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Incestos en Familia

FABIOLA, UNA MADRE DE FAMILIA MUY CALIENTE

PARTE 2.
Miriam le explicó a Fabiola, que el video había sido grabado por la misma Daisy; para ello la joven había reunido una buena cantidad de pequeñas cámaras espía, las cuales había posicionado con todo cuidado, ocultándolas en un domicilio; el de una mujer casada y con dos hijas que vivía en el vecindario, y que de antemano Daisy sabía que había sido ya mordida por el vampiro, pero no sólo ella sino que toda la familia había sido ya vampirizada, incluida la niñera por supuesto. De hecho, el único que faltaba era el marido, pues se encontraba trabajando una temporada fuera del país, concretamente en Canadá.

A Daysi no le había resultado difícil reunir aquella cantidad de cámaras, dijo Miriam a Fabiola, dado que la joven trabajaba en un local de equipos electrónicos, enfocado en videovigilancia precisamente. El único problema fue que esto le había acabado costando su empleo; y eso que sólo tuvo las cámaras en su poder un par de días, y después de obtener las pruebas que quería las devolvió.

Aquellas cámaras modernísimas, aunque diminutas, tenían su propia pila y eran capaces de encenderse al detectar movimiento, y grabar no sólo en alta definición, sino que además de hacerlo con colores nítidos y reales; incluso en total oscuridad. Daisy se tomó su tiempo y las puso cuidadosamente camufladas en todos los puntos de la casa que pudo, y a veces más de una por habitación.

Miriam también se apresuró a explicar a Fabiola, que el video que iba a mostrarle en la pantalla de tv de 70 pulgadas en la sala de su casa, había sido armado por así decirlo, de la edición secuencial de lo que habían grabado esos dispositivos electrónicos. De esta manera no se perdía detalle de lo que había sucedido en aquel domicilio, y ni siquiera el más escéptico podría rechazar aquello como un montaje o impostura. Y además en la edición que se le realizó al video con posterioridad se había aplicado algunos zooms, que combinados con la muy alta definición del video, hacían que no se perdiera ni la más mínima calidad del video con estos acercamientos. De hecho lo único que le faltaba a aquel video era el audio, si bien Miriam no sabía la razón exacta de esto.

Por último y antes de darle play al video que guardaba en una USB, para que Fabiola pudiera verlo en la enorme pantalla HD, Miriam también aclaró cómo fue que Daisy pudo entrar a aquella casa ajena, y poner allí todas esas cámaras las habitaciones.

—Según Daisy me contó y ahora le creo, ella también fue mordida por el vampiro, pero el efecto sobre su persona no fue permanente; aunque ella misma no supo explicar cómo pasó esto, el caso es que cuando finalmente se sintió libre de su influjo, buscó afanosamente la manera de liberar a las otras mujeres que se habían vuelto sus sirvientes incondicionales. Claro que para esto tuvo que seguir fingiendo ser una esclava más de este ser sobrenatural. De ese modo ella pudo visitar la casa de la familia en cuestión varias veces, pues todas las mujeres vampirizadas, tienen llaves de las casas ajenas en donde el vampiro ya atacó, y todo para mayor comodidad y beneficio de este ser, pues lo que busca es pasar lo más desapercibido posible.

Miriam también explicó aunque de manera breve, como Daisy tras investigar el tema de las fuentes más confiables que pudo conseguir, finalmente había logrado liberar del poder del vampiro a varias mujeres que éste había mordido para alimentarse, empezando por las de su familia claro está; y todo a través del uso de ciertos talismanes y amuletos. Y si no logró liberarlas a todas en el vecindario, fue porque una de ellas aún vampirizada, se dio cuenta de lo que Daisy pretendía, y había huido y la había delatado; de modo que al temer por su vida, tanto Daisy como su familia habían tenido que huir, no sólo del vecindario sino que de la ciudad y con rumbo desconocido.

