Entre primos
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por SebasPotterM.
Hola. Mi nombre es Sebas. Tengo 20 años y soy colombiano. Esta es la primera vez que me animo a relatar una historia. Y sin más empezaré por el principio pues… Por donde más sino es por ahí.
Tenía yo aproximadamente ocho años, y como a todo niño, me gustaba jugar. Jugaba mucho con mis primos,vaya que para eso tenía bastantes. Éramos 11 en ese entonces, actualmente somos 17. (Mis abuelos se divirtieron bastante jeje)
Vivíamos todos en una sola casa, la casa de mis abuelos que era bastante amplia… Y lo sigue siendo (Aunque ahora viven menos personas). El punto es que aparte de mis primos-hermanos, tenía también tres primos segundos (primos de mi mamá) que vivían al lado.
Ellos eran un poco mayores que nosotros, pero también jugabamos con ellos. Había uno, Pipe, que me llevaba siete años de diferencia. Osea que en ese momento tendría 15. Con él me juntaba más pues tenía un carro de bomberos a control remoto; al igual que yo, sólo que el de él era mejor.
En una sesión de juegos al finalizar, estábamos guardando el carro en su cuarto. Y exactamente no recuerdo como, pero terminó con él tocándome en mis partes íntimas sobre el pantalón. A mi se me hizo un poco raro pero no le di importancia, puesto que no tenía ni idea del sexo en ese entonces. Obviamente él si que sabía. Yo me fui a mi casa y hasta allí todo.
Otro día después de jugar, esta vez al parqués, a mi me empezó a dar sueño y nos dormimos los dos en su cama. De pronto, en medio de mi sueño me empezó una sensación muy rica. Despierto y me doy cuenta de la causa. Mi primo me estaba tocando los genitales otra vez, sólo que ahora me había bajado los pantalones y el interior. Los tenía al aire libre y el me los toqueteaba.
Me preguntó que si me gustaba y yo le respondí afirmativamente, así que siguió. Después me agarró mi manito y la puso sobre su pantaloneta, donde pude sentir algo duro. Luego se bajó la pantaloneta y vi su pene. Se veía grande (no se cuánto mediría). Comparar un pene de un jovencito en plena adolescencia con el de un niño. Imagínense, yo nunca había visto uno así de grande y parado. Agarró mi mano de nuevo y me dijo que la abriera. Yo lo hice y colocó su pene en medio. Luego me pidió que la cerrara y así mismo hice. Alcancé a cubrir toda con la mano he de decir. Entonces él me tomó de la mano y empezó a moverla, de arriba hacia abajo y otra vez igual. Se veía que le gustaba. Yo no tenía ni idea de qué estaba haciendo pero tampoco pregunté. Mientras se hacia una paja con mi mano de niño inocente, me seguía tocando mi penecito y eso me gustaba.
Pero alguien pasó cerca del cuarto y nos soltamos. Él me dijo que me fuera mejor pero que dijera nada a nadie. Que otro día seguiríamos. Yo me fui y como que me olvidé del asunto.
A las pocas semanas otra vez nos quedamos jugando en se cuarto y a mitad del juego se levantó y se sacó el pene y me dijo que se la agarrara. Pero a mi me dio pena y no lo hice. Entonces me tomó la mano y la posó sobre su pene erecto. Después me soltó y yo quité la mano. Me dijo que no me diera pena, y yo poco a poco accedí a agarrársela. Luego me dijo que moviera la mano como él había hecho la vez anterior, pero yo no me atrevía. Entonces agarró mi mano y me empezó a guiar, hasta que me soltó y yo seguí pajeándole. Él dijo que se sentía muy rico, que siguiera. De pronto sentí como su pene se ponía más duro, y yo seguía con mi trabajo manual; hasta que su pene dio un saltico y ante mis ojos sorprendidos, empezó a salir una cosa blanca y pegajosa que me ensució la mano y el piso. Eso me dio asco y solté su pene. Le pregunté que era eso y me dijo que leche, pero que esa no se podía comer. Yo le creí y me dijo que cuando creciera un poco a mi también me saldría. En mi mente dije que esa cosa pegajosa y que olía a feo no me iba a salir nunca a mi. Se limpió y así mismo hizo con mi mano y el piso. Luego me fui. Así pasó el tiempo y cada vez que iba a jugar y nos quedábamos los dos solos, sucedía lo mismo.
Yo le pajeaba y el me tocaba. Así hasta que él se viniera. Poco a poco se me fue quitando el asco al semen.
