Enriquekely. Parte 1. – Mi Prima.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por enriquekely.
Era aun de madrugada cuando mi madre me aviso que debíamos irnos de mi país, el plan era salir de allí y llegar a casa de mi padre dentro de un par de meses, nunca pensé que aquel viaje significaría también una ventura en la sexualidad.
Mi nombre es enrique y decidí escribir esto ya que después de todo el leer esta página fue lo que me llevo a mi gran aventura y me impulso a conocer nuevos horizontes, sin su guía me hubieran sido imposibles.
Tengo 21 y soy simpático, nunca he medido mi pene pero creo que es normal, tengo pelo negro es lizo y suave, mi piel es color canela y tengo ojos chocolates oscuro, me dicen kely pues cuando pequeño decía mal mi apellido y desde entonces me dicen mas “Kely” que por mi nombre.
Parte 1. – La despedida.
La noticia de que nos íbamos a los estates corrió como pólvora en aquel pequeño pueblo de donde vengo, la primera en enterar se fue mi tía maría, una vieja horrible que no gusta de mi y siempre es muy metiche, eso significo que dentro de horas el rumor llego a los oídos de todos, “Kely se irá a los estados unidos” las personas me miraban en la calle y no sabían que decir.
Entre atreves de mi celular a la pagina que acostumbraba leer para hacer fluir mi imaginación cuando me vino aquella iluminación, aquella verdad.
“si me voy del país… no importa nada de lo que haga”
Estaba en el parque cuando esa iluminación me vino a la cabeza y corría a casa de mi tía maría sin perder tiempo, savia lo que quería y lo conseguiría sin problemas.
En casa de mi tía la encontré “no buscaba a la vieja” era a mi prima a la que iría a visitar.
Estaba ella fregando los platos del almuerzo aun y escuchaba música en sus audífonos, era una chica de catorce años, hermosa como nada en este mundo y enamorada de mi desde hacia siempre. Me acerque a ella y percatándome que estábamos solo la tome por la cintura y la acerque a mi abultado pene de un golpe, ella se asusto y me golpeo, dejando caer su celular al suelo quedo justo en frente de mi pene al agacharse, ya rápidamente me descubrí el miembros y lo deje en su rostro, ella estaba muy confundida de lo que me pasaba.
Antes aviamos intentado tener sexo pero nos detenían las barreras sanguíneas y el “que dirán” de nuestros familiares.
– ¡Kely! Cochino, que asco guárdate esa cosa. – me dijo y se levanto apenada.
La mire por un segundo mientras algunas gotas de agua surcaban el valle de sus hermoso pechos, su cuerpo era una belleza de principio a fin, pies hermoso y suaves, piernas delgadas pero fuertes que guardaban entre ellas la delicia más grande jamás antes probada, glúteos hermoso y Redonditos, algo precioso era su espalda, soñaba con vera moverse adelante y atrás consecutivamente mientras su cabellos negro escurría por ella, no era desde hace poco que la deseaba.
– María… sabes que me voy y no regresare… ágamos lo que queramos mientras podamos.
Aquello la destruyo, las lágrimas corrieron por sus mejillas, saliendo de esos hermosos ojos negros.
Después de un poco de habladurías logre convencerla de darme su virginidad.
También se podía decir que era mi primera vez, había estado tan metido en mi amor hacia ella que no había conseguido novia.
Llego el momento y nos dirijamos a su cuarto, lo cerramos con llave y nos sentamos en la cama.
Le pedí que se desvistiera para mí y ella muy complaciente comenzó a hacerlo, me sentía un poco mal pues ella de verdad me amaba, jamás podríamos estar juntos y eso me atormentaba. Justo cuando la iba a detener ella se descubrió el pecho.
Dos hermosas montañitas de placer se aparecieron frente a mí, rosados pezones que no dude en acariciar suavemente con mis dedos, acerque mi rostro a ellos e intente saborearlos, mis manos temblaban, mi cuerpo temblaba, era tanta las ganas de tenerla que no pude contenerme y la acerque a mí.
No sé cómo lo hice pero de una la puse en la cama, yo entre sus piernas y ella tenía los ojos cerrados “tenía miedo”, acercándome a ella podía sentir el aroma hipnotizaste de su piel, el sudor delicado y rico que salía de su cuerpo era como una droga para mí, pase mi lengua entre sus pechos y luego en sus pezones, el es cucharla gemir suavemente no mejoro mi estado.
