Fiesta de Colegio (Cont. «Mis Tanguita»)
En la Fiesta de fin de curso se aprovechó para seguir organizando el Concurso, a pesar de su prohibición pública.
(Este relato podría considerarse la continuación de otro anterior titulado “Concurso Miss Tanguita»)
Se acercaba el fin de curso y recibimos una carta del Colegio de nuestra hija, citándonos a una reunión de padres, de las que eran habituales a lo largo del curso, pero esta era para hablar sobre la Fiesta de fin de curso, y al llegar nos acomodamos en el salón junto a los demás padres y nuestros hijos, dispuestos a escuchar lo que tenían que decirnos, dirigiéndose a nosotros la Directora del Colegio:
—Les hemos citado porque como saben, este año las autoridades han prohibido el “Concurso de Miss Tanguita” que celebrábamos todos los años los Colegios de la ciudad, de una forma pública con la ayuda del Ayuntamiento y con la de varias marcas que nos patrocinaban. Ha sido una pena que por unos malos entendidos y por la falta de discreción, haya pasado esto. Las niñas están bastante apenadas, por lo que hemos decidido aprovechar la fiesta de fin de curso para celebrar este concurso, pero de una forma privada, a nivel de nuestro Colegio solamente.
Preguntando uno de los padres:
—¿Y no habrá ningún problema por celebrar el concurso nosotros?
—No, porque es a nivel interno. Es una fiesta privada del Colegio en la que no tienen por qué meterse. Además contamos con la ayuda de la “Agencia Baccara”, que era la que organizaba el concurso otros años y aquí está su Director para que le hagan todas las preguntas que quieran.
Continuando preguntando otro de los padres:
—Con su permiso, yo quería preguntarle al Director si van a seguir promocionando a las niñas para ser parte de la Agencia, como hacían otros años.
—Sí, nosotros vamos a fijarnos en todas las niñas y si vemos a alguna con posibilidades y talento, hablaremos con sus papás para hacer algo con ellas, catálogos, promociones o trabajos especiales, ya saben……
Después de lo que había pasado el año anterior, los padres estaban más recelosos por las consecuencias de volver a organizar un concurso como ese, diciendo una de las madres:
—Yo creo que si prohibieron ese concurso fue por algo. Era una vergüenza como se exhibían las crías y como algunos aprovechaban para sobarlas y aprovecharse de ellas.
Contestándole la Directora:
—Esa es su opinión, pero otros padres no la comparten. Tengo que decirles, además, que nadie va a estar obligada a participar en esta Fiesta, por lo que solo permitiremos la entrada a las familias que dejen a sus hijas hacerlo y los que no participen no podrán asistir.
En ese momento se levantó un murmullo entre los asistentes, discutiendo entre ellos sobre la conveniencia o no de permitir a sus hijas participar en la fiesta, añadiéndose al alboroto la petición de algunas de las niñas presentes a sus padres, para que las dejaran estar en la Fiesta.
—Tranquilos, escuchen un momento. El Director de la Agencia les va a explicar en qué va a consistir exactamente el Concurso que se va a realizar en esta Fiesta de fin de curso, que queremos organizar para que tomen su decisión:
—Tengo que decirles que en realidad se tratará de una Fiesta de fin de curso normal, en la que va a haber varias actividades, con algunas novedades respecto a lo que era el Concurso de Miss Tanguita. En esta ocasión, los niños también podrán participar, habrá música, bailes, desfiles de moda y alguna actividad en las que tendrán que estar desnudos, como las que ya hacen a lo largo del curso en las clases y por supuesto, estará incluido el “Concurso de Miss Tanguita”, en el que todas las niñas que quieran participarán juntas sin grupos de edades, aunque estarán las niñas por un lado y los niños por otro y habrá varios premios que serán dados por el Jurado que estará formado por la Directora del Colegio, algún profesor, padres que no tengan a sus hijos participando en la fiesta y por mí mismo. Los padres que quieran ser parte del Jurado que hagan su petición al Colegio.
Al salir de la reunión, continuaban las discusiones entre los padres y las madres sobre la conveniencia de celebrar esta fiesta en el Colegio, diciendo uno de los padres dirigiéndose a su mujer:
—Yo voy a apuntarme para ser Jurado, ya que no va a participar la nuestra.
—Tú me dijiste que no querías que participara tu hija para que no se expusiera ahí delante de todos ¿y ahora me dices que quieres ser Jurado?
—No me gusta que nuestra hija se exhiba ante los demás, pero como muchas de las demás niñas van a participar, necesitarán gente para el Jurado.
—Sí, sí, eres muy listo tú. Lo que no quieres es perderte la fiesta para poder ver a las demás nenas desnudas.
