado y la hice arrodillar para que me haga un trabajito como el que me había regalado hacia un rato.
Solo que esta vez fue mucho mas excitante porque podía ver su escultural cuerpo desnudo a mis pies.
Era toda una experta en el arte del fellatio.
Recorría toda mi verga con su lenguita juguetona.
Lo que mas me excitaba era la carita de nena feliz con un juguete nuevo.
-Quiero cabalgarte Osqui.
Te gusta?- me dijo desde el piso.
Como pidiéndome permiso.
-Si, mi amor.
Veni.
–
Nos fuimos a la cama y comenzó a montarme.
Hacia años que no veia una conchita tan suave y depilada.
Por eso casi me hace acabar cuando comenzó a enterrarsela.
Era tan estrecha.
Me sentía un adolescente en su primera vez.
Jugaba con sus tetas mientras ella hacia todo tipo de movimientos con su pelvis para obtener todo el placer posible de mi pija.
-Decime Papi!- le dije casi inconscientemente
-Te excita eso? Sos perversito, eh? Si papi cogeme.
Soy tu nenita.
me encanta jugar al caballito con vos papi.
–
-Queres que papi te de la lechita?-
-Si, la quiero toda.
Es mi hora de tomar la leche.
–
Con eso ultimo me volvio loco.
La hice acostar y, parándome al lado de su cara, comencé a cogerle la boca mientras jugaba con sus hermosas y pecosas tetas.
Cuando sentí que estaba a punto de acabar, saque mi pija y apuntándole a su carita de ángel empecé a descargar.
Algunos chorros entraron en su boca, pero la mayoría pintaron su frente, nariz y cachetes.
Me encantaba ver ese dulce rostro prostituido por mi semen.
-Gracias papi.
Te gusta como quede?-
-Hermosa.
–
Así quede rendido acostado con la amiga de mi hija.
Era una mezcla de sensaciones.
No solo me había cogido una pendeja sino que había descubierto lo mucho que me excitaba pensar en mi hija mientras lo hacíamos.
Era una idea perturbadora.
Pero mientras sea algo pasajero y que quede solo en el mundo de las ideas, no era peligroso.
Pensando en eso, me vino a la cabeza la duda de que había pasado con Meli y mis compañeros.
Los había dejado colgados.
Seguramente Meli al notar que su amiga había partido, se habría vuelto a casa.
Me sentí un poco culpable de haberle interrumpido la noche.
Pero bueno, que se le iba a hacer.
Al llegar a casa no la vi a Meli para ver si estaba enojada o algo así.
En cierta forma fue un alivio porque con la calentura fresca no podía pensar claramente como para esbozar una disculpa o una excusa sobre mi desaparición con Flor.
Al día me levanté y me fui al trabajo antes de que se levantara, era algo habitual cuando salía.
Ahora ya tenía una mejor idea de como eran esas salidas.
Mientras manejaba a la oficina pensaba en lo trola que era Flor.
La tuve en mi casa muchas veces y nunca había notado lo buena que estaba.
Supongo que el morbo de ser el padre de Meli le dio un poco de motivación extra para ese sabroso comportamiento a la pendeja.
Apenas llegué a la oficina las miradas cómplices de Agustín y Sergio, supuse que me habían visto irme con ese hembron y querían saber los detalles del encuentro.
La verdad no tenía intención de ponerme a hablar de mi vida sexual con esos dos así que los evité todo lo que pude y me centre en mi trabajo.
A media mañana los ví entrar a mi oficina.
Justo estaba al teléfono.
Cerraron la puerta y Sergio rompió el hielo
– Que locura lo de anoche, viste que teníamos que ir? – empezó
– Si fue divertido.
Algún día podemos repetir – respondí mientras me hacía el que buscaba algo entre los papeles.
– Espero que hayas comido bien compa, nosotros no nos podemos quejar – dijo Agustín,
– Mira esto, no es algo que se vea todos los días – siguió acercándome su telefono.
Me acerqué pensando que me iba a mostrar una foto pero era un video.
Me dió un poco de impresión, eramos como adolecentes mirando pornografía.
El video empezó con la mano aparentemente de Agustín acomodando el telefono disimuladamente mientras se sacaba la camisa.
