ENSEÑANDOLE A SER MAMÁ
Gracias Abuelo por enseñarme a ser mamá.
ENSEÑANDOLE A SER MAMÁ
Hace tiempo que pasé los 50 años, siempre viví en el campo, tengo una especie de aserradero, hago algunos muebles, también reparo algunos que traen mis vecinos y vendo leña para el invierno.
Nada de lujos, pero no me falta nada de lo que necesito.
Mi familia, estaba compuesta por mi esposa, que falleció hace como cinco años y mi hijo que se mudó a la ciudad cuando salió de la secundaria.
Allí se casó y tuvo una beba que llamaron María Inés.
Nunca la pude conocer, ni yo iba a la ciudad ni mi hijo venia al campo.
El COVID se llevó primero a la mamá de María y a los pocos meses a mi hijo.
En ese momento M.I. tenía seis años.
Me enteré de todo porque me llegó una notificación, estaban buscando familiares directos de la niña para que se hicieran cargo de ella.
Tuve que ir, muy a mi pesar…
Conocí el departamento donde Vivian, y la conocí finalmente a María Inés.
Tenia todos los lujos de la época, incluida una Tablet un buen celular y como 3 valijas llenas de ropa y dos más de juguetes.
La nena estaba sumida en una profunda tristeza y depresión y yo, para ser sincero no soy muy buen psicólogo que digamos.
La llevé a mi casa, por suerte el campo le llamó la atención, le gustaba ver animales sueltos, el olor a la madera recien cortada, y todo eso.
Los primeros días fueron de adaptación, tanto para mí, como para ella.
Aquí no hay WIFI y eso era y serio problema para ella.
Había muchas horas de aburrimiento, y para mí, muchas horas de preocupación.
Lo que mas me angustiaba eran pequeñas cosas que nunca me hubiera imaginado que me pudieran pasar.
Por ejemplo, ella se bañaba en mi vieja bañadera de fundición, y pasaba frente a mí, vestida con solo su calzón…
No le quice decir nada, me hacía la señal de la cruz y trataba de mirar para otro lado. Pero era más fuerte que yo.
A veces me asomaba para verla bañarse y me emocionaba ver entre sus piernas a pesar de la espuma del jabón.
Un día le dije “Yo te alcanzo la toalla” fue la mejor excusa para verla totalmente desnudita ¡AY mi Dios!
Desde que murió mi esposa, no me había hecho una paja, pero despues de ver ese papo chiquito, tan bien formado, me tuve que ir al galpón y fue tanto el semen que me salió de la pija que hasta me asusté.
Después todo era direccionado a ella, todo con la misma intención.
Solíamos cenar sentados en la misma silla, ella sobre mis piernas, yo casi no comía, solo quería sentir sobre mi pija su culito inquieto, que no sé si no lo movía con alguna intención.
Un día se me ocurrió algo que sin saber cómo lo llevaría a cabo, podría darme algún resultado.
Le dije que como hasta el año siguiente no iría al colegio, yo debía enseñarle las cosas más importantes.
Agarré un cuaderno y de título escribí “Aprendiendo a ser mamá”
Le pregunté si sabía cómo venían los niños al mundo, no era nada tonta y además habia tenido todos los medios a su alcance, para aprender muchas cosas sin que supieran sus padres.
Me dijo que los hombres tenían en “cañoncito” que disparaba espermatozoides, que esos serían los hijitos una vez que entren en el túnel de las mujeres y se metan en un ovulo.
Me gustó su explicación, le pregunte si habia visto alguna vez un “cañoncito” lo pensó durante buen rato, me preguntó “¿Mi papá no va a regresar nunca más?” Le dije que no
Recien entonces se animó a contarme que su papá le habia mostrado su cañón varias veces, cundo la mamá no estaba en casa, que ella lo habia tocado con sus manos y despues de un largo silencio dijo que una vez se la habia metido en la boca.
Yo estaba cachondisimo con el relato, quería saber más, le pregunte si habían salido los espermatozoides cuando la tuvo en la boca.
Me dijo que esa vez no pero que generalmente su papá los echaba sobre su pancita, otra vez en los cachetes de la cola.
No daba más de calentura, me desabroche el cinturón y me baje pantalones y calzoncillo.
Solo se me ocurrió preguntarle si el “cañón” de su padre se parecía a mi poronga, la miró, y me dijo, “si es igual, solo que tu cañón es un cañonazo” y se largó a reír.
