Enseñando cariñosamente a mis Hijas – Parte 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Leonanky.
Mi nombre es Santiago, tengo 37 años.
Mi debilidad siempre ha sido las joven. No por ser ingenuas, sino por ser puras de alma y hermosas en todos sus aspectos.
Siempre que he tenido una relación, me la he tomado con mucha responsabilidad y respeto.
Mi aventura con mis tres hijas comenzó hace 7 años, cuando mis hijas tenían 6 y 8 años.
Yo estaba viendo un película porno que me prestó un amigo de la compañía, donde las protagonistas eran niñas de 6 a 10, siendo penetrodas por hombres de 25 en adelante.
Yo miraba la película y me estaba dando una tranquila masturbada, provechando que mi esposa había salido un a visitar un rato a mi suegra.
De repente una de mis hijas llamada Sandra la menor, estaba corriendo, huyendo de Carla mi hija mayor. Ellas jugaban a los atrapados, cuando ellas ven lo que estoy.
—Estoy jugando hija.
No me preocupaba que me viera desnudo, porque ya me han visto en muchas ocasiones.
—¿Si? —Dice Carla.
—Si mi amor.
—¿Puedo jugar también?
El sólo pensar me hizo empalmar más de lo que estaba.
—Si. Claro que puedes.
—¿Cómo tengo que hacer?
—Bueno, debes agarrarla firmemente con tu manita, apretarla un poco y luego moverla de arriba a abajo.
Ella se acerca, se sienta conmigo en el mueble y me la agarra. El contacto de su piel, me hace dar un pequeño escalofrío.
—Papi. Está muy dura. ¿Porqué la tienes así?
—Eso pasa cuando uno ve a una mujer desnuda o a una niña.
—¿Así como las que están en la televisión?
—Si.
Ella empieza a masturbarme, luego Sandra se aproxima.
—¡Oigan!, ¡yo también quiero jugar!
—Tranquila, mi niña. Ahorita vienes tú.
Carla pasó unos 2 minutos moviendo mi verga, luego ella le enseñó a Sandra cómo hacerlo.
—Muy bien, así es. Debes enseñar a tu hermanita.
—Si papi.
Parecen divertirse. Luego de una medía hora en "jugando", yo me vengo y parte de mi semen cae en la parte baja de mi barriga y el resto en la mano de Sandra.
—Papi… ¡Te orinaste!
—No cariño, eso no es orina. Eso es leche.
—¡Leche!, quiero probarla.
—Está bien.
Ella se chupa los dedos y hace un gesto de alegría.
—Está rica. Sabe raro, pero no sabe como a la leche de vaca.
Me hace reír.
—No cariño. La leche de vaca es distinta a está. Tienen distintos sabores.
—Mmm…
—Yo también quiero probarla.
Ella se acerca a mí, y con sus dedos recoge el resto de la leche en mi barriga.
—Papi. Tu leche está rica. Me gusta mucho.
—Ahora debes hacer eso que hace esa niña.
—¿Como lo hago?
—Bueno… Abres la boca, y sacas los labios para ocultar tus dientes. Y debes chupar y lamerla como un helado.
—¿Como así?
—Sólo inténtalo con la práctica lo entenderás.
Ella se acerca a mi verga y se la mete a su boquita. Como no es muy grande a penas puede tragar 10 centímetros, de mis 20 centímetros
Al principio le cuesta, pero al rato le agarra la vuelta. Ella me lo chupa y me lo male como un helado. Se lo mete en la boca, se lo mete hasta donde da su garganta.
Mi verga está bañada y lubricada por la saliva de Sandra. Luego ella parece cansarse.
Carla toma su lugar, y empieza a masturbarme con su boca, ella lo hace un poquito mejor que Sandra, pero debes en cuando me lastima con sus diente.
Luego de eso agarro a Carla por la cabeza y empiezo a moverme. Me la follo por la boca ella sólo se queda quieta y debes en cuando tose por la rapidez de mis embestidas.
Al pasar unos 4 minutos, me corro en la boca de Carla.
—Caramba papi. ¿Aun tienes leche?
—Si. Todavía tengo mucha.
—¡Que bien!, así cuando queramos las dos podemos tomar tu leche, ¿verdad?
—Bueno… Si.
Ambas se contentan.
—Ahora debes compartir mi leche con tu hermana.
—¿Cómo lo hago? —Carla apenas puede hablar por la leche en su boca.
—Debes darle besitos a tu hermana y meter tu lengua en su boca.
—Está bien.
