Estrenando a mi sobrino Armando de 8, yo de 18. El desenlace.
Cómo fue nuestra primera vez. ¡Inolvidable!.
–¿Quieres venir esta noche de nuevo a dormir conmigo?
–Si, tío.
— Mmmhhh…pero me gustaría que me dejaras tratar de meterte el pito en tu culito, no nomás tallartelo por fuera…¿que dices? ¿Te animas a dejarte?
Así terminó relato anterior. Aquí la continuación.
–¿Quiere que me deje meter su pito en mi colita? ¿A poco se puede?
–Sí, se puede, pero sólo si tú quieres…¿Qué dices?
–Mmmhhh, no sé tío…¿Y no duele? ¿No me va a doler?
–Sí, siempre duele al principio, pero después lo vas a disfrutar y tu me vas a pedir que te coja…
–¿Pero duele mucho, mucho?
–Un poco. Mira, el líquido que me sale antes que la leche en el pito, el que es como babosito, sirve para que mi pito se resbale y entre más fácilmente en tu culito.
–¿Y me lo va a meter todo? Es que lo tiene muy grande y grueso, me va a doler…
— En caso de que entre, te lo meto hasta donde tú lo aguantes, si te duele mucho, te lo saco…¿Qué dices? Además, podemos usar cremas en mi pito y en tu culito para que no te duela tanto y te pueda coger mejor, ¿Sí?
–No sé, tengo miedo…
–No te va a pasar nada, ándale, hay que aprovechar que estaremos solos de nuevo…¿o no me quieres?
–Si, tío…¿pero me lo va a meter hasta donde yo le diga, hasta donde no me duela mucho?
–Claro…
–Bueno, entonces sí, ¿a la noche?
–Si, a la noche, aquí te espero. Le pides permiso a tu papá y te vienes…
–Está bien, tío, pero poquito…
Crei volverme loco de felicidad, lo abracé, acaricie y besé en sus mejillas. No era para menos, por fin iba a saber y experimentar la sensación de amarlo por entero y hacerlo mio. Lo despedí y todo el día anduve con nervios, pensando se iba a arrepentir. Se me hicieron largas las horas y al caer la noche llegó, incluso antes de la hora esperada.
Abrí la puerta, lo recibí. Venía recién bañado, cambiadito y limpiecito de pies a cabeza. Le invité un.poco de cereal, nos cepillados los dientes y le pregunté:
— ¿Quieres que ya nos vayamos a la cama? ¿No te has arrepentido? ¿Me vas a dejar calarle a ver si te entra mi pito?
–Sssi, ttio…(nervioso y con temor)
–Tranquilo, no tengas miedo, no te va a pasar nada…
–Pero sí me lo va a meter poquito, ¿eh?
–Sí, hasta donde tú me digas.
Y nos desnudamos uno al otro. Hacerlo para mí era como estar desenvolviendo un regalo: ¡el mejor!
Lo abracé, acaricie largo rato para disipar sus miedos y se relajará, lo llevé a la cama y tendía en ella. Me abalancé sobre él y pasé mis manos, labios y lengua por todo su cuerpo, especialmente en el área de sus genitales, besé y chupé su pequeño trenecito con todo y testículos. Él solo soltaba risitas de lo lindo que sentía.
–Tiooo…jijiji…siento cosquillitas. ¿ Ya tiene bajita su pito?
–Poquita…¿no te animas a chuparmelo un poco?
–Es que no me gusta tío, me da asco…
–Poquito, anda, sirve que le echas saliva y así te entra más fácil…anda.
–Es que no sé cómo, tío…
–Como yo lo hago con tu pito, ¿sí?
–Sí, pero el mío está chiquito y el suyo muy grande y más grueso. No me va a ca er todo en la boca…
–Lo que te quepa, abre tu boca anda…y mételo en ella…así mmmhhh…ahora ciérrala sobre él y desliza tu boca por ella hacia el tronco y luego hacia la punta muchas veces… las que quieras.
Así lo hizo, se separó de ella, se limpió la boca con el dorso de su mano…
–¿Ya, tío? Ya tiene mucha babita y solicita mía, mire…
— Sí, pero falta ahora ponerle salivita y babita a tu culito; a ver, ponte a gatas y abre tus amiguitas.
–¿Ya me va a coger tío?
–Aun no…
Se puso y lo acomode. Le di besitos y pasé mi lengua por su rico y apretadito culito, la metí un poco. Tomé con mis dedos crema, embarra con ella su culito, metí un poco el dedo índice y por instinto cerró su culito.
–¡Ay, tío, ay!, ¿ya entró?
–No, solo fue la punta de mi dedo…tranquilo…ahí va de nuevo.
Y empujé mi dedo hasta que entró todo. Dejé que su amigo se a acostumbrara un poco y luego lo comencé a mover en círculos, y a sacarlo y meterlo…
–¿Te duele? Y el contestó que un poco, pero que se sentía bien…
–Ahora, voy a tratar de meter dos dedos…¿listo? A lo mejor va a dolerte un poco, pero trata de aguantar.
–Sí, tío…¿y después ya me lo va a meter, su pito?
