Folle a mi hermano
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No me siento orgulloso de lo que hice, sobre todo por las consecuencias posteriores; consecuencias que empiezo a intuir más que sufrir ya.
Mi nombre no importa, digamos que Antonio, y mi edad actual de 25 años. Lo que voy a contar sucedió hace 5 años y mi disculpa…, creo que no la tengo; si hubiese sido un hecho único y fortuito, tal vez, pero llego a ser algo más.
Ricardo, llamemosle así, nació teniendo yo 9 años y, de niño, nunca le preste demasiada atención. Era algo indiferente para mi. Cierto que deje de ser el foco de atención, pero nunca me falto de nada y gracias a él mis padres dejaron de atosigarme. Creo que me convertí en un niño callejero. En mi adolescencia no tuve problemas para salir casi cuando me apetecía y a los 17 ya tenía amplia experiencia en todo tipo de juerguecitas. Tuve mi primera relación sexual a los 16 -en realidad si me refiero a las mujeres, pues masturbarme en compañía de un amigo lo hice a los 14- y tengo novia más o menos formal desde hace 4.
Mi hermano -que extraño me resulta hablar de él, y más en estos terminos- creo que siempre me tuvo como un modelo. Desde siempre lo recuerdo pendiente de mi y tratando de agradarme. Tengo en mi memoria multitud de recuerdos ejemplo de su fascinación por mi. Huelga decir, ya que aquí cuento mi relato, que esa idolatría incluía lo físico. Tengo que admitir que soy atractivo y de hermosa figura , siempre he practicado deporte; si a eso añadimos la atracción que manifiestan los niños por los rasgos atléticos, es fácil deducir que no era infrecuente que me lo encontrara mirandome medio embobado cuando andaba medio desnudo por casa. Reconozco que a mi esto me gustaba, pero sin nada morboso por medio; al menos al principio. Empecé a notar su ingenua fascinación desde que él debía de tener 8 años, tenía yo por tanto, 17.
Mentiría si dijese si desde aquel momento hasta que ocurrió lo que ocurrió, no hubo nada sensual. Había, pero era algo que hacía por simple exhibicionismo y animado por su inocencia. En ningún momento me sentía atraido fisicamente. No soy pedofilo y ni siquiera creo tener instintos homosexuales (soy fundamentalmente hetero), y a todo esto habría que añadir la cosa del incesto y lo que significa conocer a alguien desde que es un bebe. ¿Qué puedo decir?, ¿qué esto es mentira?, pues debe serlo, por lo menos desde hace 5 años. Tendré que admitir que soy pedofilo, homosexual e incestuoso, qué si no.
Había salido yo de la ducha y se me ocurrió, por aquel gusto que me daba exhibirme, el salir desnudo para vestirme en mi habitación, sabiendo que sólo estaba mi hermano en casa y con la esperanza de que me viera. Así sucedió.
Su mirada quedó clavada en mí, hipnotizado, al verme por el pasillo. Yo, al comprobar, primero su alelamiento y después su azoro, no dudé en quedarme quieto delante de él, dejando que me viera bien al tiempo que le hablaba.
-¿Qué miras?
-Nada -respondió tras un momento y ponerse colorado.
Entonces sucedió algo que no esperaba y ni me había planteado: empece a fijarme en lo increiblemente guapo que era. No sé si está bien que lo diga, pero nos parecemos bastante; se nota de sobra que somos hermanos. Tenía 11 años y los rasgos hermosos de una chica; me fije en sus ojos, en su boca… y mi pene se puso en semierección. De repente, me vino a la cabeza toda la perversión que os podeía imaginar; allí estaba él y sabía que podía hacer con él lo que quisiera, ¿qué importaba?;¿quién podría pararme?, el cielo estaba abierto para mí. Y mi pene se empezó a empinar más y más. Las hormonas ocupaban mi cerebro y aquella perversión tan a mano, repentina e increiblemente morbosa me comenzó a excitar como nunca nada me había excitado.
El no podía quitar su vista del mástil enhiesto que tenía delante. Yo agarré mi polla por la base del escroto, apretandola, haciendo que la sangre se acumulara hasta que el glande parecia que iba a reventar.
-¿Qué te parece?
Él estaba tan turbado que no me podía contestar; sólo levanto su mirada hacía mis ojos. Nuestras miradas se cruzaron y yo vi bien claro que él no entendía nada de aquello, su fascinación era puramente inocente, no había en aquello suyo un deseo sexual, sencillamente porque ni podía imaginarselo. ¡Y eso me excito aún más!
-¿Sabes cómo es la cosa de adultos? ¿Sabes de sexo? -le dije emburullado.
Él negó con la cabeza.
