Entre dos
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Desde muy pequeña tuve la necesidad de estar con los chicos, me topaba mi panocha haciéndome pasar el dedo por la rayita, esto me lo hizo conocer mi primo Flavio cuando yo tenía siete años y él 12, en su cuarto cuando nos cansamos de jugar a las cosquillitas
Estando acostada en la cama y me dijo que íbamos a pasarla bien con otro juego que me iba a gustar mejor que las cosquillas así que me deje llevar por él abriendo mis piernas, alzó mi pupera al pecho me bajó el calzón hasta la rodilla dejándole al descubierto mi virgen panocha, vi por primera vez aquellos dedos de Flavio que jugaban en mi panocha a cada ratito él me preguntaba si me gustaba y yo le decía que si, me hizo sentir mi primer orgasmo al rozar sus dedos mi clítoris me estremecía, me estaba enseñando el placer de descubrir la sensualidad y el placer
Escuchamos voces y salimos de su cuarto pero al rato me insinuaba que volviéramos y acepté porque ese jueguito era delicioso y ya me encontraba en la cama siendo poseída por esos dedos maravillosos, me enseñó a que yo solita me lo haga a solas en casa, de pronto lo vi a mi primo con una cara rara de excitación un bulto se sobresalía por su licra que tenía puesta se paró delante mío se bajó la licra mostrándome su pene algo grueso que lo agitaba con las manos yo seguía recostada en la cama con las piernas abiertas él lentamente se acercó a mi me jaló de las piernas al filo de la cama y despacito acercó el pene a mi panocha sentí la tibieza de ese miembro viril hermoso que rodeaba las paredes de mi panocha
Ambos sexos eran lampiños, no dejaba de mirar el movimientos de su pene en mi panocha que yo por instinto también la movía, su pene lo giraba a los lados y lo hacía sobar acercándolo y alejándolo de mí, me decía riendo que mirara como ambos están culiando, me hacía rozar los testículos en mi panocha para arriba y para abajo, se montó encima tratando que mi panocha rozara con su pene en uno de esos movimientos inconscientemente el pene de Flavio entró apenas en mi panocha seguramente mi fluido hizo posible eso, allí sentí una nueva sensación y luego me puso encima suyo
Abrí mis piernas dijo que me le acercara estando el acostado en la cama y yo seguía encima de Flavio, el pene me lo puso en la entrada de la panocha, me lo metió un poquito y cuando me lo hizo un poco más, lo retiré porque sentí molestia, me lo volvió a poner en la entrada y me hizo rápidos movimientos de entrada y salida con la punta de su pene virgen, nos pusimos de costado, lo agarré de las caderas a mi primo y le hice que se moviera algo rápido pero suavemente a ambos nos gustó lo que estábamos haciendo, ya cansados de hacer esa delicia de haber culiado nos vestimos y recibí muchos besos de mi primo en mi cuerpo, desde ese momento me sentí rara y mi vida cambio plenamente, seguimos cuando podíamos estar a solas a mis 10 años ya lo hacíamos raramente porque me decía que éramos primos y tenía vergüenza Flavio ya tenía quince y lo más triste que tenía novia, así que me alejé parcialmente de él y mi mirada se centró en mi primo Aldo de seis años, el pucho de los hermanos de Flavio, conmigo era muy coqueto y juguetón la pasábamos bien aunque nunca me había fijado en él con deseos sexuales y fue por lo de su hermano y por aquella ocasión en que nos quedamos viendo tv solos en mi casa que yo empecé a sobarle los bracitos muy suaves le pasé la mano por dentro de su camiseta mis dedos por fuera rasgaban la tela de su short, pese a todo lo que le hacía mi primo miraba fijamente la tv, seguí sobándole las piernas yo ya estaba caliente al sobarle la piel, no me contuve más y le pasé la mano por entre sus piernas sobándole el pene
Me miró con sorpresa dirigiendo su mirada a mi mano, empuñé suavemente su pene sobándoselo rápidamente con dulzura, se abrió de piernas y vi su placer en el rostro combinado con algo de asombro y de temor por lo que le estaba haciendo, de pronto vi su pene agrandado lo tomé de las manos y entramos a mi cuarto lo senté en la cama y le seguí frotando el pene le hice bajar el short y lo que vi fue un pene hermoso digno de frote sutil no esperé más y nos metimos dentro de las sabanas allí nos quitamos la ropas mi primito Aldo se dejaba hacer todo lo que le decía, por dentro de las sábanas lo puse encima mío haciendo que su pene frotara mi panocha dilatada hace rato, mis manos tomaron sus nalgas y le hacía que me culiara su aliento lo sentía en mi pecho y eso más me estimulaba quitamos las sábanas para estar más cómodos Aldo arrodillado en la cama miraba cómo mis dedos sobaban mi panocha abrí las paredes vaginales y le dije a mi primo que se me acercara
Le hice poner su pene en mi panocha, su pene sintió el contacto de mis fluidos salidos y lo que me hizo fue frotar mi panocha para que yo lograra terminar mi orgasmo, miraba su cara de niño bonito que experimentaba conmigo lo que su hermano me hizo, rodeamos la cama con nuestros cuerpos desnudos, nos volvimos a tapar con la sábana
Aldo tomó la iniciativa de montarse y mover su pene en mi estomago buscando mi panocha yo le facilitaba el trabajo poniéndosela con mis manos, terminamos acostados dentro de la sábana, tocándonos nuestros órganos sexuales
Desde ese día Aldo significó mucho para mí al igual que Flavio mi otro gran amor de infancia.
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