Entregada a los deseos de mi padrastro (8va parte)
Papi no podía dejarme ir.
La semana con Carlos pasó rápido.
El sexo nunca faltó. Pero no pude volver a ver a Ezequiel por qué Carlos no se despegó de mi ni un minuto.
Cuando volvimos a la ciudad nos despedimos con un beso intenso y extendido.
Llegué a casa y mi marido me estaba esperando. Pensé que podía sentir culpa, pero la verdad no me pasó nada. Nos saludamos, hablamos, nos reímos y luego el se fue a acostar porque al otro día trabajaba.
Yo me quedé en la cocina relajándome un rato.
En eso me llega un mensaje de Ezequiel.
-Hola bebita-
-Hola tio-
-No pudimos jugar mas-
-Una pena-
-En unos días estoy en la ciudad¿Nos vemos? –
Pensar que iba a tener esa pija nuevamente adentro me enloquecía.
-Si, por supuesto-
Borre la conversación y me fui a dormir.
Al día siguiente mi marido ya se habia ido y yo me senté a terminar el trabajo pendiente que tenía.
Al rato siento que abren la puerta de casa, era Carlos.
-Hola papi –
-Hola bebé, te extrañe –
Y se abalanzó hacia mi besándome desesperadamente.
Sus manos me quitaron la remera dejando mis senos al aire y me levanto la pollera larga que tenía. Me sentó en la mesa, mojo sus dedos, los paso por mi vagina y acercó su pija. Entró.
-siiiii al fin, te extrañe bebé – decía mientras me empinaba su verga bien adentro
-Yo también Papi- dije totalmente extasiada
-Eri ¿Te acordas que te dijo papi? –
No respondí, estaba gozando demasiado sus embestidas
-Que te separes bebé-
-Es un montón lo que me estás pidiendo –
– te separas, yo también y nos mudamos juntos a otra provincia-
-¿Y mama?-
-Quiero estar con vos, no con ella –
No dije que si ni dije que no, yo solo quería gozar esa cogida. Cuando acabamos me miró serio.
-No te lo dije en un momento de calentura, quiero estar con vos –
Recuperando el aliento respondí -Carlos es un cambio enorme el que me estás pidiendo –
-Si, no tiene que ser ya, pero no puedo dejarte ir bebe, no después de lo que estamos viviendo, me desespero de pensar que otro puede cogerte cuando sos toda mia-
-No tengo sexo con nadie más, lo sabes-
-Pensalo por favor, no voy a apúrarte, pero quiero que estemos juntos-
Unos minutos después se había ido.
Esa tarde me quedé pensando en que era lo que yo quería en verdad.
Trabaje en la compu todo el día, a la noche mi marido volvió pero volvió borracho. Yo no entendía que le pasaba, hasta que soltó la lengua.
En pocas palabras se quería separar, yo no daba crédito a sus palabras, me pedía perdón pero se había enamorado de una compañera de la oficina y no quería jugar a dos puntas. Esa misma noche tomo sus cosas y se fue de casa.
Me quedé sentada en la cama, mirando la pared. No tenía ninguna emoción, ni alegría, ni tristeza, nada. Solo sabía que era completamente libre.
Un rato después recibí un mensaje de Carlos. Cuando le conté lo que había pasado estallaba de felicidad.
-Pasemos la noche juntos bebé –
-¿Y mama?-
-No te preocupes, espérame que voy –
Más tarde lo tenía nuevamente en casa. No dijo nada, solo se ocupó de besarme y acariciarme. Sus manos pellizcaban mis pezones mientras que su boca iba bajando a mi entrepierna. Yo estaba tiraba en la cama con la luz tenue del velador sintiendo esa lengua que me fascinaba.
Lamió mi vagina como si fuese la primera vez.
Metió su lengua y comenzó a cogerme con ella. Yo volaba.
El sexo oral que me daba era tan excitante que no tarde en regalarle un orgasmo.
Su pene era una roca de lo duro que se habia puesto y mientras me besaba como un adolescente, me penetro con mucha dulzura.