-Ven -le dije decidido a llegar hasta donde pudiera, y me lo lleve para mi habitación.
Apenas me llegaba al pecho, era sin duda un niño todavía. Cogí su mano y la puse sobre mi polla. Hice que la acariciara, que la tomara con las dos manos.
-¿A que tú no la tienes así?
-No -acertó a decir en un balbuceo.
Le notaba forzado, pero al mismo tiempo curioso y, desde luego, obediente, y eso era lo mejor.
-Dejame verte a ti -y lo empecé a desnudar.
A cada prenda que le quitaba me excitaba más y más. Ahora me volvía loco el ver aquel cuerpecito. Nunca antes se me había pasado por la imaginación que pudiera tener atracción por un cuerpo infantil; y, sin embargo, en aquel momento no hubiese cambiado a mi hermanito por la más apetitosa de las mujeres. Lo deseaba violentamente. Cuando sólo le quedo el slip paré un momento para deleitarme contemplandolo. En un segundo iba a poder ver su pollita, acariciar su redondo culo. Lo hice. Era todo tan vicioso como esperaba. No tenía pelo pero su verga había empezado a desarrollarse y la hacía apetitosa. Decidí tranquilizarme para poder, con calma, todo tipo de cosas:
1- Tumbado Ricardo en la cama, me meto toda la polla en mi boca. Chupo con delectación. El se empalma hasta alcanzar unos 10 o 12 cm. Aprovecho su pequeñez para introducirme todo el paquete, ambos testiculos incluidos. Me deleito hasta cansarme.
2- Como si fueramos amantes iguales, lo pongo en posición de 69 y le digo que me la chupe al tiempo que yo sigo con lo propio. Mi polla, de unos 18 cm, apenas cabe en su boca.
3- Quiero ver como me la chupa y me siento al borde de la cama. El, de rodillas en el suelo coge mi polla con las dos manos y la mete dentro. Le digo que me mire a los ojos mientras lo hace. Es muy hermoso y sus ojos siguen inocentes mientras su boquita succiona.
4- Su culito. Lo hago ponerse a 4 patas sobre la cama. Abro y admiro aquel agujero. Se la pienso meter pase lo que pase. Lo embadurno de lubrificante. Le meto el dedo e introduzco gran cantidad de crema. Coloco la punta de mi nabo en la entrada del orificio y empieza lo bueno…
-¡Ayyy!
La he metido un poco. Lo sujeto bien para que con sus movimientos no se salga. La meto más. No es fácil pero estoy disfrutando mucho.
-¡Ahhh!
-Es necesario que sepas como es un hombre -le susurro.
La cabeza está metida, pero es necesario empujar más para que se meta toda.
-Tengo muchas ganas de metertela toda por el culo y follarte bien. No sabes lo mucho que me gusta. ¿Es que no quieres que seamos algo más que hermanos?
-Si -responde él
-Esto que estamos haciendo es muy fuerte. Somos amantes. ¿No quieres que te la meta toda?
-No sé. Es que duele.
-Pues disfruta de eso. Piensa en mi polla metiendose en tu culo. ¿Verdad que te gustaría llegar a tenerla toda dentro?
-Sí -dice porque sabe que es lo que yo espero.
Y entonces empujo. Mi polla entra gloriosa hasta el fondo y emprendo un mete-saca bestial. Le estoy destrozando el culo. Lo sé. Pero también sé que a partir de ahora disfrutare del sexo más que nunca.
4- Ya desvirgado, su culo se ensancha con facilidad. Tiene 11 años y su cuerpo se adapta muy bien. Hago todo tipo de posturas, siempre metiendosela hasta el fondo.
Cuando me harte de joderlo, lo bese lujuriosamente bebiendo su saliva.
Aún me quedaban muchas cosas por hacerle. Durante los cinco años que llevamos jodiendo he practicado de todo con él. A veces practico el sadismo. Le he enseñado a disfrutarlo todo y es obediente. Empecé ajugar con sus cojoncitos el día que cumplio doce años. Quise hacerle algo especial y se me ocurrió introducirlo en el sado. El lo acepta todo
Desde aquel día, siempre que estabamos solos haciamos una orgía. Pero al cumplir los doce, me obsesione con la idea de hacerle un seguimiento genital y lo de antes no me bastaba. Hice porque durmieramos en la misma habitacion y lo consegui. Nuestras orgias fueron casi diarias. No quería perderme el día que diera su primera leche, por eso todos los días lo mamaba bien. Me encantaba tener aquella polla en mi boca, verla cada dia mas grande, las primeras humedades, y, por fin, su primera leche. ¡Como la disfrute! Aquel suave vello que vi brotar…
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