Fimosis
Primera Vez .
Ése año y debido a que él entró a la universidad, sólo nos veíamos los fines de semana y no todos. Los sábados se conseguía la camioneta de la mamá para ir a alguna fiesta.
Porque las frecuencias fueron disminuyendo, la intensidad fue aumentado.
– Tienes que comprar condones – le decía.
– Te prometo no acabar adentro –
– No quiero correr riesgos –
– No, si no va a pasar nada –
Sólo le hacía sexo oral y aveces le permitía anal, aunque yo lo deseaba más que él, no me daba ése lujo, salvo una noche en la camioneta. Estábamos muy calientes y me lo suplicó. En el asiento trasero y de rodillas mirando por la luneta lo esperé ansiosa. Seria por lo mojada que estaba no sentí ningún dolor. Caliente, duro y suave entraba lentamente por mi vagina. Cada centímetro era un placer y un gemido. Fueron 16 los gemidos y lo sentí profundamente. El movimiento se fue haciendo cada vez más rápido y mi gemido aumentaban en cantidad y volumen. Finalmente ocurrió lo que me imaginaba que iba a ocurrir. Pero fue más de lo que esperaba, mi cabeza explotó en una lluvia de fuegos artificiales y un cosquilleo agradable recorrió mi cuerpo provocandome ganas de reír, pero me aguanté.
– Acabaste? – le pregunté.
‘ No, pero quedémonos así un ratito – me dijo.
Yo tampoco quería que lo sacara se sentía tan bien. Nos quedamos quietos unos minutos y después comenzó a moverse de nuevo. Las profundas estocadas, el sonido del rítmico choque de su pelvis y mi trasero, sus gruñidos y mis quejidos hacían un ambiente excitante.
– Te gusta? –
– Sí, me gusta –
– Te lo meto todo? –
– Si, métetelo todo –
– Más suave o más fuerte? –
– Más rápido o más lento? –
– Más rápido, quiero más – esta conversación me gustaba y más me excitaba. Y de nuevo los fuegos artificiales, la risa y el relajo.
Me lo sacó y nos sentamos felices y satisfechos.
– Préstame papel para limpiarme – siempre tenía y me prestaba cuando teníamos sexo anal .
Me pasó un rollo y me limpié y sequé porque estaba muy húmeda. Pero con más papel volví a secarme y seguía mojada.
– Acabaste adentro? – le pregunté seriamente.
– Es que estabas teniendo tu segundo orgasmo y no pude contener el mío y acabamos juntos –
– Pero te dije que no y no me avisaste! –
– Llévame a mi casa – le dije mientras seguía secándose. Por suerte para él, el tapiz del asiento era de cuero, suerte para él.
Unas cuantas cuadras más adelante terminé de secarme, puse un pequeño rollo de papel en mis calzones y me cambié al asiento delantero. No hablamos nada durante el viaje. Al llegar a mi casa le di un beso cortito y me bajé.
Esa noche me costó dormir, tenía una contradicción entre el placer y el enfado. Finalmente me dormí con una sonrisa pensando que estuvo rico.
A la semana siguiente no lo quise ver. A la otra semana nos juntamos de nuevo y me pidió perdón. Fuimos al lugar favorito, conversamos y dijimos que las próximas veces sería con condones. De manera que sólo le hice sexo oral. Era rico pero no era lo mismo.
Cuando tenía que llegarme la regla, no llegó, al tercer día estaba muy nerviosa pensando que iba a decir, embarazada a lo 16. Dos días después me bajó la regla de golpe y eso me hizo relajarme.
– Parece que estoy embarazada – le dije en la camioneta mientras nos besamos.
– Que? Estás embarazada? – preguntó asustado echándose para atrás.
– Qué vamos a hacer? – le pregunté yo. Se puso la mano en la frente y agachó la cabeza. Me dio risa y me dio rabia. Risa por verlo así de preocupado y rabia porque no tenía ninguna respuesta.
– Nos vamos a casar antes o después que nazca la guagua? – le pregunté.
– No se, no sé déjame pensar – me dijo.
– Le vamos a contar a tus padres primero o a los míos? – insistí.
– No sé que voy hacer –
– Voy? No vamos? – me estaba dejando fuera.
– No, si, éso quise decir – dijo mirándome.
La cachetada en la cara resonó como un disparo, no la vio venir.
– Anda a dejarme! – le ordené.
Al llegar a mi casa me bajé y me despedí fríamente. Entré a la casa y lo miré atraves de los visillos, estuvo unos minutos parado y después se fue.
– Qué pasa hija? – me preguntó mi mamá.