Mientras, otra de las niñas insistía a sus padres para que la dejaran participar:
—Todas mis amigas van a ir. ¿Por qué no me dejáis?
—No sé, hija. No me parece bien que salgáis ahí medio desnudas y todos estén mirando recreándose con vosotras.
Interviniendo el padre de una amiga de ella, justificándola:
—Son unas crías solo. No pasa nada porque salgan en bikini o desnudas.
—Sí, pero vosotros bien que os quedáis mirando disfrutando de ellas —le contestó otra de las madres disconformes con el concurso.
—Es que hay alguna cría muy guapa y las mayores ya están en desarrollo, pero a mí no me importa que mi hija participe —ratificándose el padre.
—Yo quiero también; venga, mamá, déjame —insistía la hija de esa madre.
—No sé, ya veremos lo que hacemos, hija.
Pasados unos días, nuestra hija nos dijo:
—Mamá, tenemos que ir a comprar la ropa para la fiesta del Colegio:
—¿Qué necesitas?
—Nos dijeron que teníamos que llevar unos vestidos para hacer el desfile de moda, unas mallas para hacer las exhibiciones de gimnasia y un bikini para el Concurso.
—Bueno, iremos por la tarde al Centro Comercial.
Cuando llegamos a la tienda ya había algunos padres con sus hijas probándose alguna cosa, como una de las niñas a la que su madre le estaba diciendo que la malla le quedaba demasiado ajustada porque se le marcaba todo:
—Es que son así, mamá. Tiene que quedar así de pegada.
—¿Marcándosete toda la rajita? Si hasta se te mete por dentro. —Y dirigiéndose a una de las dependientas— ¿No hay una talla mayor?
—No señora, son talla única. Lo que pasa es que como su hija es gordita, se le ajusta más y se le nota todo, pero no pasa nada, son unas niñas y todas las llevan así.
La madre de la nena seguía sin estar muy convencida, diciéndole a su marido:
—¿Y tú no dices nada? ¿Te parece bien que tu hija vaya así?
—Bueno, la nena está muy guapa, y ya oíste a la dependienta. Si te parece eso muy atrevido, no sé qué vas a decir cuando se pruebe los tangas.
—¡Ay Dios! Que hombres……
Otra de las niñas salió del probador con un bikini amarillo muy bonito que contrastaba con su piel morena y al darse la vuelta para que la vieran, le dijo su madre, alarmada:
—Pero hija, si se te ve todo el culo.
—Claro, mamá, es una tanga.
Interviniendo otra de las madres:
—Es lo que van a llevar todas. Mira la mía, el que se quiere llevar. Dos tiras con este triangulito que apenas le tapa nada, ni por delante ni por detrás.
—La verdad es que lo dejan todo a la vista. Son de esos que llaman de hilo. A las niñas les encantan y a la tuya le queda muy bien porque tiene un buen culito y lo luce mucho.
—Sí, mi marido quiere que los use yo también, pero son muy incómodos porque la tira se me mete por todos lados y cuando voy andando con el roce me pongo toda cachonda.
—Jaja, es verdad, a mí también me pasa cuando los llevo y me mojo toda.
Un hombre mayor que estaba acompañando a su mujer de compras, andaba por allí disimulando, mirando todo lo que podía a las crías, cuando oímos como le llamaba su mujer:
—¡Anda!, vamos ya…. ¿Qué haces ahí mirando?
Al acercarse la mujer, y ver a las niñas en bikini por allí, le reprendió:
—¿Estabas mirando a las niñas?
—No, no, es que ….. —Balbuceando nervioso.
—Como que no, Siempre estás igual. No puedo contigo. Tienes una nieta de la edad de esas crías, ¿no te da vergüenza? Si te ven aquí mirando van a pensar que eres un pervertido y sus papás te van a decir algo.
A nosotros nos dio un poco la risa esa situación y sentimos cierta pena por el señor:
—Pobre, jaja. Tendríamos que invitarle a la fiesta del Colegio.
—Sí, iba a disfrutar mucho porque creo que su mujer ya le ha debido pillar más de una vez en casa metiendo mano a su nieta, jaja.
Finalmente, terminamos de comprarlo todo y nos fuimos, pero al día siguiente nuestra hija nos dijo:
—Voy a ir a casa de Katia, con Andrea, Cris y Jessi, porque vamos a ensayar para la fiesta.
—¡Ah!, muy bien, hija. Llévate todo lo que compramos.
Cuando llegaron a casa de Katia, vieron que acompañaba a Cris su hermana pequeña, Paula, que también iba a participar en la fiesta, estando sólo el padre de Katia en casa, al que dijo su hija:
—Papá, nos vamos a mi habitación, que tenemos que probarnos la ropa.