Ella busca la boca de Sandra, y las dos intercambian besos, y Carla penetra la boca de Sandra con su lengua haciendo que mi leche se pase a su boquita y viceversa, ligandose con la saliva de ambas.
Ellas pasan un rato besándose. Al parecer les gusta.
—Por lo visto, les gusta besarse.
—Si papi. A ambas nos gusta.
Sandra igualmente me lo dice.
—¿Se tragaron mi leche?
—Si. —Responden ambas.
—Muy bien.
Ellas recuestan a mi lado y empiezan a ver la película conmigo.
—Papi… —Dice Sandra.
—Dime.
—¿Nosotras podemos hacer lo que hacen esas niñas?
—Bueno… Si pueden.
—Porque si ellas pueden, yo también puedo. Al parecer les gusta lo que le hacen.
—Si les gusta. Pero esas cosas deben hacerla con alguien de confianza y que las quiera.
—Confiamos en ti y sabemos que tu nos quieres mucho. —Dice Carla.
—Es verdad, yo las amo mucho.
—Quiero que me hagas lo que le hacen a ellas.
—Está bien. Pero antes quiero que se quiten toda la ropa.
—Vale.
Ellas se quitan toda la ropa, dejándome ver hermosos y pequeños cuerpecitos. Dejándome ver su preciosa y húmeda frutita.
—Lo que hiciste con mi pene ahora debes hacerlo con la frutita de tu hermana.
—¿Cómo lo haría? —Pregunta Carla.
—Tú acuéstate aquí. Y tu acuesta igual pero que tus pies queden a la cabeza de Sandra.
Ellas difultuosamente se acomodan, de manera que forman la famosa "posición 69".
—¿Ves que allí tienes la fruta de tu hermana?
—Si.
—Tú hermana tiene la tuya al frente suyo. Sólo debes lamer y chupar igual como lo hiciste con mi pene.
—Está bien.
Ellas empiezan a lamerse y chuparse sus pequeñas vaginas. Ellas se enfrascan, y cada una empieza hermosamente a gemir y hadear.
—Papi, me gusta que Carla me chupe mi vulvita. Me gusta mucho.
—A mí también papi. Me gusta lo que me hace Sandra. —Dice carla.
—Sigan así. Lo hacen bien.
Con mis oídos percibo, los lindos gemidos y hadeos de mis dos amadas hijas.
Cada una dándose placer mutuo. Un sentimiento las entrelaza, haciendo que en ves de placer, sea amor.
Ellas gime y hadean sin parar. Hasta que una sin previo aviso lanza su primer e intenso orgasmo.
—¡Sandra me orinaste!
—No hija, ese líquido que expulsó tu hermana. Es parecido a mi leche. —Comento para que no se altere.
—Mmm… Bueno.
Entonces ella empieza a tragar todo la esencia de su hermana.
Sandra sigue lamiendo la vagina de Carla.
—Papi. Creo que me voy a orinar.
—No te vas a orinar. Solo vas a tener tu primer orgasmo y te vas a venir.
—Bueno, me voy a venir. ¡Y no aguanto más!
—¡Aaahh! ¡Aaah!
Ella lanzar su primer orgasmo grita de placer.
Ella se queda quieta mientras que Sandra lame toda y traga todo au líquido expulsado.
—Papi. Me gusta el sabor que tiene Carla.
—A mí también me gusta tu sabor hermanita.
Comentan ambas.
Ellas se quedan así por un momento, luego se acomodan y se abrazan, y me abrazan a mí.
Luego yo les explicó como tocarse la una a la otra.
Ellas comienzan con cierta torpeza pero luego le agarran la vuelta.
Carla le abre las piernas a Sandra. Ella, le toca su rajita de arriba a abajo, Sandra gime ante el placer.
Luego Carla Introduce sus dos dedos en la cosita de Sandra. Los saca y vueve a meter una y otra vez. Mi hija Sandra se retuerce ante semejante liberación que le da Carla. Ella le abre los pequeños labios vaginales y con su dedito, Carla le empieza a estimular brutalmente. Estando Sandra bien húmeda, ella le saca los dedos y se los da a probar a su hermana. Ella se contenta y dice que continúe porque le gusta mucho. En fín, al pasar un buen rato de Carla estar tocando a su hermana, Sandra le regala dos hermosos orgasmos. Luego ellas se besan, para probar su orgasmo mutuamente.
Luego de eso ellas se intercambian, y Vuelven a realizar el mismo proceso.
Después de Carla haber masturbado y llevado a unos intensos orgasmos a Sandra, y viceversa, decido que es mi turno.
—Ahora le toca a papi.
—¡Sii! —Dicen ambas.
