Fabiola y su hijo 3
Después de tan revelador secreto Fabiola decide cumplir el deseo de su hijo David, o será el deseo de ella?.
Capítulo 3
Yo misma me sorprendí cuando dije esas palabras, ¿quería cogerme a mi hijo? Pues no habría punto de retorno a partir de ahí, más pensamientos contradictorios me abordaban ¿Es como si abusara de él? ¿Qué va a saber mi niño adolescente de sexo? Podría asustarlo si decido avanzar muy rápido, pero me convencí a mí misma de que no hay mejor manera para un hijo que aprender de sexo y placer que de su madre, iba a enseñarle de todo, lo moldearía a mi manera para obtener la mayor satisfacción y placer para ambos.
No olvidaba lo que hizo en la sala con solo sus manos y su boca, no parecía principiante pero también podría ser que la idea de que mi jovencito y tierno hijo fuera quien me tocara y domara hiciera que yo llegara al éxtasis, pero eso era más perverso todavía. Afuera hay personas que viven situaciones similares, mi amiga Diana y su hijo Lucas, por ejemplo, ¿Qué los habrá llevado a ese punto? Quería saberlo, pero lo único que si sabía era que deseaba a mi hombrecito más que a nada ni a nadie, quería cogérmelo ya.
David me miro durante unos largos segundos, pero obedeció sin decir nada, cuando acabo de desvestirse contemplé su cuerpo como una pervertida niña precoz, su cuerpo semi atlético y de piel clara encendían en mí un calor difícil de controlar, me percaté de que no tenía vello púbico en su entrepierna y se notaba el paso del rastrillo.
-Supongo que te rasuraste porque Lucas te dijo que lo hicieras ¿cierto?
-pues sí, me dijo que así se sentía más rico
-vaya que sabe algunas cosas ese amiguito tuyo eh, bueno recuéstate y obedece lo que te diga
David se recostó en la cama y yo me levante para desvestirme, su erección comenzó a notarse conforme yo me retiraba mi vestido, le sonreí pícaramente y le pedí que me dejara hacer el resto, me subí a la cama y en cuclillas me acerque a él, sostuve su pene con ambas manos, de inmediato David reacciono con suspiros y aumentando su respiración, supuse que estaba nervioso.
Dure varios minutos masturbando a David con la mente absorta en ideas que me distraían, la situación era incontrolable, mis deseos perversos aumentaban con el paso del tiempo, decidí concentrarme en lo que hacía ya habrá tiempo para pensarlas y aclarar mi cabeza, observe de cerca el pene de mi hijo, me relamí los labios pensando en ese trozo de carne dentro de mí, lo quería, lo deseaba y lo tendría.
Aumente la velocidad con la que tocaba a mi hijo, luego le di unos besos en la punta de su pene para después tragarlo por completo causando unos suaves gemidos en David, él había aprendido lo que vio con Lucas y Diana por lo que tomó confianza y sostuvo mi cabeza con sus manos peinando mi cabello hacia atrás, me apretaba y forzaba para meter más adentro su pene en mi boca, cualquier mujer estaría molesta con eso, pero a mí me encantaba el juego de la sumisión
Saqué el pene de David de mi boca dejando que se escuchara el chupetón sonoro, el rostro de David estaba muy sonrojado, sudaba de la frente y respiraba de manera exaltada, le dije pícaramente.
–así me tenías allá abajo en la sala mi niño–
Me levanté y me senté sobre sus piernas, él se incorporó para alcanzar mis pechos con sus manos, cuando los tuvo a la altura de su rostro los chupo como un becerro hambriento, sentía que iba a sacarme leche de tanto succionarlos y apretarlos.
La mezcla de dolor y placer era deliciosa, mientras mi hijo mamaba vigorosamente mis pechos yo busque su pene debajo de mis piernas, sentía que su pene palpitaba de la fuerte erección que tenía, levante mis caderas y separe mis nalgas con mi mano libre para que David me penetrara con facilidad.
En cuanto penetro en mí ambos bramamos de placer, sentirlo dentro era por mucho lo mejor que había sentido en años. Comencé a mover mis caderas para aumentar nuestro goce, David aullaba como loco debajo de mí, sentía gruesas gotas de sudor resbalar por mi rostro y caer sobre mis pechos, los cuales eras presas de los mordiscos y apretones de mi niño, que lo hacía cada vez con más fuerza haciéndome gritar
Yo dominaba toda la situación, la velocidad y profundidad de penetración eran mi decisión, clave mis uñas en la espalda y los hombros de David, que respondió aullando más fuerte y enterrando su rostro en mis pechos, nos dábamos mutuo dolor y goce a cada instante.
Al contemplar a mi joven hijo cogiendo vigorosamente a su madura madre, ambos bañados en sudor y saliva gritando de placer en su cama, la visión me hizo sentir un coctel de goce y disfrute que jamás había sentido antes.
Poco después sentí que mi niño temblaba debajo de mí, se aferraba con sus manos a mis ya abusados pechos, sus ojos se voltearon para después eyacular dentro de mí, sentir su semen caliente inundar mi interior me hizo estallar en éxtasis, los dos gritamos en su cuarto secretando líquidos de nuestro interior.
David se dejó caer hacia atrás en su cama, con el rostro muy rojo y bañado en sudor, con la respiración tan agitada que parecía que le daría un infarto, yo aún no me recuperaba, pero me levante de encima y al sacar su pene de mi vagina cayeron más líquidos que empaparon por completo las piernas y las sabanas de mi hijo.
Me baje de la cama y me quede de pie frente a David, mis piernas temblaban, estaba tan sudada y agitada como él, al verme de pie se incorporó y me preguntó preocupado
–mamá, no te puedes embarazar ¿verdad?, termine dentro de ti, lo siento-
-ah, no te preocupes, estoy operada, no puedo embarazarme mi vida, por eso no busque condones ni me preocupe por que eyacularas dentro
-ah bueno jaja, que bueno mama
-ya puedes contarle a Lucas que eres un hombre de verdad eh, pero cuidadito con decir cosas de más sobre mí, solo cuéntale un poco de lo que paso y enséñale la prenda que me robaste, úsala para limpiarte mi vida, así quedara más sucia y olorosa
-muy bien mamá… oye… ¿esto es normal? Tener sexo entre nosotros…
-tú no te preocupes, yo te amo más que a nadie y eso nunca va a cambiar, no importa lo que pase
-yo también te amo mamá
-bueno ahora límpiate como te dije y cámbiate
Recogí mis prendas y salí del cuarto de mi hijo desnuda con mi vestido en la mano, sudada y aun escurriendo semen de mi vagina, me sentía universitaria otra vez, vaya zorra que soy.
Estaba agradecida con Lucas y Diana en ese momento, ella disfrutaba del placer de la carne joven de Lucas desde hace años, yo recién descubrí este placer gracias a ellos, pero sentía que había desperdiciado mucho tiempo, así que David y yo lo íbamos a recuperar, me dirigí a mi cuarto para limpiarme y vestirme con mi ropa limpia, aunque estuviera muy satisfecha sexualmente con este rápido encuentro no lo estaba en cuanto a lo que a Diana y Lucas corresponde, debía saber más sobre lo que tienen ellos… era mi nuevo objetivo.
Realmente tu historia ha sido muy excitante hasta ahora.
me gusto y me excito esta historia.
Ay, amé todo. Qué morbo y ganas de un nene propio o ajeno para chupar y que me coja así!! Me dejo toda 😋