—De acuerdo, portaros bien y no arméis mucho jaleo.
—Vale, papá.
Ya dentro de la habitación y después de estar un rato probándoselo todo, les dice Andrea a sus amigas:
—Katia, ¿Por qué no hacemos un desfile y que tu padre nos puntúe?
—Bueno, se lo voy a decir.
Como el padre de Katia estuvo de acuerdo, las niñas fueron a la sala, desfilando primero con los vestidos que habían comprado, muy sexys, ajustados y cortitos, que dejaron al padre de Katia con la boca abierta:
—¡Qué guapas estáis!
El padre de Katia se quedó mirando a las niñas, con esos vestidos ceñidos a sus pequeños cuerpos, que resaltaban sus figuras, mostrando sus preciosas piernas, unas más delgaditas y otras con evidentes formas que le turbaron, avergonzándose un poco de lo que sentía.
—¿Ya nos viste bien? Tienes que darnos puntos, papá.
—¡Ummmhh”, si, bueno, para Cris 7 puntos, Andrea 8, para ti Katia y Lore, un 9 y un 10 para Jessi.
—Papá, ¿y para Paula?
—¡Ah!, sí, perdona Paula, un 8 para ti, que estás muy guapa también.
Paula le dio las gracias al padre de Katia, mientras Jessi presumía de su mejor puntuación, diciéndole las demás:
—A ti te dio un 10 porque eres la que tiene más tetas y casi se te salían del vestido, jaja.
Diciendo Jessi:
—Bueno, es lo que tengo. Ya os saldrán a vosotras. Ahora vamos a hacer otro desfile.
Al poco rato volvieron a aparecer las niñas en la sala, esta vez con los bikinis puestos, lo que dejó al padre de Katia sin palabras, mirando embobado como las niñas se ponían delante de él, mostrándose, dándose la vuelta y poniendo posturas para que él las puntuara.
La última en ponerse delante de él fue Jessi, que era la que tenía el cuerpo más exuberante, lo que dejó al padre de Katia resoplando, y sin darle descanso, su hija le dijo:
—Venga papá, danos puntos.
El padre, visiblemente excitado, sólo acertó a decir.
—¡Mmmmm! Bueno, volver a desfilar otra vez, que tengo que fijarme bien.
Mirándolas ahora con más detalle, se fijó en que a alguna de las niñas se le salían los pelitos del pubis por fuera del tanga, debido a su pequeño tamaño:
—Mirar, es que se os ven los pelitos, y eso queda muy feo. Tendríais que rasuraros primero para ir al Concurso.
—Sí, es verdad. ¿Y si nos los quitamos ahora?
Diciendoles Cris:
—Es que yo nunca me los rasuré y no se hacerlo.
Añadiendo Katia:
—A mí me los quita mi papá cuando me salen ¿queréis que os los quite a vosotras?
—Sí, vale.
—Papá, ¿nos rasuras los pelitos? —preguntó decidida, Katia a su padre.
—¿Yo…..? Bueno, si queréis os lo hago. Vamos al baño, mejor. ¿Quién quiere ser la primera?
—Yo —dijo mi hija.
—Métete en la bañera y quítate el tanga. Que te voy a echar esta espuma primero, para que salgan mejor, como le hago a Katia.
Mi hija se quedó desnuda en la bañera con las piernas abiertas ante la mirada nerviosa del padre de Katia que empezó a echarle la crema por su zona vaginal pasando posteriormente la cuchilla ante la atenta mirada de las demás niñas.
—Tú tienes pocos pelitos Lore, ¿te los sueles rasurar?
—Sí, me lo hace mi papá también.
—Claro, estáis más bonitas sin ellos. Yo siempre se los quito a Katia desde que le empezaron a salir.
Al terminar de pasar la cuchilla por todos los lados, el padre de Katia pasó la mano por toda la zona vaginal para asegurarse que no quedaba ninguno, aprovechando para abrirle la rajita con los dedos a Lore, debido a su excitación, sin importarle que las demás estuvieran allí mirando, no pudiendo tampoco evitar decirle:
—¡Uuuffff!, tienes un coñito precioso, Lore…… —Provocando las risas de sus amigas—, diciéndole luego su hija un poco molesta:
—¡Papaaaá!, no te emociones, ¡eh!
—Perdona, hija. Bueno, Lore, ahora te voy a echar esta crema hidratante para que no se te irrite.
