Estrenando a mi sobrino Armando de 8, yo de 18
Cuando el sobrino más grandecito no quiere dejarse del menor.
Como recordarán en mi relato anterior «Con mis sobrinos de 6 y 8 en el arroyo, yo de 18», jugaba a por separado con mis sobrinos Armando de 8, quien me prestaba su culito para frotar mi pene en él, y Da iel, de 6, quien la chupaba riquísimo.
Hoy les contaré como, un.mes después, por fin se me hizo estrenar a mi sobrino Armando.
En ese tiempo yo contaba con 18 años, soy moreno claro, con un pene digamos normal, de 16 cm no tan grueso en ese entonces.
Ellos eran dos niños güeritos, delgaditos, de cabellos rubios y ojos verdes…¡una verdadera belleza de niños!
Pues bien, como al mes, llevé a Armando a dormir conmigo, aprovechando que no había nadie más en la casa. Al irnos a la cama lo abracé y comencé a a acariciar un poco. Intenté bajar su tiza para desnudar lo y él se resistía y volvía a subirla…
Lo aparté un poco de mí y le pregunté:
–¿Qué tienes, Armando? ¿Estás enojado o qué? ¿Por qué no quieres que juguemos hoy como otras veces?
Él no contestaba, se limitaba a agachar su cabeza…
–Bueno, pues si ya no quieres jugar, ni modo. Ya acuéstate, pues…
Y él se acostó, me dio la espalda y poco después oí que sollozar un poco.
–Y ahora, ¿Por qué lloras? le pregunté a la vez que lo abrazaba por la espalda.
–Por nada, tío…
–¿Cómo que por nada? ¿ Es por algo que hice yo?
–Si, tio…
–Ah, caray. ¿Pues qué hice?
–Es que ya casi nomás invita a Daniel a dormir con Usted. A mí ya casi ni me hace caso, en mi casa dicen que ya no me quiere…
–Ay, amorcito, no seas tonto, ¡claro que te quiero!
–¿Y entonces por qué ya casi no me invita a salir o a dormir con Usted?
La verdad era que su hermanito era más juguetón y complaciente y me la chupaba delicioso, a diferencia de él que jamás había querido hacerlo.
–¿O es porque el otro día no quise jugar en el arroyo con ustedes? Me preguntó. Usted sabe que cuando he tratado de mamarle el pito me da asco y casi me vomito, no puedo hacerlo…
–No, no es por eso. La verdad es que me entusiasmé con tu hermanito un tiempo porque notaba que tú como que ya no querías nada conmigo, que nomás te dejabas por darme gusto… te prometo que de hoy en adelante te haré más caso a ti.
–¿De veras, tío? (Volviendose hacia mi)
–Claro que sí, amor, ya duerme te, anda…
–Si, tio…oiga…¿y ya no quiere que juguemos hoy?
–Claro que quiero, mira cómo tengo mi pito –y llevé una de sus manos hacia él– pero como tú no quieres…
–Si, tío, si quiero jugar, andele…
–Bueno, pero encuerate tu y encuérame a mi…¡y lo hizo!
–Ya tío, ¿y ahora?
–Subete en mí, para acariciarte y que frotemos nuestros pitos… y así lo hizo. Después de un rato me dice:
–Tio, ya se me paró mi pito, mire…y a usted ya le está saliendo babita del suyo. ¿Me pongo para que me lo falle en mi colita hasta que me eche su lechita?
–Espera, primero acuéstate boca arriba, quiero mamarte el pito…
Y, como desea a complacerme, hizo lo que le indiqué. Así que le mandé un buen rato su penecito y testículos. El solo gemía y se reía de lo rico que sentía.
Luego, lo puse de perrito, abrí sus lindas amiguitas y le comencé a besar y pasar la lengua por su hijito y le comí rico su culito, metiendo un poco mi lengua en él…
Finalmente, puse la punta de mi pene en su culito y comencé a frotarlo de arriba abajo mientras me masturbaba un poco hasta que no pude contenerme más y varios chorros de.semen salieron disparados llenando su anito, nalguitas y espalda.
Procedí a limpiarlo, lo abracé y acaricie un poco hasta quedarnos dormidos.
A la mañana siguiente, me sorprendió ya que me desperté al sentirlo masturbándome y decirme:
–Tio, ¿no quiere echarme su leche antes de que me vaya a mi casa?
Ni modo de decirle que no.. cuando acabamos, lo ayudé a vestirse, lo abracé y le dije:
–¿Quieres venir esta noche de nuevo a dormir conmigo?
–Si, tío.
— Mmmhhh…pero me gustaría que me dejaras tratar de meterte el pito en tu culito, no nomás tallartelo por fuera…¿que dices? ¿Te animas a dejarte?
La respuesta muy pronto…¡saludos!
Curioso cómo compiten