-¿Te gusta bebe?-
-Si papi, mucho –
-Hoy papi duerme acá ¿Sabes?-
Yo asentí con la cabeza, la verdad no me importaba nada, la pija de Carlos era la cosa más rica que había probado en mi vida y la quería tener conmigo 24/7.
Levanto mis piernas y me penetro más profundo. Llenando toda mi vulva con su pene.
– Más, mas- decía yo enloquecida.
Y Carlos me cogía. Nuestras caderas iban al mismo ritmo, mis tetas estaban rojas de tanto ser pellizcadas, y nuestros gemidos se perdían en la habitación.
Nos llenamos. La leche de Carlos inundó mi vagina y yo temblé luego del orgasmo.
Me quedé dormida. Cuando desperté Carlos estaba al lado acariciándome.
-Buen día bebe- dijo y puso la pija en mi boca. Dormida y todo empecé a chupársela. Me encantaba cuando me agarraba así. Lami mucho el tronco y succionaba la cabeza haciéndole sentir muchísimo placer.
-Si Eri, esto quiero todos los dias-
Cuando sentí a su glande palpitar sabía que la leche venía en camino. Trague dejandole la verga bien limpia.
Nos levantamos, Carlos se fue a trabajar y yo me puse en lo mío. Al mediodía mi mamá me invitaba a comer, así que fui.
Al llegar le conté que me había separado, ella no lo podía creer. Pero al verme tranquila, se tranquilizó también. En aquel instante su teléfono sonó, una reunión importante se había presentado así que tuvo que irse. Me saludo con un beso y desapareció en segundos.
Me levante para irme pero Carlos apareció y me empezó a besar como el solo sabía hacerlo
-Ahora te voy a coger en la cama de tu mami bebé- me dijo
Me llevó alli, me sentó encima de él y comencé a montarlo.
-¿Acá coges con mamá?- pregunté con toda su verga bien adentro
-A veces-
-¿Quien te coge más rico? ¿Mama o yo?-
-Vos bebé – y me tomo por la cintura mientras me clavo hasta el fondo.
-¿Ves que sos mía Eri? Te dije que te iba a coger acá en lo de tu mami-
-siiiii papi seguí, cogeme, cogeme mucho, haceme toda tuya-
Su verga no paraba de entrar y salir. Era un vicio que no pensaba dejar ir.
Cuando terminamos cambiamos las sábanas. Carlos se fue a trabajar y yo me fui al que era mi cuarto de soltera. Mi mamá al volver me encontró durmiendo en mi cama.
Desperté y era de noche. Salí de la habitación y mi mamá estaba arreglada para una cena del trabajo.
Me despidió y me dijo que esa noche me quedara ahí descansando. Acepte. Sabía que me podía coger a Carlos cuando ella estuviera durmiendo.
Cuando se fue me fui a comer algo y luego de vuelta al dormitorio. Volví a quedarme dormida y me despertó la lengua de largos en mi vagina.
Me acomode para gozar mientras veía la luz de la cocina y a mi vieja moverse. Estaba un poco asustada pero era demasiado hermoso lo que estaba viviendo.
Carlos me llevo al piso, puso una almohada para apoyar mi cabeza y empezó a cogerme una vez que abrió mis piernas. Mientras que yo recibía esa pija gigante podía ver a mi mamá hacer cosas en la cocina, hasta apagar la luz e irse a su habitación.
-¿Te gusta esto bebé?- me preguntaba
-Siiiii papi mucho mucho. Me gusta ser tu putita personal – dije entre susurros
Carlos enloqueció, se estaba cogiendo a la hija de su mujer bajo el mismo techo.
Me dió vuelta, se puso detrás mío y apoyo su pija en mi cola. Yo estaba tan excitada que pude notar como entro a fondo y profundo. Carlos me cogió suavecito pero intenso. Mi cola se abría a el, se amoldaba a su pija y a sus ganas y yo me entregaba entera. Que delicioso era todo.
Estuvimos un buen rato. Cuando me lleno de semen me besó y se fue a acostar.
Esa noche descanse de manera maravillosa… Pero al día siguiente me esperaba algo más intenso aún.
Continuara
Y? No hay más