Familia Corrupción y Sexo 39
Las vivencias de la familia corrompida continúan, ahora todos unidas conviviendo en la absoluta lujuria….
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…
*** Saludos, como nota, este relato lo tenía publicado en otra plataforma, pero como cambiaron las políticas no pude terminar de subirlo, estaba dividido en 3 partes, la primera era con Dany haciendo todo hasta que fue encerrado, la segunda es cuando salva a su familia, y esta es la tercera, espero les guste, continuamos…
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En un cuarto de hotel un trió estaba haciendo una verdadera fiesta sexual, un par de mujeres ligeramente maduras estaba siendo sometidas por un hombre, afuera nevaba, era un invierno muy frio, pero dentro la lujuria ardía, cargado de una pasión feroz el hombre jugaba con una de sus hembras, la penetraba con un ardor propio de un adolecente, disfrutando tanto de aquellas formas sexuales, saboreando los pechos grandes y gordos, un par de montañas de carne que apenas comenzaban a perder un poco de firmeza por su edad, pero eso no le importaba mucho a ese hombre, quien gozaba de aquellas formas que sabía solo para él, eso mientras sus manos iban palpando cada centímetro de su piel, cual cargaba una fragancia mezcla de perfume con sudor, logrando que sus instintos estallaran, estaba sobre ella jadeando mientras la penetraba en el clásico misionero, gozando de ese ardor sexual, pues esa posición le permitía restregar su cuerpo con total pasión dejándole disfrutar al máximo de su pareja, en verdad estaba contento aquel viejo, pues tenía a una joven y excitante mujer para gozar con total libertad, mientras que esta se entregaba dejando ver un gesto placentero, pues aquellas envestidas eran verdaderamente buenas, con una fuerza y firmeza, tan seguras, que le encantaban tanto, la hacían gemir feliz de sentir aquel miembro dentro, sintiéndose como una hembra deseada, tan caliente que no podía desear algo más, estaba satisfecha, aunque debía admitir que el ánimo juvenil de cierto personaje de su pasado era recordado en veces, pero no como para atormentarle, solo era un fantasma del pasado recurrente.
En serio te amo mujer, ni mi difunta esposa era tan buena con su coño, parece como si me lo chuparas – decía Dad Army antes de besarla con pasión.
Mmm, pobre general, sabes que te lo daré todo, ahhh – decía mientras súbitamente se corría la mujer, pues ya llevaban un buen rato sexual.
A su lado Clara miraba todo con un gusto que se reflejaba en su cara, ya había pasado su turno, realmente le encantaba estar en esa cama, donde el aroma del sexo se marcaba tanto, su cuerpo aun sentía el calor quemándole el vientre, el cómo fue penetrada con tanto ardor que no podía contenerse, en especial cuando el semen en su vulva salía de manera tan excitante, si bien que hasta hace unos largos minutos se había ofrecido, alzando el culo redondo para que su macho le penetrara como una bestia del sexo, y el hombre como todo un semental la fue usando a su antojo para hacerle disfrutar todas aquellas sensaciones tan placenteras, realmente amaba estar en esa cama, además que ver como su hermana era reducida a una simple puta, le parecía también tan agradable, no eran tan amistosas una con otra, pero desde que eran las hembras de ese hombre todo había mejorado entre ellas, le encantaba ser vista cuando le daba por el coño en 4, casi como una perra, siendo envidiada por Lorein mientras sus pechos eran sobados con esas manos grandes y rasposas, logrando que solo con eso se fuera estremeciendo, en verdad le resultaba demasiado adictivo, por lo cual no tardó mucho en correrse. Ignorando que todo eso era vigilado por sus pequeños Nicolas, Joel y Gregory, este último hijo del general, quienes los miraban desde una distancia, prudente, deseando sentir esos placeres sexuales, la carne de una bella mujer entre sus manos, adentrarse en esos cuerpos cálidos al tiempo que las hembras gemían de placer, así como verla perdida en su dominio mientras la embestía, pero no era tiempo, todavía eran demasiado pequeños para tener ese privilegio.