Al echar la crema, nuevamente aprovechó para manosear toda la zona, resbalándose sus dedos hacia el interior de su vagina, haciendo estremecerse a mi hija mientras era evidente su erección en el pantalón del padre de Katia, pero quizás consideró que estaba recreándose demasiado en los masajes y para que su hija no volviera a llamarle la atención, lo dejó ahí, muy a su pesar:
—Venga, ya está, la siguiente.
—Ahora yo —dijo Andrea.
Cuando Andrea se quedó desnuda en la bañera, el padre de Katia le dijo:
—Tú sí que tienes bastantes. Tengo que echarte más espuma. ¿Nunca te los has rasurado?
—No, es que me daba miedo y mi mamá me decía que era pronto para que me los quitara.
—Bueno, no te preocupes, que te lo voy a hacer con mucho cuidado para no hacerte daño. Ya viste que no pasa nada y te va a quedar el coño más bonito, pero será mejor que no se lo digas a tu madre, para que no se enfade.
—Vale, pero creo que se va a dar cuenta cuando me vea.
—Ya, esperemos que lo entienda. ¿No se los quita ella también?
—Sí, ella se los rasura todos.
—Claro, estará más bonita así y a tu padre le gustará más, como cuando te lo vea a ti.
Las niñas se rieron con picardía y él volvió a repetir la misma operación con Andrea, tardando un poco más por la cantidad de pelo que tenía que rasurar, diciéndole que abriera más las piernas para poder rasurar los pelitos que tenía cerca del culito también, quedando la cría totalmente expuesta ante sus ojos, provocando que su corazón se acelerara más todavía, siéndole cada vez más difícil controlar sus impulsos, molestándole ya claramente su polla toda dura dentro del pantalón, sintiendo a la vez un poco de culpabilidad por estar excitándose de esta forma con las amigas de su hija, preguntándoles:
—¿No les parecerá mal a vuestros padres que os haya rasurado, no?
—No sé, si nos dicen algo les diremos que teníamos que hacerlo para el Concurso.
Después continuó con Cris haciendo lo mismo con ella, volviéndose a recrear en la operación tocándole el coño todo lo que quiso, y hasta metiéndole los dedos también, con la disculpa de echarle la crema hidratante haciendo gemir de gusto a la cría, sin poder reprimirse, mirando con expectación las demás, estando su hija Katia ya un poco avergonzada por la actitud de su padre con sus amigas.
Cuando le llegó el turno a Jessi, al meterse en la bañera desnuda, se sintió especialmente turbado, porque era la que tenía el cuerpo más desarrollado siendo ya una adolescente en su total plenitud, aprovechando la ocasión para masajearle sus duros pechos con la excusa de que esa crema iba muy bien para la piel de los senos, que hacía que se mantuvieran turgentes, recreándose en esta operación, además de manosear a su gusto la gordita vagina de la cría, cuya rajita se abrió completamente con gran facilidad al pasar por ella sus dedos con la crema, por lo que supuso que ya se la estaban follando, aunque no dijo nada, pero su excitación era tan evidente ya, que su polla había empezado a echar el líquido preseminal que había dejado una mancha en su pantalón, aunque por suerte paso desapercibida para las niñas, diciendo Paula cuando termino con Jessi:
—Yo también quiero.
—Pero cariño, si tú no tienes pelitos apenas todavía —le dijo el padre de Katia.
—Sí, mira, aquí tengo unos pocos —apartándose el tanga la niña y dejando ver unos vellos finos que apenas se veían por ser rubia la nena.
—Bueno, venga, que te los quito a ti también en un momento —para contentar a la cría.
En ese momento llegó a casa la madre de Katia con su hermano pequeño, que al ver a tantas niñas desnudas, se quedó mirándolas sorprendido, aunque ya estuviera acostumbrado a ver a su hermana así muchas veces, preguntando su madre un poco alterada:
—¿Pero qué está pasando aquí?
—Nada, mamá. Es que papá nos estaba rasurando para el Concurso.
Diciendo ella a su marido:
—Anda, que ya te vale a ti también. Esperemos que no les parezca mal a sus padres.
Y defendiendo Katia a su padre:
—Es que se lo pedimos nosotras.
—Sólo me faltaba Paula ya. Iba a hacérselo ahora —le dijo él, intentando justificarse con su mujer.
—Pues venga, acaba ya y vosotras, niñas, a vestiros a la habitación, que tu hermano no hace más que miraros.
Mientras, Paula se quedaba completamente desnuda en la bañera, y al quedarse solo con la hermana pequeña de Cris, el padre de Katia ya pudo centrarse en ella con total libertad, y a pesar de que su mujer ya estaba en casa, no podía aguantar más, aprovechando la ocasión para manosear el coñito de Paula con la crema con más insistencia, metiéndole los dedos y haciéndola gemir hasta provocarle un orgasmo que se le manifestó haciéndose pis la cría en el momento en el que entraba su hermana Cris en el baño que al ver como se meaba Paula, empezó a reírse, llamando a sus amigas:
—Chicas, Paula se ha meado, jaja.