Le pregunté si sabia como hacer para que salgan los espermatozoides y me dijo que no.
Le explique que, si yo metía mi coso en su agujero, (aproveché de tocarle la conchita) allí podría quedar embarazada y vendría un hijo…
Pero como ella tenia la concha tan chiquita, mi cañón no podía entrar, así que la única forma era acariciando…
Quiso saber cómo, así que le puse las dos manitos alrededor de mi tronco y le enseñé a mover de atrás para adelante y al reves.
“¿Sabes por donde salen los bichitos?” le pregunte, metió un poquito su dedito en mi uretra y me dijo “de aquí”
Bueno, le dije que estuviera atenta, que en cualquier momento saldrían los mios.
Creo que entendió, porque la pija le estaba apuntando y ella la corrió para que apunte hacia otro lado.
Cuando vió que empezaban a salir chorros de esperma lo festejó con risas y diciendo “¡qué bueno!”
Cuando termine de acabar, miró todo el semen esparcido y me dijo: “¡Cuantos hijitos que tienes abuelito!”
Tenía ganas de más, pero me puse a limpiar el desastre y la dejé que se fuera a jugar…
Volvió al rato algo preocupada, daba vueltas para decirme algo que no se animaba.
Le sonsaqué que al parecer se sentía rara, que tenia cosquillas en su “cotorrita” que se tenía que tocar…
Pensé “a mi juego me llamaron” le dije que se acercara, la paré sobre la mesa y le pedí que me mostrara, le daba vergüenza, así que la ayudé a desvestirse.
Mientras saqué mi pija que ya estaba parada de vuelta, me dijo “¿Vas a tirar más hijitos abu?”
Le dije que sí, pero esta vez irían todos a su conchita…. Asustada me preguntó “¿Adentro?”
Me reí y le dije que eso era imposible por ahora, que solo se la iba a “pintar de leche”
Le gustó la idea, la acosté suavemente sobre la mesa y me empecé a pajear, la puse en “y” griega me quedo esa maravilla de papo en miniatura apuntándome.
Le fui pasando la cabeza de mi choto por su entre pierna, hilos de precum le quedaban adheridos a su piel, cada vez que pasaba por su tajito ella suspiraba y abría más sus piernitas.
Tuve un deseo casi incontenible de metérsela a la fuerza, pero por suerte me pude contener.
De pronto empezó a salir mi semen y todo cubría su cachuchita, ella cerró sus ojos y decía “ahaaaaaaaa”.
Le quice limpiar con un trapo, pero no me dejó, para mi delicioso asombro, empezó a repartir con su mano toda la leche, fregándola con placer.
En ese momento solo escuchaba en mi mente “a esta putita te la tenés que coger”
Al día siguiente, durante el desayuno, le pregunté si su papá le habia hecho algo más, para orientarla en la respuesta, le pregunté si alguna vez la había hecho doler.
Me dijo que le había hecho jurar que jamás le contaría a nadie, pero como ya no estaba, me podía contar.
“Una vez”, me dijo “Una vez en la colita, me hizo doler mucho, lloré y ese día me dolía al sentarme”
Le pedí que me diera detalles, entonces me dijo que habia empezado a meterle el dedito meñique y que a ella le encantaba, despues fue cambiando de dedos, a veces le dolía un poco, pero le terminaba gustando, que lo que mas le gustaba era cuando su papi le metía la lengua en el culito. Que una noche que estaban solos, puso su “coso” y empezó a empujar, que le dolió muchísimo, que ya no le gustaba, pero su papa empujaba hasta que la lastimó, porque le salió sangre del culito y sintió mucho dolor.
Que no lo hicieron nunca más, aunque ella, despues que se le paso la lastimadura hubiera querido probar de vuelta…
“¿Y si trato yo?” le pregunté, me dijo que si, pero que si le dolía no siguiera.
Quedamos de acuerdo, al rato ya estábamos en la cama, con un frasco de vaselina.
Le besé el culito, le metí la lengua, mi dedo chiquito y verla como se retorcía de placer me calentaba cada vez más.
Su agujero estaba agrandado, dilatado diría yo, me envaselino la poronga y se la empecé a meter…no había dolor, le daba solo placer, entró la cabeza, me quede quieto, porque si me movía eyaculaba.