***

—¡Oiga, pero esas niñas! ¡Son las mismas que vi en la calle el otro día! ¡Las que se frotaban una contra la otra! —dijo Fabiola totalmente sorprendida, después de verlas aparecer en la primera escena de aquel video que no tenía audio; y que según el marcador de tiempo que aparecía en el margen inferior de la pantalla, comenzaba pasadas las nueve de la noche.

—¿En serio, eso no me lo esperaba? —contestó Miriam con notoria extrañeza—, pero como sea no me sorprende tanto. El caso es que ahora tanto ellas como su madre y también la niñera, están libres ya del poder de ese… de ese vampiro; y por eso llevan siempre ocultos bajo su ropa los pequeños pero poderosos amuletos que Daisy les dio. De esa manera pueden seguir viviendo aquí en la casa que su esposo con tanto esfuerzo les compró, antes de tener que irse a trabajar fuera del país.

Las dos hembras estaban sentadas en el cómodo sofá de la sala de Miriam, mientras la imagen en la amplia pantalla mostraba una escena bastante normal y cotidiana, en la casa de una mujer a la que Miriam identificó con el nombre de Sonia, aquella era una mujer entrada en los treinta, de estatura media y con un cuerpo muy bonito, además de una expresión dulce y agradable en su rostro, una belleza madura natural en todo el sentido de la palabra.

La madre parecía muy atareada, iba y venía apresuradamente de una de las habitaciones a la otra, moviendo y acomodando buenas cantidades de ropa, mientras las niñas la seguían entre risas y juegos, a veces dificultándole el paso y otras corriendo y persiguiéndose entre ellas. Ella les llamaba la atención por momentos, pero también sonreía, lo cual dejaba claro que no estaba molesta, era más bien como si quisiera acabar lo más pronto su labor, por una razón o por otra.

—La primera vez que vi este video —dijo Miriam de repente— pensé que Sonia tenía prisa por terminar su quehacer para acostar a Tina y a Keyra, ya que tal vez iba a salir a algún compromiso y la niñera le había quedado mal, pero no. De hecho, la niñera también va a aparecer más adelante en el video, pero Sonia no sale a ningún lado.

La noche era calurosa y agradable, a juzgar por como iban vestidas las tres hembras, la señora con un atuendo muy bonito que, si bien no podría considerarse mini vestido en el sentido estricto de la palabra, era bastante corto y dejaba ver sus bien torneadas piernas por encima de las rodillas. Este era blanco con un patrón repetitivo en color negro y le ajustaba muy bien; la madre llevaba su hermosa cabellera negra recogida hacia atrás, en una sensual cola de caballo, que combinada con el vaivén del vestido al caminar, no hacía sino reforzar su belleza y encanto.

Las hijas por su parte iban con pequeñas blusas con motivos infantiles, y con unos shorts muy parecidos a los que ambas usaban en la última ocasión en que Fabiola las había visto en persona. Aún así ella no pudo evitar notar que, en este caso los shorts que estaban usando las niñas, eran extremadamente pequeños y ajustados. Por unos momentos Fabiola tuvo en la mente la idea, de que su madre debía de haberse equivocado en la talla al comprarles aquella ropa. Y es que era por demás evidente, que sus de por sí muy bien definidos y redondos culos, resaltaban todavía más con esos shorts puestos.

Así es, los traseros de las hijas de Sonia, de ocho y nueve años, lucían en esos momentos retadores y obscenos, morbosamente excitantes con aquella ropa puesta.

En un momento dado la madre pareció dar por terminada la labor que estaba haciendo y salió de la habitación a donde había estado moviendo la ropa. Ya en la sala de la casa dijo algo a las niñas y con un ademán pareció conminarlas a retirarse a dormir; después de esto se dirigió a la cocina  para servirse un vaso de agua del refrigerador. Las niñas por su parte sólo hicieron como si finalmente fueran a ingresar a la habitación que compartían, pero no tardaron en volver sobre sus pasos, y después de acercarse rápida y sigilosamente al umbral de la cocina, y de hacer como que espiaban desde allí a Sonia. Una de ellas entró como saeta a la cocina, y mientras la madre estaba agachada después de abrir el refrigerador, buscando alcanzar el jarrón de agua del cual iba a servirse. La niña con ambas manos le levantó el vestido tanto como pudo.