Todas fueron al baño riéndose, avergonzando a Paula, por lo que el padre de Katia tuvo que intervenir.
—Bueno, dejad en paz a Paula, que es más pequeña que vosotras —aliviado porque no se hubieran dado cuenta de que la había estado masturbando y que Paula tampoco hubiera dicho nada.
Pero al ver su mujer lo que había pasado, se quedó mirándole como preguntándole:
(¿Qué le has hecho a la cría?)
Y como él se encogió de hombros, no sabiendo que decir, ella le dijo en voz baja:
—¡Oye!, vale que se lo hagas a tu hija eso, pero que se lo hagas a esta cría también……. A ver si se lo dice a sus padres y tenemos un problema.
—No va a decir nada, tranquila.
—Sí, anda, mira cómo estás —señalándole el bulto que todavía se apreciaba en su pantalón—. Quédate aquí un rato, mientras se te baja.
Cuando se quedó sólo en el baño, empezó a masturbarse porque no podía más y al poco rato le salió una cantidad de semen como pocas veces recordaba, ya que la situación vivida le había excitado mucho más de lo que pensaba.
Finalmente llegó el día de la fiesta con todas las niñas muy nerviosas y los padres expectantes por cómo sería esa fiesta tan especial.
Reunidos de nuevo en el Salón de Actos, las mamás estábamos en los vestuarios con nuestros hijos e hijas, dándoles los últimos retoques antes de salir, hablando entre nosotras:
—Mi hijo está nervioso, porque es la primera vez que participa en algo así y tiene miedo de que la pollita se le ponga dura al ver a las niñas.
—Bueno, eso les pasará a muchos. Dile que no se preocupe. A más de un papá le va a pasar también, jaja.
—Míralo, aquí está. Con este bañador tan pegado, mira el bulto que se le nota.
—Ya veo, le dará vergüenza, claro. Si quieres te digo un truco para que durante la fiesta esté más relajado y no le pase eso.
—¿Qué truco?
—Que le masturbes ahora para que se desahogue y luego no se le ponga dura tan fácil.
—¿Qué dices? Cómo le voy a hacer eso. Yo nunca le masturbé.
—Si te da apuro, si quieres se lo hago yo, pero créeme que es la mejor solución.
—¡Ay!, no sé qué decirte. No sabía que se hicieran estas cosas.
—Seguro que a los otros niños se lo hacen también las mamás, porque les va a pasar lo mismo.
—Bueno, a ver si quiere él, se lo voy a decir.
La madre del niño estuvo un rato hablando con su hijo, mientras me miraban en algún momento para finalmente acercarse a mí:
—Me dice que se lo hagas tú, que conmigo le da vergüenza.
—Bueno, me meteré en el baño con él.
Nos metimos en uno de los baños y al crío por los nervios parecía que no se le ponía dura, por lo que decidí abrirme la blusa para enseñarle las tetas y dejarle que me las tocara, lo que causó un efecto inmediato, porque al momento llegó su erección y yo empecé a hacerle la paja hasta que echó un buen chorro de líquido transparente que todavía no era semen del todo, pero que intenté no me manchara la ropa, porque si no, tendría que ir a cambiarme.
Al correrse, se quedó un rato temblando, abrazado a mí, por lo que le pregunté:
—¿Nunca te lo habías hecho esto?
—Sí, pero no había sentido tanto gusto como ahora.
—Claro, como tu madre no te lo hace….. —quedándose un poco avergonzado, por el deseo interior de él, de que alguna vez se lo hiciera.
—Bueno, no pasa nada. Enseguida te lo hará alguna niña —le dije para contentarle.
Al salir, le dije a su madre:
—Ya está. El niño se ha quedado mucho más tranquilo.
—Gracias, amiga. Ahora estoy más tranquila yo también. ¿Y con las crías se tienen trucos también?
—Sí, claro. Mi hija ya participó el año pasado en el “Concurso de Miss Tanguita” y allí vi de todo.
—Ya me imagino, con todo el escándalo que se armó. Decían que se follaban a las crías y que por eso lo prohibieron.
—No te voy a decir que no. Había de todo, pero allí aprendí muchos trucos para que se fijaran más en las nenas.
—¿Qué les hacían?
—Antes de desfijar en tanga, lo que hacían las mamás era masturbar a las crías también para que se les quedara la vagina más hinchada y así se les marcara más la rajita y con eso conseguían más votos.