Todo terminaba con una interrupción, justo cuando el clímax marcaba un fuerte orgasmo que revelaba el placer vivido, ahí llegaba cierto juez para dar aviso de algo importante, no se veía contento, detalle que le daba gusto a ambas mujeres, cuando este irrumpía en el cuarto para verlas desnudas, su único gusto actual, pues ahora su vida estaba destrozada, desde hace varios meses se hallaba en esa posición privilegiada, pero era una ilusión, se sabía un total miserable, mirándolas con deseo, pero sabiendo que jamás podría tenerlas, mientras que su esposa ya ni le hacía caso, había sido convertida en la puta de los soldados, con quienes salía a coger como perra en celo, y siempre estaba cubierta con el semen de otros hombres, mientras que su hija, vivía con total calma, ausente de todo lo que pasaba, aún virgen, pero con la amenaza de acabar como su esposa, si bien sabia eso el miserable, quien daba un reporte sobre el caso de cierto “amigo” suyo que antes fuera un medico privilegiado, conocedor de drogas, pero ahora era un paria social que sabía que estaba muerto, si todo su juicio había sido alargado porque en la prisión lo golpearon hasta casi matarlo por abusar de una menor, pero eso no era todo, las autoridades ahora estaban buscando a otra persona, quien sabían que de encontrarlo, también estaría muerto, el gremio de perros puso un precio por su cabeza; pero las preocupaciones del infeliz Juez, eran serias, pues aquel intento de médico, había “confesado” un par de mentiras, todo con tal de aminorar su castigo, logrando que el viejo general se sintiera agitado, pues tendría que llamar a cierto chico, ahora joven, con quien no tenía contacto en meses.
Vas a hablar con él, verdad – dijo Lorein mientras se acomodaba en la cama cubriéndose con sus sabanas de seda en una pose que parecía excitar.
Vamos, cariño, sabes lo que queremos, hazlo por nosotras – suplicaba Clara con un gesto coqueto.
Eso no va a pasar, y lo saben bien – dijo Dad Army muy serio.
Pero son nuestras niñas, las queremos con nosotras, lejos de ese maldito pervertido que sólo las trata como sus juguetes sexuales – dijeron ambas suplicantes.
Eso debieron pensarlo antes de hacer aquella tontería en la isla, yo las apoyé porque las amo, pero se los advertí, iba a ser su única oportunidad de convencerlas, tampoco voy a sacrificar a un buen perro, y vieron lo que pasó, actuaron con torpeza, Dany habrá hecho todas esas tonterías, sin embargo acabaron así por culpa de su “hermano”, pero aun así lo culpan de todo a él, ja, al final como los buenos machos, hizo lo que debía, así que dejen eso, además sus “niñas” ya decidieron, se quedan con su semental entregándose a sus cariños, así como ustedes ahora me pertenecen, tampoco son tan perfectas, y mis hijas no están tan mal, estoy al tanto de todo, viven muy bien – dijo con seriedad Dad Army.
Por momentos el juez (antes fiscal) miró la escena con cierta hilaridad, burlándose un poco de ambas hembras, tan orgullosas, creídas, pero derrotadas por un crio vulgar, detalle que por su situación molestaría al general quien agregaría:
Aparte, se los dijo Jeny y lo confirmé con Dany tiempo después, ustedes las abandonaron cuando todo empeoró en el juicio, fue él quien las salvó de tantas cosas, aun con todos en contra se mantuvo firme porque también ama a esas niñas, y aparte ninguna se vendrá a vivir teniendo a Steve aquí, les comprendo, es un chiquillo insufrible, odioso y perverso, apenas lo estoy enderezando, ah, tú ni te burles “Juez” que si abusas de tu suerte, tu linda niña acabara con una buena verga metida en su conchita hasta ahogarse en semen, una imagen seductora, conozco muchos que quieren empalarla, se dé quien es la última persona que quieres que sea – dijo Dad Army con fuerza, sometiendo a todos ahí.
El juez no pudo continuar con su burla, saber que su niña era rehén, era atroz, pero no estaba seguro de lo que iba a pasar, pues con lo ultimo acontecido, era seguro que sus días estuvieran contados, así que le dejó los papeles al general, y se retiró mientras veía como los niños se acercaban para ver a sus “madres” desnudas, entregadas a su padre, en una especie de espectáculo sensual, donde notaban como ese macho las mantenía bajo control con su fuerza, pero sin lastimarlas, siendo un ejemplo que admiraban.