Todo siguió igual, hasta un día (ya tendría yo diez años) en que mientras le hacía la paja, me dijo q me bajara la sudadera completamente y me acostara en la cama de lado. Yo hice tal cual me pidió. Entonces me levantó la pierna y puso su pene en medio, rozando mis huevitos y mi propio pene. Yo sentí súper rico. Cuando inició a moverse, simulando una penetración, la sensación fue mejor. Me gustaba eso. Así siguió hasta que se apartó porque ya se venía y no quería llenarme de su leche.
Por supuesto que eso lo repetimos muchas veces, y siempre me recordaba que no dijera nada y nunca lo hice. Después de un tiempo yo ingresé a la secundaria y ya no hicimos nada. A mi se me fue olvidando todo (supuestamente). Pero a los catorce años, con muchas dudas respecto a mi sexualidad, hice algo arriesgado.
Fui a su casa, que quedaba al lado de la mia, y me metí a su cuarto. Él dormía y yo despacio me acosté a su lado. Estaba boca arriba y tenía un brazo alzado, dejando expuesta su axila. Olía rico. No era sudor, era como su olor de hombre no sé, pero me gusto ese olor. Eso hizo que mi pene despertara.
Entonces, con mi mano temblando, la dirijí a su pene, y lo toqué sobre el pantalón. Estaba medio flácido. Así que empecé a sobárselo sobre la ropa. Se le fue poniendo más dura. Yo quería tocarla toda, así que le abrí la bragueta del pantalón y metí mi mano en su bóxer. Ahí se despertó y yo me asusté. Pero no se enojó y me sonrió. Se bajó todo y la dejó al aire. Así pues, yo la agarré y le masturbé con ganas. Coloqué mi cabeza sobre su abdomen bajo y él me empezó a manosear las nalgas. Esa sensación fue eléctrica.
De pronto, creció en mi un deseo por probar su pene. Lo tenía frente a mi, con mi cara cerca y era como un imán que me atraía. Así que seguí mi instinto y lo hice. Me metí el glande en la boca. Él se sorprendió por lo que hice pero como estaba disfrutando, me dejó hacer.
Me lo saqué y lo lamí como si fuera paleta. Yo estaba siguiendo mus instintos, en realidad nunca había visto sexo oral ni nada. Sabía que existía pero hasta ahí. Y resulta que ahora lo estaba haciendo, y como que me salía bien porque mi primo suspiraba mucho. Yo seguí chupando. Me lo metí a la boca y empecé a subir y bajar, esta vez guiado por su mano sobre mi nuca. Tuve que parar porque me estaba ahogando y él sólo se hecho a reir.
Después seguimos, yo lamiendo y chupando, y el guiándome con su mano tratando de no hacer mucho ruido (había varias personas en su casa). Hasta que se vino son previo aviso y me cayó un trallazo en la boca. Inmediatamente me lo saqué y el resto le cayó sobre su abdomen. Yo escupí todo lo que pude, pero me quedó un sabor salado en la boca. Después se levantó, agarró una toalla y se fue al baño, y yo me fui.
Yo después me mudé a otro barrio. Cuando salía del colegio me iba donde mi abuela y él me recogía en su moto y me traía a mi casa. Ahí aprovechabamos que la casa estaba sola (mis papás trabajaban y mi hermano estudiaba en la tarde).
Yo se la chupaba. Descubrí que me gustaba mucho hacer eso. Se me paraba al instante de imaginarlo. Pero de tanto hacerlo ya estaba pendiente de retirarme cuando ya se iba a venir. Hasta una ocasión en la cual se excitó demasiado y me agarró con fuerza la cabeza y empezó un mete y saca en mi boca. Me estaba "follando" como dicen los españoles, la boca. Lo hacía rápido y me estaba costando respirar, pero él seguía en lo suyo. Y hubo un momento en el que introdujo todo, pero digo que todo todo su miembro hasta el pegue. Mis labios chocaron con su vello púbico. Me estaba ahogando pero no me soltó y entonces sentí que algo escurría por mi garganta. Era su semen. Me lo había hechado todo bien adentro para que no se derramara y lo probara todo. Finalmente me soltó y pude respirar. No me gustó mucho el sabor, era muy salado. Así que nunca más me lo tragué.
Pero seguí chupándosela varias veves más. Siempre en mi casa. Él quería penetrarme pero yo me negué siempre. Temía que me doliese. Hasta que un día se consiguió una novia de la cual se enamoró de verdad y ya dejó de venir a mi casa a hacer cositas. Los dos dimos por olvidado el asunto y hasta hoy no hemos hablado de ese tema. Pero resulta que en una de sus visitas un vecino mio nos vio sin darnos cuenta, aunque lo que sucedió con él ya lo dejo para otra historia.
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