– Estas gordo hijo de puta – le dije y mientras todavía me reía seguí viendo se corrió y se veía claramente a Sergio recibiendo una mamada de una rubia con un culo precioso.
Cuando mi otro amigo se pone cerca y se da vuelta para chuparsela me quedé pálido.
La mina era mi hija Meli.
Por si quedaban dudas Segio le dice:
– a ver Mel, correte el pelito que queremos verte esos ojitos azules bombón,
– Te gusta así? respondía mi nena, que movió la cabeza corriéndose el pelo mientras los pajeaba a los dos.
Ninguno de los dos notaba mi cara de horror al ver a mi dulce Meli con dos pijas entrando y saliendo de su boca.
Los dos pajeros estaban mirando el video y comentando como la chupaba y la forma en que movía la lengua.
– Que rica pija – sonaba la voz de mi hija en el teléfono.
Su cabellera dorada se movía a toda velocidad y su boquita devoraba enteras las pijas de mis compañeros que por cierto eran de un tamaño que me sorprendió.
En determinado momento me acerqué para ver de cerca y sentí que roce el escritorio con la tremenda erección que tenía.
No lo había notado pero ver a mi hija chupándola como una profesional me estaba calentando.
No sabía que decir
– Esa pendeja no es petera, es amante de la pija – comentó Agustín
– Tremenda puta.
Mira esa parte Oscar – acotó Sergio
En ese momento se veía la cara de placer que ponía mi nena mientras los dos le pasaban unos dedos por su delicada conchita.
Sergio empezaba a introducirse ahí mientras la lamía y se saboreaba con cara de degenerado.
Los gemidos de mi nena me quemaban la cabeza.
Agustín se había parado y le cogía la boca agarrándole la cabeza con ambas manos, se podía escuchar la arcada de mi Meli atragantada con ese pedazo de carne.
– Ahí viene la mejor parte – me dice Sergio dándome una palmada en la espalda.
En el vídeo se lo podía ver acostándose en la cama y a mi nena subida arriba de él.
Se sentó arriba, era increíble como esa conchita apretada se podía comer todo eso.
Ya no escuchaba los comentarios de mis compañeros, escuchaba sus voces pero estaba metido en el vídeo, el cuerpo de Melisa subiendo y bajando con tanta pasíon me perturbaba.
Agustín aparecía sentado en el respaldo de la cama y recibiendo una tremenda mamada
Vi que todos se movieron y no llegaba a entender que pasaba hasta que el grito desgarrador de Meli y el gemido de Sergio, me convencieron de lo último que quisiera saber, le estaban rompiendo el culo a mi hija y yo lo estaba viendo.
La pija estaba que se me salía del pantalón.
Sentía que iba a acabar ahí mismo.
El otro desde abajo la estaba penetrando por la conchita los gritos ya hicieron que le bajen un poco el volumen al vídeo.
Yo ya no quería ver más.
– Quiero la leche ya! – se escucho claro
y ninguno de los dos se opuso para nada.
Se arrodillaron en la cama ante la boca de Meli y le regaron absolutamente toda la cara de leche.
No se veía muy bien hasta que Agustín se levanta y le dice
– A ver putita sonreí para la cámara –
El primer plano de la cara acabada de mi propia hija pasándose la lengua alrededor de la boca para saborear el derroche de leche que la maquillaba, me hizo estremecer.
Parecía una locura pero sentí que me estaba mirando a mi.
– Oscar, Oscar! Ey! – sentí a Sergio haciéndome entrar en razón
– Te dejó mal la pendeja parece – comentó entre risas Agustín
– Que bárbaro, bueno chicos tengo que trabajar – los empecé a echar
– Y la colorada que pasó? – Un caballero no tiene memoria, les dije
Se rieron y salieron los dos.
Apenas cerraron la puerta puse la traba y me hice una paja tremenda pensando en esa última imagen del vídeo.
Esta tarde volví a casa y evite a Meli toda la noche.
Me acosté, pero no podía dormir.
Tenía las imágenes del vídeo dando vueltas por mi cabeza constantemente.
Cerraba los ojos y recordaba esa sonrisa viciosa.
Me levanté, fui a la cocina y busqué un par de hielos y saqué el whisky que tenía escondido en la alacena.
Estaba dando los primeros tragos y sentí unos pasos en las escaleras.