–Si aguantas mis dedos sí…
Y procedí a meterle dos dedos. Le dolió un poco, quería llorar y sacarse, pero lo animé a seguir. Moví en círculos los dos dedos, los abría y cerraba como si fueran tijeras, tratando de dilatar su añito y prepararlo para su penetración.
–¿Ya, tío? ¿Ahora sí me lo va a meter?
–Ahora sí, ¿listo? Ahí va…
Y acerqué mi pene a su dilatado añito, lo grité un poco para lubricar lo mejor con mi presemen…puse el glande en su entrada, empujé y…se resbaló pero hacia arriba…lo puse de nuevo, empujé y…¡nada! Ahora se fue hacia sus huevitos…
–¿Ya? ¿Ya entró, tío?
–Aun no, Armando, es que estás muy cerradito…
Lo seguí poniendo en cuatro sobre la cama, luego lo apoyé en bordo del colchón con piernitas hacia el piso y tampoco. Quise que el solito se lo lavara sentándose en mi pene, primero de espaldas a mí y luego de frente a mí y tampoco. Lo acosté boca arriba en orilla de la cama, levanté sus piernitas hacia mi pie hoy y tampoco.
Estaba más que desesperado y el preguntándome si ya, o si no se iba a poder, cua do se me ocurrió ponerlo de cucharita, con una pierna hacia su pecho, le hice juntarme mucha crema y salíva en mi pene, hice lo mismo en su anillito…puse mi glande erectisimo y a punto de reventar en su pequeño y virginal agujerito, empujé y…¡plop! Sentí cómo la pu ta de mi glande se abrió paso en su estrecho anito…
–Ay, ay, ay, tío, me duele…
–¿Ya entró, Armando? ¿Lo sientes?
–Sí, tío, pero duele…¡sáquemelo!
–Aguanta un poquito, siquiera que entre mi cabecita, ¿si?
–¡Ay, ay! ¿Pero nomás la cabecita?
–Sí, ahí va…aguanta. Y empujé un poco más hasta que entró mi glande y un poco más…
–¡Ay, tío, ya, hasta ahí! ¡Ya sáquemelo, por favor!
–Aguanta, ahorita se te va a pasar el dolor. Y me quedé un rato hasta ahí para acostumbrarlo a esa sensación.
–¿y Aún te duele?
–Ya casi no, tío…¿Ahora si me cogió?
–Todavía no, falta que te lo meta todo y te eche mi lechita adentro…
–Pero me va a doler, tío, mejor hasta ahí…
–Mira, toca mi pito…(lo hizo) ya entró la puntita, lo demás se va más fácil, ándale…
–Tío, hasta ahi…
–Está bien, pero ahora lo voy a sacar y meter hasta ahí…¿me dejas? Si quieres pon tu manita hasta do de quieras que lo meta…¿sí?
–Sí, tío…
Y comencé a follarlo suamente…después de un rato le propuse:
–Pon tu mano un poquito más atrás, anda, ya no te duele¿si?
–Me duele, pero poquito, tío…
–¿Y a poco no sientes rico?
–Sí, siento como entra y sale su pito, como se resbala, calientito…
–¿Ves? te lo dije…se siente rico…hazme caso, pon tu manita un poquito más atrás para cogerte mejor, anda…y lo hizo, pero muy poquito.
— ¿Hasta aquí, tio?
–Un poquito, más, hasta aquí, anda. Y lo puse hasta la mitad.
–Bueno, está bien, tío, pero despacito…
¡Ufff! Sentir de nuevo entrar en su recto un poco más fue riquísimo…sentir cómo sus esfínteres apretaban mi pene mientras éste moldeaba su intestino, fue como tocar el cielo.
–¡Ya, tío, hasta ahí…me duele!
Paré un poco de nuevo, luego saqué y metí mi pene hasta ahí.
–Amor, pero ya te falta poco…mira, ya se sienten mis pelos…anda, un poquito más, aguanta, muerde la cobija, si quieres, pero déjame meterlo todo, ¿si? Y mañana te compro lo que quieras…
–¿De veras, tío? ¿Lo que yo quiera?
–Claro, pero déjate coger bien, anda..
–Bueno, entonces si…
–Quita tu manita, pues…
Lo hizo, así que empujé y se lo dejé ir todo…
–¡Ay, tío! ¿Ya entró todo, verdad?
–Si, ¿cómo lo supiste?
–¡Ay, ay, ay tío! Porque sentí sus pelitos en mis nalgas…
–¿Te duele?
–¡Sí, tío, saquelo!
–Dejame acabar, hijo, ya casi me sale la leche…o si quieres te lo saco, nomas mañana no te doy nada.
–No, tío, mejor me aguanto…
Así que lo empecé a hacer mío, a cogerlo suavemente, después de un rato el comenzó a gemir y noté ere to su trenecito, así que lo masturbar mientras lo follaba hasta correrme como nunca en sus intestinos. Dejé que mi erección disminuyera, saqué mi pene y lo llevé al baño a que defecar, nos bañamos juntos, lo felicité por lo bien que se había portado y lo feliz que me había hecho.
Como me dijera que le ardía su colita, le puse un poco de pomada y nos dormimos abrazados…
¡Saludos y espero les guste!
Bonita y cuidadosa desvirgación