Entrenando a mi Machito – Parte 3
La primer venida de mi hijo es en mi boca..
Les platicaba el capítulo pasado (pueden leerlo en https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/incestos-en-familia/entrenando-a-mi-machito-parte-2/) que cuando a mi hijo de 12 años le salieron sus primeros pelitos justo arriba de su pene, empecé a chuparle su verguita. Aunque aún no eyaculaba, si tenía intensos orgasmos, donde yo sentía su miembro pulsando en mi boca, aunque aún sin arrojar semen. Poco a poco lo iba enseñando a durar más tiempo y a incrementar el placer. Casi todos los domingos lo despertaba mamando su erección matutina, y durante la semana, algunas noches lo ayudaba con eso, para que se relajara y durmiera mejor. De la misma forma, cuando sabía que iba a tener algún examen difícil, le daba su chupadita y orgasmo mañanero, de rapidito antes de ir a la escuela, para que fuera feliz, relajado y tuviera mejores resultados en su examen.
Poco a poco veía cómo le iba creciendo su verguita, cada vez un poco más larga, un poco mas gruesa. Con el avance del tiempo, empezaban a salirle más y más vellos arriba de su pene, y sus bolitas colgaban más. Su voz, aunque aún de niño, empezaba a cambiar y a hacerse más gruesa. Yo, por supuesto, disfrutaba mucho ver cómo se iba desarrollando mi machito, haciéndose hombrecito. Además, gracias a la natación, a donde iba 2 veces por semana, su cuerpo se iba marcando bastante bien. No es porque sea mi hijo, pero estoy seguro que ya era el objeto del deseo de muchas de sus compañeritas.
Aproximadamente cada mes, le pedía que se parara en la pared junto a la puerta de su habitación, donde con una regla y lápiz dibujaba su altura, para ver cómo iba creciendo. De la misma forma lo ayudaba a tener una erección (que no era nada difícil) y, de pie junto a la pared, dibujaba con el lápiz la silueta de su pene. Así ambos podíamos ver cómo iba creciendo y formándose, poco a poco haciéndose hombrecito.
Un sábado por la tarde, ya cerca de sus 13 años, llegué a su cuarto y Jorgito estaba masturbándose como yo lo enseñé, viendo porno heterosexual en su tablet. Me acerqué a él, diciéndole “¿Necesitas ayuda con eso?”
—¡Si, claro!— me respondió, ya con su voz más grave.
Entonces me acerqué y empecé a masturbarlo suave y muy lentamente, mientras el seguía viendo la pantalla. Mientras yo jugaba con su pene y huevos, le hacía comentarios acerca de las chicas que aparecían en la tablet: “¿Ya viste que buenas tetas tiene esta?”, “¿Te gusta el culito de esta niña?”, “¿Ya viste esa panochita? ¡Está esperando una verga como la tuya!”. Eso, por supuesto, excitaba más a Jorgito. “Imagínate que esta chica te lo empieza a mamar así…” le dije, mientras acercaba mi boca a su pene y empezaba a chuparlo.
Se preguntarán Uds. si yo ya antes había chupado un pene. La verdad es que no: soy totalmente heterosexual. Sin embargo, como hombre, se exactamente cómo nos gusta que nos lo chupen, y así se lo hacía a mi hijo. Lo importante era enseñar a mi hijo a ser un buen machito.
Pero regresando a la historia: Mientras mi hijo seguía viendo la porno en su tablet, yo comencé a hacerle sexo oral: a chuparle su verguita, ya más peluda, mientras acariciaba sus testículos, sus piernas, su pechito. Poco a poco, sin que yo le dijera nada, empezó a moverse él mismo, empujando su pene hacia dentro y hacia afuera de mi boca. Yo nunca le dije que lo hiciera, pero supongo que su instinto de macho empezaba a surgir, y empujaba su pene como si estuviera cogiendo a una hembrita. Yo hice sonidos de aprobación (ya que no podía hablar con su verga en mi boca), lo cual lo animó a seguirlo haciendo. Así, mi machito empujaba su pene follándome por la boca, mientras yo jugaba con mi lengua y acariciaba sus piernas, sus huevos y su pechito. Poco a poco fue tomando velocidad, dándome su pene en la boca con mayor velocidad y fuerza. Sentí como sus huevitos empezaban a subir, acercándose a su cuerpo, mientras su respiración se aceleraba, y sabía que su orgasmo se acercaba…
… Y entonces ocurrió: Sentí el cuerpo de mi hijo estremeciéndose en un intenso orgasmo, su pene pulsando en mi boca… ¡y su primer eyaculación! Claramente sentí sus chorritos de semen en mi boca, ese sabor saladito y agrio. Yo por supuesto lo recibí completamente, orgulloso de que la primer deslechada de mi hijo haya sido en mi boca. Al hacerlo, inconscientemente empujaba su verguita hasta el fondo, con ese instinto de todos los machos de preñar a la hembra. Una vez que sentí que su orgasmo terminaba, dejé salir su pene de mi boca. Volteé a verlo, su cara de felicidad y relajación, y abrí la boca sacando la lengua para mostrarle su propio semen. Unos segundos después, mi hijo abrió sus ojos y vio con extrañeza mi boca abierta con la lengua de fuera.
—¿Eh?— alcanzó a balbucear, sin entender lo que estaba pasando.
—¡Mira!— le dije, tratando de hablar sin tragarme su lechita, volviendo a abrir la boca y señalando mi lengua con mi mano.
Mi hijo seguía sin entender, aún obnubilado por su intenso orgasmo.
—¡Acabas de eyacular por primera vez!— le dije yo, emocionado, una vez que me tomé su pequeña lechadita.
—¿En serio?— me preguntó con esa voz aún entre niño y hombre.
—¡Si!— le respondí. —Es lo que te estaba mostrando en mi lengua, ¡tu primer semen!— le expliqué.
El me miró con esa carita de orgullo que tanto me gustaba. Yo entendí que en ese momento, mi hijo dejaba de ser un niño.
Ese mismo día, por la noche, lo llevé a cenar a un buen lugar de esos caros y elegantes. Ya no era McDonalds o lugares para niños. Para mi era importante que recordara bien el día que se hizo hombrecito, por lo que lo festejamos mucho. Y a partir de ese día, aunque no le dije, empecé a llamarlo Jorge en lugar de Jorgito.
Yo, como papá, estaba muy orgulloso de mi hijo. Me di cuenta que estaba entrenando un buen machito, aunque aún faltaban muchas experiencias más.
(Continuará…)
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