– Me enojé con mi novio, pero no pasa nada – la abracé y le di un beso en la mejilla. Estaba feliz de no tener que contarle nada.
– Cuando lo vas a traer? Para conocerlo? – dijo mi mamá.
– Lo vas a conocer, después de que lo conozca yo primero. Te parece? –
– Si hija, me parece que es lo correcto, cuando usted decida.
Pasaron dos semanas sin verlo. Así son los hombres, huyen de los problemas, no los enfrentan.
– Carito ! Hija venga – escuché gritar a mi mamá. Yo estaba acostada con fonos y leyendo.
– Hija, la buscan – me dijo. Me había sacado los fonos cuando la vi entrar.
– Quién me busca? – le pregunté extrañada.
– Un joven – dijo
– Dile que ya voy – le dije
Me levanté de un salto, me imaginé que era él. Fui al baño, me maquillé suave y me peiné.
– Hola – le dije y lo saludé con un beso en la mejilla.
– Mamá, él es Alex – dije a mi mamá.
– Mucho gusto – dijo el.
– Pero siéntese – le dijo mi mamá,.
– Señora, tengo que decirle algo – casi se me cae la pera.
– Él es mi novio, mamá. Como te había contado – le dije a mi mamá.
– Qué gusto conocerte, Carito algo me había hablado de ti – dijo mi mamá sentándose.
– Mamá, me permites un minuto con él? –
– Si, claro – dijo mi mamá parándose.
Lo tomé de la mano y lo saqué a la calle.
– Qué crees que haces? – le pregunté.
– Yo ya hablé con mis padres y venía a habla con los tuyos –
– Y sin preguntarme? A mí! ? –
– No se te ocurrió que talvez yo no quería contar nada ? –
– Si, no, bueno yo sólo quería arreglar las cosas – dijo.
– Arreglar qué? Qué te dijeron tus padres? –
– No les pareció nada de bien la noticia. Me retaron y me retaron. Mi papá dijo que quería tener una reunión con tus papás para ver cómo lo iban a solucionar –
– No hay nada que solucionar, sólo fue un atraso –
– Si hubieras hablado conmigo antes, no hubieras armado tanto alboroto –
– No estás embarazada? – con cara de sorpresa.
– No –
– Que bueno, pero yo igual estaba dispuesto a todo lo que fuera necesario por ti – me dijo.
– Te amo – me dijo abrazándome.
– Yo también te amo – le dije.
Desde ese día pasó a ser mi novio oficial y fue bien recibido en mi casa. También me presentó en su casa como su novia.
– Una buena lección le diste a mi hijo – me dijo su madre riendo.
– Una buena lección que yo también aprendí – le dije .
– Sabes ? Creo que nos vamos a llevar bien – me dijo.
Mi suegro era un tipo encantador, simpático de buen humor y muy atento conmigo. Le gustaban mis piernas, así que aveces ,descuidadamente le mostraba más de lo debido.
En mi casa no tenía problemas en ese aspecto, mi hermano chico me había visto en calzones desde chico y muchas veces desnuda. Y mi papá también, por lo que no andaba preocupada si se me veía algo o no.
También desde ese día comencé a tomar pastillas anticonceptivas. Iba a todas las fiestas que habían en su casa y él en la mía. Salvo la navidad y el año nuevo que nos juntábamos después de las doce.
En una fiesta familiar en su casa, en la que lo habíamos pasado muy bien, Alex quiso ir a dejarme.
– Carito, cariño, Alex no está en condiciones de ir a dejarte, míralo – y era cierto, estaba pasado de copas y mi suegro peor.
– Si, tiene razón, puedo tomar un taxi – le dije.
– No me da confianza que te vayas sola y tan tarde. Porque no te quedas? Yo voy a llamar a tu mamá para decirle que te vas a quedar –
– Toma, habla con tu mamá – me dijo mi suegra pasándome el teléfono.
– Aló? Mamá? –
– Hola hija, sabes que Elena tiene toda la razón, prefiero que te quedes y me alegro que hayas llamado así puedo dormir tranquila – dijo mi mamá.
– Si mamá, duerme tranquila que estoy bien – esa fue la primera noche que dormí con él.
Tuvimos mucho cuidado de no meter mucho ruido, aunque ellos ya sabían que obviamente nosotros íbamos a tener sexo. Y se sintió rico, no sólo por el sexo, sino porque fue un sexo consentido por todos.
Buen relato pero faltaron más detalles. Historia de la vida que muchos pasamos en la juventud
Nos debes la relacion del titulo con el relato