Entonces la hermosura de Sonia por detrás pudo verse en todo su esplendor; un delicioso culo tan redondo y turgente como el de las niñas, pero de mucho mayor tamaño pues era el de una mujer adulta, quedó totalmente expuesto en su obscena belleza. La mujer llevaba unas bragas blancas de encaje, que le hacían lucir maravillosamente su par de encantadoras nalgas.

La madre pareció dar un brinquito cuando sintió aquel asalto por detrás de parte de su niña, y es que aquello la había tomado realmente por sorpresa; pero no por aquel suceso tan inesperado e inusual, dejó de hacer lo que estaba haciendo. Finalmente se incorporó ya con la jarra en su mano, y se sirvió de ella en un vaso sin cerrar el refrigerador; y en ese lapso se dio tiempo de voltear a ver a su hija y de recriminarla por lo que todavía estaba haciendo, pero sin hacer por alejarse o cambiar de lugar para que su culo no siguiera expuesto. La niña que le tenía levantado el vestido, hizo caso omiso a la orden de su mamá mientras sonreía con una expresión traviesa en su rostro infantil; después de un rato la madre volvió a decir algo, y luego se agachó de nuevo para volver a poner en su sitio la jarra dentro del refrigerador.

Justo cuando esto sucedía, la segunda niña se abalanzó contra su madre y aprovechando que su hermana todavía le levantaba el vestido, se inclinó lo necesario y se abrazó fuertemente contra el culo de Sonia, de modo que aquel rostro infantil quedó pegado de lleno contra las nalgas de la mujer, como si el trasero de la madre fuera una almohada, en la que la hija hundiera el rostro gustosamente.

Después de haber realizado aquello y cuando la madre ya estaba cerrando el refrigerador ambas niñas salieron corriendo de la cocina, Sonia aún con el vaso en la mano se miraba bastante tranquila, sin escandalizarse por lo que había hecho aquel par de diablillas. Puso luego el vaso en el lavabo y después salió de la cocina e hizo como que iba a perseguir a las niñas, incluso logró dar una nalgada a una de ellas, pero no con verdadera fuerza; como respuesta a aquel amague ambas niñas corrieron dejando un par de metros de distancia entre ellas y la madre, que ya en el comedor había detenido sus pasos y miraba el reloj de pared más cercano. Y mientras esta distancia se mantenía las niñas puestas de acuerdo, se inclinaron y después parando y endureciendo sus culitos lo más que pudieron, se bajaron ambas a la vez, tanto los shorts como la ropa interior, y le mostraron a su madre sus lindos culos infantiles; y todavía tuvieron el descaro de separarse las nalgas, para para que su madre pudiera ver sus apretadas entradas anales; todo esto mientras ambas reían. Y la madre al ver lo que hacían sus hijas no pudo evitar sonreír también, condescendiente con aquel par de diablillas, de cuya vagina habían salido.

Sonia se encontraba aún en el comedor a un lado de la mesa y las niñas a la altura de la sala y cerca del respaldo del sofá. Y es que en realidad la sala y el comedor compartían un mismo espacio, casi a la mitad exacta.

Fabiola se había quedado sin palabras y con la boca muy abierta, no atinaba a entender lo que estaba pasando, y seguía casi sin parpadear los sucesos que se estaban dando en la pantalla. Apenas iba la madre a comenzar a caminar hacia las niñas cuando algo aún más sorprendente sucedió.