Unos segundos después vi la picara sonrisa de Meli asomarse por atrás de la puerta.
Solo podía ver su cabecita asomada tras el marco de la puerta.
Era suficiente para recordar el video.
– Hola papi, que haces tan tarde?
– Insomnio corazón, insomnio – le contesté casi sin mirarla
– Yo también, vine a tomar un poco de leche – me dijo.
Y casi escupo el whisky que tenía en la boca.
Apenas terminó de decir entró y pude ver como estaba vestida.
Vestida era un decir en realidad.
Tenía una remerita rosa que seguramente cuando se la compré era adorable, pero ahora apenas le llegaba al ombligo y estaba tan gastada que se podía adivinar todo lo que había debajo.
Di otro trago un poco más largo y cuando apoyé el baso terminó de pasar por el desayunador y pude ver que no tenía el shorcito rosa del pijama, Esa redondita colita joven y durita tenía solo una finita tanga que me hizo ponerme rojo.
El finito hilo rosa se perdía en sus nalguitas.
Y cuando estuvo en frente mío casi me muero cuando me dijo
– Pa, me vas a dar la leche o la tengo que sacar yo? – Con una sonrisa de nena traviesa
– Queres que? – le respondí confundido
– La leche, Estas al lado de la heladera
Me sentí un pervertido total, saqué la caja de leche sin levantarme porque tenía una erección con ese cuerpazo de Meli que me avergonzaba.
Se sirvió un vaso y se saboreó.
Se dio media vuelta para irse a su cuarto y no pude no mirar de nuevo esas dos manzanitas semidesnudas.
No puedo dormirme sin tomar una lechita – me dijo con un tono tan sensual que no sabía si mi mente me engañaba.
Se fue moviendo ese culito y yo la seguí con la vista hasta que subió la escalera.
Me quedé con una calentura suprema.
Al día siguiente me desperté temprano para ir a la oficina.
En realidad me levante ya que la cabeza me trabajaba a mil y no pude cerrar un ojo en todo la noche.
El cuerpito escultural de mi hija me obsesionaba, y ni hablar de las cosas que la vi haciendo en ese vídeo.
El morbo de desearla me hacia experimentar una excitación que nunca conocí, pero a la vez me sentía muy culpable de tener pensamientos tan sucios y prohibidos con ella.
Baje rápidamente por las escaleras.
Mi objetivo era salir de casa sin cruzarme con Meli.
Todavía tenia muchas cosas que resolver y no me sentía capaz de mantener un dialogo normal con ella.
No era mi día de suerte.
Al pasar por la cocina ahi estaba ella, sentada en la mesa desayunando.
Vestía una remerita simple pero muy escotada y unos shortcitos de jean que le marcaban la perfecta redondez de su cola.
-Hola Pa! Buen dia!- me dijo sonriente desde la mesa
-Que haces Meli? Tan temprano- atine a contestarle
-Me preparo para la facu Pa! De hecho estoy llegando tarde.
No me acercarías con el auto?-
-Ehmmm.
estoy apurado.
Tengo que estar en la oficina temprano mi amor.
– trate de disuadirla
-Por fa pa! necesito llegar.
Ya estoy lista para salir.
– mientras decia esto agarro su mochila y salio rumbo al garaje meneando su culito al ritmo de esa melena rubia fluyendo por su espalda.
Ya no tenia opción.
Iba atener que compartir el viaje con Meli.
Cuando estábamos en camino, me dice:
– Flor me contó que la paso bien el otro día.
– me tiro como un comentario al paso.
Me puse blanco.
-Ah si? y que mas te contó?-
-Nada.
Que se divirtió mucho.
– por la sonrisita que se dibujo en su hermosa cara, supe que sabia cada detalle de mi encuentro con su amiga.
Pero le gustaba jugar conmigo.
-Y vos que tal la pasaste con mis compañeros? – si ella jugaba conmigo, yo también podía hacerlo.
-Genial! Tomamos unos tragos.
Bailamos.
Nada del otro mundo.
Pero divertido.
– me contesto sin mosquearse en lo mas mínimo.
Mentia espectacularmente.
La conversación quedo ahí.
Evidentemente los dos estábamos recordando los sucesos de esa noche.
En un momento, con la excusa de buscar su celular en la mochila que estaba en el asiento trasero, se inclino entre los dos asientos de adelante dejando su redondo culito en pompa para mi deleite, con el detalle de una tanguita rosa que sobresalia.
