Familia feliz
Dicen que el amor de una madre no conoce límites, o que una madre es capaz de cualquier cosa por mantener unida a su familia, si no lo creen, les contaré mi historia..
Soy una ama de casa común y corriente, podría decir que mi mayor atributo son mis pechos porque son generosos, pero después de amamantar a dos criaturas se colgaron, y no se notan tanto por mi pancita que nunca logré bajar, de baja de estatura, trasero igual algo abultado, pero nada fuera de lo normal. Cuando tenía 19 años me dejé endulzar el oído por Miguel, un tipo 14 años mayor que yo, y que en contra de las recomendaciones de mi mamá, me hice su novia y salí embarazada, lo bueno es que se hizo responsable, no quedó de otra más que casarme con él, tuvimos a Lalo, un muchacho tímido que Miguel siempre criticó por ser débil y apegado a mí, y 5 años después llegó Anita, una nena que siempre fue muy alegre y coqueta y que fue la adoración de su papá desde el primer día.
Al momento que ocurrió lo que les voy a relatar, yo tenía 36 años, Miguel 50, Luis 16 y Anita 11. Hablando de mi vida sexual con Miguel, tendré que decir que era nula, después de los hijos fue bajando, pero teníamos intimidad esporádicamente, aunque cada vez se fue haciendo menos común. Las veces que más me buscaba Miguel era cuando llegaba borracho, oliendo a perfume barato, pero eso me causaba cada vez más asco, así que lo empecé a rechazar, hasta que dejó de buscarme completamente, de eso ya debe tener al menos un año.
Yo de alguna manera me refugié en la religión, me gustaba ir a misa, rosarios y esas cosas. A Miguel nunca le gustó acompañarme a eso, quienes lo hacían eran mis hijos, pero Lalo desde los 14 dejó de acompañarme y Anita era la única que iba conmigo, pero hace unos meses dijo que prefería quedarse en casa a dormir los domingos, así que empecé a ir yo sola a misa, y Lalo se iba a jugar futbol, mientras Miguel y Ana se quedan a dormir.
Un día, como cualquier domingo por la mañana, Lalo desde las 7 am se fue a jugar, y yo antes de las 8 me fui a la iglesia, pero de camino me encontré con una vecina que tampoco falta a misa, le pregunté extrañada por qué no estaba en la iglesia y me dijo que la misa se había tenido que mover a la tarde porque el padre no podría asistir, así que fui a comprar algo para el desayuno y me fui a casa, llegué más o menos 30 minutos después de haberme ido, entré sin hacer ruido para evitar despertar a los que aún dormían, al menos eso pensaba, fui a la cocina para poner café y matar el tiempo, cuando escuché ruidos. Primero oí un grito, luego algo como quejidos, me espanté, pensé que se había lastimado alguien, pero después reconocí que eran ruidos sexuales, pues además se oía ese golpeteo de piel con piel. Lo primero que me vino a la mente fue que Miguel estaba viendo una película porno a todo volumen, lo cual me pareció muy poco apropiado sabiendo que en casa estaba Anita, así que subí rápido a reprenderlo…
Fue mayúscula mi sorpresa cuando noté que el ruido venía de la recamara de Anita, me acerqué sin hacer ruido a la puerta y alcancé a ver, que ella estaba empinada sobre la cama, y Miguel, su papá, se la estaba cogiendo. Enseguida me quité de la puerta para que no vieran, pero claro escuchaba a su papá respirando agitadamente como un animal en celo, mientras Anita gemía, no sabía si de dolor o placer. No supe qué hacer, solo me quedé ahí congelada, escuchando como miguel decía cosas como “que rica mi chiquita”, “donde los quieres hoy mi amor?”, Ana no respondía, solo gemía y decía “así, así” hasta que oí un alarido de Miguel que anunciaba el climax. Yo quería lanzármele encima a golpes y reclamarle como había sido capaz de hacerle eso a la nena, pero no pude moverme, estaba en shock, solo alcancé a escuchar que se besaban y luego ella le preguntó si estuvo rico, a lo que respondió “si mi amor, mucho” y se escuchó que empezaron a vestirse. Yo solo atiné a bajar corriendo las escaleras y salí de la casa, necesitaba despejar mi mente, no podía creer lo que había presenciado.