Mientras tanto quien fuera fiscal, luego Juez, Johnson, llegaba a su casa, era temprano, pero debido a sus labores y condición, era casi un esclavo del estado, donde muchos jefes del gremio de perros estaban trabajando, sabiendo toda su situación, así que pese a su estatus era un sirviente patético, había caído muy bajo por desear a una hembra cuando tenía a la propia, al llegar a su casa, ahí estaba su mujer, tan bella, pero no le había dado esa atención desde hace años, ahora que volvía a sentirse deseada, parecía estar rejuveneciendo, viéndose mejor, con una sensualidad que anhelaba sentir, pero ella ahora lo ignoraba, sentía como fuera un adorno, usaba un camisón pero su cuerpo olía a otro hombre, si cada noche era buscada para coger como puta en celo, viéndola partir en veces con vestidos que se notaban muy serenos, pues no querían llamar malos entendidos, pero debajo usaba conjuntos de lencería tan provocativa, que al verla así deseaba poder cogerla, y en veces, aprovechando su sueño, se montaba sobre ella, para disfrutarla, meter su verga en aquella cueva era delicioso, aunque se desencantaba rápidamente cuando olía un aroma ajeno, o sentía una semilla distinta, en verdad había hecho una estupidez, y perdía toda la serenidad, era un martirio.
Con resignación, se iba a la cocina, dada la hora dentro de poco Brit debía irse a la escuela, no tenía preocupaciones en eso, un camión llegaba por ella para llevarla directo al colegio, y le había dado instrucciones precisas, aunque su hijita estaba triste, extrañaba a su amiga Jane, esa pequeña niña nalgona que en su momento quiso romperle el culito con su verga, haciéndole que le llamara papi, otra de sus estúpidas ideas, ahora debía hacerle el desayuno a su princesita, y cuidarla todo lo posible, de lo contrario ella se volvería la pequeña puta de aquellos hombres que creyó fáciles de manejar.
Estaba todo muy tranquilo durante ese amanecer, demasiado a su gusto, pensó que algo podría estar pasando, así que fue silencioso a la puerta del cuarto de su hija, pues esta era madrugadora, sin embargo durante los últimos días había estado rara, quizás algo le estaba pasando, hasta imaginó que le podrían estarle haciendo alguna perversión, o eso creyó el juez, cuando se asomó, pero pudo notar algo, un olor especial que reconocía demasiado bien, además de un sonido que le puso en alerta, parecía un lamento, pero al acercarse, lo reconoció mejor, era un gemido, y por segundos pensó que alguien se habría metido, pero al abrir levemente la puerta, gracias a la ventana, pudo ver algo menos molesto, aunque también le alerto de una cruel realidad, pues su niña yacía en la cama, acostada con su camisón hasta dejar a la vista sus pequeños pezones, y su vulva a la vista mientras sus dedos jugaban con su botón de placer.
Mm, ahh, si, así se siente rico, mm – decía la niña mientras sus dedos jugaban con su pequeña vulva, en un juego delirante de sexo, dejándole sentir completamente el placer naciente de un inminente orgasmo.
Desde la entrada el juez miraba absorto, la niña estaba perdida en un verdadero clímax sexual, al que llegaba ella sola, sus dedos jugaban con su lampiña vulva, sobándose con total desespero, mientras sus primeras mieles sexuales empezaban a brotar, dejando su cama recibirles con una suavidad propia de esas sabanas, mientras que la chiquilla se perdía en una fantasía muy personal, mordiéndose los labios, tocándose sus puntitas de carne coquetas, acariciándose tanto como era posible, siendo algo inexperta, pero creando una escena muy erótica.
Como has crecido Brit – decía el padre de la niña viéndola en la cama acostada, y notando como su pequeño cuerpo había tomado una forma muy atractiva, con piernas torneadas, un culito cada vez más redondo, así como una cintura breve, pero seguía sin pechos, aunque eso sería momentáneo.
Ahí estaba una pequeña ninfa de seducción revelando su cuerpo delicioso en medio de su cama, sobándose levemente entre sabanas con temas de princesa, aunque era más por el gusto de su padre, que de ella, además había muchos peluches, mismos que eran parte de su colección, una que pese a la edad seguía siendo de su gusto, aunque súbitamente haría algo inesperado, cuando Brit tomara uno, el que recibió en su cumpleaños número 8, para rosar con su nariz de botón, su parte más intima, intentando excitarse más, colocándose de tal forma que parecía estar siendo penetrada por el peluche, mientras ahogaba sus gemidos, haciendo un eco sensual, mordiéndose el labio, mientras sus pequeñas tetas eran apretadas, en un movimiento sensual, o eso hasta que finalmente se corrió, quedando exhausta por unos segundos, cuando el hombre le dejó en paz, pensando que su niña dejaba de serlo.