Era como si debajo de ella se hubiera activado un ventilador gigante; y es que su hermoso vestido se levantó por completo, sin necesidad que ninguna de sus hijas se lo subiera; y permaneció así como empujado por un viento muy fuerte que surgía del piso de la habitación; desde una cámara que filmaba ubicada en algún punto de la cocina y alineada con el umbral de la misma, podía verse perfectamente como el vestido volaba violentamente hacia arriba por completo, dejando ver el delicioso cuerpo de Sonia casi hasta lo alto de su espalda. Las bragas y el sostén de la madre de las niñas se apreciaban perfectamente, así como el contorno de su cuerpo que lucía tentador y provocativo; y cuando el ángulo de visión cambió de una cámara a otra que grababa la escena de frente, Fabiola comprobó como la madre aunque sorprendida en un principio por el hecho en sí, estaba por lo demás bastante tranquila, y curiosamente no hacía por bajar su propio vestido; como si aquella no fuera la primera vez que experimentaba aquel curioso fenómeno.

Las niñas por su parte cuando otra cámara las captó, tampoco parecían muy asustadas en exceso por el suceso. Una de ellas parecía estar gritando y la otra hacía como que se tapaba los ojos, pero ambas se mostraban divertidas a pesar de todo, tanto como la madre lo estaba. Fabiola no entendía lo que pasaba, y es que tenía bien claro que, si aquella fuera una corriente de aire que de algún modo hubiera entrado en la casa, no solo no podría estar durando tanto tiempo como ya llevaba, y además con esa fuerza tan tremenda hubiese derribado algunos objetos en la casa, pero aquella extraña y violenta corriente de aire, parecía que solo afectaba el vestido de la deliciosa madre de familia.

De repente el extraño fenómeno cesó tan de golpe como había comenzado, pero a la vez sucedieron un par de cosas aún más inexplicables.

El vestido que tan bien le quedaba a la joven madre, simplemente comenzó a desgarrarse de arriba abajo por el lado de la espalda; era como si un garfio invisible lo hubiera alcanzado de lleno; y luego de ello, unas manos invisibles parecieron comenzar a tirar de él para separarlo totalmente del cuerpo de Sonia y dejarla solamente en bragas y sostén.

La madre aparentemente trató de poner resistencia a aquel embate, para conservar encima su vestido aunque fuera en girones, pero no le sirvió de mucho; y luego el sostén simplemente reventó  y no tardó en caer al suelo; ahora a Sonia sólo le quedaban encima las braguitas y aunque hizo por conservarlas sujetando fuertemente con ambas manos por delante y por detrás, este esfuerzo tampoco dio buenos resultados.

Como si aquello no fuera ya de por si bastante asombroso; Fabiola pudo ver como la mujer de repente era levantada en el aire, ¡Pero no había nadie allí que la levantara! ¡Sólo estaban ella y las niñas más allá!

La mujer intentó como pudo liberarse de aquella fuerza invisible, y de hecho logró por medio segundo tocar el suelo, pero justo entonces las bragas cedieron, rompiéndose de la misma manera como se había roto el vestido y el sostén. Ahora Sonia se encontraba totalmente desnuda y pataleando en el aire; y las dos niñas observaban la escena muy atentas, pero sin dejar de sonreír, y la madre a pesar de que se resistía o intentaba resistirse a aquel asalto ¡También estaba sonriendo

Fabiola asombrda y quiso preguntarle a Miriam si aquella no era algún tipo de película de terror, con efectos especiales muy bien realizados; pero entonces recordó que ella conocía a aquellas niñas, y que sabía perfectamente que ambas vivían en su propio vecindario. Es más, a la misma madre de ambas, estaba segura de haberla visto en por lo menos una ocasión en algún lugar del vecindario. No, aquello no era una película muy bien armada, pero entonces… ¿qué era?

La mujer siguió luchando y meciéndose en el aire hasta que finalmente logró poner ambos pies sobre el piso, y también pudo mantener una postura recta; y justo cuando esto sucedió la madre de las dos niñas apareció vestida de nuevo; sí, de un segundo a otro Sonia apareció cubierta toda de negro como con un atuendo larguísimo; pero entonces Miriam mencionó lo que era en realidad el supuesto vestido, el cual por cierto la cubría completamente desde el cuello hasta los pies.