Mi cabeza era un remolino de ideas y sentimientos, como podría estar pasando algo así en mi familia, no podía creerlo, le di mil vueltas al asunto, pero al final llegué a una conclusión, no haría nada. Si confrontaba a Miguel, era probable que se enojara y nos dejara, qué iba yo a hacer con dos hijos sin el sustento del hogar, yo nunca había trabajado nunca, como iba a sacar adelante a la familia yo sola? Además, pensándolo bien, desde que era niña se oían ese tipo de cosas, papás que lo hacían hijas, abuelos con nietas, incluso hermanos con hermanas, y nadie hacia nada, era algo “común”, y la verdad es que se escuchaba como que Anita lo disfrutaba también, entonces a nadie afectaba, así que decidí voltear a otro lado y hacer la vista gorda.
El hecho que no dijera nada no quería decir que no me diera cuenta, ahora notaba esos jugueteos que tenían, Ana era muy encimosa con su papá, se vestía con shorts y faldas muy cortas, y él no perdía oportunidad para tocarla de alguna manera. También me cayó el 20, pues ahora entendía lo que pasaba en las noches que Miguel llegaba a medianoche borracho, pero que ya no llegaba a nuestra cama a dormir, siempre creí que se quedaba en la sala, y sí, pero ahora sé que hacía una para en la recamara de Ana. Un día me puse a revisar en todo el ropero de Ana y encontré ropa interior que no es para una niña de 11 años, como tangas diminutas, camisones que no dejan nada a la imaginación, ligueros, etc. No podía creer que mi nena usara esas cosas y menos para su papá. Un día, movida por la curiosidad, y un poco por los celos tengo que admitir, conseguí con una conocida una cámara pequeña, de esas para grabar a escondidas. Un domingo que me iba a misa, fui a despedirme de Ana y cuidadosamente coloqué la cámara en algún rincón para ver qué es lo que hacían.
Una vez que bajé la grabación, me tardé varios días para cobrar valor para verla, hasta que me decidí:
Una vez que me fui a despedir de Ana, 15 min después, casi exactos, entró al cuarto Miguel solo en boxers, se metió en la cama y se vio que empezaron a moverse, no se alcanzaba a ver mucho porque estaban tapados, pero se besaban y seguramente se acariciaban. Poco después se destaparon y Miguel ya no tenía el boxer puesto, y Ana tenía puesto solo una tanga blanca que incluso se veía como si le quedara un poco grande. Hablaron un poco, mientras él jugueteaba con su pene que estaba aún algo flácido, y luego ella fue directa a hacerle oral a su papá. No podía creer lo que veían mis ojos, después de unos minutos haciendo oral, él la jala hacia él, para hacer lo que se conoce como un 69. Él le hizo a un lado la tanga y empezó a lamer la vagina de su hija mientras ella seguía haciéndole oral a él. Así estuvieron un buen rato, hasta que la bajó de él, la acostó boca arriba, él se subió en ella para penetrarla y se la empezó a coger, Miguel es grande y medio gordo, debe pesar unos 90 kg, y Ana una niña flaquita que debía pesar la mitad que él, sentía que la iba a aplastar, pero ella aguantaba, y hasta ella misma se abría más las piernas con sus manos para recibirlo mejor, después se salió rápido para venirse sobre ella, luego él le quitó la tanga y con ella le limpió el semen que había regado sobre ella y se la volvió a poner. Se acostaron abrazados y se empezaron a besar como un par de enamorados. Pensé que ahí terminaría, empecé a adelantarle hasta que vi que Ana empezó a agarrar nuevamente el pene flácido de su papá y lo empezó a masajear, nuevamente fue a hacerle sexo oral, en cuanto se puso dura, Ana se montó en él, primero de frente a él, luego ella se dio vuelta para seguirlo montando pero dándole la espalda a su papá, mientras ella lo montaba, él le abrió las nalgas con una mano, y con la otra, se chupó un dedo y empezó a metérselo en el ano, ella se detuvo, volteó a decirle algo, y él le hizo señas que siguiera, siguieron así un rato, luego él se la sacó para metérsela por el ano, al principio ella parecía negarse, hablaron otro poco, pero terminó haciéndolo, se la metió, ella siguió montándolo, y unos instantes después, sin salirse, se ve que se empezó a venir dentro de su culo, esperó unos segundos, para después salirse, Ana salió corriendo del cuarto con su mano en su trasero, como si se estuviera haciendo del baño. Él se puso los boxer y salió, poco después entró ella, se puso la pijama y se acostó a “dormir”.
