Era rico hacerlo con ella
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por juandeldiablo1957.
Cada día que pasaba sin tenerla, mis noches para mi eran un martirio, varias veces me vine en seco, soñando que la tenía en mis brazos y que le hacia el amor como loco.
Esa noche hacía mucho calor, por lo que me acosté solo con calzoncillos, me iba quedando dormido, cuando entre sueños oí unos pasos que se acercaban a mi cama, el corazón me dio un vuelco, era ella, sentí como se metía en mi cama, me abrazo, sentí sus pechos pegados a mí, la abracé también, olía delicioso, mi madre siempre fue una mujer limpia.
Mis manos empezaron a acariciar su cuerpo, por eso me di cuenta que estaba completamente desnuda, ella empezó a acariciar mi verga y lamerme el torso con su lengua, la cual iba subiendo hasta alcanzar mi cuello, al cual daba pequeños y placenteros mordiscos, para finalmente terminar en mi boca, la cual se fundía con la suya en un apasionado y cálido beso.
Naturalmente mientras esto ocurría mi pene, ya sea por la larga abstinencia de sexo que había tenido o por lo cachondo del momento, se paró de inmediato y pronto alcanzo una gran firmeza, ella al percatarse de que mi verga estaba lista para penetrarla y darle placer, se montó encima de mí, sentí como sus manos tomaban mi pene y lo llevaban a la entrada de su vagina, coloco la cabeza en la entrada y de un sentón se la metió toda, notaba que mi glande estaba bastante mojado por sus húmedos y calientes fluidos.
Ahí estaba mi madre ricamente ensartada por mí, ustedes no saben el rico placer que sentí al tenerla así, acerco sus labios a mi oído y me dijo, hijo, hijo, cógeme, hazme gozar como tú sabes, no necesitaba decir eso, yo, ya sabía lo que tenía que hacer y lo hacía con mucho gusto y placer.
Como dije antes, me excitaba tenerla así, pues por un lado mi madre era una mujer estupenda de casi 40 años, guapísima de cara y con un cuerpo lleno de sensuales y tentadoras curvas y por otro lado, también me excitaba, violar el tabú de los tabúes, es decir de estar sexualmente unido con mi propia madre, le daba a ese morbo, que nos da a los que alguna vez deseamos y tenemos lo prohibido.
Dejamos de quedarnos quietos y así ricamente ensartada, mi verga se abre paso una y otra vez en su cálida y muy húmeda vagina, le dije lleno de pasión: "¡Mamá, mamá, mamá te quiero, te quiero, que gusto, que gozo, mamá!" Y mi madre con voz entrecortada por sus jadeos de placer, me decía: "Que bien me coges nene, que placer me estás dando hijo con tu verga, sigue, sigue, no pares hijo".
Y así, seguimos cogiendo al ritmo de sus caderas y los movimientos que hacía con mi verga de abajo hacia arriba, mi verga se hundía de mil formas en su vagina, eso me llevaba hasta el éxtasis.
Ella frotaba su clítoris en la base de mi verga y lo hacía en un movimiento de atrás hacia adelante, yo al ver que eso le da mucho gozo y placer me quede estático sin hacer nada, para que ella gozara con ese roce que se daba con mi verga.
Dejo de hacerlo, hasta que tuvo varios orgasmos, sin dejar que se repusiera, yo empecé a mover mis caderas de abajo hacia arriba con una buena velocidad, nada más se oía en la habitación el “plap, plap” que hacía mi bajo vientre al chocar con sus nalgas por las tremendas metidas de verga que le daba, hasta que sentí que me venía, cuando lo hice se la metí de un solo envite y empecé a descargar mi leche en el fondo de su ser.
No tenía problema en cogérmela sin condón, ella, hace muchos años se operó para no tener hijos, aunque me hubiera gustado embarazarla.
Ella siguió restregando mi verga en su vagina mientras me venía, haciéndome aullar de placer, cunado descargue hasta la última gota de mi leche, ella se bajó de mi sonriendo y resoplando de placer, se acostó a un lado mío.
Cuando se repuso, sin decirme nada se levantó, me dio un beso en la boca y me dijo, que descanses hijo mío y se fue.
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