Con desespero se alejaría un poco, pero tomaría unos momentos, estaba algo inquieto, una parte de sí se excitó al ver como su niña se tocaba ella sola, pero otra sentía repugnancia por haberla visto así, sintiéndose como una verdadera basura, sin embargo actuando como un buen padre la llamaría súbitamente: Brit ya levántate, o se te hará tarde; era lo único que podía hacer, logrando que la niña dejara su estado de letargo para salir a asearse luego comer, algo, donde compartiría tiempo con el hombre que la vio nacer, quien le diría:
Mm, te tardaste en levantar, acaso dormiste mal, otra vez te desvelaste – dijo el juez algo molesto.
Ah, no papá, es que tuve un sueño raro, así que no dormí bien – dijo la niña tratando de evitar un problema, pues antes la regañaron por ver tele hasta tarde.
Oh en serio, un sueño raro, no me digas que tuviste una pesadilla ¿Qué fue esta vez? El monstruo del armario, peluches malvados, o chicos malos – dijo con cierta astucia el hombre queriendo ver hasta donde llegaba el engaño de su hija.
Ah, no sé, no me acuerdo bien – dijo sonrojada la niña.
Ah, no puede ser, sueño raro, entonces alguien de tu escuela te gusta, aunque aún eres muy chica, pero vamos cuéntame, quien es el afortunado – decía el hombre tratando de verse como un padre accesible, pues sabía que a su mujer ya no le importaba nada de su hija, solo tenía en la cabeza las vergas de los soldados, en más de un sentido.
Mm, que te diré – dijo Brit con un tono soñador de voz.
Vamos, cuéntame, sabes que te quiero mucho, y siempre cuidaré de ti, eres mi princesa – dijo el juez con el tono de voz de un buen padre, aunque por dentro fuera una escoria.
Bien, si tu insistes, que al cabo, hoy es sábado y no tengo que ir a clases, se te olvido papito, ahora como juez se te va todo, tontito – dijo la niña avergonzando a su padre, que pensaba en mandarla al colegio, y ni el día sabía.
Cierto, y en una semana sales de vacaciones – confesó el hombre un poco inquieto.
Está bien, solo te cuento esto porque siempre te puedo tener confianza, y se te olvida en que día vives, se que eres bueno, pero es que me pasó algo antes de que nos fuéramos de la ciudad, ya sabes, una vez buscando a mi BFF, Jane, me fui a asomar a la enfermería, y ahí la encontré, sabía que estaba mal por culpa del viejo ese feo, pero en esa ocasión me di cuenta de que algo mucho más malo le pasaba, veras, ella estaba en la cama tocándose, ahí abajo, tu sabes, se había movido la panti, y metía sus deditos, también se tocaba los pechos, aunque éramos chicas a ella le estaban creciendo desde entonces, creo que es porque su mamá está bien tetona, y así será ella cuando crezca, como sea, se estaba tocando con ganas, sobándose muy fuerte, daba algo de, no sé, estaba demasiado concentrada, tanto que ni se dio cuenta que la miraba, si hasta podía olerla, me daban unas cosquillas verla, un calorcito me nacía, sentí mojado, pero no podía irme al baño, porque lo que hacía casi me hipnotiza, por segundos quería entrar a ver qué hacía, no sé porque, sentía un calorcito especial, no podía quitarle los ojos de encima, se tallaba mucho, me daban ganas de hacer lo mismo, además estaba pujando un poco, se mordía el labio de forma rara, creo que quería gritar aunque no sé si dolor o porque, me parecía demasiado extraño, pero seguía haciendo eso, sentía un calor escurriendo, creí que me orinaba, e imagino que lo pasaba muy rico, y en pocos segundos como que le pasó algo, pues se relajó y empezó a suspirar, luego dijo una palabra, el nombre de Dany – confesó Brit un poco caliente.
Ya veo, un momento, entonces porque soñaste raro, acaso te gusta un chico de tu salón o pasa algo más – dijo el juez algo inquieto viendo a su hija, pero en ese momento pensó una idea que no le gusto, aunque no comprendía que tenía que ver una cosa con otra.