Ya no quise volver a espiarlos, lo que había visto había sido más que suficiente para mí. Dejé que la vida siguiera su curso, al parecer funcionaba para todos, pero llegó otro giro que no esperaba. Una mañana antes de irse a trabajar, Miguel me dijo muy molesto que teníamos que hablar seriamente, cuando le pregunté qué era lo que pasaba me dijo:
M. El pervertido de tu hijo anoche se le metió en la cama a su hermana a manosearla y quien sabe qué más quería hacerle, por suerte ella despertó y lo corrió, hoy en la mañana me lo contó. – Me dijo Miguel claramente molesto. Yo le respondí sin pensar, salió de mí lo que venía guardando por meses.
Y. Pervertido dices? El pervertido eres tú, que crees que no me he dado cuenta de lo que haces con la niña?
Titubeó por unos segundos, pero recuperó la confianza y me respondió con una sonrisa cínica
M. Mira, eres más lista de lo que creía. Con que ya te diste cuenta, bueno pues con mayor razón, no quiero que ese mocoso se meta con mi mujer. – Me dijo el muy descarado
Y. Tu mujer? Yo soy tu mujer, ella es tu hija, estás loco o qué?
M. Hace mucho que tú ya no eres mi mujer, y tú así lo decidiste, así que afronta las consecuencias. Ella es mi mujer ahora, y no espero que tú lo vengas a cuestionar, es más, si le preguntas, ella te lo va a confirmar, si vieras como lo disfruta…
Y. Cállate, no digas más, hagan lo que quieran, como sea, llevo meses haciéndome la que no sé nada, al menos así no tendré que seguir haciéndome la tonta.
M. Que bueno que te queda claro, así no tendremos problemas. Respecto a tu hijo, está en edad de la calentura, eso es normal, pero no quiero que se esté metiendo con mi princesa, así que porque no lo ayudas tú a saciar sus ganas? – Me dijo con una mirada libidinosa.
Y. Como me pides que haga eso? No soy igual a ti, olvídalo, además es pecado.
M. No te hagas la santurrona, el amor no es pecado, y que más grande amor que el de padres, madres e hijos? Mira, que prefieres, que estén en la calle viendo con quien coger y que al rato salgan embarazadas o embaracen a alguien? O con alguna enfermedad? Así nosotros los ayudamos con esa etapa difícil, los cuidamos, y también disfrutamos, la verdad a ti te ha de hacer falta sexo mujer. – me dijo riendo.
Agarró sus cosas y se fue, solo diciendo al momento que salía de la casa:
M. Piénsalo, es mejor así para todos, seríamos una familia muy feliz…
Nuevamente me encontraba ante un dilema, no sabía que hacer, estuve todo el día dándole vueltas, hasta que tomé una determinación.
