Ese delicioso y sabroso fruto prohibido
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por juandeldiablo57.
Era las nalgas de mi hija, las nalgas mas deliciosas y bien formadas que había visto, estaba desnuda frente de mi, a mi disposición, me acerque lentamente y pose mis labios sobre esos nalgas tan ricas y comencé a besarlas y a morderlas lenta y deliciosamente, como quien disfruta de un rico postre. La mire estaciado y le dije, dios mío que ricas nalgas tienes, tienes unas nalgas divinas, le decía, mientras se las seguía mordiendo y besando.
Mi hija, solo emitía pequeños gemidos, no lo podía creer ahí estaba con mi hija, comiéndome sus nalgas, mientras que, con una mano le pasaba los dedos por la rajita de su conchita, que ya estaba bastante empapada, ella sonreía, con una de esas sonrisas coquetas que siempre hacia, cuando paseábamos junto, estábamos solos, ya que, ella tenía como seis meses viviendo conmigo, para estudiar la universidad.
Mi verga estaba totalmente erecta e inflamada por la excitación y no lo iba a negar, el poder disfrutar su hermoso cuerpo, me ponía a mil, sin decir nada, me reincorpore, la jale por las caderas, quede arrobado por la vista de sus hermosas nalgas empinadas solo para mi, podía ver su hermosas rajita rosada, era perfecta para mi verga.
Sin decir nada más, me puse detrás de ella, me iba a poner un condón, pero preferí no hacerlo por el momento, ya que quería sentir la suavidad de sus labio vaginales, le di varios restregones, disfrutando lo sedoso que eran, al tiempo que escuchaba un suave suspiro y sentía un estremecimiento de ella, me coloque el condon, no lo quería hacer, pero no quería problemas, coloque la punta de mi verga en la entrada de su vagina y suavemente se la fui metiendo, al principio pensé que era virgen, pero no era así, así que poco a poco se la metí toda, que rico sentía como me apretaba la verga.
Me quede un buen rato estático, al tiempo que le decía, mmmm, que rica estas, tal como me lo imaginaba, ella emitió un quejido de placer y satisfacción, alcance a ver que ella tenía los ojos cerrados, así que, me empecé a mover muy lentamente mis caderas, saboreando el momento, se la sacaba toda y se la metía toda, firmemente, pero despacio, veía como se perdía mi verga en el fondo de su ser, ella no dejaban de emitir gemidos de placer.
Mientras la bombeaba, le decía, que rico que rico mi nenita hermosa, comencé a darle mas velocidad a mis caderas, mientras ella gritaba de placer cuando se la metía toda, yo estaba poseído por la lujuria, yo seguía con el meta y saca, a veces lo hacía a toda velocidad y otras veces lo hacía muy lentamente, cuando lo hacía a mucha velocidad y fuerza, mi hija me decía: “Papito me tienes loca, aaaaahhhh, quiero más, más, mas” el oír esto, me excitaba aún más el saber que mi hija estaba gozando, me puso en las nubes.
“Papito estamos locos”, yo le dije, si nos hemos vuelto locos amor, nos hemos vuelto locos, yo se que tú me has deseado por mucho tiempo, ahora relájate y disfruta, te estás convirtiendo en mi mujer, eres al fin mía y de nadie más, que rico siento cuando te penetro, estas bien apretadita tal y como tu madre lo estaba la primera vez que me la cogí, pero no cabe duda que tú eres mucho mejor que ella, ya ves, me dejo por otro.
Ella me dijo entre gemidos de placer, Papa, tómame, gózame ahhhh cógeme, como se lo harías a mama, soy tu mujer, tu esposa, tu amante aaaaaaaaaaaaaah que rico. Papito, estamos haciendo incesto y diossss que ricoooo es, nunca me imagine que tu verga me diera tanto placer.
Al oír esto, le dije, mi nenita linda, somos unos incestuosos, pero eso a quien le importa, este es nuestro secreto nena mía, nadie me ha dando el placer que tú, entonces me separe de ella y la hice que se recostara en la cama, le abrí las piernas, en seguida las puse sobre mis hombros y así, después de una buena rascada de puchita se la deje ir toda, no hubo problemas, ya que ella estaba bien lubricada, entonces volví con el metí y saca, me excitaba ver la carita de placer que ella mostraba cada vez que la penetraba, de repente empezó a jadear, cuando yo la besaba, sentí que sus labios estaban fríos, sentí que era el preludio de que ella se iba a venir, así que la bombee más, hasta que soltó un grito largo, al tiempo que me decía ,papi me vengo oooohhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhhh empapándome aun más la verga con sus jugos.
Sintiendo yo lo mismo, lo hice también, me vine entre gorgoreos de pasión, me vine profusamente, afortunadamente traía puesto el condón, si no, le inundo con mi semen toda su conchita, nos quedamos abrazados por un buen rato, después nos acostamos a un lado del otro, pronto ella se levanto, tomo mi verga y contemplando lo flácida que estaba por mi reciente venida, me dijo, que rica esta, yo le dije, es toda tuya mi amor, es toda tuya.nos quedamos dormidos, ni siquiera nos aseamos.
Al otro día, ella me despertó, me estaba mamando la verga de una forma deliciosa, estaba chupándola de arriba abajo, subiendo y bajando su boquita, pasándosela a cada lado de su boquita y succionándola para después sacarla y darle de lengüetazos a todo lo largo y ancho de ella.
Por la exquisita mamada, mi verga estaba a mil de nuevo y mi hija sin decir más se monto arriba de mi, la tomo con su mano y la enfilo a la entrada de su puchita, de modo que ella se ensarto solita toda mi verga, al tiempo que me decía, hay papito me matassssssssss, que rica verga tienes y me empezó a cabalgar, me decía entre gemidos de placer aaaasssssiiiiiiiii Síiiii, penétrame dame fuerte aaaaaaaaaahhh dios mío, quiero morirme ayyyyyy
Yo no hacía nada, solo me dejaba querer, el olor a sexo inundaba la habitación, mientras mi hija cabalgaba mi verga como si fuera la última cogida de su vida (siendo que esta era la primera de muchas más), ya no pude aguantarme más y descargue mi semen en su interior llenándole de leche su puchita, ahí me di cuenta que no traía condón, mientras me venía, ella me la exprimía con sus últimos sentones, después se dejo caer encima de mí, al sentir que también se estaba viniendo entre sollozos de placer.
Desde entonces cogemos casi todos los días, ya que dormimos en la misma habitación, ante la sociedad hipócrita somos padre e hija, pero en la intimidad somos marido y mujer, ejercemos el sexo sin ninguna clase de tapujos, ya que esto es de mutuo acuerdo, yo no sé, si alguna vez se va a acabar, pero mientras no se acabe, lo disfrutamos grandemente.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!