Bueno es que… mm – decía la niña algo apenada.
Es que ¿qué? Vamos dime, quien es el afortunado – dijo el hombre temiendo lo peor.
No te enojes, es que creo que a mi BFF Jane se enamoró de su primo, el que conocimos, Dany, el bueno que compartió su pizza, quizás algo pasó con su mente que confundió todo, porque sé que su hermano le hizo cosas feas, pero como les decían igual, la verdad es que viéndolo bien, es un chico guapo, quizás soñé con el papi, aunque eso no importa, digo, no creo que lo vuelva a ver – aseguró Brit dejando sin colores a su padre por semejante revelación.
El hombre no podía creerlo, su pequeña Brit estaba soñando con chicos, y de todos era aquel monstruo que lo tenía atrapado, era una maldita broma de la vida, de haber sabido que esto pasaría, nunca se hubiera relacionado con esa familia, o eso pensaba, mientras la niña comía su desayuno plácidamente, la miraba con cuidado, era una niña bonita que se iba desarrollando, usaba su camisón rosa con el pelo largo ahora, un castaño casi rubio, le gustaba cuidarla, pese a los años seguía siendo su princesa, pero saber eso le resultó una pesadilla, casi agradecía que se hubiera mudado a la capital donde no vería nunca más a ese depredador sexual.
Mientras eso pasaba, en otro lado, muy lejos de ese hogar, dentro de una casa perdida en una zona montañosa, cerca de un pueblo, parte de una especie de proyecto de urbanización, pues estaba lleno de condominios, una broma hecha por magnates que creaban su pequeño refugio para divertirse lejos de los “plebeyos”, ahí se habían acomodado una serie de franquicias para disfrutar de la naturaleza, una mezcla de pueblo con centro recreativo turístico, ahí obviamente el gremio de perros estaría pendiente, se ubicaban un hombre que deseaba permanecer en el olvido, aunque fingía estar trabajando como contador para mantener a su familia, evitando que le descubran, y en ese instante, más precisamente su esposa o estaría en problemas, ella lo acusaría de degenerado, lo cual debía evitar, pues en ese momento estaba relativamente muerto, de darse a conocer que estaba ahí le llenarían el cráneo de plomo, pero gracias a un hombre de poder se había logrado escapar de la justicia, o eso creía, pues todo tenía su precio.
Qué te parece pequeña puta maldita – decía el desgraciado Nico usando un consolador contra su hija de solo 13 años, una bella niña de lindos rasgos, cabello castaño oscuro hasta media espalda, la cual tenía vestida con un bañador rosa que imitaba hasta cierto punto la desnudes, dándole un aire bastante erótico.
El inmundo padre, estaba realmente haciendo lo que quería con su hija, a quien no apreciaba mucho, tenía sus razones, pero ninguna era justificable, pues habían estado en pleito ambos, y por desgracia el adulto había ganado, aunque no fue una gran victoria, ya que este quería corromper a sus hijas más pequeñas, un par de gemelitas que en ese momento tendrían unos 6 casi 7 años, ambas un par de bellezas, Jacqueline y Karen, de culitos redondos que llamaba la atención de muchos al caminar, siendo de piel morena clara, rostros risueños que antes soñaba con hacer que se tragaran su miembro, o comerles los jugosos coñitos regordetes, pero ninguno hacían caso, ni siquiera con todo su esfuerzo de seducción hecho (que no era muy convincente en realidad), solo las pervirtió un poco, pero todo se había perdido, por ello Nico estaba frustrado, y más de una vez pensó en violarlas, pero no, quería convertirlas en sus putitas personales, las que pudiera someter a su entero gusto, sin embargo, su pequeña Rita les había hecho una sugestión para tenerle un rechazo, incluso ahora le llamaban “papa fofito” lo que destrozaba su orgullo masculino, así que ahora se desquitaba maltratando a su niña mayor: la estaba preparando, dándole una orden hipnótica para entregarse solo a su “querido Dany”, tal como ella quería, no podría ser tocada por otro hombre, y ahora le había dado un buen narcótico, la estaba arreglando para algo peor, jugar con su mente para romperla, pues solo querría coger con su “macho” pero pretendía vender su virginidad al mejor postor, algún gordo vicioso de mucho dinero, así con una droga que consiguió ahora alucinaba, pensando que estaba jugando con su hombre, eso la haría más apegada a este, así cuando descubriera la verdad se rompería totalmente.