Ese día por la tarde, busqué quedarme a solas con Lalo en mi cuarto, le pedí que cerrara la puerta, yo traía puesta una batalla de baño. Se sentó en la cama mientras platicábamos, y le dije lo que su papá me había dicho, se notaba bastante apenado e incómodo, pero yo traté de calmarlo, le dije que era normal, etc etc. Tuvimos una larga charla al respecto, y cuando estuvo más relajado, sin pensarlo, y él sin esperarlo, me quité la bata, dejando mi cuerpo desnudo al descubierto. Primero volteó a otro lado, pero le dije que no se preocupara, que podía ver todo lo que quisiera, volteó primero tímidamente, y luego ya sin ningún reparo fijó su vista en mis pechos, poco a poco bajó la vista y se concentró ahora en mi panocha peluda, yo poco a poco di vuelta para mostrarle mis nalgas, le dije que podía tocar, y enseguida sentí una mano temblorosa posarse en ellas, las acariciaba y masajeaba de manera torpe. Volteé, y le dije que podía tocar todo lo que quisiera, se paró y fue a posar su boca en mis pezones y empezó a lamerlos con ansias. Yo no sabía qué sentía, una mezcla de nervios, lujuria, pena, mi corazón latía muy rápido. Mientras lamía mis senos, empezó a juguetear con una de sus manos con mi vagina, era muy tosco, yo lo guie un poco para que lo hiciera más suavemente, después de unos minutos, le dije con la voz temblorosa que se quitara la ropa, él obedeció, mientras lo hacía yo me recosté en la cama con las piernas abiertas, y solo le dice “ven, entra”. El se subió en mí, torpemente intentó penetrarme, pero no podía, guie si pene a la entradita de mi ser, y enseguida entró, me empezó a embestir con desesperación, me quiso besar pero me quite, después pensé que ya estábamos ahí, no tenía caso resistirse, así que lo besé, metió su lengua en mi de manera desesperada, yo le correspondí con la mía, y casi en cuanto nuestras lenguas se entrelazaron, empezó a exhalar al tiempo que sentí como me inundaba por dentro con su semen. Cuando terminamos, se vistió, yo solo me puse la bata, le dije que siempre que tuviera ganas podía buscarme y saciarse conmigo, pero que a toda costa evitara meterse con su hermana, por el bien de todos, me preguntó:
L. Pero mamá, no se enojará papá si sabe que tú y yo…
Y. No, se enojará más si sabe que le haces algo a su princesa, sabes a lo que me refiero?
Él solo asintió y terminamos la conversación. Yo me quedé en bata pues tenía planeado meterme a bañar, pero al poco rato llegó Miguel, me vio así y me preguntó que porque estaba así, no era normal encontrarme con ese atuendo. Yo sentí que me puse roja de la pena, a él se le dibujó una sonrisa maliciosa, fue a cerrar la puerta del cuarto al tiempo que me preguntaba si había hecho lo que me había dicho?, a lo que respondí solo con un movimiento afirmativo de mi cabeza, se acercó a mí, me quitó la bata y vio que estaba desnuda. Me pidió que le contara, yo le conté y mientras le platicaba, me llevó a la cama, me acostó, me empezó a acariciar, metió sus dedos en mi vagina y me preguntó si me había terminado dentro. Yo asentí otra vez, él solo se desabrochó lo necesario para sacar su verga que ya estaba muy dura, y fue directo a cogerme, me subió las piernas a sus hombros y me penetró con fuerza, pensé que sería doloroso, pero mi vagina aún estaba lubricada, bastaron unos segundos de intenso bombeo para que se vaciara dentro de mí. No podía creer, que el saber que nuestro hijo me había cogido fuera un motivador para que me volviera a tocar después de meses.
Desde ahí podría decir que efectivamente somos una familia feliz, a veces mi hijo se mete en las noches a mi cama y al saciarse él, de alguna manera me llena a mí, además que a Miguel le gusta que le cuente como me lo hace Lalo y termina cogiéndome, incluso la relación entre ellos ha mejorado. Y Miguel y Ana, bueno ellos siguen siendo unos descarados, pero qué se le va a hacer.


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Que bueno que sean felices mi mamá lo supo cuando entro al cuarto, y prendío la luz del cuarto y como mi papá me acomodo con mi hermana para que la cuide. Fue lo mejor tenerla conmigo y por mi mente pasaron muchas cosas. Y para cogerla tuve casi un año manoseandola en las nalgas y me quitaba las manos al principio pero como el mayor la regañaba y pues cuando ya la tocaba de las tetas y su culo y hasta la verga parada le rosaba su culo y mucha exitacion por qué no grite y hable de que la toco con papa fui su primera verga la hice una puta con todo el respeto que mi hermana se merece