—Es la capa del vampiro —dijo ella con una voz que reflejaba la seguridad de lo que estaba afirmando—, él se encuentra en estado ectoplásmico aún, es decir como si fuera un fantasma, pero no tardará en materializarse por completo, dentro de su capa y justo detrás de ella. Observe.

No pasó mucho tiempo para que sucediera justo lo que Miriam le había dicho a Fabiola.

***

Ahora una figura alta estaba detrás de aquella madre de familia, y la tenía a su merced, abrazándola y sujetándola fuertemente desde atrás, mientras la cubría con aquel manto negro. Aquel era un hombre barbado y con gran un gran físico; a su lado Sonia que además de mujer era de estatura promedio, no parecía tener muchas oportunidades de escapar de aquella sujeción, el esposo se encontraba en el extranjero y las niñas presentes no serían de mucha ayuda.

Fabiola pudo ver como la madre entornaba sus ojos, mientras su boca se abría un poquito, y a la vez inclinaba su cabeza al lado izquierdo, mientras ya sin luchar se dejaba manejar mansamente por el hombre que estaba detrás de ella. A los ojos de Fabiola la mujer parecía haber entrado en una especie de estado de trance, pero no tardó en reconocer que la expresión de la mujer era… de entrega y pasión sexuales.

Acto seguido aquel supuesto vampiro bajó un poco la capa con la que cubría a la mujer, y dejó expuesto su cuello, luego abrió su boca tan grande como pudo, y mostrando una fiera expresión de avidez, asestó una tremenda mordida en el cuello de la mujer por el lado derecho.

La imagen era muy clara y nítida, y la pantalla de 70 pulgadas de Miriam no pareció dejar lugar a dudas, justo un segundo antes de que el hombre atacara el cuello de la mujer, se le realizó un zoom a la escena, y Fabiola pudo ver con toda claridad dos enormes colmillos en su boca abierta y amenazante.

Tomando en cuenta justamente esto último, era de esperarse que la mujer comenzará a gritar y a resistirse, en cuanto sintiera aquella mordida letal.

Pero en cambio, al recibir los colmillos en su cuello, la expresión de la mujer fue de gozo absoluto, de total disfrute y satisfacción; incluso volvió a mostrar sus hermosos y bien alineados dientes blancos al sonreír, mientras cerraba sus ojos por completo y se dejaba llevar. Era como si el placer que ya había sentido y manifestado momentos antes, se multiplicara mientras aquel sujeto alto y extraño le encajaba los colmillos ferozmente. Luego su boca se abrió pero más que para gritar de dolor, fue para hacerlo de placer; ahora su cuerpo entero temblaba, esto podía notarse a través de la capa.

—Está teniendo un orgasmo muy intenso —aclaró Miriam.

—¡Qué!

—Sí, las mordidas de los vampiros logran justamente eso. Y a diferencia de lo que la gente cree o cuenta, estos seres no sólo muerden para alimentarse de la sangre de mujeres hermosas, si las seleccionan por su atractivo, es precisamente porque los vampiros necesitan más que sólo su sangre para seguir vivos. Siga observando el video.

Fabiola se sentía completamente shockeada, no alcanzaba a entender ni a creer lo que estaba presenciando a través de aquel video. Y sin embargo para esos momentos ya no dudaba de la autenticidad de los hechos que aquella grabación mostraba.

Finalmente el vampiro pareció quedar satisfecho y separó su boca del delicioso cuello de la hembra, que ahora parecía estar completamente desmayada, el cuerpo de Sonia se mantenía vertical por el hecho de estar recargado por la espalda contra aquel sujeto alto, quien a la vez la sostenía abrazándola y sujetándola por el dorso. Esto quedó confirmado cuando aquella extraña capa que a Fabiola le pareció que tenía vida propia, se abrió.