No podía creer lo calienta pijas que había salido mi propia hija.
A través del espejo retrovisor saboree cada centímetro de esa belleza.
Tanto estimulo se fue traduciendo en una inocultable erección en mis pantalones.
-Que pasa papi? te noto nervioso.
– me dijo cuando volvió a sentarse, mientras miraba mi falda de reojo.
-Nada.
Esta todo bien.
– conteste tartamudeando
Inesperadamente Meli puso su mano sobre mi verga y comenzó a masajearla sobre el pantalón.
-Meli! que haces?! estas loca?- eran mis ultimas defensas para tratar de evitar lo que mis mas íntimos y sucios deseos anhelaban.
-Dejate llevar pa.
yo se que lo queres.
Ya soy grande.
– me tranquilizaba mi hija con una mirada seductora y a la vez cariñosa.
-Pero sos mi hija!-
-Y no es eso lo que te gusta? Flor me contó todo.
–
-Nooo.
– atine a decir entre suspiros por los manoseos que me daba
-Siii.
Me conto como le llenaste la carita de leche mientras le pedías que te diga "papi".
La verdad que me dio muchos celos que mi mejor amiga se tome la leche de mi papito.
Ahora yo también quiero.
–
-Hija.
estas confundida.
No podemos.
– dije, pero estaba totalmente entregado.
Meli libero mi tremenda erección y comenzó a pajearme.
Seguía manejando como podía.
-Mira que linda verga.
Esta pidiendo una mamada.
–
Termino de decir esto y muy dulcemente se inclinó sobre mi regazo y comenzó a besar mi inflamado glande.
Le daba pequeñas lamidas que me volvían loco.
La suavidad de esos labios y boca eran algo de otro planeta.
En un momento se la trago hasta los huevos y comenzó a mamar como la mejor.
No aguante mas y estacione en donde pude.
Agarrándola de la nuca acompañaba el sube y baja de su cabeza.
-Sii.
Meli.
Que putita que sos.
Esa boca viciosa!- dije, sin reconocerme a mi mismo.
Estaba hablando de mi propia hijita.
-Mmm.
que rica pija.
– decia Meli mientras se atragantaba de la misma verga que fue usada para concebirla 19 años antes.
-Veni.
Sacate la remera.
–
Meli se incorporo y en un movimiento le saque su remerita dejando ese espectacular par de tetas adolescentes al aire.
Me abalance sobre esos pesones rosaditos y duros.
Eran una delicia.
Meli gemia de placer.
Era un placer real, me daba cuenta que le calentaba tanto como a mi el morbo de la situacion.
-Cogeme papi! Te quiero adentro ya.
– me imploraba
Le saque su diminuto short de jean y la traje sobre mi.
Se fue sentando sobre mi verga lentamente.
Saboreando cada centímetro de esa conchita tan apretada y lubricada.
-Mmm.
siii.
como me gusta Papi! la siento tan bien adentro mío.
–
-Es toda toda tuya bebe.
–
-Me encanta cabalgarte Pa! Te acordas cuando jugabamos al caballito de chica? ahora me gusta mas.
–
-Ayyyy Meli.
– era demasiada excitación, no podía articular palabras ya.
El ritmo de las subidas y bajadas de Meli iba en aumento buscando el orgasmo.
Yo le mordia las tetas, agarraba su culo, no me daban las manos para saborear ese cuerpo escultural.
-Llename de leche Pa! Porfa!- me empezó a rogar Meli
Le hice caso y comence a estallar en espezos chorro de semen adentro de la conchida de mi hija.
Fue el mejor orgasmo de mi vida.
Y juzgando por la cara de placer de Meli, supongo que el de ella también.
-Gracias Papi! sos el mejor.
–
-Tengo la mejor hija del mundo.
– le conteste y le parti la boca de un beso
Continuamos el viaje hacia su facultad.
Cuando bajó, se acerco a la ventanilla y con la mejor voz de puta me dijo:
-Hoy llevo a Flor a casa para estudiar.
¿que te parece si nos esperas con la lechita de la tarde?-
Se me dibujo una sonrisa de oreja a oreja y partí pensando en lo que me esperaba.
Pero eso es otra historia
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