Con un vibrador estaba masajeando su entrepierna, jugando con otros en todo su cuerpo, quería hacerla perderse en la mejor de las excitaciones, que gozara de lo lindo con esos masajes sexuales que hacían temblar su cuerpo, logrando que gimiera como una loca, diciendo con voz fuerte:
Si Dany, mm, sigue así soy tuya, ahhh – eran las palabras de la pobre Rita, quien no sabía lo que estaba pasando en realidad, pero se ahogaba en ese mar de sexualidad que brotaba de su cuerpo como una marea de descargas eléctricas.
La pobre niña tenía un suelo sexual donde estaba siendo penetrada por su macho, la movía con cierta facilidad, tocando cada parte de su cuerpo, por fuera o por dentro, tocaba su culito redondo, sus piernas se aferraban a este, sus manos también, ella le suplicaba que la hiciera suya, petición que se hacía realidad en cualquier momento, recibiendo un beso profundo, mientras ellos yacían juntos en una de las mejores sesiones del gusto, mientras se perdía en la lujuria que agitaba su cuerpo de manera tan fuerte, era una linda colegiala casi desnuda, ahogada en el placer, que buscaba fundirse con su macho, gimiendo tan fuerte, que hacía eco en las paredes, y si no estuviera tan lejos de la gente, seguramente serían descubiertos, pero eso no sería posible, o eso esperaba el vicioso padre.
El hombre la veía con gusto, mientras grababa todo con su celular, en una filmación especial que luego vendería, pues la imagen era bastante seductora, una nena desnuda en la cama, pues para ese momento el bikini rosa fue retirado, luciendo unos pequeños pechos en desarrollo y una vulva jugosa, pero contrario a lo esperado se estaba corriendo abundantemente, dejando a la vista su pequeño tesoro aún virginal a la vista de la lente, mientras esta criatura se terminaba por volver loca de sexo, el hombre estaba tan concentrado en ello, que apenas pudo darse cuenta de lo que pasaba, pues su celular sonaba, siendo su jefe.
Jefe, que pasa, su perro fiel siempre a su servicio – dijo Nico con un todo servil.
Espero que me mandes algo bueno, porque ya me cansó ver a tu hija drogada con juguetes encima, sabes que me aburro fácilmente de todas esas cosas, o dime ¿Cuándo vas a vender su virgo? Porque sabes mis gustos – dijo el magnate al otro lado de la línea.
Jefe, es que quiero exprimirla tanto como se pueda, justo estaba haciendo algo con ella – respondió Nico algo nervioso, pues sabía que el hombre era de temer y no quería impacientarlo.
Ya basta de juegos, si te mantengo vivo es porque te prestas a mis gustos especiales, así que o acabas con esto, y me vendes a la niña, o que el gremio de perros te encuentre – dijo el hombre antes de colgar.
Muy para la desgracia de Nico, se dio cuenta que fue un imbécil, había hecho tratos con un loco peor a él, todo porque “mordió” a su propia familia, quien estaba enterada de todas las cosas que hizo, madre, hermanas, sobrinas, peor aún, su tío Razo junto a sus sobrinos Eddy y Dany sabían que por su culpa otros murieron, ahora le buscaban para castigarlo, pero creyó que estaría seguro con su jefe, sin saber que era más terrible que las celdas o torturas del gremio, un completo depravado, pues si hacia sus ordenes y vendía a Rita, luego querría hacerle lo mismo a sus gemelas Jacqueline o Karen, a quienes aún quería, eran un gusto que necesitaba recuperar, sin embargo en la situación actual, era casi imposible, en verdad se daba cuenta que era un completo imbécil.
Tengo que felicitarte por esta saga, al igual que por «el incubo del internado». He seguido estos relatos desde que publicaste el primero, y en ningún momento llegó a ser aburrido. Realmente, espero que se pueda continuar esta saga con algun spin off o secuela, puesto que, este universo de perversión que has creado es fascinante.
wow, gracias por tus palabras, ya tengo ideas para más historias, y con gusto te aviso que podría enlazarlas de alguna manera, por el momento espero que sigas disfrutando de lo que sigue, esta saga da para mucho mas…