Estrenando a mi primita Lety de 12 (2ª Parte)
Pasado el dolor, viene el placer y Lety tiene su primer orgasmo y se vuelve adicta al sexo..
Después de que pasó la calentura, a Lety le vinieron los golpes de conciencia y comenzó a llorar otra vez, aún estaba desnuda en mi cama, donde había una gran mancha de sangre y semen en el lugar donde había estado su rajita cuando la desvirgué. Ella miraba eso, mientras yo limpiaba con papel higiénico su papayita recién abierta. La consolé diciéndole lo hermoso que había sido ser el primero en su vida y la abracé. Se calmó y nos besamos largamente. Se vistió y se fue a su casa con paso lento, aún le dolía un poco la pepita al caminar. Dejó de visitar mi casa por más de una semana y el día que lo hizo, estaba mi mamá y ella le preguntó que por qué no había ido y contestó que había estado un poco enferma. Mi madre no tardó en irse al trabajo y nos quedamos solos. Me platicó que al día siguiente de que cogimos, amaneció muy adolorida de las caderas y que su mamá le había preguntado que qué tenía y ella le dijo que le dolía la cabeza, la dejaron en la cama todo el día y le dieron una pastilla para el dolor. Que los días siguientes estuvo pensando y le dieron ganas de hacerlo otra vez, pero tenía dudas, que hasta ese día se había decidido. Ese día llevaba un vestido turquesa floreado muy delgado, se veía más bonita que las otras veces. No hubo más palabras y nos fuimos a mi cuarto, la abracé y nos besamos con muchas ganas, yo ya tenía la verga bien parada. La desvestí con más calma que la vez anterior y ahora besaba todo su cuerpo estando ella de pie en la cama, mordía sus pezones y ella gemía muy rico. Me desnudé y cuando vio mi verga exclamó:
—¡¿Todo eso me cupo en mi hoyito?!
—Pues sí —le dije—, cuando crezcas más te cabrá una más grande.
—Hoy quiero que me la metas todo desde el principio.
Ya no hubo más palabras, la acosté y acaricié los labios de su pepita mientras chupaba sus tetitas y ella jugaba con mi pelo. Bajé mi boca hasta su coñito y aunque estaba impaciente por meterle el trozo de carne que ya sentía explotar, me di tiempo para hacerle un oral que la hiciera mojarse más. Cuando sentí que su respiración ya anunciaba que estaba a punto, besé su boca y ella me abrazó con fuerza, se la metí suavemente pero con firmeza hasta el fondo, se la clavé toda como ella me lo había pedido. Emitió un pequeño quejido que se convirtió en gemidos dulces. Su pelvis subía y bajaba a mi ritmo, su carita era una combinación de dolor y placer, clavaba sus uñas en mi espalda y yo le daba las estocadas con tanta pasión, que estaba a punto de venirme, pues su vagina estaba realmente apretada, por lo que paré un momento y la puse de a perrito, ella accedió sumisa y así volví a darle otra vez, ahora un poco más adentro debido a la posición. Sentía como tocaba algo con la punta de mi miembro, pero ahora no me detenía, ella solo gemía y respiraba agitadamente. Cuando sentí que estaba llegando otra vez al orgasmo, se la volví a sacar la volteé y subí sus piernas a mi hombro, le seguí dando duro y en un momento ella dobló sus piernas y quedó de pollito rostizado, lo que la hizo disfrutar más y gemía más fuerte cada vez, lo bueno es que no había nadie cerca. En poco tiempo alcanzamos el orgasmo casi al mismo tiempo, pues cuando ella llegó al clímax, me excitó tanto, que también aventé los chorros de semen dentro de ella y nos besamos quedando en la posición del misionero por un rato, con los corazones latiendo a tope y bañados en sudor.
Nos vestimos y nos despedimos con un beso largo, prometiendo vernos pronto.
Espero sus comentarios para conocer sus opiniones y seguir escribiendo. Pronto les contaré cómo por un golpe de suerte desvirgué a Daniela, la hermana mayor de Lety.
Si cuenta más historias de la nena y de su hermana.
Creo que solo escribiré el final por ti, ya que no he tenido comentarios, excepto el tuyo. Gracias.
Hola de que es muy tarde pero espero el siguente relato