Entonces el enigmático personaje de manera bastante cuidadosa, manipuló el cuerpo totalmente lacio de Sonia, de manera que acabó cargándola tal como un novio carga a la novia en su noche de bodas.

—¡Está completamente desnudo! —expresó Fabiola.

—Sí, y su pene completamente erecto, incluso palpita con mucha fuerza, ¿lo ve? Es casi como si diera brincos de felicidad, ¡ese vampiro cabrón va a darse un verdadero festín! Como ya le dije los vampiros no sólo necesitan de la sangre de sus mujeres.

Fabiola totalmente horrorizada iba a agregar algo más a lo que había dicho Miriam, pero entonces vio como en la pantalla, las dos niñas se acercaban a aquel hombre o vampiro o lo que fuera. Y lo que sucedió la dejó sin habla de nuevo.

Ninguna de las dos continuaba riendo o mostraba expresión traviesa. Más bien ambas se veían con semblantes serios y callados, y precisamente así, de manera lenta y respetuosa se acercaron al sujeto que cargaba a su madre desmallada de placer.

Entonces una de ellas, tomó aquel miembro erecto en su pequeña mano infantil, y comenzó a masturbarlo lentamente. Mientras la otra por su parte, le acariciaba las bolas con el mismo cuidado con el que su hermana atendía el pene.

El vampiro tenía un rostro casi inexpresivo en esos momentos, pero en cuanto comenzó a recibir aquellos mimos de parte de ambas niñas, no pudo evitar mostrar que realmente disfrutaba lo que le hacían en el pito y en sus bolas aquel par de niñas precoces, a cuya madre tenía en sus manos.

Después de un rato las dos niñas dejaron lo que hacían y se colocaron a ambos lados del vampiro, para que este pudiera comenzar a avanzar en dirección a la recámara de los padres de las pequeñas. Si bien en el trayecto la que iba por el flanco izquierdo, tomó de nuevo aquel pene erecto, y lo mantuvo bien sujeto con su manita aunque sin masturbarlo, de manera que aquel miembro no resintiera la falta de contacto femenino en su miembro, en lo que los cuatro llegaban a la cama de la habitación. La otra nena por su parte y para no quedarse atrás, puso su palma abierta en sus bolas peludas. Y así fue como aquel cortejo sexual ingresó en la habitación de los padres.

Ya en la recámara y a un lado de la enorme cama que había en ella, el vampiro pareció olvidar la delicadeza que había mostrado para con Sonia desmayada, de modo que de manera bastante abrupta la lanzó a la mullida cama, y luego con ansiedad él mismo subió al cómodo lecho y tomando con rudeza a la madre de familia como si fuese una muñeca sexual, simplemente le levantó y abrió las piernas, y la penetró de golpe casi hasta las bolas. Sin importarle que las hijas estuvieran presentes y su madre totalmente desmayada.

En ese preciso momento, las niñas como impulsadas por el fervor sexual que había demostrado el dueño de su madre, recuperaron de inmediato su algarabía infantil y su actitud traviesa, y comenzaron a reír, gritar y correr alrededor de la cama; para finalmente acabar haciendo ademanes y movimientos totalmente oscenos, hasta que ambas se desnudaron una a la otra, no sin forcejear y darse de nalgadas entre ellas, y luego subieron sonrientes a la cama donde su madre totalmente inconsciente estaba siendo poseída.

El corazón de Fabiola mientras veía aquel sorprendente video latía más acelerado que nunca.

(CONTINUARÁ)

 

118 Lecturas/29 julio, 2025/1 Comentario/por Rich Velard
Etiquetas: culo, hermana, hija, madre, madura, mayor, orgasmo, vagina
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1 comentario
  1. Regios2024 Dice:
    30 julio, 2025 en 7:14 pm

    El primer relato engancha muy bien, pero los otros dos difíciles de entender

    Accede para responder

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