Fimosis
Embarazo .
Como era de costumbre, nos acostamos a ver televisión y yo le hacía el masaje nocturno. No lo necesitaba, ya no tenía el problema, pero era una costumbre, un gusto para mi y un placer para él.
– Recuerda que me tienes que avisar cuando te vayas a venir – le dije mientras lo masturbaba. A medida que iba creciendo su pene también lo hacía. A sus 12 años debe haber medido unos 13 centímetros. Me gustaba ver la televisión y mirar de reojo como mi mano subía y bajaba por su erección, sentía que me mojaba, incluso aveces me tocaba sin que él se diera cuenta.
De pronto veo que hace como un espasmo y veo que empieza a eyacular. Rápidamente lo metí en mi boca y comencé a recibirlo, pero era mucho y tuve que empezar a tragar. Al final me lo tragué todo, me gustó.
– Te gustó? – le pregunté relamiendome.
– Ah, sí mamá, estuvo rico –
– Que bueno, ahora dese vuelta y vamos a dormir –
Se dio vuelta, apagué la televisión y se quedó dormido. Me pegué a su trasero para dormir, pero me costó un rato, todavía estaba excitada.
A la noche siguiente, después de masajearlo un poco comencé a chupárselo. Ahora se hizo costumbre, todas las noches me tragaba su leche
Después de su cumpleaños número 13, de la fiesta con sus compañeros y compañeras, cuando todos se fueron, llegó a acostarse conmigo. Yo me había acostado a ver televisión y lo había dejado con sus compañeros.
– Te gustó tu fiesta? –
– Si mamá, muchas gracias –
Se había acostado sólo con una camiseta. Me abrazó, le di un beso suave y le tomé su erección y lo acaricié.
Yo estaba de espaldas y el vuelto hacia mi, sentía en mi pierna su glande húmedo, caliente, suave y duro.
Si pensarlo mucho, le dije que le tenía un regalo.
– Un regalo? Qué es? –
– Ven, súbete encima mío –
Con mis piernas dobladas, tomé su pene y lo puse a la entrada de mi vagina.
– Ven, mételo – le dije empujando mi pelvis hacia él.
– Despacio, no te apures –
– Así, lentamente, muévete despacio, mételo todo, profundo – lo iba guiando, era su primera vez y yo lo estaba disfrutando.
Hacía tantos años que no tenía sexo, tantos años masturbándolo y como un año chupándolo, que no pude resistir y tuve un orgasmo mientras lo guiaba. Un orgasmo delicioso, maravilloso y era mi hijo el que me daba esa felicidad. Él no se dio cuenta de mi orgasmo, no se de tuvo, no me dio tiempo y tuve un segundo orgasmo, tan fantástico como el anterior y sentí cómo me llenaba.
– Hijo, esto fue tu regalo de cumpleaños. No debería repetirse –
– Y porqué no, mamá? –
– Porque eres mi hijo, y las madres no hacemos el amor con los hijos –
– Pero si yo te amo –
– Yo también te amo, pero ahora bájate para ir al baño – le dije tomando su cara y besando sus labios.
– Deja quedarme así un ratito – me dijo y lo dejé. Lo que me extrañó es que no perdió la erección, poco a poco comenzó a moverse y lo seguí en sus movimientos, se sentía tan bien que en un momento estaba sacando mi pasión reprimida que brotaba caliente como la lava de un volcán. Una y otra vez, mis espasmos, mis gemidos, mi placer se derramaba por mi cuerpo. Perdí la conciencia del tiempo y de la cantidad de orgasmos.
A la noche siguiente le dije que sólo se lo chuparia, pero fue imposible no montarlo, estaba tan rico que mi deseo fue mayor que cualquier aprensión. Y la noche siguiente, la subsiguiente y las demás. Entonces me di cuenta de que ya no íbamos a parar fácilmente. Pasé una tarde, a la salida del trabajo, a una farmacia a comprar píldoras anticonceptivas.
Me sentía culpable de estar comprando anticonceptivas para coger con mi hijo.
A fin de mes debía llegarme mi periodo y no llegó. Me asusté, pero no era la primera ves que tenía un retraso. Seguia teniendo sexo todas las noches pero estaba tomando anticonceptivas.
A la semana siguiente decidí hacerme una prueba, compré en la farmacia un test y al llegar a la casa fui al baño y oriné sobre él. Esperé sentada y ansiosa unos minutos. No quería mirar el resultado, tenía miedo que saliera positivo. Levanté el test y lo puse frente a mis ojos…positivo! Estúpida! Me dije a mi misma. No tenía pensado ni ganas de tener guagua. Y menos un hijo de mi hijo.
Qué voy a hacer ahora, cómo lo explico…
como sigue
OH que buen relato caliente y lujurioso. Me tuve que meter al pelado con polera para atrás y casi mojo el teclado de mi laptop.
Saludos.
Que rica experiencia, ese niño es afortunado ❤️