Suavemente baje por su estomago con mi lengua, su sabor era salado y delicado, su aroma a flores y sexo. Mis dedos llegaron a su sexo y comencé a acariciarla, como reflejo sus manos se interpusieron, no lograron hacer nada por protegerla pues cuando la acariciaba en su clítoris perdía toda su fuerza.
Mi manos separaron sus piernas y logre ver su sexo, había soñado tanto con esto, era una de esos sueños donde despiertas en la mejor parte, “esta vez no desperté”
Tome mi pene con firmeza y lo coloque en la entrada del placer, tome sus suaves muslo comencé a penetrarla, ella hiso por gritar pero se callo ella misma con sus manos, mi pene toco sus labios y fue algo glorioso, era tan suave y tibia como lo había soñado.
Entrando no puede contenerme y comencé a temblar, mis piernas no me podían sostener, era tan rico, sus mus los se ponían duros por segundos como que sentía lo mismo.
Mi pene muy lubricado y lleno de ganas empezó a entrar y a gozarla, era apretado y tibio, a veces era casi imposible avanzar pero después de un segundo sentí su himen, era como una barrera que atrapo la punta de mi pene, ella me miro con los ojos llenos de lagrimas y me dijo:
– Primito te quiero.
Mi pene la atravesó con firmeza, ella grito en la sabana y se quedo en silencio, me acerque a ella y puse mi mano en su pecho, mi otra mano toco sus partes rosaditas, mi pene empezó a salir y entrar de ella. La sensación de su cuerpo era algo único, era la combinación de una niña una mujer, estrecha y deliciosa, era lo mejor de todo.
Poco minutos después de estar sintiéndola me corrí dentro de ella.
– Lo siento palpitar, primito que rico. – me dijo.
Le saque el pene y decidí llevarla a un orgasmo único, era lo mínimo que podía regalarle después que ella me regalase su virginidad.
Acerque mi boca a sus partes llenas de semen y sus jugos, avía algo de sangre pero era tan poca que la logre quitar con mi camiseta, el olor de sus partes era una combinación de orines y piel suave, tan delicado que me parecía muy rico, acerque mi lengua a sus labios y le di un beso como si esa fuera su boca, ella gemía sin control, mi lengua probaba sus jugos mientras ella se retorcía e intentaba soportar.
– Mi niña te quiero. – le dije mientras la llevaba al clímax.
Sin parar le acariciaba con mi lengua mientras la probaba como loco, de la nada se quedo traba da en un grito, era como un gemido desde lo más profundo de su alma, no me detendría por nada, su cuerpo se arqueo un poco y pude ver a lo lejos pasando su ombligo esos pechos hermosos y duros.
Un segundo de rápidas lamidas para que ella se desplomara de placer.
Su cuerpo estaba vuelto una maraña de sensaciones amplificadas y ya no le quedaba ropa.
Metí mi pene y ella gimió…
– ¿Quieres más? – pregunte.
– Si, por favor kely.
La gire y la puse en posición de perrito, era un sueño para mi ver su espalda de esa manera, su vagina recibió esta vez mi pene con mas facilidad, su sexo era delicioso.
Acaricia su trasero y note que mientras la penetraba ella apretaba su culito, era gracioso, era algo nuevo para mí el descubrirla así que decidí penetrarla por atrás también.
Acomodándola un poco pase mi pene por su culito, ella al principio se negaba, decía que le daba pena, pero luego se dejo.
Puse la cabeza de mi pene en su culito y empecé a penetrarla, ella estaba tensa, le dije que se relajara un poco y luego fue tan fácil y delicioso, su trasero era caliente y lleno de deliciosas sensaciones, la acomode y le daba como lo había planeado durante muchas noches. Su cuerpo pronto se acostumbro y ella misma se meneaba para gozarlo más, un movimiento suave de cadera hiso que descargara todo mi semen en su interior.
Su cuerpo desnudo se desplomo en la cama, su respiración era rápida, hacía calor en la aviación, ella se levanto y camino desnuda a su baño, “seguía deseándola”
– María. – le dije llamándola.
– Que. – se dio la vuelta, no tenia vergüenza de mi, se dejaba ver completa y deseable.
– ¿Quieres más?
Ella me miro en sonrió mientras entraba al baño… una voz se escucho seductora y suave:
– Te estoy esperando.
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