ENCONTRE A MIS SOBRINAS HABLANDO DE….
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hansolcer.
Hola otra vez, heme acá tratando de seguir contando las aventuras con mis sobrinas.
Como antes relate, después de haber tenido una sesión maravillosa de sexo con mi sobrina Vanesa, me fui a mi cuarto a meditar lo ocurrido. Pensaba que si era rico cogerme a esas niñas y que por más vueltas que le diera era incesto real, tal como había sucedido años antes con sus mamas que eran mis hermanas.
Reconocía que las niñas habían heredado cierta inclinación al sexo y si que eran calenturientas. Rosa la de 13 prácticamente me había exigido tener sexo con Vanesa su prima de 14 y ahora me había hecho prometerle que también follaria a Raquel de 12, también prima suya. Menuda tarea, pero que estaba dispuesto a cumplir.
Como dije estaba en mi cuarto, y casi toda la familia estaba en casa. Mis hermanas y los esposos de estas, mi madre, mis dos hermanos y por supuesto mis sobrinas. Cada uno en lo suyo, cada familia en sus respectivas habitaciones. Yo tranquilamente viendo la tv, esa programación aburrida pero que tienes que ver jajaja.
Fue a eso de la media noche cuando escuche el rumor afuera, al parecer había fallecido alguien conocido del vecindario.
– Es doña Marcela – decía mi hermana mayor madre de Rosa mi sobrina -. Hay que ir al velorio, si no cuando una de nosotras se muera nadie va a venir.
Vamos chamacas – continuaba para animar a mis hermanas -.
Rápidamente se pusieron de acuerdo, muy a pesar de que tenían que trabajar al día siguiente salieron rumbo a casa de la que recién acababa de colgar los tenis. A mí, como sabedoras de que no era muy dado a ese tipo de convivios ni me preguntaron. Por curiosidad me levante y fui a la habitación de mi madre, quien me conto que casi todos se habían ido. Solo dejaron a Raquel, Vanesa y Rosa se fueron también – sentencio mi mama.
– Ah – dije – sin prestar atención. Yo me voy a dormir, mañana tengo mucho que hacer, buena noches.
– Buenas noches – dijo -.
Regrese a mi cuarto y decidido a darle descanso al cuerpo me tire a la cama, no habían pasado ni dos minutos cuando escuche a Raquelita hablar en vos baja:
– Tío, tío abra que tengo miedo.
– Jajajaja Chamaca – pensé – dirigiéndome a abrir la puerta.
Estaba de pie, en sus ropitas de dormir. Verdaderamente aparentaba estar un poco asustada y la invite a entrar, sin preguntármelo fue a refugiarse en mi cama.
– Bien duerme tu ahí – dije -, yo me arreglo un lugar por acá…..
– No tío – dijo -, usted duerma conmigo que tengo miedo. Además usted tiene una deuda….
– Ah ya entendí. Así que no tienes miedo, sino que quieres que cumpla mi palabra – dije divertido -.
– Bueno tengo miedo, pero también quiero que cumpla su compromiso.
– Ok. Si tengo que pagar, hagámoslo de una vez.
Sin más preámbulos me llegue a la cama, y como para ocultarnos de miradas curiosas nos cubrimos con las sabanas. Desabroche mis pantalones dejando el suficiente espacio para que mi verga estuviera accesible si era requerida jajaja. Mi sobrina hizo lo propio, se quito sus ropas dejándose únicamente sus calzoncitos de niña para luego colocarse muy junto a mí con sus piernitas abiertas como invitándome a darme un verdadero festín con ese chochito que yo sabía que nunca había conocido verga.
La bese de arriba abajo, su boquita, el cuello, sus nacientes tetitas, la pancita hasta llegar a la altura de su calzoncito. Sin quitárselo le estuve tocando haciendo cierta presión sobre su bulto, luego bajaba mi lengua hasta los pies haciendo que su piel se erizara como carne de gallina. Por un lado de su calzoncito introduje uno de mis dedos y empeché a palpar su rajita húmeda completamente, tenia su clítoris ligeramente inflamado y duro como nuez, tanto así que al contacto de mis manos arqueaba su cuerpecito como si le causara algún dolor.
– Te gusta – le pregunte -.
– Siiii, siento cosquillas hasta en mi pancita.
– ¿Pero no te hago daño?
– No – balbuceo -, siga que siento bien rico.
Con destreza me quite los pantalones al mismo tiempo que le baje a ella su última prenda, pude ver en todo su esplendor una vulva bastante hinchada, raja medio abierta y una pepa de buen tamaño de color café oscuro, ningún bello todavía.
Me coloque entre sus piernas y metí mi cabeza de la mejor manera para hacerle un oral tratando de introducir todo lo que pudiera de mi lengua. Lamia de arriba abajo, sus labios, la pepita y ese bultito duro que formaba su clítoris, Raquel parecía enajenarse y gemía como desconsolada.
– Quiero que me mames tú a mi preciosa, quiero que nos hagamos felices al mismo tiempo, vale.
Me gire de tal manera que mi verga quedo al alcance de su boca, yo seguía dándole lengua en su chocho. Como yo estaba arriba de ella, mientras me la mamaba empecé a culear hacia abajo como si la cogiera, no tan fuerte ya que ella parecía atragantarse con mi verga que parecía un mazo en esa pequeña boquita de una niña de 12 años apenas.