—¡Ah! Ya entiendo. A mi sobrina se le nota mucho también, pero me dice mi hermana que eso es porque el padre está siempre tocándola y metiéndola el dedo.
—Ya me lo imagino, pero mientras no le meta otra cosa…..
—No creo, es pequeña todavía.
—Bueno, si le anda haciendo eso, en cualquier momento…….
—Puede ser, porque yo siempre veo a la cría encima del padre.
Cuando llegó la hora, las madres nos fuimos a ocupar nuestros asientos mientras empezaba el primer desfile de las niñas con esos vestidos tan sexys, haciéndolo con mucha gracia y desparpajo, dando esa imagen tan morbosa de ver a unas niñas maquilladas y con finos tacones que resaltaban más sus cuerpos, si cabe, adornadas con pendientes, pulseras y demás detalles que embellecen a una mujer, adoptando esas posturas de adultas, que provocaban que algunos de los padres ya empezaran a tocarse la polla por encima del pantalón.
Saliendo del grupo, empezaron a acercarse al borde del escenario una a una, primero una niña rubia de mirada penetrante remarcada por su maquillaje, de largas piernas, con un vestido verde ajustado y cortísimo que apenas la tapaba el culito y que al agacharse pudimos ver perfectamente su tanga del mismo color que el vestido.
Luego, otra morenita, más rellenita, con un vestido blanco cuyo escote resaltaba unos pechos que se le movían al andar, contoneándose igualmente ante nosotros y agachándose con las piernas abiertas echándose hacia atrás pudiendo ver como a través de sus bragas transparentes, se botaban sus gruesos labios vaginales.
Después se acercó otra de las niñas más pequeñas, a la que nos costó reconocer, por su maquillaje y gracioso sombrero que cubría su cabeza, que era Paula, y porque en principio no llamaba tanto la atención al llevar una chaqueta larga que la tapaba toda, pero que al quitársela, nos dejó ver su minivestido semitransparente en el que se marcaban claramente sus pezones, teniendo por la parte de abajo unos flecos que al moverse y al andar mostraban totalmente su vagina cubierta solamente por un fino hilo que pasaba a través de su rajita y del culo por detrás, levantando las exclamaciones de los hombres, porque era el vestido más sugerente que habíamos visto y que ella lucía con mucha sensualidad, no aparentando ni mucho menos la edad que tenía, lo que hacía más morbosa todavía esa imagen.
Después siguió el desfile de los niños, muy guapos también con sus ropas, pero aunque en un principio se mostraron más tímidos que las niñas, enseguida se soltaron dejando entrever a las mamás que se lo iban a pasar bien con ellos.
Al terminar empezó el ejercicio de gimnasia, con las niñas dando volteretas y poniendo posturas en las que abrían completamente sus piernas, apreciándose perfectamente la belleza de sus figuras enfundadas en esas mallas y monos ceñidos a su cuerpo, oyéndose murmullos entre los padres cuando esas posturas exponían las vaginas de las niñas completamente a la vista tras la fina tela, arrancando muchos aplausos al terminar.
Seguidamente se pasó al esperado desfile de Miss Tanguita, saliendo las niñas al son de la música, poniéndose a bailar mientras pasaban ante nosotros luciendo todos sus encantos.
Al salir juntas de todas las edades, se hacía gracioso ver a las más pequeñas junto a las mayores ya desarrolladas, sin que eso evitara que se fijara la vista sobre las que hacían el esfuerzo de llamar la atención del público y del Jurado con su gracia y picardía.
Sus bonitos cuerpos se mostraban en todo su esplendor y variedad para todos los gustos, pero quizás, quien acaparó más miradas fue una nena que no era ni de las más mayores ni de las pequeñas, pero la belleza de su cuerpo semidesnudo resaltaba sobre las demás con su pelo negro largo, sus ojos claros y su preciosa piel luciendo un bikini rojo que hacía destacar sus largas piernas y pechos duros y redondos que con sus movimientos amenazaban con salirse fuera con sus movimientos sensuales, ante la mirada absorta de los hombres que parecían hipnotizados.
Aunque ya habían advertido a las niñas que no fueran tan descaradas como en las últimas ediciones de Miss Tanguita para que no hubiera quejas, empezaron a verse todos los trucos conocidos en este tipo de concursos, por lo que las niñas no pudieron evitar intentar destacar entre las demás, seguramente alentadas por sus madres para obtener la mejor puntuación, por lo que cuando una de las pequeñas, al pasar delante del Jurado, se apartó el tanga mostrándoles su rajita, las demás la imitaron por lo que al final pudimos ver el coñito de casi todas ante el murmullo de la gente, ya que algunos no aprobaban que hicieran esas cosas, siendo callados por los demás que las vitoreaban cada vez que lo hacían, incluso varias veces.