Me tocó el hombro y me pregunto si no la iba a meter más, seguí haciendo fuerzas hasta que entró casi todo, no habia lugar para más, ella sola se empezó a mover, aguanté lo que pude, pero cuando me dijo que se estaba por hacer pis, no aguante mas y al mismo tiempo que salía mi leche, de su concha salían chorros de su orgasmo.
Creo que fue el momento mas feliz que viví en mi vida…
Cuando se sentó, paso su mano por entre sus piernas y me dijo entre risas, “¡tengo todos tus hijitos en mi cola!” y nos pusimos a reír.
Mi próxima meta era su boca, se me convirtió en una obsesión, le tiraba indirectas, pero a todas me decía que no.
Hasta le ofrecí plata para que me la chupara, pero no estaba interesada.
Una noche en la cena le di a beber gaseosa, pero con un chorrito de whisky, le gustó el sabor, creo que se tomo dos o tres vasos, estaba alegre, se reía por cualquier cosa, yo la manoseaba y no se resistía, le ponía su manito en mi pija, la apretaba, pero la soltaba enseguida, me dijo que tenia mucho sueño, la acosté y se durmió casi enseguida, dejé pasar un rato y entré a la habitación en bolas.
Dormía con la boquita entreabierta, se la apoyé en sus labios y no se despertó, empecé a hacer fuerza y entraba, aunque me raspaba con sus dientitos, logré tener la cabeza y parte del tronco adentro y abrió los ojos…
Tardó un instante en darse cuenta que estaba pasando…yo esperaba lo peor, pero agarró mi pija con una mano y empezó a chupar, habrá chupado cinco o seis veces y le dije que pronto tendría todos mis hijitos en su boca, la sacó de su boca y dijo “no se si me va a gustar”
Le dije que no se hiciera problemas, que si no le gustaba siempre podía escupirlos, aunque eso sería muy cruel de su parte.
Chupo un poquito mas y eyaculé, ella se quedó quietecita, retuvo así el semen durante varios segundos, se tapó la boca con su manito y trago haciendo un gran esfuerzo, pero se lo tragó y verla tragar, fue un verdadero placer.
“Tengo todos tus hijitos en mi panza” dijo y se durmió.
ENSEÑANDOLE A SER MAMÁ 2
Estaba por terminar el verano, estos días fueron parte normales y parte de una gran emoción.
Me había preguntado en que podía ayudarme, le di tareas sencillas en la casa, pero además una tarde me bajé pantalones y ropa interior y le hice que me tocara los testículos con las dos manos, diciéndole que cuando estuvieran llenos de espermatozoides, ella me podía ayudar a sacármelos, le dije que tenían cierta capacidad y que, si no los extraía, me producían dolor.
Con elegancia de sus seis añitos, me dijo “Vos avísame y yo te los saco”
No quería ni parecer un pesado ni que se cansara de ello, así que dejaba pasar cinco o seis días entre uno y otro pedido.
La primera vez, después de esa hermosa mamada, me dijo que quería que le acabara en sus manitos, se desnudó completamente, juntó las dos palmas y esperó…Mi paja fue breve, porque verla así me daba mucha cachondez…
¡Y no se imaginan lo loco que me puso lo que siguió!
Una vez que tuvo sus dos manos llenas de leche se empezó a embadurnar todo su cuerpito, empezando por el pecho, el vientre su conchita y lo poco que le quedaba se lo paso por la carita, así toda cubierta de lechita era un verdadero primor.
La segunda vez fue tóxico o morboso, no sé, pero me enseño que ella tiene pensamientos oscuros…
Me hizo poner en la cama, con las piernas levantadas contra la pared, y me empezó a hacer una paja, me di cuenta enseguida que lo que pretendía que mi eyaculación cayera sobre mi cara.
Cuando le pregunté que hacía, me dijo que quería verme tomar mi leche.
Pensé decirle que no, pero yo tengo tantas cosas “raras” para pedirle que me pareció justo darle el gusto
Me pajeaba entusiasmada y me repetía, “abrí la boca abuelito, abrí bien”
No quería desilusionarla, así que me preparé a lo peor, esperando que entrara poco semen en m boca, pero fue casi todo adentro…No podía ni escupir ni hacer arcadas o me jugaría en contra en el futuro.
Así que me bajé de esa posición tan incomoda con la leche en la boca, esperando el momento de tirarla en algún lado. Pero ella me observaba atentamente, finalmente me habia acostumbrado a tener eso en la boca, dejé de sufrir y me lo tragué.