– Bien, ahora voy a hacerte feliz pero con mi pajarito (forma coloquial de decirle al pene en mi país), te va doler un poco. Si te hago daño me dices y paramos bebe.
Ponte así abierta – le pedí – mientras le colocaba una almohada debajo. Bien, ahora deslízate un poco hasta el borde de la cama para que no te vaya a causar mucho dolor, si.
Me pare frente a ella como contemplando por última vez ese chochito que dentro de segundos o talvez minutos no podría presumir de ser virgen.
– Lista – dije viéndola a los ojos -. Okis acá voy – le advertí – mientras le colocaba la cabeza en su entrada, para luego suavemente empujar con el afán de porfin penetrarla.
Aunque la estocada fue suave pero firme no le entro casi nada, y aun así vi como se mordía sus labios mientras cerraba sus ojos. Sus caderas se tensaron y su estomago se enjuto hacia adentro.
– Te dolió mi reina
– Me arde
– Solo un ratito, después te prometo que vas a sentir como cuando te besaba
Como mantenía mi verga en su entrada solo moví un poco las caderas para agarrar impulso y empuje tantito hasta lograr que la cabeza desapareciera en su cuevita, menuda imagen. Era erótico ver mi tranca clavándose en ese cuerpecito de niña, sus caderitas retrocedieron como picados por aguijón alguno pero mi miembro ya había entrado.
– Ya preciosa, ya entro – dije a manera de consuelo.
– Pero me arde mucho, siento como fuego tío.
– Solo unos empujones mas y vas a estar gozando bebe
En virtud de prever que se desenchufara la tome de la cintura y me coloque en plan de ataque, subí mis caderas y no sin antes advertirle me deje caer suavemente pero con la fuerza suficiente para enterrarle de una vez casi la mitad del miembro, sintiendo como por dentro se rompía ese sello que hasta ahora le daba el titulo de virgen. Raquelita se contorsiono emitiendo un quejido que me dijo lo mucho que le había dolido a la vez que su carita emitía gestos que se desencajaban su belleza.
– Un último intento – dije también con mi pene algo adolorido –.
Alce mi culo y me deje caer hasta sentir que cuerpo se topo con mi sobrina, yo estaba cansado, sudoroso, con un ligero dolor en mi verga, ella creo que igual. Nos quedamos sin movernos por largo rato, rompiendo la monotonía pellizcándole las tetitas o besándole suavemente el cuello y su boquita.
– Tío, siento que su cosa me llega hasta el estomago – dijo entre divertida y nerviosa -.
– Exagerada ¿Ya no te duele?
– Poquito
– Okis ahora vamos a empezar a sentir rico – le dije besándola en la boca.
Me separe de ella si sacar mi verga y empecé un mete y saca lento para luego ir acelerando hasta convertirlo en galope. Raquelita aunque al principio parecía no hallarle el gusto luego empezó a dar muestras de satisfacción pues hasta comenzó a mover sus caderas tratando de agarrar el ritmo, lo que me hizo saber que estaba lista.
– Súbete arriba mi amor, ahora quiero que sea tu quien me coja.
Así – le dije viéndola encima mío –coloca la cabeza – , ahora baja lentamente. Quiero que cuando bajes muevas tus caderas como haciendo un circulo hacia adelante.
Si, así. Ahora trata de hacerlo al revés, muévete de atrás hacia adelante, bien.
Haz como helicóptero, mueve tu culito haciendo círculos hacia un lado jajajaja. Bien, que buena eres.
Veo que te gusta eh, así mi niña, baja rápido y hazme acabar en tu cuquita. Porque no menstruas todavía verdad, ah bien. Voy acabar adentro, si, si, que rica mi amor. Más duro, baja más duro, asi, asiiiiii
Sentir tensarse mi estomago, mis piernas y como mi respiración se agitaba al máximo, levante mis caderas como queriendo que mi verga se fuera hasta el estomago de mi sobrina, ella hizo lo mismo acelerando el ritmo gimiendo como loca, arqueo su espalda y grito fuerte diciéndome cuanto le gustaba.
Mi verga se descargo con furia explotando en el interior de la pequeña vagina de mi sobrina, sentía como grandes cantidades de líquidos calientes se fusionaban tras el orgasmo de ambos. Raquelita continuaba encima, mi verga aun después de acabar continuaba adentro. Ella resoplaba junto a mis oídos e ingenuamente me dijo:
– Tío, no sé qué paso. Sentí que me salía algo de mi cosita y se me aguadaron las piernas.
– Tranquila bebe, ese es el fruto del amor, se llama orgasmo y se da cuando mi cosita entra en la tuya eh.
– Tío, pero esa no es una cosita. Es una gran cosa
Me duele acá abajo – dijo –
– Ya pasara. ¿Sentiste rico? ¿Te gusto?
– Si. Quiero que me lo haga todos los días
– Jajajaja Lo haremos cuando podamos, solo guarda el secretito. A nadie de esto.
– Ni a mis primas
– A ellas sí, pero tengan cuidado. Nadie más debe saber.
Nos levantamos y con el mayor cuidado trate de ocultar para que no viera la mancha de sangre que había en la sabana, la lleve a su cama y tras de cerciorarme que había cubierto cualquier evidencia de nuestro encuentro me dirigí a mi habitación. Eran las 2 de la mañana, habíamos cogido casi una hora y había sido bonito, erótico y rico.
Más adelante contare cuando mi cuñado me encontró cogiendo con una de ellas, para colmo era su hija.
Una delicia tu relato sigue así que espero la otra parte