Ya sin ningún límite, llevadas por la situación, otras se quitaban la parte de arriba del bikini para mayor entusiasmo del público masculino que podía apreciar esos ricos pezones en las incipientes tetitas de algunas y otras ya formadas en esos menudos cuerpos que aparte de admirarlos lo que apetecía realmente era disfrutarlos en todo su esplendor.
Entre el público, la temperatura iba subiendo y algunos de los padres que tenían a sus hijas más pequeñas sentadas en sus piernas, debido a su excitación y aprovechando la poca luz que había, se les veía como ponían las manos bajo su ropa, seguramente acariciándolas más íntimamente de lo permitido por sus mujeres si los vieran, llevados por el morbo del espectáculo.
Al terminar las niñas, salieron los niños con sus bañadores tipo tanga para no ser menos que las nenas, alegrándonos la vista a la mujeres, con ese aspecto aniñado algunos, de los que apetece besarlos sin parar su rica boca, mientras otros con un mayor desarrollo, mostraban ese morbo adolescente que turba a cualquier mamá al observar esos cambios en su hijos.
Yo creo que a todas nosotras nos llamaron la atención esos bultos exagerados que marcaban sus bañadores tan pequeños y ajustados, que eran incapaces de tapar las pollitas que se le habían puesto duras y que al andar se les salía por fuera, levantando nuestras exclamaciones y risas nerviosas, sobre todo, cuando alguno más atrevido, se bajaba el tanga enseñándolo todo al pasar frente a nosotras, que hicieron a más de una babear mientras sus mamás les miraban orgullosas, preguntándoles alguna amiga a su lado:
—¿Le has depilado también? Es que me pareció que no tenía pelitos al bajarse el tanga.
—Sí, es que con esos bañadores tan pequeños, se le veían los pelitos, y quedaban muy feos.
—Hacen como las nenas entonces.
—Claro, No ves que ahora está de moda también entre los chicos. Ahora ya todos se depilan.
—Si yo tuviera un hijo no sabría cómo hacérselo, con tanta cosa que tienen para quitárselos todos.
—Bueno, es todo práctica. A mí me enseñó una amiga que tiene una Clínica de Estética donde van muchos hombres a hacérselo. Se les agarra la pollita y vas rasurando alrededor y luego por los testículos con cuidado también.
—¡Buufff!, al crío se le pondrá dura con tanto manoseo.
—Sí, claro, pero es mejor así, porque se pone la piel más tersa y se ven mejor los pelitos.
—Chica, a mí me daría morbo hacerles eso. Ya me gustaría verlo.
—Pues te invito a mi casa cuando se los quite, jaja, si mi hijo está de acuerdo, claro.
Esa mujer se puso toda roja debido a esa proposición, pero aceptó, diciéndole tímidamente:
—Vale, ya me avisas…..
Supongo que ella esperaría con impaciencia a que su amiga la avisara, porque se notaba su excitación en la cara al tener la oportunidad de hacer y ver algo tan morboso para ella.
Finalmente, cuando los chicos acabaron, se retiraron siendo muy aplaudidos, antes de dar paso al último número musical en el que un grupo de niños y niñas iban a bailar desnudos una danza que habían ensayado.
Durante ese descanso, los miembros del Jurado se levantaron, entrando alguno en el vestuario para seguir examinando a las niñas, descubriendo uno de ellos a uno de los padres que se había apuntado para ser Jurado con una de las nenas sentada encima de un mueble con las piernas abiertas, a la que se estaba follando:
—¿Qué le estás haciendo a la cría?
—Nada, es que la nena me dijo que si la daba más puntuación a ella, se dejaba follar. No se lo digas a nadie, por favor.
—No, tranquilo. Mírala que pronto aprende, que putita está hecha. Cuando acabes, déjamela a mí.
—Sí, ya me voy a correr. ¡Aaaahhh, que rico!, qué maravilla de coñito tiene. Tómala, aquí la tienes.
Todavía con el semen chorreando por su vagina, el otro empezó a metérsela en esa misma posición, queriendo correrse rápido antes de que alguien le descubriese, y al terminar, volvió a hablar con el otro:
—¿Te follaste a alguna más?
—Sí, a otra antes también, pero entre las dos me han dejado seco ya. Hay que aprovechar que somos del Jurado para follarnos a las que podamos.
—Jaja, tienes razón, pero yo voy a cumplir mi palabra y la voy a dar la puntuación máxima también.