En eso pasan una escena donde un hombre penetra a una niña, y la hace gemir.
—Papi, también queremos hacer eso.
—¿Quieren saber que se siente tener un pene adentro de sus cuquita?
—Si ella le gusta, a nosotras también nos puede gustar.
—Está bien.
Agarro a Sandra por las piernas y la atraigo hacia a mí, le abro bien las piernas. Unto mi pene con saliva, ya la cosita de mi hija está lubricada, así que imagino que no habrá problemas con la fricción.
—Voy.
—Dale papi.
Introduzco mi paquete en su vaginita con cierta dificultad. Sandra empieza a gemir. Yo introduzco un poco más y ella empieza a gritar.
—¡Papi me duele mucho!
Yo me detengo un rato, luego vuelvo a sacarlo y meterlo ésta vez un poco más profundo. Y ella gime con intensidad.
No aguanto el nivel de excitación que cargo y decido embestirla de una sola. Cuando lo hago ella grita y empieza a llorar.
—Papi me duele, me duele muchísimo.
—Tranquila mi niña. Te dolerá ahorita, pero luego se te quitará.
Yo sin sacarlo. De doy un beso en sus labios y la acaricio para tranquilizarla.
Al rato ella deja los quejidos. Así que empiezo a sacarlo y meterselo lentamente.
Al ver que ella se acostumbra a tener dentro de ella, empiezo a moverme como un semental.
—¡Aaay! ¡aaay! ¡aaay! ¡aaay! ¡me gusta papi!, ¡me gusta!
—A mí también cariño.
Sigo embistiendola, ella hadea intensamente una y otra vez, una y otra vez. Ella mantiene sus ojitos cerrados.
Puedo ver su nivel dw placer ya que esta rasga con sus uñas, la tela del mueble.
Sigo embistiendola. mientras lo hago, la beso. Ella al principio no corresponde mi beso pero luego se deja llevar por el ritmo de mis labios.
Luego empiezo a lamer y chupar sus pezones. Ella gime y grita de placer. Yo me excito más y la penetro con más fuerza.
Puedo ver como au cuquita está super lubricada. Se ve que lo está disfrutando al máximo. Saco mi pene por completo, y empiezo a lamer su sexo, ella hadea y gime. Instintivamente me agarra por el cabello.
Con mi lengua la penetro y estimulo letalmente su clítoris haciendola gemir como una perrita. Hasta el punto que ella no lo soporta y me obsequia dos hermosos orgasmos sucesivos.
Yo me trago todo, hasta la última gota.
Luego la tomo y vuelvo a penetrarla, y en cada embestida su cuerpo se estremece, debido a que por cada embestida ella vuelve a soltar sus líquidos vaginales.
La agarro y la abrazo, la cargo y luego me siento en el mueble y vuelvo a penetrarla. Yo me detengo y ella por si sola empieza a mover.
Después de que vuelvo a recuperarme, yo tomo el mando.
Cuándo echo un vistazo, veo a Carla dándose placer. Cuando nuestros ojos se encuentran, ella me sonríe. Al parecer disfruta lo que ve.
Yo la animo a venir. Le señalo que se ponga en mi cara, para así penetrarla con mi lengua y darle el placer que proporciona el sexo oral.
Mientras literalmente devoro la cosita de Carla, penetro brutalmente la cuquita de Sandra, que siempre me está regalando orgasmos, uno tras otro.
Paso así con ellas, unos 20 minutos. Luego siento que me vengo. Aumento mi ritmo y le aviso que me voy a venir.
—¡Me vengo Hija!
—¡Aaaaah! ¡aaaah! ¡aaaah! ¡Papiiii!
—¡Aaaaaaaaaaah!
—¡Aaaaaaaay!
Me vengo brutalmente dentro de la vagina de mi hija. Ella gime y hadea por todo ese manantial de placer que ha recibido.
Ella se se queda ensartada a mí, y decide recostar su cabeza a mi regazo.
Yo mientras, mi pene descansa de ese embate, me enfoco en estimular, lamer y chupar el clítoris de mi otra hija; insertandole un dedo en sus paredes vaginales.
Ella se retuerce arduamente, ya q no soporta todo ese placer. Al rato ella se viene en mi boca. Yo simplemente me trago todos sus jugos vaginales, todo su orgasmo.
Ellas parecen exhaustas, pero no hago caso.
Yo coloco a Carla en posición cuatro pata (perrito), para follarmela e introducirselo más profundo. Mientras que a Sandra le mando a poner con lad piernitas abiertas para que Carla pueda hacerle el amor con la boca.
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