Ella aplaudía con sus manitos diciendo “¡Te comiste tus hijitos!”
Increíblemente la próxima fue a la noche siguiente, vino como a media noche solo con la bombachita puesta y se acostó al lado mío, me desperté y le pregunté si le pasaba algo, me dijo como si fuera una mujer adulta “estoy caliente” y apoyó su redondo culito contra mi pija.
Tardé en tener una erección, pero mientras buscaba la vaselina, ella me ayudó a ponerse en el culito…Le dije que si se ponía tipo perrito la iba a poder sentir mejor.
Se puso en cuatro y sin mucha dificultado le fui introduciendo mi chorizo y la empecé a coger, ella acompañaba mis movimientos y gozaba, jadeaba y hablaba cosas como “me gusta, la siento, ¡metela más adentro!”
Cuando vi que llegaba al clímax, no me pude contener mas y eyaculé, mientras ella largaba chorritos y gritaba de felicidad.
Se levantó se fue al baño y de ahí a su dormitorio.
Entre medio habíamos ido a visitar un vecino tambero, que le enseño a ordeñar una vaca y a tomar leche directamente de la ubre…
Días después me sorprendió mientras cortaba unas maderas con la sierra, se ubicó frente a mi y me saco la verga afuera, empezó a pajearme y me dijo que me quería “ordeñar”
Yo solo abrí un poco mis piernas y la dejé hacer… cada tanto daba unas chupadas y me dijo que le avisara cuando salieran mis hijitos, como dice ella, pensé que me preguntaba para alejar la cara, pero cuando le dije “Hay vienen nenita, hay vienen” ella se metió media pija en la boca y chupo, yo ya no tenia mas leche y ella seguía chupando, cuando me soltó pude ver que ya no tenía nada en su boca…me dijo graciosamente “Buena vaca” se levantó y se fue.
Compré una tele grande y moderna, contraté por antena WIFI, le compré una Tablet y un celular. Ella me ayudó a aprender a navegar, incluso me hizo una página web para vender mis productos…
A la noche despues de la cena veíamos videos, ella buscaba pornografía y mientras se recostaba con la cabecita en mi falda, me acariciaba la chota y me pedia que le acariciara el clítoris, me encantaba hacerla terminar asi, con mi dedo, cada tanto me tentaba y se lo metía en el agujerito hasta que se quejaba de dolor, mi intención era ir cada vez más adentro, no sé si lo estaba consiguiendo.
Pero yo disfrutaba de sus acabadas, aunque yo no terminara.
Nos acostumbramos a andar desnudos por las tardes noches dentro de la casa, mi vecino más cercano está a varias cuadras.
Dormíamos casi siempre en la misma cama, yo aprovechaba cada ocasión en meterle un dedo, me intención era desvirgarla lentamente.
Una madrugada me estaba por levantar y vino corriendo y riendo, se cruzo de piernas sobre mi pecho y me dijo que me iba a cepillar los dientes, recien ahí pude ver que traía un cepillo dental metido en su vaginita, casi todo, jugaba a pasarme el cepillo por los dientes usando solo su conchita.
Le saqué el cepillo y lo reemplace por mi dedo, que entro todo sin problema, lo retiré u junté dos, se quejó un poquito, pero entraron los dos…le dije si se animaba a darme un beso de novios, “ay que asco abuelo” me dijo, insistí hasta que me dejó meterle mi lengua en la boca, con mis dedos moviéndose en su argollita fue épico.
Saqué mis dedos y puse mi pija en ese lugar y comencé a empujar…ella se quedó quietecita como queriendo sentir cada centimetro que entraba.
Y entró, y entro, cuando me dijo “basta” ya estaba toda adentro, me empecé a mover muy lentamente al principio, pero ella me agarró de mis caderas y me movía a su ritmo, cada vez más rápido.
Aguante mordiéndome el ante brazo, quería que fuera también su momento feliz, fue aumentando su goce de a poco, pero cada vez respiraba más rápido hasta que me abrazo con sus manos por arriba y con sus piernitas a la altura de mi cintura y dijo “¡Me orino!”
Y acabamos los dos, nos quedamos un buen rato así, hasta que me dijo
Siento a tus hijitos buscando mis ovarios,
¡ Me enseñaste a ser mamá…!
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