Terminado el descanso, empezó el número final, saliendo al escenario un grupo de chicos y chicas desnudos bailando al son de una música como tribal africana, muy sensual y rítmica que simulaba una orgía entre ellos, lo que excito sobremanera a todos los presentes, alguno de los cuales aprovechando la poca luz que había, para masturbarse de una forma discreta ante la mirada enfadada de sus mujeres que se habían dado cuenta.
Los chicos, completamente erectos simulaban una penetración a las niñas, que correspondían con unas felaciones, esta vez, si reales, que sorprendieron y dejaron un poco confundidos a los padres de los que integraban ese grupo, que seguramente desconocían el alcance real de lo que iban a hacer sus hijas, sin saber cómo reaccionar, pero el ambiente de sensualidad hipnótica que se había creado, les hizo ver eso como algo normal.
Finalizado el espectáculo, nos quedamos todos como en estado de shock por lo que habíamos visto, esperando solamente la puntuación para los premios finales, que como siempre, no dejaron a todos contentos, porque había ganado precisamente la niña a la que se habían estado follando los del Jurado, saliendo acusaciones de todo tipo entre las madres más envidiosas, escuchando a la madre de la ganadora decirle a su hija:
—¿Hiciste lo que te dije?
—Sí, mamá, les dije que dejaba que me follasen si me daban más puntos.
—Muy bien, hija. ¿El Director de la Agencia Baccara te folló también?
—No, no se lo pude decir.
—Bueno, como ganaste tú el concurso, a ver si nos llama después para ofrecerte ser de la Agencia.
Después de la entrega de premios, el Director de la “Agencia Baccara” nombró a las niñas con las que querían trabajar en su Agencia, incluida la ganadora del Concurso, empezando posteriormente a hablar con sus padres para convencerles de que dejaran a las niñas en sus manos para promocionarlas y convertirlas en unas estrellas de internet, entre otras cosas.
Los que quieran saber lo que suele suceder con estas niñas en ese tipo de Agencias, pueden leer mis relatos referidos a ello:
Al terminar el Concurso y las actividades, las niñas y niños participantes se juntaron con sus padres para seguir disfrutando de la fiesta con unas bebidas y comida que habían preparado, comentando entre ellos todo lo que habían visto, estando la mayoría de las niñas todavía con el bikini puesto presumiendo ante los papás que las miraban, algunos con disimulo y otros más descaradamente, ya que algunas se habían quitado la parte de arriba al tener poco pecho todavía como el caso de la hija de unos amigos que era halagada por otro de los padres:
—¡Caray, Martita!, que tetitas tan bonitas te están saliendo —mientras se las tocaba con la mano apretando sus pezones en punta, lo que hizo apartarse a la niña un poco avergonzada por los toqueteos.
Diciéndole su madre al verlo:
—Anda, Marta, ponte algo, no estés así aquí en la fiesta —mirando a ese amigo un poco molesta por su atrevimiento, pero sin decirle nada por la confianza que se tenían.
Por lo que ante esa mirada, él intentó quitarle importancia al asunto:
—Están preciosas todas. Da gusto verlas con esos tanguitas. Debe ser una alegría tener una nena así en casa. Yo por desgracia, solo tengo dos niños, jaja.
—Bueno, tú también tendrás que estar contento con ellos. Son muy guapos tus hijos.
—Sí, claro, pero la que está más contenta es su madre, jaja.
—Qué malo eres. Tú, al menos tienes sobrinas.
—Sí, es verdad, pero no creas que me deja mucho disfrutarlas su padre.
—Hombre, si te ve sobarles las tetas como a mi hija, te vigilará de cerca.
—¡Vaya!, perdona si te molestó que se las tocara, pero al verlas así tan duritas, son toda una invitación.
—Sí, lo entiendo, por eso la dije que se pusiera algo encima.
Mientras tanto, otros aprovechaban también para sobarles el culo a las niñas, aprovechando la relajación del ambiente y que el vino empezaba a hacer sus efectos y también el despiste de alguna de las mamás, más centradas en felicitar a los hijos de sus amigas, besuqueándolos y abrazándolos apretándolos entre sus pechos.
El ambiente se había caldeado demasiado, pero llegaba la hora de marcharse a sus casas, en las que esa noche, seguramente algún papá disfrutaría especialmente de sus bonitas hijas y alguna mamá caería también en la tentación de compartir cama con sus hijos igualmente, pero eso son ya otras historias muchas veces contadas por mí.
Por favor, más con los niños porque me mojan toda 🔥 esta saga es una belleza y lamento que ese concurso ya no esté.
Eres genial, Vero. Un besote.
Cargado de morbo,una fantasía que nos hace volar nuestra imaginación.
Genial como todos tus relatos.
Uno de los relatos mas excitantes, sobre todo el acto final del baile grupal. Sigue contandonos mas historias.